El ritual del misterio Entre la apariencia de razones, Mi alma grita sus pasiones a lo alto. Soy plenamente consciente que mi oscuro modo de proceder, Disgusta e incomoda a los que de ilusiones viven atados. Llego a mis oídos un melódico murmullo envuelto de lujuria. La lujuria que descendió sobre las sombras, Y el deseo de alimentarse en el seno de la noche insondable, Comenzó el despertar y el ascenso de la consciencia, La formación y la evolución mágica. El momento se convirtió en una poesía, Que se desprendió del viento, De dilemas y pasiones Escapando en cada suspiro, Tú respiración se convirtió en fuego, Que me ínsito a pecar, Seduciéndome a descubrir Por que soy quien soy, Y así toda la mística oscura dentro mí, Una oscuridad que se nos volvió refugio. No hizo falta mirar en una justa dimensión y reconocer, Que es el dolor real, Que seria a lo mejor fuego trasmutado, La luz del oscuro deseo hecho lujuria, Mi deseo se hizo “verbo”, Así al pedir el alineo de mi alma, Y tu cuerpo que es verdad, Que parte de un corazón humilde. Entre en el caudal de ilusión, Consiguiendo ascender al lenguaje del corazón, Quise amarte en la oscuridad quise sentirte en mi interior.
Después entre movimientos armoniosos, Las caricias y los besos se unieron siendo tan melodiosos y perfectos Que las gotas resbalaron en tu cuerpo mientras tu abrazo, provoco en mi un éxtasis y nuestras almas se unieron entre la ausencia de la soledad. Después desgarre la muerte. Halle esencialmente la coincidencia de la muerte y el erotismo, El infierno no es otra cosa que la locura, Y en largos sollozos pude percibir el deseo naciente, Respirando en el aire prófugo, el tormento de la oscuridad. El deseo tiene un sentido tan grave, Tan clara en su esencia, mostrando a quienes sufren por nuestros huesos. Es difícil percibir clara y distintamente, La unidad de la lujuria y la muerte, En mi comienzo el deseo exasperado, No pudo oponerse a la vida, que es su resultado.
El momento erótico es la cima del campo de batalla, Cuya mayor gozo e intensidad es cuando, Dos almas oscuras se encuentran, Desbordando hasta alcanzar el extremo delirio. Esas esencias que mezcladas, Que se tuercen, sin desfallecer hasta abismar a los excesos de voluptuosidad. No es menos cierto que cuya sensualidad a veces se exaspera, E ignora el erotismo, lo ignora en la medida que falta a la unión de la muerte. Viviendo en el sombrío deseo.