Estado Nacional De Francia (s.xv - S.xvii) .docx

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Trabajo Práctico: El Estado Nacional de Francia (S.XV- S.XVII)

Integrantes ● ● ● ●

Camila Aleksandra Kotelchuk Federico Peitti Antonella Sofía Rivano Martín Troisi

Línea de Tiempo

Cronología 1429 - Orden de Toisón de Oro. 1430 - “La Imitación de Jesucristo”. 1439 - Financiamiento de Carlos VII. 1440 - Praguerie. 1453 - Fin de la Guerra de los 100 Años. 1458 - El papa aprueba la Pragmática Sanción de Bourges. 1468 - Aprisionamiento de Luis XI. 1475 - Tratado de Picquigny.

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1477 - Muerte de Carlos el Temerario / Luis XI de Francia se apodera de Borgoña. 1480 - Muerte del rey Renato y Carlos de Anjeo. 1483 - Muere Luis XI. Asunción de Carlos VIII. 1484 - Ana de Beaujeu convoca a los Estados Generales. 1498 - Murió el rey Carlos VIII en Amboise a la edad de 28 años. 1495 - Entrada de Carlos VIII a Nápoles. 1506 - Carlos de Gante es duque de Borgoña. 1508 - Formación de la liga contra la República de Venecia. Jacques Lefèvre d'Étaples questiona la Iglesia. 1512- Fernando el Católico conquista el reino de Navarra 1513 - Batalla de Novara. 1514- Muere Ana de Borgoña. Luis XII se casa con María de Tudor. 1515 - Muere Luis XII, asume Francisco I y recupera el ducado de Milán(batalla en Mariñán), Fernando el Católico anexiona el reino de Navarra al de Castilla. 1516 - El Papa obtiene el Concordato de Bolonia. 1517 - Lutero postula sus noventa y cinco tesis. 1521- Inicio de las guerras entre Francia y el Imperio. 1522- Los imperiales ocuparon el Milanesado. 1524 - Francia recuperó Milán y asedia Pavía. 1525 - Batalla de Pavía. 1526 - Tratado de Madrid / Formación Liga de Cognac. 1529 - Paz de Cambrai. 1535 - Muerte sin descendencia de Francisco Sforza → inicio de la segunda guerra hispano-francesa. 1536- Francisco I invade Saboya, Piamonte y Turín. 1538 - Tregua de Niza. 1544 - Paz de Crépy. 1547- Muere de Francisco I y asume Enrique II. 1552 - Tratado de Chambord 1555 - Paz de Augsburgo y renuncia de Carlos V 1557- Victoria en San Quintín 1558 - Gana Felipe II en Gravelinas 1559 - Tratado de Cateau-Cambrésis (fin de las guerras entre Austria y Francia). Muere Enrique II, asume Francisco II. 1560 - Muerte de Francisco II. Asume Carlos IX. Reunión de los Estados Generales. 1561 - Coloquio de Passy 1562 - Matanza de Vassy. 1572 - Matanza de San Bartolomé 1574 - Ascenso al trono de Enrique III 1585 - Comienzo de la “Guerra de los tres Enriques” 1588 - Muerte de Enrique de Guisa 1598 - Edicto de Nantes De la Edad Media a la Edad Moderna

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A medida que la guerra se convirtió en oficio, se generaron progresivamente otros vínculos basados en el dinero. Los soldados mercenarios se ofrecían al mejor postor. En Francia hubo un fortalecimiento de la identidad nacional, de su integridad y de su autoridad. Francia era ahora un reino, con súbditos y no vasallos. Se creó una maquinaria de guerra de forma perenne bajo el mando de la monarquía, lo que benefició a la autoridad del rey. Francia se encaminó hacia la instauración de la monarquía absoluta (aunque para llegar a su zenit, todavía le faltaba tiempo). Se eliminaron los Estados Feudales. La concentración política y económica redujo el número de señoríos a un número pequeño de señores.

Resurgimiento de Francia - De la debilidad a potencia militar. Surgimiento del Estado Nacional y tres primeros reyes posguerra. Luego de la finalización de la Guerra de los 100 años1, Francia estaba arruinada. El Rey se vio debilitado, avivando las esperanzas de los grandes vasallos que formaban Estados dentro del Estado. Para solucionar los inconvenientes, Carlos VII2 carecía de poder pero no de inteligencia. Reorganizó el Ejército y la Hacienda3. Las partidas4 que habían saqueado el país fueron suprimidas. El Rey tuvo sus compañías de ordenanza pagadas por él, la caballería feudal ahora era simplemente de reserva. Para la infantería, cada parroquia aportó un arquero por cada 50 hogares. Los francos arqueros en su conjunto formaron una segunda reserva, sin embargo, la artillería fue la división que más fuerza le aportó al ejército contra los torreones de los grandes vasallos. Carlos VII obtuvo, para mantener este nuevo ejército, una cifra de 1.200.000 libras (1439). Francia se mantuvo feliz y fuerte nuevamente gracias a él. Carlos mediante alianzas extranjeras, se fortaleció debido a la lucha contra “los señores de liz”, grandes vasallos de sangre real (Borgoña, Anjeo, Borbón, Bretaña y Albert). Borgoña, en especial, se encontraba muy fortalecida, para ser reino solo le faltaba al duque “Felipe, el atrevido” tener el nombre de rey, ya que poseía en su dominio Flandes (por matrimonio) y los Países Bajos hasta el Soma. En 1429 había fundado una orden caballeresca denominada “Orden de Toisón de Oro” y en 1440, los grandes vasallos ya habían realizado una revuelta en contra del rey que fue llamada Praguerie. En esta revuelta, participó Luis XI, hijo del rey y delfín de Francia y quien posteriormente se refugió en tierras de Felipe III de Borgoña5. Luis XI fue un personaje ilustre dentro de la historia: era algo extraño, era tan poco caballeresco y feudal como podía serlo, no respetaba su palabra ni creía en los juramentos de los demás. Sin embargo, fue un rey eficaz y realista. Para restaurar las relaciones con los ingleses, le regaló cincuenta mil escudos al rey, 16 mil a los ministros, más otros 1

Conflicto bélico entre Inglaterra y Francia por variadas razones, entre ellas, el ascenso de Felipe VI a la corona francesa. Esta duró 116 años y se dividió en 4 etapas, interrumpidas por períodos pacíficos en base a tratados (el tratado de Bretigny, el casamiento de Ricardo II con la hija de Carlos V, etc.). En esta guerra tuvieron protagonismo personajes ilustres como “Eduardo, el príncipe negro” y “Juana de Arco”. 2 Llega al poder con la ayuda de Juana de Arco, era el hijo de Carlos VI, pero tarda en asumir puesto que tenía un año a la hora del fallecimiento de su padre. 3 Riquezas de una persona, bienes y recursos. 4 Grupo de gente reunida por un fin en cuestión. 5 Padre de “Carlos, el temerario”.

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obsequios de vajilla de plata. Fue él quien a través de sus regateos, apagó las últimas cenizas de “La Guerra de los 100 años” (el tratado de Picquigny6, 1475). A menudo, combatió con los señores feudales, utilizó gran parte de los impuestos para artillería. También tuvo conflictos internos con la alianza “del Bien Público”, formada por los más grandes del reino. Esto fue acompañado por su conflicto con Carlos el Temerario (duque de Borgoña), quien le tendió una trampa. Luis XI cayó prisionero pero al poco tiempo fue liberado. Carlos, a pesar de su valía (venció a los suizos), cayó en Nancy (1477). Al no haber un heredero varón, Borgoña debió a quedar a merced de la corona. Así Francia recuperó Borgoña (en parte), además de Picardía. No toda Borgoña era suya, ya que María de Borgoña, hija de Carlos, heredó parte de sus fortunas y terrenos. Ella se casó con Maximiliano de Austria (por razones de seguridad), y concibió a Felipe el Hermoso y a Margarita de Austria, prometida de Carlos (Carlos VIII) futuro rey de Francia. El problema era que Borgoña había dominado parte de Flandes, punto muy codiciado, volviendo vulnerable a Francia. En 1480 falleció el rey Renato y su sobrino Carlos de Anjeo, por lo que Maine y Anjeo vuelven a ser parte de Francia. Carlos VIII, hijo de Luis XI, asumió a los 13 años de edad. Mientras, la “Liga del Bien Público” volvía a formarse. El pueblo denominó esta guerra de nobles “guerra loca”, demostrando su afinidad con la corona. Este estaba más cansado que nunca de los señores feudales. Luis de Orleans y el duque Francisco II de Bretaña dirigían el complot. Ana de Beaujeu (hija de Luis XI, y con la que este tenía más afinidad) logró dos victorias sobre los rebeldes, una militar, otra política. Ella convocó en el 1484 a los Estados Generales, para demostrar el apoyo popular. Los Estados Generales la apoyaron, sin embargo, pidieron las libertades de la época de Carlos VII. Estos, recibieron un cuaderno de quejas y un discurso revolucionario por parte del diputado Philippe Pot, señor de La Roche, en Borgoña7. Al morir Francisco II, duque de Bretaña, quedó planteado un grave problema. Ana, su hija, lo heredaba. Ahora, quien se casara con ella poseería la Bretaña. Entre los pretendientes figuraba Maximiliano de Austria, viudo de María de Borgoña quien ya era dueño de Flandes por su hija Margarita, si obtenía la Bretaña cercaba a Francia. Entonces, Ana de Beaujeu actuó rápido y propuso a su hermano, diciendo que “el noviazgo infantil” entre Carlos VIII y Margarita de Austria había sido roto. A pesar de la negativa de Ana (hija del duque), se terminó casando con Carlos VIII y pronto fueron felices. Luego de la boda, la obra de los Beaujeu había concluido y Ana, hermana del rey, se retiró dejando a su hermano dueño de un reino donde ya no tuvo que temer a nadie.

Contexto social: clero y arte Es erróneo pensar que el Renacimiento llega por sobre la Edad Media de un día para el otro. La historia real está hecha por actos e individuos, no períodos. Lo que sucedió fue que durante los siglos XIV y XV, una civilización sensual y relacionista, empezó a invadir la Cristiandad y el feudalismo en Francia perdió poco a poco su dominio. Hemos visto como Carlos VII y Luis XI realizaron muchos avances en el ejército: la caballería feudal 6

Tratado donde se establece la paz entre ambas naciones. “El Estado es cosa del pueblo…. El pueblo soberano crea a los reyes mediante su sufragio.... Son reyes, para no sacar provecho del pueblo y enriquecerse a expensas de él, sino para, olvidando sus intereses, enriquecerlo y hacerlo feliz. Si alguna vez hacen lo contrario, son tiranos....” 7

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pudo hacer poco y nada frente a la crecida función de la infantería y la artillería. El rey se había convertido en defensor, pero también en amo del país. El feudal estaba condenado. Sólidamente instalado sobre bases personales, nacionales y religiosas, hijo de Francia, ungido8 del Señor, taumaturgo9 y general en jefe, el Rey dominaba a todas las fuerzas. Ese dominio había adoptado diversas formas: autoridad espiritual de San Luis, despotismo ilustrado de Carlos V y de Carlos VII, astuta demagogia de Luis XI. Los tres grandes estados del reino permanecían separados. La nobleza conservaba sus privilegios, sin embargo, era incapaz de desempeñar su rol político y militar. Empapada en ideas de caballería, no era realista, más aún, consideraba deshonroso serlo. De una vanidad infantil, puerilmente ocupada en torneos, banquetes y justas, viviendo con la obsesión de los vínculos de fidelidad personales, mostraron poco sentido nacional. El clero, en la Edad Media, había adoptado costumbres feudales. Al esplendor de los torneos había respondido el del culto. El pueblo se deleitaba con la riqueza de las ceremonias, pero censuraba el fausto privado de los obispos. El Gran Cisma, durante el cual los Papas se habían disputado la Cristiandad, debilitó el prestigio de la Iglesia. Muchos opinaban que se hacía necesario reformar la Iglesia. En 1458, el clero francés y el rey Carlos VII consiguieron que el Papa aprobara la Pragmática Sanción de Bourges, acto muy importante que quebraba el sistema fiscal romano y transfería al Rey y a la Iglesia de Francia, parte de las rentas que hasta entonces habían correspondido al Pontificado. En 1430, la Iglesia escribió “la Imitación de Jesucristo”, lo que le otorgó apoyo popular y le permitió luchar contra la Reforma. El Estado Llano10 estaba integrado sobre todo por la burguesía. Muchos burgueses habían comprado propiedades señoriales y, como los nobles, tenían sus arrendatarios y aparceros. De esta manera, la majestad del cuerpo municipal en las grandes ciudades parecía completamente feudal. En sus corporaciones, las reglas se hacían cada vez más rígidas. Trabajador y ahorrador, el campesino francés era próspero mientras no lo agobiaran los impuestos y la guerra. Pero soldados y partidas los saqueaban y la pérdida era considerable. En cuanto al arte francés, este se transformó en el período final de la Edad Media. Gracias a la Guerra de los 100 años, muchos artistas se refugiaron en Borgoña, Italia, o una parte de Flandes. Los temas religiosos eran los que inspiraban con más frecuencia. Si los hombres de entonces no hubieran sido tan creyentes, no se habrían ocupado tanto de reformas religiosas. Los santos, la muerte, o la historia de Juana de Arco se vuelven tópicos regulares, pero el nuevo arte religioso era menos didáctico, más patético que el de los siglos XII y XIII. Contrariamente a lo que ocurría en Italia, se encontraron en Francia, pocos fresquistas, porque el muro en la catedral gótica había sido reemplazado por las vidrieras, de modo que faltaban superficies que pintar; pero los iluminadores y miniaturistas franceses tenían genio propio e inspiraron a los pintores del Renacimiento italiano. En cuanto al arte laico o profano, sólo había sido patrocinado en el siglo XIII por las ricas comunas que hacían construir atalayas o palacios municipales. En los siglos XIV y XV, el hombre poderoso y rico hacía trabajar para él a los artistas. El rey Carlos V, por ejemplo, fue un gran constructor de hoteles y castillos.

Renacimiento y reforma. 8

Bendecido Persona con el poder como para realizar milagros 10 Estamento compuesto de la gente carente de privilegios económicos y jurídicos. 9

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El mundo se encontraba en un proceso de expansión. Los astrónomos y navegantes habían descubierto lo vasto del mundo. Por otro lado, los reformadores comenzaron a criticar el clero y los satíricos se burlaban de los monjes. Nació en Italia gracias a la tradición antigua que en ella quedaba. Sin embargo, pronto se extendió a Francia, gracias a las alianzas que contrajeron los reyes de Francia, el cinismo maquiavélico llegaría a la corte de los Valois. Surgió así una vida sexual libre y, por otra parte, un deseo insaciable por aprender. Un nuevo programa de estudios: gramática, latín, historia, poesía, literatura, había constituido las Humanidades. El lugar de la Teología ha quedado reducido, surgió el hombre como centro del universo. El contacto con el pensamiento pagano había aflojado la presión intelectual de la Iglesia. En Italia, el humanismo había inclinado a las élites hacia un retorno al paganismo. En Alemania y en Inglaterra engendrará el protestantismo. En cuanto a Francia, violentamente sacudida durante un siglo, tan refractaria al puritanismo11 como al paganismo, pero enriquecida y fecundada por esos aportes extranjeros, retomaría en el siglo XVII su propio camino.

El llamado de Nápoles. Al morir Luis XI, dos cuestiones de política exterior podían disputarse la atención de un rey de Francia: la de Flandes, codiciada a la vez por Francia, Inglaterra y el Imperio porque cada uno temía la posesión del territorio por uno de los otros dos y la de Italia, porque el antiguo sueño imperial alucinaba a los soberanos de Europa y porque cada una de las ciudades italianas, tan divididas, llamaba en su auxilio a algún ejército extranjero. El problema del Nordeste alcanzaba una magnitud realmente importante: allí estaba el verdadero peligro para las fronteras. Pero Carlos VIII, para romper el primer compromiso matrimonial, tuvo que renunciar al Franco Condado y a Artois. Ya no podía atacar, decentemente, esas provincias; concentró su interés en Italia, llamativa por sus artistas y obras. Francia estaba llena de italianos emigrados, por lo que las familias nobles francesas contrajeron alianzas con las de Italia. Eran innumerables los italianos que desempeñaban cargos en la corte o en los ejércitos, y todos esos refugiados trataban de poner a Francia al servicio de sus pasiones. Los cinco grandes principados italianos: Roma, Venecia, Nápoles, Milán y Florencia, estaban unidos por el acuerdo de Lodi, de hecho, conspiraban unos contra otros, además de que en cada uno había dos partidos luchando por su reinado. Así en Nápoles, estaba la Casa de Ajeo, francesa, y la Casa de Aragón, española (ambas especialmente desde los últimos dos siglos). Durante la época de Carlos VIII, el rey de Nápoles era Fernando de Aragón, odiado por el Papa y Ludovico el Moro, regente de Milán. Entonces, si Francia reivindicaba Nápoles, iba a obtener poderosos aliados. Para tener manos libres, Carlos VIII compró a Inglaterra y al Imperio al precio de peligrosas concesiones financieras y territoriales. Acto seguido, aprovechando que poseía el ejército más poderoso de Europa, el rey concentró sus fuerzas en Lyon y partió hacia los Alpes con más de treinta mil hombres. Los franceses así, se sublevaron contra los aragoneses, de acuerdo con el plan. En febrero de 1495, Carlos VIII entró en Nápoles, alcanzando su objetivo. Se vio entusiasmado por las arquitecturas italianas del lugar, y construyó similares en su castillo de Amboise. A pesar de estas obras renacentistas, es exagerado decir que él fue quien trajo de vuelta el Renacimiento italiano a Francia. Sin embargo, mientras Carlos VIII se regocijaba en las 11

Facción de los protestantes calvinistas.

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obras italianas, los napolitanos realmente odiaban al ejército y veían a los soldados como conquistadores en vez de libertadores. El Papa (quien finalmente no cumplió el acuerdo de la alianza), Venecia, Ludovico, Ludovico Sforza y Fernando el Católico formaban una liga contra el rey francés. Era traicionado por los mismos que lo habían llamado. Carlos VIII tenía la obligación de volver a Francia, sino, la nueva liga italiana rompería su camino de retorno. Deja algunos soldados en Nápoles para despistar a la alianza enemiga, y acto seguido, cruza los Alpes donde libra la batalla de Fornovo, en la que vence.

Luis XII y el Milanesado En 1498, el rey, contando con sólo veintiocho años, muere en Amboise al golpearse la frente con el dintel de piedra de una puerta baja. Como los hijos flacos y débiles que Ana le había dado no sobrevivieron, lo sucedió su primo Luis de Orleans (Luis XII). Hijo del poeta Carlos de Orleans, era un buen jinete, encantador y débil, amado y digno de ser amado. A pesar de que deseaba casarse con la ahora viuda Ana de Bretaña, ya se encontraba casado con Juana de Francia, hija de Luis XI. Sin embargo, César Borgia, hijo del Papa Alejandro VI, se encargó, mediante una generosa recompensa de dinero y tierras, de anular el casamiento. Así Bretaña siguió siendo francesa y Ana de Bretaña, reina. Luis XII al igual que Carlos VIII, ambicionaba Italia. Al mismo tiempo, su ministro favorito, el cardenal José de Amboise, buscaba apoyo allí ya que aspiraba ser Papa. Todas las campañas de Luis XII fueron fáciles al principio; luego se produjeron cambios de actitud en Italia, los enemigos de ayer se reconciliaron para oponerse a Francia y las victorias fueron seguidas por derrotas. El Milanesado12, conquistado primero, fue perdido otra vez. Para asegurarse su posesión, Luis XII llegó al extremo de ofrecer al archiduque Carlos de Austria, nieto del emperador Maximiliano, la mano de su hija, Claudia de Francia, a la cual daría como dote la Bretaña y la Borgoña, eso equivalía a deshacer toda la obra de Luis XI. Afortunadamente, los Estados Generales se opusieron a esa locura y declararon que esas provincias no se podían ceder ni enajenar. Pero Italia seguía siendo codiciada, y el tema de la sucesión de Nápoles volvió a plantearse, entonces Luis XII, ofreció repartirse el reino con España. El rey de España13 (Fernando II de Aragón) aceptó y luego atacó a los franceses. El Papa Julio II, artista y guerrero, incitado por Maquiavelo (diplomático y filósofo italiano), juró armarse contra la República de Venecia. Para esto, en 1508, formó una liga integrada por: Luis XII de Francia, el emperador Maximiliano I de Austria y Fernando II el católico. Sin embargo, una vez que Venecia pareció estar en peligro, se retractó y declaró la guerra a los bárbaros, a los franceses que había solicitado. Forma una nueva Santa Liga, esta vez contra Francia, con Enrique VIII de Inglaterra, los españoles, los venecianos y los suizos. Vencido en Novara (1513), Luis XII se vio forzado a volver a Francia para defenderla, pactó la paz y renunció al Milanesado. Luis XII, a quien llamaban Padre del Pueblo, reinó con un apoyo popular bastante grande. Luis XII se esforzaba por proteger a los campesinos contra los señores, por revisar los derechos de banalisation14 y de trabajo forzoso, por disminuir la talla15 . En 1514, muere Ana, reina de Francia. Ella solo le había dejado dos hijas; ante el suceso, la mayor fue 12

Ducado de Milán. No España propiamente dicho. 14 La Banalisation era la obligación que tenían los vasallos de utilizar el molino, el horno, el lagar, etc., del señor, pagándose por ello un determinado precio. 15 Impuesto. 13

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casada rápidamente con el heredero del reino, el joven conde de Angulema, primo de Luis. El rey se veía tan devastado, que la corte lo incitó a casarse nuevamente. Se vuelve a casar así con María de Tudor, hija del rey de Inglaterra, quien termina por asesinarlo16.

Francisco I - resolución de los conflictos con la Iglesia Sucedió a Luis XII su robusto yerno y sobrino, Francisco I. Aficionado al amor, la caza, la guerra y la vida, era un amante de los artistas. Apenas asume, embriagado por el poder, repite inmediatamente la querella al Milanesado ¿Por qué? Por gusto. Para esto contó con veintiséis mil soldados (seis mil de ellos, eran conocidos como “la banda negra”) y trescientas piezas de artillería construidas en Lyon, capaces de disparar cincuenta balas en una sola vez, las que eran transportadas por mulas. Así, cruzó los Alpes, y fue al encuentro con los suizos que ocupaban el Milanesado y los venció en Mariñan (1515). No solo recuperó Milán, sino también se reconcilió con el Papa y obtuvo una paz perpetua con los cantones suizos, a quienes prometió un subsidio anual a cambio del derecho de reclutar soldados de allí. Bajo Luis XII, la relación con el Vaticano había sido especialmente mala por la traición de Julio II. Sin embargo, luego de Mariñán, Francisco I tuvo una entrevista capital con León X, actual Papa. Lo que deseaba el Papa era obtener la abolición de la Pragmática Sanción de Bourges, carta de las libertades de la Iglesia galicana17. La negociación tuvo éxito y se firmó un nuevo concordato, el concordato de Bolonia (1516), cual benefició tanto al Rey como al Vaticano. En adelante, si la lección de los obispos era dejada al rey (ventaja a favor de la Corona), el Papa conservaba la investidura (ventaja a favor de Roma). El rey tenía el derecho de distribuir beneficios eclesiásticos, aun a los laicos (a favor de la Corona), a cambio de lo cual el Papa tenía derecho a los annates, es decir, las rentas del primer año del beneficiario nuevo (a favor de Roma). Así el Papa y el rey adquirían uno y otro inmensas rentas a expensas de la Iglesia de Francia. Este Concordato, se extiende hasta la revolución y explica, en parte, por qué la reforma de Lutero y de Calvino fracasó en Francia (una cuestión de finanzas). El Rey contraía nuevas obligaciones, ya que ahora era responsable de la integridad de la Iglesia. Por ello, debió enfrentar a quienes deseaban realizar una reforma religiosa, siguiendo los pasos de Lutero y Zwinglio. En esta época debió abandonar el país el reformador Juan Calvino. Este monarca también se destacó en el campo cultural, actuando como un gran mecenas: hizo construir palacios como el de Fontainebleau; protegió a Rabelais, Cellini y Leonardo da Vinci; fundó la Biblioteca de París, entre otras cosas. Además financió las exploraciones en Norteamérica de Jacques Cartier.

El imperio contra el Reino de Francia. Ahora, la ambición del rey se expandió más allá, ¿y qué soñar más alto que con el imperio? Maximiliano de Austria estaba viejo. La elección del próximo emperador, realizada por siete electores (tres arzobispos, el rey de Bohemia, el duque de Sajonia, el conde Palatino, el margrave18 de Brandeburgo), siempre se producía en vida del emperador para evitar un interregno. Sin embargo, tendría un poderoso rival: el nieto de Maximiliano, Carlos de Austria. Este era un poderoso enemigo, ya que gracias a varios acuerdos hereditarios, Otras fuentes aclaran que murió por “sus esfuerzos en el dormitorio”. Tendencia autonomista de la religión católica en Francia con respecto a la jurisdicción del Papa y de Roma. 18 Marqués 16 17

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tenía derechos adquiridos sobre España, los Países Bajos, el archiducado de Austria y el reino de Nápoles. Si llegaba a poseer el Imperio, cercaría a Francia, sin embargo, si Francisco I se apoderaba de este, interferiría en los comercios de Carlos. Realizando ciertos acuerdos con los banqueros de Augsburgo, más una importante inversión de capital por parte de Maximiliano (quien compró cinco votos), logró triunfar el ahora Carlos V. Francia no podía aceptar que las fuerzas imperiales se colocaran justo ante sus puertas, y desde ese día, comienza el conflicto entre Francia y las masas germánicas. Francisco I, en vano, busca como aliado a Inglaterra, y a pesar de que tuvo la llamada “Campo de Paño de Oro” (entrevista) con Enrique VIII, este eligió ayudar al Imperio (era dueño de Flandes, punto comercial estratégico para los ingleses). Mientras tanto, Carlos V, le ofreció la tiara al cardenal de Wolsey (que acceda al papado) si traicionaba al rey francés. Finalmente, Francisco I, resolvió atacar. Carlos V tropezaba con dificultades en España y en Alemania. El emperador no se vio nada a gusto con esto. Toda Europa se volvió contra el rey francés: Enrique VIII, el Papa, los venecianos. Hasta el condestable19 del reino de Francia, Carlos de Borbón, se volvió al bando enemigo. A pesar de todo, Francisco I cruzó los Alpes igualmente y sufrió un desastre en Pavía. El ejército fue destruido y el rey cayó prisionero. Sin embargo, Francia permaneció unida. Todos respetaban a Luisa de Saboya, madre del rey y actual regente. Únicamente, el Parlamento de París comenzó a transformar su poder judicial en político. Carlos V, al ver que el aprisionamiento no salió como era esperado, intentó realizar un pacto con Francisco, debería otorgarle ciertos terrenos. Francisco se negó, y dijo preferir morir en la prisión. Carlos V temió que si se moría otro lo sucedería. Mientras, Luisa de Saboya compraba a España y realizaba pactos con el cardenal de Wolsey. El rey francés entonces, accedió a donar Borgoña, pero sin ningún interés en respetar el acuerdo. Se tomaron sus dos hijos de rehenes para confirmar el pacto, pero fueron simples sacrificios en honor al reino. Se publicó el acuerdo, y la indignación contra Carlos V fue universal. El Papa declaró nulo el tratado que hacía al rey de España dueño de la Cristiandad. En Francia, los Estados de Borgoña afirmaron con vigor que el Rey no tenía el derecho de enajenar sin su consentimiento una provincia del reino. Era el fin del feudalismo personalista. Para hacer frente a la tenaza Norte-Sur (Flandes-España), tenía que responder una tenaza Este-Oeste. Por eso, luego de la batalla de Pavía, había enviado un emisario secreto. Desde ahí, había tratado de mejorar el vínculo entre ambas partes. Por otro lado, Italia se sublevaba contra la tiranía española, el Papa imploraba la protección de Francia. Carlos V hizo atacar a Roma por la muerte del condestable de Borbón. En 1529, Luisa de Saboya, negociadora excelente, logró concretar con la archiduquesa Margarita, tía del Emperador y gobernante de los Países Bajos, la paz de Cambrai, llamada Paz de las damas. Una cláusula del tratado iba a convertir a Francisco I en cuñado de Carlos V. Leonor de Austria, hermana mayor del rey, viuda del rey de Portugal, recibió la orden de casarse con Francisco I. Por otra parte, los hijos de Francia fueron devueltos a su padre mediante un rescate de dos millones de escudos de oro. Mientras que Francisco I necesitaba a los turcos y a los príncipes protestantes de Alemania, se enfrentaba a una mala opinión pública. En Francia, estaban mal vistos los reformadores religiosos. Por ello, por un lado su política interior se veía atraída a la España católica, contraponiendose con su política exterior que lo oponía a la Casa de Austria. Para 19

Cargo cortesano.

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mantener vínculo con la Italia católica, casó a el delfín Enrique (futuro Enrique II) con una parienta del Papa. A pesar de esto, no tuvo éxito: España se apoderó de la península y los jesuítas sometieron el libre espíritu del Renacimiento a su rigurosa disciplina. La aventura italiana de Francia tuvo como único resultado dividir a la Cristiandad. Cuando Francisco I murió en 1547, comprendieron que la raíz de este problema no era italiano, sino germánico. El nuevo rey, Enrique II, fue consciente de ello. Tenía un odio secreto a España por su antiguo cautiverio en Madrid. Combate hábilmente a su enemigo: Carlos V. Su política consiste en renunciar al sueño de la conquista italiana, en trasladar su esfuerzo al Nordeste y fortificar allí las fronteras del país, en firmar una paz duradera. Para realizar esto, se hizo de amigos donde pudiera. En Inglaterra se apoyó en los católicos, aún influyentes, y casó a su hijo mayor, Francisco, heredero del trono, con la niña-reina de Escocia, María Estuardo. En Alemania se apoyó en los príncipes protestantes. De esta forma, comienza a dejar dividida a Alemania. Buscaba agravar los asuntos de Alemania a la mayor dificultad que fuera posible. Veía claramente que los intereses de Francia estaban en el Rin, y que era preciso, ante todo, resolver el secular problema de Lotaringia20. Los príncipes alemanes lo ayudaron en eso (estaban irritados por el autoritarismo de Carlos V). Ofrecieron al rey de Francia “los tres obispados”: Metz, Toul y Verdún si consentía en apoyarlos. Ello equivalía a asegurar la protección de la frontera francesa. Enrique II aceptó, pero cuando quiso avanzar hacia el Rin y hacer beber a sus caballos, los alemanes que lo habían llamado se volvieron contra él. Francisco de Guisa, sitiado en Metz, “salvó” la ciudad y fue reconocido como héroe. En la otra parte de la historia, Carlos V, enfermo y mantenido en jaque, abdicó (1555). Hubiera deseado que su hijo, Felipe II, heredara el Imperio mas los príncipes alemanes no querían seguir mezclados en las querellas españolas. Entonces, terminó por asumir su hermano Fernando, y en una solemne ceremonia, transfirió a Felipe el resto de sus estados. Enrique II no tenía motivo alguno para combatir a Felipe de España, y el estado de las finanzas francesas exigía la paz. Pero, Francisco de Guisa, envalentonado por su prestigio de héroe nacional, quiso repetir una vez más la conquista italiana. El Rey tuvo la debilidad de consentirlo, y la expedición fue un desastre. El ejército de Italia fue aplastado; Francia se vio invadida por todas partes: en el norte por los españoles y los ingleses; en el este por Saboya. Aunque Felipe II había tomado San Quintín y los españoles ya estaban en Noyon, el Rey se negó a salir de París. Francisco de Guisa, que había pecado por temeridad, se rehabilitó por su audacia. Volviendo apresuradamente de Italia, tomó el mando de un pequeño ejército en Compiègne, puso temerariamente en descubierto la capital, marchó sobre Calais y se apoderó por sorpresa de la ciudad. Todos querían retornar a la paz. En Inglaterra, Isabel acababa de suceder a María Tudor, esposa desesperadamente enamorada de Felipe II. Así, el reino inglés, se desprendió de España: España dejó de sostener a Isabel en la cuestión de Calais. Enrique II solo pidió quedarse los tres obispados: Metz, Toul y Verdún. El emperador Fernando cedió puesto que estas no lo habrían apoyado y él se tenía que centrar en afrontar los turcos. Felipe II estaba dispuesto a restituir San Quintín con tal que Francia renunciara a todas sus pretensiones sobre Italia y Saboya. La Saboya y el Piamonte fueron concedidos como dote a Margarita de Francia, hermana de Enrique II, quien se casó con Manuel de Saboya, mientras Felipe II tomaba por esposa a la hija mayor de Enrique II, Isabel de Francia. Esta había estado comprometida con el hijo de Felipe II, Don Carlos, pero el rey de

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Reino medieval sucesor del reino carolingio.

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España, al enviudar, se quedó con esa niña de catorce años. Tal fué el tratado de CateauCambrésis (1559). Ese tratado es uno de los que hicieron la Francia moderna. Fue una decisión complicada puesto que no todos estaban a favor (el ejército estaba realmente furioso, pero los sabios comprendían que era la decisión adecuada). Sin embargo, con esta Francia finalmente se alejó de Italia donde nada la llamaba y donde solo la veían como conquistadora e invasora. Por otro lado, recuperaba Calais, que si permanecía en manos inglesas sería un peligro permanente, y mantenía Metz, Toul y Verdún. Se realizaron festejos por este gran acuerdo, y en uno de ellos Enrique II salió gravemente herido 21. El Rey permaneció en coma por nueve días y murió sin recobrar el conocimiento. Fue doloroso puesto que ahora lograda la paz exterior, se iba a focalizar en la interior. En cuanto a su familia, dejó una viuda extranjera y varios hijos pequeños. Francisco II asumiría con quince años.

Guerras contra el Austria (Habsburgo - Valois) Como ya vimos, cierto es que la rivalidad entre España y Francia ya venía de décadas anteriores, sobre todo en sus luchas por los territorios de Italia, pero durante el reinado de Carlos V alcanzaría un matiz personal al ser un enfrentamiento entre los dos monarcas más poderosos de la Cristiandad: el emperador Carlos V (rey de España y emperador de Austria) y Francisco I de Francia. Carlos V lo haría por su creencia en la legitimidad que le daba el ser el emperador del Sacro Imperio Romano Germánico. Francisco I lucharía por aumentar su poder en detrimento de la monarquía hispánica. Estas guerras franco-españolas debilitaron a ambos países, aunque al final fue España quien acabó consiguiendo el dominio de Europa, no sin pagar consecuencias. Se desarrollaron diferentes “guerras”, y las fechas de estas divergieron entre los autores de la bibliografía consultada, por lo que se tratará de hacer lo más abarcativo posible: 1ra guerra (1521 - 1529): los franceses invadieron Navarra y Flandes pero Carlos V reaccionó rápido y logró derrotarlos en Navarra. Además, el emperador Carlos consiguió el apoyo de Inglaterra y el papa León X para la libre actuación en el norte de Italia. Por esta razón los imperiales ocuparon el Milanesado en 1522, en ese momento estando en poder de los franceses. Terminaron por expulsar a los franceses y le devolvieron el ducado a los Sforza. Aunque Francia intentó recuperarlo varias veces, simplemente fracasó. A este fracaso se sumaba la nueva alianza antifrancesa compuesta por Inglaterra, España, Venecia, Florencia y el Papado, con Adriano VI como papa. En 1524, Francia recuperó Milán y asedia Pavía aprovechando el ascenso del papa Clemente VII. Sin embargo, en 1525 las tropas imperiales fueron al ataque y se desarrolló la Batalla de Pavía. Esta terminó con el Imperio triunfante y Francisco I capturado y llevado a Madrid. Se realiza el Tratado de Madrid en el 1526. En este Tratado, a cambio de su libertad, el rey francés se comprometía a devolver Borgoña a Carlos V, a renunciar su soberanía sobre Flandes y Artois y a renunciar a los derechos en la península italiana. Apenas Francisco dejó el territorio, negó este tratado liberándose del mismo. Entonces, ese mismo año, con todo el poder que había juntado Carlos V, se formó la Liga de Cognac, promovida por el papa Clemente VII y que tendría como aliados a Francia, Inglaterra, Venecia y Florencia. Las fuerzas de la liga de Cognac atacaron a las tropas imperiales en el Milanesado. Pero todo 21

Por la lanza de Montgomery, hijo de Monsieur de Lorges. Un pedazo de madera le dio al ojo y le penetró el cerebro.

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se torció para Francisco I en 1528. Debido a discrepancias por los botines y por el territorio de Savona, el genovés Andrea Doria (almirante) cambió de bando. Los franceses, debido a este inesperado acuerdo y a la peste, tuvieron que abandonar Nápoles. En 1529, se llega a un acuerdo llamado Paz de Cambrai o de las Damas: gracias a esta paz se volvía a la esencia del Tratado de Madrid, aunque puliendo algunos asuntos. Francia renunciaba de nuevo a sus aspiraciones sobre los territorios italianos de Milán, Génova y Nápoles y Carlos V renunciaba a sus pretensiones sobre el ducado de Borgoña. Los rehenes franceses que tenían aún Carlos I de España eran liberados tras un rescate de dos millones de escudos. 2da guerra (1536-1538): La segunda de las guerras hispano-francesas se inició tras la muerte sin descendencia de Francisco Sforza, duque de Milán, en 1535. Este hecho suponía que el Milanesado pasaría a dominio de Carlos V. Pero Francisco I de Francia se opuso a este traspaso, reivindicando el ducado para su hijo el duque de Orleans, que debía contraer matrimonio con la viuda de Francisco Sforza. Esta diferencia de intereses desembocó en una nueva guerra. Francisco I empezó las acciones invadiendo Saboya, Piamonte y Turín en febrero de 1536, ya que el duque de Saboya, cuñado de Carlos V, se negó a permitir el paso del ejército francés hacia el Milanesado. En Roma Carlos V pronuncia un duro discurso en presencia del papa Paulo III, acusando a Francisco I de haber roto la paz y de pactar con los infieles turcos. A su vez, reaccionó militarmente invadiendo Provenza y Picardía, territorios franceses, entre los años 1536 y 1537. En 1538, Paulo III arregla la Tregua de Niza: acordaba una tregua de 10 años y el compromiso de unir a los príncipes cristianos en una cruzada contra los turcos y de impedir el avance del luteranismo. 3ra guerra (1542-1544): En 1540 Carlos decidió dar la investidura del ducado de Milán a su hijo Felipe, lo que causó malestar en Francia. La guerra estallaría por un pretexto simple dos años después, en 1542, cuando dos enviados franceses que iban a negociar con el imperio otomano murieron y se acusó a las autoridades españolas del Milanesado. Era una simple excusa para ir de nuevo a la guerra e intentar recuperar el ducado de Milán. Los imperiales lograron avanzar hasta París, y viendo la capital del reino amenazada por dos frentes, Normandía y Champaña, Francisco I acuerda firmar la Paz de Crépy en 1544. La paz se basaba en la devolución de los territorios incorporados por ambos países desde la tregua de Niza. Además de ello, se corroboraba la renuncia de Francisco I al ducado de Milán y de Carlos V al ducado de Borgoña. 4ta guerra (1552-1559): El sucesor de Francisco, Enrique II, intentaría aliarse con enemigos del emperador. Enrique II de Francia aprovechó el descontento de los alemanes para firmar con la Liga de Esmalcalda el Tratado de Chambord en 1552. Según este acuerdo, Enrique II de Francia tenía autorización para ocupar los ducados de Lorena de Metz, Toul y Verdún a cambio de una subvención económica. Enrique II puso a la práctica este acuerdo y en 1552 ocupó sucesivamente estos territorios. Carlos pudo afrontar su guerra contra Francia, tratando de recuperar los ducados perdidos. El emperador asedió Metz durante dos meses con resultado adverso, teniendo que levantar el cerco a inicios de 1553. Por otro lado, Enrique II no tuvo éxito en las operaciones militares en los Países Bajos. Pero en 1555, Carlos V, cansado por la edad, los años de lucha y agobiado por las finanzas, decide firmar la paz de Augsburgo con los príncipes Alemanes. Pero la guerra con Francia no acabó ni tras la paz de Augsburgo ni tras la renuncia de Carlos V. Felipe II continuaría la lucha contra Enrique II. Felipe II lanzaría un poderoso ejército hacia París desde los Países Bajos, obteniendo una gran victoria sobre el ejército francés comandado por Montmorency en San Quintín el 10 de agosto de 1557. Posteriormente ganaría también Felipe II en Gravelinas en 1558. Sin embargo, la falta de dinero impidió a Felipe II llegar

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hasta París, lo que fue aprovechado por Francia para conquistar Calais a los ingleses, aliados de los españoles. Se llegaba a un punto de equilibrio, por lo que ambas potencias firmaron la paz en Cateau-Cambrésis en 1559. Por ella:

● Francia renunciaba de nuevo a los territorios Italianos, devolviendo Saboya y Piamonte. ● Inglaterra también acordó con Francia la entrega de la conquistada Calais a los franceses por 8 años, al término de cuyo plazo Francia debía devolverlo o ejercer un derecho de compra de 500.000 escudos de oro. ● Francia también renunciaba a sus derechos sobre Artois y Flandes. ● España retiene el Franco Condado y acuerda con Francia luchar contra la herejía protestante, que iba poniendo en problemas internos a Francia.

Guerras religiosas El paganismo del renacimiento había terminado por afectar a una Francia que no definía su rumbo, si se inclinaría al cristianismo o al paganismo. Teníamos en 1517 las noventa y cinco tesis de Martín Lutero, e incluso nueve años antes ya, un viejo profesor, de la Universidad de París, Jacques Lefèvre d Étaples, publicó un llamado en favor de la lectura de los textos originales. Con el concordato de Bolonia, de 1516, estas ideologías son fuertemente reprimidas. Tras la época de Francisco I, se inició un periodo marcado por las guerras de religión entre los católicos y los hugonotes o calvinistas. Este último grupo religioso había llegado recientemente a territorio francés, pero había ganado rápidamente numerosos seguidores entre las masas urbanas y la nobleza. Déficit, herejía, minoridad: una peligrosa combinación. La deuda de Francia ascendía a cuarenta mil millones de libras. Para pagar el interés era preciso aumentar los impuestos y vender cargos. Ambas medidas impopulares. Sin embargo, ahora muerto Enrique II, era su hijo Francisco II de quince años quien tendría que encargarse. La reina madre, Catalina de Médicis, era inteligente y una muy buena política, pero no estadista. Tres partidos se disputaban el poder: el de los Borbones, príncipes de sangre real que habían de heredar el trono si se extinguen los Valois y cuyos jefes eran Antonio de Borbón (rey de Navarra por su casamiento con Juana de Albret) y su hermano, el príncipe de Condé; los Guisa, príncipes lorences cuya estrella ascendía desde que habían dado una reina a Escocia (María de Guisa), una reina a Francia (María Estuardo) y un héroe a los ejércitos (Francisco de Guisa); por fin los Montmorency, leales a la Corona, pero rivales de los Guisa. Anne de Montmorency condestable del reino, católico, tenía tres sobrinos hugonotes22 (entre ellos el grave y respetable almirante Coligny); los Guisa representaban al catolicismo fanático e intransigente; Antonio de Borbón acogió a los hugonotes en su corte de Nérac, porque desde que el condestable de Borbón perdió el favor real, la familia se mantenía en la oposición, y también porque había heredado la tolerancia de su abuela, Margarita de Navarra. Se admitió a Francisco II como mayor de edad, y entonces se le hizo llamar por él a los consejeros que escogiera. El pueblo se entregó a los Guisa. Inmediatamente se transformaron en “hombres providenciales” llamados por Dios a la defensa de la religión católica. Francisco, el soldado, fue el más popular; el cardenal de Lorena fue el jefe 22

Protestantes franceses de la doctrina calvinista.

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verdadero, a la vez “dictador, Papa y rey”. Antonio de Borbón, primer príncipe de sangre real, hubiera tenido derecho a la regencia, pero prefirió no participar de ello (hacerse el muerto). Los hugonotes habrían estado dispuestos a portarse como súbditos; pero los Guisa y sus amigos extremistas quisieron purgar de herejía al reino. Por sus violencias llevaron a los reformados a la rebelión. Así fue como algunos “hugonotes de Estado” se aliaron con los hugonotes de religión. Los malcontents de toda clase, viéndose perseguidos, resolvieron deshacerse de los Guisa. No les faltaban soldados, pues la paz de Cateau-Cambrésis había multiplicado el número de veteranos sin empleo. Los teólogos de la Reforma aprobaban la conjuración siempre que fuera sostenida por un príncipe de sangre real. Se acordó que bandas armadas marcharían sobre Blois y Amboise y se apoderarían de la corte. Pero los Guisa recibieron advertencias, la conspiración se descubrió, los conspiradores fueron detenidos. La represión fue terrible. Así se formaban odios hereditarios y feroces. Francisco II, termina cayendo enfermo, y a pesar de la inmensa cantidad de oraciones por su salud, falleció. Ascendió al trono Carlos IX (1560-1574), con diez años. Se requirió una regencia; Catalina de Médicis la obtuvo para ella misma amenazando a los Guisa con los Borbones, a los Borbones con los Guisa e invitando al apaciguamiento a todos los partidos. Fracasó. Posteriormente, en 1560 se habían reunido en Orleans los Estados Generales del reino, por primera vez desde 1484. Catalina permitió a Coligny, a Condé, a sus familias, practicar su religión en sus aposentos privados. Los prohibió el concilio nacional y Catalina lo reemplazó por un Coloquio23 que se realizó en Passy en 1561. Durante el reinado de Carlos IX estallaron abiertamente las rivalidades religiosas, en episodios como la Matanza de Vassy (1562). Con el fin de resolver el conflicto, se firmaron documentos que reconocían el derecho de los protestantes a practicar su religión y les concedían ciertas garantías, pero la debilidad de la Corona hizo que ninguno de estos compromisos fuese respetado, y tras la Matanza de San Bartolomé (1572), en la que miles de calvinistas fueron asesinados por los líderes del partido católico con el consentimiento del monarca, la situación se salió de control. La Matanza de San Bartolomé (1572), perpetrada con el consentimiento de Carlos IX, precipitó al país a una sangrienta guerra civil. En adelante, ambas facciones combatieron directamente, sobre todo cuando ascendió al trono Enrique III (1574-1589), último monarca de la familia Valois. Como este rey no poseía herederos directos, a su muerte la corona pasaría a Enrique de Borbón, rey de Navarra y jefe de los hugonotes. Contra esta posibilidad se levantó la Santa Liga Católica dirigida por el duque Enrique de Guisa, iniciándose el conflicto conocido como “Guerra de los Tres Enriques" (lucha por la sucesión de Enrique III). Este enfrentamiento fue la dramática culminación de las luchas religiosas que ya llevaban décadas, y pronto costó la vida de uno de los tres líderes en pugna: Enrique de Guisa, en 1588, por orden de Enrique III; este suceso sublevó a los católicos contra el Valois, que fue asesinado al año siguiente por un monje dominico. El sucesor al trono, Enrique de Navarra, enfrentado a los católicos franceses y a los refuerzos que les enviaba el rey español Felipe II, decidió hábilmente renunciar al protestantismo, con lo que eliminó el único obstáculo que le impedía reinar sobre Francia. A partir de entonces reinó como Enrique IV, inaugurando la época de la dinastía Borbón. Enrique IV de Borbón, líder hugonote convertido al catolicismo, asumiría el trono francés con la frase “París, bien vale una misa”. 23

Reunión de personas en la que se expone y se discute acerca de un tema determinado.

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El reinado de Enrique IV estuvo dedicado a conseguir la paz interior (reducción de los últimos focos de guerra civil) y exterior (firma de la Paz de Vervins con el rey de España). Destaca en este sentido el Edicto de Nantes (1598) que resolvió el problema religioso al reconocer al catolicismo como la religión oficial del reino, al mismo tiempo que consagraba la libertad de los protestantes para practicar su religión en todo el territorio con la excepción de París. Esta concesión venía acompañada del derecho a poseer fuerzas armadas suficientes para defenderse de alguna posible agresión.

Reyes Posguerra (Guerra de los 100 años) - S.XVII] DINASTÍA VALOIS ● Carlos VII, el Victorioso (1429-1461) ● Luis XI (1461-1483) ● Carlos VIII (1483-1498) ● Luis XII (1498-1515) ● Francisco I (1515-1547) ● Enrique II (1547-1559) ● Francisco II (1559-1560) ● Carlos IX (1560-1574) ● Enrique III (1574-1589) DINASTÍA BORBÓN ● Enrique IV (1589-1610) “El Buen Rey Enrique”

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MAPAS Durante el reinado de Luis XI

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Mapa del Tratado de Cateau-Cambresis

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Fuentes: Libro “Historia de Francia” por Maurois André (1885-1967) Libro “Historia Resumida de Francia”

https://www.slideshare.net/juanjimenez22/francia-del-siglo-xvi

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de

Juan

Jimenez, profesor de ciencias e historia.

https://www.lacrisisdelahistoria.com/las-guerras-hispano-francesas-carlosv/#La_Dieta_de_Passau_de_1552 - Información utilizada para expandir sobre la Guerra germano-francesa

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