¿Qué es, por tanto, la “ciencia sin nombre” inventada por Warburg sino una metamorfosis viva de la historia del arte tradicional -esa aparente historia de objetos- en historia de la psique tal y como la encarnan estilos, formas, “fórmulas de pathos”, símbolos, fantasmas y creencias y, en suma, todo lo que Warburg resumía en el término de “expresión” (Ausdruck)? Metamorfosis en la que la “psicología histórica” modifica en profundidad el punto de vista positivista de la historia y en la que la “expresión” modifica en profundidad el punto de vista idealista del arte (Didi-Huberman, La imagen superviviente, 252-253).
La impronta permite a Freud comprender en qué medida el síntoma actualizaba una memoria inconsciente en acción. El desplazamiento permite explicar el juego constante de las imbricaciones figurales y de las metamorfosis significantes: una manera dinámica de encarar la complejidad de los fenómenos. La antítesis, por su parte, permitirá describir los modos con que el inconsciente, en el síntoma, hace caso omiso -“ignora”- de la contradicción lógica y el tiempo de los biomorfismos triviales (266-267).