El último paso de amor parental implica soltar a sus amados hijos. Estar dispuestos a cortar el cordón que de otra manera los mantendría en un estado de dependencia emocional. LEWIS MUMFORD COMO DEJAR DE SOBREPROTEGER A TU HIJO
AGUÁNTATE LAS GANAS De decirle cómo, de hacerlo por él, de solucionarle el problema, de recordarle cumplir determinado compromiso. ¡Suéltalo! ¡Déjalo! Tal vez al principio no te será fácil hacer esto, pero créeme que es posible y, sobre todo, es necesario. HÁBLALES DE SUS RECURSOS Ésta es la famosa "retroalimentación positiva" que es en verdad una herramienta de gran ayuda para lograr nuestra meta y para dejar de sobreproteger a los hijos. Consiste en algo tan simple como hablarles de sus cualidades y capacidades. Otra alternativa que les puede ser de utilidad es escribir una lista de las cualidades, habilidades, logros, etc., de su hijo, y leerla para ustedes mismos cada día o mejor varias veces al día, para que estén conscientes de que no tienen como hijo a un ser mutilado y nulificado, sino a uno con capacidades y recursos. ESTABLECE REGLAS BIEN CLARAS Y FIRMES Es muy importante que les "vendas la idea" diciéndoles algo así como: "ya no quiero que peleemos ni quiero gritarte, por eso desde hoy vamos a hacer las cosas de esta manera". Para que las reglas sean funcionales y útiles, necesitan cubrir ciertas condiciones: 1. Ser claras y muy específicas: al plantearlas debemos usar términos que no se presten a diferentes interpretaciones. Por ejemplo, si planteamos la regla "arreglar tu recámara", lo más probable es que vamos a tener conflictos sobre este tema, ya que para mamá o papá "arreglar la recámara" significa una cosa, pero para el hijo otra muy diferente. Plantear esta regla de manera clara y específica sería algo así como: poner tu ropa sucia en el cesto cuando te la quites, colocar tu mochila sobre el escritorio, meter los juguetes en la caja cuando termines de usarlos. 2. Plantearlas en términos positivos. Es un hecho comprobado que es mucho más fácil responder a algo, ya se trate de un deseo, una intención o una regla, cuando se plantea en términos positivos, en lugar de usar el "no". Entonces, en vez de decir: "no usarás la computadora después de las 8 p.m.", dirás: "la computadora se apaga a las 8 p.m." En lugar de: "no saldrás a jugar si no has terminado la tarea" dirás: "saldrás a jugar cuando termines la tarea". 3. Deben ser congruentes con la edad de los hijos y sensatas. Insisto en recomendarte que sólo establezcas reglas en las áreas de la vida familiar que son fuente de conflicto, es decir, eso por lo cual pelean o les gritas, como puede ser: el lugar en donde colocan (o avientan) la mochila al regresar de la escuela, los juguetes regados en el piso, el uso de la televisión o la computadora, las horas de llegada, los días de salir, etc. No exageres reglamentando
todo, porque será totalmente contraproducente. Escribe una lista de esas "fuentes de conflicto" y genera reglas sobre ellas. 4. Establece las reglas de antemano y por escrito, para que puedan cumplirse con todas las condiciones que ya hemos hablado y de esta manera, en lugar de que se conviertan en una carga, sean medios para que toda la familia viva con mayor armonía, como corresponde a uno de los objetivos primordiales de las reglas. 5. Las reglas deben ser firmes y consistentes, lo cual significa que debes cumplir lo que dices. El no hacerlo conducirá a tus hijos a no creer en ti, y perder credibilidad ante tus hijos es una verdadera tragedia. ESTABLECE CONSECUENCIAS SI LAS REGLAS SE INFRINGEN Las consecuencias son aquello que sucederá si tu hijo no cumple los acuerdos o reglas. Mi recomendación es que en un primer paso no pongamos consecuencias, es decir, confiemos en que nuestros hijos cumplirán. Si las cosas no sucedieran así y, al contrario, las reglas se infringieran constantemente, entonces pasaremos al segundo paso, que consiste en establecer consecuencias que aplicaremos invariablemente cuando la regla se infringe.