Joaquín Barriendos Rodríguez Joaquín Barriendos Rodríguez va néixer a Mèxic Districte Federal, fill de pare aragonès i mare mexicana. Els seus pares són Miguel Barriendos Barriendos -aragonès- i Ana Laura Rodríguez Valencia -mexicana-. Els avis paterns José Barriendos i Saturnina Barriendos -aragonesos-. Els avis paterns eren republicans. L'avi era músic i treballava a Barcelona quan es va iniciar la guerra. El major dels seus fills es va anar voluntari al front i el van matar, i l'avi va decidir que els altres fills s'havien d'anar fora d'Espanya i els va apuntar en un viatge de nens cap a Mèxic amb la consigna que aviat tornarien a veure als seus pares. El pare de Joaquín va arribar amb set anys a Mèxic. Va ser un dels mes petits i sempre esperant l'hora de tornar-se a trobar amb els pares, al cap del temps es van assabentar que la mare havia mort. El pare de Joaquín va estudiar en l'Instituto Vives, després va treballar de fuster i en algun moment va estar en la cadena Sears, allí va conèixer a la seva dona i es van casar. Joaquín va estudiar en una escola pública del govern i en la Preparatoria número 5. Va decidir residir a Barcelona a partir del 2002 Joaquín Barriendos Rodríguez nació en México Distrito Federal, hijo de padre aragonés y madre mexicana. Sus padres son Miguel Barriendos Barriendos -aragonés- y Ana Laura Rodríguez Valencia -mexicana-. Los abuelos paternos José Barriendos y Saturnina Barriendos -aragoneses-. Los abuelos paternos eran republicanos. El abuelo fue músico y trabajaba en Barcelona cuando se inició la guerra. El mayor de sus hijos se fue voluntario al frente y lo mataron, y el abuelo decidió que los otros hijos se tenían que ir fuera de España y los apuntó en un viaje de niños hacia México con la consigna de que pronto volverían a ver a sus padres. El padre de Joaquín llegó con siete años a México. Fue uno de los mas pequeños y siempre esperando la hora de volverse a encontrar con los padres, al cabo del tiempo se enteraron que la madre había muerto. El padre de Joaquín estudió en el Instituto Vives, después trabajó de carpintero y en algún momento estuvo en la cadena Sears, allí conoció a su mujer y se casaron.
Joaquín estudió en una escuela pública del gobierno y en la Preparatoria número 5. Decidió residir en Barcelona a partir del 2002.
Entrevista Mi nombre es Joaquín Barriendos Rodríguez y este apellido, Barriendos, se ve que es típico del pueblo donde nació mi padre, Chipriana en Zaragoza. Soy hijo de Miguel Barriendos Barriendos, mi abuelo se llamaba José Barriendos y la abuela Saturnina Barriendos, así que se conjuntaron dos Barriendos, tengo una hermana que actualmente vive en México que se llama Laura y mi madre se llama Ana Laura Rodríguez Valencia. ¿Sabes un poco la historia de tus abuelos? Sé poco, mi padre ha contado poco de su infancia, de antes de ir a México y la vida de México también la conozco a retazos solamente. Sé que era una familia abiertamente ‘roja’ vamos a decirlo así, republicana, por lo cual el tema de la guerra les tocó de manera directa, ideológica y vivencialmente. ¿Tus abuelos estaban en algún partido político? Creo que no, el hermano de mi padre, el hijo mayor estuvo peleando con los republicanos y para cuando mi padre se exilió en México lo habían matado en el frente. Mi padre tendría unos siete años o sea que él tendría 16 años más o menos. Esto fue creo yo, nunca me lo han contado, pero influyó en el hecho de que mi abuelo, cuando oyó la noticia de que había la posibilidad de mandar a los niños a México, pues que tomaran la decisión de hacerlo. ¿Tú sabes cómo lo hace, cómo mandan a los niños? Lo que tengo entendido es que unos años antes habían migrado a Barcelona, es decir ellos nacieron en este pueblo de Zaragoza, él era músico, tocaba en grupos de música tradicional y tal y se ve que por alguna cuestión laboral de mi abuelo habían tenido que venir a Barcelona. Los conflictos fuertes de la guerra les tocaron estando en Barcelona y sé que hay una polémica con la madre que en parte quería proteger a sus hijos pero no se decidía a la separación, hasta que después de un tiempo decidieron mandar a mi padre, a su hermana Lola y a su hermana Joaquina. Entonces, como todos ya sabemos, era la promesa de que iban a ser sólo tres meses, esperar la victoria tan anunciada del bando y volver. ¿Sabes un poco de la historia de tu papá como niño de Morelia en México?
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Lo que sé es que sufrió mucho el ser muy pequeño, porque me parece que él no estaba dentro del rango de edad aceptada, él era me parece, un año más pequeño de lo que debía ser, porque claro, muy pequeños era una carga extra.
Los padres de Joaquín, Ana Laura y Miguel Alguna vez me contó mi tía, que la madre pidió que fuera él porque iba con sus hermanas y que las hermanas se encargarían o algo así. Me parece que fue con siete años cuando el promedio era como de 11 o 12 y esto fue algo que lo marcó bastante porque con el paso del tiempo, estando ahí y perdiendo la expectativa de volver pronto, digamos que conforme avanzaba el abandono del propio Instituto de Morelia, pues cada uno tuvo que valerse por sus propios medios. ¿Tienes una idea de cómo fueron estos días en Morelia? Sé poco porque no lo pasaron bien, sé que mi padre no tiene un recuerdo bueno, los mayores le robaban la ropa, la comida, claro pues él era más pequeño y le era más difícil. Pasaban bastante hambre, varias veces se acuerda que comían los plátanos con todo y cáscara por hambre, sé que durante algunos años no fue una buena época. Se cayó en algún momento como en una especie de pozo de drenaje o una cosa así, lo encontraron al otro día después de 12 horas y él había cogido tuberculosis o alguna enfermedad respiratoria importante y entonces estuvo bastantes meses delicado y esto le ha marcado un poco la pérdida del oído con el tiempo. Y bueno pues fue una época dura, no la tengo tan presente.
¿Cuándo deja los niños de Morelia cuál es la ruta de tu padre, qué hace?
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Mi padre estaba muy marcado por el hecho de que las monjas de su pueblo, aquí en Zaragoza les habían quitado todo, es decir al cabo de unos años, -y la gente del pueblo sabe quién testificó de que eso no era de ellos-, bueno una patraña histórica de estas tremendas y ellos lo perdieron todo, aparte de perder dinero en efectivo, las tierras se las agenció directamente el clero. Entonces él tenía un especial repudio a la figura eclesiástica y sé que esto en México le marcó y también por su carácter rebelde él siempre tuvo problemas, por ejemplo de decir cosas de más, lo cual le llevó a los 12 años a irse de este sitio de Morelia. Me parece que en algún momento, después de algunos años, separan a hombres y mujeres, en lo que después fue el colegio Vives. Entonces él sale de Morelia, llega a México y ¿cómo ha sido desde ahí? Él se fue de ahí, se fugó y lo único que tenía era una dirección de donde él creía que una de sus hermanas vivía en México. La buscó y sé que tardó como dos días en encontrarla pero luego se juntaron y ahí comenzó un poco a buscarse la vida, claro era diferente a lo que hoy pensamos, sin padres, sin dinero, sin oficio, sin nada pues. Dices que no se volvió a ver con sus padres ¿Verdad? No, no se volvieron a ver. Ellos se enteraron además mucho tiempo después de que la madre había muerto, la atropellaron. Yo me imagino que esas ilusiones por las figuras del padre y de la madre, por más lejanas territorialmente que estén y la situación por más difícil que sea, siempre se tendrá la ilusión por ellos. El registro de los niños de Morelia Tu padre estudió en el Vives ¿no? y después cuando sale de la escuela ¿Qué hace? ¿Trabaja? Sí, parece que él siempre fue muy diestro con el tema manual, yo creo que les daban oficios en Morelia, tenían talleres, muchos eran panaderos, de hecho yo creo que de
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pequeño hizo cosas de carpintería y que durante los primeros años trabajó como carpintero. ¿Cómo se conocen tus padres? Mi madre es del D.F., de familia lejana de Michoacán. Mi padre empezó a trabajar en Sears, era la época en la que se instalaban estos grandes corporativos norteamericanos y generaban empleo y ahí conoció a mi madre, pero claro esto pasó cuando mi padre ya tenía 30 y pico de años. O sea que de los 12 a los 30 es un interrogante la vida de mi padre, lo que creo es que mi padre fue muy trabajador en el sentido de que es muy serio y muy responsable, de hecho supongo que fue manteniendo trabajos que le permitían sustentarse hasta que llegó a éste de Sears donde trabajó 20 años o más, hasta que se jubiló.
Niños saludando ¿En qué escuela estuviste? Yo estudié en escuelas de gobierno, de ahí pasé a la UNAM a la Facultad de Filosofía y Letras a estudiar Historia, o sea que no pasé por el Madrid. Pero en Filosofía y Letras empezaste a tener un montón de maestros que eran del exilio, me imagino. No tanto ¿eh?, digamos que las grandes figuras para cuando yo estudié ya no estaban, ya eran eméritos. De los que andaban por ahí cuando yo estudiaba eran por ejemplo Luis Villorio, Sánchez Vázquez daba clases todavía, pero no mucho más. A mi me tocó la UNAM con la huelga y digamos que era un momento donde ya no estaban los grandes que en otro momento estuvieron. ¿Qué te hace venir a España, específicamente a Cataluña? Fue medio coyuntural, fueron las ganas de salir, las ganas de estar fuera, hubo una persona que me motivó mucho a venir, fue de estas personas que te dicen las palabras exactas en el momento exacto.
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¿Te has preocupado en algún momento de tu vida en averiguar la historia de tu papá o lo has dejado así? ¿Preguntarme por la vida de mi padre? no me lo pregunto por lo que yo soy, sino por él, por interesarme en él, por cómo lo vivió, por cómo lo vive ahora, por cómo lo recuerda, esa parte siempre me ha generado interés, he respetado ese silencio, éste no contar la vida, lo he respetado, obviamente. Pero ahora creo que hay cambios, ha empezado a escribir, está escribiendo también una novela en la que el protagonista es él, entonces son claros indicios de que algo por dentro le orilla a poner en conocimiento de los demás lo que él piensa de sí mismo, de lo que fue su vida como un impulso muy natural. Yo, digamos, estoy esperando que nos lo diga de la manera en la que él ha querido contárnoslo, porque es así como creo que él puede hacerlo. Entonces claro que me interesa, pero creo que esto tiene sus tiempos, tiene sus maneras y me emociona que sea así también. ¿Tu contexto familiar y el hecho de que tu padre fuera niño de Morelia han influido en tu vida? Depende de cómo lo vea uno, yo y mi familia pues existimos en la medida en que hubo ese exilio, pero claro eso es tan abstracto como todo lo que tuvo que haber pasado para que fuera así, pues son esa y mil millones más de variables ¿no? es decir, ésta es una más entre ellas. El General Cárdenas con los niños Pero en mi caso, el tema español, catalán o aragonés, no es un problema de identidad, en lo absoluto, es decir, mi padre no tiene el menor conflicto de identidad, él sabe que nació en España y sabe que por lo tanto tiene pasaporte español pero llegó aquí con siete años, él es pues 45 años más mexicano que yo. ¿Ellos dónde viven ahora? Ellos se vinieron aquí hace 10 años, pero bueno también fue una cosa no por regresar a su tierra, se querían ir de la ciudad de México porque allí es imposible vivir, hay que conducir y cuando te haces mayor la ciudad de México es complicada. Pensaban irse a Morelia o a Mérida, o a Veracruz, pero hicieron un viaje aquí y dijeron “mira que también es un pueblito agradable, pues venimos aquí, a ver qué tal” no era resarcir su pasado ni regresar al pueblo.
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Escuela España-México ¿Has tenido facilidad para encontrar trabajo aquí en Cataluña? Bueno es una pregunta difícil de responder en mi caso, porque yo me dedico a trabajar por mi cuenta y trabajo digamos por proyecto. Entonces he vivido de subvenciones, como editor y de cosas puntuales, es decir nunca he tenido que salir a pedir trabajo en el sentido estricto. Y ahora que me lo planteó, lo veo difícil y complicado en el sentido de que depende en qué dimensión se quiera conseguir trabajo aquí, pues puede ser muy fácil o muy difícil. Es decir, si yo quiero trabajar en el sector cultural, por ejemplo como asistente de producción de un festival que hace una fundación o un colectivo privado, pues es fácil, es un trabajo móvil, sólo hace falta tener los contactos y demás. Ahora, sí quiero trabajar en el sector cultural pero, digamos, como funcionario para la Generalitat por ejemplo, pues entonces ya no es tan sencillo porque también requiere de una serie de contactos y demás, pero ya hay toda una serie de condicionantes socioculturales que digamos lo vuelven un poco más complicado. Ahí empieza a regir el que seas catalán o no lo seas, que si tienes el título de Cataluña o no lo tienes, bueno cosas así técnicas, administrativas, culturales, que bueno que a ciertos niveles empiezan a tener más peso que en otros. El trabajo free lance es más fácil, lo que pasa es que es un trabajo mal pagado, sin prestaciones.
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Miguel en un homenaje a los “niños de Morelia” ¿Cómo te tratan los catalanes? Bueno a mí muy bien, me ha ido muy bien aquí porque también reúno una serie de condiciones. Digamos que en general los europeos frente a los mexicanos, a pesar de que consideren cosas como, por ejemplo que no trabajamos y demás, pues también los consideran muy simpáticos, y yo no respondo además físicamente a un patrón prehispánico americano ¿no? Entonces claro, hasta que no hablo la gente no sabe que soy mexicano y luego mi tono de voz tampoco es estandarizado. Entonces eso es un punto a mi favor en el sentido de que yo no tengo directamente ciertos problemas ni de papeles, ni de discriminación, que mucha gente vive. En este sentido, para mí ha sido fácil y me ha ido bien. ¿La idea previa que tenías de Barcelona cambió cuando viniste aquí? ¿Cómo fue ese contraste? La imagen de Barcelona que yo tenía es más o menos la imagen que la gente de afuera tiene, una ciudad muy actual, muy cosmopolita, con mar, pequeña, éstos son puntos a su favor que se ven desde fuera. Y claro, también Barcelona es una ciudad muy complicada para vivir, en el sentido digamos de que vivir aquí tiene muchas implicaciones que yo no he terminado de asumir.
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¿Cómo qué? Bueno, cosas como por ejemplo que si uno quiere vivir aquí tiene que construirse una vida un poco al margen de la ciudad turística, de la ciudad de lo cotidiano, que es una ciudad que funciona pero para un ritmo de servicios, para vidas temporales, para gente que viene a estudiar o a trabajar, pero de paso. Digamos que no hay redes sociales, aquí donde yo vivo en el centro, no existen, el que vende pan es un paquistaní o el otro cambia cada tres días, no hay un tejido social fuerte aquí en el centro. Entonces si uno quiere vivir aquí creo que tiene que construirse una ‘vida off’, fuera de esto, y claro, implica asumir tener un trabajo más estable, no pagar el alquiler porque es carísimo y una serie de compromisos que te dan asiento en el sitio. Y esa parte yo no sé si la termino de asumir del todo. Aprender catalán, yo lo hablo pero, pero aprender catalán oficialmente, que no es hablarlo sino tener un papel que dice en qué nivel estás, ¿sabes? y estas cosas que no sé, como que no las terminó de asumir. Pero por otro lado Barcelona es una ciudad que, o es difícil o es muy facilona, para hacer una vida fácil Barcelona se presta muy bien, en el sentido de que con trabajos mal pagados y pisos de alquiler y demás, es una ciudad en la que se puede vivir. Ahora, tener una calidad de vida buena, tener amigos sólidos estables y demás, pues ya no es tan sencillo, hay que quedarse aquí y construirlo, lentito, ¿no?, eso es lo que veo.
La viuda de Cárdenas con los “niños de Morelia” ¿Qué opinión tienes de los catalanes en general? Muy buena, claro lo que pasa es que yo cuando llegué aquí vivía en Sarriá y entonces claro allí te encuentras con este catalán estándar ¿no?, una persona mayor, típico votante del CIU y aquí en el centro de Barcelona donde vivo ahora, pues es que la cultura
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catalana no existe, sabes que existe pero no convives con ella, es ése el problema de ciertas partes de Barcelona. Aquí donde yo vivo esta cultura no está porque se ha exiliado de esta ciudad de servicios, obviamente, porque claro nadie puede vivir aquí y pretender construir su vida no es posible, la cultura catalana tiene sus submundos, sus maneras de moverse ¿no? Entonces claro la integración con una cultura catalana es maravillosa pero hay que estar allí donde la cultura efectivamente pasa, para eso hay que vivir aquí, ser vecino. ¿Te ha sido fácil tener amigos catalanes? Sí, ése no es el problema, es un problema de planificación urbanística, con el tema catalán esas cosas de los problemas que se pueden tener son de otra índole, en el sentido de que a lo mejor uno hace las cosas de una cierta manera y el otro de otra, pero es una cultura en la que se puede vivir desde luego, asumiendo cosas y demás, pero es una cultura que no tiene ningún problema. Pero una cosa es la cultura catalana y otra es la ciudad de Barcelona, o sea si uno se va a vivir a Vic, pues el decir que estas integrando a la cultura catalana es totalmente diferente que decir vivo en el centro de Barcelona y estoy integrado, no tiene ni punto de comparación y claro la vida que yo hago tiene poco contacto con esto. ¿Tienes alguna relación con algún partido político, sindicato u organización política? No, estoy fuera, mi forma de militar es una forma, primero, afectiva y después, intelectual y muy activa. Soy, creo, una persona activa políticamente, pero no en la construcción digamos tradicional, en lo que es el programa político. Los sindicatos y los partidos, digamos que son para mí, objeto de estudio. Creo más en una forma de política y de hacer política activa, más de lo cotidiano, creo que en las relaciones personales están en juego más cosas que en el programa político. Es por esto que no estoy afiliado a nada. ¿Qué piensas sobre toda esta cuestión de la memoria histórica? ¡Vaya tema! La memoria histórica, imagínate es que yo como historiador, cuando digo esta frase hecha ya no sé si le encuentro sentido o no, porque son dos conceptos que juntos se contradicen, juntos trabajan para ciertos fines y también para otros. Es decir es una frase un poco, no sólo muy politizada -que eso es obvio que lo es y es obvio que aquí es una herramienta electoral- pero ya incluso a nivel digamos epistemológico, de pensar. ¿Memoria histórica?, memoria sobre la historia, digamos tengo ciertas dificultades para asumirlo o para poder entender qué es lo que los demás entienden. Entiendo cómo está funcionando a nivel de quién lo echa andar, de a quién no le hace sentido, quién no la tolera, esas cosas pues son más o menos fáciles de entender, pero eso no parece ser el grueso, sino los imaginarios que están detrás de eso, de esas políticas de la memoria, esas sí que son más oscuras.
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Pero a parte de todo esto ¿te parece que es correcto, estas de acuerdo, estas en desacuerdo? Pero bueno ¿por qué memoria histórica?, porque la gente que lo vivió expone sus memorias para recuperarlo, por eso se llama memoria histórica. Es decir que no está en los documentos, sino de los documentos vamos a ir a las memorias de las personas, ¿por eso se llama memoria histórica? Bueno pues sí, ese trabajo está bien, pero no sé si eso es memoria histórica. Yo entiendo la función, por ejemplo, de esta entrevista, el trabajo de la oralidad, lo entiendo perfectamente, el contraste palabra-texto, para el documento histórico y el archivo, lo entiendo. Pero eso cuando ya se convierte en un discurso sobre “debemos hacer tal o cual”, me parece que depende de ¿cómo se va a hacer?, es que hacerlo no garantiza nada, éste es el problema. ¿Sabes? La memoria es muy traicionera, yo puedo pensar que me acuerdo de ciertas cosas, como decía Calvino, cuando vas a una librería has dicho tantas veces que has leído tal libro que ya no sabes si lo has leído no lo, pues imagínate con esto, que es algo que partió a las familias y demás. ¿Qué sé yo que lo que la gente cuenta es lo que es o no es?, eso tiene un valor pero no es un valor histórico, el valor histórico es otra cosa, y lo historiográfico es otra cosa, además construir eso en historiografía porque es muy bueno o porque es un monumento para la sociedad. Entonces claro son como capas que se van montando y que parece que significan algo y que puede ser positivo, pero puede no serlo, ¿sabes? La historia, el discurso histórico y la verborrea historiográfica pues ha servido para cualquier cosa, ahora, el trabajo de un historiador, de recuperar ese trabajo, eso es completamente válido. Digamos, el problema es la transmisión de la memoria histórica, ése es el problema, el problema político historiográfico es la transmisión, ¿para qué sirve? Para hacer un monumento y decir “mira ya recuperamos la memoria histórica”, entonces tenemos la ‘plaza de exiliados niños de Morelia’, ¿o sea me entiendes?, construimos la plaza y lo celebramos cada 27 de tal mes, éste es el concepto, a eso podría llevar un discurso afirmativo de la memoria histórica, bueno, a eso ha llevado siempre. Entonces claro estar a favor o en contra, ¿en concreto de qué? y más ahora que hay como una especie de ciclo generacional, en la transmisión del pensamiento histórico hay ciclos generacionales que son pues capitales. Es decir, no es gratuito que ahora se hagan recuperaciones de imaginarios culturales, cuando este valor, que se está perdiendo, es un valor también de mercado. Es decir, el valor de la novela historiográfica es claramente un valor al alza, ¿no? porque la gente que lo vivió, -que vivió eso que pensamos que tiene sentido-, pues es gente que se está muriendo. Ahora, ¿es malo que se haga? pues no, claro que es bueno que se recuperen las frases del hombre éste, pero digamos que en si mismo no es ni bueno ni malo. Es decir, como historiador es un poco rebuscado, pero va más allá de votar a favor o en contra.
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