Frederic Cervera

  • December 2019
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Frederic Cervera Godàs Frederic Cervera Godàs va néixer a Lleida, Catalunya, fill de pares catalans. El seu pare va ser José Cervera Piñol -català- i la seva mare és Elvira Godàs Vila -catalana-, els seus avis materns van ser Frederic Godàs i Victorina Vila - catalans-. Els avis paterns eren gent molt humil, l'àvia va morir molt jove. L'avi va ser un home molt liberal. Els avis materns Frederic i Victoriana van ser ambdós mestres. Frederic Godàs va fundar el Liceu Escolar de Lleida, i va morir molt jove. El pare de Frederic, José, i la seva mare Elvira van fer la carrera de magisteri. José va militar en Esquerra Republicana. Frederic va néixer un mes i mig abans de començar la guerra. Ells treballaven de mestres a Figueres i quan va caure Catalunya van sortir per la Jonquera, els van separar i més tard es van trobar en Perpignan. Quan es van embarcar en el Sinaia rumb a Mèxic, Frederic va complir els tres anys. Quan van arribar a Mèxic van decidir anar-se a viure a Mèrida per la greu malaltia del pare de Frederic i on va néixer la seva germana Teresa. Quan va morir el seu pare, la mare de Frederic es va traslladar amb els fills a la ciutat de Mèxic. Frederic va estudiar tota la primària en el Colegio Madrid i la secundària en una escola pública, la seva mare va decidir enviar-lo a Catalunya el 1954 . Frederic Cervera Godàs nació en Lleida, Catalunya, hijo de padres catalanes. Su padre fue José Cervera Piñol -catalán- y su madre es Elvira Godàs Vila -catalana-, sus abuelos maternos fueron Frederic Godàs y Victorina Vila - catalanes-. Los abuelos paternos eran gente muy humilde, la abuela murió muy joven. El abuelo fue un hombre muy liberal. Los abuelos maternos Frederic y Victoriana fueron ambos maestros. Frederic Godàs fundó el Liceo Escolar de Lleida, y murió muy joven.

El padre de Frederic, José, y su madre Elvira hicieron la carrera de magisterio. José militó en Esquerra Republicana. Frederic nació un mes y medio antes de empezar la guerra. Ellos trabajaban de maestros en Figueres y cuando cayó Cataluña salieron por la Junquera, los separaron y más tarde se encontraron en Perpignan. Cuando se embarcaron en El Sinaia rumbo a México, Frederic cumplió los tres años. Cuando llegaron a México decidieron irse a vivir a Mérida por la grave enfermedad del padre de Frederic y ahí nació su hermana Teresa. Cuando murió su padre, la madre de Frederic se trasladó con los hijos a la Ciudad de México. Frederic estudió toda la primaria en el Colegio Madrid y la secundaria en una escuela pública, su madre decidió enviarlo a Cataluña en 1954.

Entrevista ¿Cuál es tu nombre, el de tus padres y tu edad? Yo me llamo Federico Cervera Godás y soy hijo de José Cervera Piñol y de Elvira Godás Vila nací el 23 de mayo de 1936, o sea mes y medio antes de la Guerra Civil y por lo que me ha dicho mi madre, yo pasé toda la guerra en sus brazos yendo de un sitio para otro porque la situación estaba muy inestable. Después cuando cayó Cataluña en manos del franquismo tuvieron que huir a Francia, pasaron por en medio de la montaña porque los franceses retenían la entrada de gente refugiada. Mi madre estuvo en un campo de concentración conmigo, porque a medida que entrabas a Francia separaban a los hombres, de las mujeres con los niños y mis padres antes de separarse se pusieron de acuerdo para encontrarse en casa de unos familiares lejanos. Mi madre se escapó al día siguiente de llegar, aprovechando que los guardias daban la espalda frente a la puerta, salió corriendo conmigo en brazos hasta un bosquecillo que había cerca, de ahí pasó a un pueblo y se encontró con un señor que le dio dinero y así poder ir en autobús al pueblo en donde había quedado con mi padre. Mi padre, en el otro campo, subió al techo de las barracas y saltó al otro lado de la barda, se escapó y se encontraron donde habían dicho que se verían.

El padre, Josep y la madre Elvira ¿Cómo llegaron? ¿En barco? Fueron a México en barco porque parece ser que Lázaro Cárdenas, el presidente de México, abrió las puertas a todas las personas que tuviesen una titulación o un oficio, y entonces hubo una selección en Francia de estos refugiados y ellos se incorporaron a estas expediciones. ¿En qué barco? En el Sinaia y embarcó toda nuestra familia porque uno de los organizadores era parte de la familia. Tú tienes 3 años cuando llegas a México ¿no? ¿En tu casa se hablaba de la guerra? Sí, sí, mucho, los domingos íbamos a comer a casa de amigos exiliados, eran tertulias políticas, y en casa también, porque mi madre siempre tuvo relación con personas vinculadas a la política. Yo siempre he escuchado –y esta es una de las cosa que se tiene que decir-, algo que hicieron mal muchas personas, como mi madre, es que hablaban muy bien de España, de la España que ellos dejaron y todo lo que era de México era una porquería. Entonces resulta

que cuando después vuelven, aquello que era tan maravilloso, es una engañifa, pura nostalgia. ¿Tus padres participaron en alguna cuestión de tipo político? No, mi padre murió a los 3 años de estar en México, ya se fue con una tara en el corazón y como no podía vivir en la capital por la altura, vivimos en Mérida. Al morir mi padre nos fuimos a vivir a la capital, allí mi madre fue acogida por sus hermanos y por toda la familia. El Sinaia Mi madre tuvo que luchar por sobrevivir y bueno, pues, no participaba en la vida política, participaba en las tertulias, pero yo nunca la vi discutiendo en primer término, ella siempre escuchaba, pero en fin, siempre hubo un ambiente de refugiados catalanes. ¿En qué colegio fuiste? Al Colegio Madrid, este colegio estaba subvencionado por el gobierno en el exilio, estuve la primaria. Luego pasé a una secundaria pública y ahí hice la secundaria, que no la terminé porque era mal estudiante y entonces en seguida mi tío Enrique me consiguió un trabajo en un taller mecánico, tenía 14 años. Luego me enteré que mi tío les pagaba a los del taller para que yo trabajara, para que me dieran un oficio. ¿Era una vida diferente en tu casa y en el colegio? ¿Todo estaba muy cerrado en un solo ambiente de refugiados? No, yo tenía amigos del barrio, mexicanos y me crié en un ambiente de chicos mexicanos, hacia travesuras con ellos, tenía un amigo español, también hijo de refugiados y con él hacia todas las travesuras de chicos, era también un chico de barrio, nos peleábamos con chicos del barrio, yo hablaba muy mexicano y estaba en un ambiente muy mexicano. También tenía contacto con el Orfeó Català, cantaba en el coro, alguna vez jugué billar e intenté hacer danza, sardanas y todo esto, pero lo dejé, era demasiado femenino aquello. ¿Cuándo eras pequeño te sentías diferente a los mexicanos? ¿Por tu físico, por tus orígenes, etc? ¿O ellos te veían diferente? No, en lo absoluto, yo hablaba como mexicano, lo que tuve fue problemas con el físico, por

ser alto, rubio y con los ojos azules, tuve problemas con los homosexuales, me perseguían mucho, era un problema, ¡me tenía que estar sacudiendo gente de encima! ¿En tu época de México estuviste involucrado en la política? No, pero cuando trabajé en el taller me metí en el sindicato y participé en una huelga, aún me acuerdo. ¿Tú crees que eres más participativo políticamente por la influencia de la vida de tus padres en España? Yo creo que sí, sin saberlo ¿no? ¿Cuándo llegaste a España? En el año 54, cuando estaba a punto de cumplir los 18 años se presentó el dilema de que yo tenía que hacer el servicio militar y renunciar a la nacionalidad española y si quería continuar con la nacionalidad española tenía que hacer el servicio militar aquí en España. En aquella época el gobierno franquista estaba intentando la apertura, entonces pagaba el billete a cualquier español que quisiera regresar a España, y a mí, el gobierno franquista me pagó el billete de retorno para hacer el servicio militar. Pero era más fácil hacer el servicio militar en México ¿no? Sí, pero tenías que renunciar a la nacionalidad española y entonces yo me dejé gobernar por la familia, con eso de que: “¡Uy! ¡No puedes perder la nacionalidad española!”, en fin y como eres joven. Frederic de pequeño

¿Qué sensación tienes cuando llegas a Cataluña, sabiendo que eres un hijo de guerra? Yo al menos, cuando tenía esa edad, no tenía conciencia política, pasaba de Francos y demás... lo que sí me impactó es la diferencia de la España que me habían pintado con la España que encontré. No era la España republicana, ni tenía la riqueza que me habían dicho, ni las cosas eran tan buenas, ni la gente era tan honrada, ni todo aquello que me vendieron. Vi una España oscura, supersticiosa, triste, traidora, sucia, todos los calificativos negativos que te puedas imaginar, eso es lo que me encontré aquí. Y me costó muchísimo, muchísimo adaptarme, adaptarme era una cuestión de sobrevivencia, me pasé 3 años que casi lloraba cada día. ¿En Barcelona? No, en Lérida. Barcelona yo no la conocía, yo estuve un día aquí en Barcelona y luego ya me fui directo a Lérida y lo pasé muy mal, muy mal, pasé hambre, pasé muchísimo frío, pasaba de todo. Cuando llegué, hacía muy poco que habían retirado la cartilla de racionamiento. ¿En qué trabajabas aquí? De mecánico, un pariente me buscó trabajo en la Ford, en Lérida, estuve como mecánico de automóvil. Duré un año, porque lo pasé muy mal, era un taller enorme, no había calefacción e incluso cogías las herramientas y se te quedaban enganchadas a las manos del frío que hacía. Una de las cosas que me impulsó a dejarlo fue que me hacían firmar una nómina de que me daban una cierta cantidad y al pagarme me daban más y yo decía, “no entiendo esto, ¿por qué me hacéis firmar por 150 y luego me dais 200?, yo quiero firmar por 200 que es lo que me estáis dando”… “no, que aquí en España las cosas son así”,… yo no entendía, y yo les decía “me estáis perjudicando, porque mi seguridad social y mi pensión y todas esas cosas están en función de lo que yo firmo, no de lo que ustedes me están dando”. Luego fui cambiando de trabajos. ¿Seguiste de mecánico? Fui mecánico, después fui tractorista una temporada en los terrenos que ahora tiene Raimat, estuve trabajando en una funeraria como mecánico, pero acabas vistiendo y afeitando muertos y haciendo lo que se tenía que hacer, después tuve mi propio taller de motos. Hice el servicio militar, me fui como voluntario, no quise esperar a mi reemplazo porque tenía el peligro de que me enviasen a África, así que adelanté un año el servicio, firmé por 20 meses. Fue el primer reemplazo de voluntarios de 20 meses, antes se firmaba por 3 años y como no se apuntaba nadie, entonces el gobierno bajó de 3 años a 20 meses y entonces yo firmé, hice el servicio en Lérida. Cuando entras de voluntario puedes pedir el lugar donde estar y estuve en artillería en Lérida.

Entonces conozco a Herminia, es cuñada de mi tutor, que es un primo hermano mío, o sea que somos dos primos hermanos y son dos hermanas, Herminia es joven, simpática, agradable y pedí permiso de cortejarla, dijo que sí y nos casamos. Y yo ya no aguantaba más, eso de la supervivencia me agotaba, entonces me fui a Alemania de mecánico, que era lo mío. Fui de los últimos emigrantes que marcharon a Alemania sin papeles. Entré en una fábrica, de ahí pasé a una casa de automóviles y de ahí a una casa de calentadores de agua, siempre de mecánico, aproveché el tiempo, hice clases de informática y aprendí el idioma. Al cabo de unos años volvimos, pero entonces yo ya volví con otra mentalidad, en Alemania yo ya empezaba a tener contacto con gente socialista y de ahí ya se me empezó a despertar el interés por la política. Frederic con su madre Al volver fuimos a vivir a Hospitalet, aquí en Barcelona, hice unos trabajos esporádicos hasta que entré como informático en FECSA, por influencia de un amigo de la familia. De FECSA me fui a trabajar a Glucosa y Derivados, a Martorell y ahí ya me volví comunista. Pasaste de socialista a comunista. Contacté con un equipo que había de ingenieros y comunistas y entonces me afilié al PSUC en la clandestinidad y me afilié a Comisiones Obreras. Entonces en la clandestinidad trabajaba, capacitaba a la gente, hacia reuniones, charlas, participaba en este sentido.

¿Te quedaste trabajando ahí? De Glucosa y Derivados me pasé al Banco Atlántico, era un banco del Opus Dei, entré a trabajar allá como jefe de ordenadores y ahí me hice del comité de Comisiones Obreras, llegué a ser presidente del comité de empresa, mantuve al banco a raya. Era una lucha constante, pero bueno, me respetaban y yo los respetaba también a ellos, cada cosa en su sito. Hasta que marché y marché porque no les interesaba que yo estuviera ahí, porque yo tenía una categoría profesional más elevada. Más adelante monté una escuela y una tienda de música, esto como negocio porque vi que ahí hacía falta. Me rodeé de profesores, de gente que entendía de música y yo era el que dirigía, hasta que me jubilé y me fui a Lérida. ¿Cuándo llegas de México a Cataluña, llegas con la idea de buscar tus orígenes? El pueblo donde yo nací lo he visitado dos veces, mi madre me ha enseñado todo esto, el edificio, la casa donde yo nací, la casa donde había trabajado mi padre y eso, pero yo no soy de apegos, yo soy de paso, yo soy de donde como. ¿Tú qué piensas que han hecho los españoles por los refugiados? Nada, nada. La familia Ni antes ni después. No, porque mira el partido socialista, que es Felipe González, tuvo la oportunidad de poder haber hecho un reconocimiento y de poder haber hecho algo, pero no hizo nada. Ahora, porque hay una presión social que va empujando, pero aún les cuesta, el franquismo aún está muy vigente, los 40 años que se pasaron aquí de terror, han dejado mella, de tal manera que la gente hoy en día, aún tiene miedo del franquismo. Mi mujer hizo un trabajo, escribió un libro sobre la quinta del biberón, que son aquellos chicos de 17 años que los llevaron al frente, se llama “Amb el biberó a les trinxeres” y entrevistó a gente que había nacido en 1920, que cuando la guerra tenían 18, 19 años. Y durante las entrevistas esta gente hablaban en voz baja para que no escuchara el vecino, y le decían a mi mujer, “esto te lo cuento a ti, pero no quiero que lo escribas”, entiendes, ¿no?

Piensas que esta idea de darnos todos la mano, sin reconocer a la gente de la República, ¿está bien? Tiene que haber un reconocimiento, la Guerra Civil aún no ha terminado, la prueba está en los estatutos, y en las manifestaciones que hace la extrema derecha y que hay símbolos franquistas que no pueden quitar, que aún están ahí, aún hay calles de gente que participaron en le franquismo. No se ha acabado porque no ha habido el reconocimiento. Salió hace poco, salió en la televisión una señora, de derechas, muy bien vestida, muy elegante, que dijo una frase: “Pero ¿qué busca esta gente?” cuando se estaban buscando los restos de las fosas comunes, “¿qué busca esta gente?, pero si ya los hemos perdonado, ¿qué buscan ahora?” ¡Ésta es la mentalidad de esta gente! O sea que han perdonado y como han perdonado no tenemos que buscar nada. Sello del PSUC La transición que se hizo fue una transición pactada y ya está, los franquistas dijeron “cederemos así, así, así, pero vosotros tenéis que hacer tal y tal, callar y tal”, hasta Carrillo se sometió a eso, yo pienso que lo hicieron mal, tuvieron que haber exigido un poco más, se aceptó todo con tal de seguir delante.

Colegio Madrid

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