PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATOLICA MADRE Y MAESTRA FACULTAD DE CIENCIAS DE LA SALUD DEPARTAMENTO DE MEDICINA
Salud: inequidad social Salud Pública Presentado por: Ingrid Báez
1997-1083
Dirtsa Gómez
2005-0903
Presentado a: Dra. Zahíra Quiñones MD, MPH
Miércoles 18 de Marzo de 2009 Santiago, Rep. Dom.-
Salud: inequidad social Los humanos nadan, literalmente, en un mar donde desembocan varios ríos fluyentes. Un mar repleto de inequidades sociales, impedimentos evitables e injusticias manejables. Rodeados estamos de aguas malformadas de diversas fuentes, ya sean culturales, sociales, raciales, religiosas, económicas. Malformaciones dadas por inequidades. Todo esto es un inmenso peso asfixiante que interviene de forma significativa impidiéndonos alcanzar el deseado bienestar físico, mental, social, la salud.
Buscando causas y posibles respuestas a toda esta inequidad, se han desarrollado una serie de estudios descriptivos, analíticos, razonables y entendibles. Buscando entender y acortar la cada vez más ancha brecha entre los servicios de salud y las poblaciones. Buscando medidas para proporcionar a la población una adecuada calidad de vida con acceso a servicios de salud de ser necesario; por tener esto como propósito fundamental, el área de salud pública es un área con gran y pesada importancia en cada país.
Cada país desarrolla este eslabón de manera diferente dependiendo de sus necesidades y accesos. Estas diferencias, entonces, son la base crítica que hacen que se desarrollen a continuación una serie de debilidades, padecimientos específicos en cada país. Y, a la vez, cada país desarrollara caminos para disminuir los eventos de salud que se le presenten (diabetes, hipertensión, enfermedades cardiovasculares, enfermedades respiratorias, cáncer), con esto, también desarrollan el entendimiento de los determinantes de salud en esa región (estilo de vida, sistema sanitario, medio ambiente), parte fundamental para
desarrollo de enfermedad y compleja para erradicar. Así como también se analizan factores predisponentes (edad, sexo, raza) y desencadenantes de enfermedades.
Cada país contiene la importante entidad económica, política y social que debe proveer recursos y ayuda incondicional a su pueblo, y más aún cuando la ayuda compite para aumentar la calidad de vida y disminuir el riesgo de padecer enfermedades. Esta entidad es el Estado. Su carencia se analizará en posteriores líneas.
Volviendo un poco atrás, para poder entender este amplio campo preciso de varios ejemplos y evidencias explicadas a continuación. Empezando por el sexo, las mujeres están más propensas, no a padecer enfermedades respiratorias como asma, sino, más bien, a que sean diagnosticadas con las mismas, ya sea por su propia percepción de los síntomas o porque a la hora de asistir a la visita médica excluyen la descripción de varios síntomas. En cambio en los hombres, debido a la mentalidad machista tan desarrollada hoy día, asisten a consulta ya cuando el padecimiento está muy avanzado, ya sea por fortaleza o debilidad, vaya usted a saber. Las mujeres asisten más que los hombres a centros de salud, la mayoría de estas visitas no son por padecimientos graves, en cambio, la mayor parte de las veces que los hombres asisten, son internados por los hallazgos médicos en su examinación. Estas condiciones tienen una base social y cultural. Social y culturalmente se acepta que las mujeres sean débiles y susceptibles a enfermarse, mientras los hombres no. Esto debería erradicarse por completo. Si es cierto que las mujeres poseen mayor conciencia y preocupación relacionada con la salud, esto subyace al peso psicosocial del sexo.
La raza, cultura, étnia, todas diferentes pero unidas entre sí, determinan grandemente el bienestar físico, social y mental de cada ser humano. Sobre todo mental; sobre todo la raza. Las minorías, entiéndase grupos étnicos, emigrantes de países de raza blanca, o negra ubicados en países hispanos o en una potencia como Estados Unidos, dudan a la hora de confiar su vida y el diagnóstico, curso y futura evolución de una enfermedad a médicos que no estén en su mismo nivel racial, cultura, incluso espiritual que ellos. Se sienten inferiores, por el tratado que se les da directa o indirectamente. Se sienten más cómodos consigo mismos y con el médico, están dispuestos a establecer una pacífica confianza si el médico es del mismo color de piel que ellos, si éste tiene pensamientos, costumbres, incluso gustos igual que ellos. Por esto es muy importante la relación médico-paciente. Esta barrera es fácil de derribar si el médico, sea del color que sea el paciente, sea del país que sea su paciente, siga las costumbres que quiera, crea en lo que quiera creer, hace que el paciente se sienta cómodo con él, establece un lazo y una comunicación amena que facilite el ambiente laboral. La comunicación del médico hacia su paciente tiene un gran impacto en base al cual el paciente podrá desarrollar su confianza hacia el médico. Y así, incluso el curso de la enfermedad podrá tener mejor final. El paciente tendrá la confianza de poder abiertamente comunicarle cualquier hallazgo subjetivo de su enfermedad, sin vergüenza, sin miedo, y así el médico podrá jacer un diagnóstico adecuado.
Se ha argüido que la participación religiosa se asocia con mejores resultados en la salud física y mental. Hay una asociación entre la participación religiosa y una mejor salud, con resultados positivos. Tal vez, en unos pocos años, un mayor desarrollo de esta incorporación entre salud y medicina con religión y espiritualidad conduzca la práctica
médica por un camino más compasivo. Estas prácticas de creencias están más desarrolladas en países del Oriente, ejemplo, la India.
Entre paz y espiritualidad, el mencionar la India, nos transporta a ambientes no muy equitativos entre las comunidades de diferentes ingresos económicos en búsqueda del acceso de los servicios de salud. Países como la India, en donde el Gobierno no financia el acceso, los medios para llegar a usar servicios de salud, los habitantes deben recurrir a suplidores privados, esto genera aún más inequidad y pobreza. Porque las personas de disminuido ingreso económico, debe proveer dinero de su propio bolsillo para una compañía privada y así poder asistir a centros de salud. Esto es muy común en familias de bajos ingresos salariales. Estas personas gastan la poca plata que tienen en cubrirse servicios de salud. Pasa también que no tienen dinero para cubrir esto, y esto lleva a un deterioro en aumento de estas personas, más enfermedades, más pobreza. Formando un gran círculo vicioso.
Los problemas de estas personas con diminuido ingreso salarial se agravan cada día más porque vivirán rodeadas de los estímulos primarios que desencadenaron una enfermedad, mala alimentación, hacinamiento; y siempre tendrán en su contra difícil acceso a los servicios de salud.
El desenlace de la disminuida calidad de vida de los países, las personas deciden emigrar, incluso de un continente a otro. Para agravar un poco más el problema, por su dificultad de eliminar, conservan sus creencias, tradiciones, culturas, monotonías. Ejemplo, emigrantes de toda Asia y Oriente que se establecen en países hispanos. Como ya
explicado arriba, en minorías socioculturales. Para conservar sus tradiciones y por no dejar en manos de desconocidos, aunque sean médicos, a sus hijos, las madres prefieren tratar, curar, a sus hijos como puedan y se abstienen de llevarlos a un centro de salud, esto agrava el problema de salud dependiendo de su enfermedad. Muchas veces también disminuida esta búsqueda de bienestar por el estado económico de las familias que ni muy bien establecidas económicamente estaban es su país de origen, imaginemos como sería empezar de cero en un nuevo país.
En nuestro planeta hay un coctel de todos y para todos. También tenemos familias que poseen buenos ingresos, y en estas se ven disminuidas las enfermedades. Los recursos del Estado para con la salud no están balanceados. No son equitativos. Esto a su vez aumenta más el círculo vicioso más dañino para la población. El Estado no invierte todo el dinero que le corresponde para el área de la salud. Más inequidad. Hay otras situaciones en la que el nivel de inversión es adecuado, pero la distribución en la población se realiza de una forma desigual. Más inequidad. En nuestro planeta hay un gran coctel de todos y para todos.
El Estado junto con Salud Pública, deben buscar medidas que conglomeren a todos los ciudadanos, medidas o leyes que abracen de forma equitativa a cada persona, tomando en cuenta que cada medida implementada sea cómoda de cumplir para cada grupo social. Medidas que sean deberes para los ciudadanos, pero que no afecte sus derechos.
La tarea más ardua, pero la más efectiva es prevenir eventos de enfermedad, promover bienestar y no invertir en recursos médicos. Ardua porque conlleva mucha educación a
todos y cada ciudadano de cada país. Educación y luego de esto, esperar en ellos mismos que cumplan con todo requisito para conservar un buen estado saludable. El Estado debe invertir y distribuir de manera equitativa. Que la balanza deje de inclinarse como lo hace actualmente por las diversas clases sociales.
El mantenimiento de la salud depende no solo del Estado, que provee recursos, y las organizaciones como Salud Pública, que regulan y controlan las ejecuciones de estos recursos; sino que cada persona, como comunidad y como singular, tiene en sus manos un arma pesada. Cada uno es responsable de sus acciones, ya sean a la hora de poner manos a la obra con esos recursos que genera el Estado, a la hora de mantener una buena calidad de vida, a la hora de decidir hacer una visita médica, muy por encima de esto, a la hora de educar a nuestros hijos. Una buena educación nos forjará un mejor futuro y nos enseñara a distinguir las inequidades que se nos quieran implantar y justicias que debemos dar.
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