CONSERVACIÓN Y USO SOSTENIBLE DE LA BIODIVERSIDAD: CONFLICTOS E INSTRUMENTOS DE POLÍTICA En este ensayo se va a observar un análisis económico más profundo del problema de la biodiversidad el cual se involucra las asimetrías en la información disponible para quienes participan de las externalidades derivadas de la biodiversidad, sean usuarios, reguladores, conservacionistas o cualquier otro individuo interesado en beneficiarse de la biodiversidad o en su existencia misma. Cuando existe información asimétrica, el análisis económico convencional encuentra una de sus más grandes dificultades. Poseer información privada en una relación económica genera problemas de costos de transacción que deben ser integrados al problema para poder generar soluciones socialmente óptimas. Plantear la conservación y uso sostenible de la diversidad biológica como una alternativa viable dentro de los procesos de desarrollo local / regional significa poder valorar los beneficios de la conservación e identificar los conflictos sociales locales/regionales derivados de la forma de aprovechamiento de los elementos de la diversidad biológica. Poder analizar la naturaleza del conflicto de conservación dentro del ámbito local/regional permitiría enfocar mejor los instrumentos posibles de política que corregirían estas externalidades negativas y adaptar los instrumentos actuales a las prioridades locales y regionales. La mayor parte de la regiones y biomas se encuentran en avanzado estado de transformación y algunos no conservan un solo fragmento de vegetación natural de tamaño significativo, lo que sugiere que desde el punto vista de la conservación de ecosistemas, especies y estirpes genéticas, la biodiversidad pudo haberse perdido o estar en grave riesgo extinción. El tema de la descentralización ha sido una prioridad en las iniciativas políticas de gestión pública. Sin embargo, se deben estimular los esfuerzos para que la implementación de un sistema descentralizado y participativo de gestión a través del SINA sea acatada y asimilada en cada nivel de decisión (local, regional). Si miramos la historia de Colombia, desde hace 50 años se viene pensando en la protección de ciertos ecosistemas tanto por su riqueza en biodiversidad, como por los beneficios de la producción de ciertos bienes y servicios ambientales. Aunque con anterioridad se habían trabajado figuras legales para la protección de ecosistema importantes por su oferta ambiental, solo hasta la ley 2ª de 1959 se da inicio a un sistema nacional de áreas protegidas , donde se determinan los principios los principios básicos para crear parques nacionales el objeto de conservar la flora y la fauna nacional. Para este tipo de reservas se fijó la prohibición de ventas de tierras, adjudicación de baldíos, la caza, la pesca y toda actividad
industrial, ganadera o agrícola distinta a la del turismo o a la que el gobierno nacional considerase conveniente para conservación o embellecimiento de la zona, normalización que no se ha cumplido, quedando solo el 20% del área reservada inicialmente. Las áreas del sistema de Parques Nacionales Naturales son una figura de ordenamiento territorial, a las cuales la ley les asigno un uso: conservación, preservación y protección. Los municipios deben acatar esta destinación y plasmarla en sus respectivos planes de ordenamiento territorial. Aunque no ha sido expedido el decreto que reglamenta la figura de zonas amortiguadoras del sistema de parques nacionales naturales, ésta se constituiría en una figura importante para el ordenamiento territorial, que posibilita conciliar el interés nacional de conservación del patrimonio natural y los servicios ambientales, con lo requerimientos y las necesidades de las poblaciones que las habitan. Dentro del ordenamiento de nuestro territorio se cuenta hoy con varias figuras de protección de áreas protegidas que han otorgado autonomía a las comunidades para el manejo y uso de su territorio; es el caso de los resguardos indígenas y los territorios colectivos de comunidades negras. Aunque muchas comunidades étnicas conservan entre sus tradiciones culturales sistemas productivos tradicionales y un alto conocimiento de la biodiversidad que conforman su territorio, muchas otras han sufrido procesos de aculturación por las dinámicas sociales en las que se han visto envueltas y han adoptado sistemas productivos mas tecnificados generando mayor impacto sobre el medio ambiente. En esa medida encontramos que en varias regiones de nuestro territorio existen traslapes en la zonificación de figuras de ordenamiento que tienen objetivos distintos y que tienen cierta incidencia en materia de uso y aprovechamiento de los elementos de la biodiversidad. Es el caso de resguardos indígenas con parque nacionales, territorios colectivos de comunidades negras con parques nacionales en algunos casos los tres. Esto sin tener en cuenta procesos de colonización que lleguen afectar de manera considerable parques nacionales. Tradicionalmente la conservación de la biodiversidad se ha planteado como un problema de política pública de interés nacional, donde el nivel central del gobierno debe cumplir el papel primordial de acción y en el que el nivel local ( autoridades y comunidades)se ha visto casi exclusivamente como agente de sobre explotación de los recursos naturales valiosos dadas la condiciones de pobreza, violencia, corrupción e incapacidad institucional. Esto sucede en las zonas rurales donde se encuentran los ecosistemas valiosos en biodiversidad. Colombia tiene la posibilidad de aprovechar las condiciones ecológicas, sociales y jurídicas actuales para desarrollar una estrategia ambiental efectiva frente a la biodiversidad y así, además, asumir el reto y compromiso mundial de conservar parte de los ecosistemas más valiosos del planeta. Dicha estrategia estaría basada en un sistema
descentralizado y participativo de gestión a través del SINA (Sistema Nacional Ambiental, Ley 99/93) en el cual la sociedad civil y los gobiernos locales, regionales y nacionales actúen de manera coordinada y complementaria para la conservación y manejo de los ecosistemas ricos en biodiversidad, en la que el nivel local jugaría uno de los papeles más importantes en la ejecución de la estrategia y con el apoyo técnico de los niveles superiores. Esta sección desarrolla los aspectos positivos y negativos de una estrategia de conservación de la biodiversidad basada en la descentralización y la participación. La relación entre biodiversidad y descentralización tiene entonces una razón de ser económica y de política pública: Cómo potenciar el SINA de manera que se logren los objetivos de conservación de la biodiversidad para garantizar su flujo de bienes y servicios ambientales al menor costo social posible. Una estrategia de descentralización de la gestión de la biodiversidad puede lograr efectivamente la creación de condiciones para que lo agentes gubernamentales, privados y comunitarios interactúen de manera más compatible con las metas simultáneas del desarrollo económico y del manejo de la biodiversidad. La descentralización de la gestión de la biodiversidad puede aumentar la efectividad del proceso mediante la reducción de los costos sociales, el aumento de la cobertura de las acciones (áreas ricas en biodiversidad bajo sistemas de gestión eficientes) y la continuidad del proceso en el tiempo. El concepto de descentralización puede tomar diferentes formas en la gestión pública y cada una de ellas presenta ventajas y debilidades de acuerdo al problema en particular: ya se ha hecho popular la tipología de las cuatro formas de descentralización: Deconcentracion, delegación, devolución y privatización. La descentralización comprende además la transferencia de responsabilidades, funciones y recursos al menos en tres niveles: político, fiscal e institucional. Una visión descentralizada de las políticas públicas debe considerar sin embargo sin embargo ciertas particularidades del problema de la biodiversidad y no caer en la visión federalista tradicional. Mientras que en gran parte de otros problemas de política pública la mayoría de beneficios sociales se pueden concentrar y apropiar por el nivel local (educación, vías, salud, etc.), en el caso de la biodiversidad y sus beneficios potenciales por el uso o no uso pueden afectar no solo las comunicaciones locales sino grupos sociales por fuera de la localidad e incluso del país. El problema de la biodiversidad afecta a la comunidad global incluyendo las generaciones futuras que se pueden ver beneficiadas de usos potenciales de los recursos de la biodiversidad en el futuro.
La gestión de la biodiversidad es un proceso complejo que incluye varios componentes. Entendiendo el SINA como un sistema participativo y descentralizado, el proceso completo se podría definir como la distribución de derechos, recursos, autoridad y responsabilidades entre los diferentes niveles y tipos de actores civiles, privados y gubernamentales en los procesos de: Identificación de necesidades, Planificación de programas y proyectos, Movilización y asignación de recursos financieros y humanos, Ejecución o implementación de políticas, mecanismos, proyectos, Controlo veeduría de la ejecución y Resolución de conflictos. Cada una de estas tareas que comprenden la formulación y gestión de la Biodiversidad puede ser realizada en diferentes niveles y por diferentes actores. Sin embargo algunas de ellas se pueden hacer a menor costo social por ciertos actores o niveles. Un sistema descentralizado de manejo de la biodiversidad es efectivo cuando alcanza y sostiene en el tiempo los objetivos de la conservación, al menor costo social posible. Se minimizan los costos sociales de la conservación si de manera simultánea se reducen los costos de las externalidades por fuera de las jurisdicciones (con un nivel central activo y vigilante), y también se reducen los costos sociales de operación integrando las comunidades y sector privado a las actividades de los gobiernos regionales y locales que podrían adaptar los instrumentos de política a las condiciones particulares de la localidad. El sector agropecuario y rural ha sido tradicionalmente identificado como uno de los sectores más deteriorantes de la base de recursos naturales y es casi una constante encontrarlo en los diferentes diagnósticos de la problemática ambiental como uno de los principales responsables del ineficiente uso del suelo, del agua, de los recursos hidrobiológicos, del uso indiscriminado de agroquímicos, de la excesiva mecanización en gran parte de los casos con maquinaria inadecuada y por practicar sistemas degradantes en el desarrollo de sus actividades agrícolas, pecuarias, pesqueras y forestales . A pesar del incalculable valor que merece la biodiversidad como insumo al desarrollo sostenible, las políticas y actividades del sector agropecuario se han caracterizado por una explotación más allá de la capacidad de resistencia de los ecosistemas, acompañados de aumento de la población, presiones del mercado, colonización. Esquemas inequitativos de acceso y tenencia de la tierra, que han conllevado a una visión inmediatista y productivista. En la mayoría de los casos, la flora y la fauna silvestre son utilizadas por comunidades rurales que dependen parcialmente de la recolección o la captura de plantas y animales para su subsistencia. Estas actividades tienden a ser complementarias con procesos productivos agropecuarios o
de extracción pesquera, y constituyen gran parte del autoconsumo de alimentos, medicinas o materiales de construcción etc. En muchos casos, sin embargo, también son la única posibilidad de obtener dinero en mercados locales, con el fin de complementar necesidades básicas. Los recursos biológicos utilizados de esta manera tienden a ser manejados por normas consuetudinarias que definen derechos de acceso, transformación o comercio, entre otros. El conocimiento tradicional juega un papel importante, por cuanto de la precisión de la información que posea la comunidad sobre el recurso depende su persistencia a través del tiempo y el mantenimiento del flujo de beneficios derivados. Los conflictos por tanto tienden a aparecer cuando la normatividad tradicional, generalmente no escita, se ve afectada por la aparición de nuevas condiciones biológicas, tecnológicas, institucionales y simbólicas provenientes del contacto con otros actores. En este orden de ideas, señalamos sólo algunos de los conflictos causados por la transformación de las condiciones en que se desarrollan las actividades de uso de la biodiversidad. En primer lugar, cambios en el uso de la tierra causados por cualquier razón, repercuten en la dinámica ecosistémica a escala regional y tienen efecto directo sobre la abundancia de flora y fauna, no necesariamente negativa. Normalmente, sin embargo, se presentan problemas entre los miembros de una comunidad que ha cambiado el uso de sus fincas y los que dependían de los recursos Presentes en el escenario anterior. En segundo lugar, la aparición de nuevas tecnologías o nuevas fuentes de comercio, puede disparar el aprovechamiento de un recurso, e incrementar la demanda sobre el mismo hasta el punto que las reglas locales no tienen la capacidad de asimilar el cambio o la fuerza para regular el acceso. Esto genera conflictos especialmente si la nueva tecnología conduce a la implantación de monopolios o el incremento de intermediarios en un proceso de comercialización. En tercer lugar, la aparición de nuevos actores institucionales con visiones reguladoras poco flexibles o provenientes de marcos conceptuales foráneos, genera conflictos entre las comunidades locales y la regional o nacional. La biodiversidad cuenta como una forma de capital generador de bienestar social para el país para lo cual se deben generar y adaptar las técnicas de valoración económica para evaluar y capitalizar los beneficios que se derivan de ella. La Política Nacional de Biodiversidad y la propuesta técnica para un Plan de Acción en Biodiversidad son un buen indicador de las medias, programas y proyectos en materia de conservación y uso sostenible y sus respectivos instrumentos. Para el desarrollo de las metas y actividades propuestas en el Plan de Acción se requieren instrumentos dirigidos a la educación y cultura colectiva para la conservación, instrumentos de inversión directa por parte del estado, instrumentos de control directo o económicos que permitan mitigar los daños (externalidades negativas) causados por las actividades
productivas o que favorezcan comportamientos viables hacia la conservación. Identificar a los consumidores de recursos naturales exige tener en cuenta a todos los grupos socioeconómicos y políticos. Con frecuencia, los intereses de los usuarios directos están en contradicción con las necesidades e intereses de otros interesados. Es preciso reconocer la naturaleza estratificada de muchas sociedades rurales. Aunque es posible que hayan sido tradicionalmente igualitarias y no jerárquicas, están surgiendo en ellas divisiones internas que son consecuencia de la comercialización, la modernización y la elaboración de los recursos naturales. Quienes están interesados en la conservación de la biodiversidad deben abandonar aquellas zonas en las que las comunidades ya han tomado opciones que provocarán conflictos a largo plazo con las exigencias de la conservación. La solución a la pérdida de bosques no radica en encontrar incentivos económicos adicionales para los pobres rurales y en transferir cada vez más responsabilidades, sino en generar alternativas más atractivas en otros lugares, aunque potenciarlos medios de subsistencia puede ser una opción más adecuada en algunas zonas de baja densidad de población. De importancia crucial para elaborar estrategias de conservación es poner en cuestión los conocimientos heredados sobre la dependencia de los bosques, la participación de los interesados, la cohesión comunitaria y el interés, la actitud y los sistemas de gestión de la población local en lo que respecta a la conservación de la biodiversidad y la ordenación de los bosques. Esto es tan importante como reconsiderar la ortodoxia relativa a la conservación y el desarrollo que ha influido tradicionalmente en el diseño de los proyectos y que está dejando también su impronta en las políticas de transferencia de competencias, de descentralización y de privatización.
ENSAYO INCENTIVOS PARA LA CONSERVACIÓN Y USO SOSTENIBLE DE LA BIODIVERSIDAD
Presentado por: FERNANDO HERRERA BARRERA Código: 32006223018
Presentado a: LEONEL HUMBERTO RODRÍGUEZ Docente de Economía Ambiental
FUNDACIÓN UNIVERSITARIA DE SAN GIL UNISANGIL YOPAL FACULTAD DE INGENIERÍAS INGENIERÍA AMBIENTAL 2009