Dinero Una Maquina Extraña

Dinero: ¿Que piensan los jóvenes? Hace unos días en una reunión con alumnos de 11 años, como siempre en estas fechas, pregunte. ¿ ya han escrito la carta a los Reyes?. La respuesta fue casi unánime, que estaba muy avanzada. Luego cada uno describió alguno de sus deseos. Al final yo les dije, si les gustaría escuchar el mío. Pero la condición era, que no se podían reír. Al llegar a un acuerdo, explique, que pediría una maquina que ocupara una mesa grande, con tan solo un botón de color rojo. La incógnita fue en aumento al describir, durante largos minutos aquel extraño aparato. Uno levanto la mano y dijo: ¿Para qué sirve?. “Es una máquina para hacer dinero” –fue mi respuesta. La carcajada general llego hasta el pasillo. El más pequeño de ellos –dijo: “Juan eso no se puede inventar”. Yo argüí: “si se aprietas el botón salen céntimos y con ello me voy para hincharme a comprar chuches”. La conversación derivaría, hacia argumentos que están en sus dudas respecto a la inseguridad de la crisis. Unos días después, ante otro grupo de 17/18 años hice el mismo comentario y todos explicaron sus deseos, luego yo pedí que no se rieran y conté mi solicitud. Esta vez me dejaron diseñar mi maquina, darle color y llegar hasta el fabuloso botón rojo. Las risas fueron menores. Uno de ellos dijo: “Juan esa máquina ya esta inventada y es del Estado”. Las bromas y risotadas derivaron hacia aquellos que han intentado copiarla y la fantasía ante la aparición de la policía, a los dos minutos de apretar el botón rojo. En ambos ejemplos aparece el rol del dinero velado. Como diría Marx, su carácter fetichista. El largo y tortuosos acercamiento de los monos-humanos al trabajo, a cambio de dinero. Nos lleva a reírnos de una antigua utopía: comprar chuches sin trabajar. En la carta a los Reyes las jóvenes generaciones descubren que la institución familiar les provee de lo necesario. El dorado rey aparece cada año santificando un cuerno de alegría y abundancia. El dinero ha desaparecido en el zoco imaginario, pero deambula extraviado en el intercambio de mercancías. Ni siquiera los odiados bancos pueden retenerle. Ante lo cual observamos, como la maquina produce billetes hasta igualar la circulación mercantil (física y virtual) y si se sobrepasa el umbral de las necesidades del mercado. Entonces aparece la inflación de precios del siglo XVII, cuando a España llego el oro y plata de América, o, la circulación se seca (o cuasi) y el patrón Estado (o su representante en la tierra, Rodríguez Zapatero) que ha vendido hasta su máquina a Francfurt , emite deuda sin más argumento que el bien social. Tanto en la circulación acelerada o en la Ley seca con deuda, al final hay que restituir el equilibrio. ¿Mejor vamos a comprar chuches?.

Chuches: en España caramelos