¿Diferencia entre Coaching y liderazgo?
El Liderazgo y el Coaching son actividades muy diferentes en su naturaleza; el Liderazgo se trata de transmitir de manera efectiva los objetivos del equipo, motivarlos, moverlos en una dirección específica, manejar situaciones complejas, etc.; un líder tiene poder para tomar decisiones que influencian directamente el resultado de su equipo. Por otro lado, el coaching guarda relación con el acompañamiento de personas, en un proceso de coaching no lideramos, ni guiamos, ni decidimos que tiene que hacer el equipo o el coachee (ya sea individual o grupal), sino que se acompaña a la persona para que tome conciencia de sus habilidades y capacidades por sí misma y logre las metas trazadas o encuentre el crecimiento que desea, en este caso el resultado depende 100% del coachee.
Sin embargo, revisando con más detalle las herramientas y etapas del ciclo del coaching integrativo, encontramos que se puede construir un mejor liderazgo basándonos en estas herramientas y etapas, para ello se hace necesario una reasignación de las responsabilidades e involucramiento en la relación líder-equipo para cada una de las etapas del proceso de coaching integrativo; como por ejemplo el Rapport o vinculo de confianza que se genera entre el coach y el coachee, también puede generarse entre el líder y su equipo, siendo este un elemento indispensable para logar influencia en las personas que lideramos, dado que solo haciéndolas sentir en confianza y en un ambiente no amenazador podrán desempeñarse de manera más efectiva y enfocando sus energías en las actividades de las cuales son responsables.
Otro aspecto clave para ejercer un buen liderazgo y gestionar procesos de coaching altamente efectivos es la Definición de Meta, en el coaching es el coachee quien la define, sin embargo, en el ambiente laboral es responsabilidad del Líder el definir y transmitir la meta hacia su equipo de trabajo, comunicándola de manera clara y validando que se encuentre alineada a la misión y visión de la empresa, de tal manera que agregue valor al trabajo y sus resultados.
Teniendo metas claras y bien definidas (usar como referencia el modelo de J. Whitmore) se facilita las siguientes etapas de un proceso de coaching: exploración, generación de opciones, generación de un plan y las tareas que lo componen; desde el punto de vista de liderazgo ocurre lo mismo, y siempre considerando las habilidades, capacidades y recursos de nuestros equipos de trabajo los cuales tienen mucho que aportar en estas etapas.
Cuando en una posición de liderazgo tenemos metas y objetivos claros, será más sencillo establecer indicadores que nos permitan conocer si estamos moviéndonos en el camino correcto, y así tendremos una herramienta objetiva para medir el rendimiento grupal e individual de nuestro equipo, facilitando también las evaluaciones de desempeño y la toma de acciones correctivas, las cuales pueden incluir capacitaciones, sesiones de coaching, mentoring o, en casos extremos, desvinculaciones del personal a cargo.