Así empieza una jornada desde las montañas de la vereda
Rodeada de montañas cubiertas en noviembre por un manto amarillo de guayacanes, empieza desde muy temprano Rosalba Muñoz su rutina matutina, mientras su esposo y sus dos hijos aun descansan debajo de gruesas cobijas que combaten el intenso frio de una madrugada en la vereda La verde del corregimiento de San Antonio de Prado ubicado en el suroccidente de Medellín. Luego de empacar su almuerzo y el de su esposo, se dispone a preparar el desayuno de todos, mientras ya van siendo las 4 de la mañana despierta a sus muchachos uno por uno y por ultimo a su esposo para que desayunen y se bañen.
Pese a que la jornada laboral de Rosalba y su esposo Federico empieza a partir de las 7:00 a.m., se ven obligados a salir de su casa desde las 5:00 a.m., para emprender un viaje de aproximadamente 45 minutos a pie y una hora en transporte público, debido a que el sistema de transporte del corregimiento no cubre completamente su vereda, lo cual dificulta la forma de movilizarse de Rosalba, Federico y sus dos hijos para llegar a sus diferentes destinos día a día. Para Rosalba este trayecto se ha convertido en una situación compleja debido a que el único transporte público que llega hasta su casa es un colectivo que opera de manera ilegal ya que no está vinculado a una empresa de transporte como tal que pasa solo a ciertas horas determinadas. “Esperar a que un colectivo suba hasta aquí es arriesgarme a llegar tarde al trabajo ya que no siempre empiezan a subir desde tan temprano, así que preferimos salir a pie”
Lo que más preocupa a Rosalba es la idea de que sus hijos se suban solos después de terminar su jordana académica en el colegio,” A pesar de que yo sé que ellos se tienen el uno al otro, me da miedo que al subirse caminando hasta la
casa les pase algo, en el camino se pueden encontrar con una de esas mulas que transportan alimentos o abono de la empresa PolloCoa1 ”.
Desde las 5 de la mañana su casa permanece sola hasta que llegan los niños del colegio, luego de caminar durante una hora las empinadas calles que conducen hasta su casa con el penetrante sol del mediodía encima de sus rostros.
Entre el campo y la ciudad.
A pesar de que la familia
vive en uno de los lugares más rurales del
corregimiento, su vida se basa en la conexión entre el campo y la ciudad, Rosalba trabaja como mesara en un restaurante en el centro de la ciudad, mientras que su esposo Federico es albañil, sus sueldos no son suficiente para responder por tanto dinero invertido en pasajes para ellos y sus hijos, ”El costo de mi viajes diarios son 4.000 pesos, el de mi marido son 5.000 porque a él le queda más fácil llegar a su trabajo en el integrado del metro que es más caro, lo que significa por día 9.000 pesos en pasajes, más el pasaje del colectivo hasta la casa otros 2.000 pesos por cada uno, es decir que semanalmente gastamos 65.000 pesos en solo pasajes para los dos” argumenta Rosalba con una expresión de angustia revelada en su rostro.
Esta familia al igual que todas las que habitan en La Verde se han pronunciado a la empresa de transporte del corregimiento acerca de la necesidad de que cubran la vereda con el servicio de transporte con rutas circulares al igual que en las demás veredas del corregimiento, llamado al que la empresa de transporte hasta ahora ha hecho caso omiso. “Si hubieran buses que nos trajeran desde la entrada de la vereda hasta nuestra casa mi preocupación por la llegada de los niños sería menor, además las rutas 1
Empresa de alimentos ubicada en la vereda La verde en San Antonio de Prado
circulares dentro del corregimiento son bastante baratas, hay rutas desde 500 pesos” propone Rosalba. La vereda La Verde es la vereda con mayor número de habitantes en el corregimiento pero mientras que la empresa de transporte decida tomar cartas en el asunto la familia Acevedo Muñoz al igual que el resto de familias tendrá que seguir asumiendo el desafiante reto que implica vivir entre el campo y la ciudad.