Dossier Capa Taro Noticies

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14/07/2009

André Friedmann antes que Robert C…

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REPORTAJE: EN PORTADA - Reportaje

André Friedmann antes que Robert Capa GERV A SIO SÁ NCHEZ 2 7 /0 6 /2 0 0 9

Prefiero a André Friedmann, su nombre verdadero, que a Robert Capa. A la persona que al personaje. Al fotógrafo compasivo que al mito. Prefiero su sensibilidad y ternura que su leyenda de la que se sentía rehén. Lo considero inmortal no por los riesgos que asumió en sus múltiples aventuras sino por su capacidad de dignificar a las víctimas de las guerras. Sus mejores fotografías las hizo en la retaguardia. Allí fue donde documentó el miedo, la resignación y la desolación de los refugiados o los sobrevivientes de los bombardeos. Intuyó desde el principio de su carrera que una gran fotografía debe documentar y emocionar y que se obtienen imágenes poco impresionantes en las situaciones más arriesgadas. Muchos fotógrafos han querido emular a Robert Capa, un nombre inventado que utilizó con su amante Gerda Taro para multiplicar por tres el valor económico de sus fotografías durante los primeros meses de la Guerra Civil española, donde llegó con 22 años. En diciembre de 1938 la revista Picture Post presentó su trabajo como "las fotos de acción en la primera línea del frente jamás realizadas con anterioridad". Pero lo sorprendente es que apenas hizo imágenes de combates. Desde enero de 1939 hasta 1943 no visitó un solo campo de batalla y se dedicó a regularizar su situación en Estados Unidos. Entre 1948 y 1954, año de su muerte, dedicó todo su esfuerzo a sacar a Magnum de los números rojos, muy alejado de los primeros conflictos de la guerra fría. Es cierto que participó en el desembarco de Normandía, la liberación de París y Berlín y en las duras batallas del sur de Italia, la guerra entre árabes e israelíes en 1948 donde estuvo a punto de morir. Pero objetivamente pasó menos tiempo en la guerra que cualquier fotógrafo actual acostumbrado a trabajar en zonas de conflicto o algunos de los que trabajaron y murieron en la guerra de Vietnam. Miren si no los libros de James Natchwey, Gilles Peress, Don McCullin, Philip Jones Griffiths, Larry Burrows, Henri Huet, Yergueni Jaldei. Es evidente que algo de su interior murió para siempre cuando Gerda Taro, la mujer que más quiso en su vida, fue atropellada mortalmente por un carro de combate en Brunete en 1937. Alguna vez sintió que estaba "esperando los muertos" y es muy posible que alguien se lo recordase, pero casi nunca se aprovechó de su posición privilegiada para fotografiar de forma indecorosa las trágicas consecuencias de los combates. En Ligeramente desenfocado (La Fábrica) recuerda el comentario que un piloto herido le hizo cuando le enfocó con su cámara: "¿Son éstas las imágenes que estás buscando, fotógrafo?". Y Capa se golpeó sin piedad: "En el tren de vuelta, con aquellos rollos de película bien aprovechados en mi bolsa, sentí odio hacia mí mismo y hacia mi profesión. Ese tipo de fotografías era apto sólo para sepultureros, y yo no quería ser uno. Si tenía que participar en un funeral, juré que lo haría desde el cortejo". Nunca fue un carroñero y apenas enfocó su cámara sobre cadáveres. Richard Whelan, autor de su mejor biografía, ha escrito que "muchas de sus imágenes no son tanto crónicas de sucesos como estudios extraordinariamente comprensivos y compasivos de seres humanos en situaciones extremas". Me gusta la persona (huyendo del mito) que enseñó a sus alumnos que la guerra no es emocionante ni una elpais.com/articulo/semana/…/Tes?p…

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André Friedmann antes que Robert C…

aventura sino peligrosa y poco fotogénica. En Ligeramente desenfocado recuerda de forma insistente que la guerra es aburrida y se queja de que sus fotos "son huecas y tristes" y no reflejan "la tensión y el drama de la batalla". Richard Whelan explica una anécdota que muestra su forma de actuar. Cuando Ernst Haas, uno de los más jóvenes fotógrafos de la agencia Magnum, se ofreció para ir a la guerra de Corea, Capa se opuso y lo envió a realizar un reportaje a Grecia. Cuando el fotógrafo le pidió una explicación meses después, Capa le espetó: "Cuando uno está entusiasmado por ir a la guerra, es muy fácil que lo maten". Su vida fue un derroche de apasionante vida social. Fue capaz de extasiar a las audiencias más exigentes y amó a mujeres muy bellas como la inolvidable Ingrid Bergman. Pero muchas veces huyó del mundanal ruido y se refugió en la soledad. El escritor Irwin Shaw realizó en otoño de 1947 un magistral retrato del fotógrafo: "Solo por las mañanas, cuando se levanta tambaleante de la cama, Capa deja ver las huellas que la tragedia y el dolor han dejado en él. Su pálido rostro y sus ojos sin brillo reflejan la angustia de siniestras pesadillas nocturnas; he aquí el hombre cuya cámara ha escudriñado tanta muerte y tanta maldad, he aquí un hombre sin esperanza, dolorido, apesadumbrado, sin estilo ni elegancia". El documento gráfico que desnuda la guerra y la hace consumible a miles de kilómetros apenas ha evolucionado desde que Robert Capa y una brillante generación de apátridas mostraron sin tapujos la cara oculta de los campos de batalla de España y Europa en los años treinta y cuarenta del siglo pasado. Aquellos grandes reportajes, hoy desaparecidos de las revistas y los diarios, sujetaban al sillón cada semana a millones de lectores y consumidores. Si el húngaro Capa viviese en esta época tan poco amable con millones de seres humanos, su biografía bélica estaría repleta de coberturas en los conflictos balcánicos o latinoamericanos, las guerras afgana e iraquí o las africanas más olvidadas. O quizá hubiese abandonado su profesión para siempre cansado del utilitarismo de su trabajo o de su inutilidad. En Images of War, Friedmann (o su mito Capa) recordó su encuentro con una niña tumbada sobre unos sacos en Barcelona en enero de 1939 en plena debacle republicana que le permitió conseguir una de sus mejores fotografías: "Es una monada pero debe estar muy cansada porque no juega con los otros niños. Casi no se mueve; sólo sigue todos mis movimientos con sus grandes ojos negros. No siempre es fácil mantenerte al margen y no ser capaz de hacer nada aparte de documentar el sufrimiento que te rodea". © EDICIONES EL PAÍS S.L. - Miguel Yuste 40 - 28037 Madrid [España] - Tel. 91 337 8200

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La otra guerra de Robert Capa

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La otra guerra de Robert Capa Se editan en español las memorias del fotógrafo durante la contienda mundial ISA BEL LA FONT - Ma dr id - 1 9 /0 5 /2 0 0 9

Robert Capa siempre ambicionó que su vida se convirtiera en un guión cinematográfico. Quizá por eso, bautizado Endre Friendmann en Budapest en 1913, descubrió enseguida que con ese nombre no llegaría muy lejos. Robert Capa, el personaje de película, nació en 1936 y murió en Indochina en 1954. Y a su imbatible estatura mítica contribuyó Ligeramente desenfocado, sus memorias de la II Guerra Mundial, editadas en 1947 en EE UU por Henry Holt y que ahora publica por primera vez en español La Fábrica. El libro compagina la rigurosa precisión de los hechos históricos con un menos comprobable trasfondo de anécdotas, flirteos, noches de whisky y de champaña. Pero sobre todo, Ligeramente desenfocado es el diario de un fotógrafo comprometido con la guerra. Un tipo que embarcó en Nueva York hacia Europa en 1941, enviado por la revista Collier's, y aguantó hasta el final. Es cierto, Capa frivoliza con sus planes para pasar la primera noche en el Savoy. Pero una mañana, durante su estancia en la base de los B-17 y tras haber fotografiado el regreso a casa de un piloto muerto, sienta las bases de su ética: "Mientras me afeitaba, mantuve una conversación conmigo mismo acerca de la imposibilidad de ser reportero y hacer gala al mismo tiempo de un espíritu compasivo. Las fotografías de los aviadores matando el tiempo en el aeródromo darían una impresión equivocada si no se mostraran también las imágenes de los heridos y los muertos". El clímax del relato lo marca la participación en el desembarco de Normandía. La Oficina de Relaciones Públicas dejó sólo que cuatro fotógrafos acompañaran a las primeras fuerzas invasoras. Uno era Capa. "El corresponsal de guerra tiene en sus manos su mayor apuesta, su vida, y puede elegir el caballo al que apostarla, o puede guardársela en el bolsillo en el último segundo. Y o soy un jugador", escribe. Una opción que su hermano, Cornell, comenta en la introducción de Ligeramente desenfocado: "Al tomar esta decisión seguía el consejo que muchas veces daba: 'Si no son lo suficientemente buenas es porque no estás lo suficientemente cerca". A su regreso al USS Chase, del que había partido su barcaza, llevaba las mejores fotos del desembarco del 6 de junio de 1944. Sin embargo, como él cuenta, "un emocionado asistente de laboratorio había aplicado demasiado calor al secar los negativos; las emulsiones se fundieron y se destintaron". De 106 fotos que había tomado, sólo se salvaron ocho. Capa entró en París el 25 de agosto de 1944 en un tanque manejado por republicanos españoles que formaba parte de la 2ª Acorazada Francesa. Esa noche durmió en el Ritz. Igual que Hemingway. © EDICIONES EL PAÍS S.L. - Miguel Yuste 40 - 28037 Madrid [España] - Tel. 91 337 8200

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La muerte y el azar

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REPORTAJE: EN PORTADA - ROBERT CAPA

La muerte y el azar GUILLERMO A LT A RES 2 7 /0 6 /2 0 0 9

Esa época de dioses, héroes y batallas llamada el siglo XX ha generado muchos mitos. Uno de los más poderosos ha sido el del corresponsal de guerra, que encarna el encanto del miedo, del peligro, del azar, del riesgo, de estar en el lugar adecuado en el momento equivocado, tiene toda la carga de la leyenda, la fascinación de alguien que ha contemplado la historia mientras estallaba a tiros y cañonazos. Y Robert Capa simboliza, quizás más que nadie, esa figura. Fue el fotógrafo desencantado de los dos últimos conflictos justos, la Guerra Civil española y la II Guerra Mundial, un jugador compulsivo, un golfo cautivador capaz de ligarse a Ingrid Bergman, pero también fue un hombre tocado por el horror, con el corazón roto después de que un tanque matase demasiado pronto, durante la batalla de Brunete, en 1937, al amor de su vida, Gerda Taro, cuando estaba a punto de cumplir 27 años. "André y Gerta", porque Robert Capa se llamaba André Friedmann y Gerda Taro, Gerta Pohorylle, "eran jóvenes y bellos, eran la personificación de la independencia", escribió François Maspero en su biografía de ella, L'ombre d'une photographe. "Les gustaba jugar, incluso jugar con sus propias vidas. Seducían con naturalidad a todos aquellos con los que se cruzaban y se parecían mucho el uno al otro en numerosos aspectos. Creo que cualquier persona que lea la biografía de André lamentará en algún momento no haber sido Robert Capa. Y muchas mujeres, después de contemplar la vida de Gerta, lamentarán, aunque sea durante unos breves instantes, no haber sido Gerda". Una sola frase, la dedicatoria del primer libro que publicó Capa, con fotos de la Guerra Civil, Death in the making, resume la pasión, el drama de una pareja que simboliza la herida del siglo: "A Gerda Taro, que pasó un año en el frente de España y se quedó". Como todas las leyendas, como las grandes historias, sus figuras vuelven una y otra vez. Son los protagonistas de la novela con la que la escritora Susana Fortes acaba de ganar el Premio Fernando Lara, Esperando a Robert Capa (Planeta), mientras que La Fábrica ha publicado por primera vez en castellano las memorias de Capa, Ligeramente desenfocado, un libro delicioso, en el que el fotógrafo despliega su encanto personal al relatar los años de la II Guerra Mundial. Además, el Museo Nacional de Arte de Cataluña está a punto de inaugurar dos exposiciones sobre Capa y Taro, que contarán con una pequeña muestra de imágenes de la llamada Maleta mexicana, un conjunto de 4.300 fotos inéditas de la pareja y de David Seymour, Chim, que aparecieron a principios de este año. Aunque seguramente hasta 2010 no podrán verse en una gran exposición en Nueva York, bastantes fotos y la fascinante historia de los negativos están disponibles en la página web del Internacional Center of Photography (http://museum.icp.org/mexican_suitcase), que fundó el hermano de Robert, Cornell Capa. "Fueron una pareja muy atractiva y muy poco convencional", relata Susana Fortes, quien no acaba de explicarse cómo nadie antes había escrito una novela sobre ellos porque "las buenas historias casi nunca se inventan". "Son dos personajes que se encuentran, comprometidos, entre los que surge una química brutal y protagonizan una historia de amor muy complicada, una relación que nace en el París de los años treinta, de los poetas y los pintores, pero que toma carne durante la Guerra Civil. También representan el duelo entre dos grandes fotógrafos", prosigue Fortes, que en Esperando a Robert Capa narra, a través de una minuciosa documentación, desde que se conocieron en París hasta la muerte de ella en la batalla de Brunete, en los alrededores de Madrid, el 26 de julio de 1937. Unos meses antes, como recuerda Fortes en su novela, esta mujer, bella y menuda, había escrito: "Tengo 25 años y sé que esta guerra es el fin de una parte de mi vida, el fin tal vez de mi juventud. A veces me parece que con ella terminará también la juventud del mundo. La guerra de España nos ha hecho algo a todos. Ya no somos los mismos: el tiempo en el que vivimos está tan lleno de cambios que es difícil reconocerse en cómo éramos todos nosotros hace apenas dos años. No me puedo ni imaginar lo que queda por venir". elpais.com/articulo/semana/…/Tes?p…

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La muerte y el azar

Lo que estaba a punto de llegar era la II Guerra Mundial. "No hay duda de que Capa fue el mejor fotógrafo de aquel conflicto", señala el historiador Anthony Beevor, que tras los éxitos de Stalingrado y La batalla de Berlín acaba de publicar su narración del Día D. "Las pocas fotos que sobrevivieron del desembarco en Omaha Beach dan una idea perfecta de la confusión y el horror de aquel día. ¡Qué tragedia que el resto se destruyesen en el cuarto de revelado!". Uno de los biógrafos de Capa, Alex Kershaw, recoge en Sangre y champán. La vida y época de Robert Capa una cita del fotógrafo que resume su actitud frente al horror: "La guerra es como una actriz que va envejeciendo. Es cada vez menos fotogénica y cada vez más peligrosa". "No hay ningún fotógrafo que haya reflejado la II Guerra Mundial mejor que Capa", explica el historiador y periodista estadounidense Rick Atkinson, ganador del Pulitzer en 2003 por Un ejército al amanecer, un relato de este conflicto en África, y que publicó en 2008 el segundo volumen, sobre la conquista de Italia por los aliados, El día de la batalla, dos frentes en los que estuvo Capa. "Estudié sus fotos a fondo durante mi investigación y hay algo realmente profundo en ellas, algo que te transporta al mismo momento en el que fueron tomadas", prosigue Atkinson, quien cree que tanto Capa como Ernie Pyle, el gran reportero de aquel conflicto, con el que compartió muchas trincheras, "fueron siempre muy poco sentimentales hacia la guerra porque eran conscientes del inmenso precio que había que pagar". Las memorias de Robert Capa son un libro muy bien escrito, en el que relata sus aventuras durante la II Guerra Mundial con todo su encanto, pero también con un cierto cinismo y desde luego sin ocultar el enorme precio de sufrimiento y horror del que habla Atkinson. Pasa de puntillas por la Guerra Civil española, porque la muerte de Taro le dejó una herida que nunca se cerraría; pero recorre los frentes de aquel conflicto, desde el Londres de los bombardeos hasta el desembarco de Normandía, la liberación de París y el avance hacia Berlín de los aliados. Las primeras páginas marcan muy bien el tono: "Y o no tenía motivo alguno por el que levantarme cada mañana", es la frase con la que arranca para describir a continuación su triste existencia de exiliado apátrida en un sórdido ático del Village de Nueva York. Sin embargo, en un mismo día le llegan tres cartas. Una factura de la luz, otra del Departamento de Justicia en el que, como ex ciudadano húngaro, pasa a ser considerado un enemigo extranjero y debe entregar sus cámaras, y una tercera en la que Colliers le ofrece una plaza en un barco hacia Inglaterra y 1.500 dólares para cubrir el conflicto. Decidió echarlo a suertes y tirar una moneda al aire: si salía cruz, iría al Departamento de Justicia, si salía cara, aceptaría la oferta para ir a Inglaterra. Salió cruz, pero... "Entonces me di cuenta de que en una moneda de cinco centavos no había ningún futuro y tomé la decisión de guardar (y cobrar) el cheque y apañármelas de algún modo para llegar a Inglaterra", escribe. "Yo soy un jugador y decidí acompañar a la Compañía E en la primera oleada", diría mucho más tarde, en la víspera del Día D. Su relación con la suerte fue siempre así, desde sus primeros combates. "Era un jugador de póquer que también se dedicaba a la fotografía, oficio que odiaba", dijo sobre Capa William Saroyan. Pero, como a todos los que juegan, y Capa se arriesgaba mucho ("si la foto no es lo bastante buena es porque no estás lo bastante cerca", es tal vez la frase más famosa del fotoperiodismo), un día se le acabó la partida, cuando en la tarde del jueves 25 de mayo de 1954 pisó una mina del Vietminh en Indochina. Entre las muchas coronas que llegaron a su funeral, había una de un restaurante de Hanoi, La Bonne Casserole, en el que según un amigo "había aterrorizado a los camareros, cautivado a la dueña y enseñado a preparar martinis al barman". Ponía simplemente: "A nuestro amigo". "Cuando Capa murió dejó tras de sí unas cuantas facturas de hotel pendientes, varias cámaras, un armario lleno de bonitas ropas (nunca había tenido muebles y disponía de muy pocos objetos materiales), una familia destrozada, una mujer que esperaba casarse con él y dos centenares de personas que le consideraban un amigo", escribe su principal biógrafo, Richard Whelan, fallecido en 2007, y comisario de la exposición de Barcelona, que antes ha pasado por Londres. "Pero, sobre todo, dejó tras de sí una obra extraordinaria que mostraba la naturaleza de la guerra como nadie lo había hecho antes y reflejaba una enorme simpatía por los seres humanos en todo tipo de circunstancias, y dejó también una leyenda que durante mucho tiempo seguirá inspirando a otros fotógrafos", prosigue Whelan en Robert Capa. La biografía (Aldeasa, 2003). La exposición de Taro, la primera importante que puede verse en España de su trabajo, muestra su inmenso talento como fotógrafa, su capacidad para reflejar el horror, la absoluta modernidad de sus puntos de vista, pero también su valor, porque sus fotos de combates no es que estén lo bastante cerca, elpais.com/articulo/semana/…/Tes?p…

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La muerte y el azar

están demasiado cerca, tanto que un tanque acabó por atropellarle y partirle la vida en mitad de la ofensiva de Brunete. También tiene imágenes atroces de víctimas de bombardeos que combina con momentos de paz en la guerra, aunque son los menos, porque ella fue sobre todo una fotógrafa de acción. La exposición de Robert Capa, Esto es la guerra, analiza a fondo algunas de sus imágenes más famosas, tomadas en los años treinta y cuarenta. Acaba en Leipzig, en abril de 1945 con la capitulación de Alemania cada vez más cerca, y arranca con la fotografía más famosa de Capa, la del miliciano caído en Cerro Muriano el 5 de septiembre de 1936. Desde que Philip Knightley, autor de la mejor historia del periodismo de guerra, The first casualty, pusiera en duda su autenticidad en los años setenta y acusase a Capa de que era un montaje, se han escrito cientos de artículos sobre esta imagen, aunque sus dos biógrafos, Richard Whelan y Alex Kershaw, no dudan de que la fotografía es real. Tanto en su biografía como en el catálogo de la exposición, Whelan desmenuza hasta el más mínimo detalle aquella jornada del final del verano en Córdoba (llega a hablar con policías y forenses para explicar cómo cae) y zanja que "las pruebas demuestran claramente que el miliciano abatido es Federico Borrell García en el momento de su muerte, durante la batalla de Cerro Muriano". "Espero que la difamatoria controversia que ha puesto en entredicho la reputación de Capa durante más de veinte años concluya por fin con un veredicto decididamente favorable a su integridad", sentencia. Cuando en enero de 2009 salió a la luz la famosa Maleta mexicana, muchos pensaron que podría tener el Santo Grial de la fotografía moderna, los negativos de aquella imagen. Sin embargo, no formaban parte de los 126 carretes que Capa entregó en París al diplomático y general mexicano Francisco Aguilar González y que reaparecieron por casualidad en un desván del DF en los años noventa, aunque el hallazgo no fue hecho público hasta principios de este año, cuando la mayoría de los negativos ya estaban escaneados. Se trata de fotografías de los tres amigos que salieron de París para cubrir la Guerra Civil española: Gerda Taro, Gerta Pohorylle, nacida el 1 de agosto de 1910 en el seno de una familia judía de Stuttgart y que llegó a Francia huyendo del nazismo; Robert Capa, André Friedmann, un judío de Budapest, nacido el 22 de octubre de 1913 y que también tuvo que dejar su país por motivos políticos (e inventarse un nuevo nombre más comercial); y Dawid Szymin, David Seymour, alias Chim (su apellido se pronunciaba "shim-in"), un judío polaco nacido en Varsovia el 20 de noviembre de 1911 y que emigró a estudiar a París. Los tres murieron con las botas puestas cuando, como a tantos grandes corresponsales, se les acabó la baraka: Taro en Brunete, Capa en Indochina (en un viaje al que no estaba muy convencido de ir) y Chim durante la guerra de Suez, abatido por un francotirador egipcio el 10 de noviembre de 1956, cuatro días antes del armisticio. Entre los tres (junto a nombres como Henry Cartier-Bresson y George Rodger) inventaron el fotoperiodismo moderno, crearon una forma de mirar la tragedia de la historia que ha sido imitada una y otra vez. "No deja de ser curioso que las figuras de Gerda Taro y Robert Capa resurjan en un momento en que el periodismo tal y como lo conocemos hasta ahora puede desaparecer", señala Susana Fortes. Sin embargo, aquellos pioneros que se la jugaron en los momentos más duros, más crueles del siglo abrieron el camino para la única salida que tiene el periodismo: estar allí y contarlo. Y también es muy aleccionador el ejemplo de Magnum, la agencia cooperativa que fundaron en 1947 Capa, Chim, CartierBresson y Rodger. "La agencia no fue concebida para ganar dinero, sino para que sus miembros hicieran los reportajes que les interesan", escribe Whelan. En la actualidad, cada vez es más intenso el debate sobre que el futuro de los grandes medios de comunicación pueda estar ahí, en una cierta forma de cooperativismo. Aquellos cuatro fotógrafos, un húngaro nacionalizado estadounidense que vivía en hoteles, un polaco francés, un francés y un británico, sólo querían ser realistas y pedir lo imposible: contar el mundo que avanzaba desde el desastre de la II Guerra Mundial al horror de los conflictos poscoloniales y de la guerra fría. Querían ser artistas y testigos, querían ser reporteros. Y lo fueron. "Entre el norte de África y el Rin habían pasado demasiados Días D; y en todos y cada uno de ellos hubo que levantarse en mitad de la noche. El final de la oscuridad siempre traía consigo el comienzo de la muerte", escribe Capa en sus memorias. Aquella oscuridad y aquella muerte es el siglo XX. Y sin sus imágenes nunca seríamos capaces de entenderlo. © EDICIONES EL PAÍS S.L. - Miguel Yuste 40 - 28037 Madrid [España] - Tel. 91 337 8200

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La "maleta mexicana" de Capa arroja…

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La "maleta mexicana" de Capa arroja luz sobre el exilio español Los negativos inéditos del fundador de Magnum, Gerda Taro y Chim se revelan como un documento único sobre la Guerra Civil y los horrores que le siguieron BA RBA RA CELIS - Nu ev a Y or k - 0 5 /0 5 /2 0 0 9

El tesoro fotográfico escondido en la "maleta mexicana" va más allá de la pura fascinación por las imágenes que tres de los mejores fotógrafos de la historia captaron en la Guerra Civil española. La digitalización de los 4.300 negativos está arrojando nueva luz a las condiciones de vida a las que estuvieron sometidos los españoles forzados al exilio. El tesoro fotográfico escondido en la "maleta mexicana" va más allá de la pura fascinación por las imágenes que tres de los mejores fotógrafos de la historia captaron en la Guerra Civil española. La digitalización de los 4.300 negativos que, al igual que miles de españoles, se exiliaron primero en Francia y después en México y permanecieron escondidas en una maleta (que en realidad eran tres cajas) hasta diciembre de 2007, está arrojando nueva luz no sólo respecto al trabajo realizado durante aquel conflicto por Robert Capa, Gerda Taro y Chim (David Seymour), sino también respecto a las condiciones de vida a las que estuvieron sometidos los españoles forzados al exilio. El pasado viernes, justo después de que el International Center of Photography (ICP) de Nueva Y ork (fundado por Cornell Capa, hermano de Robert) anunciara que todos los negativos de la maleta recuperada (y que hoy está en sus manos) habían sido escaneados, el Centro Juan Carlos I de la New York University organizó un simposio bajo el título Documentando a los desplazados: imágenes de los refugiados de la Guerra Civil española. Allí se mostraron, entre otras cosas, unas 40 imágenes inéditas, recién salidas de la maleta, que reflejan las condiciones de los campos de refugiados del sur de Francia y que el casi medio millón de republicanos que los sufrieron consideraban campos de concentración. "Así fue como se refirió a ellos mi padre toda su vida", aseguró una de las asistentes, Ángela Giral, nieta de José Giral, quien fue presidente de la Segunda República. Giral recuerda cómo su padre le contaba que los guardas senegaleses del campo de Argèles les pegaban culatazos con sus rifles y después les quitaban el reloj. "La Guerra Civil española es el primer conflicto en que queda visualmente documentada la violencia contra la población civil. Se han escrito muchos libros sobre las condiciones de vida de los españoles en aquellos campos, pero estas imágenes son uno de los primeros documentos visuales. De ahí la importancia, más allá de la fotografía, de estos fotógrafos pioneros" afirma Giral. El padre de Ángela pasó varios días en Argèles, un lugar que las fotos de Robert Capa muestran en toda su crudeza: de la maleta han salido 352 imágenes tomadas en marzo de 1939 allí y en los campos de Bram y Barcarès. "Se conocían unas cinco fotos de cada carrete, pero el resto del material es inédito. Esto nos permite entender también el proceso de trabajo de estos fotógrafos, que encontraron en estos campos la expresión definitiva de la pesadilla de la desolación", explicó durante la presentación Cynthia Young, comisaria del ICP. Las imágenes de los exiliados españoles del sur de Francia estremecen por su parecido con la tragedia que muestran las imágenes de refugiados de cualquier otro lugar del planeta en conflictos actuales. Hombres que yacen en el suelo cubiertos con una manta raída, gente hacinada en tiendas de campaña, filas de personas transportando sus escasas pertenencias... Entre los muchos tesoros desvelados en el proceso de escaneado de los 136 carretes se ha encontrado el negativo perdido de la foto de Chim Land distribution meeting, tomada en Extremadura en 1936. Un tercio de las imágenes pertenecen a Chim, entre ellas fotos inéditas de La Pasionaria, Federico García Lorca y Azaña, que según Y oung, "revalorizarán a ese fotógrafo". Sin embargo, pese a que había elpais.com/articulo/cultura/…/Tes?pri…

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La "maleta mexicana" de Capa arroja…

esperanzas de encontrar el negativo de la imagen más famosa de Robert Capa, El miliciano, su paradero sigue siendo un misterio. La maleta mexicana también se convertirá en documental: Trisha Ziff, responsable de que los negativos viajaran de México al ICP, comienza este mes una coproducción con la productora catalana Mallerich que transformará en película el contenido de la maleta y los relatos que preservaba "para que los jóvenes de hoy conozcan su propia historia". © EDICIONES EL PAÍS S.L. - Miguel Yuste 40 - 28037 Madrid [España] - Tel. 91 337 8200

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El soldado, el fotógrafo y la muerte

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REPORTAJE: Un icono de la Guerra Civil

El soldado, el fotógrafo y la muerte Unos contactos disipan dudas sobre la autenticidad de la célebre imagen de Capa A NT ONIO JIMÉNEZ BA RCA - Ma dr id - 0 5 /1 0 /2 0 0 8

El 5 de septiembre de 1936, un mes y medio después de que comenzara la Guerra Civil, un miliciano anarquista de 25 años, algo bravucón, murió en un cerrillo cordobés de un balazo disparado por un francotirador marroquí. A muy pocos metros, metido en una trinchera, un fotógrafo húngaro de 23 años que nació con un dedo meñique de más, simpático, mujeriego y valiente, disparaba su cámara en el mismo segundo, apuntando al mismo soldado. El miliciano, Federico Borrell, murió en el aire; el fotógrafo, Robert Capa, se escondió en la trinchera sin saber que acababa de hacer la foto más famosa de la Guerra Civil y se volvió a levantar poco después para, jugándose el pellejo, retratar a otro anarquista que también moriría en el mismo sitio un minuto después. La fotografía de Borrell, conocida a partir de entonces como El soldado caído, estaba destinada a convertirse en un icono de la Guerra Civil y de cualquier guerra gracias a su incomparable potencia simbólica. También a arrastrar la duda de haber sido falseada, debido, entre otras cosas, a su extraña y visceral perfección, a su oportunidad inaudita al retratar el instante mismo de la muerte del soldado en un soleado páramo español. Una exposición que será inaugurada el 17 de octubre en Londres bajo el título de Esto es la guerra, Robert Capa trabajando, aporta nuevas fotografías encaminadas a zanjar la cuestión. Una de ellas es reveladora: muestra el cadáver del segundo miliciano retratado por Capa, tendido en el cerro. El contacto fue encontrado hace un par de años por el biógrafo oficial de Robert Capa, Richard Whelan, junto con otras decenas de negativos perdidos hasta entonces pertenecientes a la desordenada herencia del fotógrafo. Gracias a estos contactos se sabe ahora mejor lo que ocurrió antes y después de la foto en aquel atardecer en Cerro Muriano. Federico Borrell García, Taino, había nacido en Benilloba, un pueblo de la sierra alicantina. Fue el quinto de seis hermanos de una familia pobre. Su padre, Vicente Borrell, Batallón, labrador, murió cuando Federico contaba seis años. La madre, María García, La Taña, decidió emigrar a la cercana e industriosa Alcoy con toda la prole cuando consiguió un trabajo de criada. Federico aprendió a leer y a escribir y se hizo tejedor. Como otros muchos jóvenes de la zona, también era anarquista. Era presumido, echado para adelante, amigo de figurar. Tenía los pómulos muy marcados, un rasgo físico peculiar que compartía con su padre y su hermano. El concienzudo y tenaz historiador local Miguel Pascual ha reunido ésta y otras informaciones tras rastrear archivos de Alcoy y preguntar a los testigos o recordar lo que éstos dijeron en su época. "Mi abuelo le conoció", explica Pascual Mira, "y me contaba que Taino era algo alocado". El 1 de septiembre, días después de asaltar el cuartel de Infantería de Alcoy y hacerse con armamento ligero, munición y correajes, una columna miliciana anarquista compuesta por unos 300 hombres parte hacia el frente andaluz, dispuestos a colaborar en el intento republicano de contener a las tropas del general Varela, acuartelado en Córdoba. Entre ellos figura Taino. La vida le va bien por entonces: está a punto de casarse con su novia Marina. Ha dejado guardado en Alcoy un traje recién comprado para la boda. En la columna va también su hermano Evaristo, cinco años menor, y un adolescente llamado Mario Brotons que con el tiempo jugará un importante papel en esta historia. Taino y sus compañeros suben a Cerro Muriano, una aldea situada a pocos kilómetros de Córdoba al amanecer del día 5. Se despliegan por el terreno, ocupan las trincheras. No hay que pensar en un ejército organizado, bien armado y coordinado, sino más bien en un puñado de "civiles con escopetas", en expresión del historiador Francisco Moreno Gómez. Sus oponentes sí componen un ejército profesional con experiencia. elpais.com/articulo/cultura/…/Tes?pri…

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El soldado, el fotógrafo y la muerte

Ese día, el general Varela inicia una ofensiva por la sierra cordobesa. Los cañonazos que resuenan demasiado cerca aterrorizan a los habitantes de Cerro Muriano, que salen de sus casas y escapan a la carrera en busca de un lugar más seguro. A la hora de la siesta, cuando por el flanco izquierdo del frente avanza en silencio una columna nacional de marroquíes bajo el mando del coronel Sáenz de Buruaga, los milicianos de Alcoy reciben una visita inesperada. "Aquel día llegaron a Cerro Muriano al menos tres vehículos de periodistas", escribe Moreno Gómez en su libro 1936, el genocidio franquista en Córdoba (Crítica), que se publicará este mes. En uno de los coches viaja Robert Capa y su novia, la también fotógrafa de guerra Gerda Taro. El frente está tranquilo a esa hora. Capa aprovecha para captar a un grupo de milicianos en una trinchera, con los fusiles en alto, saludando. El hombre de la camisa clara de la izquierda que sonríe mirando hacia un lado es Federico Borrell y morirá en un rato. El tercero por la izquierda, con bigote, también. A partir de aquí las versiones no coinciden. El historiador Gómez Moreno, basándose en un detallado estudio de los movimientos de tropas, concluye que Taino y los suyos se vieron sorprendidos por el ataque de los regulares de Sáenz de Buruaga y que acudieron, corriendo ladera abajo, a taponar el flanco. "Todo un negro panorama que hace impensable que Robert Capa tuviera ni tiempo ni oportunidad para ensayar fotomontajes", afirma. En la batalla muere Borrell. El biógrafo oficial del fotógrafo, Richard Welham, fallecido en 2007, en un artículo publicado tres años atrás en la revista Aperture, reconstruye esa tarde de una forma un poco diferente. Este estudioso coincide en situar la llegada de Capa y el resto de los corresponsales al inicio de la tarde. Como la zona estaba tranquila, Capa convence a los milicianos para que posen para él con sus armas. Éstos se prestan. Y desarrollan varias maniobras de avance en grupo, de salto de trincheras, de tiro.... Los 40 negativos expuestos ahora en la exposición de Londres así lo confirman. Cynthia Y oung, responsable de la exposición y que ha examinado cuidadosamente todas las fotografías añade: "Es evidente que mientras Capa y Taro hacen las fotografías no están en el corazón de ninguna batalla". Pero estas maniobras aparentemente inofensivas atrajeron al enemigo. O, de creer al historiador Moreno Gómez, fue entonces cuando llegó la columna de Sáenz de Buruaga. El caso es que el ejercicio se volvió trágico. Welham lo ha reconstruido así: Capa se encontraba en una hondonada o una trinchera. Al pie de ella, estaba Federico Borrell. A unos metros a su derecha, el otro miliciano de bigote. Es en ese preciso momento cuando una bala impacta contra Taino. Capa se agacha en la trinchera. El miliciano de bigote, que jamás ha sido identificado, se pone de rodillas para ofrecer menos blanco, coge a Borrell por las axilas y, ayudado por sus compañeros, conduce a Federico a la trinchera. Después, cuando está recogiendo su fusil, es abatido a su vez, casi en el mismo sitio que Federico. Capa retrata también ese momento. Y asimismo, su cadáver, en una tercera foto que no se había visto hasta ahora. Al día siguiente, el hermano pequeño, Evaristo Borrell, dejaba el frente y regresaba a Alcoy para informar a sus hermanas de que Federico había muerto. Su hija, Empar Borrell, la sobrina de Federico, recordaba el lunes pasado que su padre guardó para siempre una idea particular y penosa de ese día de guerra: "Ya no se volvió a presentar voluntario. Es más, siempre nos aconsejó que no nos presentáramos voluntarios para nada en la vida". Años después, Evaristo se casaría con el traje de boda que Federico había dejado sin estrenar. "Por entonces había muy poco dinero y no era cosa de desaprovecharlo", explica Empar con una sonrisa. El rastro de la novia de Federico se desvaneció para siempre: "De Marina no sabemos qué vida llevó o qué hizo: mi padre perdió el contacto para siempre". También el rastro de la historia de Federico y de Evaristo y de la columna anarquista de Alcoy se fue perdiendo salvo para los familiares y los historiadores locales. Mientras tanto, la foto del miliciano se convertía en un icono planetario y se reproducía en todas las revistas y periódicos del mundo. También de Alcoy. Un día, Mario Brotons, aquel adolescente que con 14 años había luchado en Cerro Muriano, convertido ya en un hombre de 75 y tras escribir un libro en el que relataba su aventura en la columna anarquista, Retazos de una época de inquietudes, aseguraba que su paisano Taino era el miliciano derrumbado en la foto. La madre de Empar, la cuñada de Federico, que aún vivía entonces, lo confirmó. El biógrafo Welham lo dio por bueno. elpais.com/articulo/cultura/…/Tes?pri…

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El soldado, el fotógrafo y la muerte

Con todo, El soldado caído sigue concitando interpretaciones encontradas. Hay dos documentales que lo corroboran. Uno de ellos, Los héroes nunca mueren, estrenado en 2004 y dirigido por Jan Arnold, reconstruye los hechos acaecidos en Cerro Muriano y localiza el lugar exacto en el que Borrell caía abatido, denominado Cerro de la Coja. Arnold no cree que la foto de Capa sea un montaje: "Él estuvo en muchas guerras, muy cerca de la línea de fuego. Y jamás tuvo necesidad de falsear ninguna foto. No entiendo por qué lo tenía que hacer entonces". El otro documental, La sombra del iceberg, dirigido por Hugo Doménech y Raúl M. Riebenbauer y premiado en 2007 en el Festival de la Ciudad de México, cuestiona tanto la veracidad de la foto como el hecho de que sea Taino el que aparece en la imagen. También el historiador Miguel Pascual, basándose en sus propias investigaciones, está convencido de que la foto es un montaje y de que Borrell murió en otro momento de la batalla. Young, la organizadora de la exposición, cree que la polémica no acabará jamás. A pesar de la aparición de los nuevos negativos que se exhibirán a partir del día 17. A pesar de la foto del cadáver. "Que haya gente que desconfíe es inevitable. No se ha encontrado la secuencia entera de los negativos. Tal vez se perdió. Tal vez no aparezca nunca. O sí. Pero lo que hay de nuevo da información relevante, que corrobora lo que sostenía el biógrafo Whelan". No se sabe dónde ni quién enterró a Federico Borrell. No hay ninguna inscripción en ningún registro. Lo más seguro es que su cuerpo, junto con el del segundo miliciano, estén en el cementerio de Villaharta, a pocos kilómetros de Cerro Muriano, donde acabaron muchos cadáveres de la batalla. De ser así, de ser todo cierto, ahí se encontrará también la bala que atravesó su corazón en el instante mismo en que Capa apretaba el obturador de su cámara Leica. © EDICIONES EL PAÍS S.L. - Miguel Yuste 40 - 28037 Madrid [España] - Tel. 91 337 8200

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El hilo de la "maleta mexicana" de R…

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El hilo de la "maleta mexicana" de Robert Capa Kristen Lubben investiga para desentrañar los enigmas de la caja perdida del fotógrafo y de Gerda Taro CA T A LINA SERRA - Ba r celon a - 0 6 /0 5 /2 0 0 8

Acaba de llegar de Nueva Y ork hace unas horas, pero el jet-lag no parece hacerle mella. Kristen Lubben, conservadora en el Intertional Center of Photography (ICP) de Nueva York, se apasiona cuando habla de la "maleta mexicana", la extraordinaria caja con 3.500 negativos sobre la Guerra Civil Española de Robert Capa, Gerda Taro y David Chim Seymour hallada en México y que ahora atesora el ICP. Explica que "en los círculos conocedores de la obra de Capa se sabía de esta maleta desde hace más de diez años, pero las negociaciones han sido lentas". Lubben, que hoy participa en Barcelona en unas jornadas sobre la "representación de la memoria histórica", recuerda que, pese a haberse iniciado los contactos, el material no se pudo incorporar a las exposiciones dedicadas a Capa y a Taro que organizó el pasado otoño el ICP, aunque posiblemente sí pueda hacerse en su itinerancia ya que en otoño podrán verse en el Barbican Center de Londres para viajar luego a Italia, Holanda y, seguramente, España. El ICP está en contactos con un museo de Barcelona para presentarlas. La "maleta mexicana" estuvo perdida durante casi setenta años. Al parecer, Emérico Chiki Wisz, amigo y ayudante de Capa, la había entregado en 1940 al general mexicano Javier Aguilar González, entonces diplomático en Francia, para que la pusiera a buen recaudo. Allí estuvo, a buen recaudo en México, hasta que ya en los noventa, tras la muerte del general, sus familiares encontraron la maleta con estas tres cajas de las que dos contenían 127 rollos de películas y la otra una serie de sobres con negativos cortados, que son los primeros que se están escaneando. Los rollos están en buen estado, pero necesitan de la construcción de un aparato especial para poder escanearlos sin peligro. Una vez esta parte del trabajo esté hecho empezarán a estudiarse las imágenes, un trabajo que Lubben asegura que enseguida se dará a conocer porque el ICP pretende abrir "un escaparate" en Internet para que se conozcan las investigaciones y las imágenes "casi al momento". Ahora, señala, hay tres personas trabajando exclusivamente en el proyecto y otras siete que colaboran en aspectos parciales. En el futuro habrá una publicación y una exposición que permitirá conocer algunas imágenes inéditas, sobre todo las de 1939 realizadas por Capa en los últimos días de la guerra, y también comprobar cómo la selección de las imágenes que se positivaron no siempre se corresponde, según Lubben, con las fotografías más interesantes. "Lo más misterioso es que no se sabe porqué este material está junto, porqué éste y no otro. Parece como si fuera una preselección para un proyecto conjunto que al final quedó truncado", afirma Lubben, que indica que en el caso de las fotografías de Capa y Taro sólo hay negativos a partir de 1937. "No están los negativos de la famosa foto del miliciano caído, que es de septiembre de 1936", afirma. "Hemos mirado si hubiera imágenes de la serie en algún otro fragmento de película, pero no hay nada. Habrá que continuar buscando". Lo que está claro, afirma, es que la imagen la hizo Capa y no Taro, aunque ella estaba también allí en aquel momento ya que se conservan fotografías paralelas realizadas por ella en la cámara Rolliflex de 6 x 6. "Taro no empezó a utilizar la Leica hasta 1937", recalca Lubben, que mantiene la versión oficial del gran biógrafo de Capa, Richard Whelan, fallecido a finales de 2007, sobre la "verdad" de la foto del miliciano. "Al parecer los milicianos estaban haciendo unas maniobras y ejercicios justo antes de que empezara el fuego real que mató al miliciano", explica Lubben. Sea como sea, ésta historia seguirá siendo un misterio. La maleta, pero, permitirá ahondar más en la forma de trabajo de Capa y, sobretodo, de Gerda Taro, a cuyo estudio ha dedicado Lubben muchos de sus esfuerzos. Taro marcaba las fotografías no con el típico corte en forma de cuña en el negativo sino elpais.com/articulo/cultura/hilo/…/Te…

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El hilo de la "maleta mexicana" de R…

con un hilo de coser. "Parecía que era un gesto femenino, pero no, era algo corriente entre los cineastas para marcar un rollo largo de película". Cuando murió, atropellada por un tanque en el frente de Brunete, llevaba una cámara de 16 milímetros. Nunca se ha encontrado. © EDICIONES EL PAÍS S.L. - Miguel Yuste 40 - 28037 Madrid [España] - Tel. 91 337 8200

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Capa, reportero gráfico del siglo XX

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Capa, reportero gráfico del siglo XX Las instantáneas más célebres de Robert Capa se reúnen en una antología de bolsillo que permite recorrer la historia gráfica de medio siglo XX ELPA ÍS.com - Ma dr id - 1 2 /1 2 /2 0 0 8

El miliciano que cae abatido en el cerro Muriano el 5 de septiembre de 1936, en los primeros compases de la Guerra Civil. Meses después, varios cadáveres yacen desperdigados en un páramo de Teruel en diciembre de 1937. Y ya siete cruciales años más tarde, la imagen desenfocada de los soldados aliados que avanzan a través de las olas en Omaha Beach, en el desembarco de Normandía, que liberaría definitivamente Europa del yugo del Eje. Son imágenes que describen algunos de los momentos cruciales del siglo XX. Y todas las tomó un compacto reportero gráfico estadounidense de origen húngaro, Endre Ernö Friedmann, más conocido como Robert Capa (Budapest, 1913-Indochina (actual Vietnam), 1954). El miliciano que cae abatido en el cerro Muriano el 5 de septiembre de 1936, en los primeros compases de la Guerra Civil. Meses después, varios cadáveres yacen desperdigados en un páramo de Teruel en diciembre de 1937. Y ya siete cruciales años más tarde, la imagen desenfocada de los soldados aliados que avanzan a través de las olas en Omaha Beach, en el desembarco de Normandía, que liberaría definitivamente Europa del yugo del Eje. Son imágenes que describen algunos de los momentos cruciales del siglo XX. Y todas las tomó un compacto reportero gráfico estadounidense de origen húngaro, Endre Ernö Friedmann, más conocido como Robert Capa (Budapest, 1913-Indochina (actual Vietnam), 1954). Considerado como el mejor fotógrafo de guerra, sus imágenes más contundentes se reúnen ahora en Robert Capa (Lunwerg), un volumen de bolsillo que muestra 68 instantáneas que equivalen a recorrer los acontecimientos decisivos de la primera mitad del siglo XX. Desde la que muestra a un enfervorecido León Trotsky durante una conferencia en Copenhague sobre la historia de la revolución rusa, en 1932, hasta la serie que recoge el clamor popular en París, con niños y adultos con el puño en alto, tras la creación del Gobierno de Frente Popular, en 1936. Durante aquellos años, el joven Friedmann conoció a los otros grandes fotógrafos del siglo: Henri Cartier-Bresson y David Seymour, con los que luego crearía la legendaria agencia Magnum. La antología se completa con una introducción de Jean Lacouture, más una breve reseña biográfica y bibliográfica. Mención especial merece el grupo de instantáneas sobre la Guerra Civil. Como la del grupo de refugiados que se cobijan del conflicto en la parada de metro de Gran Vía, en Madrid, en 1936. Ese mismo años, Capa perdió a su compañera y fotógrafa Gerda Taro, que falleció tras ser atropellada por un tanque. El infatigable Capa siguió recorriendo aquel país roto. Otras de sus grandes imágenes es la de la multitud que asiste, puño en alto, a la ceremonia de despedida de los voluntarios de las Brigadas Internacionales, en Barcelona, el 25 de octubre de 1938. Las imágenes de Capa (nombre que adoptó en 1935) daban a conocer al mundo lo que sucedía en España, a través de revistas ilustradas como Life, Colliers y Holliday. Tras el fin de la contienda en España, Capa se traslada a China, donde retrata los primeros enfrentamientos del gigante asiático con el Japón imperial. Luego llegaría la II Guerra Mundial. Capa viajó empotrado con las tropas aliadas en el desembarco de Sicilia, en 1943, y asistió al otro gran acceso al continente europeo que dominaban las fuerzas del Eje. Fue en la playa de Omaha, en Normandía, donde Capa fotografió el avance casi suicida de los aliados hacia la costa francesa. Tres de aquellas imágenes desenfocadas se recogen en el libro, que muestra también los cadáveres amontonados de los soldados abatidos, justo después del desembarco, ante la mirada de los lugareños. Luego llegaría la liberación de París. Capa registró la felicidad de la capital francesa al recibir a las tropas aliadas, el 26 de agosto de 1944, e incluso retrató a un general Charles de Gaulle, saludado por el gentío. El itinerario gráfico de la antología continúa con el avance aliado hacia el Este, con despliegues de elpais.com/articulo/cultura/…/Tes?pri…

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Análisis compositivo: En esta foto se aprecia la ley de tercios ya que uno de los puntos fuertes de la imagen coincide con la línea imaginaria que coincide conos accidentes geográficos y la catana y las diferentes cartucheras. Las líneas: se pueden ver muchas como los de las montañas y las de la sombra y todas acaban señalando al miliciano muerto. El ritmo: los únicos elementos así que mantengan un ritmo son las montañas y las nubes. La simetría: no se encuentra ninguna simetría. La textura: no se puede decir mucho de texturas, lo único que el pantalón tiene una textura fina y que el campo parece la hierba estar ya seca. La luz y el color: la foto esta a blanco y negro. La luz es una luz suave, de origen natural y puede ser desde una posición elevada. La sombra es propia.

14/07/2009

Un documental desmonta el mito del…

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Un documental desmonta el mito del miliciano de Robert Capa 'La sombra del iceberg' sostiene que el soldado muerto no es Federico Borrell MIGUEL Á NGEL V ILLENA - Ma dr id - 1 6 /1 2 /2 0 0 8

Es la imagen más simbólica y más difundida de la Guerra Civil española y una fotografía estremecedora de la muerte en directo. Robert Capa tomó la instantánea de un miliciano que acababa de ser abatido en el cordobés Cerro Muriano el 5 de septiembre de 1936. Es la imagen más simbólica y más difundida de la Guerra Civil española y una fotografía estremecedora de la muerte en directo. Robert Capa tomó la instantánea de un miliciano que acababa de ser abatido en el cordobés Cerro Muriano el 5 de septiembre de 1936. Durante casi seis décadas, el héroe republicano fue un desconocido, pero en 1995 un historiador de Alcoy creyó identificar en aquel miliciano al alcoyano Federico Borrell García, sin aportar ninguna prueba concluyente, todo basado en intuiciones, igual que las impresiones de una sobrina del soldado. Pero la mitomanía en torno a Capa alentó esta versión, más atractiva sin duda, de un héroe con nombres y apellidos. La sombra del iceberg, un documental rodado en dos años, demuestra, a través de testimonios y de documentos, que el célebre miliciano fotografiado por Capa no era Borrell y que vuelve a ser un soldado anónimo. Dirigido por Hugo Doménech y Raúl M. Riebenbauer, el documental se estrena el viernes próximo en salas de Madrid, Barcelona, Valencia y Alicante tras haber ganado algunos premios en festivales. "A veces una mentira", comentan los realizadores del documental que lleva como subtítulo Una autopsia de la mítica fotografía de Robert Capa 'El miliciano muerto', "empieza a rodar y resulta muy difícil detenerla. Creo que nuestro exhaustivo trabajo de investigación revela con declaraciones de editores gráficos, estudios de forenses y, sobre todo, con crónicas periodísticas de la época que Federico Borrell García no es el soldado de la foto. Es más, un hijo de Mario Brotons, el historiador alcoyano que reveló la identidad, ha afirmado que su padre, fallecido en 1995, se basó en intuiciones personales y nunca tuvo certeza histórica de su afirmación. Brotons aseguró en aquel año que lo había confirmado en el Archivo de la Guerra Civil de Salamanca, un centro que nunca visitó". Ahora bien, la prueba más aplastante se refiere a una necrológica en la revista anarquista Ruta Confederal, a finales de 1937, en la que un amigo de Borrell evocó las circunstancias de su muerte en Córdoba y escribió: "Le veo tendido detrás del árbol que le servía de parapeto (...) Aún después de muerto empuñaba su fusil". O sea, una situación radicalmente distinta del muerto de Capa, fulminado en campo abierto. Otro lugar común que han desmontado Hugo Doménech, profesor de Fotografía en la Universidad de Castellón, y Raúl M. Riebenbauer, periodista y guionista, apunta a que, según los datos historiográficos y declaraciones de personas presentes en Cerro Muriano el 5 de septiembre de 1936, en aquella jornada murieron varios combatientes republicanos y no sólo Borrell, como han sostenido algunos. No como conclusión del documental, sino sólo como "duda razonable", sus directores plantean también que la foto pudo ser tomada por Gerda Taro, compañera de Capa. En cualquier caso, la pregunta obligada se halla en las razones del entorno de Robert Capa -integrado por su hermano Cornell, y su biógrafo oficial, Richard Whelan, ambos fallecidos hace poco- para escudarse en esa versión del miliciano identificado y poner todo tipo de obstáculos a los realizadores de La sombra del iceberg para su investigación. "Para Cornell Capa o Whelan", manifiestan los cineastas, "era preferible, digamos más comercial o más mediático, que el miliciano tuviera una identidad concreta a que fuera un tipo desconocido. Ellos también se aprovecharon de que los periodistas, en muchas ocasiones, y hablamos de una crítica y autocrítica, no tenemos ganas o no disponemos de tiempo para ser rigurosos. Por eso hemos dedicado dos años a viajar por media España y media Europa para conocer la verdad de una foto que a los dos nos ha fascinado desde hace años". elpais.com/articulo/cultura/…/Tes?pri…

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El tesoro oculto de Capa

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ANÁLISIS: EL ACENTO

El tesoro oculto de Capa 3 0 /0 1 /2 0 0 8

Gracias a las fotografías de Robert Capa sabemos de la mística desesperanzada que impregnó los terribles años de la Guerra Civil. Sus fotografías reconstruyeron la tensa espera en las trincheras antes de un ataque, los momentos de tranquilidad y camaradería de la famélica tropa o las nerviosas discusiones tácticas sobre un mapa polvoriento. Varias generaciones imaginaron la brutal contienda civil exactamente como Capa la fotografió, con sus nerviosas imágenes en blanco y negro, imperfectas por auténticas. Si hoy las exposiciones fotográficas se llenan con miles de visitantes, dispuestos a considerar la fotografía como una de las bellas artes, es gracias al trabajo de fotógrafos como Robert Capa, profesionales del ojo clínico, del arrojo y del gusto por la realidad, por siniestra que sea. Fallecido en 1954, Capa ha regresado a la actualidad porque en México se ha descubierto un depósito de 3.500 negativos enviados desde París en 1940 y custodiados por Emérico Chiki Weisz, amigo y ayudante del fotógrafo. La emoción del descubrimiento es comprensible porque los negativos se creían perdidos o destruidos a manos de los nazis. Aunque no está clara qué proporción exacta de los 120 rollos recuperados es obra suya -también hay fotografías de su compañera Gerda Taro y de David Seymour-, los nostálgicos de la lucha antifascista de las décadas de los 30 y los 40 tienen un nuevo almacén de imágenes donde completar los detalles cotidianos de aquellos tiempos tétricos y heroicos. Desgraciadamente, entre los negativos recuperados no aparece ese icono de la guerra del 36 que es el miliciano fotografiado en un escorzo violento mientras recibe un disparo y su fusil sale despedido hacia el vacío de la muerte. Sesudos analistas se han entretenido en analizar el fondo de la imagen y en calcular las sombras de aquel sol de injusticia para extender la sospecha de que podría tratarse de un montaje. La duda no podrá resolverse esta vez; quizá no se despeje jamás. Pero si fuese un montaje, se daría la paradoja de que durante décadas una falsificación nos ha informado con rara precisión del horror de aquellos años sangrientos. © EDICIONES EL PAÍS S.L. - Miguel Yuste 40 - 28037 Madrid [España] - Tel. 91 337 8200

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Un documental desmonta el mito del…

Fervientes admiradores de Capa y de su contribución al fotoperiodismo del siglo XX, los directores de La sombra del iceberg destacan la brillante y equilibrada composición de la imagen del miliciano, así como la dramática verdad de la tragedia, de la muerte. "Además", señalan, "se trata de una foto hecha en defensa de unos ideales justos, como era la causa de la República española". El mito de Capa se ha agigantado con el tiempo, y en la actualidad una amplísima exposición, abierta hasta el 25 de enero, repasa su trabajo en el Museo Barbican de Londres. Ahora bien, tal vez habría que dejar de lado la mitomanía. ¿Qué más da que el miliciano sea un desconocido? Cuando en julio de 1937 la revista Life dedicó un reportaje a España, ilustrado con la célebre foto, tituló así: Muerte en España. La guerra civil se ha cobrado medio millón de víctimas en un año. El soldado de Cerro Muriano era uno más, una anécdota convertida en categoría, un símbolo. © EDICIONES EL PAÍS S.L. - Miguel Yuste 40 - 28037 Madrid [España] - Tel. 91 337 8200

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Robert Capa y Gerda Taro, juntos (p…

Robert Capa y Gerda Taro, juntos (pero no revueltos) en el MNAC EFE | BARCELONA Actualizado Viernes, 10-07-09 a las 10:51

El MNAC reúne más de doscientas fotografías realizadas por Robert Capa en los conflictos que cubrió como reportero de guerra durante los años 30 y 40 del siglo pasado, una visión completada con la primera exposición que muestra la obra de su compañera sentimental y también fotógrafa Gerda Taro.

La f amosa instantánea «Muerte de un miliciano», de Robert Capa /ABC

La exposición ha sido coproducida con el International Center of Photographie (ICP) de Nueva York, donde se inauguró en 2007 y desde entonces se ha visto en Londres y Milán, y tras su paso por Barcelona -hasta el 27 de septiembre- se clausurará en Rotterdam. La exposición capta la mirada del célebre fotógrafo fundador de Magnum en su trabajo durante la Guerra Civil española, en el que se solidarizó desde el primer momento con la República; un conflicto en el que nació el fotoperiodismo.

La dignidad del reportaje

La comisaria de la muestra, Cynthia Young, subraya que el itinerario expositivo intenta profundizar en varias historias completas: la muerte del miliciano republicano (1936), la guerra entre China y Japón (1938), la Batalla del Segre (1938), los refugiados de Barcelona (1939), el desembarco de Normandía (6 de junio de 1944) y la derrota alemana (Leipzig, 1945). Durante la Guerra Civil española, Capa captó algunas de las imágenes más famosas del conflicto, entre ellas "Muerte de un miliciano", una de las instantáneas más emblemáticas de la historia, que detiene el instante en el que un miliciano republicano cae herido de muerte en Cerro Muriano (Córdoba).

La pose del miliciano

En la segunda exposición Dentro de las actividades paralelas a la exposición, el museo se sitúa la obra de Gerda proyectará el documental "La sombra del iceberg", de los Taro en su contexto y periodistas Raúl Riebenbauer y Hugo Doménech, en el que reivindica a la primera sugieren que el miliciano estaba posando para el fotógrafo. Sin fotoperiodista de guerra tomar partido por éstas y otras voces críticas surgidas a finales de los años 70, la exposición reúne "todas las copias conocidas que en aquella fecha hicieron tanto Capa como Taro sobre los refugiados y los milicianos, así como las fotos publicadas en las revistas Life, Vu y Regards". Para la otra comisaria del ICP, Kristen Lubben, "vistas en su conjunto, estas imágenes parecen indicar que mientras ambos fotografiaban a los milicianos, a quienes hacían posar en la colina, una bala perdida mató inesperadamente a un soldado republicano, justo delante del objetivo de Capa". Por toda la investigación realizada por ambas comisarias, "aunque no tenemos el negativo, todo hace pensar que la fotografía fue hecha por Capa, pues en su publicación en las revistas, la composición sugiere que procedía de un negativo rectangular, que correspondía al tipo de cámara que utilizaba Capa". Las imágenes "más truculentas de toda su carrera" se muestran en el apartado dedicado a 1945, en Leipzig, donde Capa acompañaba a la 2ª División de Infantería del Primer Ejército. Alternando una cámara Contax y una Rollei, Capa hizo una serie de fotos en las que la sangre forma un charco cada vez más grande. En la segunda exposición se sitúa la obra de Gerda Taro en su contexto y reivindica a la primera fotoperiodista de guerra, cuya figura se ha mantenido a la sombra de Capa y que cayó en el olvido tras su muerte en 1937 en Brunete atropellada por un tanque. En la muestra se presentan imágenes de todos los episodios fotografiados por Taro, desde su llegada a Barcelona en 1936, después en Madrid junto a la comunidad internacional de artistas e intelectuales y hasta su muerte en la batalla de Brunete. Lejos del movimiento que siempre interesa a Capa en sus fotografías, Taro captura, comenta Lubben, "el ambiente de las ciudades que visita y la cotidianeidad de la guerra, las víctimas de los bombardeos en Almería, la ofensiva republicana de Segovia o la resistencia de Madrid". El tercer ámbito temático que presenta el MNAC hace alusión a la "maleta mexicana", que contenía los negativos de 126 carretes con miles de instantáneas tomadas durante la Guerra Civil española por Capa, Taro y David Seymour 'Chim', un material que se había dado por perdido y que reapareció en México en 1995. Una imagen inédita y tres hojas de contacto de esa "maleta mexicana" se presentan ahora en el MNAC en primicia como avance de la exposición que el ICP prepara para 2010. Cuenta AZUL de iBanesto, alta remuneración con total disponibilidad

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Guerra Civil española Diarios y fotografías de un brigadista en el bando republicano. http://www.swissinfo.ch

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El MNAC reúne a los dos fotógrafos …

DOS MIRA DA S SOBRE LA GUERRA

CAPA-TARO: Reencuentro en Barcelona

El MNAC reúne a los dos fotógrafos que inventaron el personaje de Robert Capa La muerte de Taro en la batalla de Brunete la convirtió en símbolo antifascista | La guerra fría cubrió con un manto de silencio su trabajo como fotoperiodista TERESA SESÉ | 07/07/2009 | Actualizada a las 03:31h | Cultura

Eran jóvenes y guapos, comprometidos, de izquierdas, se amaban y tenían la energía y el coraje para comerse el mundo. Cuando en la primavera de 1936 André Friedmann y Gerda Pohorylle desembarcaron en un París renqueante aún por los efectos de la Gran Depresión, crearon un personaje, el del glamuroso y genial fotógrafo estadounidense Robert Capa, en cuyo nombre llamaban a las puertas de las redacciones, a las que vendían sus fotos a un precio que triplicaba el habitual. O sea, que durante un tiempo Robert Capa fueron dos. Al menos hasta el 26 de julio de 1937, cuando Gerda Taro -así se hacía llamar- perdió la vida La exposición al ser arrollada por un tanque en la batalla de Brunete. Seis días después habría cumplido 27 ¡Esto es la guerra! Robert años. Con el tiempo, Capa acabó encarnando Capa/Gerda Taro como ningún otro el mito del corresponsal de Barcelona. MNAC. Tel. 93 622 guerra, mientras ella era relegada a mero pie de 03 06 página -"el amor de su vida"-, cuando no www.mnac.cat directamente al olvido. Eso explica que sea Hasta el 27 de septiembre ahora cuando se le dedique la primera exposición. Se titula Gerda Taro y forma parte de una doble muestra en el MNAC, que ilustra y MÁS INFORMACIÓN complementa a ¡Esto es la guerra! Robert Capa El gusto por el riesgo de un jugador en acción. de póquer Edición Impresa: Historia de dos reporteros

"Si haces fotos que no son lo suficientemente buenas es porque no estás lo suficiente cerca", solía aconsejar a sus colegas Robert Capa. Gerda Taro lo hizo suyo y pagó con su vida. A su despedida en el cementerio de París acudieron auténticas multitudes, que vieron en ella un símbolo de la lucha contra el fascismo. "Eso mató aún más a la excelente fotógrafa que era -reflexiona Cynthia Young, comisaria de la exposición de Capa junto a Richard Whelan, su biógrafo, fallecido en el 2007. "Tras la Segunda Guerra Mundial, la guerra fría y la histeria anticomunista echaron un manto de silencio sobre episodios como el de la guerra civil, donde había sido aclamada como mártir antifascista, muerta en el cumplimiento de su deber". Hay otras razones, claro. Una técnica, y es la dificultad para establecer la autoría de las fotografías, ya que algunas fueron atribuidas a Capa y otras se firmaron como Reportage Capa & Taro, explica ahora Kristen Lubben, comisaria de la muestra y, como Young, conservadora del Internacional Center of Photography de Nueva York. Pero aún hay otra, tal vez más poderosa, por la que se ha pasado casi de puntillas. Y tiene que ver con los intereses comerciales: las posibilidades de vender sus fotos si se atribuían a Capa se multiplicaban por mil. Pero que ambos habían concebido su trabajo en España como un proyecto común es algo que puede apreciarse ya en los primeros instantes de ¡Esto es la guerra! dedicada a la célebre y controvertida imagen del miliciano caído en el Cerro Muriano, símbolo del abatimiento de la propia República. La muestra no entra en la polémica sobre la autenticidad de la imagen -se le ha acusado de escenificar la trama, un hombre fingiendo haber sido disparado, se ha puesto en duda su localización e incluso hay quien piensa que pudiera ser de Taro- pero la acompaña de muchas otras tomadas antes o después. Las cuadradas, tomadas con una Rolleiflex, serían de Gerda, mientras que las rectangulares habrían sido captadas por Capa. China, la batalla del Segre, el día D, el avance hacia Berlín de los aliados y los refugiados de Barcelona. Entre esas imágenes, captadas en 1939, una de una niña recostada sobre unos sacos. "Es una monada pero debe de estar muy cansada porque no juega con los otros niños. Casi no se mueve; sólo sigue todos mis movimientos con sus grandes ojos negros. No siempre es fácil mantenerte al margen y no ser capaz de hacer nada", escribió Capa, cuyas fotos definió Whelan, autor de su biografía, como "estudios extraordinariamente comprensivos y compasivos de seres humanos en situaciones extremas". La presencia de Capa y Taro en Barcelona tiene mucho de reencuentro. Fue la

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El MNAC reúne a los dos fotógrafos … p y primera ciudad que visitaron apenas un mes después del estallido de la guerra civil. Taro fija su objetivo en el dolor de los rostros, muchos de ellos fascinados por su belleza (iba al frente con tacones, como las milicianas), pero también entra en la morgue de Valencia para retratar a las víctimas de los bombardeos, y despliega todo su talento en la batalla de Brunete. Capa también murió con las botas puestas, en 1954, al pisar una mina en Indochina. "La guerra es como una actriz que va envejeciendo. Es cada vez menos fotogénica y cada vez más peligrosa", había dicho.

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LUNES, 6 DE JULIO DE 2009 ROBERT CAPA

El MNAC muestra unas 200 fotos de Robert Capa y Gerda Taro sobre las guerras

AMPLIAR Vista de la foto de Gerda Taro "Campesino de la Retaguardia" en el MNAC de Barcelona, que reúne desde hoy más de doscientas fotografías realizadas por Robert Capa en los conflictos que cubrió como reportero de guerra durante los años 30 y 40, una visión completada con la primera exposición que muestra la obra de su compañera sentimental y también fotógrafa Gerda Taro./EFE Barcelona, EFE El MNAC reúne más de doscientas fotografías realizadas por Robert Capa en los conflictos que cubrió como reportero de guerra durante los años 30 y 40 del siglo pasado, una visión completada con la primera exposición que muestra la obra de su compañera sentimental y también fotógrafa Gerda Taro. La exposición ha sido coproducida con el International Center of Photographie (ICP) de Nueva York, donde se inauguró en 2007 y desde entonces se ha visto en Londres y Milán, y tras su paso por Barcelona -hasta el 27 de septiembre- se clausurará en Rotterdam. La exposición capta la mirada del célebre fotógrafo fundador de Magnum en su trabajo durante la Guerra Civil española, en el que se solidarizó desde el primer momento con la República; un conflicto en el que nació el fotoperiodismo. La comisaria de la muestra, Cynthia Young, subraya que el itinerario expositivo intenta profundizar en varias historias completas: la muerte del miliciano republicano (1936), la guerra entre China y Japón (1938), la Batalla del Segre (1938), los refugiados de Barcelona (1939), el desembarco de Normandía (6 de junio de 1944) y la derrota alemana (Leipzig, 1945). Durante la Guerra Civil española, Capa captó algunas de las imágenes más famosas del conflicto, entre

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ellas "Muerte de un miliciano", una de las instantáneas más emblemáticas de la historia, que detiene el instante en el que un miliciano republicano cae herido de muerte en Cerro Muriano (Córdoba). Dentro de las actividades paralelas a la exposición, el museo proyectará el documental "La sombra del iceberg", de los periodistas Raúl Riebenbauer y Hugo Doménech, en el que sugieren que el miliciano estaba posando para el fotógrafo. Sin tomar partido por éstas y otras voces críticas surgidas a finales de los años 70, la exposición reúne "todas las copias conocidas que en aquella fecha hicieron tanto Capa como Taro sobre los refugiados y los milicianos, así como las fotos publicadas en las revistas Life, Vu y Regards". Para la otra comisaria del ICP, Kristen Lubben, "vistas en su conjunto, estas imágenes parecen indicar que mientras ambos fotografiaban a los milicianos, a quienes hacían posar en la colina, una bala perdida mató inesperadamente a un soldado republicano, justo delante del objetivo de Capa". Por toda la investigación realizada por ambas comisarias, "aunque no tenemos el negativo, todo hace pensar que la fotografía fue hecha por Capa, pues en su publicación en las revistas, la composición sugiere que procedía de un negativo rectangular, que correspondía al tipo de cámara que utilizaba Capa". Las imágenes "más truculentas de toda su carrera" se muestran en el apartado dedicado a 1945, en Leipzig, donde Capa acompañaba a la 2ª División de Infantería del Primer Ejército. Alternando una cámara Contax y una Rollei, Capa hizo una serie de fotos en las que la sangre forma un charco cada vez más grande. En la segunda exposición se sitúa la obra de Gerda Taro en su contexto y reivindica a la primera fotoperiodista de guerra, cuya figura se ha mantenido a la sombra de Capa y que cayó en el olvido tras su muerte en 1937 en Brunete atropellada por un tanque. En la muestra se presentan imágenes de todos los episodios fotografiados por Taro, desde su llegada a Barcelona en 1936, después en Madrid junto a la comunidad internacional de artistas e intelectuales y hasta su muerte en la batalla de Brunete. Lejos del movimiento que siempre interesa a Capa en sus fotografías, Taro captura, comenta Lubben, "el ambiente de las ciudades que visita y la cotidianeidad de la guerra, las víctimas de los bombardeos en Almería, la ofensiva republicana de Segovia o la resistencia de Madrid". El tercer ámbito temático que presenta el MNAC hace alusión a la "maleta mexicana", que contenía los negativos de 126 carretes con miles de instantáneas tomadas durante la Guerra Civil española por Capa, Taro y David Seymour 'Chim', un material que se había dado por perdido y que reapareció en México en 1995. Una imagen inédita y tres hojas de contacto de esa "maleta mexicana" se presentan ahora en el MNAC en primicia como avance de la exposición que el ICP prepara para 2010.

© Editorial Leoncio Rodríguez, S.A. Avda. Buenos Aires 71, S/C de Tenerife. CIF: A38017844. eldia.es Dirección w eb de la noticia: http://ww w .eldia.es/2009-07-06/cultura/cultura1.htm

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Página 6. — Miércoles 28 de julio de 1937 Los diarios ingleses IMPRESIÓN DE CONJUNTO

(Exclusivo de «La Vanguardia».) Londres, 27.— Los periódicos subrayan que la discusión de ayer obligó a los representantes de Italia, Alemania y Portugal a declararse formalmente partidarios de la retirada de los voluntarios. Los periódicos hacen notar, en forma muy breve y reservada, que los Gobiernos deberán ahora tomar posición. «The Times» no comenta la reunión de ayer. «Daily Telegraph» comprueba que «los Gobiernos continúan desconfiados los unos con los otros». «Morning Posta hace notar también la ausencia del espíritu de colaboración en la reunión de ayer. «Manchester Guardian» dice: «La no intervención continúa teóricamente; la intervención prosigue clandestinamente. Italia y Alemania están opuestas a cambiar este estado de cosas.» «Daily Herald» escribe: «Ahora cabe esperar las respuestas, que conducirán, sin duda alguna, al Comité el próximo viernes a un nuevo callejón sin salida.» — Ha-

vas.

DE LA GUERRA DE ESPAÑA POR LA LIBERTAD La muerte de la periodista «Tare» en ©I frente de Brúñete París, 27.-La muerte de Gerta Boñorylle repórter gráfico de «Ce Soir» ha causado enorme impresión en los medios periodísticos de izquierda, donde Gerta era muy querida por su simpatía personal y por la calidad excepcional de su trabajo. En muchas ocasiones durante la guerra española, las informaciones gráficas de Genta Boherylle, verdaderamente sensacionales, constituyeron notables éxitos para el gran rotativo de la noche. Gerta, junto con «Caps», «Chim» y Ribecourt, enviados especiales de «Ce Soir» a los frentes españoles, había trabajo en las primeras líneas de Bilbao, Andalucía y Madrid, donde ahora, en las avanzadillas de la posición de Brúñete, ha encontrado la muerte. Gerta Bohorylle, conocida en los medios periodísticos por su pseudónimo de «Tare», nació en Polonia y se incorporó a la redacción de «Ce Soir», desde la fundación del mismo. Sus informaciones gráficas constituían una bella manifestación del talento y valor personal y amor a la profesión de la muchacha de 26 años que acaba de morir en el frente de la Libertad, bajo el duro sol de Castilla. Los restos de Gerta son esperados mañana, «en Toulouse, desde donde serán trasladados a París. «Ce Soir», da cuenta de la muerte de su repórter en una amplia información. Publica '•gü retrato de «Tare» a gran tamajio en la primera página, y una nota qué dice: «Estamos seguros de que París, al que «Tare» amó tanto, s-abrá acompañar al cadáver a su última morada, y también hacer sentir a la familia que acaba de recibir tan rudo golpe, que su hija era también un poco hija de París. »Ella era el valor y la juventud, la generosidad y la piedad, ella era la que da su vida, sin encontrar en ello nada*sorprendente.» María Teresa León, con motivo de la muerte de Gerta Tohorylle, escribe lo siguiente en las paginas del mismo periódico: «Gerta ha caído combatiendo en las primeras líneas de fuego del frente de la Libertad. La pluma se nos niega a escribir. Estábamos acostumbrados a verla regresar todas las noches a nuestra Casa de la Alianza, con su trípode mordido por las ametralladoras. Creíamos que no caería nunca, ahora tendremos que acostumbrarnos a no verla regresar jamás. Yo la saludo, en nombre de todos los intelectuales de la España republicana.»—Fabra.

INFORMACIÓN DE LA GRAN BRETAÑA

Guerra en Oriente

En la Cámara de Comunes SE APRUEBAN LOS CRÉDITOS PARA LA DEFENSA NACIONAL

Londres, 27.—En la Cámara de los Comunes se aprobó por unanimidad menos once votos los créditos para la defensa nacional. Entre los opositores había el diputado comunista Gailacher y cuatro miembros del «Independant Labour Party» así como, siete laboristas. Los demás laboristas se abstuvieron, tal como, fue decidido en la reunión del grupo parlamentario del partido. Como se sabe la decisión había sido tomada por poca mayoría (45 votos contra 39) y los miembros del partido se felicitaban anoche al ver que la disciplina había actuado de manera satisfactoria.—Reuter. El régimen de los subditos británicos en Marruecos Londres, 27. — Se anuncia en los medios oficiales de esta capital que en breve se efectuará la firma del nuevo convenio anglofrancés, necesitado por la abolición de las capitulaciones en Egipto y las obligaciones del Reino Unido en virtud de la declaración francobritánica de 1904 relativa a Egipto y Marruecos. En dicho convenio se propone la abolición de los derechos capitulares británicos, principalmente, en materia postal, en Marruecos. — Fabra.

Almirante fallecido Londres, 27.—A la edad de 72 años ha fallecido el almirante de la flota, sir Somrnerset Arthur Sough Tfaorpe.—Fabra.

NOTICIAS DE FRANCIA El nuevo embajador del Japón en París París, 27.—Esta mañana Delbos ha recibido a Sugimura, nuevo embajador del Japón en París, quien le ha presentado una copia de las cartas credenciales.—Havas. Entierro de un periodista París, 27.—(Exclusivo de «La Vanguardia».)— Esta mañana se ha efectuado el entierro del periodista Henry Synond, fundador del periódico derechista «L'Echo de Paris», y que había salido recientemente de él para fundar el nuevo rotativo, de igual matiz, «L'Epoque». Asistieron numerosas personalidades políticas, periodísticas, artísticas y financieras, asi como una nutrida representación de la Federación Nacional de Prensa francesa, de la que era presidente.—

Los japoneses derrotados en Pekín Sun-Che-Yuan rechaza el ultimátum nipón Preparativos japoneses para la acción de gran envergadura *

Las operaciones militares LAS

HOSTILIDADES EN PEKÍN

Pekín, 27.—Anoc' , como se notificó, hubo un combate en la puerta Chaoyanmen, al este de Pekín. Las tropas japonesas procedentes de Tunguhon (Hopei) encontraron la puerta cerrada e intentaron escalar la muralla. Los tropas chinas los rechazaron con ametralladoras. Un centenar de soldados japoneses, que entraron por la puerta del este, fueron asediados por las tropas chinas. La Policía especial tomó medidas de defensa en el interior.—Havas. Londres, 27.—Comunican de. Changhai que las tropas japonesas tiraron contra las tropas chinas debidqi a que la guarnición chinesa resistía a dejarse ("esarmar. Se confirma que los chinos tuvieron 500 muertos y heridos.— Reuter. Tokio, 27.—El ministro de la Guerra ha declarado que siente viva inquietud por la suerte del destacamento japonés que penetró anoche en el recinto de Pekín y hubo de soportar el fuego cruzado de las tropas chinas. El destacamento —se dice— procedía de Fengtai para asegurar la protección de. los residentes japoneses en Pekín y había negociado previamente con la guar'-i a-tes de pasar por la puerta. Cuando dos tercios de la columna hubieron franqueado el recinto, las tropas chinas abrieron fuego de ametralladoras y morteros. Las pérdidas japonesas son considerables.— Domei. Tokio, 27.—Comunican, de Pelan que se ha puesto fin a las hostilidades provocadas por el incidente de las tropas chinas y japonesas al querer éstas entrar en la ciudad. Los tenientes coroneles han sido heridos durante las negociaciones que precedieron el combate. Los soldados japoneses fueron muertos y cuatro heridos.—Domei. Changhai, 27.—Noticias de buena fuente aseguran que reina la más completa calma en Pekín.—-Fabra. NUEVA PROVOCACIÓN

(Exclusivo de «La Vanguardia».) Pekín, 27.— Continúa agravándose la sitjiación. Un grupo de soldados japoneses, con abundante material bélico, se ha estacionado ante la Puerta del Oeste de esta capital. Las tropas chinas de guardia en aquel punHavas. to solicitaron de los japoneses que se retiraran. Estos se negaron y continúan estacionados allí. Se teme que' de un momento a otro se entable un violento combate. Por otra parte, se anuncia que al sur y al oeste de Pekín han comenzado ya las hostiDisolución del Parlamento libanes lidades. La impresión más generalizada es (Exclusivo de «La Vanguardia».) Beyrut, 26. — que las tropas japonesas SJ disponen a emprender operaciones bélicas de mayor alcanEl presidente de la República del Líbano ha ce y extensión.—Havas. decidido disolver el Parlamento. Esta medida se debe al hecho de que ninguno de los dos partidos principales contaban con una mayoSE VUELVE A LUCHAR EN LAS PUERTAS Salida de una ambulancia francesa para DE LA CIUDAD ría absoluta. Santander (Exclusivo de «La Vanguardia».) Pekín, 27.— Hoy será publicado el decreto convocando Burdeos, 27. — El periódico «France de Bor- nuevas elecciones. Las elecciones en cuestión Ha tenido efecto un nuevo y grave incidente deaux» anuncia que la ambulancia completa- se celebrarán el 24 de octubre próximo. — Ha- entre las tropas chinas y japonesas, esta vez mente equipada, ofrecida a las tropas del Goante las puertas mismas de Pekín. vas. bierno republicano español por la Unión FedeCuando tres camiones con tropas japonesas ral de Estudiantes, saldrá próximamente para ¡ Muerte de un famoso «globe-trotter» se disponían a entrar en esta ciudad, fueron Santander y fue entregada al cónsul de Espaatacados con bombas de mano, en el interior Honolulú, 26. — Ha fallecido en Chárleston ña en esta población.—Fabra. de la muralla occidental de Pekín. (Carolina del Sur) el más famoso de los «globeHan resultado muertos veinte soldados jatrotter», Julius Brittlebank, a la edad de 79 años Llegada de refugiados españoles a Marsella y a consecuencia de una crisis cardíaca. Hace iponeses y un agente de policía chino. El ner(Exclusivo de «La Vanguardia».) Marsella, 27. pocos días había emprendido su 18.° viaje alvosismo crece por momentos.—Reuter. —Ha llegado a este puerto el vapor «Imere- rededor del mundo. — Fabra. thie», llevando a bordo trescientos setenta reViolenta acción contra la guarnición china fugiados españoles. También iban seis aviadode Tungchu Elección de un senador res suizos, dos alemanes y cuatro italianos, que Tokio, 27.—Un despacho procedente de TientPerpiñán, 26.—La elección senatorial en sustifueron canjeados contra otros prisioneros. — sin anuncia el avance de las tropas j apone* tución de Payra, socialista, dio el siguiente reHavas. sas, apoyadas por la aviación militar. Estas sultado: fuerzas han aniquilado a 800 soldados chinos Declaraciones del presidente Aguirre Fernand Bouyonne, radicalsocialista, 215 vo- en Tungchu a la una de esta madrugada. ;(Exclusivo de «La Vanguardia»). París, 27.— tos, y José Parayre, S. F. I. O., 198. Hay «baloDichos soldados chinos se negaron a dejarUn redactor de esta Agencia se ha entrevista- tage».—Havas. se desarmar y resistieron el empuje de las do con el Presidente del Gobierno del País Vasfuerzas niponas, pero su esfuerzo resultó nnEl rey de Rumania, en Bruselas co, Aguirre, quien le ha hecho las siguientes lo.—Fabra. (Exclusivo de «La Vanguardia».) Bruselas, 26. manifestaciones: Tientsin, 27.—Las tropas japonesas, con ayu> El rey Carol de Rumania ha llegado a esta da de la aviación, asediaron y aplastaron una «He venido a París a causa de la evacuación de parte de la población civil de Euzkadi a capital a las seis de la tarde, siendo recibido unidad del 29 Cuerpo del Ejército a 25 kilo' Francia, a fin de expresar a ésta mi profunda en la estación del Norte por el rey Leopoldo metros al este de Pekín. Hay unos 500 chinos gratitud poi las pruebas de sensibilidad y senti- y su séquito. — Belga. muertos y heridos y diez japoneses heridos. do humanitario q.ue tantas veces ha demostra—Domei. El Gobierno de El Salvador decide retirarse do cuanto se ha tratado de aliviar los dolores (Exclusivo d© «La Vanguardia».) Tientsin, de la Sociedad de Naciones del pueblo vasco. El Gobierno de Euzkadi sigue 27.—La noticia de haber sido aniquilada la en su puesto y continuara la lucha contra el inSan Salvador, 26.— El Gobierno de la Repú- guarnición china de-Tungchu ha causado gran vasor con toda la energía y tenacidad. Nuestras blica de El Salvador ha tomado la decisión emoción ©n las esferas chinas de Tientsin, lormaciones de «gudaris» han sido reorganiza- de retirarse de la Sociedad de Naciones. — Fadonde circula el rumor de que los soldados das, procediéndose a un eficaz ajuste de los bra. chinos fueron ametrallados y bombardeados mandos». después de haber sido desarmados.—Reuter. Añadió que la lucha sería larga y dura, pues El incidente en la frontera polaco soviética los rebeldes cuentan con el apoyo de países que (Exclusivo de «La Vanguardia».) Varsovia, 26LA ACTITUD JAPONESA no retroceden ante nada para proporcionarles —El consejero de Embajada de la U. R. S. S., material de guerra de los modelos más perfec- en Varsovia, Winogradorff, realizó el pasado El ultimátum de Tokio cionados y en abundancia. sábado una gestión cerca del Ministerio de NeAguirre terminó expresando su fe absoluta gocios Extranjeros de Polonia, respecto al inciENTREGA DE LA NUEVA CONMINACIÓN en el triunfo definitivo del pueblo vasco. «Una dente que se produjo el día 16 del corriente en A LA CHINA DEL NORTE yez derrotados los rebeldes — añadió — el país Slavutzki, en la frontera ruso-polaca, y a conPekín, 87.—El representante en Pekín de la Tasco, dentro del marco autónomo que le con- secuencia del cual dos polacos, sobre quienes guarnición japonesa en la China del Norte, corocede la Constitución de la República española, recaían sospechas de haber atravesado la fronnel Naisui, entregó al general Sun Che Yuan se empleará a fondo para desarrollar el bien- tera con finalidades de espionaje, resultaron un ultimátum pidiendo que la división 37 de* estar y la tranquilidad de sus habitantes. El muertos. 29 cuerpo evacué la región de Pekín y Van país vasco, profundamente católico, democrático Se realizará una investigación sobre las cirping y se retire a Paoting antes del mediodíí y amante del orden, sabrá, dar, con toda secunstancias exactas del incidente. de hoy. De lo contrario las autoridades iaponeguridad, uiin oi'icüüici'iii de gran progreso soEn las esferas polacas autorizarlas se relaciosas tornarán medidas militares inmediatas. — cial a. sus histiturioiit's, inspirándose en parte na este incidente con la desaparición de un Reuter. en las encíclicas de varios pontífices que se funcionario del Cuerpo especial de Guardias preocuparon de mantener la concordia entre fronterizos, registrada hace algunas semanas.— CHINA RECHAZA EL ULTIMÁTUM JOS hombres y velaron por el establecimiento

&& una verdadera justicia social».—Havas.

NOTICIAS DIVERSAS

,. 27.—Aunque la actitud del Gobierno

de Nankín no es conocida aún, en los círculos bien informados se declara que Nankín y el general Sun Che Yuan rechazan el ultimátum japonés.—Reuter. , Changhai, 27.—La Agencia china Central News anuncia oficialmente que desde Nankín se comunica que el general Sun Che Yuan ha decidido rechazar el ultimátum japonés.—Fabra.Tientsin, 27.—En los círculos chinos insisten en la firme voluntad de Nankín de augurar a toda costa la soberanía en la China del Nor,e. Estiman que en el caso de una ofensiva ;ontra las fuerzas de Sun Che Yuan, éste ha: ría un inmediato llamamiento al Gobierno cen;ral, cuyas divisiones, en número de más de cien mil hombres, están actualmente concentradas al sur del Hopei. Las personalidades oficiales japonesas no esperan que sea posible una solución pacífica, y destacan que, si incluso Sun Che Yuan ejecutase el ultimátum japonés, el problema de1 la pre.encia de las tropas del Gobierno central en Hopei subsistirá y exigirá eventualmente una ación japonesa.—Havas. (Exclusivo de «La Vanguardia».) Nankín, 27.— Con referencia 'al ultimátum enviado por los japoneses al general Sun Che Yuan, presidente del Consejo político de Hopei y Chañar, invitándole a que la 37 división evacué la región de Pekín y de Vanping antes del mediodía de hoy, personalidades bien informadas ponen de relieve que el Gobierno central ha llegado ya al máximo de las concesiones que podía dar, superando, incluso, el que fijó el propio mariscal Chang Kai Shek el 19 de julio. Añaden dichas personalidades que la actitud japonesa demuestra que quieren crear, como mínimo, una nueva zona desmilitarizada. Ponen de relieve que el Gobierno de Nankín no podrá aceptar nunca semejantes proposiciones.— Havas. El ministro de la Guerra anuncia una ofensiva Tokio, 27.—El ministro de la Guerra ha anunciado a la Dieta que la guarnición japonesa en la China del Norte ha decidido «emprender una acción de castigo» contra las tropas chinas, y, por consiguiente, el Ministerio de la Guerra había previsto todas las medidas necesarias».—

Domei.

Grandes preparativos (Exclusivo de «La Vanguardia».) Tientsin, 27.— Las tropas japonesas, que últimamente habían cesado en' sus preparativos militares, han vuelto a reanudarlos con gran intensidad después de' incidente de Langfang. La estación de Tientsin está llena de tropas que afluyen desde la Manchuria. Las autoridades chinas han expresado su deseo de no agravar la situación, habiendo delegado a unos representantes suyos en Langfang para que investiguen sobre el origen del incidente y busquen la manera de hallar, de acuerdo con los japoneses, las posibilidades de un arreglo pacífico y el restablecimiento de las comunicaciones ferroviarias entre Tientsin y Pekín.—Havas. Londres, 27.—Comunican de Tientsin que han llegado treinta aviones japoneses de refuerzo.— Reuter. (Exclusivo de «La Vanguardia».) Pekín, 27.— En los círculos autorizados se dice tener la creencia de que las tropas japonesas se dispo nen a emprender inmediatamente una aesión de gran envergadura a fin de obligar a las auto ridades de Hopei y Chañar a cumplir los recientes acuerdos chinojaponeses de Pekín y Tíentsin.—Havas. Discurso del ministro Japonés de Negocios • ../,Stwiorea (Exclusivo d6|1,«^¿i^||iftjardiai>.) Tokio, 27.— En la sesión 'áe^j.B$f|ül5%. de la Dieta, el ministro de NegocíoJ.^^'i^eTOS, Hirota, lia pronunciado un discurfa.'Éiiya.'síntesis dice: «Uno de los objet^ñíaJ^tf^Dssdel Japón es

asegurar a éste un4r¡tóifelM;,?ue 1© permita ser una fuerza estaMizáJtftrK én', el Asia oriental, contribuyendo así 'a'Ín»\%!Sadera paz en el mundo. .<•' Para llevar a buen tér,mt tea, debemos estudiar las reláeio|,, con el Manchukuo, China y la U. : | En lo que a China se refti no lamenta profundamente lentonado el sentimiento dosele sistemáticamente unificar la opinión pública conciencia nacional. El afio.j rrió el incidente de Ch0n.|f nés aprovechó la oporturií|' na modificase su actitud . ^ ^ mostrando sinceridad en 1 | | ' tas que se hallan relacionad-.-, de las relaciones entre ambos' Desgraciadamente, las negoctá^m ron en un callejón sin salida a cáT' la voluntad china. La política J^v»*»™. Asia' oriental va dirigida ú n i c a m e n ^ ' f f t ^ lizacíón de la estabilidad en esta 'feJjM,..^Asia por medio de la conciliación y ©Spoelait ción entre el Japón, Manchuria y China, 4if-W^ mo por la desaparición total y completa áe' la penetración comunista en el Oriente. Por ello, el Gobierno japonés espera que China comprenderá plenamente y lo antea^Uble las líneas fundamentales de la política japones sa. Sin embargo, hoy se puede compi;©ibgi3^fen China no tan sólo existe la ausencia, ¡-•?(»£(•*: jfeV-'

gar donde se habia producido el conflicto Jf^^afe ra conseguir que el Gobierno de Nankín _^_ tase las medidas necesarias para su prontas lución. , fí .¿í •Tengo grandes esperanzas de que las aúíóirf- . dades chinas rectificarán su actitud y contribuirán que se ejecute lealmente el paci$,,-djjil 11 de julio. En ausencia de índicaciones<.s%%|, cuál será la actitud del Gobierno de Vankijf." no es posible saber actúainwre '"¡rile? .'J^ÍV las

r e p e r c u s i o n e s ' 1 o l a = : t i ; - i 'f • . > P ' ; I S ' - " ( . l i ^

chinas. ;''« S* «Dada la situación ei peligro pueue sute]'* .fj': cualquier momento. ' - "]'\ ^ «Hemos llamado varias veces la atencióA^'fW Gobierno central chino sobre la necesidifjpi

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