Consideraciones Teológicas Y Antropológicas Para Una Moral Cristiana

CONSIDERACIONES TEOLÓGICAS Y ANTROPOLÓGICAS PARA UNA MORAL CRISTIANA

“Dios es Amor ” (1Jn 4,8.16)

La imagen de Dios en la moral cristiana 

 





La cuestión sobre la verdadera imagen de Dios es determinante para la vida cristiana en general y el discurso teológico moral en particular. “Dios es amor” (1Jn 4,8.16). Su ser y su obrar consisten en amar. La imagen definitiva de Dios está dada a través del Misterio de la Comunión Trinitaria, fundamento último y meta definitiva de la vida moral cristiana. La novedad del Evangelio es la revelación de Dios como Padre misericordioso, anunciada en Jesucristo y realizada por el Espíritu. (no es el “dios juez” del jansenismo rigorista) En Dios se conjugan la misericordia y la justicia.

La imagen de Dios en la moral cristiana 











Dios se ha comprometido con la historia. No se puede separar la fe del compromiso histórico. Dios respeta y promueve la libertad y las potencialidades humanas (fundamento de una “autonomía teónoma”, que supera la infantilización heterónoma de la conciencia moral). Dios no compite con el hombre, ni tiene “celos” de su realización humana. (dioses de la mitología griega) Dios salva y libera al ser humano del pecado y de la muerte. El Dios de la revelación cristiana es ante todo Buena Noticia de gracia y salvación. Dios muestra su condescendencia y pedagogía con los hombres. Dios tiene un amor universal y a la vez preferencial (por los últimos, los pobres, los excluidos, los pecadores).

«Dios creó al ser humano a su imagen» (Gen 1,27)

Antropología Teológica y moral cristiana 

 

El ser humano tiene una dignidad especial, que le viene dada por el hecho de ser Imagen de Dios (creación) y redimido en Cristo (historia). El ser humano es un ser abierto a la Trascendencia. El ser personal tiene un carácter de “fin-en-sí” (Kant) o “absoluto relativo” (Zubiri), que exige que sea siempre y en toda circunstancia respetado incondicionalmente, a la vez que prohíbe todo tipo de manipulación e instrumentalización.

Antropología Teológica y moral cristiana 

La persona es una unidad-totalidad compleja: “un espíritu corporeizado y un cuerpo espiritualizado”. En este sentido, todo dualismo o reduccionismo de la persona a una de sus dimensiones (física, psíquica, espiritual) es un grave desequilibrio que mina a la persona desde sus fundamentos más profundos.

Antropología Teológica y moral cristiana 

Ser persona significa que la “relacionalidad” no es un añadido accidental al individuo previamente constituido, sino que el ser humano es constitutivamente “desde, con, para y hacia” los demás. Esto significa que la persona sólo llega a su plenitud en la medida en que se abre y se entrega en el amor sincero y comprometido a sus semejantes.

Antropología Teológica y moral cristiana 

La persona no es algo “hecho”, sino que “se va haciendo”. Es un “ser-histórico”, es decir, “proyecto”, “promesa”, que se va realizando en el tiempo, según etapas que debe recorrer responsablemente hacia la plenitud de la madurez, mediante un largo, penoso pero apasionante proceso de aprendizaje.

Antropología Teológica y moral cristiana 

La persona humana es sexuada: la sexualidad constituye una nota esencial del ser personal, que abarca todas sus dimensiones, y especifica el modo de comprenderse, relacionarse y realizarse como varón o como mujer.

Antropología Teológica y moral cristiana 

Es propio de la persona humana el no llegar a un nivel verdadera y plenamente humano si no es mediante la cultura, es decir, cultivando los bienes y los valores naturales. Siempre, pues, que se trata de la vida humana, naturaleza y cultura se hallen unidas estrechísimamente. (GS 53)

Antropología Teológica y moral cristiana 

La cultura abarca la totalidad de la vida de un pueblo: el conjunto de valores que lo animan y de desvalores que lo debilitan y que al ser participados en común por sus miembros, los reúne en base a una misma «conciencia colectiva» (EN 18). La cultura comprende, asimismo, las formas a través de las cuales aquellos valores o desvalores se expresan y configuran, es decir, las costumbres, la lengua, las instituciones y estructuras de convivencia social, cuando no son impedidas o reprimidas por la intervención de otras culturas dominantes. DP 387