El cristiano y el peluquero: Un cristiano y un peluquero no creyente estaban caminando por los barrios de la ciudad. El peluquero dijo al cristiano: - "Es por esto por lo que no puedo creer en el Dios que tú me hablas, en un Dios de Amor. Si Dios fuera así como tu dices, Él no permitiría que estos vagos fueran adictos a la droga y a otros hábitos destructivos. No, no puedo creer en un Dios que permite todo esto." El cristiano estuvo callado hasta que se encontraron con un hombre particularmente descuidado. El cabello le llegaba hasta el cuello y la barba sin rasurar. El cristiano le dijo: - "No serías un buen peluquero si permites que un hombre como éste continúe viviendo aquí sin un corte de pelo y una buena rasurada." Indignado, el peluquero contestó: - "¿Porqué me culpas por la condición de este hombre? No puedo evitar que él esté así. Nunca ha ido a mi peluquería, yo podría arreglarlo y hacerlo verse como un caballero si él me lo pidiera." El cristiano miró fijamente al peluquero y le dijo: - "Entonces no puedes culpar a Dios por permitir que los hombres sigan viviendo en sus malos caminos. EL constantemente los está invitando a acercarse para ser salvados y recibir sus promesas a través de su palabra, pero al igual que este hombre, no se lo han pedido. "Esta decisión es personal y sólo tienes que invitarlo a entrar a tu corazón." Recuerda: Dios no solo nos ha dado la vida. Nos ha honrado concediéndonos la libertad absoluta de elegir cómo vivirla. ¿Has comprendido ya que la elección de vida está en tus manos? ¿Estás conforme con el tipo de vida que llevas? Dios está llamándote ahora mismo. Puede ser esta la primera vez que sepas de Él. O tal vez ya estés en el camino del Señor. No importa cuántas veces antes le hayas reconocido en tu vida. Si aún no estás completamente satisfecho con la vida que Dios te ha dado, es sencillamente porque no le has permitido a Jesús ser el Señor en "todas las áreas de tu vida". Él jamás entrará allí donde tu no le permitas. Ni aún siendo Dios se tomará ese derecho. Tan solo tú puedes abrir la puerta de tu corazón al Ser que más te amó, te ama y amará por siempre: DIOS. ¿Sientes ahora mismo su llamado? Él está aquí contigo golpeando tu puerta. ¿Sientes Su voz al llamarte? Apocalipsis 3:20 (RVA) He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él y cenaré con él, y él conmigo. Si en verdad sientes el llamado del Señor Jesús en tu corazón y nunca antes habías abierto la puerta de tu vida para que Él reine y habite en ti (en todas las áreas de tu vida), te invitamos a que con toda sinceridad hagas esta oración junto con nosotros. Es
muy sencilla y millones de cristianos te damos testimonio de que "funciona". Dios jamás deja de responder una sola oración de Sus hijos. Anímate, Jesús es quien te invita. "Padre Celestial, así como se hace Tu voluntad en los cielos y en esta tierra, hoy vengo ante Ti, para pedirte que también en mi vida se haga Tu perfecta voluntad. Señor, he oído, conocido y creído acerca de Tu Hijo Jesús, y en este día lo acepto como mi Señor, reconociendo que Él murió por mí, llevando sobre Sí todos mis errores, y he conocido también que Tú lo levantaste de los muertos para coronarlo Rey. Padre mío, te pido que por Tu gracia perdones todos mis pecados, me adoptes como Tu hijo y me recibas en Tu familia a mi también. En el nombre de Jesús, Amén". Querido amigo/a, si has pronunciado con tus labios esta oración de fe, y desde lo profundo e íntimo de tu corazón has creído en cada una de las palabras que manifestaste, permíteme: En primer lugar recordarle que Dios quita, borra, destruye, limpia y deshace todo pecado, pero conserva tu ser tal cual eres (no olvides que Él es tu creador). La gran diferencia consiste en que queda en ti solamente lo que es agradable delante de los ojos de tu Salvador. En segundo lugar tener el privilegio de ser el primero (después de Dios) en decirte: ¡¡¡ BIENVENIDO A LA FAMILIA DE LA FE CRISTIANA !!! Me extiendo en un abrazo que rodee tu corazón y oro también para que hoy mismo experimentes la presencia de Dios en tu vida; esta "nueva vida" que de ahora en adelante nunca más será aquello que fue y que has abandonado a los pies de Jesús. Y por último, busca una iglesia donde congregarte, pide ayuda, busca un pastor, o un diácono, o a un amigo creyente o escríbenos. Cualquier persona "llena de Cristo" te reconocerá como hermano de fe y te ayudará como otros han hecho con nosotros. Confía en Dios, acércate a una iglesia y comienza a disfrutar de la "verdadera vida". Dios te bendiga en abundancia !!!
Nosotros nos alegraremos por tu salvación, y en el nombre de nuestro Dios alzaremos bandera. Cumpla Jehovah todos tus anhelos. Salmos 20:5 (RVA)