El Juego De Silencio - El Comienzo

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  • Pages: 16
Wilfredo José Un 11 de febrero llegó al mundo Wilfredo José. Un joven tranquilo, amigable y sobre todo, curioso. Criado en una familia ejemplar, adquirió valores que hoy día sigue utilizando a favor de su persona y la sociedad en general. El joven planea adentrarlos a la complejidad de sus gustos. Abarcando en sí, todo lo que le interesa. Esto, con el propósito de mostrarles el amplio Mundo que corre en la mente de quien mismo se encuentra narrando esta reseña, Wilfredo José. Espero que lo disfruten.

ÍNDICE

El juego de silencio

1

Mi trabajo

4

Desespero

6

¿Vida nueva?

7

Hay luz al final del camino

9

Soy yo

10

‘’Una reunión de sucesos que, sin duda alguna, te dejarán al borde del desespero’’. - Wilfredo J. Burgos Matos, autor

María Marta, mujer de negocios, está motivada con una noche de fiesta en la ciudad de su adorado Madrid. Se promete invitarse a la perdición del gozo desmedido y disfruta de una noche de placer con un desconocido que la sumerge en la eliminación de todos sus logros. Ésta se convierte en empleada de una compañía dedicada a la prostitución; trabajo que en ningún momento solicitó. Ahora, le tocará buscar la manera adecuada de escapar del mundo abusivo al que ha sido sometida.

Dedicatoria Le dedico la entrega de estos trabajos a mi familia. Ésta fomentó mi interés por aprender desmedidamente y sin límites.

El juego de silencio

Me desespera no recordar cómo perdí la noción del tiempo en una mañana sombría y opacada por la soledad de las sábanas blancas que cubrían mi cuerpo. Me mortificaba al plantearme que había sido víctima de un sucio juego de placer. No captaba el punto de que mi vida había sido cambiada y trastornada totalmente por los vicios de la lujuria. Aun con mis piernas abiertas, la sangre derramada no me dejaba razonar la realidad de los hechos. Había sido ultrajada, violada, completamente penetrada y dejada en un lugar que ni tan siquiera recordaba. No podía contener mis lágrimas, no podía contenerlas. Era tarde, quién sabrá lo que en realidad habrá pasado con mi capullo abierto. Quién sabe qué estará sucediendo internamente. Sí, internamente donde guardaba la pureza de mis años de infancia. Qué haré en una situación como ésta. Quién me ayudará y me mantendrá al tanto de los pasos a seguir. Nadie. Ahora yo tendré que escapar de este laberinto que me adentré. Levantando mi desnudo cuerpo de entre las sábanas húmedas, pude encontrarme con una pequeña nota tirada en el suelo. Sigilosa, me puse a pensar que guardaba el espacio blanco de su delicada corteza. Y de ahí, encontré:

‘’Tu vida ha sido marcada para siempre.

Sigue las instrucciones enmarcadas en el refrigerador. ’’ Fue entonces cuando sentí que se me paralizaron las piernas por la travesía que acababa de comenzar.

Ya no sentía prácticamente ninguna parte de mi cuerpo. Estaba fríamente paralizada, expuesta a una cruda verdad que, sin duda alguna, me ha marcado para toda la vida. Estaba ante la tutela de un verdugo maligno, dispuesto a cobrar mi perdición y deseo sexual con un juego que ni tan siquiera sé cómo llamarlo. Ya qué más vale. Me había sumido completamente en algo que pude haber detenido. Sí, detenido de beber y entregarme a las manos de alguien que ni tan siquiera recuerdo el rostro. Es horrible la sensación de haber sido saqueada en las peores circunstancias. Pero, ya no había tiempo para poder lamentarse. Era tiempo de actuar y de buscar remediaciones que no serían fáciles encontrarlas. De pronto, siento una corriente que me obliga a movilizarme hacia el refrigerador que contenía, en una pequeña hoja, quizá, las instrucciones que el atacante decía. Entonces, abro la hoja y me dirijo hacia la cama, necesitaba estabilidad ante lo que podía estar escondido en la página. Abro lentamente, despacio… comienzo a leer. Veo que son unas líneas que contenían el siguiente mensaje:

‘’Sabes que no podrás echarte para atrás. Esta fue tu decisión y ahora tendrás que atenerte a las consecuencias por caprichos de satisfacerte. Busca en la pequeña sábana que guardo en el armario una foto que contiene a tu próximo cliente. Tendrás que esperarlo en las escaleras, abajo, bien arreglada con un atuendo que se encuentra tendido sobre la tapa del retrete. Te he convertido en empleada y victimaria de mi negocio dedicado a la prostitución. Todo dinero que recibas de tus trabajos será entregado al recepcionista que dejé encargado de las casetas de campaña del lugar que asistirás con tu nuevo compañero. Disfruta de cada momento y recuerda que si intentas escapar, pagarás por la vida de muchos. ’’

Viéndome sumida en la desesperación me dirijo hacia mi nuevo estilo de vida. Una vida de estudios echadas al vacío por una noche de placer. Totalmente desesperada y sin ningún lugar al que recurrir por el desconocimiento de mi paradero, sonó la puerta. Mi vida de prostituta ha comenzado.

Mi trabajo

No puedo creer cómo me convertí en lo que soy. No sé, ni tan siquiera, si tengo la excusa para exonerarme de las acciones que llevé a cabo. Soy una prostituta, mujer de la calle, sucia y asquerosa. Me siento sucia cada vez que me entrego a la sed sexual de mis clientes. Me siento destrozada cada vez que me desean y ni los conozco. Fingir, se ha convertido en mi palabra favorita desde que abro las piernas, hasta que se emana el río de mi compañero sobre mis pechos. Olor putrefacto de su semen. En fin, termina por pagarme y no conoce ni mi nombre. Aseguro que no recordará mi rostro si alguna vez me avista en la carretera. Marta María, así me llamo. Me conocen, únicamente, por ser la puta del cuarto cubículo. La nueva, como me dicen desde hace dos semanas, la bebita de los clientes. Hasta llego a pensar que soy la más deseada. Esto, simplemente porque estoy menos gastada que las otras sometidas. En fin, hace tiempo no sé de ninguna pista. Me hace falta conocer mi próximo paso. Mi próximo momento de perdición. De pronto, mientras estoy compartiendo mi cuerpo con Julio, el del negocio de relojes, nos tocan a la puerta. Era el recepcionista con un nuevo papel, mi nueva pista. Lo guardo en mi sábana y espero a que Julio termine para poder entregarme al que quizá sería el próximo capítulo de mi vida. Recojo su dinero y me muevo hacia el baño para limpiarme un poco. En lo que llega mi otro cliente, abro el papel que dice:

‘’Espero que estés disfrutando de tu trabajo. Yo disfruto observando los videos de tu cuerpo desnudo e invadido, a puesto a que ni lo sabías. Pero, estoy más cerca de lo que tú crees. Sigue disfrutando y dándome dinero por tu trabajo’’.

El frío del desespero encaja en mis poros. No puedo creer mi triste perdición y lo enfermo que está mi jefe. Ese jefe al que me entregué por error.

Desespero

Llegué al borde de la paciencia. Ya no puedo continuar encerrada en este maloliente mundo. Este mundo cargado de pudor y lívidos sexuales por dinero. Creo que ha llegado la hora de idear estrategias para poder desprenderme de este trabajo al que he sido sometida. Desesperadamente llego a las gavetas de mi oscuro cubículo. Recuerdo estúpidamente que es en ellas donde se guardan las jeringuillas que utilizan las prostitutas maduras. Han llegado al borde de la perdición y para no sentir en lo absoluto la suciedad a la que están expuestas diariamente, se drogan y quedan inconscientes en su momento de realizar el trabajo sucio. Con suerte, alcanzo a encontrar tres que aún no han sido utilizadas. Las tomo, me pongo mi único atuendo discreto y me dirijo hacia el pasillo principal. Alcanzo a observar el reloj en el escritorio del recepcionista de turno; son las 2:30 de la madrugada y no puedo creer lo que ven mis ojos. El recepcionista está dormido y sumido en los placeres del sueño. Me muevo sigilosamente entre los cubículos y justo cuando estoy en la puerta, me ataca por la parte trasera un oficial del negocio. Me pregunta: ‘’¿A dónde planeas ir, bebita?’’ – suspiró. Entonces, me vuelvo hacia su rostro y le incrusto una de las jeringuillas en su pómulo izquierdo. Me escapo corriendo y escucho cómo sus labios recitan: ‘’Agarren a esa puta’’- su odio era evidente, pues marqué su rostro para siempre. Sin embargo, él tiene remedio en su cutis, pero, quién me devolverá a mí la alegría que perdí sometida a este calvario, quién pagará todas las horas de placer que le brindé a un desconocido. La contestación era fácil, absolutamente nadie. De todas formas y, aún sabiendo que bajo las cámaras se guarda mi hazaña, exploto en adrenalina. Y bien, continúo en mi carrera hasta que logro perderme de los constantes disparos. Llegué a cruzar mi cuerpo entre unos arbustos y me perdí entre las malezas del bosque. Me caí y me desesperó tener que esconderme cada cierto tiempo, pues los oficiales no se rendían ante mi búsqueda.

¿Vida nueva? ‘’Al fin dejo de escuchar cómo se desesperan por encontrarme. Gané la batalla que parecía imposible’’.

Cuando al fin salgo del bosque, veo que no estaba tan lejos de donde soy. Estaba alejada casi seis millas de la calle que conduce a mi apartamento y me encuentro exhausta. Mientras camino, observo anuncios que promocionan mi desaparición. Era noticia en mi adorado Madrid. Uno de esos estaba pegado al negocio de Julio, ¿cómo no se habrá dado cuenta de quién era yo? Pero, eso no viene al caso y tengo que comenzar por dirigirme hacia la casa de mis padres, mi familia más cercana o algún conocido. La verdad es que estoy optando por esta última, estoy cansada y necesito un buen baño y un poco de comida y agua. Para lograrlo, sólo me quedan cinco minutos de camino; mi mejor amiga, Lucía, vive al pie de la próxima cuadra. ¿Cómo reaccionará cuando me vea? ¿Qué dirá? ¿Se atormentará y me sacará en cara las advertencias que aquella noche me hizo? Estoy desesperada, se supone que se alegre de saber que estoy viva y que pude escaparme de las manos de un sucio violador. Debe ponerse feliz porque llegó su amiga que desapareció entre las paredes del club aquella noche. No me puedo apresurar a los hechos, el camino se me hace más largo y son tan sólo cinco minutos. De todas maneras, me hace mucha falta Lucía. Me hace demasiada falta para poder contarle todos los momentos de desespero, mis melancólicos desahogos. Ella, era una mujer excelente, igual a mí. Estaba dedicada a la enseñanza de Artes Plásticas y trabajaba en conjunto conmigo en la Facultad de Humanidades de nuestra Universidad. Estábamos orgullosas de todos los logros que habíamos perpetrado juntas. Ella fue quien hizo los dibujos de mi libro: ‘’¿Cómo ser alguien exitoso?’’. Fue Lucía quien me ayudó a convertirme en esta mujer de negocios, luego de una larga jornada de trabajo.

Es ella quien siempre estuvo al mando de mis acciones, me advertía y no quería que decayera. Sin embargo, aquella noche opté por obviarla. ¡Qué tristeza! Soy un desastre viviente al hacer un libro sobre el éxito. Y yo, ensimismada en darme placer. No puedo más, mi cabeza va a explotar a los segundos antes de llegar a la casa de mi amiga. Mi mundo se va, me encuentro varada frente a su puerta, toco el timbre y el ritmo de los latidos aumenta. Veo todo borroso y al abrirse la puerta, me desmayo.

Hay luz al final del camino

Al abrir los ojos, descubro a mi amiga Lucía muy acongojada y perdida en la tristeza. Sin embargo, su rostro se torna de otro color al volver a la realidad. Se lanza sobre mí y apenas puedo respirar. Tras ella, le acompañan mis padres quienes sollozan estruendosamente y sin consuelo. Están totalmente felices de volver a ver a su ‘’excelente hija’’. Mis ojos se marchan de sus rostros y elevo mi cabeza hacia el techo, queriendo agradecer al Ser que me mantuvo con vida hasta aquí. Ahora puedo volver a respirar el aire de alegría y tranquilidad que me acompañaba todos los días. Ahora puedo despedirme de mis padres y saber que volveré a salvo de entre las entrañas de mi trabajo. Soy una persona nueva, cambiada por la experiencia vivida, ahora sé que valoraré lo que tengo y no codiciaré lo que no. Sólo me resta mantenerme al margen de no apegarme a los excesos que me llevaron a cometer tan desagradable error. Aún con la historia grabada entre sus cámaras, estoy muy segura de que no podrán deshacerse de mis logros alcanzados. Algún día, me vengaré.

Soy yo

Ha pasado un mes desde que llegué a la normalidad. Estoy enfocándome, preparándome para el semestre perdido. Mis estudiantes terminaron eliminando el curso; me siento culpable. Sin embargo, resultaron ser muy comprensivos, pues, al abrir mi correo electrónico tenía mensajes de aliento y apoyo de su parte. En ese mismo momento y tapándome la cara por el rayo de Sol que inundaba mi rostro, maquillé el mismo. Hace tiempo no me entregaba a la belleza, no me abría a nuevos surcos para embellecerme. Luego de eso, recojo la cama, tomo los planes para empezar el nuevo curso. Había sido contratada nuevamente, pero esta vez, para ofrecer el curso de Lingüística Griega Básica. Era un reto para mí, algo, que sin duda alguna, haré valer como experiencia. Bajo las escaleras, me dirijo a la Complutense y de pronto me encuentro sumida en el salón de clases. Llega mi primera sección y escucho su hablar entre dientes. ‘’¿Les sorprende mi llegada?’’ – les pregunté. Todos se exaltaron y gritaron a voces lo alegres que estaban de verme. Me complacía que se sintieran así, era una muy buena satisfacción interna. Por al fin, comencé mi curso. Transcurría el tiempo muy lento, pero a la vez, el ambiente se conservaba muy ameno. Al final, recogiendo la hoja de asistencia, cayó un pequeño pedazo de papel, que al parecer contenía un mensaje. Me dije: ‘’ ¿Un mensaje? ‘’ – Lo abrí y de pronto un grito estruendoso retumbó por las paredes de la institución.

Continuará Continuará

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