INTERNET LITERARIA Tras el estudio del desarrollo de Internet que realicé en mi primer trabajo y de la mirada minuciosa sobre obras nativas de la Red que realicé durante el trabajo de investigación, y tras haber transcurrido el tiempo preciso para contemplar la cuestión con limpieza y claridad, encuentro que existen, con respecto a mi campo de estudio, dos focos importantes de interés para los estudios filológicos actuales y del futuro, más allá de si estos estudios se centran o no en una supuesta literariedad específica hipertextual (cosa que aún está por demostrar, y que solo el tiempo podrá constatar). El primer foco de interés se relaciona con el contenido “textual” de la literatura contemporánea. Con cómo la sociedad de la información, con su profusión de datos conectados, su propensión a la comunicación y facilidad de intervención en la esfera pública, afecta a los gustos e inquietudes de los receptores y a los hábitos de los escritores (un subgrupo del primero que tiende, en cierta medida, a la identificación con éste). Me refiero a una praxis literaria que denominaré literatura de lo real. En la medida en que los contenidos que hallamos en Internet dejan de ser curiosidades subidas a título personal por tecnófilos entusiastas, como pudo ser en sus comienzos el proyecto Gutenberg (Hart, 1992), y pasan a ser los fondos privilegiados de la documentación “real” , el individuo adquiere como lector una capacidad potencial de investigación inusitada tanto en la recopilación de datos fidedignos como en el acceso a material testimonial sin filtrar. La inmediatez con la que cualquier persona puede acceder, por ejemplo, al contenido del Boletín Oficial del Estado a través de Internet (el único medio de acceso desde que recientemente ha dejado de imprimirse en papel), o al material docente que la profesora X utilizó en su clase de 4º de la ESO el 14 de diciembre de 2008, coloca al individuo, en tanto que lector, en una posición inédita estrechamente vinculada a la digitalización de la escritura. Al mismo tiempo, esa digitalización, facilita de tal modo la publicación de contenidos y la creación de nuevos vínculos intertextuales, que queda inevitablemente desdibujada la línea que separa al autor del lector. La persona que hoy en día se enfrenta al “gran texto de la cultura” (en los términos barthianos que tan fructíferos ha resultado para la crítica hipertextual [Barthes, 1994, Landow, 1995]) a través de Internet, lo hace de manera distinta a la tradicional: tiene acceso a las fuentes documentales de aquello que lee, a las localizaciones específicas, a las opiniones de otros lectores, en muchos casos, al contacto directo con el autor... y además, su mero recorrido ergódico y no convencional lo hace coautor en mayor o menor medida, pero en todos los casos, del documento que explora. Obras como The file room de Antoni Muntadas (Muntadas, 1994), concebida como un diálogo abierto y ampliable con el espectador en forma de archivo histórico de la censura; la webnovela de Juan José Díez (2008) sobre la figura del escritor Juan Valera, enlazada a través de la web con las fuentes de documentación y todo el material gráfico y audiovisual del que se nutre; la revisión de textos clásicos como la Biblia que propone BibleMaps a través de sus localizaciones más significativas; los blogs personales de autores, como el de Juan José Millás, en el que tenemos acceso a una parcela íntima de sus inquietudes, pero sobre todo de su relación con la web... son obras en las que el papel del lector dista mucho de la actitud pasiva y sumisa que reclama la literatura tradicional. Se trata de aquello que tímidamente llamé en mi tortuoso primer capítulo del trabajo “estética del conocimiento” y que suscitó no pocas reacciones encontradas durante la defensa que entonces no supe contrarrestar. Literatura de lo real, del mundo de la vida (recordando a Habermas [1992]) si se prefiere, es como lo llamo ahora. Porque se establecen unas relaciones con el mundo sin mediación alegórica, unas interrelaciones casi más del orden de lo personal que de lo literario o ficcional, un descubrimiento empírico del mundo que rompe definitivamente con el saber heredado propio de etapas previas a la modernidad. Se trata de una estrategia que observo demasiado a menudo en todo tipo de textos, no solo en los destinados a ser decodificados por Internet. Intentaré matizar lo que entiendo por Literatura de lo real: no todo documento que consigue o pretende tender un puente entre el receptor y la realidad (sea ésta personal o documental) puede formar parte de esta Literatura de lo real; si esto fuera así, tendríamos que incluir en esta categoría el BOE y la “encuesta municipal de consumo por familias de agua corriente del centro de atención
primaria de Puerto de Sagunto”. Con la palabra “literatura” quiero significar que se trata de textos que guardan cierta intención comunicativa estética, que se inscriben en un ámbito de uso artístico o literario. Por otro lado, la palabra “real”, no hace referencia a una “apariencia de real”, como ocurre en el realismo, ni a una intervención en la realidad con finalidad artística como puede ocurrir en los happenings o las performances vanguardistas. Con “real” nos referimos, por ejemplo, a la página 502 del diccionario de autoridades de 1737 microfilmada de su edición original. La última parte de Naked Lunch de William Burroughs (1989), en la que el autor nos narra en un tono desapasionado sus experiencias personales como adicto a ciertas sustancias, se acercaría a este tipo de estrategia literaria; también lo haría el reality show en el que el hambre, las relaciones, las frustraciones, etc. de los personajes, pueden no ser fingidas. Por otro lado también encontramos, fuera de Internet, tendencias a esta Literatura de lo real en su vertiente menos personal y más documental. Leo en una interesante reseña al último libro de Jorge Volpi (Ucaray), Mentiras Contagiosas, estas palabras del escritor mejicano: “En estos momentos uno de los caminos más seguros de exploración es la simbiosis entre ficción y ensayo”. Y no es ningún secreto la relación difusa que tanto la literatura ha tenido con la ciencia como la ciencia con la literatura durante las últimas décadas. Se trata por tanto de una estrategia narrativa bien conocida. Bien. Lo que mi tesis querría demostrar, es cómo todo texto nativo de la Red, con una mínima intención comunicativa del orden de lo artístico o literario, que fluya según la naturaleza de ésta (sin limitaciones artificiales del tipo “copy right”, acceso restringido, obstrucción a la libertad de modificación...), establece, inevitablemente, un diálogo con lo real a través de sus vínculos y de su propio formato. Y lo hace, además, de una manera mucho más profunda que en la literatura o ficción en los medios tradicionales ya que, mientras en los ejemplos antes citados se usa una plataforma que no nace precisamente con este propósito (novela, televisión...) en la que se vuelca una estrategia simulada de realidad personal o documental, Internet, y muy especialmente la WWW, son fruto, precisamente, del interés por conectar entre sí a las personas reales con sus nombres y apellidos para establecer un intercambio de datos útiles a la investigación científica (Berners-Lee, 2000; Mournier, 2002). Éste podría ser un esbozo de guión de los puntos que me gustaría tratar en mi investigación: Internet literaria parte 1: − Una perspectiva realista de la presencia actual de literatura hispánica en Internet. − Más allá de la estupefacción de las formas (superación de la mecánica ergódica o el texto y la bicicleta) − Usos literarios actuales de Internet: Webs, blogs, wikis, youtube y redes sociales. − La literatura de lo Real. Realidad: un denominador común en la práctica textual del mundo virtual. − La estrategia de “lo real” en el mundo posmoderno. − Análisis de “lo real” en los medios tradicionales. − La estrategia de “lo real” como fundamento del medio Internet. − El protagonismo del lector en el cibertexto. − La responsabilidad social y civil del autor-lector en Internet. − Conclusiones. El segundo foco de interés al que me refería más arriba tiene que ver con la materialidad del texto en Internet. No con su contenido, sino con su forma. A lo largo de mi investigación he observado usos buenos, regulares y malos de la letra digital. He observado tendencias que venían avaladas por prestigiosas voces de la crítica derrumbarse por falta de interés popular y otras, que siendo ignoradas en el mejor de los casos por las mentes e instituciones más relevantes, han conseguido cumplir de sobra sus propósitos. He observado un desconocimiento mayor de la realidad literaria en Internet por parte los supuestos agentes más implicados en la institución que por algunos de sus usuarios más contingentes, y me gustaría dar a conocer cuáles son mis
impresiones y las más generalizadas en la Red, en cuanto al uso de contenidos literarios en Internet, tanto en el campo de la creación como en el de asesoramiento y crítica. El canon literario ha estado siempre ligado a un tipo de filtrado basado en avales de prestigio y en Internet este sistema de avales (Bloom, 1994), que favorece o no la visibilidad de una obra, funciona de una manera lo suficientemente específica para merecer comentario. Se trataría pues, de ilustrar y glosar el (insuficiente, tendencioso, deliberadamente interesado y, a veces, trasnochado) debate sobre el futuro del libro del que tanto se preocupa buena parte del mundo editorial (Rodríguez, 2007). Por supuesto, algunos aspectos técnicos tienen mucho que ver con estos cambios. La inquietante falta de estándares estables para la edición de textos digitales, la carencia de un soporte definitivo de lectura, la práctica inexistencia de software específico y profesional para la edición filológica... son cuestiones en las que disciplinas técnicas como la informática y las telecomunicaciones tienen mucho que decir y aportar. De hecho, recientemente me he sorprendido admirando soluciones en la edición y publicación de artículos académicos, que en el ámbito técnico internacional se están usando de manera cotidiana, de las que jamás había oído hablar en los congresos (incluidos los específicos de edición digital) a los que he asistido en el campo de las humanidades. Me refiero al uso de lenguajes de marcado específicos del tipo LaTex que tanto facilitarían la estandarización y la calidad tipográfica de la edición literaria, tal y como lo están haciendo desde hace décadas con la edición y publicación académica. Pero llegados a este punto tengo que referirme a un comentario que con mucho respeto y tino me hizo el Dr. Josep Lluís Sirera durante mi defensa del DEA. El profesor Sirera advirtió que, en demasiadas ocasiones, el humanista que pretende estar al día hace sonreír a cualquier ingeniero mínimamente especializado con el último “palabro” aprendido de una jerga que le es completamente ajena, y reivindicaba una clara línea de separación entre el campo de trabajo del humanista y el del ingeniero. Planteaba que se le hace un flaco favor a la profesión filológica y se la deja en una situación de ridículo cuando pretendemos colonizar un terreno que no nos compete. Entiendo completamente la apreciación del profesor Sirera porque yo mismo he sentido esa sensación al escribir ciertas cosas, incluso al leer ciertos autores. Por otro lado no deja de ser inaceptable el hecho de que los humanistas, los editores, los escritores... aquellos que en última instancia más se preocupan por el lenguaje y su codificación en la escritura, sean precisamente los profesionales menos cualificados y más desinformados en el campo de esta revolución histórica que supone la letra digital, la doble (o triple) codificación del signo lingüístico. Se impone, por tanto, la necesidad de una perspectiva utilitarista, conservadora, que se ocupe de aquellos sistemas de eficacia probada y que ya están funcionando en otros campos, que no intente ir abriendo camino a la vanguardia de la tecnología porque ésta requiere de todo el esfuerzo y conocimiento que sobre ella aplican las disciplinas que le son propias. En mi investigación me gustaría seguir una línea conciliadora: que se centrara en los fines, en los resultados plausibles para los intereses de la edición filológica, pero en la que se disculpara una cierta intrusión en los aspectos técnicos en aras de la posibilidad de un diálogo interdisciplinar, ahora que nos encontramos en un momento de transición en el que todavía no han sido fijados los campos de acción, los límites de las competencias. Los puntos que, groso modo, me gustaría tratar en esta parte de la investigación son los siguientes: Internet literaria Parte 2: − Fundamentos de la institución literaria. − Presencia de la institución literaria en Internet. − La polémica con los editores. − El enemigo equivocado. − Nociones de buena praxis empresarial. − (Ejemplificación con casos concretos)
− Nociones básicas a cerca de la múltiple codificación del signo lingüístico. − Herramientas para facilitar el trabajo cooperativo en la edición y publicación de textos filológicos digitales. BIBLIOGRAFÍA de obras citadas: − AARSETH, Espen J. (1997) Cybertext: Perspectives on Ergodic Literature. The Johns Hopkins University Press. − BARTHES, Roland (1994) El susurro del lenguaje : más allá de la palabra y de la escritura Publicació Barcelona Paidós. − BERNERS-LEE, Tim con Mark Fischetti (2000): Tejiendo la red: el inventor del World Wide Web nos descubre su origen; traducción de Mónica Rubio Fernández. Siglo Veintiuno de España. Madrid. − BIBLEMAP. URL:http://www.biblemap.org/ − RODRÍGUEZ, Joaquín (2007) Edición 2.0. Los futuros del libro Ed. Melusina, colección circular. − BLOOM, Harold (1994) El canon occidental. La escuela y los libros de todas las épocas Anagrama. Barcelona − BURROUGHS, Williams (1989) El almuerzo desnudo. Editorial Anagrama. Barcelona. − DÍEZ Ruiz, Juan José. (2008) Don Juan en la Frontera del Espíritu. Editorial Juan José Díez Ruiz. − LANDOW, George P. (1995): Hipertexto: la convergencia de la teoría crítica contemporánea y la tecnología [traducción de Patrick Ducher]. Paidós. Barcelona. − HABERMAS, Jürgen (1992) Teoría de la acción comunicativa, Madrid : Taurus. − HART, Michael (1992) Gutenberg: The History and Philosophy of Project Gutenberg by Michael Hart. − MOURNIER, Pierre (2002): Los dueños de la red : una historia política de Internet Madrid: Editorial Popular. − MUNTADAS, Antoni (1994) The File Room URL: http://www.thefileroom.org/ − MILLÁS, Juan José Blog de los futuros del libro URL: http://jamillan.com/librosybitios/ − UCARAY, Magalí Papel en blanco. URL: http://www.papelenblanco.com/