EL PAYASO DEL CIRCO Érase una vez un payaso llamado Manolito. Manolito trabajaba en el circo, actuando delante de niños y niñas, haciéndoles reír, contándoles cuentos, saltando en la colchoneta. El payaso hacía que esos niños se lo pasaran muy bien. Un día al terminar la actuación y despedirse, observó como todas las caras de los niños se pusieron muy tristes, porque no se querían marcharse a sus casas y separarse del gracioso payaso. Los niños se acercaron a sus padres llorando y los convencieron para que le pidiesen a Manolito que se fuese a la casa con ellos a dormir. - Señor payaso, ¿se puede usted venir a nuestra casa a dormir?- dijo un papá. - Muchas gracias por la invitación, pero no puedo. Yo también tengo a mi familia y quiero verlos. Trabajo muchas horas como payaso y no puedo estar con mis papas y con mis hermanos – dijo el pobre Manolito - Lo entiendo perfectamente, pero mis hijos se han quedado muy tristes porque no quieren separarse de ti – le explico el papá preocupado - ¡Tengo la solución! – dijo Manolito muy contento al ver como lo querían los niños Manolito les regalo entradas para otra función y así los niños pudieron volver a verlo actuar en el circo otro día. Así todos quedaron felices. Los niños volvieron a ver al payaso y Manolito disfrutó de un descanso con su familia. Colorín colorado este cuento se ha acabado.