El Delicado Equilibrio De La Alianza Comercial

  • July 2020
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EL DELICADO EQUILIBRIO DE LA ALIANZA COMERCIAL Los problemas del Mercosur se deben a las carencias argentinas El nuevo mecanismo de salvaguardas no resuelve la disparidad en el bloque. El país debe lograr mayor eficiencia para conquistar el mercado brasileño. Daniel Muchnik. [email protected] El Mecanismo de Adaptación Competitiva (MAC), que acordaron los gobiernos de la Argentina y de Brasil para restringir las importaciones si un país se considera afectado por las exportaciones del otro no resuelve, más allá de cierto entusiasmo local, los problemas del Mercosur. Para el Gobierno argentino el MAC aporta certidumbre a las inversiones, un factor desequilibrante entre las dos naciones y a partir de allí puede configurar el perfil de las exportaciones. Las inversiones vienen eligiendo a Brasil y no a la Argentina para efectuar importantes radicaciones o planes de expansión fabriles. Puede decirse que los problemas se agravan, ya que quedaron fuera del acuerdo (ni siquiera fueron invitados) Paraguay y Uruguay. Precisamente en momentos en que ambos países dejaron trascender una inclinación por alcanzar unilateralmente un Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos. Los problemas del Mercosur se originan en una falla de origen. Porque se fijó un objetivo de libre comercio en la región, permitiendo que a través de subsidios, barreras en la frontera, excepciones, ciertos sectores quedaran mejor posicionados que otros. Ahora, el Mecanismo de Adaptación Competitiva corre el riesgo de quedar atrapado en esa misma lógica, ya que si la Argentina pusiera cupos a ciertos productos, Brasil contraatacaría con otras restricciones a productos enviados desde Buenos Aires. Los empresarios brasileños han presionado sobre la administración de Lula da Silva, mostrando disconformidad en los resultados finales tras una trabajosa negociación. Lógicamente, los arroceros o viñateros argentinos no deben estar contentos con que la Argentina fije condicionantes, barreras por ejemplo a electrodomésticos provenientes de Brasil, porque en ese caso específico el arroz y el vino argentinos podrían tener problemas para ingresar en Brasil. Todo está aconteciendo en tiempos en que Brasil sigue revaluando su moneda paralelamente a una Argentina que continúa devaluando el peso. Hoy por hoy la paridad peso-real beneficia ampliamente a la Argentina como nunca sucedió antes desde la vigencia del Mercosur. La pregunta entonces es: ¿Si con esa paridad peso-real la Argentina no es competitiva, cuándo lo será? Debe entenderse que con cereales, carnes y petróleo, los ejes de su exportación global, la Argentina no puede aspirar a ingresar al mercado brasileño, como sucedía antes. Simplemente porque Brasil incrementó sustancialmente la obtención interna de esos productos que en el pasado adquiría en la Argentina. El problema está del lado argentino. Porque la competitividad no se logra devaluando la moneda y nada más. Se alcanza, además, invirtiendo en tecnología, en capacitación laboral, en ampliar la capacidad de producción, en lograr los mayores niveles de eficiencia en el proceso productivo. Lo ideal, reconocen los expertos, es que el MAC tenga sólo vida teórica y no práctica. Una tensión comercial agravaría la ya maltrecha salud del Mercosur. La única forma de

alcanzar la competitividad es, sin duda, compitiendo.

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