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7 de junio de 2009 IDEAL EXPECTATIVAS
contraportada
JUAN JOSÉ TORRES LÓPEZ VICEPTE. ASOCIACIÓN EMPRESARIAL DE FARMACÉUTICOS ALMERIENSES Esta Asociación agrupa a 200 de las 289 farmacias que hay en toda la provincia almeriense y que, como explica su vicepresidente, «prestan un servicio público a la población». Sin embargo, cada vez es
más difícil mantener este concepto, puesto que, tanto desde España como desde el resto del Viejo Continente, existe una tendencia muy acusada que apunta hacia la liberalización de las farmacias
«La actual Ley andaluza quiere ‘estatalizar’ la farmacia» ISABEL FERNÁNDEZ ALMERÍA
–¿Es muy complicada la puesta en marcha de una farmacia, sobre todo teniendo en cuenta toda la legislación que le afecta? –No es fácil, desde luego, pero hay algo más importante aún que la puesta en marcha propiamente dicha de la farmacia. En el mundo hay dos tendencias o modelos de organizar la farmacia. El modelo anglosajón, que impera, claro está, en Inglaterra o Estados Unidos, donde, aunque dentro de la farmacia tiene que haber un farmacéutico, se le da un carácter distinto al establecimiento, un carácter más comercial. Esto significa que se permite la libre apertura, el capital no tiene que ser del farmacéutico, sino de cualquiera, aunque obligatoriamente tiene que haber un profesional. Además, este tipo de farmacias se pueden abrir donde cada uno quiera, ya que, de hecho, se entiende que son un comercio más.
–¿Y cuál es el otro modelo? –El otro es el conocido como modelo mediterráneo de farmacia y que es el que tenemos en el resto de Europa. La diferencia es que este modelo no tiene un carácter tan comercial, sino que tiene un carácter más social, más de servicio al público. Entonces, ése es un modelo regulado, mientras que el otro tiene un carácter abierto, es decir, que puede ponerse donde uno quiera y la farmacia puede ser de cualquiera. Sólo hay que cumplir con la obligatoriedad de tener un farmacéutico en el establecimiento. Sin embargo, en el modelo mediterráneo, el propietario tiene que ser un farmacéutico, indiscutiblemente, y luego hay una regulación estatal.
–¿En qué consiste esa regulación estatal? –Pues consiste en que tiene que haber unos módulos de distancia y de población. Si se compara con el otro modelo, cada uno se pone donde quiere. Como tiene carácter comercial, el comerciante lo que busca es la rentabilidad y, por tanto, todas las farmacias se juntan en los centros donde hay actividad económica, con lo cual se puede dar la paradoja de que en Inglaterra hay poblaciones de más de 30.000 habitantes que no tienen farmacia. Aquí eso no sucede y, de hecho, no puede pasar porque se exigen unos requisitos, en primer lugar, de población, que la farmacia tenga que atender a un mínimo de población y, además, que haya unas distancias porque, así, todo el mundo puede tener una farmacia cerca. Por ejemplo, aquí, con este modelo regulado, no hay ningún pueblo de la provincia de Almería que no tenga farmacia. Esto en Estados Unidos o Inglate-
concurso varias farmacias en Almería, ¿no es así? –Así es. La Administración ha sacado a concurso en la provincia de Almería 46 farmacias. Sacar a concurso significa que se valoran los méritos de los farmacéuticos según un baremo, hay un resultado de ese concurso y los farmacéuticos van pidiendo ‘destino’ de entre todas las farmacias, no sólo de Almería, sino de Andalucía, por orden de mérito.
–Ese concurso está en fase de borrador. ¿Tienen previsto desde la Asociación presentar alegaciones? –En primer lugar, hemos abierto un sitio en nuestra página web donde nuestros asociados pueden hacer sus alegaciones, aunque, de momento, no hemos recibido ninguna. Por otro lado, este modelo de concurso no es sólo las farmacias que se conceden, sino la forma de concederlas y, en este sentido, desde la Asociación sí vamos a plantear alegaciones. Esta Orden es fruto del desarrollo de la Ley de Farmacias de Andalucía, con la que nosotros fuimos muy críticos en su día, porque, en el fondo, lo que hace es estatalizar la farmacia. Hasta ahora, la propiedad era de los farmacéuticos, sin embargo, en este caso, eso ya no es así, sino que la propiedad es de la Junta de Andalucía. Esto está recurrido al Tribunal Constitucional y, por tanto, si aquí se consagra esa figura de que la propiedad no es del farmacéutico, sino de la Administración, nosotros no estamos de acuerdo y lo vamos a recurrir.
–¿Cómo ‘funciona’ esa Ley andaluza? Juan José Torres López, vicepresidente de la Asociación Empresarial de Farmacéuticos. /IDEAL rra no pasa. Todo esto tiene una explicación muy fácil. En nuestro modelo, la farmacia es una empresa privada, pero de interés público, mientras que en estos países el modelo es estrictamente privado, no hay ningún interés público. Junto a todo esto, con respecto a España y a algunos otros países mediterráneos, se da otra particularidad y es que el precio de los medicamentos no lo pone el farmacéutico.
–Lo pone el Estado...
–Efectivamente. Lo pone el Estado, con lo cual toda la población accede a los medicamentos en las mismas condiciones. Esto da lugar a un fenómeno que se conoce como las ‘exportaciones paralelas’. En países como el nuestro, los medicamentos son mucho más baratos que en el resto de Europa y, entonces, se exportan.
–¿Alguna vez se ha planteado en nuestro país cambiar hacia un modelo liberal de farmacia?
–Muchas veces. Siempre que hay un cambio de tintes políticos se intenta hacer. Estas tendencias se dan porque los políticos no tienen ni idea, cuando se meten a legislar sobre farmacia desconocen todo esto. Entonces, a ellos les parece que, como la tendencia en el mundo es la liberalización, pues cada vez que llegan al poder pretenden liberalizar los servicios, entre ellos la farmacia.
–Recientemente, la Administración andaluza ha sacado a
«El farmacéutico se ha ido adaptando a las necesidades de la población» –De momento, el sector ha resistido ante esa liberalización. Sin embargo, ¿se insiste en esta tendencia?
–Esto habrá despertado muchas críticas... –Y tantas... Ya digo que, de hecho, la Ley de Farmacias de Andalucía está recurrida ante el Tribunal Constitucional.
campañas que no se hacen en los centros de salud, sino en las farmacias porque somos conscientes, en primer lugar, de que la gente confía en el farmacéutico y, en segundo lugar, de que la gente tiene su confianza depositada en su farmacia. Casi todo el mundo tiene una farmacia a la que acude y esa fuerza hay que aprovecharla.
–Se podría decir, por tanto, que la figura del boticario de hace varias décadas ya casi no existe...
–Siempre. Europa intenta ahora que España liberalice las farmacias y, de momento, le hemos ganado la batalla. El día 19 de mayo, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo le dio la razón al modelo mediterráneo de farmacia frente a la tendencia anglosajona. Ésta ha sido una batalla que hemos ganado, pero son batallas continuas porque son muchos los intereses.
–El modelo en sí no se cambia, pero, ¿el sistema farmacéutico necesita reformas? –Por supuesto que sí. Este modelo es el mejor del mundo, pero también necesita reformas, no vamos a ser tan tontos de pensar que todo es perfecto.
–Es una expropiación definitiva. El espacio físico, en principio, sería nuestro, lo compraríamos nosotros, pero la propiedad como tal, no. Esto quiere decir que no podríamos transmitirla, ni venderla... En definitiva, no sería una propiedad nuestra. Teniendo esto en cuenta, el concurso dice que una vez cumplidos los 65 años, las farmacias que se concedan pasan a ser propiedad de la Junta de Andalucía.
–¿A qué tipo de reformas se refiere? –Por ejemplo, hay que tener en cuenta que las farmacias son, cada vez más servicios públicos, se da
atención farmacéutica. El farmacéutico se ha ido adaptando a las necesidades de la población. Se hacen campañas de diabetes, de hipertensión,... Un montón de
–La verdad es que sí. Pero la cuestión es que hemos sabido adaptarnos a la sociedad y, además, esto es algo que tendremos que seguir haciendo. Por poner un ejemplo, y esto es algo de lo que la gente no se da cuenta, y es que, en la farmacia, la tarjeta sanitaria no falla, y no falla porque los farmacéuticos, con nuestro esfuerzo, nos hemos adaptado tecnológicamente, con nuestro esfuerzo personal y económico. Sin embargo, en el centro de salud, la adaptación por parte de la Administración no es la misma.