Thomas SADOUL
Martes 10 de Noviembre
Espagnol Devoir Maison n° 1
Observaciones :
20
I-
Redacta un dialogo :
Esa mañana, iba al trabajo con la certitud que mi empleo miserable iba a llegar a su fin ese día. Por eso, entré en el periodismo, y me dirigí directamente en la oficina de mi jefe. La busqué sentado, leyendo el periódico. –
¡ Hola jefe ¡ dije con una determinación evidente.
–
Buena mañana, Teresa mi empleada favorita… ello respondió con esa voz llena de sobreentendidos.
No le supo, pero esas frases con doble sentido eran unas de las razones que hacían que estaba en su oficina. Por eso respondí: –
¡ Stop ¡ ¡ No me hable más como esto ¡
–
¿ Pero porque, mi querida ? exclamó, asombrado.
Nunca me había llamada “mi querida” antes, nunca había ido tan lejos No podía creerlo...
–
¿ Usted quiere que se lo diga ? ¡ Entonces va a decírselo ! He llevado varios meses trabajando en ese miserable periodismo, y no puede continuar. Pensé que las condicionas de trabajo iban a mejorarse, pero no, y tiene la impresión que son de le peor en lo peor… comencé con rabia.
–
Cálmate, cálmate, Teresa querida …
Era su nuevo sobrenombre y si no quitaba el periodismo hoy, iba a llamarme ‘mi querida’ varias semanas… Por eso continué sin esperar: –
¡ No me calmo ! ¿ Piense que llevar cafés, cortar teletipo, escoger bocadillos, o tintar las cintas de la máquinas de escribir era un empleo de sueño para mí ? ¡ Solo soy una criada en su pobre periodismo ¡
–
Podía escribir gacetillas durante esto tiempo, no es como sí esas cosas estuvieran las solas que hacían.
–
He escrito tres gacetillas en cuatro meses, ¿ piense que es normal ?
Como vi que iba a responder, decidí no dejarle tiempo para empezar: –
¡ No hable ! Si había solo esto, hubiera sido soportable, pero el comportamiento de todos los hombres en esto periodismo es inaceptable. ¡ Todos sus gestos, sus miradas , sus palabras !
–
¿ Qué gestos ? ¿ Que miradas ? ¿ De qué hablas Teresa ? me interrumpió.
–
Los brazos protectores sobre los hombros, los miradas lascivas esquinadas… ¡ Y lo peor, sus doble sentidos : cuando ellos me hablan, ¡tengo la impresión que no es posible hacer frases sin sobreentender algo ¡
Lo miraba durante algunos minutos: no parecía asombrado, como sí esperara esto desde hace mucho tiempo. Sabía que hacía lo bueno, pero era difícil…
–
Teresa, lo siento… Lo siento para todo lo que yo o mis colegas han hecho… explicó tranquilamente, como sí pensara que podía cambiar mi decisión.
No tenía que quedarme demasiado tiempo ahí, o sabía que iba a dejarlo convencerme… –
Escuche, mi decisión es tomada, y no voy a cambiarla. Por eso le dice que dimito, y que quita esta oficina inmediatamente. No voy a decirle gracias para el acoso sexual, ¡ pues solo le dice adiós !