Pobre traducción al Alemán (único idioma que conocían Eich. y su defensor) Al igual que todos los ciudadanos de Israel, el fiscal estaba convencido de que sólo un tribunal judío podía hacer justicia a los judíos. El objetivo de Ben Gurión: era establecer la “diferencia entre el heroísmo israelita y la abyecta obediencia judaica” (24) El juicio como “espectáculo aleccionador” que llevaba ingentes aguas al molino de la creencia en la imprescindibilidad de la existencia del Estado de Israel como garantía de seguridad para los judíos del mundo. Delicias de la política internacional: se hizo gran énfasis en las relaciones de los árabes con los nazis, al tiempo que se ocuparon bien de dejar sentado la “inocencia” de los “alemanes honrados” (Adenauer & cía.) “no se hizo referencia alguna a los árabes honrados” (27) Cap 2: el acusado De todos los delitos que se le imputaron Eichmann se declaró “inocente en el sentido en que se formula la acusación”. ¿En qué sentido se sentía culpable? Durante el largo interrogatorio (…) ni la defensa, ni la acusación, ni ninguno de los tres jueces se preocupó de hacerle esa tan elemental pregunta. En declaraciones a la prensa su abogado dijo: “Eichmann se cree culpable ante Dios, no ante la Ley” (39-40) El delicado problema de determinar “las responsabilidades históricas y políticas mediante procedimientos jurídicos penales”.(40) Pag 46: Psiquiátricamente “Normal” e incluso “ejemplar” No era tampoco un fanático antisemita, ni de cualquier otra doctrina (¿sólo del orden establecido???)
Nadie le creyó (47): complejidad dar la oportunidad a interpretaciones alternativas, al menos como modo de sutilización y como forma de búsqueda de otros modos de experiencia. …lo horrible puede ser no sólo grotesco sino completamente cómico. Parte de la comedia no puede ser traducida, pues radica en la heroica lucha de Eichmann contra el idioma alemán, que invariablemente lo derrota. (79) “Palabras Aladas” por “Frases Hechas” Dice Eichmann: “Mi único lenguaje es el burocrático.” Pero la cuestión es que su lenguaje llegó a ser burocratico porque Eichmann era verdaderamente incapaz de expresar una sola frase que no fuera un clisé. (¿Fueron los clisés lo que los psiquiatras consideraron tan “normal” y “ejemplar”? se pregunta Arendt). (79) Sin duda, los jueces tenían razón cuando por último manifestaron al acusado que todo lo que había dicho eran palabras “hueras” pero se equivocaban al creer que la vacuidad era amañada. (79-80) Cuanto más se le escuchaba, más evidente era que su incapacidad para hablar iba estrechamente unida a su incapacidad para pensar, particularmente, para pensar desde el punto de vista de otra persona. No era posible establecer comunicación con él, no porque mintiera, sino porque estaba rodeado por la más segura de las protecciones contra las palabras y la presencia de los otros, y por ende contra la realidad como tal.