CONSTRUCTIVISMO El constructivismo es una corriente pedagógica basada en la teoría del conocimiento constructivista, que postula la necesidad de entregar al estudiante las herramientas necesarias (generar andamiajes) que le permitan construir sus propios procedimientos para resolver una situación problemática, lo que implica que sus ideas puedan verse modificadas y siga aprendiendo. El constructivismo considera holísticamente al ser humano. El constructivismo propone un paradigma donde el proceso de enseñanza se percibe y se lleva a cabo como un proceso dinámico, participativo e interactivo del sujeto, de modo que el conocimiento sea una auténtica construcción operada por la persona que aprende (por el «sujeto cognoscente»). El constructivismo en pedagogía se aplica como concepto didáctico en la enseñanza orientada a la acción.1 Como figuras clave del constructivismo destacan principalmente Jean Piaget y a Lev Vygotski. Piaget se centra en cómo se construye el conocimiento partiendo desde la interacción con el medio. Por el contrario, Vygotski se centra en cómo el medio social permite una reconstrucción interna. La instrucción del aprendizaje surge de las aplicaciones de la psicología conductual, donde se especifican los mecanismos conductuales para programar la enseñanza de conocimiento. Existe otra teoría constructivista (del aprendizaje cognitivo y social) de Albert Bandura y Walter Mischel, dos teóricos del aprendizaje cognoscitivo y social. “EL CONSTRUCTIVISMO EN LA EDUCACIÓN INFANTIL” Aprender a “enseñar” ha sido siempre una “ilusión” de los adultos que trabajamos por hacer una escuela diferente. Escuela como lugar de encuentro entre un grupo de niños y niñas que junto a un adulto quieren construir su propia historia. Esta historia se construye en la medida que ambos van asumiendo y clarificando sus roles, en un clima relacional que propicia una interacción, donde el proceso de educación se conforma realmente entre todo el grupo y en el que todos son mediadores de este proceso. Partir de esta premisa es fundamental para descubrir lo que realmente tiene significado para el grupo y las diferentes individualizaciones que lo conforman. Todo ello dentro de un marco idóneo: el aula como espacio educativo organizada con y por el grupo, con una distribución y estructura que parta de sus necesidades, intereses y motivaciones. La actitud del adulto, posicionamiento, disponibilidad, opciones, como ayuda mediadora en el desarrollo de su grupo. Las relaciones que se establecen entre el grupo de iguales y el adulto, en una interacción bidireccional que permite una actividad libre y constructiva, además de creativa. Cada uno es él dentro del grupo. El discurso comunicativo utilizado por el adulto con el grupo, porque ello va a condicionar las respuestas del niño y de la niña y, por consiguiente, la construcción del aprendizaje. Por tanto, a medida que se van analizando y poniendo en práctica las teorías sobre el aprendizaje, cabe destacar la propia aportación del niño y la niña: interés, motivación, implicación, capacidad, destrezas previas, conocimientos, expectativas…, como elemento mediador importantísimo en el aprendizaje que van construyendo. Mientras, en la concepción tradicional de la enseñanza, el aprendizaje depende fundamentalmente de la metodología y del comportamiento del adulto. ¿CÓMO LLEGAMNOS A ESTA CONCLUSIÓN EN LA PRÁCTICA? Analiza tu propia acción educativa, observa a los diferentes grupos, saca tus propias conclusiones y contrástalas con la teoría que un día lejano “aprendiste”. Es entonces cuando verdaderamente aúnas dicha teoría y, poco a poco, vas avanzando en un cambio personal, cultural, científico que te ayuda a ver tu papel diferente. Ya no eres la “maestra que lo sabe todo y que enseña al Grupo”. Vas dejando a un lado ese papel protagonista y optas por uno más secundario, aunque no por ello menos importante. Todo lo contrario: tu importancia, tu función es ser mediadora, animadora, potenciadora… porque escuchas al grupo, a los diferentes protagonistas que lo conforman y ello te permite dar a cada uno lo que te “va pidiendo” a través de los diferentes lenguajes implicados en la resolución de los problemas que se le plantean cuando están realmente en una acción constructiva.
No todos necesitan lo mismo ni desarrollan las mismas capacidades. Tu misión es ir dando a cada uno aquello que va necesitando para que vayan avanzando según sus posibilidades. Así se propicia el proceso de escuela-aprendizaje en espiral, para que aquellos que puedan sigan avanzando y no haya paralización de aprendizajes. AQUÍ ES DONDE NOSOTROS DESCUBRIMOS Y ENTENDEMOSS EL CONSTRUCTIVISMO: Es esencial no perder de vista lo que sucede y cómo sucede en el aula. El papel del adulto sigue siendo importantísimo, porque somos nosotros los que “intencionadamente” actuamos en cada una de las situaciones que presentan. Plantear el aprendizaje como la interacción niño-niña-adultocontenido de aprendizaje dentro de un contexto socializador; el niño y la niña no construyen el conocimiento en solitario, sino todo lo contrario: entra en funcionamiento una serie de variables sociales, culturales, ambientales, familiares, espaciales, grupales…, y, por supuesto, el adulto, que media en el proceso de enseñanza-aprendizaje. Nosotros dirigimos con la finalidad de ayudar al niño y al grupo a asimilar los contenidos escolares. Por eso, cuando el niño está implicado en una tarea, la acción del adulto, su incidencia, guía y apoyo, es fundamental. Actúa como él sabe, cree o incluso intuye, de la zona de desarrollo próximo a la zona de desarrollo real (Teoría de Vigotsky) y a través del andamiaje conceptual del aprendizaje (Bruner) a la acción concreta en la realidad: 1. Cuando está subiendo a la espaldera y tu percibes la tensión de las manos, el miedo a seguir subiendo, te colocas a su lado, le miras… y tu mirada provoca esa seguridad que le hace subir más. Le sonríes y percibes su seguridad y su alegría por haber superado algo muy importante. 2. Cuando en la alfombra está un grupo construyendo un puzzle. Te sientas con otro más complicado que nunca hicieron. Provocas acercamientos de alguno/a que dice: · “Yo lo puedo hacer y…” Los dejas; te alejas a otra situación, pero sigues observando lo que está pasando allí. · “No, éste aquí… sí, pero ahora cambia con éste…” Y ellos mismos van resolviendo los interrogantes que les van surgiendo. De pronto, una voz: “Lo conseguimos”. Y té lo valoras y lo haces público. 3. Cuando una y otra vez intentan pesar, comparar, calcular, medir…, y surgen situaciones nuevas…, y discuten sus diferentes puntos de vista, conflictos cognitivos: –Esta bola pesa más que esa otra. –No, mira ésta es más pequeña pero no es de madera, es de acero y el acero pesa más que la madera... -y prueban una y otra vez y se convencen. Tú aportas nuevos datos para complicar la situación y dejas bolas de corcho grandes, pequeñas, medianas… –Ah! ¿A ver cuál pesa más? Y ordenan, clasifican, representan… 4. Cuando dibujan y dos pintan un coche rojo en una salida al campo. Uno lo sitúa en el pico de una montaña y otro lo ha situado en una especie de ladera. Y viene el problema: –El coche no puede estar en el pico, porque se caerá. –No!!!, tiene puesto el freno. –Pero no importa porque la montaña es muy grande. –Entonces, ¿por qué le haces pico?... Y siguen discutiendo hasta sacar sus propias conclusiones, en las que tú intervienes cuando es necesario. 5. Y cuando, en mil situaciones, van surgiendo cantidad de historias personales, basadas en su vida, en sus intereses, en su realidad… Y ahí van coincidiendo en conocimientos, en relaciones, en definitiva, construyendo su propia historia como comentaba en la introducción. Esto no es otra cosa que la construcción de su propio aprendizaje. Además, de forma significativa, válido para su vida, porque quieren lo que hacen, porque les pertenece.
LAS TEORÍAS CONSTRUCTIVISTAS DEL APRENDIZAJE Aunque la teoría del procesamiento de la información considera los procesos cognitivos esenciales en el aprendizaje, no llega a desprenderse de los principios mecanicistas y asociacionistas del conductismo, considerando al alumno como un sujeto prácticamente pasivo limitado a procesar la información que recibe. Las teorías constructivistas, basadas en los trabajos de Piaget, Vygotsky, Bartlett, Bruner y Dewey, entre otros, se alejan radicalmente de esos principios y otorgan al alumno el protagonismo del aprendizaje: participa activamente en su construcción, relacionando los nuevos mensajes con las experiencias y conocimientos que tiene almacenados en la memoria. El papel del profesor ya no consiste en transmitir información, sino en facilitar y promover el aprendizaje cuyo contenido es construido por el propio alumno. Existen muchas teorías constructivistas, que pueden clasificarse en tres categorías (según Moshman):
Constructivismo exógeno: considera que el individuo construye estructuras mentales precisas que representan fielmente la realidad. El conocimiento es un reflejo del mundo exterior. La enseñanza directa, la retroalimentación y las explicaciones influyen en el aprendizaje. Ejemplo: la teoría del procesamiento de la información. Constructivismo endógeno: al contrario que el anterior, defiende que el individuo construye su propio conocimiento transformando y reorganizando las estructuras que ya posee. Ejemplo: la teoría de etapas del desarrollo cognitivo de Piaget. Constructivismo dialéctico: es un terreno intermedio que sugiere que el conocimiento aumenta a partir de las relaciones entre factores internos (cognitivos) y externos (ambientales y sociales). El conocimiento refleja un mundo exterior influido por las creencias, el lenguaje, las relaciones con los demás… Ejemplo: la teoría del desarrollo cognitivo de Vygotsky.
El aprendizaje según Piaget Según Piaget, el conocimiento se construye por interacción entre la persona y el ambiente. La interacción con el medio provoca constantes desequilibrios que nos obligan a modificar y reorganizar continuamente nuestras estructuras psicológicas (esquemas). El desarrollo cognitivo y el aprendizaje se producen por adaptación mediante procesos de equilibración: La asimilación: es la incorporación de la información proveniente del medio a las estructuras conceptuales (esquemas). La acomodación: es el proceso de ajuste o modificación de las estructuras internas (esquemas) a las características particulares de la información que se asimila. Como vemos, los esquemas, las estructuras fundamentales para la construcción del conocimiento, están en continua modificación como consecuencia de los procesos de asimilación y acomodación. Las representaciones mentales que identifican los esquemas se modifican, se amplían y se coordinan con otros: es un proceso constructivo. El aprendizaje según Vygotsky Si para Piaget el aprendizaje y el desarrollo son procesos que se llevan a cabo de manera individual, para Vygotsky son consecuencia de su contexto social: El desarrollo y el aprendizaje se producen por la interacción del individuo con otras personas (relación interpersonal). El desarrollo y el aprendizaje consisten en un proceso de internalización: primero se observan las conductas o actos, luego se reconstruyen internamente y, finalmente, se reproducen. Desarrollo y aprendizaje son interdependientes: no hay desarrollo sin aprendizaje ni aprendizaje sin desarrollo (si bien, el aprendizaje precede siempre al desarrollo). Para Vygotsky, el aprendizaje debe concentrarse en lo que denomina zona de desarrollo próximo, es decir, dentro del margen que existe en entre el desarrollo real del individuo (lo que es capaz de
hacer sin ayuda) y el desarrollo potencial (lo que haría con la ayuda o mediación de una persona más capacitada). El aprendizaje situado El aprendizaje situado, como el constructivismo dialéctico, resalta la importancia de los contextos sociales para el aprendizaje. Los psicólogos que destacan la construcción social del conocimiento y el aprendizaje situado afirman la idea de Vygotsky de que el aprendizaje es inherentemente social y está enclavado en un entorno cultural particular. El conocimiento se entiende no como una creación individual sino como una construcción social, por lo que aprender significa ser capaz de participar en su comunidad y manejar sus herramientas. El alumno tiene que adquirir los hábitos, las destrezas, las conductas, las creencias, las normas, las actitudes y el lenguaje necesarios para manejarse de manera independiente. Lo que se aprende está vinculado con la situación en que ocurre el aprendizaje y es difícil aplicarlo en nuevos entornos. Por ello los estudiantes deberían aprender destrezas y conocimientos en contextos significativos, enlazados con situaciones de la “vida real” en las que el conocimiento y las destrezas serán de provecho.