DÍA DEL PADRE
Amado Uno, confiérenos sabiduría para criar a nuestros hijos... Por Carmelo Urso
En días pasados, me encargaron –en la empresa donde laboroescribir un poema con motivo del Día del Padre. En mi país – Venezuelala figura paterna suele estar bastante desacreditada (desconozco si acontece lo mismo en las hermanas naciones vecinas); los motivos que explican esa mala reputación exceden los límites del presente escrito, pero, evidentemente, muchos tienen asidero en la realidad.
En el acervo poético latinoamericano es fácil hallar poemas que exornen y enaltezcan la figura de la madre… ¡pero del padre, se ha escrito nada o casi nada! No es difícil explicar las causas de tal omisión: el antiguo paradigma de paternidad, donde el progenitor se mostraba como una figura hostil y distante, no sólo tiene efectos negativos para la vida afectiva y psicológica de los hijos; también repercute de manera devastadora en su vida espiritual.
Herederos de una cultura donde el Uno es llamado “Padre”, muchos hemos tenido que superar gigantescos obstáculos emocionales para reestablecer nuestra comunicación con el Poder Superior, a quien percibíamos como una versión amplificada de nuestro papá terrenal.
En todo caso, aunque sepamos (o creamos saber) que el Todo está más allá de géneros sexuales, fronteras físicas e ingenuas idealizaciones antropomórficas, muchos de nosotros debemos aún comprender, perdonar y trascender el arquetipo del Padre que la educación y la sociedad instalaron en nuestras mentes, a fin de constituirnos en esos guías de vida que realmente se merecen nuestros hijos y ensanchar ese Reino de los Cielos que palpita en el interior de nosotros mismos.
A esos hombres que se han atrevido a ejercer la paternidad – pese a no estar preparados para tan titánica tarea, y a
multiplicar el amor sobre la faz de la Tierra, dedico la siguiente plegaria, que espero les conforte y dote de fortaleza:
Amado Padre-Madre del Todo Armonioso (o como quieras llamarlo): Bendíceme Y ensancha cada día el territorio de mis afectos. Dótame de valor Y hazme trascender cualquier inútil barrera Que impida expresar a mis hijos Mis más íntimos sentimientos… Capacítame Para ser abundante proveedor de candor y ternura Incluso cuando me aneguen el tedio y el hastío, El desgano o el cansancio. Que cada pañal que cambie Me enseñe que la humildad es el sendero que debo transitar Para modelar la grandeza de mis hijos. Que cada noche de desvelo Me despierte de mis sueños egoístas Y me faculte para ponerme en el lugar del otro, especialmente Cuando el otro es la forma de vida Más frágil y sagrada del Universo. Habilítame Para entender que cada consejo que brinde Carece de substancia y Verdad Si no se nutre de Tu propio Verbo y Deseo. Hazme entender Que la mejor forma de aprender algo Es enseñándoselo a otro. Hazme elocuente Para que cada oportuna reprimenda Sea mi más grande muestra de amor, Aunque la atavíe con palabras duras y gestos adustos.
En fin, Dota a mis cuidados, desvelos, consejos y regaños De Tu perfecta armonía De Tu atinado y feliz discernimiento De modo que se constituyan para mis hijos En preciados tesoros, amorosos legados Que iluminen los senderos de sus vidas Incluso, cuando ya yo no esté… Amén.
Nota:
Este texto obtuvo -en el año 2008- el primer premio del concurso de ensayos “La Paternidad del Siglo XXI”, convocado por el Ministerio del Poder Popular para la Energía y Petróleo de Venezuela. Texto extraído de: http://sincrodestino2012.ning.com