Mi guitarra: En los cortos caminos de mi vida Siempre llevo mi guitarra conmigo. Ahí desahogo mi estrés, mis rabias, mis alegrías, Mis dolores y sueños profundos, Que aun así pasen los días, las semanas, los años, No los olvido ya que de ellos aprendo y me fortalece. Mi guitarra también sabe mis secretos… Entre ellos mis amores, Por quienes daría la vida Hasta llegar a lo más insignificante. Una noche soñé que la había perdido. Me encontré amarrada entre nervios, Angustia, llanto y miedo. Recorriendo senderos, ríos, lagos y mares buscándola. Yo sentía como mi cuerpo temblaba Y gotas de sudor rozaban mi piel, Como de mis ojos brotaban góticas de agua sin tener consuelo alguno. Cuando no hallaba esperanza de encontrarla Me desplome en la suave arena de mi desierto. En el transcurrir de las horas, minutos y segundos, Escuche una voz calida que me decía: “¿Qué buscas con tanta paciencia y esmero?” Abrí lentamente mis ojos arenosos que brillaron al verlo. Un muchacho alto, De piel tal cual amanecer, Cubriéndolo unas vestiduras tan blancas como la nieve, Me miraba fijamente con sus ojos de luna. Yo con pocas fuerzas, Mis labios secos y pardos alcanzaron a decir: ¡Mi Guitarra! ¿Donde esta? Cayendo en sueño profundo de nuevo. Cuando volví a abrir mis ojos, Recobrado ya mis fuerzas, Me levante encontrándome en un hermoso bosque, Adornado de esplendorosos árboles Que brillaban como estrellas de luz. A mí lado, mi querida guitarra resplandeciente. Frente a mí, el muchacho de ojos de luna Que sonrió al verme. Yo vestida con un gran vestido blanco Y veía como de repente tenia guantes, sandalias y corona.
Mi alegría fue correr hacia él Abrazándolo fuertemente, dándole así las gracias por Lo que había hecho por mí. Él me beso despertándome así Calurosamente de mi sueño. Ahora con mi guitarra a mi lado Acompañándome en mi soledad no logro Olvidar ese ángel de ojos de luna, Con la esperanza de vernos de nuevo en los cortos caminos de mi vida. FIN