Emociones: ¿expresar o reprimir? La única posibilidad de cambio en el manejo de las emociones se encuentra en la interpretación de la situación. Al cambiar la interpretación, se puede cambiar la emoción. Sentir apoyo, aceptación, cuidado y cercanía de las personas amigas es uno de los aspectos más gratificantes de estar vivo. Los sentimientos son especialmente buenos cuando son compartidos con otras personas. A pesar de esto, una de las características de nuestra sociedad es que no nos entrena para expresar nuestros sentimientos de forma clara, de modo que sea difícil malinterpretarlos. Dedicamos años y años en la educación para comunicar ideas en forma clara y sin ambigüedades, pero recibimos comparativamente muy poca educación para comunicar nuestros sentimientos en forma clara. Esta capacidad de sentir emocionalmente es una parte importante de nuestro ser tal como es la capacidad de pensar y razonar. Las emociones son reacciones fisiológicas internas frente a nuestras experiencias. A veces temblamos o transpiramos; en otras ocasiones nos llenamos de energía o lloramos. Todos estos signos externos de algo que no ocurre internamente, las emociones. La tristeza o la rabia son internas, pero externamente se manifiestan mediante algunos signos, como por ejemplo, el llanto o fruncir el ceño. De a cuerdo a Miller, Nunally, y Watchman (1975), recogemos información de lo que está ocurriendo a través de Todos los sentidos. LA SENSACION: la única forma de recoger información, es a través de nuestros cinco sentidos. Ellos nos entregan una información descriptiva solamente, es decir, aún no hay un significado de lo que está ocurriendo. Por ejemplo uno ve a una persona fruncir el ceño o la escucha subir el tono de voz. LA INTERPRETACION: una vez que ha captado la información a través de los sentidos, se tiene que tomar la decisión acerca de lo que significa esta información. La información es neutra, usted decide lo que significa. Esta interpretación ocurre en la intimidad de cada persona. Es claro que personas diferentes interpretan la información sensorial en forma también diferente. Alguien puede interpretar un tono de voz alto en señal de enojo, mientras que otro puede percibir nerviosismo en la misma situación. Las interpretaciones que se pueden hacer en una situación dada dependen al menos de tres elementos: la información que uno recibe, lo que en uno está causando la conducta de la otra persona y las suposiciones que uno hace sobre lo que es bueno o malo, sobre lo que uno necesita o no.
Por ejemplo, si alguien levanta la voz, uno mira alrededor para saber qué lo puede estar causando. Si uno ve a un perro que lo está mordiendo, uno decide que es el dolor y el miedo la causa de que este persona esté gritando. Si uno observa por el contrario que alguien le está haciendo cosquillas, uno interpreta los gritos como un signo de felicidad. Lo que uno suponga que es la causa del comportamiento de una persona, influirá en la interpretación que se le dé a la forma recibida. LA EMOCION: uno siente, interpreta y tiene una emoción. Las emociones son reacciones espontáneas a las interpretaciones que se han hecho. Si uno interpreta como ironía algún comentario tal como “espero que te sientas bien hoy…” tendrá un sentimiento de enojo. Los sentimientos mueven la acción, es decir preparan un organismo para actuar. Por esto mismo, cuando se trata de ocultar los sentimientos se requiere de mucha energía. Esto significa que en la media que uno esté más consciente de sus sentimientos y que los acepte y los exprese al resto, más energía tendrá disponible para disfrutar de su vida y de las relaciones interpersonales. Como consecuencia, podrá comunicarse más fácilmente y mejor. LA CONDUCTA: los sentidos dan información de lo que ocurre en el ambiente, las interpretaciones le dan sentido a esta información y las emociones son reacciones a estas interpretaciones. Finalmente se produce una intención de responder, es decir, se manifiestan ciertas guías de conducta acerca de cómo debe expresarse la emoción. Son lo que uno quisiera que pasara como resultado de la emoción. Estas intenciones de conducta le dan a las emociones una dirección. Ejemplos de estas intenciones de conducta son: rechazar, cooperar, evitar, protestar, aclarar, pedir, compartir, comprender, defenderse, etc. Estas intenciones son importantes porque organizan las acciones para expresar sus emociones. Una vez que decide cómo expresar sus emociones, el próximo paso es actuar, y llevar a cabo la expresión de la emoción.
Reinterpretando la Situación Cuando nos relacionamos con otros, nos informamos a través de los sentidos, interpretamos, sentimos y tenemos intención de expresión, todo al mismo tiempo. Todo sucede antes de emitir una palabra. Por lo mismo, si uno quisiera tomar consciencia y cambiar algo de esta secuencia, debería tratar de hacer más lento el proceso. Se puede afirmar que la única posibilidad de cambio en el manejo de las emociones se encuentra en la interpretación de la situación. Al cambiar la interpretación, se puede cambiar la emoción. Esto no significa que sea fácil cambiar sus sentimientos. La mayoría de las personas lleva a cabo sus interpretaciones en forma tan automática que parece difícil cambiarlas. En el proceso de tomar consciencia de nuestros
sentimientos es importante el decidir sobre las intenciones que se tiene para expresar los sentimientos. Hemos visto que hay diversas intenciones de conducta, que pueden surgir a partir de la experiencia emocional. Por lo mismo se puede apreciar que el resultado, fruto de estas intenciones será muy distinto en cada caso. Una vez que se ha decidido cómo expresar las emociones el próximo paso es la acción. Es decir, se dice o se actúa; por ejemplo, se sonríe, se arranca o se llora.
Sentimientos que no se Expresan Todas las emociones son necesarias, debemos aprender a mezclarlas como los colores de una acuarela. La clave frente a las emociones negativas es EXPRESARLAS!. Si se mantienen en el organismo son dañinas. Si alguien le topa su auto ud. puede decirse a sí mismo “no voy a humillarme discutiendo con él…” o “sentí unos deseos terribles de gritarle pero me aguanté…” Esconder emociones produce un gasto inútil de energía. Todas las emociones son importantes, la rabia nos permite defendernos, afirmando nuestra personalidad, el miedo es una señal de peligro. Por otro lado, todas las personas experimentan emociones, dejemos de hacernos los sobrehumanos:”no, no se preocupe. Yo no me enojo nunca” Precisamente una de las mayores dificultades para construir y mantener relaciones interpersonales saludables es la expresión de emociones. Al suprimir las emociones se crean conflictos y barreras que deterioran la relación. Existe una creencia irracional que considera que el ser racional, lógico y objetivo significa suprimir las emociones. En realidad ocurre todo lo contrario. Para resolver en forma efectiva los problemas de relación, se necesita toda la información relevante que uno pueda tener, incluido las emociones. Por ejemplo, si uno niega la rabia que tiene puede que ignore todos los acercamientos amistosos. El suprimir las emociones puede sesgar los juicios, por ejemplo, es común que las personas no acepten una buena idea sólo porque surgió de alguien que no quieren, o por el contrario, pueden aceptar las malas ideas provenientes de personas que les agradan.
Pena y Rabia: Difíciles de Manejar Las personas que no son capaces de aceptar sus emociones -y por lo tanto a sí mismas- a menudo buscan a otro a quien echarle la culpa de su rabia. Esto no sólo es una pérdida de tiempo y energía sino que también emboca los sentidos, los que juegan un papel tan importante para mantenernos emocionalmente alertas, en contacto con el mundo. Sin la plena aceptación de nuestras emociones, perdemos la capacidad de tomar mejores decisiones.
Por otro lado, la aceptación no significa estar resignados pasivamente, dejándose evadir por el dolor o tolerando cualquier cosa que hagan los demás. Significa aceptar de buen grado cada uno de las emociones, incluso el miedo, como algo que nos informa de lo que ocurre en nuestro entorno. La aceptación es un punto difícil para muchos de nosotros. Cuando uno se niega a aceptar sus emociones, estas se acumulan en la memoria en forma de recuerdos emocionales sin una organización que le permita darle un sentido. Por lo mismo las emociones reprimidas pueden crearle un problema de salud o pueden aflorarle en forma inesperada cuando menos lo piense o a través de conductas desadaptadas. Si usted está siempre triste, pero rara vez se enfurece, lo más probable es que esté bloqueado otra emoción. Las emociones más difíciles tienden a ser expresadas parcialmente y como resultado de esto se prolongan mucho más allá de su vida útil. La ira por ejemplo, con frecuencia se transforma en culpa. La tristeza y la ansiedad que se experimenta a medias, suelen aparecer en la vida diaria como vergüenzas. En esta situación es común decirse a sí mismo: “no debería estar deprimido cuando hay gente con problemas peores” La culpa y la vergüenza convierten nuestros temores en profecía autocumplida, ya que el sólo hecho de acarrear estos sentimientos nos lleva a tomar decisiones equivocadas y en consecuencia a una vida llena de frustraciones y fracasos. Cuando uno se enoja el resultado puede ser constructivo o destructivo. Se obtiene un resultado destructivo cuando se expresa la rabia de una forma en que se crea un desagrado, odio, frustración y deseo de venganza de parte del otro, o cuando se reprime, creándonos irritabilidad, depresión, insomnio, y otros problemas como los dolores de cabeza, lumbago, colon irritable, etc. Los resultados son constructivos en cambio, cuando se siente con más energía, motivación, desafío, y excitación y la otra persona siente amistad, gratitud, buenas intenciones. La rabia es una emoción que ocurre siempre en nuestra vida, a veces con más intensidad y con mayor frecuencia en ciertos períodos de la vida. Con el objeto de manejar la rabia constructivamente, debemos identificar sus componentes y entender su función. La rabia en general, es una defensa en contra de una amenaza; ocurre cuando no estamos logrando aquello que deseamos y esto nos lleva a la frustración. La rabia se siente como un derecho legítimo al considerar que nuestros derechos han sido pasados a llevar por la acción injusta de otros. Se produce un estrechamiento de la consciencia de las prioridades cuando estamos enojados. También se produce una excitación fisiológica que requiere de una acción: atacar o huir.
¿Cómo Manejar la Rabia? La primera regla útil es reconocer y aceptar que existe ese sentimiento. La rabia es un sentimiento natural, saludable y normal. Todas las personas la sienten, por lo que no es necesario tenerle miedo o rechazarla. De partida la rabia reprimida no se va, sino que aparece en el momento menos pensado. Además, su represión puede producir diversos trastornos en la salud. Recordemos que sentir rabia no es lo mismo que ser agresivo. La segunda regla saludable es decidir si se desea o no expresar la rabia. Esto implica dos pasos, aclarar antes de decidir cómo se responderá, en el caso de alguien que nos haya atacado. En ese sentido es importante no prejuzgar mala intención, ya que podría tratarse de una equivocación. Si no es un error, se tendrá que decidir cómo responder, para lo cual se debe tener en cuenta que mientras más enojado se encuentre, más impulsivo y agitado estará y que esto puede llevar a una escala de conflicto. Es preferible también reaccionar a pequeñas frustraciones y no dejar que éstas se acumulen. En general, es mejor tener la vida despejada, tratando con los asuntos en el momento que estos surgen y cuando se tiene el sentimiento, no después de días guardado, perturbando su vida. La tercera regla, es expresar la rabia en forma directa y descriptiva cuando se apropiado hacerlo. Una vez que la podido expresar, la puede dejar ir. Es importante tomar la responsabilidad de su sentimiento y no atribuírselo a otra persona. También sirve el manejo de la rabia orientado en las tareas que debe lograr. Esto significa centrarse en las tareas y resultados que desea obtener.