Hemingway (1899 – 1961)
París y la Generación Perdida En París conoce los ambientes literarios de vanguardia, se relaciona con los miembros de la llamada Generación Perdida, como Brett Ashley, Jake Barnes, Gertrude Stein, Ezra Pound, F. Scott Fitzgerald y otros. Sus comienzos literarios no fueron nada fáciles. Su primer trabajo: En este mundo (1925) pasa inadvertido. En 1926, Fiesta se convierte en la primera novela que lo lleva a la fama, quizás porque resume con cruda realidad las angustias de la generación que surge a partir de la Primera Guerra Mundial. En ella describe la vida de los exiliados norteamericanos e ingleses, en un París que resurge del dolor de una guerra. Relata sus viajes a España, su fascinación por el mundo de los toros, su gran excursión a los Sanfermines, los días de pesca, aventuras de las que deja testimonio en Fiesta y Muerte en la tarde. España se convierte en un país que ya comenzaba a adorar, y en el que aún hoy quedan testimonios de su presencia.
Nueva etapa En 1929, edita Adiós a las armas, novela basada en su paso por la guerra y sus experiencias en el frente de batalla. Le siguen dos ediciones más optimistas, que tratan dos temas que le apasionaban: las corridas de toros, en Muerte en la tarde, y África, en Las verdes colinas de África (1935). En 1928 regresa a Estados Unidos con su segunda esposa, pero pronto parte hacia Cuba. A partir de ese momento, comienza en él una curiosa y definitiva transformación. Se aleja del individualismo como puede advertirse en Tener o no tener (1937), que describe el fracaso de una rebelión individual, y se compromete con la lucha humanitaria y con la unión de las personas. Compromete su escritura en esta nueva etapa con los republicanos españoles durante la Guerra Civil Española, compromiso del que da testimonio en el guión del filme documental Tierra española, en la obra de teatro La quinta columna (1938) y por supuesto en Por quién doblan las campanas, obra maestra de la literatura universal.
Segunda Guerra Mundial Estalla la Segunda guerra mundial, su destino era el mar de Las Antillas y su misión, patrullar con el fin de capturar barcos de bandera nazi. En 1944 viaja a Europa como corresponsal de guerra, participa en misiones aéreas de reconocimiento en Alemania y forma parte del desembarco de Normandía, siendo uno de los primeros soldados en entrar en París. Hasta 1949 no vuelve a escribir. Al otro lado del río y Entre los árboles, son las primeras publicaciones después de esos años de guerra.
El viejo y el mar En 1953 sorprende con un breve relato encargado por la revista Life, El viejo y el mar, por el que recibe el premio Púlitzer en 1953. La historia narra la experiencia de un viejo pescador cubano que ha tenido una mala racha y sale de pesca decidido a obtener a terminarla. Un año más tarde obtendrá el premio Nobel de literatura por el conjunto de su obra.
Últimos años A partir de ese momento intenta escribir una novela sobre la Segunda Guerra Mundial, que no concluyó. Y recurre en nuevos relatos sobre aquellos años en París y España (París era una fiesta), lugares en los que fue " muy pobre, pero muy feliz", añorando la sensación que le provocaba ser un joven soñador, valiente y arriesgado, que no solo escribía sobre acontecimientos que un día pasarían a ser parte de la historia, sino que además era parte de ella. El 2 de julio de 1961, quizás decidió que no podía escribir más, y se disparó a si mismo con una escopeta.