FE. Café filosófico del 5 de Julio de 2009. Como siempre, no pretendo exponer con detalle toda la sesión, sino dar una idea de los temas más interesantes que se trataron. No se sucedieron necesariamente en el orden que los describo, sino entrelazándose entre ellos en la madeja de la conversación, que he deshecho para este resumen. Comencé, como siempre, con la introducción sobre la dinámica del café filosófico. En esta ocasión, puse especial énfasis en que siguiéramos la pauta de abstraer una definición a partir de una serie de ejemplos personales antes de comenzar con el coloquio acerca del concepto de fe. Con este pequeño matiz de disciplina quizá perdimos algo en fluidez, pero ganamos en calidad filosófica, terminando con uno de los mejores trabajos del grupo. Contamos con la participación de dos nuevas incorporaciones, Aitor y Silvia, que habían conocido nuestra iniciativa a través del Banco del Tiempo. Bienvenidos. Fuimos doce personas en total.
Los ejemplos. Surgieron de varios tipos, referidos a la religión (en monjas y niños), a la fe en las personas (fidelidad en la pareja, valores en la sociedad), en uno mismo (exámenes), incluso en los Reyes Magos (un buen ejemplo) y en la ciencia (medicamentos, evolucionismo, etc.) punto, este último, que centró buena parte del debate. También hubo varias aportaciones en el sentido de no poseer ningún ejemplo de fe entre la experiencia personal, de “no tener ese término en el vocabulario”, con lo que a lo largo de la charla resurgiría el problema de la trascendencia: No podemos encontrar muestras concretas de conceptos absolutos, pero sí ejemplos que participen, tengan una parte en mayor o menor grado, de esos conceptos. Más adelante, poco a poco, y apoyados en los ejemplos iniciales, pudimos comprobar que la fe absoluta puede rebajarse de “grado” y dirigirse a diferentes objetos para ir cobrando matices de “confianza”, de “esperanza”, “ilusión” en sus diferentes acepciones, etc. Y así es como la encontramos en nuestra vida. Por último, respecto a este tema, me gustaría recordar el comentario de SILVIA: “La única postura sin fe es el relativismo total. E incluso así, tiene fe en sí mismo”.
Hacia la definición. Dado este detalle de la ausencia del concepto entre la experiencia de algunos de los miembros del grupo, se hacía aún más necesario que en otras ocasiones que aclarásemos una definición sobre de qué nos disponíamos a hablar exactamente.
Trabajamos con varias propuestas de definición: NACHO: Creencia sin base razonable / sin duda (con objeciones de Ismael y Marta respectivamente) SILVIA: Creencia de la que no necesitamos demostración. JOSE: Creencia no basada en evidencias personales. ENRIQUE: Creer sin ver (según el catecismo católico) Finalmente alcanzamos un consenso suficiente y admitimos la siguiente definición: FE: Necesidad de creer que determinadas opiniones no necesitan demostración. Silvia ya había lanzado una propuesta muy cercana en una de sus primeras intervenciones, pero el matiz decisivo para que todos consideráramos esta última formulación como aceptable fue la expresión “necesidad de creer”. Y la primera pregunta para poner en juego nuestra definición fue precisamente en ese sentido.
Coloquio. Fue CLARA quien formuló la pregunta: “¿Por qué esa necesidad?” ENRIQUE aportó un ejemplo de cómo él mismo “creó la necesidad de creer” en su hijo Óscar, allí presente. Narró cómo fue el último año en el que su hijo tuvo fe en los Reyes Magos (un ejemplo que, al principio, había mencionado JOSE) y el engaño que tuvo que urdir para ello. Un interesante tema, es el de esa creación de la fe, la necesidad de creer, en el ámbito de las religiones. ANA señaló acertadamente que en ocasiones la necesidad surge sin que nadie la cree en ti. JOSE añadió que la religiosidad puede que sea incluso un mecanismo cerebral. Y que el porqué de la fe puede ser la función de capacitarnos para decidir y actuar sin conocimientos firmes. CLARA estuvo de acuerdo totalmente con esto, y concluyó que la respuesta a la pregunta por el motivo de la fe podría ser “la necesidad de seguridad”. SILVIA, en ese sentido de búsqueda de seguridad, propuso también la huida del miedo, un tema tan interesante que fue el que finalmente apoyó la mayoría para tratar en la próxima sesión: El miedo.
Fe en la ciencia. Este es un tema que, como he indicado al empezar, surgió reiteradamente y que por su interés y el tiempo que estuvimos considerándolo, merece un capítulo aparte. El primero en introducirlo fue ISMAEL, que puso como ejemplo de fe el evolucionismo. Efectivamente, nos mostró cómo nuestra experiencia personal nos indica que de la unión de dos perros nacen perros, de la unión de lagartos, lagartos, etc. sin que apreciemos que las especies puedan cambiar. [Esto fue evidente para Aristóteles, el biólogo por excelencia de la Antigüedad, y siguió siéndolo para la comunidad científica durante 2300 años hasta que a finales del siglo XIX, muy poco a poco, se impuso el paradigma evolucionista] Tratamos largamente este punto. Una vez que tuvimos bien definida nuestro particular concepto de fe∗, fue más fácil abordarlo: Para seguir avanzando en el estudio biológico y paleontológico, es necesario que creamos que están ya suficientemente demostradas una serie de hipótesis que hasta el día de hoy no hayan sido refutadas, como son las propias de la teoría evolucionista en este momento. Lo mismo vale para cualquier otra rama de la ciencia. Lo que caracteriza la ciencia, es que debe ser consciente de que toda teoría es provisional y que debe revisarse o incluso abandonarse, ante la aparición de contraejemplos u otros fallos estructurales, como señaló al comienzo incluso el propio NACHO, que fue quien más abogó por la inadecuación del término fe para designar la confianza en el paradigma científico de cada momento. [Kuhn, Lakatos, y otros muchos epistemólogos y filósofos de la ciencia, han señalado que la comunidad científica defiende su paradigma ante anomalías que deberían anular las teorías dominantes mediante hipótesis ad hoc, restricciones del campo, etc. como se puede apreciar en el cambio de paradigma mencionado más arriba, el del evolucionismo, o en el del heliocentrismo, que menciono más abajo] JOSE, también ya en los ejemplos, señaló el componente de fe en la ciencia que tiene la medicina. Tenemos fe en que un determinado medicamento nos curará, aunque no lo hayamos consumido nunca anteriormente. La ciencia se basa en experimentos, en hechos, pero ya señalé yo que según el filósofo de la ciencia Hanson, los hechos tienen la carga teórica de los conceptos previos del experimentador, y recordé la imagen con la que el propio Hanson ilustra esta idea, la de Kepler y Brahe contemplando el amanecer y sin ver lo mismo. Brahe, uno de los mejores astrónomos de la historia, tenía fe en un modelo aún geocéntrico del cosmos, para él era evidente que lo que se movía era el Sol, saliendo. En cambio su discípulo Kepler veía una confirmación de la rotación de la Tierra.
Con esta imagen de un amanecer incierto, me despido. Hasta la próxima. FE: Necesidad de creer que determinadas opiniones no necesitan demostración.