Encierros Fuera De Lugar

  • December 2019
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OPINIÓN

16 LA VANGUARDIA

JUEVES, 27 NOVIEMBRE 2008

Quim Monzó

Presidente-Editor:

Director:

JAVIER GODÓ, José Antich CONDE DE GODÓ

Vicedirector:

Alfredo Abián

Directores adjuntos:

Jordi Juan, Enric Juliana, María Dolores García Manel Pérez José Alberola (Arte) Alex Rodríguez Miquel Molina

Redactores jefes: Enric Sierra (Web), Eugeni Madueño (Nuevos Contenidos), Joaquín Luna (Internacional), Jordi Barbeta (Política y Actualidad), Susana Quadrado (Tendencias), Albert Gimeno (Vivir), Llàtzer Moix (Cultura), Dagoberto Escorcia (Deportes), Ramon Aymerich (Economía), Carles Esteban (Continuidad), Celeste López (Redacción Madrid), Mariángel Alcázar (Casa Real), Jaime Serra (Infografía e Ilustración), David Airob (Fotografía), Núria García (Diseño), Josep Carles Rius (Magazine) y Fèlix Badia (Estilos de Vida).

S

Secciones: Elisenda Vallejo (Internacional), Xavier Batalla (Corresponsal Diplomático), Isabel Garcia Pagan (Política y Actualidad), Pau Baquero (Opinión), Rosa M. Bosch (Tendencias), Ketty Calatayud (Vivir), Ignacio Orovio (Cultura), Juan B. Martínez (Deportes), Dolors Álvarez (Economía), Mariano Guindal (Madrid), Albert Aymamí (Fotografía), Francesc Puig (Diseño), Magí Camps (Edición), Albert Molins (Producción) y Carles Salmurri (Documentación). Consejeros de Dirección: Carlos Sentís y Jaime Arias.

Una sentencia severa

IETE años y tres meses de cárcel para tres policías es un condena severa que mueve a la reflexión. La policía es el brazo ejecutor del Estado que, en una democracia, tiene la responsabilidad de velar por el orden, de acuerdo con la autoridad ejecutiva que, democráticamente, representa a los ciudadanos. Y que vela también por el cumplimiento de la ley, de acuerdo también con la autoridad del juez. La ciudadanía tiene depositada en estas autoridades el monopolio del uso de la violencia con el único objetivo de restablecer aquel orden cuando es alterado, siempre de forma que se corresponda con la gravedad de la situación. Por esa razón, una condena a un policía ha de conllevar siempre una reflexión. Ese es el caso de los tres agentes de los Mossos d'Esquadra condenados por la Audiencia de Barcelona por torturas a un detenido que, además, lo fue por error. La sentencia, que considera probados los hechos denunciados por la víctima y su novia, califica la actuación de los condenados de “extrema crueldad” para con el detenido, al que confundieron con un presunto atracador. Le sometieron a torturas de forma “brutal o salvaje”, según la Audiencia, hasta el punto de que incluso fueron increpados por los peatones testigos de la detención. Una brutalidad que continuó después en el coche celular y en la comisaría, hasta que los mossos fueron advertidos de la presencia de videocámaras. Además de calificar esa violencia de innecesaria, la sentencia considera la actuación de los policías un atentado a la integridad moral de la víctima.

U

Subdirectores:

El cuerpo de los Mossos d'Esquadra, desde el comienzo de su despliegue en el territorio, hace ahora 14 años, ha venido desempeñando su labor de forma notablemente eficaz, a pesar de que, de forma esporádica, ha habido hechos que merecen la repulsa de todos. Esta condena de la Audiencia es la más alta dictada contra la actuación de unos agentes de la policía autonómica en función de sus competencias y alerta de unas prácticas que deberían estar desterradas de todas las policías de cualquier Estado democrático. No es una cuestión cualquiera, ni se debe mirar hacia otro lado con la excusa de aquel monopolio del uso de la violencia, como puede haber ocurrido y ocurre en otras policías en las que esas prácticas delictivas son veladas o disimuladas por un equivocado espíritu de cuerpo, sino que, bien al contrario, aquel monopolio exige una actuación a todas luces responsable y adecuada, responsabilidad para la que todos los policías han sido especialmente formados. La Conselleria d'Interior, que ha suspendido preceptivamente de empleo y sueldo a los agentes involucrados, debe velar tanto por el prestigio de los 14.000 agentes de la policía autonómica actualmente desplegados en Catalunya, que en su inmensa mayoría ejercen su labor con honradez y eficacia, como también por erradicar las pocas actuaciones que desmerecen el buen nombre del cuerpo y afectan desgraciadamente a todos sus componentes. Pero también debe huir de castigos supuestamente ejemplarizantes o actuaciones justicieras que resultan siempre injustas.

Encierros fuera de lugar

NA semana cumplen ya los encierros que dos centenares de estudiantes protagonizan en la Universitat de Barcelona y en la Universitat Autònoma contra la implantación del espacio europeo de educación superior (EEES), conocido como proceso de Bolonia. La acción de estos grupos de estudiantes no impide ni dificulta las clases de sus compañeros, pero es evidente que distorsiona la normal actividad universitaria en los centros que han ocupado y, por tanto, es hora ya de poner fin a la protesta. No se discute el derecho de reunión y de manifestación de estos jóvenes, sino la ocupación ilegal que practican del espacio público. La citada protesta estudiantil, que es absolutamente minoritaria, pretende extenderse masivamente, pero su fracaso es rotundo. Ni los encierros actuales ni la manifestación organizada la semana pasada han tenido apenas seguimiento, si se tiene en cuenta que en Catalunya hay 165.000 estudiantes universitarios. La protesta, por lo demás, llega fuera de tiempo, ya que el proceso de Bolonia, impulsado por la Unión Europea, no sólo ha sido debatido ya en los organismos con representación de los estudiantes, sino que está ya aprobado por los órganos de gobierno de las universidades del país, por el Gobierno central y por el autonómico, así como por el Parlament de Catalunya y el Congreso de los Diputados. Todo indica, en consecuencia, que dicha movilización estudiantil carece de sentido,

a no ser que se busque la protesta por la protesta. Quizás, como reconocía en una reciente entrevista en La Vanguardia la ministra de Ciencia e Innovación, Cristina Garmendia, ha faltado información y posiblemente diálogo con los estudiantes, ya que el proceso de Bolonia es muy positivo para la mejora de la universidad y para los propios estudiantes. Se da la paradoja de que muchas de sus reivindicaciones forman parte de la reforma que persigue el citado proceso. Las autoridades educativas deberían explicarlo mejor. Ya no es el momento de celebrar referendos sobre el proceso de Bolonia, como piden los encerrados, pero siempre se está a tiempo de debatir sobre su implementación, tal como también solicitan. Pero los encierros en espacios públicos no son la mejor vía para ello. Las autoridades universitarias han ofrecido este diálogo a los estudiantes siempre que previamente suspendan su protesta, algo a lo que se niegan. A través de la negociación que se les ha planteado, los estudiantes que participan en esa protesta tienen la oportunidad de hacer valer propuestas, una ocasión que por pragmatismo deberían aprovechar. En cualquier caso, lo que no debe continuar más es esa ocupación ilegal del espacio público por un grupo minoritario de estudiantes sin ninguna representación, y entre los que se han infiltrado grupos antisistema, ya que ello sienta un grave precedente que las autoridades universitarias deben evitar.

Paisaje desde una ventana

E

n el primer piso de Vinçon, en la zona de muebles, hay dos ventanas espléndidas desde las que se puede contemplar el paseo de Gràcia, el ir y venir de los ciudadanos y los coches, y los extranjeros que suben al Bus Turístic. Intento imaginar qué deberían ver los que vivieron en esta casa antes de que fuese tienda; el pintor Ramon Casas, por ejemplo. En la ventana de la izquierda hay un sofá y en la de la derecha, una silla, una mesa y una lámpara. Cuando voy a Vinçon –a comprar o a curiosear– a veces me siento ahí, pongo las manos sobre la mesa, saco una libreta y tomo notas Hoy lo que veo es básicamente gente que va de un lado a otro. Y, en la otra acera, a la izquierda de Santa Eulalia, una tienda cerrada, con la puerta pintada de blanco. Parece en obras. En grandes letras se lee: “(2009-2010) Un tiempo es un espacio donde vivir una experiencia. Un temps és un espai on viure una experiència. www.2009-2010.es”. Todo en letras negras, menos un espacio y un espai, que van en rojo y que escribo en cursiva para que –a falta de color en el

Ponen en rojo ‘un espacio’ igual que en los bares de barrio ponen “Bocadillo de ‘salchichas’” texto– no se pierda la supuesta profundidad del mensaje. Supuesta porque, ni aquí ni en China, un tiempo no es “un espacio donde vivir una experiencia”. El tiempo es la duración de las cosas sujetas a mudanza. El tiempo es una magnitud que permite ordenar los sucesos, estableciendo un pasado, un presente y un futuro. Un tiempo puede ser parte de esa secuencia. Un tiempo puede ser también una época durante la cual sucede algo. Todo eso puede ser un tiempo. Lo dice el diccionario, y el diccionario no miente. Pero un tiempo no es, en ningún caso, “un espacio donde vivir una experiencia”. A menos que el color rojo de un espacio denote que, en el fondo, no quieren decir un espacio, sino otra cosa. ¿Cuál? Vaya usted a saber. Dudo que el redactor de la frase esté por esas evidencias. Lo que sucede en esa puerta pedante del paseo de Gràcia es que han puesto en rojo un espacio de la misma forma que en los bares de barrio escriben cosas como “Bocadillo de ‘salchichas’”, y tú te quedas pensando qué caray te darán en vez de salchichas, ya que queda claro que, al ir entre comillas, salchichas-salchichas no será. Porque, si realmente te diesen salchichas, lo escribirían como Dios manda: sin comillas. La frase de la puerta en cuestión, ahí en pleno paseo de Gràcia, ofende –igual que ofende un libro burdo o un programa de televisión cretino– porque toma a los transeúntes por simplones a los que se les va a caer la baba ante ese despliegue de cursilería publicitaria. ¿Con que “un tiempo es un espacio donde vivir una experiencia”, eh? No tengo ni idea de lo que habrá en esa tienda pero, sin haberla inaugurado, ya empiezan mal. Porque, antes incluso de que sepamos qué tipo de liebre van ahí a vendernos, ya demuestran su propensión al gato.c

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