Entrenamiento Mental

  • May 2020
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Entrenamiento mental

Los monitores y entrenadores que nos gusta el deporte de competición y que nos dedicamos a preparar a alumnos para entender la competición como un medio de formarse como personas y deportistas, muchas veces comprobamos como tanto padres como alumnos no comprenden lo que es la competición, o por lo menos la competición como yo la entiendo: “Un medio para poner a prueba todas tus habilidades tenísticas bajo un estado de nerviosismo”.

Por tanto, es difícil que alguien que no compite en cada entrenamiento consigo mismo pueda superar el reto de la competición. Muchas veces ves a alumnos que compiten a nivel federado, y que cuando están entrenando no le conceden importancia al fallo, están realizando una serie de servicios y les da igual que entren, que no, están practicando segundos servicios y no meten ninguno, y luego compiten y quieren que les entren los golpes a los que no han concedido importancia entrenando, creo que como es normal y de sentido común, si no te has exigido en cada entrenamiento el máximo, no te podrás exigir el máximo en la competición, si no eres capaz de crear el estado emocional entrenando similar a la tensión de la competición, no podrás rendir cuando los nervios estén presentes. Tengo muy claro, que el verdadero competidor, es un excelente competidor diario, no por ganar, sino porque cada día quiere ser mejor, más hábil con la pelota, mejor técnicamente, más preciso en sus direcciones, etc., si falla dos derechas seguidas se enfada, si no mete

primeros, se siente mal, y si el segundo no le corre, acelera más la mano, le da igual que sea haciendo una serie de entrenamientos, jugando un partido amistoso o jugando la final de un Torneo, no se enfada por perder, se enfada por fallar, independientemente del contexto: entrenando o compitiendo.

He visto entrenar a muchos jugadores profesionales, recuerdo a Tomy Robledo, aparentemente compitiendo parece tranquilo, pues entrenado una mañana con Kevin Kim, más de una vez voló la raqueta porque la derecha no le corría; recuerdo otro día a Roger Federer entrenando con Floren Serra, e iba 2-5 abajo en un set de entrenamiento, alguna voz y grito salió de su boca, he visto partir raquetas entrenado a David Ferrer, Pato Clavet, o una vez romper más de 5 raquetas a Alex Corretja entrenando, volaban las raquetas por los pasillos del Club ( está claro que el hecho en sí, no es muy formativo, pero nos hace ver como se sienten cuando no salen las cosas como ellos pretenden entrenando); y así podríamos describir a muchos jugadores profesionales entrenando; son competidores, siempre dentro de entenderlo como parte del juego, cuando termina el entrenamiento o el partido terminó la lucha, pero lo que está muy claro es que dan lo máximo para mejorar, independientemente que estén en competición o no, previamente has tenido que darlo todo entrenando, para dar lo máximo compitiendo. Muchas veces nos sucede a los entrenadores que vemos competir a un alumno, y comprobamos que tiene la misma actitud que en los entrenamientos: pasividad, despreocupación por el fallo, errores

contantes en todos sus golpes, etc.… y de repente se enfada, y piensas: “pero si es lo que hace todos los días entrenando y nunca se enfada”. ¿Por qué lo hace en competición?- Donde realmente debe enfadarse es en los entrenamientos, no aquí. Nunca podrás hacer compitiendo lo que no haces entrenando, si no metes segundos entrenando, no pretenderás meter segundos compitiendo, si no metes cambios de dirección entrenando, no te saldrán en competición, como es lógico, verdad. Pero esto que es de sentido común, muchos jugadores juveniles no lo comprenden. Ellos entrenan de forma pasiva, sin tensión, sin estar nerviosos, sin tener “garra”, por tanto, cada entrenamiento no es una verdadera competición y por tanto, no podrán rendir al máximo cuando la tensión, los nervios estén presentes en un partido, porque no han entrenado bajo ese estado de tensión competitiva. He conocido a pocos alumnos ultra competitivos, pero a los que he conocido, les aseguro que todos los conflictos han venido en los entrenamientos, los enfados por fallar, los enfados por perder, los enfados por no salir la serie…..y nunca o casi nunca han venido los enfados en competición, habrán perdido o ganado, pero han luchado, lo han intentado durante el partido, pero han llegado con la confianza necesaria a jugar que da un entrenamiento de calidad, ahora, he tenido algunos alumnos que entrenaban por entrenar, y cuando ha llegado la competición nunca han sacado su mejor juego en ese momento, el competidor “nato” rinde aún más bajo tensión y nervios, porque para eso ha entrenado diariamente.

   

“La competición se disfruta, el entrenamiento se sufre”, es dónde me dejo todo para mejorar, cuando llega la competición yo ya he hecho todo el trabajo para llegar con la confianza necesaria para pegar bolas y disfrutar del juego, por eso es tan duro el día a día, el entrenamiento diario, porque es donde tengo que dar el máximo si quiero ser un excelente competidor, al fin y al cabo, un partido podrá salir bien o mal, dependerá del día, pero si he trabajado bien en cada entrenamiento, estaré satisfecho porque lo habré dado todo para llegar preparado a la competición. Pero, no es fácil encontrar a este tipo de personas, yo no he tenido esta suerte en muchas ocasiones, la mayoría de los alumnos vienen a entrenar sin entender que la competición comienza en cada bola que golpean en cada entrenamiento, cada fallo entrenando me debe activar para no fallar la siguiente bola, debo buscar cada vez más consistencia y más velocidad de bola, debo buscar ser cada vez más preciso en mis direcciones, debo cada vez agrupar más bolas en las zonas cercanas a las líneas, debo cada vez hacer de mi servicio un golpe definitivo, y eso golpe a golpe. En un partido puedo realizar entre 500 y 600 impactos, en un entrenamiento de 2 ó 3 horas entre 1000 y 2000 impactos, si no fallo y estoy concentrado todo el tiempo puedo mejorar mucho día a día, pero si hago del fallo una constante en los entrenamientos, evidentemente no podré mejorar, y pasarán los años, y habré desperdiciado muchas sesiones de entrenamiento. Por otro lado, en la competición los nervios estarán siempre presentes, sobre todo en los momentos claves (no hay ningún jugador que no se ponga nervioso, recuerdo en este momento una frase de Rafael Nadal: “Cuando llegan los puntos clave me pongo nervioso, pero pienso, si yo estoy así, peor estará el otro”); si entrenando, no me presiono en no fallar en cada golpe, generando tensión, ¿podré mejorar en las fases claves de un partido?-Imposible. Muchas veces presionamos a los alumnos en los entrenamientos para generar ese estado de tensión, ese es el momento, no en la competición. Cuando alguien compite lo único que necesita son ánimos, apoyos, y entusiasmo por parte de las personas que estamos ayudándole a ser un mejor deportista (sus padres, su entrenador, compañeros de entrenamiento, etc.), es en los entrenamientos dónde se les debe exigir, no en la competición, recuerden, nadie hará en la competición, lo que no haga entrenando.

  

Hace años presencie una escena algo desagradable, estaba entrenado Nicole Vaidisova, y estaba entrenando el segundo servicio, si no metía el segundo servicio con tal velocidad que el segundo bote diese en la valla, debía esprintar, coger esa bola y volver a sacar, aparentemente puede estar bien, pero “la pobre”, encadenó muchos errores seguidos, se desesperó, y llegó a llorar, ya que su entrenador la tuvo una hora haciendo ese ejercicio con fallos constantes, me parece muy extremo llegar a esto, pero si no te corre la bola en el segundo entrenando, no te lo hará en competición. Muchos jugadores profesionales ponen al límite su cuerpo y su mente entrenando para poder llegar a rendir como vemos en competición. Cuando se entrena se puede estar compitiendo constantemente:  En el calentamiento intento no fallar ni una bola   En los fijos todas las bolas por detrás de la línea de servicio.   En las series consigo 4 ó 5 cambios de dirección sin fallar   Cuando saco todos mis primeros van cerca del cono que me marca la dirección.   No me permito fallar ni un segundo servicio entrenando.   Durante la disputa de puntos simulo puntos importantes de competición.   Durante un set, quiero ganarlo, juegue contra quien juegue.   Y sobre todo, doy el máximo de mi mismo cada día.  Este concepto de competitividad es siempre con UNO MISMO y dentro del contexto en donde se desenvuelve el juego, en el espacio y en el tiempo que dura el entrenamiento y la competición, una vez que he

terminado de entrenar o de competir, comienza mi vida fuera del tenis, y si no ha salido bien, mañana tendré otra oportunidad de dar el máximo de mi mismo, pero me voy con la tranquilidad de haberlo dado todo y haberme exigido lo mejor que podía dar ese día, esté entrenando o esté compitiendo, ¿o es lo mismo?. Reflexionemos, si compito como entreno, y entreno como compito, no habrá diferencia, ahora, si pretendo competir como no entreno, seguramente que los nervios, la tensión, la competición desarbolen mi técnica; sin embargo, si hago del entrenamiento una verdadera competición, la tensión, los nervios y la competición oficial harán que yo saque lo mejor de mi juego en ese momento, en la competición real.

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