El Encuentro

El encuentro Me pongo en presencia de Dios En este momento de nuestras vidas, nos pueden estar pasando por la cabeza mil cosas. Nos podemos estar haciendo miles de preguntas, y seguramente no encontremos todas las respuestas que esperamos. Hace poco que volvimos al colegio, tenemos mucho que reflexionar sobre lo que fueron nuestras vacaciones, y seguramente tengamos también mucho para compartirle a Dios. Este es el momento en que nos ponemos en su presencia. Es un momento muy importante en la oración, es el momento en el que nos encontramos con El, porque por más de que sabemos que siempre está a nuestro lado, es bueno intentar sentirlo en este rato en el que estaremos a solas con El. Composición de lugar Este es un momento libre, en donde debemos dejar que Dios use nuestra imaginación como Él quiera. Nos imaginamos donde estamos, como es el lugar, al aire libre, en un lugar cerrado, en algún lugar donde ya hayamos ido, o puede ser en alguno que esté nada más que en nuestro corazón. El rato de oración de hoy, propone una composición de lugar un poco menos libre que la que hablábamos antes. Esta oración propone que nos imaginemos un encuentro con Jesús en lo alto de una montaña muy solitaria. Podemos imaginarnos cómo es la montaña, cómo es el día, soleado, medio nublado, nos imaginamos también el paisaje que se ve, si hay pájaros, si hay flores coloridas, en fin, lo que nosotras queramos.  ¿Qué sentimientos nacen dentro de mí cuando pienso que voy a encontrarme con El?  ¿Cómo estoy ahora? (alegría, miedo, ansiedad, indiferencia, tranquilidad, etc)  ¿Cómo se encuentra mi corazón hoy? Escucho a Dios que me habla En la soledad de la montaña me entretengo contemplando la llanura que se extiende allá abajo, pensando en mi vida de todos los días... pienso y pienso... Cuando de pronto, me doy cuenta de que El está allí... me mira, y me había estado mirando todo el tiempo. El Señor me habla a través de pensamientos y los sentimientos asociados a los mismos.  ¿Siento su presencia?  ¿Cómo reacciono ante ella?  Jesús, ¿me habla o está en silencio? ¿Qué me dice? Después de un ratito de haber me sentido acompañada por Él, yo comienzo a hablarle de nuestra amistad. Empiezo por la parte negativa. Los sentimientos negativos que a veces uno siente hacia algún amigo, son dos, el resentimiento y el temor. Cuando tengo resentimientos en mi interior mi relación puede mejorar siendo consciente de ellos.  ¿Le tuve o le tengo resentimiento por algo?  ¿Tal vez porque siento que me exige mucho, o que a veces ser su amiga para mi es una “carga”? ¿Siento que es esa clase de amigos que me exige mucho, que me presiona, que me pide cosas que no estoy dispuesta a hacer o a dar?  Si es así, se lo digo de frente...  Escucho su respuesta... Dejo que El me hable.... , ¿Qué siento? Después descubro que lo que él me dice son solo palabras que salen de su corazón, y que si yo lo sentí alguna vez como una “carga”, no fue porque Él sea un problema, sino porque yo tenía una falsa imagen de El.  ¿Cómo es o era esa imagen?  ¿Puedo cambiarla?

 ¿Dejo que mi orgullo me gane, o me animo a pedirle ayuda a El, y a que sea El quien me haga descubrir su verdadera imagen? El otro sentimiento es el temor.  Dejo que Jesús me explique que si le temo, es que aún me falta comprender la incondicionalidad del amor..., de Su amor. Dejo que sea El quien me diga que sentirse incondicionalmente amada por El, significa saber que el amor perfecto pone fin a todo temor.  ¿Creo en la incondicionalidad de su amor?  ¿Me siento amada en todo momento inclusive en los peores? Si no es así, ¿qué cosas me impiden sentirlo?  Le pido ayuda... Ahora me detengo a pensar en la relación en sí.  ¿Qué adjetivos palabras, sentimientos, imágenes, definen mejor nuestra amistad? Pasamos del presente al pasado.  Pienso en lo que Jesús ha significado para mí en mi niñez... y en las distintas etapas de mi crecimiento... pienso también en los altibajos por los que ha pasado nuestra relación... Pero nuestra relación exige algo más: que explicite mis expectativas con respecto a El y a nuestra amistad.  ¿Qué espero y deseo de El?  ¿Qué quiero que haga para mí?  ¿Qué busco en El?  Le pregunto también qué es lo que El espera de mi...  ¿Soy capaz de darle lo que me pide, sea lo que sea? Ahora ha llegado el momento de bajar de la montaña, de volver a la llanura. Los dos miramos el futuro:  ¿Cómo queremos que sea nuestra relación de ahora en adelante? ¿Puedo comprometerme?  ¿Hay algo concreto que pueda hacer para eso? Le respondo Me despido como yo quiera con un abrazo, con alguna palabra, le digo lo que quiero y lo que siento. Veo que su presencia se desvanece, pero no debo sentirme mal, ahora vuelvo a mi lugar, me voy de la montaña, pero no debo olvidar que El sigue conmigo, a mi lado, vaya donde vaya. Para cerrar este rato de oración, puedo escribirle algo a Dios, puedo contarle como estoy, puedo decirle alguna frase que me esté pasando por el corazón, puedo cantarle una canción. Cierro este rato de oración pensando que habrá mas encuentros, y que seguiremos profundizando en muestra relación día a día, oración por oración, vivencia por vivencia. No debo olvidarme que sea lo que sea que yo esté sintiendo a Jesús le gustaría que se lo ofrezca, que se lo de como regalo, El se va a ocupar de ello. Examino la oración  ¿Qué sentimientos ha provocado en mi este encuentro?  ¿Qué siento?  ¿Cómo estoy?