Dialogo fe-cultura. “Piedad y letras” La intención de los fundadores al crear estructuras pedagógicas no era sólo prestar un servicio a gente necesitada, sino permitir a los jóvenes el encuentro con Jesús, al hilo de su formación específica. La escuela tiene que ser por tanto, lugar de evangelización. La escuela calasancia sólo tiene sentido si evangeliza. La “educación” la garantiza el estado a nivel académico, es la evangelización lo que nos caracteriza, lo que define el “estilo calasancio” de educar (“Piedad y letras”). Con excesiva frecuencia, se ha querido dar un alma cristiana a la educación a base de signos externos (crucifijo en la pared, oraciones al principio o final de la clase, misa o rezos semanales obligatorios), cuando evangelizar consiste en dar un alma cristiana a la realidad. Hay una tarea pendiente que consiste en hacer de mediadores entre la cultura y el evangelio, y de este modo poder ayudar a nuestros niños y jóvenes a vivir sin esquizofrenias su vocación humana y cristiana. Estos valores, principios y horizonte religioso están presentes en cada uno, están implícitos en la naturaleza de las personas. Si educar significa, etimológicamente, “extraer”, “sacar”, es porque estas realidades tienen una raíz que ya existe en el corazón de cada educando, aunque no sean conscientes de ello. Educar consiste en sacar a la luz el ‘Jesús’ que existe en cada uno. Convicción que no hay que rebajar ni “descafeinar” en ningún caso.
Estos son los criterios, opciones, horizontes a los que queremos llegar. Nuestra tara es sembrar (y quizás algunos frutos no nos tocará recogerlos a nosotros), no importa tanto el resultado final como el trayecto que nos acerca a él. Sobre todo porque en la educación el trayecto nos construye y nos plenifica al tiempo que construye a los chavales si de verdad lo vivimos con vocación. Nos deben de mover las ganas de viajar, no las de llegar: «Si sales para hacer el viaje a Ítaca, debes pedir que el camino sea largo»1. Feliz viaje a todos y todas. «Que Jesús Maestro forme en todos nosotros verdaderos y válidos educadores» (Chiara Lubich).
1
Cavafis, “el Viaje a Ítaca”.