Joven, si gastas tu juventud solamente divirtiéndote,[1R 18:27; 22:15; Lc 15:12-13] si usas tus años tempranos solo para entretenerte,[cp 12:1; 1R 18:12; Lm 3:27][Nu 15:30; 22:32] si sigues tu corazón mientras vives tu vida,[Dt 29:19; Job 31:7; Sal 81:12; Jer 7:24; 23:17; 44:16-17]] y dejas que tu corazón sea tu guía, pero no la vista de tus ojos;[Hch 14:16; Ef 2:2 -3] entiende que por todas estas cosas[Ge 3:6 6:2; Jos 7:21; 2S 11:2 -4; Mt 5:28; 1Jn 2:1516; 1Pe 4:3 -4] Elohim te traerá a juicio.[Hch 17:30-31; Ro 2:5-11; 1Co 4:5; 2Co 5:10; 2Pe 3:7; He 9:27; Re 20:12-15]
En este momento final de su composición el Predicador vuelve a reflexionar sobre la muerte. Su mensaje es que en vista de la muerte el hombre debe aprovechar la vida. Su pensamiento es paralelo al del Salmo 90: Enséñanos a contar nuestros días, de tal manera que traigamos al corazón sabiduría (Sal_90:12). Hoy diríamos: “El pesimismo es malo, el optimismo engañoso, el camino justo es la fe.” Por eso su exhortación es contar siempre con Dios, en los días pletóricos de la juventud como en los días melancólicos de la ancianidad. Y para hablar de la muerte el Predicador se vuelve poeta, porque la muerte se hace plenitud cuando la vida se ha vivido en la presencia de Dios. Y hay un momento propicio y adecuado para buscar a Dios y es el momento de la juventud que es el momento de las grandes decisiones de la vida. Si la decisión por Dios ha sido la correcta, toda la vida es, no vanidad, sino plenitud. Y en esto desemboca el peregrinaje que nos ha conducido el Predicador en su obra. Alégrate, joven en tu adolescencia (v. 9). Es un consejo positivo; la juventud se pasa, antes de que eso suceda hay que gozar de ella. Anda según los caminos de tu corazón, o sea, la vida es tuya, vívela de la manera que creas adecuada. Pero recuerda: Dios te traerá a juicio. El camino del placer tiene sus riesgos, eso ya lo ha dicho el Predicador (Job_2:12), por eso la invitación a una prudente reflexión. Libertad, sí, pero libertad con responsabilidad. Retengamos que el Predicador no quiere amargar los momentos felices del joven, trayendo a su memoria el juicio de Dios, pero sí quiere en el joven una vida responsable. Quita, pues, de tu corazón... aleja de tu cuerpo... vanidad (v. 10). “La vida es muy corta para hacerla pequeña”, es un refrán contemporáneo que está dentro del pensamiento del Predicador. Hay muchas maneras de empequeñecer la vida: hay que huir de todas ellas. Alégrate ahora que eres joven. Déjate llevar por lo que tus ojos ven y por lo que tu corazón desea, pero no olvides que un día Dios te llamará a cuentas por todo lo que hagas.