De vacaciones... y sin excusas Y bendijo Dios al día séptimo, y lo santificó, porque en él reposó de toda la obra que había hecho en la creación. (Génesis 2:3) A veces las excusas son buenas. A la hora de tomar una postura o decisión que no es habitual, solemos coincidir, casi todos, en acompañar nuestra decisión con una excusa. Parece que la decisión tomada no es bastante buena si no cuenta con la aprobación de aquellos que nos rodean. Si compramos algo más caro de lo normal, rápida y espontáneamente, justificamos su gran e insustituible utilidad. Si decidimos viajar a un lugar a priori poco atractivo pero que nos complace, también damos una excusa que intente explicar ante los ojos de los demás nuestra decisión. Y cuando llegan las vacaciones tenemos la excusa perfecta para relajarnos (cosa necesaria por otra parte) y dejar nuestras responsabilidades con la iglesia aparcadas. Ahora bien, descanso no es sinónimo de inactividad, sino más bien de cambio de actividad como lo demuestra este texto de Génesis. Así que me gustaría invitaros a crear excusas, a que inventemos la justificación que queramos, si con ello vamos a ser capaces de hacer cosas inusuales. ¿Por qué no somos creativos durante estas vacaciones y buscamos otras formas de servir al Señor allí donde nos encontremos? Si el Señor no se va de vacaciones, ¿dejaremos nosotros de adorar a nuestro Creador, Salvador y Señor? ¡Claro que no! Sólo tenemos que buscarnos la excusa perfecta para no hacerlo. Con amor, Jesús Polaino