Hola esto es solo para prueba. Gracias de tdos mdods “Insoportable y tormentoso”. Así era como Christopher pensaba sobre su dolor de cabeza con el cual había amanecido y para su fortuna, Bonifacio, el caradura, ya estaba tomando con sus amigos y tenía el quipo a todo volumen. “Desearía que se les quema ese puto equipo. Maldito viejo, ¿acaso no sabe que hoy es miércoles?, ¡Dios! ¿Pero qué le pasa?, ¿no se podía esperar si quiera hasta mañana jueves para empezar a tomar? ¡¡¡Agg!!!. Se bañó, tomó dos pastas para el dolor de cabeza, desayuno un pedazo de pan con agua del grifo y salió para el colegio evitando que el Caradura no le viera. Christopher Allan Duque Valencia, un muchacho de 16 años, próximo a cumplir 17, vivió gracias al caradura que lo recogió de la maleza cuando no tenía ni dos horas de nacido, por causa de ello se lo reprochaba cada día que hacía algo malo, pero peor era cuando hacía algo malo justo cuando despertaba con el malgenio. Medianamente flaco y más bajo que el gigante de casi dos metros del Caradura, Christopher debía aguantárselo porque era la única persona que tenía, porque no había lugar donde ir y porque, aunque le tocaba soportar los maltratos del Caradura, tenía un techo y una cama con una cobija, que según él pensaba, era de Reyes. Lo pensaba muchas veces e incluso un día lo hizo, pero se arrepintió de hacerlo; hace cinco años, en un día jueves de mes de mayo, a las siete a.m. se llenó de valentía cogió lo poco que tenía y se fue de la casa, sin saber adónde ir ando por las fincas de café, cruzó el rio Verde y llego a la zona urbana del municipio, anduvo por ahí, avanzó unas cuadras más, se sentó, volvió a caminar, se volvió a sentar, después corrió para protegerse de la lluvia, y cuando encontró un lugar donde descampar, se tuvo que dejar ahí por tres horas porque no ceso de llover. Y cuando llego la noche, volvió a llover, el frio reinaba por las calles y sin un abrigo que lo protegiera se tuvo que aguantar las eternas frías horas de la noche y a causa de ello no durmió. Al fin llego el día, frio como era de esperarse, pero sin pensarlo salió de la casa abandonada en la que paso la noche y emprendió el éxodo de regreso a el único lugar que conocía, consiente que su bienvenida eran unos cuantos golpes, pero al fin y al cabo eso no le importaba, con tal de volver a el único lugar “bonito” de aquella casa gris, triste y fea, su cuarto.