Orientaciones para la intervención en sexualidad en personas con consumo problemático de drogas
Área Técnica de Tratamiento y Rehabilitación Consejo Nacional para el Control de Estupefacientes
ADVERTENCIA El uso de un lenguaje que no discrimine ni marque diferencias entre hombres y mujeres es una de las preocupaciones de CONACE. En tal sentido y con el fin de evitar la sobrecarga gráfica que supondría utilizar en español o/a para marcar la existencia o referencia a ambos sexos, optamos por utilizar el clásico masculino genérico, en el entendido de que todas las menciones en tal género representan siempre a todos/as, hombres y mujeres.
Documento elaborado por IKASTOLA -Asesoría y Capacitación en Sexualidad, Psicología y Salud con la asesoría técnica del Área de Tratamiento y Rehabilitación de CONACE
Área Técnica de Tratamiento y Rehabilitación Consejo Nacional para el Control de Estupefacientes (CONACE) Ministerio del Interior Gobierno de Chile Santiago, Chile. 2009 Registro de Propiedad Intelectual No I.S.B.N.: No
Diseño: S comunicación visual (Verónica Santana) Impresión:
Índice
INTRODUCCIÓN I. ASPECTOS BÁSICOS DE LA SEXUALIDAD HUMANA 1. Construcción sociocultural de la sexualidad 2. Dominios de la sexualidad 3. Mitos en torno a la sexualidad
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II. CONCEPTO DE GÉNERO 1. Instituciones que participan en la construcción del género 2. Roles de género: Lo establecido y lo emergente 3. Mandatos sociales y comportamiento sexual 4. Enfoque de género en sexualidad
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III. SALUD SEXUAL Y DERECHOS SEXUALES Y REPRODUCTIVOS 1. Concepto de salud sexual y sus alcances 2. Respeto a la diversidad sexual: Un desafío pendiente
35 40 43
IV. DESARROLLO PSICOSEXUAL 1. Determinación y diferenciación sexual antes del nacimiento 2. Tareas del desarrollo psicosexual en la infancia 3. Tareas del desarrollo psicosexual en la adolescencia 4. Vivencia sexual en la edad adulta 5. La vida sexual en la mitad de la vida 6. La tercera edad
48 49 51 54 62 64 66
V. SALUD SEXUAL Y AUTOCUIDADO 1. Factores protectores y de riesgo para la salud sexual 2. Prácticas sexuales 3. Comportamiento sexual, prácticas sexuales y criterios de normalidad 4. VIH/SIDA e infecciones de transmisión sexual (ITS) 5. Violencia sexual 6. Aspectos importantes a considerar por los equipos de trabajo 7. Imagen corporal
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VI. COMPETENCIAS CONDUCTUALES 1. Habilidades para intervenir 2. Desde dónde intervenir
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VII. ORIENTACIONES TÉCNICAS PARA LA ACCIÓN 1. Competencias técnicas para el trabajo individual 2. Metodologías para el trabajo grupal
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VIII. RESPONDIENDO A SITUACIONES CONCRETAS
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FUENTES DE INFORMACIÓN
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INTRODUCCIÓN
Para reducir la demanda, la Estrategia Nacional de Drogas del Gobierno de Chile considera como objetivo estratégico, entre otros, otorgar oportunidades de tratamiento y rehabilitación para las personas con problemas derivados del consumo de drogas. Para abordar este objetivo, la Secretaría Ejecutiva de CONACE, a través de su Área Técnica de Tratamiento y Rehabilitación, diseñó e implementó el año 2001 el programa de planes de tratamiento y rehabilitación para personas con problemas derivados del consumo de drogas, orientado a dar respuesta a quienes presentan esta problemática. Desde sus inicios, el programa ha entregado capacitación continua a los equipos clínicos de los centros de tratamiento prestadores de CONACE, con el propósito de contribuir a mejorar en forma permanente la calidad de la intervención. Actualmente los programas de tratamiento han diversificado su atención hacia poblaciones específicas y particulares, en atención a las necesidades de consumidores problemáticos de drogas adolescentes, mujeres, población que ha cometido delito -privada y no privada de libertad- personas con alta vulnerabilidad social, etc. Lo anterior conlleva desafíos permanentes para asegurar servicios de calidad, uno de los cuales es el abordar la sexualidad en los procesos terapéuticos. Esta temática surge con frecuencia en los procesos de tratamiento de las personas con consumo problemático de drogas. Los profesionales e integrantes de los equipos requieren de conocimientos y herramientas técnicas para abordarla adecuadamente.
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Por estas razones, el Área Técnica en Tratamiento y Rehabilitación del Consejo Nacional para el Control de Estupefacientes, CONACE, ha estimulado la elaboración de este documento con el objetivo de contribuir a mejorar los conocimientos que, en materia de salud sexual, poseen los profesionales y técnicos que trabajan en los programas promovidos de su gestión. Junto con ello, pretende dar algunas herramientas que favorezcan el quehacer terapéutico y el abordaje integral de un ámbito de la vivencia humana: la sexualidad. En la construcción de este manual se incorporaron aquellas temáticas de interés, en el ámbito de la sexualidad, detectadas en los equipos terapéuticos de todo el país financiados por CONACE. El documento fue validado por miembros de los equipos y expertos en la materia. El resultado es este manual que consta de ocho capítulos que sintetizan de forma didáctica las diferentes dimensiones de la sexualidad y otorgan directrices para un manejo clínico del tema. Los primeros cinco capítulos reúnen información sobre conocimientos específicos en la materia. El primero aborda la construcción social de la sexualidad, los dominios que la integran y algunos mitos existentes. El segundo define el concepto de género, expone la manera en que diversas instituciones están involucradas en su desarrollo y muestra algunos cambios acontecidos en nuestra sociedad respecto de los roles de género. El capítulo tres introduce en el campo de la salud sexual y derechos reproductivos, posibilitando abordar la diversidad sexual y la orientación sexual desde un punto de vista contemporáneo y científico. El cuarto expone las etapas del desarrollo psicosexual, indicando cuáles son las conductas relacionadas con la sexualidad que se esperan de un ser humano, desde la niñez hasta la adultez mayor. El último de estos primeros cinco capítulos se inicia con algunas condicionantes éticas de la sexualidad que cualquier persona debiera considerar a la hora de abordar esta temática. También habla de aspectos más específicos, como los factores protectores y de riesgo para la salud sexual, prácticas sexuales, VIH/ SIDA, violencia sexual y de género y la importancia de la imagen corporal. Al término de cada uno de estos capítulos, se han dispuesto algunas preguntas para reflexionar y evaluar la comprensión de la información entregada. Los siguientes tres capítulos abordan actitudes y conductas que se requieren para trabajar en sexualidad para desarrollar buenas prácticas en la materia. El
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capítulo seis expone algunas actitudes o habilidades requeridas en intervenciones sobre salud sexual. El séptimo aborda las competencias técnicas más específicas para el trabajo individual y también propone actividades grupales que permiten introducir el tema de la sexualidad. Por último, en el capítulo final se incluyen algunas situaciones concretas, derivadas de las consultas más frecuentemente referidas por los equipos que trabajan con personas con consumo problemático de drogas y que se relacionan con la salud sexual. Esperamos que este manual constituya un aporte a la labor que los equipos técnicos realizan y sea el primer esfuerzo de un proceso continuo de formación y entrenamiento en la temática sexualidad y consumo problemático de sustancias.
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[Capítulo 1]
Aspectos básicos de la sexualidad humana
Definir el concepto de sexualidad ha tomado décadas. Las mayores dificultades han estado en llegar a consensos entre los defensores de un determinismo biológico de la sexualidad humana y aquellos que subrayan la importancia de la cultura en el comportamiento sexual. El resultado es la definición de un concepto integrador de sexualidad humana, capaz de recoger el aporte de las distintas variables en juego. Una primera mirada general a las manifestaciones sexuales en distintas épocas de la humanidad permite afirmar que la sexualidad varía de una cultura a otra y sus distintas expresiones tienen relación con el contexto socio-histórico en que se desarrollan. Así por ejemplo, durante la prehistoria se hipotetiza que, la monogamia tuvo como finalidad asegurar el patrimonio familiar. En el judaísmo, si bien el matrimonio tenía como objetivo la descendencia, la esposa hebrea tenía el privilegio de compartir los favores del esposo con otras esposas secundarias; pero si ella era infiel era castigada públicamente. En la cultura egipcia el incesto estuvo permitido y la circuncisión tenía un carácter ritual en la adolescencia. En Grecia se toleró la homosexualidad masculina entre adultos y púberes dentro de un contexto educativo. En Atenas las mujeres no podían andar solas, a excepción de las hetairas (prostitutas finas). Por décadas la sexualidad fue interpretada como un impulso fisiológico dependiente de nuestra biología, que tenía por objetivo permitir la reproducción y asegurar la perpetuidad de la especie. Durante la edad media y hasta mediados del siglo XIX, la religión consolidaba su poder en las sociedades europeas y definía las normas sexuales. Por ello, y hasta la revolución francesa, toda conducta sexual no reproductiva se considero contra natura y, en consecuencia, un
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[ Aspectos básicos de la sexualidad humana ]
pecado. La conducta sexual sólo era posible en el contexto del matrimonio. Así aparecen los cinturones de castidad y se declara la Santa Inquisición. Un dato más: las infecciones de transmisión sexual (ITS) que aparecen a fines de siglo XV son interpretadas como un castigo celestial. En plena época victoriana, las disidencias sexuales (la conducta sexual sin fines reproductivos) constituyen un problema de orden público. La mayoría de las legislaciones basadas en el Código Napoleónico las contemplan como un asunto estrictamente privado, que sólo son merecedoras de sanción si se ejecutan con violencia o con publicidad (delito de escándalo público). En la segunda mitad del siglo XIX, la medicina legal empieza a interesarse y a escribir sobre disidencias sexuales bajo el nombre genérico de atentados contra las costumbres. Al final de este proceso, aquellos que ya eran catalogados de pecadores y delincuentes, se convierten en locos y perversos. Al término del siglo XIX el médico Richard Kraft-Ebing publica su obra Psychopatia Sexualis. En ella aparece por primera vez el término desviación sexual para referirse a todos aquellos actos sexuales que no tenían como fin la reproducción. Kraft-Ebing defendió la comprensión y el tratamiento médico de las desviaciones sexuales. En adelante las disidencias sexuales son, además de pecado y delito (atentados contra el pudor), un problema de salud. A comienzos del siguiente siglo, bajo el propicio terreno de la desintegración social provocada por las guerras mundiales, surge la figura de Sigmund Freud y su teoría de la personalidad, cuyo pivote es el desarrollo sexual. Freud otorga un nuevo significado al impulso sexual. Así, la líbido es conceptualizada como energía vital y la sexualidad como eje de crecimiento y desarrollo individual. Del mismo modo, Havellock Ellis en su obra Psychology of Sex, afirma que el deseo sexual es válido para hombres y mujeres y refuta la idea que la masturbación ocasiona enfermedad. Se comienza a ampliar el concepto de sexualidad, concibiéndola como realidad previa y separada de la reproducción, que persigue la satisfacción del deseo y la consecución del placer. Es el inicio de la sexología como disciplina encargada del estudio de la sexualidad y que recoge la herencia de diversos campos científicos. En particular de las ciencias de la salud, de la ciencias de la conducta y, durante la mitad del siglo XX, el valioso aporte de la ciencia social.
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1. Construcción sociocultural de la sexualidad A mitad del siglo pasado (XX), Norteamérica concentra su estudio de la sexualidad en la función, el comportamiento y las prácticas sexuales. Alfred Kinsey1, alrededor de 1950, marca un hito al desarrollar las primeras investigaciones sobre sexualidad masculina y femenina en una muestra de gran tamaño de la población norteamericana. Los trabajos de Master y Johnson2 llevan el sexo al laboratorio para explorar las manifestaciones características de la conducta sexual, dando como resultado un modelo típico de respuesta sexual. Este modelo describe patrones característicos de funcionamiento sexual para hombres y mujeres. La sexología deja de lado el estudio de las perversiones. Su nueva preocupación central es el orgasmo y la eliminación de cualquier problema (disfunción) que impida lograrlo. Así, el estudio de la sexualidad se concentra en la función sexual, las prácticas sexuales y la respuesta sexual. Desde esta perspectiva, la sexualidad fue homologable a la respuesta sexual; la sexualidad sana y gratificante tenía un camino que recorrer y un fin que perseguir: el orgasmo. En las últimas décadas del siglo pasado perspectivas originadas en el espectro de la ciencia social destacan el papel de los sistemas culturales en los cuales el comportamiento sexual adquiere significado, lo que abre posibilidades para una comprensión más compleja y multidimensional de la sexualidad y la experiencia sexual. Europa fue pionera en el desarrollo de importantes estudios relacionados con la influencia cultural en la aceptación y desarrollo de diferentes manifestaciones y conductas sexuales. Este nuevo enfoque va en contra del movimiento norteamericano que persigue establecer una naturaleza única de la sexualidad y patrones de comportamiento sexual homogéneos para todos los seres humanos.
1. Bullough, Vern L. “Sex Will Never Be the Same: The Contributions of Alfred C. Kinsey.” Archives of Sexual Behavior. 33(3): 277-286, 2004. 2. Masters, W.H., Johnson, V.E. y Kolodny, R.C. (1987). La Sexualidad Humana. Barcelona: Grijalbo.
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[ Aspectos básicos de la sexualidad humana ]
En la actualidad es ampliamente aceptada la idea que la sexualidad y la actividad sexual son constituidas o construidas socialmente, siendo un producto específico de nuestras relaciones sociales, mucho más que una consecuencia universal de nuestra biología común. Los estudios provenientes desde las ciencias sociales demostraron que el papel de las sociedades y sus formas de regulación de los comportamientos de hombres y mujeres son fundamentales a la hora de analizar los determinantes de la conducta sexual. Personas de distintas culturas y sociedades poseen comportamientos sexuales diferentes; incluso, lo que para algunos resulta un comportamiento deseable, para otros puede ser desagradable e incluso considerado patológico. Se han desarrollado estudios que ilustran la existencia de múltiples manifestaciones eróticas en distintas culturas, así como disparidades en la asignación diferencial de roles, o prácticas sexuales variadas de acuerdo al entorno cultural. Desde esta perspectiva, la cultura modela la vivencia sexual de las personas que pertenecen a una sociedad determinada, desestimándose la creencia de que la sexualidad se regiría por patrones de comportamiento homogéneos para todos los seres humanos. Así también, reafirma la tesis que la sexualidad es un concepto mucho más complejo y rico en matices que la mera reducción a la reproducción y la biología. Desde esta concepción, la sexualidad compromete lo biológico, lo psicológico, lo social y lo cultural, para integrarlos en un conjunto de comportamientos propios del ser hombre y ser mujer en una sociedad determinada. El concepto de sexualidad adquiere su carácter multidimensional como fenómeno determinado por la idiosincrasia, pero también presente culturalmente en las diversas manifestaciones humanas, individuales y colectivas de un grupo social, desde la religión, hasta el arte o la política.
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2. Dominios de la sexualidad De acuerdo a lo expresado hasta este momento, se podría concluir que la sexualidad es mucho más que la práctica sexual en sí misma. Las determinaciones biológicas otorgan las bases en lo individual sobre las cuales actúan determinaciones socioculturales, es decir, significados colectivos y compartidos que proveen de un contexto desde el cual se comprenderá y se significará la vivencia sexual de los miembros en diversas culturas. Aclaremos, entonces, a qué nos referimos con la palabra “sexualidad”. ¿Qué elementos integran la sexualidad? La sexualidad contempla diferentes dimensiones del ser humano, a saber: •
el dominio biológico
•
el dominio interaccional-social
•
el dominio cultural
•
el dominio psicológico
2.1. El dominio biológico Se refiere a aquellas características más conocidas y relacionadas comúnmente con la palabra sexualidad: el sexo, la función sexual y el proceso reproductivo. Los determinantes fisiológicos, genéticos y hormonales componen este dominio. Para mayor claridad definimos estos tres componentes, que si bien aportan al concepto de sexualidad no lo definen absolutamente. Sexo son aquellas características anatómicas y fisiológicas que diferencian a los individuos de una especie y que opera en dos extremos, en cada uno de los cuales hay un individuo complementariamente reproductivo (macho-hembra). Función sexual es el mecanismo fisiológico que hace que nuestro cuerpo reaccione frente a alguna estimulación (real o imaginada), con procesos de excitación característicos para cada sexo. Por ejemplo, el hombre responderá a la excitación con la erección de su pene y la mujer responderá con la lubricación de la vagina.
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[ Aspectos básicos de la sexualidad humana ]
Proceso de reproducción son aquellos aspectos de la función sexual (por ejemplo, penetración vaginal) que constituyen condición necesaria para el apareamiento y la conservación de la especie.
2.2. El dominio interaccional-social A partir de las diferencias corporales que nos hacen hombres o mujeres y a través de las vivencias personales y la interacción con los demás en un contexto social determinado, vamos conformando nuestro autoconcepto y una visión del mundo particular en función del sexo al que se pertenece. Así, nuestra sexualidad se vincula con cómo se es hombre y cómo se es mujer dentro de la sociedad a la que pertenecemos o, más bien, cómo debemos comportarnos para ser reconocidos como tales. Esta serie de ideas dan origen al género, uno de los aspectos centrales de este dominio. Desde esta perspectiva entonces, la sexualidad también está presente en todo proceso de interacción. A esto llamamos dominio psicosocial o interaccional social. El reconocimiento de quién soy yo (desde mi ser hombre o mujer) y quién eres tú (desde tu ser hombre o mujer) y cuáles son las reglas implícitas que rigen nuestra interacción. Este dominio integra todos aquellos aspectos, reales y simbólicos, que mujeres y hombres colocan en la interacción con otros. No necesariamente debe entenderse bajo el matiz de la seducción, ya que en cualquier interacción hombrehombre, mujer-mujer, mujer-hombre, existen reglas definidas e incorporadas que dicen cómo debe ser nuestra conducta en estas situaciones, independiente de la finalidad de la interacción (de trabajo, de amistad, de seducción, etc.) Debemos señalar, sin embargo, que los roles genéricos han comenzado a variar en las nuevas generaciones, producto de las transformaciones culturales que han generado cambios también en este dominio. Es por ello que la sexualidad también es social, en la medida que estos papeles o roles asignados a hombres y mujeres que ponemos en juego en cada interacción son influenciados por factores culturales, políticos, ambientales, económicos, religiosos, así como por las costumbres, leyes, clase social y etnia, entre otros. Esta característica es la que posibilita que el significado y valor de la sexualidad y de todo lo relacionado con ella, pueda sufrir cambios conforme se modifica también la cultura.
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2.3. El dominio cultural El dominio cultural de la sexualidad tiene que ver con el valor que una sociedad o cultura le otorga y, en consecuencia, con el significado que sus miembros le confieren a la misma. Esto es, por ejemplo, si esa cultura es capaz de aceptar el desarrollo sexual de sus integrantes como proceso de crecimiento o si, por el contrario, lo devalúa o reordena a partir de mandatos culturales restrictivos en torno a la sexualidad. El tipo de arte de una cultura, el poder de la religión, el valor de los estudios acerca de la sexualidad para las políticas públicas, la agilidad de proyectos de ley o su obstaculización, hablan también del valor que una sociedad determinada otorga a la sexualidad. Cada sociedad y cada grupo cultural estructura la experiencia sexual de sus integrantes de acuerdo a una serie de normas que permiten o prohíben, reglas explícitas y/o tácitas a través de las cuales las personas interpretan y comprenden su vivencia sexual. Es este dominio el que otorga el marco general desde el cual la sexualidad humana se interpreta, se valida o se limita para los miembros de una determinada sociedad. La sexualidad de los seres humanos se diferencia de la de otras especies, porque no sólo es una herramienta reproductiva, sino también un vehículo para experimentar placer sexual. Así se introduce un concepto distintivo de nuestra sexualidad: el erotismo. El gran escritor mexicano Octavio Paz hace una bella definición al respecto al decir que el erotismo es “sexualidad transfigurada”, es ceremonia, es representación. En este sentido, la sexualidad humana no es mero acto sexual, su fin no sería la reproducción, sino el placer en sí mismo. La mayoría de los animales dependen de ciclos hormonales para que la conducta reproductiva se presente. Cuando la hembra entra en su fase reproductiva emite a los machos de su especie señales que anuncian su momento de reproductividad. Esas señales son de varios tipos: en algunas especies son de carácter visual; en otras, la señal es química, es decir, la hembra produce sustancias químicas que activan el deseo sexual del macho cuando entran en contacto con él. Por el contrario, la ovulación en el ser humano está oculta; no hay anuncios visuales, químicos (olfativos) ni de ningún otro tipo sensorial que la anuncie, con la posible excepción de los cambios en la viscosidad del moco cervical en la mujer. Liberados de sus relojes hormonales, en los seres humanos los actos copulatorios reproductivos necesarios para la supervivencia de la especie, podrían ocurrir en
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[ Aspectos básicos de la sexualidad humana ]
cualquier momento y no necesariamente en el momento de la ovulación. En esas condiciones la especie correría el peligro de desaparecer, pues no habría un marcador para la conducta de la que depende la reproducción. Hombres y mujeres descubrieron cómo hacer continuos sus actos reproductivos. Ese nuevo incentivo fue el placer experimentado durante la relación sexual. Mientras menos restrictivo sea el dominio cultural, en el sentido de posibilitar y validar la vivencia del placer que emana del contacto corporal, la actividad sexual de los miembros de una sociedad podrá ir más allá de la reproductividad y vincularse al placer.
2.4. El dominio psicológico El dominio psicológico de la sexualidad incorpora los dominios ya analizados, pero ahora desde el espacio subjetivo. En este sentido, se vincula a la conformación de identidad sexual y a la orientación sexual, es decir, hacia quién o quiénes se dirige el impulso sexual para su satisfacción. En este sentido, la sexualidad también tiene que ver con aquella convicción de pertenecer a uno u otro sexo, así como con la más básica percepción de nosotros mismos y del otro. En general, este dominio permite mirar la sexualidad desde aquellos procesos simbólicos y comportamentales que caracterizan la vivencia sexual. Así, la sexualidad se relaciona y concreta en la capacidad de vincularnos con otro. Algunos homologan esta capacidad al concepto de amor. No todos los autores están de acuerdo en que el amor sea una experiencia sexual. El mayor problema al respecto es que presenta diversidad de experiencias y tiene múltiples significados, por lo tanto no es sorprendente que muchos entiendan cosas diferentes a partir del mismo término. Lo que casi todos los seres humanos experimentamos se puede denominar mejor afectividad, que no es más que ser capaces de “afectarnos con”. La primera experiencia de afectarse con alguna otra persona que tenemos los humanos es física. Se llama cordón umbilical, lo poseemos todos durante los meses de vida intrauterina y nos une a la mujer que nos lleva en su vientre. Al nacer, el nuevo ser necesita el cuidado de otros humanos durante mucho tiempo o se muere. Entre las personas involucradas aparecen respuestas afectivas evocadas por la presencia de ese otro ser humano. Es necesario que la capacidad de “afectarse con” se desarrolle (al igual que los otros componentes de la sexualidad), ya que de ello va a depender su funcionalidad durante la vida adulta.
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3. Mitos en torno a la sexualidad El mito puede definirse como un relato fabulador con apariencia de realidad, que contiene información equivocada o carente de valor científico, aunque sea de gran predicamento popular3. Los mitos persisten a través del tiempo y adquieren notable fuerza al interior del sentido común dado que permiten satisfacer una serie de necesidades, entre ellas: •
Responden a la urgencia del individuo de encontrar respuestas.
•
Brindan explicaciones a los por qué y los cómo de situaciones que no han sido explicadas o aclaradas.
•
Otorgan seguridad y apoyo, protegiendo a las personas de ansiedades e inseguridades.
•
Ofrecen directrices y, en esta perspectiva, otorgan un sentido a la experiencia.
Los mitos existen en distintos ámbitos, estando presentes en torno a la salud, la rutina del diario vivir y, por supuesto, en lo relacionado con la sexualidad. Los mitos sexuales se traspasan de persona a persona, a través de miembros de un mismo grupo social o son difundidos o reproducidos por autoridades en posición de educar. Estas creencias van heredándose de generación en generación, expandiéndose por los distintos niveles educativos, en todas las edades y espacios socioeconómicos. Los mitos sexuales operan, a falta de información y formación en sexualidad, como herramientas de control o reordenamiento social del comportamiento sexual. A través de sus frases y juicios permiten regular, evaluar y/o valorizar nuestro actuar y el de otros. Una sociedad construye distintos tipos de lenguaje a través del cual se expresan y acotan los contenidos sexuales. Entre estos encontramos el lenguaje formal de la educación sexual, que se reviste de un fuerte componente biológico y reproductivo; el lenguaje vulgar, que reduce la sexualidad a la acción, traduciendo los significados de la situación sexual solo a su ejecución. El lenguaje erudito, 3. Flores Colombino, A., Diccionario de sexología, Ed. Fin de Siglo, Montevideo, 1997.
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[ Aspectos básicos de la sexualidad humana ]
proveniente de los expertos y, principalmente, de la sexología médica, habla de una sexualidad como propiedad de individuos aislados, en base a incidencias y frecuencias, pero carente de experiencia con connotación vivencial. Ninguno de ellos ofrece respuestas para lo que ocurre en el contexto de las interacciones sexuales comprendidas en un sistema cultural. Frente a estas falencias, el sentido común elabora imágenes y preceptos para el comportamiento sexual, a partir de los prejuicios y mitos tradicionales de las culturas locales. En síntesis, el habla del sentido común en torno al comportamiento y las prácticas sexuales se nutre del lenguaje de los mitos, en ausencia de un lenguaje integrador y coherente respecto de la sexualidad y del cambio cultural. La gran cantidad de mitos sexuales existentes demuestran la escasa información que tiene la sociedad respecto de ella y cómo la tradición, unida a los prejuicios, impide vivir la sexualidad de una manera positiva y de acuerdo a las necesidades individuales. Entre los grandes mitos asociados a la sexualidad figuran: •
La superioridad masculina.
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La inferioridad femenina.
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La a-sexualidad infantil.
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La a-sexualidad de personas mayores y discapacitadas.
•
El determinismo biológico de la orientación sexual.
Además, en el contexto de la sexualidad y en aproximación al quehacer del tratamiento de drogas, es posible observar la existencia de mitos que establecerían un vínculo entre la calidad de la actividad sexual y el consumo de algunas drogas, entre ellos la creencia de que: •
El deseo o impulso sexual pueden aumentar mediante el uso de alimentos o drogas.
•
El alcohol mejora el rendimiento sexual.
•
La marihuana es afrodisíaca.
•
La cocaína permite aumentar la sensibilidad sexual.
•
Las drogas ayudan a aumentar el placer de un orgasmo.
•
La cocaína permite mejorar la erección.
•
La droga es mejor que el mejor de los orgasmos.
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En resumen: El recorrido realizado contribuye a ampliar el concepto de sexualidad, más allá de las determinaciones biológicas y fisiológicas que permiten la práctica sexual y la reproducción. La sexualidad es un concepto comprehensivo, que abarca la experiencia humana, presente en nuestra identidad, en nuestra manera de ser hombre y mujer, en la forma que adoptan nuestras interacciones, así como también en los significados que otorgamos a nuestras experiencias sexuales. La sexualidad es también un producto social, influido por las normas y hablas informales, donde el sentido común se nutre del lenguaje de los mitos, para evaluar y regular el comportamiento y las prácticas sexuales. Son las sociedades y sus transformaciones las que, incorporadas a la vivencia subjetiva, definen significados y modelan comportamientos para cada sexo, entregan guiones de comportamiento sexual y otorgan directrices para satisfacer el impulso sexual.
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[ Aspectos básicos de la sexualidad humana ]
Mitos sexuales
> El sexo es sólo para las personas saludables físicamente. > Las personas tienen un número limitado de experiencias sexuales en su vida. > Después de los 60 años, el hombre pierde su apetencia y potencia sexual. > El sexo es natural, por eso es que el hombre sabe qué hacer en una relación sexual tanto para su propio placer como para el de su pareja y la mujer debe ser capaz de tener un orgasmo con el hombre que la quiere. > Todo acercamiento erótico debe terminar en coito. > Los orgasmos simultáneos constituyen mayor placer que los orgasmos experimentados en forma separada y son, además, necesarios para la compatibilidad sexual. > Las personas deben tener orgasmo en todas las relaciones sexuales para que sean satisfactorias. > Si se tienen relaciones sin penetración, sólo frotando el pene entre las piernas juntas de la mujer, no hay riesgo de embarazo. > El coito durante el embarazo produce daño al feto y es una falta de respeto a la maternidad. > El tamaño del pene está en directa relación con la potencialidad erótica del individuo. > Mientras más grande el pene en reposo, más grande será erecto. > El tamaño del pene en el hombre puede calcularse por el tamaño de sus manos y de sus pies. > Cuando la mujer no tiene orgasmo es frígida. > Si la mujer no goza es culpa del hombre. > Las mujeres no experimentan orgasmos nocturnos. > La mujer honesta tiene escasa apetencia sexual. > El hombre normal está siempre, en cualquier circunstancia, en capacidad y disposición de realizar un coito. > El hombre es el maestro natural de la mujer en técnicas sexuales. > El hombre es el responsable del logro del orgasmo de la mujer. > La rudeza, valor, agresividad, infidelidad son características innatas y exclusivamente masculinas. > La eyaculación y el orgasmo en los hombres son el mismo fenómeno. > Los hombres que ejecutan tareas en el hogar son afeminados. > Los deseos sexuales masculinos no pueden ser controlados. > Los homosexuales hombres no pertenecen al sexo masculino. > Los homosexuales son enfermos mentales.
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> El sexo anal entre hombre y mujer indica tendencia homosexual en el hombre. > El hombre que goza cuando le estimulan los pezones y/o glúteos, tienen tendencias homosexuales reprimidas. > Cualquier lesbiana preferiría a un hombre si fuese “todo un hombre” y si emplease la técnica sexual adecuada. > La práctica de la masturbación produce eyaculación precoz, infertilidad, impotencia, debilidad, falta de memoria. > La mujer no se masturba. > Es peligroso tener relaciones sexuales durante la menstruación. > La menstruación elimina tóxicos y purga las impurezas. > La menopausia y la histerectomía son el final de la vida sexual de la mujer. > El coito es la única forma normal de satisfacción sexual. > El himen cierra totalmente la entrada de la vagina. > La ruptura del himen es necesariamente sangrienta y dolorosa. > El himen intacto es garantía de honestidad, integridad y excelencia conyugal. > La esterilización reduce el apetito sexual del hombre o de la mujer.
Ideas fuerza •
La mirada de la sexualidad humana requiere flexibilidad y su comprensión debe incluir los diversos dominios en los cuales ella se pone en juego.
•
La sexualidad y la actividad sexual son construidas socialmente, siendo producto de las relaciones sociales más que una consecuencia biológica.
•
La naturaleza biológica de los seres humanos es influenciada por sistemas culturales y sociales que modelan la experiencia sexual y sirven para interpretarla y comprenderla.
Para reflexionar: Céntrese en su experiencia personal. Reconozca la influencia de la cultura en su visión y significado de la sexualidad, a través de las siguientes preguntas: 1. ¿Qué mitos posee en torno a la sexualidad? 2. ¿Cuál es la definición que comúnmente hace de la sexualidad? 3. En términos sociales y culturales, ¿qué características observa en la sociedad chilena respecto de la sexualidad?
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[ Concepto de género ]
[Capítulo 2]
Concepto de género
Es frecuente leer o escuchar el término género, utilizado con distintas acepciones. En general se reduce y acota al hecho de ser mujer y a las situaciones que las afectan exclusivamente. El género es una categoría construida culturalmente y que se deriva de la diferencia biológica sexual. Se refiere a la definición sociocultural del ser hombre y ser mujer en base al sexo biológico constitutivo de cada persona. Desde esta perspectiva, el concepto de género se vincula estrechamente con el dominio social de la sexualidad, analizado en el capítulo anterior, donde se regla lo permitido y prohibido, tanto para hombres como mujeres. Así, cada persona, de acuerdo al sexo biológico con el que nace, estará impelido a comportarse de acuerdo a las normas que rigen el ser hombre o mujer en función de la cultura en que esté inserto, para ser reconocido como tal. Desde el punto de vista psicológico, las tres instancias básicas que influyen en la definición de género son: •
La asignación del género, que corresponde a la acción de atribuir un determinado sexo al recién nacido, producto de la apariencia de sus genitales externos.
•
La identidad de género, o caracterización psicológica que genera el bebé con determinado sexo producto de la interacción con adultos que lo incluyen en una de ambas identidades (masculino/femenino). Alude a la identificación que cada uno de nosotros hace de sí mismo, como hombre o mujer.
•
El comportamiento genérico o rol de género, que se refiere a los comportamientos que son esperados en hombres y mujeres según la cultura en que viven.
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En términos tradicionales se habla de un género masculino y otro femenino, los cuales se presentan como modelos sexuales de comportamiento que funcionan de manera individual y social, a modo de representaciones que contienen las principales nociones, conocimientos, prejuicios, normas y creencias, así como valores y significados atribuidos al hecho de ser hombre o mujer. El rol de género, o la forma en que públicamente se manifiestan las personas, indica a los demás (y a sí mismas) cuán femenino o masculino resulta su comportamiento, a la luz de la normativa que impere en la sociedad. Género4, entonces, se refiere a la gama de roles, relaciones, características de la personalidad, actitudes, comportamientos, valores, poder relativo e influencia, socialmente construidos, que la sociedad asigna a ambos sexos de manera diferenciada. Mientras el sexo biológico está determinado por características genéticas y anatómicas, el género es una identidad adquirida y aprendida que varía ampliamente intra e interculturalmente. El género es relacional, ya que no se refiere exclusivamente a las mujeres o a los hombres, si no a las relaciones entre ambos.
4. Health Canada. Exploring Concepts of Gender and Health. Ottawa, 2003. (Published under the authority of the Minister of Health of Canada).
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[ Concepto de género ]
1. Instituciones que participan en la construcción del género En el proceso de construcción del género participan distintas instituciones, tales como la familia, la escuela y los medios de comunicación masiva, muchas veces reforzando los estereotipos y afianzando las desigualdades basadas en el género.
1.1. La familia Representa la primera instancia donde los niños y adolescentes aprenderán acerca del género, identificando cuáles son las conductas que se esperan de ellos por el hecho de haber nacido niño o niña. Además, reforzarán ciertos patrones de conducta asociados al rol de género e integrarán los modelos y estilos de relación entre los géneros, mediante la observación de las interacciones que se desarrollan entre los adultos de la familia. Estas relaciones pueden ser más o menos equitativas y se expresan en diferentes formas de la vida cotidiana. A modo de ejemplo, las responsabilidades y tareas que se asignan los adultos (madre y padre) al interior de una familia enseñarán respecto de qué actividades son propias de un género y no de otro. Así, los y las niñas aprenderán que los hombres, al igual que las mujeres, participan del cuidado de los hijos y de los quehaceres domésticos, en caso de que ambos padres compartan estas actividades. Por el contrario, si es exclusivamente la madre quien se aboca a estas tareas, los niños y niñas aprenderán que éstas son propias del género femenino. Las responsabilidades que se dan a los hijos también son importantes; si las hijas sirven la mesa a los hermanos, o sólo a los hijos varones se les solicita ir a hacer las compras fuera de la casa, aprenderán de manera diferencial estas labores. La forma en que se toman las decisiones al interior de la familia también ilustrarán el grado de igualdad o desigualdad entre los géneros en el contexto familiar; el modelo de relación reforzado en niños y niñas será distinto si las decisiones importantes son tomadas sólo por el padre o si éstas son discutidas y analizadas por ambos, tomando en cuenta a los demás miembros de la familia.
1.2. La escuela Es otra de las instituciones formadoras y reforzadoras del género; tanto los conocimientos que se adquieren en las aulas, como la interacción entre el profesor, los alumnos y éstos entre sí, llevan el sello social del género. Esta
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transmisión de conocimientos se da, en muchos casos, de manera implícita. Podemos encontrarlos en los juegos y rondas de los preescolares, en las actividades propuestas por los textos, en los comentarios de profesores y profesoras y en las tareas asignadas a niños y a niñas. Hay incluso objetos escolares, tales como lápices, estuches, cuadernos etc., que son catalogados como de niña o niño, de acuerdo a sus ilustraciones y colores.
1.3. Los medios masivos de comunicación Los medios de comunicación tienen un papel preponderante en la transmisión y conformación de valores de género. La mayor parte de la población tiene acceso a la televisión, la que, a través de sus programas, comerciales, películas, dibujos animados, teleseries, etc. contribuye a formar valores y modelos de comportamiento que la sociedad considera deseables o reprobables en los hombres y mujeres. En la prensa escrita esto se manifiesta en la forma en que se redactan las noticias. Los calificativos utilizados e, incluso, las fotografías publicadas son distintas cuando se refieren a hombres o a mujeres; las revistas dirigidas a ellas dan consejos de cómo conquistar al sexo opuesto, consejos de belleza y chismes de farándula. Para ellos, en cambio, las hay de deportes, ciencia y política, además de las pornográficas. Los contenidos de estos medios contribuyen a establecer y reforzar una particular forma de ser, que unida a la socialización familiar y escolar van permitiendo o prohibiendo determinadas conductas, intereses y motivaciones para hombres y mujeres.
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[ Concepto de género ]
2. Roles de género: lo establecido y lo emergente Las concepciones de lo femenino y lo masculino constituyen la antesala de lo que será la vinculación entre los géneros, conformándose así relaciones de poder. Diversas investigaciones5, efectuadas en la década de los ‘90 en Chile caracterizaron la masculinidad tradicional (o establecida) desde el ejercicio de un rol de proveedor, autoritario, de personaje activo en el ámbito público y decisor de lo importante en el hogar, afectivamente controlado y activo en lo sexual. En tanto la feminidad se identificaba esencialmente con la maternidad y la crianza de los hijos, esposa de un hombre, pasiva en el terreno sexual, dependiente en lo económico y afectivo y con más posibilidades de hablar y expresar sentimientos que los hombres. El valor social quedó puesto en aquellas características masculinas, configurando lo femenino en situación de desventaja. En este contexto no debe considerarse a la mujer como víctima pasiva de subordinación y al hombre como agresor-dominador exclusivamente. La realidad presenta una situación mucho más compleja: mujeres y hombres encasillados en los roles asignados y exigidos desde lo que se espera de ellos, rasgos y atributos que se expresan como imperativos y que impiden ejercer actividades inherentes a su condición humana. Por ejemplo, al derecho de los hombres de expresarse emocionalmente, así como a participar de forma activa en la crianza de los hijos, o al de las mujeres a disfrutar del espacio público sin tantas culpas y de expresarse libremente en el plano sexual.
Roles de género establecidos Ser Mujer
Ser Hombre
Sumisa Dependiente Al servicio de los otros(as) Ingenua Fiel Emocional-sensible Débil-frágil Inferior
Dominante Independiente Egoísta Astuto Infiel Racional Fuerte-protector Superior
5. Lamadrid A., S. y Muñoz G., S. “La investigación social en sexualidad en Chile 1984-1994”, serie Apuntes Docentes, PIEG, 1996.
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No obstante lo tradicionalmente establecido, es posible apreciar en algunas investigaciones6 que los entrevistados reconocen estar inmersos en una etapa de transición y asistiendo a un cambio sociocultural donde los roles instituidos son confrontados en su invariabilidad y rigidez. El género es, ante todo, un concepto sociocultural y, por tanto, sujeto a transformaciones provenientes de los cambios acontecidos en un contexto social más amplio. Algunos ejemplos de este proceso, desde las referencias masculinas se oyen frases como: “no me gustaría ser ni tan fuerte ni tan canchero”, “lo conquistador me gustaría cambiar, estoy cansado y aburrido de eso, a uno siempre le toca tomar la iniciativa”, “a veces me canso de ser el sostenedor”, “quiero dejar de ser el malo entre los niños”, “a veces me canso, mi mujer siempre espera que yo decida”. Las mujeres, por su lado, afirman: “me gustaría ser más suelta de cuerpo, darme más permiso”, “quiero que compartamos más las tareas, me cuesta dejar que participe en la casa, pero hay que dejarlos”, “me siento bien aportando, a veces pienso que me gustaría que él pudiera descansar”7. Así, a comienzos de este siglo aparecen en escena modelos emergentes, que se aproximan hacia una mayor complementariedad de funciones, nuevos mandatos y reducción de prohibiciones, que se traducen en relaciones más igualitarias, que respetan las diferencias sin, por ello, construir desigualdades.
Roles de género emergentes Ser Mujer Participación en espacio público. Más oportunidades de desarrollo. Competente y capaz. Emocional pero no débil. Mayor autonomía económica.
Ser Hombre Participación en el espacio privado. Paternidad más asumida. Mayor valoración de la intimidad. En búsqueda de la expresión emocional. Compartiendo la carga económica.
Es importante precisar que estos nuevos roles aparecen en el espacio social de manera dispar. Así, el rol asignado a la mujer surge hoy menos restrictivo y más valorado. Las mujeres han apostado al cambio y la flexibilidad, lo que se ha traducido en sobrecarga de tareas, producto de un desfase por parte de los hombres, pues el tránsito hacia formas de relación menos jerárquicas y más complementarias lleva un paso más lento para ellos.
6. De Aguirre, P., Díaz M. E, Díaz, M., Malinarich, A. Rojas, X., Sanhueza, A. ¿Y que pasa con los hombres? DOMOS, 1991. 7. Ibid.
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[ Concepto de género ]
En términos de rol genérico, lo establecido y lo emergente funcionan actualmente en forma paralela. El primero con primacía de dominio en el ámbito público, mientras el segundo se puede observar con mayor fuerza en el espacio privado. La asignación diferencial de rol en una línea más conservadora aparece como un imperativo, como “deber ser”, impuesto desde fuera; mientras los roles más complementarios y menos rígidos se sitúan como ideales que emergen, al parecer de necesidades internas, personales, como búsqueda de relaciones humanas y afectivas más enriquecedoras. Valga a título de ejemplo recordar que todos han participado de reuniones donde mujeres y hombres tienden a polarizar discursos en torno al orden establecido. Entre risas y bromas, los hombres se vanaglorian de llevar bien puestos los pantalones, de estar siempre listos para lo que venga, mientras las mujeres apoyan esta forma de mostrarse como una especie de complicidad con su hombre, quien debe aparecer bien macho ante los ojos de los demás. Ellas, por su parte, se muestran devotas de las tareas del hogar y de sus hijos, recalcando el sentimiento de culpabilidad que les genera el no poder pasar todo el tiempo que quisieran con ellos. Sin embargo, al llegar a la casa, en el contexto íntimo, es muy posible que la conversación cambie y se rescaten mayores complementariedades: él puede generar una conversación sobre la necesidad de compartir más con los hijos, mientras ella le participa sus necesidades de logro laboral.
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3. Mandatos sociales y comportamiento sexual Sobre la base de los roles tradicionalmente adscritos a hombres y mujeres, se puede observar que la inequidad de género se expresa en distintos aspectos de la vida cotidiana, incluyendo también la vida sexual de los individuos. En este sentido es posible identificar mandatos sociales o prescripciones (lo permitido) y proscripciones (lo prohibido) respecto de lo que se espera en al ámbito sexual dependiendo de si se es hombre o mujer. Lo prescrito para los hombres (e incluso reforzado socialmente) tiene relación con estimular o posibilitar la frecuencia coital y la diversidad de parejas. Se espera que un varón inicie su actividad sexual tempranamente en vías a oficiar de experimentado en sus relaciones erótico-amorosas. La actividad sexual se convierte así en el ámbito donde los hombres se vivencian como tales, resultando su práctica inherente a la significación de lo masculino, de lo viril. En este contexto de aprendizajes, no debe extrañar que en los varones la práctica sexual adquiera mayor valor que la intimidad afectiva. Aquello que es erótico prevalece en el espacio sexual sobre el compromiso afectivo y/o relacional. Respecto de las prohibiciones o restricciones, es esperable que los hombres no demuestren ignorancia, temor o ansiedad en temas sexuales. Tampoco se espera que se niegue a tener relaciones sexuales. Para las mujeres, el rol establecido asocia la vida sexual a los atributos de exclusividad y fidelidad. La práctica sexual aparece vinculada a la relación conyugal (o convivencia). Lo sexual es vehículo de afecto y, por ende, de procreación. El cuerpo como instrumento de placer sexual para sí misma es, al menos, ignorado; es un cuerpo al servicio de otro, que, en la medida que se pone al servicio de los deseos de la pareja, obtiene a cambio afecto y atenciones: “si a él le hace feliz, a mí me hace feliz”, “lo hago por él, porque no soporto que amanezca malhumorado”. Dicho de otro modo, las proscripciones o prohibiciones inhiben cualquier actividad o experiencia sexual previa al compromiso afectivo. Actualmente, la transformación hacia una relación más equitativa entre hombres y mujeres, también se estaría iniciando en el plano sexual. Lo anterior comienza a ilustrarse a través de los estudios realizados en población de jóvenes de ambos sexos, donde es posible de apreciar en forma más
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[ Concepto de género ]
evidente “cómo las instituciones y los relatos e ideologías tradicionales carecen de potencia para interpretar la experiencia de sexualidad de los jóvenes”8. Las formas tradicionales de la pareja (pololeo) no alcanzan a cubrir una sexualidad que se da en forma ocasional; del mismo modo, los esquemas del romanticismo (en mujeres) y el machismo (en hombres) que otorgaban forma a la sexualidad, están sujetos a cuestionamiento permanente por parte de los jóvenes. Sin embargo, incluso en esta población, el discurso antiguo aún no es reemplazado; los patrones emergentes no logran ser un referente social que derrumbe los mandatos tradicionales. Los valores de los padres ya no son útiles y/o aplicables a la realidad juvenil actual, pero no han surgido otros que los reemplacen plenamente. Por tanto, los jóvenes tienden a vivir en una permanente ambivalencia entre lo emergente y lo establecido. Esta transición cultural parece operar en el terreno sexual en la tensión amor/ placer. Esta oposición aparece como paradigma del sentido del cambio cultural en sexualidad, que se movería a erotizar la sexualidad femenina y emocionalizar la masculina. Ello debiera traducirse en una integración de ambos aspectos (el placer erótico y la emoción), tanto para el rol femenino como para el masculino, dejando de lado la polarización que se observa en los patrones establecidos o más tradicionales (el placer erótico como propio de lo masculino y la emocionalidad para lo femenino). En síntesis, la sexualidad y el género se entrelazan y llevan la desigualdad a diversos ámbitos, incluso hasta los rincones más íntimos y privados de la vida cotidiana. Elementos y nociones de la cotidianeidad importantes a considerar al momento de abordar áreas vinculadas a las experiencias y vivencias sexuales.
8. Canales, M. CORSAPS.1994.
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4. Enfoque de género en sexualidad La sexualidad y el género son dos construcciones sociales íntimamente relacionadas, que en muchas ocasiones tienden a confundirse a causa de su parentesco tan cercano. Ambas, sexualidad y género, tienen un mismo origen: el cuerpo sexuado de los seres humanos. Es a partir de éste que la sociedad proyecta construcciones sociales que le son características a cada una. Sin embargo, sexualidad y género, cada una tiene su campo y dinámica propia. El género es un término cultural que alude a la clasificación social donde se agrupan todos los aspectos psicológicos, sociales y culturales de la feminidad/ masculinidad. La sexualidad se refiere a la forma en que la cultura marca las pautas para vivir los deseos y placeres eróticos, según las diferencias biológicas entre varón y hembra: las visibles, de los órganos genitales y las relativas a la procreación. El campo de la sexualidad se relaciona con la forma que cada cultura tiene para normar la vivencia de los deseos y placeres eróticos y el género, la manera de vivir como hombre o mujer. La influencia que ejercen la una en la otra es fundamental: el deseo y placer erótico cambian dependiendo de si se vive como hombre o como mujer. Las sociedades humanas elaboran sistemas más o menos complejos para definir los caminos a través de los cuales se buscará satisfacer los deseos, cuáles serán los objetos en los que se encontrará satisfacción e, incluso impregnarán las concepciones personales de placer sexual. Ni la vivencia de la sexualidad ni la perspectiva de género son las mismas siempre; esto quiere decir que las prácticas que la sociedad construye son históricamente determinadas, es decir, que cambian a través del tiempo, del espacio o de la cultura. El ser hombre o mujer en Chile, México o Venezuela hoy es diferente a serlo en la edad media, en Japón o en la época prehistórica. Otra instancia donde la sexualidad y el género se entrecruzan es en las políticas sobre sexualidad, que se desarrollan y aplican de manera diferencial y jerárquica de acuerdo a cada género. Existen sociedades patriarcales que controlan la sexualidad femenina o que permiten dos morales sexuales, una para cada género. Así, en muchas sociedades latinoamericanas se impulsa a los hombres a iniciarse sexualmente en forma temprana y a tener gran número de parejas
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[ Concepto de género ]
sexuales que aseguren experticia; mientras que a las mujeres se les pide, si bien ya no la virginidad, sí una cuota de perspicacia para resguardar su experiencia sexual. Tanto la sexualidad como el género son estructuras susceptibles de transformación. A pesar de estar reglamentadas por los diferentes Estados y las sociedades en todas las épocas y en todo el mundo, los seres humanos han promovido y luchado para lograr cambios en las conductas y en las políticas. El enfoque de género en sexualidad implica el reconocimiento de las diferencias en los roles y necesidades, tanto de mujeres como de hombres9. Implica la diferencial apreciación que tienen ambos géneros respecto de actitudes, conductas, identidades sexuales, lo permitido y lo prohibido, lo valorado y lo negado en la búsqueda del placer sexual, según cada sexo. Mirar desde esta perspectiva debiese mostrar las inequidades que resultan desde estas diferencias, lo que permite una mirada orientada a superar aquellas que, innecesaria e injustamente, perjudican a uno u otro de los sexos. Es en la sexualidad donde los géneros, que han aprendido a diferenciarse, enfrentan y confrontan los aspectos más íntimos de sus identidades. Son las mismas definiciones genéricas las que participan en establecer los límites de lo posible para cada individuo y, consecuentemente, para una pareja.
4.1. La desigualdad de género: un antecedente para la violencia. En muchas partes del mundo, y también en Chile, y quizás derivado de los cambios culturales, se ha visibilizado la violencia ejercida contra las mujeres, la que se potencia en la creencia que un género -en este caso el masculino-, tiene privilegios por sobre el otro -el femenino-. En todas las sociedades existen instituciones, creencias y prácticas culturales que tienden a mantener o reforzar las desigualdades entre los géneros, menoscabando la autonomía de la mujer y agravando su vulnerabilidad. Los contextos socioculturales comparten ciertas ideas sobre las características, capacidades y comportamientos adecuados o típicos para las mujeres y para los hombres, las que son transmitidas por las familias, las escuelas, las leyes, 9. Cartagena, S. ¿Qué hay detrás la dificultad para aceptar que somos seres tan distintos?, Trabajo final del Diplomado en Género y Desarrollo con especialización en Salud, CIEG, Universidad de Chile, 2006.
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las religiones, y los medios de comunicación, entre otros. Tal como se vio previamente, los hombres suelen aprender que se considera masculino ser fuerte y dominante, no demostrar emociones y ejercer autoridad, especialmente sobre las mujeres y los niños. Por otra parte, ellas suelen aprender que la mujer es vista como un ser más emocional, a quien corresponden los roles de crianza y cuidado de los otros.
4.2. La violencia de género Desde los planteamientos de Naciones Unidas, diversos estudios realizados sobre violencia permiten afirmar que toda agresión perpetrada contra una mujer tiene alguna característica que posibilita identificarla como violencia de género. Esto significa que está directamente vinculada a la desigual distribución del poder y a las relaciones asimétricas que se establecen entre varones y mujeres en nuestra sociedad, que perpetúan la desvalorización de lo femenino y su subordinación a lo masculino. Lo que diferencia a este tipo de violencia de otras formas de agresión y coerción es que el factor de riesgo o de vulnerabilidad es el solo hecho de ser mujer10. La violencia de género se refiere a “todo acto que se ejerce contra la mujer por el simple hecho de serlo y que tiene como resultado posible o real un daño físico, sexual, psicológico o emocional, incluidas las amenazas, la coerción o la privación arbitraria de la libertad, y todo ello con independencia de que se produzca en el ámbito público o privado”11. Este tipo de violencia puede adoptar diversas formas, lo que permite clasificar el delito de acuerdo con la relación en que éste se enmarca y el ejercicio de poder que supone, en las siguientes categorías: violación sexual, asedio sexual en el trabajo y en las instituciones de educación, violencia sexual contra mujeres detenidas o presas, actos de violencia contra las mujeres desarraigadas, tráfico de mujeres, violencia doméstica, etc. Estudios de diversas partes del mundo revelan que la violencia contra la mujer es más común en lugares donde los papeles basados en el género están rígidamente definidos e impuestos y donde el concepto de masculinidad o patriarcado está ligado a la dureza, el honor masculino o la autoridad. Así por ejemplo, 10. Rico, Nieves. Violencia de género: Un problema de derechos humanos, Series CEPAL, Mujer y desarrollo, 1996. 11. Asamblea General de Naciones Unidas, 1993.
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[ Concepto de género ]
para autoras españolas, “la violencia doméstica es estructural e institucional. Este tipo de violencia no es el resultado de casos inexplicables de conducta desviada o patológica. Por el contrario, es una práctica aprendida, consciente y orientada, producto de una organización social estructurada sobre la base de la desigualdad entre hombres y mujeres. La violencia contra la mujer es, también, instrumental. La violencia de género no es un fin en sí misma sino un instrumento de dominación y control social. El poder de los hombres y la subordinación de las mujeres, que es un rasgo básico del patriarcado, requiere algún mecanismo de sometimiento. En este sentido, la violencia contra las mujeres es el modo de afianzar ese dominio” 12. Otras normas culturales relacionadas con la violencia hacia la mujer, son la tolerancia del castigo físico hacia ellas y los niños, la aceptación de la violencia como medio de resolver las disputas personales y la percepción de que las mujeres son propiedad de los hombres. Respecto de otras variables que estudian aspectos específicos de las conductas individuales, las investigaciones reportan, por ejemplo, que entre estudiantes mexicanos jóvenes, los principales factores de riesgo para incurrir en conductas antisociales o violentas son el hecho de ser hombre, consumir alcohol y utilizar otro tipo de drogas. Un número creciente de estudios documentan las maneras en que la violencia por parte del compañero íntimo y la coerción sexual menoscaban la autonomía sexual y reproductiva de la mujer y ponen en peligro su salud. Algunas investigaciones señalan que alrededor de un 40% de las mujeres que han sufrido una violación sufren de anorgasmia prolongada posterior al evento, vaginismo, dispareunia, dolores pélvicos recurrentes, entre otros. En el capítulo V se analizará el caso específico de la violencia sexual.
12. http://www.scielosp.org/pdf/gs/v18s2/revision1.pdf
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En resumen: El concepto de género alude a las diferenciaciones que culturalmente se hacen en distintos ámbitos de la vida de hombres y mujeres. Estas diferencias crean desigualdades que afectan la vida cotidiana de los seres humanos y que también se reflejan en el ámbito de la vivencia sexual. En este sentido, hoy asistimos a un cambio cultural que propicia roles de género más flexibles, que permite que mujeres y hombres puedan escapar de una categorización establecida y más rígida. En la medida que se adopte la perspectiva de género en el análisis sobre los roles que impone la sociedad, será más fácil evidenciar esas diferencias y propiciar mayor igualdad y autonomía respecto de lo esquemas tradicionales y mayor enfoque en las necesidades personales.
Ideas fuerza •
El concepto de género se refiere a la gama de roles, relaciones, características de la personalidad, actitudes, comportamientos, valores, poder relativo e influencia, socialmente construidos, que la sociedad asigna a ambos sexos de manera diferenciada.
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El género es, ante todo, un concepto sociocultural y, por tanto, sujeto a transformaciones provenientes de los cambios acontecidos en un contexto social más amplio.
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La sexualidad y el género se entrelazan y llevan la desigualdad a diversos ámbitos, incluso hasta los rincones más íntimos y privados de la vida cotidiana.
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La perspectiva de género debiese mostrar las inequidades que resultan desde estas diferencias, lo que permite una mirada orientada a superar aquellas que, innecesaria e injustamente, perjudican a uno u otro de los sexos.
Para reflexionar: Le invitamos a mirar su entorno social y personal para contestar las siguientes preguntas 1. Elija dos avisos publicitarios que promocionen, por ejemplo, productos de limpieza para el hogar y de limpieza para el auto y analice el rol de género femenino y masculino que en ellos se muestra. 2. Desde la perspectiva de género, analice críticamente las potencialidades y/u obstáculos que usted mismo ha encontrado en el ejercicio de su sexualidad, entendida ésta en un sentido amplio.
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[ Salud sexual y derechos sexuales y reproductivos ]
[Capítulo 3]
Salud sexual y derechos sexuales y reproductivos
Actualmente es posible incorporar los derechos sexuales y reproductivos como directrices importantes del quehacer en salud sexual, gracias a hitos específicos que han puesto la sexualidad como piedra angular del desarrollo integral de las personas. El concepto de derechos sexuales y reproductivos se sustenta en la conceptualización de los derechos humanos universales. De una forma simple podemos definir a los Derechos Humanos como libertades individuales mínimas, reconocidas internacionalmente y agrupadas en la “Declaración Universal de los Derechos Humanos” proclamada por la Organización de Naciones Unidas y suscrita por nuestro país. Entre estos derechos figuran: •
Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad personal.
•
Nadie será sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes.
• Todos son iguales ante la ley y tienen derecho a igual protección de ésta, sin distinción de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica o cualquier otra condición. Todos tienen derecho a igual protección contra toda discriminación que infrinja esta Declaración y contra toda provocación a tal discriminación. • Los hombres y las mujeres, a partir de la edad núbil, tienen derecho, sin restricción alguna por motivos de raza, nacionalidad o religión, a casarse y fundar una familia; y disfrutarán de iguales derechos en el matrimonio, durante el matrimonio y en caso de disolución del mismo.
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• Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión; este derecho incluye la libertad de cambiar de religión o de creencia, así como la libertad de manifestar su religión o su creencia, individual y colectivamente, tanto en público como en privado, por la enseñanza, la práctica, el culto y la observancia. • Toda persona, como miembro de la sociedad, tiene derecho a la seguridad social y a obtener, mediante el esfuerzo nacional y la cooperación internacional, habida cuenta de la organización y los recursos de cada Estado, la satisfacción de los derechos económicos, sociales y culturales, indispensables a su dignidad y al libre desarrollo de su personalidad. • La educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana y el fortalecimiento del respeto a los derechos humanos y a las libertades fundamentales; favorecerá la comprensión, la tolerancia y la amistad entre todas las naciones y todos los grupos étnicos o religiosos; y promoverá el desarrollo de las actividades de las Naciones Unidas para el mantenimiento de la paz. La declaración de Derechos Humanos posibilitó a los distintos actores mundiales centrar su atención en áreas más particulares del comportamiento humano que necesitaban de resguardo y visualización por parte de los gobiernos. En este contexto se desarrollan lineamientos para asegurar un crecimiento más equitativo de los seres humanos, entre éstos y el reconocimiento de la necesidad de establecer principios mínimos rectores relacionados con el comportamiento sexual y reproductivo de las personas. La necesidad de establecer derechos básicos generalmente se encuentra asociada a eventos socio políticos que los preceden. Así, los derechos reproductivos13 son conceptos nacidos en la década de los ’60, producto del cambio de visión en el ámbito de las políticas mundiales sobre población. Después de la segunda guerra mundial el gobierno de los Estados Unidos de Norteamérica promueve la investigación y desarrolla programas en esta área, poniendo énfasis en el problema del control de la natalidad en los países subdesarrollados. La estrategia de disminuir la natalidad se centra en el control de la fertilidad de las mujeres, las que pasan a ser el objeto de los programas implementados. 13. Valdés, T. y Faúndez, M.: “Diagnóstico de Salud Reproductiva en Chile”, Fondo de Población de la Naciones Unidas y Foro Abierto de Salud y Derechos Reproductivos, publicación gracias al aporte de la Fundación Ford, 1997.
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[ Salud sexual y derechos sexuales y reproductivos ]
En respuesta a esta postura, surge una mirada que destaca la necesidad de preocuparse por el bienestar de las personas y no sólo de nacimientos y muertes; por la discriminación que se ejerce contra la mujer; y una visión más compleja de las decisiones reproductivas, que considera la participación de los hombres y los múltiples factores culturales y sociales implicados. Esta nueva mirada rompió con la lógica tradicional del alto crecimiento poblacional y permitió hacer énfasis en la salud y derechos reproductivos de las personas. De esta forma, y en respuesta a los avances de los Programas de Planificación Familiar de la época, se incorpora, en el marco de los derechos humanos, el tema de los derechos reproductivos en la Conferencia de Teherán (1968). Allí se postula la existencia de “el derecho básico de las parejas e individuos para decidir libre y responsablemente sobre el número y espaciamiento de sus hijos y para tener información, educación y medios para hacerlo”. Este fue el inicio del establecimiento de derechos básicos en el ámbito reproductivo. En 1969 se crea el Fondo de Población de la Naciones Unidas (FNUAP), con lo cual se inicia un proceso ininterrumpido de conferencias internacionales y la temática de los derechos reproductivos se incorpora al debate permanente de organizaciones multinacionales. En 1979 se lleva a cabo la Asamblea General de Naciones Unidas en la que se aprueba el documento “Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer”. En él se reconoce el derecho a la igualdad de hombres y mujeres en las decisiones reproductivas y la responsabilidad compartida que implican los hijos. Seis años después, en la Conferencia Mundial de Población, realizada en México, se formulan algunas precisiones respecto de la responsabilidad, definiéndola como el hecho de que individuos y parejas ejerzan sus derechos reproductivos, considerando su propia situación y en conocimiento de las implicancias que tienen sus decisiones para el desarrollo equilibrado de sus hijos, de la comunidad y de la sociedad en la que viven. En la década de los ’90 se abre un ciclo de conferencias gubernamentales mundiales organizadas por las Naciones Unidas que deriva en un programa de acción para lograr el anhelado desarrollo sostenible y socialmente equitativo para el próximo siglo. Estas conferencias culminaron en un programa progresivo y ambicioso para lograr la igualdad social, la justicia, el desarrollo y la paz; del mismo modo, lograron avances sustantivos en el plano de los derechos de la mujer y los derechos reproductivos.
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En 1994, el Programa de Acción de la Conferencia Internacional de Población y Desarrollo, efectuada en El Cairo, y la Plataforma de Acción de la Conferencia Internacional sobre la Mujer, llevada a cabo en Beijing en 1995, retoman el posicionamiento de estos derechos desde una perspectiva más integradora, reconociendo a los derechos sexuales y reproductivos como inalienables y parte integral e indivisible de los derechos humanos universales. Dentro del programa de acción de la Conferencia de El Cairo (1994), se pudieron consensuar algunos puntos referentes a la salud sexual y reproductiva: •
Se reconoce el papel central que tiene la sexualidad y las relaciones entre hombres y mujeres en lo relativo a la salud y los derechos de la mujer.
•
Afirma que los hombres deberían asumir responsabilidad por su propio comportamiento sexual, su fecundidad, la transmisión de ETS14 y el bienestar de sus compañeras y de los hijos que procrean.
•
Reconoce la noción de salud sexual y reproductiva y exhorta a proveer servicios e información de buena calidad para todos, incluidos los adolescentes.
•
Reconoce que el aborto en condiciones no adecuadas es un grave problema de salud pública y exhorta a los gobiernos a reducir su incidencia.
Un aspecto que quedó pendiente en Beijing (1995) fue el reconocimiento de la existencia de distintas orientaciones sexuales y el derecho de estas personas a expresar su sexualidad sin sufrir discriminaciones. En otros temas se adoptaron importantes acuerdos. En el documento final, en el párrafo 96 referente a Salud y Derechos Reproductivos, señala: “la salud sexual, cuyo objetivo es el desarrollo de la vida y de las relaciones personales, y no meramente el asesoramiento y la atención en materia de reproducción y de enfermedades de transmisión sexual”15. Agrega que, dentro de los derechos reproductivos está el reconocimiento del “...derecho a alcanzar el nivel más elevado de salud sexual”16 y aclara que “como parte de este compromiso, se debe prestar atención a la promoción de relaciones de respeto mutuo e igualdad entre hombres y mujeres, y particularmente a las necesidades de los adolescentes en materia de enseñanza y de servicios, con objeto que puedan asumir su sexualidad de modo positivo y responsable17”. 14. ETS: Enfermedades de transmisión sexual. Ese concepto posteriormente fue modificado por ITS, es decir, infecciones de transmisión sexual. 15. Comité editorial, “La última palabra: Plataforma de acción de Beijing”, Revista Mujer Salud, 3-4, 1995, pág. 69. 16. Ibid., pág. 70. 17. Ibid., pág.70.
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[ Salud sexual y derechos sexuales y reproductivos ]
Con el paso del tiempo se van percibiendo cambios en el modo de visualizar los derechos en materia sexual. A medida que las discusiones desarrolladas en las distintas conferencias prosperan, incluyendo la opinión de diversos grupos de todas las naciones, se logra una visión preocupada en las personas, en sus derechos y libertades individuales, más que en fundamentos políticos, religiosos o económicos. Se avanza desde una visión restrictiva hacia una que incluye la posibilidad de convivencia de las distintas formas de vivir, menos discriminadora y más comprensiva. Sin embargo, está pendiente gestar cambios más allá de aquellos referidos específicamente a las mujeres. Aun no se cuenta con estrategias específicas para abordar la salud sexual de los hombres o de aquellos grupos que no están en edad reproductiva (niños y adultos mayores), como asimismo de los que tienen distinta orientación sexual. Para éstos no han existido consensos mundiales que incluyan sus necesidades, que les consideren en su derecho al ejercicio de una sexualidad plena. Más allá de ello, las discusiones han continuado incluyendo el tema de la salud sexual dentro del marco de los derechos reproductivos.
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1. Concepto de salud sexual y sus alcances De acuerdo a lo señalado hasta ahora, queda de manifiesto que la salud sexual, si bien se vincula con la salud reproductiva, es distinta de ella, por lo que, desde su distinción, requiere de un análisis propio, más allá de lo concerniente al proceso reproductivo. La salud reproductiva ha sido definida como...“un estado general de bienestar físico, mental y social y no de mera ausencia de enfermedades o dolencias, en todos los aspectos relacionados con el sistema reproductivo, sus funciones y procesos”18. Definición de la cual podríamos desprender que la salud sexual es también un estado general de bienestar, más allá de la ausencia de enfermedad de los órganos, funciones o procesos vinculados a la respuesta sexual, derivado del logro de una vivencia sexual grata y placentera. La salud sexual no sólo se limita a las edades reproductivas, como tampoco a la función sexual, y se convierte así en un aspecto de la salud integral que posee necesidades propias en cada etapa vital, conforme al género y al contexto sociocultural en que se inserta el individuo. Diferentes autores y entidades han elaborado declaraciones de derechos sexuales, los que resumen sus principales áreas temáticas. A modo de ejemplo, presentamos la Declaración de Valencia, elaborada por un nutrido grupo internacional de especialistas en sexualidad19.
18. World Health Organization (WHO/OMS) (1994) Programme of Action of the International Conference on Population and Development. New York, United Nations. 19. Declaración del 13º Congreso Mundial de Sexología, 1997, Valencia, España. Revisada y probada por la Asamblea General de la Asociación Mundial de Sexología, WAS, el 26 de Agosto de 1999, en el Congreso Mundial de Sexología, Hong Kong, República Popular China.
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[ Salud sexual y derechos sexuales y reproductivos ]
DECLARACIÓN DE VALENCIA DE LOS DERECHOS SEXUALES VALENCIA, ESPAÑA, 29 DE JUNIO DE 1997
Las personas participantes en el XIII Congreso Mundial de Sexología, Sexualidad y Derechos Humanos declaramos que: La sexualidad humana es dinámica y cambiante, se construye continuamente por la mutua interacción del individuo y las estructuras sociales, está presente en todas las épocas de la vida, como fuerza integradora de la identidad y contribuye a fortalecer y/o producir vínculos interpersonales. El placer sexual, incluyendo el autoerotismo, es fuente de bienestar físico, psíquico, intelectual y espiritual. Es parte de una sexualidad libre de conflictos y angustia, promotora del desarrollo personal y social. Por lo tanto, proponemos que la sociedad cree las condiciones dignas donde se puedan satisfacer las necesidades para el desarrollo integral de la persona y el respeto a los siguientes derechos sexuales inalienables, inviolables e insustituibles de nuestra condición humana: Derecho a la libertad. Excluye todas las formas de coerción, explotación y abusos sexuales en cualquier momento de la vida y en toda condición. Derecho a la autonomía, integridad y seguridad corporal. Este derecho abarca el control y disfrute del propio cuerpo, libre de torturas, mutilaciones y violencias de toda índole. Derecho a la igualdad sexual. Se refiere a estar libre de todas las formas de discriminación. Implica respeto a la multiplicidad y diversidad de las formas de expresión de la sexualidad humana, sea cual fuere el sexo, género, edad, etnia, clase social, religión y orientación sexual a la que se pertenece. Derecho a la salud sexual. Incluyendo la disponibilidad de recursos suficientes para el desarrollo de la investigación y conocimientos necesarios para su promoción. El SIDA y las ETS requieren de más recursos para su diagnóstico, investigación y tratamiento. Derecho a la información amplia, objetiva y verídica sobre la sexualidad humana que permita tomar decisiones respecto a la propia vida sexual. Derecho a una educación sexual integral desde el nacimiento y a lo largo de toda la vida. En este proceso deben intervenir todas las instituciones sociales.
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Derecho a la libre asociación. Significa la posibilidad de contraer o no matrimonio, de disolver dicha unión y de establecer otras formas de convivencia sexual. Derecho a la decisión reproductiva libre y responsable. Tener o no hijos, el espaciamiento de los nacimientos y el acceso a las formas de regular la fecundidad. El niño tiene derecho a ser deseado y querido. Derecho a la vida privada. Implica la capacidad de tomar decisiones autónomas respecto a la propia vida sexual dentro de un contexto de ética personal y social. El ejercicio consciente, racional y satisfactorio de la sexualidad es inviolable e insustituible. La sexualidad humana constituye el origen de vínculos más profundos entre los seres humanos y de su realización efectiva depende el bienestar de las personas, las parejas, la familia y la sociedad. Es por lo tanto su patrimonio más importante, y su respeto debe ser promovido por todos los medios posibles.
La salud sexual es un derecho humano básico y fundamental. Hoy en día se han alcanzado algunos consensos, no libres de dificultades, que han permitido a la OMS proponer una definición de la salud sexual como: “Un estado de bienestar físico, emocional, mental y social relacionado con la sexualidad; no es meramente la ausencia de enfermedad, disfunción o debilidad. La salud sexual requiere un acercamiento positivo y respetuoso hacia la sexualidad y las relaciones sexuales, así como la posibilidad de obtener placer y experiencias sexuales seguras, libres de coerción, discriminación y violencia. Para que la salud sexual se logre y se mantenga, los derechos sexuales de todas las personas deben ser respetados, protegidos y cumplidos”.
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2. Respeto a la diversidad sexual: Un desafío pendiente Si definir la salud sexual ha acarreado más de un problema, el reconocimiento de una diversidad sexual no tiene aún luces de alcanzar unanimidad. Tradicionalmente en sexualidad, aquello diferente ha sido definido como anormal. La anormalidad sexual es una calificación o etiqueta que obedece más a normativas morales que a criterios de salud y adaptación social. La vivencia de la sexualidad es un aspecto que puede variar cultural y socialmente. No existe una pauta que determine qué práctica, repertorio sexual o frecuencia debiera tener lugar en un determinado encuentro sexual. En sexología20 -21, el criterio de normalidad tiene como parámetro la no trasgresión de la autodeterminación (“lo que yo quiero hacer”) y el consenso entre aquellos que comparten la práctica sexual (no presionar a otros a hacer lo que quiero que hagan o lo que no quieren hacer). En virtud de ello, lo importante en sexualidad no sería que las personas sean o se comporten igual, sino que estén sanas y plenas en el ejercicio de su sexualidad. Así, hay muchas personas técnicamente sanas, cuyas conductas o deseos sexuales pueden diferir de los de la mayoría. Dentro del tema de la diversidad sexual, aceptar una variedad de orientaciones sexuales ha sido una de las aristas discutidas, tanto en términos de criterios de salud como en lo que se refiere a la aceptación pública de los comportamientos asociados a éstas.
2.1. Orientación sexual La orientación sexual es una parte constitutiva de los seres humanos que alude a la disposición afectiva, erótica y psicológica, hacia donde una persona dirige sus deseos sexuales. Los términos derivados de esta conceptualización son los siguientes: 20. Asociación Mundial para la Salud Sexual (WAS), “Declaración de Montreal: Salud Sexual para el Milenio”. XVII Congreso Mundial de Sexología, julio, 2005. 21. Ortega, R., “Historicidad de la disciplina sexológica y concepto de sexualidad humana”. Documento de estudio Ikastola, 2005.
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Orientación heterosexual: individuos cuyo objeto de deseo sexual y afectivo es una persona del sexo opuesto (hombre-mujer, mujer-hombre).
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Orientación homosexual: persona cuyo objeto de deseo sexual y afectivo es del mismo sexo (hombre-hombre, mujer-mujer).
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Orientación bisexual: personas cuyo objeto de deseo sexual y afectivo puede ser de su mismo sexo o del sexo opuesto (hombre-mujer u hombre, mujer-mujer u hombre).
La orientación sexual no es necesariamente estática, ya que puede transformarse o cambiar a través de procesos internos o de aprendizaje social. Es importante señalar que la definición de cada uno de estos tipos de orientación deja de lado la expresión del comportamiento supuestamente asociado y se centra en la dirección del deseo. Orientación sexual no es sinónimo de comportamiento sexual. Personas que se identifican con una orientación sexual dada (homosexual, heterosexual o bisexual), pueden, en la práctica, no haber tenido conductas sexuales asociadas a dicha orientación. Así por ejemplo, hay quienes se reconocen a sí mismos como heterosexuales o bien como homosexuales sin haber tenido nunca una práctica sexual con nadie; asimismo, hay personas que habiendo tenido prácticas con individuos de su mismo sexo, se declaran heterosexuales. Por lo tanto, la orientación sexual de un individuo tiene más relación con la valoración subjetiva que él o ella realiza respecto de la dirección de su deseo, que por su comportamiento sexual específico. Hoy, estos comportamientos no son rígidos, existiendo diversas formas de vivir la heterosexualidad, la homosexualidad y la bisexualidad.
2.1.1. Heterosexualidad Es la orientación sexual más recurrente y socialmente aceptada por la mayoría de las culturas; se considera socialmente esperable que hombres y mujeres tengan una orientación heterosexual. Cuando ello no sucede (homosexualidad o bisexualidad), se piensa comúnmente en la existencia de una desviación. Si bien la heterosexualidad (relación hombre-mujer / mujer-hombre) parece ser estadísticamente más frecuente, su ausencia no representa enfermedad.
2.1.2. Bisexualidad En términos teóricos, significa similar interés sexual en compañeros hombres o mujeres. Esta situación es considerada algunas veces como bisexualidad
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verdadera, dado que el género del compañero no es un aspecto particularmente sobresaliente en la elección de pareja. A diferencia de lo anterior -donde la elección de pareja se hace independiente del sexo biológico- existen algunos comportamientos bisexuales que se realizan producto de otras condicionantes que no tienen relación con la bisexualidad por sí misma. Por ejemplo, en algunas sociedades donde el comportamiento homosexual se castiga legal o socialmente, las personas pueden involucrarse en comportamientos bisexuales para: esconder sus actividades homosexuales; utilizar la actividad heterosexual como un punto de referencia seguro desde el cual pueden explorar la actividad homosexual, y adoptar un comportamiento bisexual como una etapa en el proceso de asumir su homosexualidad (“coming out”22). Sin embargo, estas situaciones develan un tipo de comportamiento y no la autodefinición del deseo, por lo que no se puede hablar de una orientación bisexual del deseo propiamente tal. Es posible que se den actividades entre personas del mismo sexo en sujetos con historia heterosexual (hombres que tienen sexo con hombres), como puede ocurrir por falta de alternativas, en instituciones segregadas por sexo (internados, cárceles y otros) o por razones financieras, como ocurre en algunos casos de personas que ejercen el comercio sexual, donde hombres que se reconocen con orientación heterosexual, prestan sus servicios a otros hombres, a cambio de dinero. De la misma manera, alguien con orientación homosexual puede tener relaciones sexuales eventuales con personas del sexo opuesto, sin que esto corresponda necesariamente a una autodefinición. La experimentación adolescente con personas de uno y otro sexo puede ser catalogada apresuradamente como bisexualidad. Sin embargo, en la juventud la sexualidad es mucho más fluida que en etapas posteriores, vinculada justamente a procesos de aprendizaje a partir de experiencias concretas. Es importante pensar en este período como un tiempo en que las personas ensayan distintas formas de comportarse y que esas conductas no necesariamente se proyectarán en el futuro. A pesar de lo anterior, la bisexualidad es un término difícil de precisar. Por ello, algunos investigadores o terapeutas prefieren el término prácticas sexuales bisexuales, dado que muchos de aquellos que tienen contactos sexuales indistintamente con hombres o mujeres, no están dispuestos a identificarse o ser definidos como bisexuales. 22. “Coming out” se denomina al proceso por el cual algunas personas hacen más pública su orientación de tipo homosexual.
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2.1.3 Homosexualidad Existen evidencias respecto a que la orientación homosexual, de la misma manera que la heterosexual, ha estado presente durante toda la historia de la humanidad. Sin embargo, durante muchos años, se la entendió como una patología o desviación. Actualmente las investigaciones23 han concluido que la homosexualidad puede desarrollarse como resultado de influencias diversamente combinadas de tipo hereditario, de desarrollo prenatal, de experiencias infantiles y del medio cultural, así como ocurre con la heterosexual, pero que ninguna de estas influencias parece ser necesaria y suficiente. Además, concluyen que la homosexualidad es una condición que en sí misma sólo tiene efectos menores sobre el desarrollo de la personalidad y que son las actitudes de las demás personas hacia la homosexualidad las que pueden conducir a un deterioro que impida la integración efectiva en la sociedad. Hoy, la homosexualidad es considerada como una condición y no como una alteración psiquiátrica. En 1973, la Asociación Psiquiátrica Americana la retiró de su clasificación oficial de enfermedades mentales, aceptándola como una de las variantes normales en la conducta sexual humana. Asimismo, en 1983, la Organización Mundial de la Salud dejó de catalogarla como desorden mental. En este contexto, no hay que olvidar el impacto de los movimientos sociales por desmitificar el tema y avanzar en la reivindicación de los derechos ciudadanos para esta población. A pesar de estos y otros cambios, como la derogación de penas privativas de libertad al delito de sodomía en el año 1998, en nuestro país la homosexualidad sigue siendo un tema de difícil comprensión y aceptación. Si bien actualmente los casos o denuncias por discriminación basados en la orientación sexual o en la identidad de género han disminuido estadísticamente (15% entre los años 2005-2006), se ha producido un leve aumento de la discriminación al interior de las familias, así como una mayor violencia en los delitos cometidos por grupos homofóbicos24. Como podemos ver, los desafíos que representa la discriminación social son diversos e implican a todos los sectores de nuestra sociedad25. 23. http://www.apa.org/topics/orientacion.html 24. V Informe Anual DDHH Minorías Sexuales Chilenas: 2006, Movilh Chile. 25. Para mayor información: www.mums.cl; www.acciongay.cl.
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No hay que olvidar que la homosexualidad es un concepto general, que sólo indica la preferencia sexual hacia el mismo sexo; como tal, no da cuenta de la diversidad de conductas, comportamientos y sentimientos que pueden hacerse presentes en una persona. No existe una única forma de ser homosexual, así como tampoco de ser heterosexual. Se entiende mejor a los hombres y mujeres homosexuales al considerarlos como seres humanos completos y no únicamente en términos de su conducta sexual.
En resumen: El concepto de derechos sexuales y reproductivos se inscribe como eje angular del concepto de salud sexual. Ésta es más que ausencia de malestar o enfermedad ligada a la actividad sexual. Implica calidad subjetiva de la vivencia sexual, capacidad para obtener placer del ejercicio de la sexualidad y posibilidad de gozar de experiencias sexuales seguras, libres de coerción, discriminación y violencia. La diversidad sexual o la aceptación y respeto por la diferencia sexual, es un concepto que emerge como un derecho sexual, no siempre reconocido y tolerado en nuestra sociedad.
Ideas fuerza •
Los derechos sexuales y reproductivos son derechos inalienables y parte integral e indivisible de los derechos humanos universales.
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El concepto de salud sexual implica el derecho a vivir la sexualidad con un alto nivel de desarrollo, destacando el placer, libre de discriminaciones de todo tipo y respetando la diversidad.
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La orientación sexual es una parte constitutiva de los seres humanos que alude a la disposición afectiva, erótica y psicológica, hacia donde una persona dirige sus deseos sexuales.
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En sexualidad lo importante no es que las personas sean o se comporten igual, sino que estén sanas y plenas en el ejercicio de su sexualidad.
Para reflexionar: En su experiencia personal, ¿En qué situaciones percibe vulnerados sus derechos sexuales y reproductivos? ¿Qué utilidad tiene el saber que otro es homosexual? ¿Qué derechos sexuales pudieran ser vulnerados con el consumo de drogas?
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[Capítulo 4]
Desarrollo psicosexual
El desarrollo psicosexual es el proceso a través del cual se consolida un status sexual. Durante su transcurso, las personas aprenden un conjunto de comportamientos del ser hombre y ser mujer en una sociedad determinada y llegan a convertirse en adultos sexualmente maduros. Las personas nacen sólo con un sexo. Cómo ser un hombre o una mujer en una sociedad, se aprende. Durante el desarrollo psicosexual se conforma una identidad y se aprende cómo actuar según el sexo, es decir, se aprende un rol. En este proceso, además, se llevará a cabo un aprendizaje sexual. Los individuos aprenderán cómo activar los eventos fisiológicos ligados a la excitación, el placer y el orgasmo, así como los mecanismos para producir determinadas situaciones sexuales. Del mismo modo, en el marco otorgado por los permisos y prohibiciones de cada cultura en particular, se aprenderá el momento, con quién, el cómo y el dónde de la actividad sexual, es decir, las normas imperantes en dicha cultura. Estudios derivados de las ciencias sociales junto a los avances de la ciencia médica, han permitido establecer que tanto los componentes biológicos y fisiológicos como los sociales y culturales participan activamente en un camino individual y particular hacia la madurez sexual, que se inicia desde antes del nacimiento y se desarrolla a lo largo de toda la vida. Así, entenderemos por desarrollo psicosexual “aquel proceso mediante el cual se desarrolla la identidad de género, el rol genérico y la orientación sexual. Involucra también el aprendizaje de prácticas sexuales, de reproducción y la forma en que se norma el afecto y el erotismo en cada sociedad o grupo cultural”26. 26. Money, J. y Erhardt, A., 1972.
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[ Desarrollo psicosexual]
En el camino para lograr la adultez sexual, niños, niñas y jóvenes deberán encontrar respuesta a una serie de interrogantes y tareas, cuyo resultado hará más o menos posible el logro de una vivencia sexual adulta satisfactoria, responsable e integrada. Esto no quiere decir que una vez superada la adolescencia, el desarrollo psicosexual haya finalizado. Durante las etapas posteriores hombres y mujeres enriquecerán, en el mejor de los casos, sus prácticas sexuales, o podrán modificarlas de acuerdo a las exigencias contempladas para cada etapa futura.
1. Determinación y diferenciación sexual antes del nacimiento La determinación y diferenciación sexual son procesos complejos que se dan a lo largo de la vida de los individuos y que tienen su origen en la vida prenatal. Si bien, como se señaló en capítulos anteriores, la sexualidad y el género son construcciones sociales, también es necesario entender que éstos tienen como base un cuerpo sexuado, es decir, una biología. Por tanto, analizaremos brevemente los procesos de determinación y diferenciación del sexo. Este proceso comienza al momento de la unión de los gametos, óvulo y espermatozoide, iniciándose la formación de un nuevo ser. De esta unión existe la posibilidad de producir un individuo que tendrá 44 cromosomas somáticos y dos cromosomas X, que tendrá la potencialidad de ser mujer, o bien de generar un individuo con cromosomas sexuales XY que será potencialmente un varón. Esta unión se realiza al azar y, por lo tanto, existen las mismas posibilidades de que ocurra de uno u otro modo, lo que no está bajo el control de la pareja. Una vez que este primer nivel se ha definido, la presencia del cromosoma Y determinará si las gónadas primitivas e indiferenciadas se organizan en testículos o, en ausencia de un cromosoma Y, en ovarios. Aún en ausencia de ovario y, sin necesidad de ninguna sustancia, los conductos de Müller (paramesonéfrico), se desarrollarán en útero, trompas de Falopio y el tercio interno de la vagina. En cambio, el desarrollo del varón requiere de la presencia de la testosterona secretada por el testículo fetal que estimula el desarrollo de los conductos de Wolff en conductos deferentes, vesículas seminales y conductos eyaculadores. Además, se produce una sustancia que actúa inhibiendo las estructuras müllerianas.
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Los genitales externos se derivan de primordios que inicialmente son similares para ambos sexos. Bajo la acción de los andrógenos sintetizados por el testículo fetal, el tubérculo genital se desarrolla en el glande del pene, en tanto el pliegue urogenital formará el cuerpo del pene y la uretra. En ausencia de andrógenos o receptores, el tubérculo formará el clítoris y el pliegue y prominencias, la vulva y la vagina. También bajo la influencia de la testosterona o en su ausencia, se desarrollarán áreas en el hipotálamo que, posteriormente, regularán los patrones de secreción hormonal: no cíclicos en el varón y cíclicos en la mujer. Como puede observarse, el proceso de diferenciación es complejo y requiere de una serie de eventos que normalmente se entrelazan para producir un sujeto con cromosomas XX, es decir, con ovarios, genitales internos y externos femeninos; o bien cromosomas XY, con testículos, genitales internos y externos masculinos. Sin embargo, en ocasiones se producen alteraciones en este proceso de diferenciación, que son muy poco frecuentes. Prácticamente, es la apariencia de los genitales externos la que determina el sexo que se asigna al individuo. De allí en adelante la diferenciación es proporcionalmente más un papel de la cultura que de la biología.
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[ Desarrollo psicosexual]
2. Tareas del desarrollo psicosexual en la infancia En este concepto alude a una serie de necesidades o interrogantes que requieren respuestas y aprendizajes determinados para avanzar en el proceso de desarrollo, de tal manera que un bebé pueda llegar a ser un sujeto sexual maduro. Estas necesidades del desarrollo poseen una secuencia, es decir, aparecen en un momento preciso que se conoce como período crítico. Existen diferentes períodos críticos a lo largo de la vida infantil y adolescente, donde lo biológico y lo social interactúan para el logro de determinados aprendizajes en el ámbito sexual. En otras palabras, lo biológico y lo social trabajan juntos en una etapa definida, o período crítico del desarrollo, para producir determinados resultados. No es posible asumir que un factor sea más importante que el otro. Tanto la influencia biológica prenatal, en términos de diferenciación sexual hormonal, como la influencia post-natal, traducida en procesos de asimilación sensorial, aprendizaje social y socialización diferencial, coinciden en una etapa definitoria en el proceso de madurez psicosexual. Revisaremos estos diferentes momentos en los cuales es necesario responder a las necesidades que van surgiendo en niñas y niños.
2.1. Identidad de género Una vez asignado el sexo, adquirir una identidad es el primer gran aprendizaje. Ésta se construirá a partir de cómo nos ven los otros y cómo nos vemos a nosotros mismos. Estos dos elementos actúan en conjunto para adquirir la identidad de género infantil. En el momento del nacimiento, y según la observación de los genitales externos, se definirá si el recién nacido pertenece al grupo de los hombres o al de las mujeres. Este evento define lo que comúnmente se denomina asignación de sexo y que mejor podría llamarse asignación genérica. A partir del nacimiento de un niño o niña, se desencadenarán una serie de reacciones sociales tendientes a diferenciar a hombres y mujeres en la sociedad. Algunos hechos cotidianos, como vestir a niñas y niños con un tipo de vestimenta y color, u otorgarles un nombre (diferenciado por sexo) e, incluso,
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acunarlos y jugar con ellas y ellos de forma diferente, son buenos ejemplos de estas reacciones sociales. Siendo aun muy pequeños (entre los 18 y 30 meses de edad), los niños comienzan a identificarse con uno u otro sexo. Más tarde, con la instalación de la constancia de objeto, alrededor de los 6 años, la niña, por ejemplo, es capaz de identificarse: “yo soy igual a mi mamá” y percibir el proceso contrario: “y distinta a mi papá”. Esto también lo harán los niños. Posteriormente, una vez que niños y niñas se saben pertenecientes a un sexo, la sociedad y la familia se encargarán de que sean reconocidos como hombres o mujeres.
2.2. Aprendizaje de un rol sexual o de género El aprendizaje del rol sexual o del cómo se actúa la identidad sexual, es una de las principales tareas de la infancia. A través de los juegos infantiles y la imitación a los adultos se inicia el aprendizaje y práctica de aquellas conductas que se espera de ellos, dependiendo de si son hombres o mujeres. En este sentido, es importante recordar que las características que definen lo que es masculino o femenino han cambiado con los años y también varían de persona a persona. Así, no es que existan juegos para niños y niñas diferenciados de manera natural o biológica. Estos suelen depender de los gustos y características personales de cada uno. Lo importante es que los niños perciban que lo que hacen está en relación a su sexo. Esto varía también de acuerdo a cuan tradicional o liberal sea la socialización familiar. Desde la primera infancia, niños y niñas comenzarán a aprender, de forma muy básica y simple, una normativa afectiva, es decir, los patrones, pautas o reglas que regularán la expresión de ciertos comportamientos afectivos y sexuales dentro de los cánones que la cultura y las situaciones sociales van delineando. Podrán aprender que abrazar o besar son formas de expresar afecto y es tarea de su desarrollo que logren discriminar el significado de las distintas maneras de acercamiento corporal. No será el mismo acercamiento con la mamá o el papá que con un desconocido, por ejemplo. Para los primeros es adecuado expresar el afecto con abrazos mientras para el segundo un saludo de manos podrá bastar. Será parte del aprendizaje de esta época reconocer el propio cuerpo, así como las primeras conductas de autocuidado (nadie tiene derecho a tocar mi cuerpo sin mi autorización).
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[ Desarrollo psicosexual]
Más adelante, niños y niñas empezarán a necesitar información sobre algunos aspectos de su sexualidad. Comienzan a evidenciar las diferencias anatómicas entre sexos y a relacionar sus genitales al nacimiento de los seres humanos; éstas son quizás las aproximaciones más básicas y primarias al comportamiento sexual, pero no por ello menos necesarias de aclarar a un niño. Una duda común tiene que ver con el origen de la vida, por lo que preguntarán de diferentes formas cómo vienen las personas a este mundo. A esta edad no requieren de grandes explicaciones. Sin embargo, es importante que los adultos sean capaces de hablar con la verdad y entregar una visión positiva de la sexualidad, que permita a los niños adquirir confianza para preguntar. Los niños y niñas se encuentran en la tarea de conocerse a sí mismos. Por esto, es común que sientan curiosidad por su propio cuerpo y el de los demás. Puede que se muestren desnudos, se toquen y comparen sus genitales, siendo juegos de aprendizaje, que no tienen nada que ver con un acto sexual. Por otra parte, cuando los niños exploran sus propios cuerpos pueden identificar diferentes sensaciones que produce éste al ser tocado, algunas de las cuales serán placenteras. Estos acercamientos pueden iniciar la exploración genital, que es un proceso natural que les permite tener sensaciones agradables, no existiendo aún una búsqueda intencionada de placer sexual. Sin embargo, durante esta etapa será parte de sus aprendizajes el lograr discriminar en qué lugares se realiza esta conducta y en cuáles no.
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3. Tareas del desarrollo psicosexual en la adolescencia La adolescencia se define como una etapa evolutiva específica del crecimiento y desarrollo del ser humano. Con frecuencia se destacan sus aspectos conflictivos. Sin embargo, las transformaciones y crisis que trae son preparatorias para importantes progresos hacia la juventud y la etapa adulta. En términos de desarrollo psicosexual los adolescentes, durante este período, tienen como tarea el reconocimiento consciente de sí mismos como sujetos sexuados, con un cuerpo generador de sensaciones antes desconocidas, un cuerpo al que deben reconocer y saber manejar conforme las situaciones sociales que se van presentando. Otra tarea propia de este período es el reconocimiento del contexto de la vivencia sexual, lo que origina el pudor y la necesidad de intimidad, que durante esta etapa se reflejará en la necesidad de separar amistades por sexo, conforme se adquieren las habilidades y reglas que guiarán los futuros encuentros eróticos.
3.1. El paso de un cuerpo de niño a un cuerpo sexualmente activo La pubertad representa el inicio biológico de la adolescencia, con cambios y manifestaciones físicas que informan respecto de las primeras necesidades e interrogantes que surgirán en esta etapa. La pubertad se manifiesta como resultado de una serie de mensajes provenientes del hipotálamo, dirigidos hacia la hipófisis, directora y coordinadora de todas las glándulas de secreción interna, a través de las hormonas. Podríamos decir que el hipotálamo es el reloj interno de cada individuo que activa toda una serie de funciones que se encontraban inhibidas. La hipófisis reacciona a la cantidad de hormonas sexuales circulando en el torrente sanguíneo y se inhibe o activa de acuerdo con ellas. Si hay pocas, se “activa” y envía órdenes de producir más; si hay suficientes, se “apaga”. Aunque existe una periodicidad o ciclo en la producción hormonal de ambos sexos, hay una diferencia importante entre el hipotálamo del hombre y el de la mujer; mientras que el ciclo masculino es básicamente circadiano, es decir, sufre variaciones de alrededor de 24 horas, el ciclo femenino es lunar; es decir, de aproximadamente 28 días.
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Los cambios hormonales son los responsables de la pubertad. Ésta tiene una secuencia específica y se inicia en las mujeres entre los 9 y los 15 años más o menos. En los varones, aparece aproximadamente dos años más tarde, es decir, entre los 11 y los 17 años. Durante la pubertad se observa una secuencia de cambios biológicos que ocurren en el organismo tanto del joven como de la joven, tales como: repentino y brusco crecimiento y aumento de peso corporal, crecimiento de los genitales externos e internos, cambios en la distribución de la grasa corporal, cambio de voz (en hombres), aparición de vello corporal, axilas y púbico, cambios en la piel y aparición de la menstruación en la mujer y la capacidad eyaculatoria en el varón. Quizás la característica central de este período, dado los cambios biológicos relatados, es la excesiva preocupación que los púberes de ambos sexos experimentan por su desarrollo corporal. Son muchos los cambios que observan en sí mismos, como el aumento en la sudoración con olor característico o pérdida de coordinación motriz, a causa del brusco y repentino crecimiento corporal. También es frecuente encontrar temores, muchas veces no expresados, sobre la aparente normalidad de su desarrollo. Entre las jóvenes existe preocupación por el desarrollo mamario; en los varones, por el tamaño de sus genitales. Es frecuente encontrarlos comparándose entre sí, con sentimientos de frustración y malestar en aquellos en que, por su codificación genética, el proceso es más lento. Dados los cambios corporales que están teniendo efecto y la sensación de inseguridad y asombro que les produce, hombres y mujeres tienden a mantenerse separados por sexo. Estrechan los vínculos con miembros del propio sexo, siendo posible la aparición de juegos erótico-placenteros entre ellos, no indicativos de futura definición de orientación sexual. Quizás una de las primeras señales de advenimiento de este período es la aparición del pudor. Por primera vez los púberes resguardarán su cuerpo desnudo, cerrando las puertas del baño y dormitorio, hasta ahora permanentemente abiertas. A partir de ese momento todo se vuelve distinto; aparece el pudor en una búsqueda de intimidad y refugio para el autoconocimiento, observando en el propio cuerpo los signos de la sexuación. El hecho de que algún adulto cometa la indiscreción de hacer referencia explícita y directa a ello, o abra sin previo aviso la puerta de su habitación, será vivenciado como una grave trasgresión a su privacidad.
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Es frecuente observar a los jóvenes púberes pasar largas horas ante el espejo contemplando su propia imagen como si ésta les fuera desconocida y es que de hecho en ese momento, contemplan a otra persona. Hacia el final de la etapa se manifiestan ciertas conductas de relación (tipificadas según los patrones sociales), aunque con marcada ambivalencia: coquetería en las niñas y exhibición de capacidades físicas en los niños. A partir de ese conocimiento del propio cuerpo puede aparecer la masturbación que, a partir del gesto inocente e infantil de antaño de autoexploración, hoy descubre el autoerotismo.
3.2. Comportamiento de un sujeto sexualmente activo Una vez estabilizado el proceso de maduración biológica y sobrepasada la incomodidad con el propio cuerpo, los adolescentes aprenderán que éste puede ser fuente de placer y de orgullo, por lo que es probable que no lo oculten, sino que lo exhiban. En esto contribuirá el que se les haya informado que la belleza corporal es variada y no responde sólo a un estándar. En el mejor de los casos la labilidad emocional de los años anteriores también desaparece dando lugar a una estructuración de la personalidad. Al adquirir confianza y práctica en el manejo de situaciones sociales, la autoestima se incrementa y se empiezan a reconocer las habilidades personales. Ahora los adolescentes, imbuidos en un nuevo cuerpo y una identidad distinta a la de la niñez, comienzan a transitar por el laberinto de la seducción, el erotismo y la atracción. Hombres y mujeres se saben distintos y con las diferencias surgen las primeras curiosidades: ¿si a mí me ocurre esto, qué le sucede al otro? Ambos se sabrán observados y seducidos. Es la entrada a un universo donde lo masculino y lo femenino se separan en un mundo compartido por hombres y mujeres de carne y hueso. Este encuentro los sitúa en la diversidad con la que sus pares asumen los roles prescritos, así como en el cuestionamiento necesario de aquellos. En este proceso, las mujeres jóvenes poseen mayor aceptación de un rol sexual femenino más flexible; ellas pueden adoptar roles que en el pasado eran catalogados como masculinos (búsqueda de éxito profesional, independencia económica, iniciativa amorosa, entre otros) e integrarlos como parte de su feminidad. Los jóvenes,
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[ Desarrollo psicosexual]
en cambio, tenderán a mantener una visión de masculinidad más tradicional relegando, en general, a quienes se desvíen de ese modelo. La homofobia masculina puede comenzar a mostrar sus efectos en esta etapa27. Grupos de jóvenes separados por sexo comienzan a hablar, elucubrar y ensayar conductas eróticas y de atracción. Aunque ya tienen interés en los individuos del otro sexo, poco a poco desarrollarán la confianza para interactuar con ellos. Es posible que muchas conversaciones en pequeños grupos se refieran a los del otro género, de modo que no es que les falte interés, sino que el temor de acercamiento es tan intenso que prefieren mantener una distancia razonable. Surge la pregunta característica del período adolescente para el desarrollo psicosexual: ¿Qué sucede si...? ¿Qué le pasa al otro cuando...? Uno de los temas es cómo producir respuesta sexual y afectiva en el otro; cómo despertar su interés y atracción. Lo que cada uno ha ido descubriendo a partir de las conductas autoeróticas (cambios genitales, sensaciones características de una respuesta sexual), se traslada a la curiosidad de saber si al otro le pasa lo mismo y cómo uno interviene en este proceso. El contacto con el grupo de iguales ayudará a superar en algo el temor y la angustia ante las sensaciones eróticas características de este período, las cuales comienzan a ser superadas por el reconocimiento de la capacidad de controlarlas. El grupo de amigos empieza a ser mixto; se vencen las resistencias y se inician los acercamientos. Con el aprendizaje de habilidades sociales como hablar con otras personas, bailar y saber cómo comportarse en determinadas situaciones, se adquiere confianza y seguridad personal para estos nuevos acercamientos. Continúa la búsqueda de modelos que copiar, pero ya existe la capacidad para discriminar cuáles rasgos o actitudes son válidas para ellos y cuáles son inoperantes. Estos modelos y estas reflexiones van cristalizando la propia escala de valores que, aunque participa de algunos elementos proporcionados por la familia, se ven matizados por sus relaciones con otras personas. Durante esta etapa los adolescentes se encuentran en la tarea de consolidar su identidad y su rol como hombres y mujeres, lo que implica ser capaces de construir relaciones sociales, afectivas e íntimas, que les posibiliten probar sus habilidades en el plano afectivo y erótico. 27. Ministerio de Salud- Chile/OPS, “Conversemos de salud sexual. Manual para el trabajo con equipos de salud de establecimientos de atención primaria”, Santiago de Chile. 2002. Corona, E. “Algunas aportaciones al desarrollo de la infancia. La educación de la sexualidad humana. Individuo y sexualidad”. CONAPO, México, 1982.
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3.3. Aprendizaje de la normativa erótico/afectiva Si bien los niños ya han conocido el amor en el seno familiar, es en la adolescencia cuando viven este sentimiento con personas ajenas a su círculo familiar cerrado. El antecedente del amor romántico y después erótico es el que se siente hacia uno o varios amigos. En la relación de amistad se aprende a apreciar las cualidades y a tolerar los defectos del otro. Quien no ha aprendido a amar a un amigo, difícilmente podrá amar a un compañero o cónyuge. Por tanto, durante este período los adolescentes necesitarán respuesta a diferentes interrogantes relacionadas con la sexualidad y los afectos, como cuándo es propicio iniciarse sexualmente, cómo se dan las relaciones sexuales, qué maneras existen para evitar tener hijos cuando no se desean, o cuáles son las formas de expresar amor, entre otros temas. Durante la adolescencia, los deseos sexuales se manifiestan con intensidad y, para descargar esa tensión erótica, es probable que acudan a la masturbación. Es común que se escuchen diversos mitos en torno a esta conducta (que produce debilidad, infertilidad, etc.), sin embargo, no hay evidencia científica que apoye estos temores. La masturbación es una conducta inofensiva desde el punto de vista médico y psicológico, tanto para hombres como para mujeres. Una de las tareas fundamentales de los adolescentes en términos de desarrollo psicosexual es el aprendizaje de las prácticas sexuales y la incorporación de la pauta copulativa. Los adolescentes están preocupados por todo aquello relacionado a la respuesta sexual y, en especial, en aprender cómo producir respuesta sexual en el otro. En esta etapa, los acercamientos eróticos comenzarán a informar sobre qué prácticas sexuales serán gratificantes y cuáles se incorporarán a las pautas de satisfacción erótica futura. Sin embargo, la experiencia estará condicionada por el sistema de valores sexuales personal, que se ha instalado a partir de los procesos de socialización particulares. Otra forma de aprendizaje durante esta etapa son los juegos grupales o de a dos; como los juegos de los adolescentes varones donde miden sus penes o competir por quién eyacula más lejos. Las mujeres pueden compararse desnudas, bailar apretado o darse besos en la boca. Esta conducta no se relaciona con una orientación homosexual, sino con una conducta transitoria de carácter exploratorio en un marco de conocimiento y confianza mutua.
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[ Desarrollo psicosexual]
Por otra parte, es importante aclarar que durante esta etapa algunos adolescentes - hombres y mujeres- pueden también comenzar a sentir afecto y deseo sexual por personas de su mismo sexo, lo cual puede ser el inicio de un proceso complejo de aceptación futura denominado coming out, y la incorporación a un grupo de referencia distinto: el homosexual. Hombres y mujeres jóvenes pueden vivir esta etapa con mucha confusión, particularmente en una sociedad que rechaza esta diversidad, por lo que podrán necesitar de mayor comprensión y apoyo. Producto de la idealización del amor, tan característica en este período, es muy frecuente que los jóvenes se enamoren apasionadamente de personas que saben son imposibles de alcanzar, como un artista de cine, un cantante o, inclusive, adultos que están cerca de ellos, pero con los cuales no existe la más remota posibilidad de reciprocidad, como es el caso de un maestro o el padre o madre de algún amigo. Este tipo de amor se explica porque existe la necesidad de establecer un vínculo amoroso con una persona real, que ya tiene rostro, pero simultáneamente está el temor de ser rechazado o de no poseer los atributos que lo hagan atractivo ante el ser amado. Así, esta relación platónica florece exclusivamente en el mundo de la fantasía. La fantasía es un elemento de suma importancia en la vida de todo ser humano, pero particularmente útil en la adolescencia. En la fantasía se pueden crear y recrear un sinnúmero de situaciones o encuentros románticos que pueden ser ensayados una y otra vez a gusto del ensoñador, sin que ocurra ninguna de las consecuencias que hubieran podido resultar de la situación real. La mente es un enorme pizarrón donde se pintan escenas que, si no gustan, son borradas sin dejar huella. La figura deseada es colocada en situaciones diversas de la vida cotidiana, pero también de cortejo y culminación sexual sin mayores consecuencias. Lo que cada uno ha ido descubriendo a partir de las conductas autoeróticas, es puesto al servicio de la fantasía donde también aparece la curiosidad de saber si al otro le pasa lo mismo y cómo uno interviene en este proceso. Comienza así una activa búsqueda de material gráfico y lectura erótica que otorguen insumos para responder a estas preguntas. Luego, el deseo y la fantasía sexual se intensifican haciendo posible que los jóvenes ensayen imaginariamente sus primeras aproximaciones a la vivencia sexual.
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En este juego se revela el tipo de estímulo que provoca la reacción erótica. En general, en las jóvenes ésta se desarrolla en forma más paulatina, puesto que la respuesta sexual en las mujeres se inicia más frecuentemente por estimulación táctil. La mujer suele descubrir más pausadamente su reacción y conducta erótica, basándose en la experiencia con sus parejas. Al varón, en cambio, suele presentársele de sorpresa y sin poder ejercer control sobre esto. El joven descubrirá en sus propios sueños sexuales y su inquietante imaginería sexual su reacción y conducta erótica. Habitualmente, el estímulo visual es un potente estímulo en el varón y el sujeto observado, en estas ocasiones tiene poca importancia (una joven, la tía, la profesora, la vecina, la modelo de revista). Una vez ensayados imaginariamente encuentros eróticos y con la cercanía y protección que otorga el grupo de referencia es posible arriesgarse a relaciones de intimidad. Así, la elección de pareja se hará generalmente dentro del grupo de amigos que asisten a la misma escuela o centro de trabajo, o bien habitan en el mismo barrio. Al principio el grupo sirve de aliado en los primeros acercamientos, pero luego la pareja buscará oportunidades para estar solos. En este momento ambos jóvenes empiezan a explorar ya no sólo sus mentes y sentimientos, sino también sus cuerpos. En esta etapa las expresiones de deseo y afecto pueden variar desde juegos y caricias sexuales hasta el coito. Llegado el fin de este período vital, el cual no será siempre gratificante y fácil, hombres y mujeres transitan hacia la adultez, donde se enfrentarán a la difícil tarea de construcción de pareja y/o creación de vínculos afectivo-eróticos con un otro con el cual vivir y experimentar su sexualidad.
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[ Desarrollo psicosexual]
Principales tareas del desarrollo psicosexual
Primera infancia: Conformación de la identidad sexual. Ante la pregunta ¿quién soy? se consolida la categoría sexual a la que se pertenece: hombre o mujer. Segunda infancia: Aprendizaje del rol sexual o del cómo actúa la identidad, sexual. Las preguntas son: ¿cómo me debo comportar según mi sexo?, ¿qué implica ser hombre?, ¿qué hacen las mujeres? A su vez, comienza el establecimiento de una normativa afectiva, es decir, los patrones, pautas o reglas que regularán la expresión de ciertos comportamientos afectivos y sexuales dentro de los cánones que la cultura y las situaciones sociales van delineando. Pubertad: Se establece el reconocimiento del propio cuerpo como fuente de sensaciones. Aparecen preguntas como: ¿por qué siento esto?, si yo lo siento ¿también lo siente él o ella? La normativa afectiva se enriquece, en cuanto comienza a incorporar las pautas que regulan los comportamientos sexuales, en una sociedad en particular, respecto de situaciones sexuales ligadas al placer, excitación y orgasmo. Adolescencia: Se produce el proceso de aprendizaje sexual general, respecto de las prácticas sexuales, formas de seducción y cortejo consolidándose, al mismo tiempo, una normatividad afectiva anterior. En esta etapa el adolescente se preguntará ¿es normal hacer esto?, ¿es correcto sentir de esta forma?, ¿qué ocurre cuando hago esto?, entre otras interrogantes.
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4. Vivencia sexual en la edad adulta Llamaremos edad adulta temprana o adultez joven al período comprendido entre el término de la adolescencia y los cuarenta años de edad, aproximadamente. Esta es una etapa donde ya se ha asentado la personalidad, se bosquejan las bases del futuro desde la independencia y se delinean metas específicas. Hombres y mujeres han consolidado su identidad de género, afinando detalles respecto de las formas que adoptará la expresión de su masculinidad o feminidad, basándose en sus estilos y características personales. Por lo general, quienes atraviesan esta etapa han tenido experiencias eróticas o, al menos, autoeróticas. Han aumentando su capacidad de intimar y de vivenciar con menos culpas y prejuicios su sexualidad; existe mayor conocimiento del propio cuerpo y cómo éste siente. La conversación en torno a la sexualidad puede resultar más fluida, facilitando la negociación y el establecimiento de acuerdos respecto de las preferencias en materia sexual, con la posibilidad de transformar el encuentro erótico en una instancia de desarrollo personal. No obstante, no en todos los casos esta experiencia es vivida idealmente, pudiendo debutar alguna disfunción sexual, es decir, dificultades relacionadas con el deseo sexual, con la capacidad para excitarse, para tener orgasmos, dolor en las relaciones sexuales o angustia extrema que distancia del encuentro sexual. En esta etapa de la vida, es frecuente que dichas disfunciones se vinculen con aspectos psicológicos más que anatómicos o fisiológicos, los que tenderían a presentarse en edades más avanzadas. La edad adulta temprana representa el momento en el que la mayoría de las personas viven el nacimiento del primer hijo. El hecho de que la pareja pase de tener una relación íntima a incluir a otra persona, desvalida y dependiente de ellos, cambia sus vidas. Algunas parejas viven este evento como un ajuste deseable y se sienten mejor integradas y complementadas. En general, las parejas incrementan el nivel de satisfacción matrimonial o de pareja con el nacimiento del primer bebé. Para otras, los hijos representan una crisis que trastorna la relación. La respuesta dependerá mucho de los acuerdos explícitos que hayan realizado al respecto, de la edad, la situación económica, el grado de planeación de la reproductividad, entre otros.
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[ Desarrollo psicosexual]
Ambos miembros de la relación necesitan delimitar los espacios que dedicarán a la atención de los hijos y a continuar el proceso para consolidar la pareja, pues tienen el riesgo de volcarse hacia los hijos y hacer de éstos el sentido único de su vida. La relación erótica e íntima puede declinar o hasta desaparecer. En este sentido, es primordial recordar a las parejas o padres y madres sus espacios íntimos, desde cerrar la puerta de su habitación, hasta planear actividades que puedan disfrutar para sí mismos, de modo que la relación continúe y esté fortalecida cuando los hijos crezcan y se vayan. Hay personas que toman la decisión de no tener hijos. Inclinan su vida a actividades productivas y de distintos niveles de crecimiento y pueden desarrollar sus capacidades creativas cuidando, educando, dirigiendo a otros y dando a los demás al crear y realizar actividades de trascendencia personal, al ofrecer su ternura y cuidados y su energía a la construcción de otra variedad de proyectos de vida. Finalmente, también está la vivencia de hombres y mujeres homosexuales con pareja estable, que podrían desear vivir la experiencia de la mater/paternidad, realidad que hasta ahora es compleja de aceptar para nuestra sociedad. Nuevamente, cada persona es diferente. Y la vida adulta podrá significar desde la etapa de mayor triunfo y construcción, hasta el seguimiento de conflictos sin resolver. Factores como el alcoholismo, la depresión y otras enfermedades mentales, así como el resultado de los hábitos de vida, se irán manifestando hacia el final de la adultez.
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5. La vida sexual en la mitad de la vida Se estima que entre los 40 y los 65 años los individuos cursan la mitad de sus vidas, etapa que suele reconocerse como una de las mejores de la existencia, en cuanto se habría alcanzado mayor estabilidad (económica, afectiva, social, etc.). Aparece como el momento de recopilación de la experiencia alcanzada, que generalmente implica evaluar y reformular el proyecto de vida. A estas alturas, el cuerpo manifiesta cambios, desde lo estético (arrugas), a lo energético (menor vigor) y hormonal, que pueden incidir en la autoimagen, cotidianeidad y la vida sexual de los individuos. En las mujeres se inicia el climaterio y en los hombres disminuye la producción de testosterona. En nuestra cultura se subestima la importante, activa e intensa vivencia de la sexualidad especialmente después de los cincuenta años. No obstante, es quizás una de las etapas de mayor calidad y profundidad al respecto. Las personas adultas de mediana edad suelen tener gran claridad respecto al significado su ser mujer u hombre. Sin embargo, muchos fenómenos que corresponden a esta etapa pueden conducir a replantear la manera en que se ha vivido hasta ese momento. En esta etapa la autoimagen sufre un reajuste asociado a los cambios en la imagen corporal. Muchos adultos pueden tener una autoimagen positiva. Si sus condiciones materiales y emocionales lo permiten, podrán apreciar más su posición en la sociedad y tener un nuevo sentido del poder y la competencia al reconocerse como un grupo de edad poderoso. Aunada a esta dimensión de la autopercepción se encuentra el nuevo cuerpo, con arrugas, piel menos lisa y firme que en otras etapas, aparece en el espejo una figura menos fuerte, que se cansa y tiene que ser considerada al elegir la frecuencia e intensidad de las actividades de esfuerzo físico. Hombres y mujeres de ciertas clases sociales suelen aumentar los cuidados de su cuerpo e imagen aunque con un sentido y objetivos distintos a aquellos de la juventud. La capacidad intelectual sigue desarrollándose y pueden aprenderse con facilidad nuevas ideas y destrezas, si así se desea. Cuando no se ha logrado valorar lo construido, buscarán cada vez con mayor insistencia no perder su juventud. La vida erótica en esta etapa puede ser rutinaria y ausente, para el caso de las parejas que dejaron a un lado su relación por dedicarse exclusivamente al cuidado de los hijos. Por otro lado, esta etapa puede convertirse en una de las
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[ Desarrollo psicosexual]
mejores de la vivencia sexual si se es capaz de dejar a un lado la productividad sexual o la necesidad de ser él o la mejor amante. Así, la vida sexual puede tornarse más flexible, íntima y compartida. Existen muchas falacias referentes al erotismo en esta etapa de la vida. Algunas de ellas asocian la menopausia al cese de la vida erótica. En realidad, puede ser todo lo contrario, además de la experiencia y el conocimiento del propio cuerpo y del encuentro con otra persona, ahora la mujer puede tener una vida erótica sin preocupaciones sobre el embarazo y sin períodos menstruales. No obstante, quizá estos errores sean también promovidos por la frecuencia con que, por efecto de la ausencia de estrógenos, la mujer puede presentar depresión, disminución del deseo sexual y dolor en las relaciones sexuales. Todos estos efectos pueden ser eliminados con un adecuado tratamiento. La mujer y el hombre de edad media pueden expresar sus deseos sexuales y experimentarlos tan libre y responsablemente como en otras edades. En el caso de los hombres, también suele haber ideas erróneas a este respecto. Es frecuente escuchar a hombres que se preocupan porque ya no tienen una segunda erección después de haber tenido relaciones sexuales, como solía ocurrirles previamente. Incluso, que ahora tardan un poco más de tiempo en obtener una erección inicial o necesitan mayor estimulación para mantenerla. Esto es resultado normal de los cambios propios de la edad. Lo cual no significa que la satisfacción y el placer obtenidos tengan que decrecer. A algunos hombres les disminuye la producción de testosterona y esto puede influir su deseo sexual; luego de comprobarlo por medio de estudios de laboratorio, la atención de un endocrinólogo puede regular esta situación. Mientras más se acercan las personas a los 65 años, mayor es la probabilidad de presentar enfermedades como hipertensión arterial o diabetes que, entre otras, alteran notablemente la función sexual en el varón. Por ello, cuando existen disfunciones en la mitad de la vida, es recomendable hacer una valoración integral a los consultantes. Es errónea la creencia que aún existe en algunos sectores de la población: “si se tienen problemas eróticos a esta edad, es necesario resignarse”. La vida erótica continuará también en la vejez con ciertas modificaciones que permitan mantener el significado gratificante de la experiencia sexual.
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6. La tercera edad Es un período normal del desarrollo y como tal presenta satisfacciones y conflictos. Quizá los mayores problemas son las desventajas económicas y políticas que consideran su participación en forma limitada. A diferencia de otras culturas, en las que los ancianos son considerados sabios e incluidos en importantes actividades, en nuestra cultura es una población frecuentemente discriminada y devaluada. Tales actitudes se observan tanto en menores como en adultos como un ciclo difícil de romper. Seguramente este factor contribuye a que las personas de la tercera edad limiten también su sexualidad. Sin embargo, ésta se manifiesta desde la vida prenatal hasta la muerte. En este sentido, la sexualidad de los y las personas ancianas debe ser respetada y valorada como en cada etapa de la vida. En ésta, las personas mayores se enfrentan a una nueva autoimagen, con sus limitantes y satisfacciones, que implica, la mayoría de las veces, un cuerpo posiblemente enfermo y con menor habilidad que en épocas previas. El envejecimiento produce algunos cambios en la sexualidad, como mayor lentitud y menor intensidad en la respuesta sexual. Estas modificaciones no impiden que la vida erótica continúe, aunque la actitud de la persona añosa contribuye notoriamente a una posición activa o no ante la posibilidad de mantener su vida sexual. Aún así, las actividades sexuales disminuyen en frecuencia y cantidad al paso de los años. Se ha encontrado que alrededor del 30% de las personas de tercera edad conservan una actividad sexual regular y, en la mayoría, persiste el interés sexual. Una dificultad frecuente para ellos es la ausencia de pareja sexual. Cuando existe, no es el patrón joven y adulto de relaciones sexuales el que se pretende, sino que cobra importancia la cercanía e intimidad corporal en el encuentro con la otra persona. Para el hombre, disminuyen las respuestas como la erección del pezón; hay un menor enrojecimiento facial y menor contracción muscular; los testículos se elevan menos que en edades anteriores, la erección requiere de más tiempo y estimulación para lograrse y es probable que fluctúe antes de la eyaculación. En general, la erección puede durar en promedio siete minutos y el máximo momento de erección se presenta justo antes de la eyaculación. A su vez, ésta emerge con menor fuerza, seguida de una rápida flacidez del pene.
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[ Desarrollo psicosexual]
Para la mujer, la hinchazón de senos, pezones y enrojecimiento de algunas partes del cuerpo va disminuyendo. Por efecto de los cambios hormonales, las paredes de la vagina se adelgazan por lo que algunas posiciones ocasionan irritación. La vulva y la vagina tienen cada vez menor elasticidad. Disminuye también el número e intensidad de las contracciones vaginales al momento del orgasmo. Aun cuando avance la edad de la persona, no hay razón para eliminar por completo la vida erótica como una dimensión deseable y asequible. Además, quienes llegan a la tercera edad podrán haber aprendido, en el transcurso de la vida, nuevas prácticas eróticas que pueden incorporar como alternativas al encuentro coital, el cual puede verse dificultado. Las caricias genitales, así como la actividad de frotamiento corporal pueden ser tan altamente satisfactorias que, de hecho, son recomendables en las dos etapas anteriores. Es necesario comprender la vida erótica de forma más amplia e integral que la penetración de una vagina. El crecimiento erótico, en las distintas etapas vitales, tiene que ver con situar la práctica sexual como una experiencia de placer corporal compartida en espacios de intimidad donde los cinco sentidos y la fantasía participan activamente como motor erótico.
En resumen El desarrollo psicosexual es aquel proceso mediante el cual se desarrolla la identidad de género, el rol genérico y se define la orientación sexual. Involucra también el aprendizaje de prácticas sexuales, de reproducción y la forma en que se norma el afecto y el erotismo en cada sociedad o grupo cultural. En este proceso participan determinantes biológicos y sociales en momentos específicos del desarrollo, conocidos como período crítico. En ellos, hombres y mujeres necesitarán responder a una serie de necesidades en búsqueda de un status sexual.
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Ideas fuerza •
El desarrollo psicosexual implica aprender un conjunto de comportamientos del ser hombre y ser mujer en una sociedad determinada que permite a niños y niñas convertirse en adultos sexuales maduros.
•
Adquirir una identidad es el primer gran aprendizaje. Ella se construirá a partir de cómo nos ven los otros y cómo nos vemos a nosotros mismos.
•
La sociedad y la familia son los encargados de enseñar una forma de actuar, un rol de género.
•
Niños y niñas necesitan información sobre algunos aspectos de su sexualidad que les permitan vivenciar este proceso de forma positiva y responsable.
•
El adolescente necesitará conocer más acerca del comportamiento sexual y de conquista, buscando información o experimentando a través de juegos de autoexploración y exploración sexual con otros.
•
Los jóvenes aprenderán a construir relaciones y vínculos más estrechos y estables desarrollando también distintas habilidades para expresar sus afectos.
•
Habrán adquirido conocimiento sobre medidas de protección, autocuidado y cuidado con los otros, que les permitan desarrollar relaciones respetuosas, equitativas y responsables.
•
Durante la adultez, hombres y mujeres enfrentarán la difícil tarea de construcción de pareja y/o creación de vínculos afectivo-eróticos con un otro con el cual vivir y experimentar su sexualidad.
Para reflexionar: a) Cuando era niño/a, ¿cuáles eran las principales inquietudes que tenía en el plano sexual? b) Durante la pubertad, ¿usted tuvo información sobre los cambios que irían ocurriendo en su cuerpo?; si su respuesta es afirmativa, ¿de quién/es la obtuvo? c) ¿Cuáles eran sus principales inquietudes sexuales durante la adolescencia?
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[ Salud sexual y autocuidado ]
[Capítulo 5]
Salud sexual y autocuidado
La salud sexual ha sido definida por la OMS/OPS28 como la “experiencia del proceso permanente de consecución de bienestar físico, psicológico y sociocultural relacionado con la sexualidad. La salud sexual se observa en las expresiones libres y responsables de las capacidades sexuales que propician un bienestar armonioso personal y social, enriqueciendo de esta manera la vida individual y social. No se trata simplemente de la ausencia de disfunción o enfermedad o de ambos. Para que la salud sexual se logre es necesario que los derechos sexuales de las personas se reconozcan y se garanticen”29. Para llegar a esta definición de salud sexual, ha sido necesario recorrer una larga historia. El origen de los debates se explicaría por la existencia de conceptualizaciones donde la salud es definida sólo desde un punto de vista biológico y no como una disciplina que aborde los comportamientos y los estilos de vida de las personas. Esa visión biologicista no admitía definiciones relacionadas con un marco de referencia valórico y proponían que se entendiera la salud en términos de indicadores cuantitativos y condiciones claramente definidas30. Algunos autores consideran que no es conveniente que quienes trabajan en torno a la sexualidad expresen sus propios valores, pues es un asunto personal, y nadie debe imponerlos a otros. Si bien ello es cierto, resulta imposible no opinar cuando se educa o ayuda a otros en sus problemas relacionados con sexualidad.
28. OMS: Organización Mundial de la Salud; OPS: Organización Panamericana de la Salud. 29. En Promoción de la Salud Sexual: Recomendaciones para la acción. OPS/OMS, Guatemala, 2000. 30. Saracci, R. en Promoción de la Salud Sexual: Recomendaciones para la acción. OPS/OMS, Guatemala, 2000.
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Los sistemas de valores, es decir, el conjunto de cosas que cada uno piensa que deben ser -y que consideramos, son buenas- acompañadas de aquéllas que no deben ser –y que para cada uno son malas-, están siempre presentes. Expertos en estas materias concluyen que la actividad científica y, por consiguiente, la atención y la promoción de la salud basada en la ciencia, no pueden llevarse a cabo desde una perspectiva totalmente desligada de los valores; en consecuencia, las propuestas, definiciones y conceptos basados en valores resultan inevitables. Por lo anteriormente expuesto, es necesario analizar algunas condiciones, que se podría denominar valóricas, que posibilitan una sexualidad gratificante, positiva y saludable: • Bienestar sexual en el contexto del bienestar integral. Los seres humanos tienen derecho de buscar el bienestar y éste no puede conseguirse si la sexualidad está aproblemada. El bienestar sexual expresado como salud sexual es deseable para poder contar con el bienestar general. Un problema aparece cuando alguno de los aspectos de la sexualidad no se expresa como se espera o cuando no se le permite expresarse. Es conveniente recordar que ningún acto de voluntad humana puede poner o quitar las cosas básicas con las que nace cada persona, y cada individuo nace con una sexualidad potencial. Lo que sí puede ocurrir es que otros seres humanos actúen, de manera que dificulten la expresión de la sexualidad, es decir, que se la reprima. • La libertad de expresión sexual no debe ser confundida con la satisfacción inmediata de todos los deseos. Ella es la capacidad resultante de poder buscar la satisfacción de esos deseos, contando con un espacio propio, al tiempo que se reconocen las limitaciones que el mundo presenta, en especial aquellas que existen cuando se percibe que no estamos solos en el mundo, es decir, que vivimos rodeados de otros seres humanos. • Congruencia. Para que la vivencia sexual sea congruente se necesita que la expresión de la sexualidad sea compatible con otras formas de expresión sexual, con otras formas de expresión humana, así como con el propio sistema de valores sexuales. No hay congruencia, por ejemplo, cuando un sujeto realiza una práctica sexual incompatible con su propio sistema de valores, lo que genera insatisfacción y hace desagradable la experiencia vivida. Dicho de otra forma, cuando todos los componentes de la sexualidad funcionan en la misma dirección, la congruencia está presente.
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[ Salud sexual y autocuidado ]
• Integridad. En sexualidad se manifiesta cuando todos los dominios de la sexualidad se hacen presentes de manera equilibrada en las vivencias de la persona. Por ejemplo, es posible que el erotismo se desarrolle muy plenamente haciendo a un sujeto (o a un grupo humano) muy diestro en las artes eróticas. Pero de poco sirve para el bienestar individual y social el ejercicio del erotismo desbordado que ignora las implicaciones sociales o las consecuencias de esas posibles acciones. La sexualidad debe integrarse a la complejidad del ser humano total: una sexualidad no integrada en el individuo ocasiona generalmente malestares y/o problemas. • Responsabilidad. No es posible que una vida plena y una comunidad sexualmente sana se formen con personas que no saben o no pueden hacer frente a las consecuencias de sus actos y omisiones en la expresión de sus potencialidades sexuales. La responsabilidad es aquí el valor social por excelencia, que hace que la vivencia de la sexualidad sana esté siempre en función de las consecuencias previstas o posibles de la expresión en conductas de nuestra sexualidad. Pero ser responsables no sólo se traduce en un compromiso con los otros sino también, e igualmente importante, en un compromiso con uno mismo en términos de autocuidado y gestión del riesgo. La sexualidad, por lo tanto, debe ser desarrollada en forma plena, libre, congruente, responsable y armónica con el resto de las cualidades humanas. Éste es, desde luego, un modelo ideal de desarrollo; en un sentido estricto, es muy difícil que los individuos viva así su sexualidad. Sin embargo, constituye el desafío para todos y cada en una sociedad que camina hacia una valoración positiva de la sexualidad como aspecto esencial de nuestra naturaleza.
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1. Factores protectores y de riesgo para la salud sexual Como se ha señalado, mujeres y hombres tienen derecho a una vivencia sexual grata, placentera y libre de riesgos, así como a información y medios que les permitan tal vivencia. En este sentido, cobra relevancia reconocer cuáles son las condiciones individuales y sociales que operan manteniendo la salud y bienestar (factores protectores) y cuáles condiciones pueden afectar y es necesario controlar y evitar (factores de riesgo). El reconocimiento de factores protectores y de riesgo31 para la salud sexual implica entonces mirar integralmente a las personas, en su esfera individual, relacional-interaccional, así como en su entorno cultural.
1.1. Esfera individual En ella se consideran aquellos factores de orden genético, patologías o antecedentes mórbidos de origen orgánico, como también las condicionantes individuales relacionadas con habilidades, destrezas, actitudes o capacidades que pudiesen constituirse en factores de riesgo o protectores para la salud sexual. Entre los factores de riesgo asociados a la salud sexual en el ámbito individual es posible identificar: •
Factores de orden genético.
•
Presencia de enfermedades crónicas como hipertensión y diabetes.
•
Patologías asociados al tracto reproductivo.
•
Infecciones de transmisión sexual (ITS).
•
Infección urinaria.
•
Trastornos hormonales.
•
Fimosis.
•
Alteraciones neuroendocrinas.
•
Prácticas sexuales de riesgo para la transmisión del VIH/SIDA y/o ITS.
•
Uso problemático de drogas y/o alcohol.
•
Niveles bajos de autoestima.
31. Los factores de riesgo y protectores enunciados a continuación no constituyen un listado exhaustivo de ellos, sino una recopilación de aquellos más frecuentemente mencionados en distintos estudios.
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[ Salud sexual y autocuidado ]
•
Falta de autonomía en la acción y toma de decisiones.
•
Incapacidad de autocontrol, impulsividad y baja tolerancia a la frustración.
•
Actitud evasiva ante los problemas/conflictos.
•
Dificultad para reconocer y expresar sentimientos.
•
Patología psiquiátrica.
•
Incapacidad para negociar.
Se reconocen como factores protectores de la salud sexual en el ámbito individual, los siguientes: •
Indemnidad del sistema neuroendocrino.
•
Prácticas sexuales protectoras, abstinencia o utilización de medidas de protección contra las ITS, VIH/SIDA y embarazo no deseado.
•
Concepto positivo de sí mismo.
•
Autonomía acorde a la edad.
•
Responsabilidad, en términos de conocimiento y manejo de las consecuencias de las propias conductas.
•
Interiorización de límites y normas.
•
Habilidades para la resolución de problemas.
•
Autocontrol emocional y conductual.
•
Habilidades sociales: asertividad, petición de ayuda, habilidad para decir no, habilidades de negociación sexual.
•
Capacidad para reconocer y expresar sentimientos.
•
Tolerancia a la frustración.
•
Presencia de metas personales y proyecto de vida.
1.2. Esfera relacional-interaccional En ella es posible identificar las características que adoptan las relaciones con otros, tanto en términos de formas de vinculación como tipos y calidad de las relaciones que un sujeto establece con su entorno afectivo cercano y su entorno relacional inmediato (grupos sociales de pertenencia, ámbito laboral o educacional).
[73]
1.2.1. Familia Entre los factores de riesgo para la salud sexual en el ámbito familiar es posible identificar: •
Falta de cohesión del grupo familiar y aislamiento emocional de sus miembros.
•
Ausencia de modelos genéricos y afectivos.
•
Ausencia de límites y normas claras respecto del cuidado del propio cuerpo, el pudor, la intimidad.
•
Exceso de protección; disciplina severa, restricción de espacios sociales.
•
Falta de reconocimiento y aceptación del hijo o la hija.
•
Ausencia de participación y disfrute en el uso del tiempo libre.
•
Situación de estrés de la familia por problemas económicos, de pareja, etc.
•
Presencia de violencia intrafamiliar.
•
Alcoholismo y/o drogadicción de alguno de los miembros de la familia.
Se reconocen como factores protectores de la salud sexual en el ámbito familiar, los siguientes:
[74]
•
Límites y normas claras.
•
Reconocimiento y aceptación del hijo.
•
Experiencias de refuerzos positivos ante el esfuerzo y valoración del rendimiento y motivación de la eficacia; apoyo para superar los fracasos.
•
Ambiente familiar afectivo.
•
Cohesión del grupo familiar.
•
Rechazo a las conductas de riesgo y refuerzo de conductas protectoras.
•
Modelos de conducta positiva en los padres (o cuidadores).
•
Supervisión y procedimientos de control adecuados sobre sus conductas.
•
Seguimiento y apoyo en el rendimiento y asistencia escolar.
•
Participación y disfrute en el tiempo libre familiar.
•
Adecuado estilo de resolución de conflictos (no violento), ambiente de humor y calidez.
[ Salud sexual y autocuidado ]
1.2.2. Relaciones con el grupo de iguales Entre los factores de riesgo para la salud sexual asociados al grupo de pertenencia es posible identificar: •
Excesiva dependencia del grupo.
•
Inclusión en grupos proclives a la trasgresión y con actitudes tendientes al riesgo.
•
Oportunidades para incurrir en conductas problemáticas.
•
Exposición y valoración de modelos que manifiestan conductas de riesgo.
•
Dificultad para establecer relaciones interpersonales.
•
Escaso desarrollo de habilidades sociales.
•
Pautas culturales de diversión asociadas a descontrol.
•
Escasez de alternativas de uso del tiempo libre.
Se reconocen como factores protectores de la salud sexual asociados al grupo de iguales, los siguientes: •
Capacidad crítica y desarrollo del criterio propio frente a la presión de los pares.
•
Toma de decisiones personales acordes al proyecto vital.
•
Habilidades para el desarrollo de relaciones de respeto, tolerancia y solidaridad.
•
Inclusión en grupos con ausencia de conductas desadaptativas.
•
Participación en grupos y sentido de pertenencia.
•
Red amplia de amigos, que otorguen contención emocional.
•
Competencia social para establecer relaciones interpersonales.
•
Acceso a actividades y recursos positivos para el ocio y otras actividades informales.
[75]
1.2.3. Relaciones asociadas ámbito educacional y/o laboral Entre los factores de riesgo para la salud sexual asociados al ámbito educacional y/o laboral es posible identificar: •
Dificultades de adaptación.
•
Sensación de inutilidad y desmotivación.
•
Ambientes autoritarios o jerárquicos.
•
Ausentismo y pasividad.
•
Ausencia de modelos de referencia en los profesores/tutores/superiores.
•
Experiencia de poca competencia: fracaso escolar y abandono temprano de los estudios. Falta de preparación y de oportunidades; intereses y niveles de aspiración bajos.
• •
Ausencia de programas de educación, consejería y atención en salud sexual y reproductiva.
Se reconocen como factores protectores de la salud sexual asociados al ámbito educacional y/o laboral, los siguientes:
[76]
•
Integración escolar y/o laboral.
•
Adecuado rendimiento y autoconcepto positivo.
•
Integración grupal, sentido de pertenencia.
•
Interiorización de normas y adaptación grupal.
•
Relaciones cercanas con los profesores, buena comunicación.
•
Experiencias de reforzamiento positivo ante el esfuerzo y valoración del rendimiento y motivación de la eficacia: apoyo a superar los fracasos.
•
Valoración institucional/organizacional de la salud sexual y reproductiva.
•
Presencia de programas de educación, consejería y atención en salud sexual y reproductiva.
[ Salud sexual y autocuidado ]
1. 3. Esfera social y cultural Las características presentes en el entorno físico, social y cultural, en términos de condiciones de vida, oportunidades de desarrollo, estilos de vida, así como valoración y significados culturales asociados a la sexualidad (valores culturales, creencias y mitos populares), pueden constituirse en riesgos o factores protectores para la salud sexual. Entre los factores de riesgo para la salud sexual asociados al ámbito social y cultural es posible identificar: •
Situación socioeconómica precaria.
•
Hacinamiento.
•
Aislamiento geográfico.
•
Problemas de integración e inclusión social.
•
Desestructuración social.
•
Ausencia de apoyo social: escasos recursos comunitarios.
•
Degradación de la zona (barrios conflictivos del entramado urbano).
•
Accesibilidad a sustancias ilícitas y tráfico de drogas.
•
Ausencia de espacios recreativos.
•
Desigualdad en la relación entre los géneros.
•
Dificultades de acceso a servicios de salud.
•
Discriminación social.
•
Presencia de mitos y creencias erróneas en torno a la sexualidad.
Se reconocen como factores protectores de la salud sexual asociados al ámbito social y cultural, los siguientes: •
Organización social adecuada.
•
Cohesión social en el barrio.
•
Relaciones positivas de vecindad.
•
Apoyo social y protección a niños y adolescentes.
•
Recursos comunitarios suficientes, conocimiento y accesibilidad a los mismos.
•
Accesibilidad a servicios de salud.
•
Integración e inclusión social.
•
Oportunidades educativas y laborales.
•
Tolerancia a la diversidad.
[77]
2. Prácticas sexuales De acuerdo a las definiciones publicadas por la OPS y la OMS en el año 2000, la actividad sexual es una expresión conductual de la sexualidad, donde el componente erótico es el más evidente. La actividad sexual se caracteriza por los comportamientos que buscan el erotismo y es sinónimo de comportamiento sexual. Derivado de éste concepto se vincula el de prácticas sexuales, las que corresponden a patrones de actividad sexual presentados por individuos o comunidades con suficiente consistencia como para ser predecibles. Existen diversos tipos y una amplia gama de prácticas sexuales, las que van desde las caricias hasta la penetración. Por lo general se cree que sólo se practica sexo al momento del coito. Sin embargo, todas las aproximaciones eróticas hacia otra persona -e incluso hacia sí mismo- podrían constituirse en prácticas sexuales. Así, a modo de ejemplo, se puede reconocer la existencia de algunas formas que pueden adoptar las prácticas sexuales, como besos y caricias, la estimulación de los órganos sexuales (sexo oral, masturbación hacia sí mismo u hacia otro), la penetración (anal o vaginal), etc. La diversidad de prácticas sexuales en el ejercicio de la actividad sexual de las personas habla acerca de la amplitud o restricción de su repertorio sexual. Es decir, mientras más variadas sean las prácticas sexuales ejecutadas, más amplio será su repertorio y, por el contrario, mientras más reducido el número de prácticas sexuales que se realicen, se entenderá el repertorio sexual como restringido. A través del Estudio Nacional de Comportamiento Sexual (COSECON), desarrollado en Chile el año 2000, que tenía como finalidad explorar los patrones de comportamiento sexual de la sociedad chilena, en vías a determinar la mayor o menor probabilidad de exposición al VIH/SIDA, se logró acceder a información relevante que permite una mirada general acerca de la transformación del comportamiento sexual de los chilenos. Entre éstas destaca: •
[78]
Iniciación sexual. La edad de iniciación sexual de los jóvenes ha disminuido en contraste con hallazgos de estudios anteriores. Se observa que en el conjunto de iniciados de entre 18 y 24 años, el promedio de edad de esta primera experiencia sexual se ubica en los 17,5 años en el caso de las mujeres y en los 16.6 en el grupo de varones; incluso, cerca del 7% de las jóvenes iniciadas y del 16% de varones, declara haber tenido su primera relación sexual antes de los 15 años. La edad de iniciación femenina es aún menor en las jóvenes de nivel socioeconómico bajo y, de manera notoria, al
[ Salud sexual y autocuidado ]
interior del conjunto de mujeres que han alcanzado como máximo nivel de escolaridad, la enseñanza básica. También es posible identificar que las jóvenes cuya principal actividad son las labores del hogar, han tenido, en general, una iniciación sexual más temprana. Por otra parte, son las estudiantes de este tramo de edad quienes reportan una iniciación sexual más tardía, lo que sugiere una asociación entre la edad de la primera relación sexual y el proyecto de vida en la población femenina.
A través de las generaciones persisten las diferencias entre ambos sexos en torno a las motivaciones declaradas para iniciarse sexualmente. Las mujeres jóvenes declaran como razón principal al amor, mientras que más de un 50% de los hombres de la misma generación reportan haberse iniciado por deseo o atracción. Esta discrepancia no se modifica de manera importante en el tiempo, permaneciendo vigente en este aspecto la diferencia de género.
Casi las tres cuartas partes de la población más joven se ha iniciado sin ningún tipo de protección. El 76% de las mujeres y el 71,3% de los varones de 18 a 29 años, declara que NO utilizó ninguna protección en su iniciación sexual.
•
Repertorio sexual En términos de repertorios sexuales de los entrevistados, en general se muestra una transformación en la sexualidad. La encuesta consideró como prácticas sexuales el sexo vaginal, el sexo anal y sexo oral (que incluye fellatio y cunnilingus, según corresponda).
Los investigadores observaron que el repertorio sexual amplio 1 (sexo vaginal y oral combinados sin sexo anal) presenta un alto nivel de frecuencia y parece integrarse, bajo una lógica de normalización de ciertas prácticas sexuales. El sexo oral se transforma en el preámbulo de la forma vaginal. El repertorio sexual amplio 2 (el sexo vaginal combinado con sexo anal e incluye o no sexo oral) en cambio, aparece menos frecuente y se presenta básicamente como agregado al anterior. Desde este punto de vista, el sexo oral es visto como una nueva normalidad, mientras la práctica anal constituiría la trasgresión.
Al observar los datos de acuerdo a la edad de los sujetos, se hace manifiesta una diferencia significativa en las prácticas sexuales. De esta manera, por ejemplo, la exclusividad de la forma vaginal varía desde un 74.3% para el grupo de 60-69 años, a un 27.1% para el grupo de 20-29 años. La combinación sexo vaginal y oral en la población más adulta (60-69 años) alcanza el 15.3%, mientras en el grupo etáreo de 20 a 29 años esta misma práctica se da en un 47.9% de los casos.
[79]
[80]
En cuanto a diferencias por sexo, los datos señalan mayor predominio de práctica sexual vaginal exclusiva en las mujeres (40.6%) que en los hombres (31.1%). Si bien la incorporación de sexo oral en combinación con sexo vaginal no parece mostrar diferencias entre hombres y mujeres, sí lo es cuando se trata de la forma anal en combinación con el sexo vaginal, que alcanza en los hombres a un 24.1% y en las mujeres al 19.2 %.
Por último, cuando el tipo de prácticas sexuales se analiza en relación con la frecuencia mensual de relaciones sexuales, se observa que ésta es mayor en parejas que han practicado un repertorio sexual amplio: mujeres y hombres concuerdan en declarar 10.8 relaciones sexuales al mes; la frecuencia se reduce a 7,3 relaciones sexuales en el mismo período cuando la práctica es exclusivamente vaginal.
•
Parejas sexuales. Del total de mujeres que han iniciado actividad sexual, el promedio de parejas sexuales en la vida es de 1.9. Para los hombres, en cambio, el promedio es de 8.2 parejas sexuales en la vida.
Por otro lado, es posible afirmar que a medida que se sube en el nivel educacional (básica, media y educación superior) tanto de hombres como de mujeres, se aprecia un aumento en el porcentaje de multiparejas (más de una pareja a la vez) en los doce meses anteriores a la encuesta. Sin embargo, el porcentaje de hombres con multipareja es mayor en todos los tramos de escolaridad que el de mujeres.
•
Juicios normativos. A través del estudio citado se estableció una escala de juicios normativos acerca de prácticas sexuales, identificando los acuerdos y desacuerdos de los chilenos al respecto. Los mayores acuerdos entre los entrevistados se producen al aprobar que “todas las formas de placer son válidas, si la pareja está de acuerdo” (80% en las mujeres; 83,5% en los hombres); del mismo modo, el 75% de los hombres y sobre el 67% de las mujeres aprueban las relaciones sexuales prematrimoniales. Por otra parte, es posible observar diferencias respecto de las opiniones y juicios entre hombres y mujeres respecto de la masturbación, siendo las mujeres quienes presentan los menores porcentajes de aprobación. Los juicios de mayor desaprobación se refieren al tema de la infidelidad, es decir, a sostener relaciones fuera de la pareja. Sin embargo, mientras sólo el 6% de los entrevistados aprueba las relaciones de una mujer con su amante, el porcentaje se eleva al 10% cuando hablamos de las relaciones de un hombre con su amante.
[ Salud sexual y autocuidado ]
3. Comportamiento sexual, prácticas sexuales y criterios de normalidad Todas las formas de placer serán válidas en la medida en que ambos miembros de la pareja se encuentren de acuerdo32. En relación con las prácticas sexuales se puede encontrar situaciones más esperables que otras, por ejemplo, es más esperable que en Chile las mujeres refieran tener con mayor frecuencia práctica sexual por vía vaginal, por una serie de consideraciones socioculturales. Pero no existe un único patrón de cópula en los humanos, es decir, una sola forma de tener relaciones sexuales. Así, el criterio de lo normal o anormal como patrón estadístico no sirve a la hora de evaluar la vivencia sexual. En sexología, lo normal tiene como límite la no trasgresión de la autodeterminación (lo que yo quiero hacer) y el no daño a otros (no presionar a otros a hacer lo que quiero que hagan o lo que no quieren hacer). En general, se podría decir que lo adecuado se relaciona con la orientación del impulso sexual y con el desarrollo de prácticas sexuales de manera libre y consentida entre individuos sexualmente maduros. Ahora, cuando el impulso sexual está dirigido a otras instancias, sean éstas individuos sexualmente inmaduros, objetos, animales, etc. el fenómeno se denomina parafilia. De acuerdo a lo definido en el Manual Diagnóstico y Estadística de los Trastornos Mentales, las parafilias se caracterizan por impulsos sexuales intensos y recurrentes, fantasías o comportamientos que implican objetos, actividades o situaciones poco habituales. Estos trastornos producen malestar significativo o deterioro social, laboral o de otras áreas importantes de la actividad del individuo. Entre las parafilias se encuentran: el exhibicionismo (exposición de los propios genitales a una persona extraña), el fetichismo (uso de objetos no animados), el frotteurismo (el contacto y el roce con una persona en contra de su voluntad), la pedofilia (actividades sexuales con niños o púberes sexualmente inmaduros), el masoquismo sexual (acto real –no simulado- de ser humillado, golpeado, atado o cualquier otro tipo de sufrimiento), el sadismo sexual (actos reales en los que infringe sufrimiento físico o psicológico, incluyendo la humillación), el voyeurismo (observar ocultamente a personas, por lo general desconocidas, cuando están desnudas, desnudándose o en plena actividad sexual), entre otras.
32. Ortega, R., “Historicidad de la disciplina sexológica y concepto de sexualidad humana”. Documento de estudio Ikastola, 2005.
[81]
Es importante recordar que las nociones de desviación de estándares de la función sexual y de conceptos del papel sexual apropiado pueden variar entre las diferentes culturas. Si bien no se puede hablar de lo normal y anormal de una forma taxativa, sí se puede decir que existen algunos eventos esperables y no esperables desde nuestra psico-biología y particularmente desde nuestra respuesta sexual. Así, se espera que tanto hombres como mujeres tengan la facultad biológico-psicológica de sentir deseo sexual, excitación y orgasmo. Es esperable que estén presentes todos estos estadios, pero no siempre es así y puede ser que más de alguna de estas etapas no esté presente en una práctica sexual considerada normal. La inexistencia de alguna o todos estos estadios, sumado al reconocimiento de esta ausencia como un problema por parte del sujeto y/o su pareja y a un criterio temporal e inicio, puede conllevar a lo que se conoce como una disfunción sexual. (DSM-IV-TR)33. Estas disfunciones sexuales pueden tener su origen tanto en aspectos biológicos como psicológicos, así como estar asociadas a otras enfermedades o consumo de algunas sustancias, ya sea eventuales o de forma sostenida o problemática (fármacos, drogas lícitas e ilícitas). Ver tablas para más detalles. La evaluación de las disfunciones sexuales no es una tarea simple y se necesita la evaluación de expertos para poder realizar su diagnóstico y tratamiento.
33. DSM-IV-TR (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, Edición de texto revisado),Mayo de 2000. USA.
[82]
[ Salud sexual y autocuidado ]
TABLA DE SUSTANCIAS Y SU EFECTO EN LA RESPUESTA SEXUAL HUMANA Tipos de drogas
Ejemplo
Efectos estudiados
DROGAS LÍCITAS Nicotina
Cigarros, puros, pipas.
Disfunción eréctil en hombres; disminución de la lubricación en mujeres y baja fertilidad.
Cafeína
Café, bebidas cola, bebidas energéticas.
No se han descrito efectos sobre la respuesta sexual.
Alcohol
Cerveza, licor, vino.
No se han descrito efectos sobre la respuesta sexual. Aumento en cantidad o frecuencia afecta erección y retarda el orgasmo, más frecuentemente en hombres que en mujeres.
FÁRMACOS Anticonvulsivantes
Fenitoina
Alteración de deseo sexual y una deficiente respuesta fisiológica inicial de excitación sexual.
Antidepresivos
Imipramina, amitriptilina y sertralina
Disminución del deseo y anorgasmia en mujeres; en hombres afectación de todas las fases de la respuesta sexual.
Neurolépticos
Risperidona
Disminución del deseo, anorgasmia, pérdida de la erección y disminución de la lubricación vaginal.
Narcóticos
Codeína, heroína y morfina
Disminución del deseo, dificultad eréctil, retardo eyacultario en hombres y disminución del deseo en mujeres.
Anfetaminas
Antihipertensivo
Benzedrina, Dexedrina.
Atenolol
Por primera vez o uso esporádico mejoras en deseo y retraso en eyaculacion. Su uso frecuente disminuye el deseo y sensaciones sexuales. Dosis altas o frecuentes, disminución de la líbido, anorgasmia, pérdida de la erección. Disfunción eréctil y disminución del deseo.
DROGAS ILÍCITAS Su uso aislado puede aumentar la sensación de placer.
Cannabis
Drogas de diseño
Cocaína
Marihuana, Hashish
Speed, Éxtasis
Cocaína, Crack
Su uso frecuente disminuye del deseo y efectos negativos en fertilidad. Pueden generar aumento de deseo, dificultad excitatoria y anorgasmia. Su uso frecuente provoca disminución de la libido, dificultad eréctil y retardo eyaculatorio. Su uso aislado puede aumentar el deseo y la sensación de placer. Su uso frecuente provoca disminución de la libido, dificultad eréctil y retardo eyaculatorio.
[83]
4. VIH/SIDA e infecciones de transmisión sexual (ITS) Aquellas infecciones que tienen como vía de transmisión el contacto entre fluidos secretados por los genitales y/o en lesiones vinculadas a la zona genital se denominan Infecciones de Transmisión Sexual (ITS). Por supuesto, para que exista riesgo de adquisición de una ITS la pareja sexual debe estar afectada por una de estas infecciones. Existen ITS de tipo bacterianas, las que son tratables y curables (sífilis y gonorrea, por ejemplo) y las de tipo viral, las que si bien son tratables, no son erradicables del organismo, por lo cual son potencialmente transmisibles con posterioridad a ser tratadas (por ejemplo, condilomas y herpes). Las ITS más frecuentes en Chile son los condilomas, sífilis y gonorrea. Entre las manifestaciones más comunes de las ITS se encuentran manchas o lesiones en el cuerpo, boca, genitales, faringe y ano, dificultad para orinar, dispareunia (dolor al tener relaciones sexuales), fluido genital purulento, abundante, grisáceo. El diagnóstico y tratamiento de ITS es gratuito en todos los Centros de Enfermedades de Transmisión Sexual (CETS) del Servicio de Salud Pública del país34. Algunos alcances: •
Todas las ITS son tratables. La principal recomendación es acceder a la atención en forma oportuna y no automedicarse.
•
La forma efectiva de prevenir la adquisición de ITS es a través del refuerzo de medidas de prevención, especialmente el uso correcto del preservativo.
Entre los virus susceptibles de ser adquiridos por vía sexual se encuentra el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH). Para conocer acerca de éste, en primer lugar, es indispensable entender la diferencia entre VIH y SIDA, ya que la mayoría de las personas creen que son lo mismo. El VIH es un virus que paulatinamente va deteriorando el sistema inmunológico -de defensas del organismo-. El SIDA (Síndrome de Inmuno Deficiencia 34. En caso de dudas, usted puede llamar a Salud Responde (fono: 600-360-7777) o consultar la página www.icmer.org
[84]
[ Salud sexual y autocuidado ]
Adquirida) no es una enfermedad, sino una condición o estado de salud que se caracteriza por el deterioro del sistema inmunológico, es decir, por una disminución progresiva de las defensas del organismo, causada por la acción prolongada en el tiempo del VIH. A medida que este deterioro inmunológico avanza, el organismo se ve enfrentado a la acción de otros agentes patógenos (virus, bacterias, parásitos, hongos) que se aprovechan de la falta de defensas para desarrollarse libremente, dando paso a enfermedades e infecciones a las que se conoce como enfermedades oportunistas. Como no se trata de una enfermedad propiamente tal, no tiene síntomas particulares a través de los cuales se logre reconocer, y la sintomatología que se puede presentar corresponde a la enfermedad oportunista que se encuentre en desarrollo. Es importante recalcar entonces que los síntomas que puede presentar una persona que está afectada por el SIDA corresponden a una o más enfermedades oportunistas, las que a su vez pueden ser muy variables. Otro elemento que es necesario recalcar es que el SIDA se puede desarrollar muchos años después de la infección por VIH.
4.1. Transmisión del VIH El VIH es un virus transmisible. En concreto, para que sea posible la transmisión de este virus de una persona a otra es necesario que se reúnan tres condiciones básicas: •
Presencia de fluidos: sangre, fluidos sexuales (semen, fluido preseminal y fluidos vaginales) y leche materna.
•
Presencia de una puerta de entrada al virus, mucosas o membranas permeables del organismo capaces de absorber fluidos.
•
Mantención de las condiciones internas del cuerpo humano, por lo cual se requiere de un contacto directo al interior del organismo.
Estas condiciones se reúnen fundamentalmente a través del contacto sexual con una persona infectada y/o al compartir agujas o jeringas (básicamente para inyectarse drogas) con una persona infectada. Los niños de madres que viven con el VIH pueden infectarse antes o durante el nacimiento, o al ser alimentados con leche materna después del mismo. Entonces, se reconoce la existencia de tres vías de transmisión para el VIH:
[85]
4.1.1. Vía sexual En ella se pueden reconocer dos situaciones que pueden hacer posible la transmisión:
[86]
•
La penetración anal y/o vaginal sin uso de preservativos, con o sin eyaculación, realizada con una persona que tiene el VIH. Es una práctica de riesgo bilateral, es decir, afecta a ambas personas y es considerada de alto riesgo para la transmisión del VIH. El riesgo para la persona que es penetrada se hace presente cuando las mucosas que recubren el ano o la vagina tienen contacto con el semen y el líquido preseminal. El riesgo para la persona que penetra se hace presente cuando la membrana que recubre el glande tiene contacto con la sangre (sangramiento de la zona anal y sangre menstrual) o el fluido vaginal. Es importante destacar que cuando se realiza la penetración anal siempre habrá sangramiento, dada la ruptura de una cantidad importante de vasos sanguíneos que se encuentran en esa zona.
•
La práctica de sexo oral sin uso de preservativo o barrera protectora, y cuando se tragan fluidos genitales de una persona que tiene el VIH. Es una práctica de riesgo unilateral, es decir, afecta a una sola persona y es considerada de bajo riesgo y muy bajo riesgo para la transmisión del VIH, dependiendo del fluido que esté presente durante la práctica. El riesgo se hace presente cuando la persona que lo practica traga fluidos genitales de la pareja, los que pueden ser absorbidos por las mucosas que recubren la garganta y el esófago. En la boca, la presencia de la saliva inhibe el virus presente en el fluido y hace que su absorción sea menos probable, sin embargo, la presencia de lesiones tales como aftas o caries, puede facilitar el contacto. En el estómago, el fluido y por ende el VIH, son destruidos por la acción de los jugos gástricos. Dentro de la categoría bajo riesgo se encuentra el fellatio (estimulación del pene con la boca) con eyaculación en la boca y el cunilungüis (estimulación de la vagina con la boca) realizado durante el período menstrual, ya que en ambas situaciones existe la posibilidad de tragar semen o sangre, dos fluidos que tienen una alta concentración de VIH. Dentro de la categoría muy bajo riesgo se encuentra el fellatio sin eyaculación en la boca y el cunilungüis fuera del período menstrual, ya que en ambas situaciones existe la posibilidad de tragar líquido preseminal y fluido vaginal, dos fluidos que tienen una baja concentración de VIH.
[ Salud sexual y autocuidado ]
4.1.2. Vía sanguínea En ella también existen dos situaciones que posibilitan la transmisión: •
Compartir jeringas sin esterilizar, utilizándolas inmediatamente después de otra persona que tiene el VIH. Es una práctica considerada de muy alto riesgo para la transmisión del VIH y muy común entre los usuarios de droga intravenosa (UDI), ya sea porque forma parte de un rito de fraternidad; o porque no existen los recursos económicos para adquirirlas. El riesgo se hace presente al introducir la jeringa en la vena e inyectarse la sustancia que contiene, ya que si no se ha esterilizado previamente, lo primero que va a entrar al torrente sanguíneo es la sangre de la otra persona que quedó almacenada en el interior de la aguja, donde no hay presencia de aire y se mantiene a una temperatura adecuada.
•
Transfusiones de sangre no controladas. Es una práctica considerada de muy alto riesgo para la transmisión del VIH. Éste se presenta al realizar la transfusión, ya que la sangre entra directamente al torrente sanguíneo; la bolsa que la contiene se encuentra completamente al vacío y el proceso de congelación al cual se expone la sangre durante su almacenamiento no afecta al VIH en su ciclo vital y es capaz de reactivarse una vez dentro del organismo. En Chile, la detección de anticuerpos anti VIH se implementó en los bancos de sangre en 1987, frenándose la exposición al VIH a través de las transfusiones sanguíneas.
4.1.3. Vía perinatal o vertical El término perinatal se refiere a todo lo que está alrededor del nacimiento y es importante destacar que sólo se produce de madre a hijo, es decir, es imposible que el VIH traspase al hijo directamente del padre. Dentro de esta vía se pueden reconocer tres momentos en que es posible que se produzca la transmisión: •
Embarazo o gestación
•
Parto
•
Lactancia
Cualquier otra situación que no esté incluida dentro de la descripción anterior, no representa riesgo frente a la posibilidad de transmisión del VIH. De las tres vías de transmisión, la de mayor incidencia en Chile sigue siendo la sexual, alcanzando cerca del 94% de los casos; seguido por la vía sanguínea, que alcanza el 4,3%. Finalmente, la vía de transmisión perinatal sólo alcanza al 2% y ha disminuido en el tiempo.
[87]
4.2. Formas de prevenir el VIH Las medidas de prevención que a continuación se señalan están relacionadas a las tres vías de transmisión: sanguínea, perinatal y sexual, pero tomando en cuenta que esta última es la de mayor incidencia, se analizará con mayor profundidad.
4.2.1. Medidas de prevención para la vía sanguínea •
Control exhaustivo de las donaciones en bancos de sangre. Se refiere al control de todas las donaciones que se reciban en los bancos de sangre públicos y privados, a través de la aplicación de un examen para la detección de anticuerpos anti-VIH.
•
Uso de jeringas desechables. Es el uso de jeringas desechables para cualquier efecto que estas deban utilizarse.
•
Uso de material quirúrgico esterilizado. Dice relación con el uso exclusivo de material esterilizado en todas las atenciones ofrecidas al público por los servicios de salud públicos y privados. Las medidas universales de seguridad con que se tratan los instrumentales quirúrgicos son suficientes para eliminar el riesgo de infección.
4.2.2. Medidas de prevención para la vía perinatal o vertical •
Examen para las mujeres embarazadas, con el fin de detectar precozmente la presencia del VIH en la madre.
•
Aplicación del PROTOCOLO PARA LA PREVENCIÓN DE LA TRANSMISION VERTICAL, que consiste en aplicar el tratamiento antirretroviral a la madre embarazada, el que disminuye significativamente el riesgo de transmisión del VIH al hijo, durante el embarazo y el parto.
•
Evitar el amamantamiento, para obviar el contacto del bebé con la leche materna.
4.2.3. Medidas de prevención para la vía de transmisión sexual
[88]
•
Abstinencia sexual. Es la ausencia total de actividad sexual genital, en la vida de una persona. Cuando se implementa como una medida de prevención del VIH, alcanza a un 100% de efectividad.
•
Pareja sexual exclusiva. Se refiere a que dos personas mantengan actividad
[ Salud sexual y autocuidado ]
sexual genital exclusivamente entre ellas. Cuando se implementa como una medida de prevención, alcanza un 100% de efectividad, siempre y cuando ambas personas no vivan con el VIH y no rompan la exclusividad. •
Prácticas de sexo más seguro y uso correcto del preservativo. La primera se refiere a la implementación de prácticas sexuales que no impliquen la penetración. Cuando se utiliza como medida de prevención alcanza un 100% de efectividad, siempre y cuando la penetración no se produzca. La segunda se refiere al uso correcto del preservativo o condón en todas las actividades de penetración anal y/o vaginal que la persona realice. Cuando se implementa como una medida de prevención, alcanza un 99.9% de efectividad, siempre y cuando se utilice SIEMPRE y durante TODA la penetración.
Por último, es importante señalar que existen actividades sexuales que no conducen a la transmisión de VIH, por ejemplo: abrazos, besos, caricias íntimas, masturbación mutua, entre otras.
4.3. Prácticas sexuales de riesgo Las prácticas sexuales de mayor riesgo son las relaciones penetrativas -anales o vaginales- y sin protección (condón). La razón de ellos es que durante este tipo de relaciones suelen producirse pequeñas fisuras o traumatismos que pueden constituirse en una puerta de entrada para el VIH.
Uso correcto del condón Para que los condones brinden la máxima protección, deben ser utilizados en forma correcta y consistente. Ello comprende los siguientes pasos: •
Verificar que el condón se encuentre en buen estado (envase sellado) y que no haya caducado la fecha de vencimiento o que la fecha de elaboración no indique que es demasiado antiguo. Por lo general y en condiciones apropiadas, los condones se mantienen en buen estado alrededor de 4 años.
•
Usar un condón nuevo para cada relación sexual penetrativa, ya sea vaginal o anal.
•
Usar el condón durante toda la penetración, desde el comienzo hasta el final.
•
Colocarse el condón tan pronto ocurra la erección y antes de cualquier contacto del pene con la vagina o el ano. Sostener la punta del condón y desenrollarlo en el pene erecto, dejando un poco de espacio en la punta del condón, pero asegurándose que no quede aire atrapado en la misma.
[89]
•
En caso de utilizar lubricantes, no deben ser productos que contengan aceites como vaselina, crema para las manos o aceites para niños, ya que pueden debilitar el condón.
•
Retirar el pene inmediatamente después de la eyaculación.
Dificultades para la prevención Uno de los aspectos descritos y frecuentemente asociados a dificultades que pueden presentarse para implementar medidas preventivas efectivas para la adquisición del VIH e ITS en general, es el estar bajo los efectos del alcohol y otras drogas - particularmente en relación con el uso correcto del condón-. Desde un plano subjetivo podría apreciarse un relajo por parte de la persona en relación con el autocuidado, basado en la minimización o anulación de la percepción del propio riesgo de adquirir alguna ITS o el VIH. Por otra parte, en términos prácticos, la alteración de la motricidad –entre otros- podría suponer un obstáculo para el uso eficiente del mecanismo preventivo, aplicándose en forma inoportuna o parcial o, sencillamente, descartándose su implementación. Desde esta perspectiva cobra fundamental relevancia la consideración del consumo de alcohol y otras drogas como factor de vulnerabilidad frente a la posibilidad de adquirir el VIH u otras ITS. Fracasos reiterados en el intento por implementar medidas preventivas pueden desalentar iniciativas orientadas hacia el autocuidado, por lo que resulta esencial contemplar el desarrollo de avances progresivos en la implementación de la técnica, que permitan a la persona lograr mayor percepción de autoeficacia y control sobre el cuidado de la propia salud sexual.
[90]
[ Salud sexual y autocuidado ]
5. Violencia sexual La violencia ha sido definida como “el uso deliberado de la fuerza física o el poder, ya sea en grado de amenaza o efectivo contra uno mismo, otra persona o comunidad, que cause o tenga muchas probabilidades de causar muerte, lesiones, daños psicológicos, trastornos del desarrollo o privaciones”35. La proximidad al concepto de la violencia sexual, nos enfrenta a un ámbito que plantea diversas aristas, ya que la violencia sexual puede adoptar diferentes formas y ser ejercida hacia distintos grupos (niños y niñas, mujeres, etc.), en disímiles condiciones y con variadas consecuencias en el ámbito social y legal. En términos amplios, la violencia sexual puede ser definida como “toda actividad sexual no voluntaria, forzada mediante la violencia física, o por cualquier forma de coerción, agresión o abuso. Su práctica implica una relación de sometimiento en la cual la víctima ha rechazado el acto sexual o en que no ha tenido capacidad de consentir, esto último especialmente en el caso de niños pequeños. En el caso de niños y niñas, es toda aproximación sexual, pues ellos y ellas no se encuentran en condiciones de comprender y son conductas inapropiadas para su desarrollo psicosexual. Se considera como abuso también la actividad sexual inducida prevaliéndose de una situación de superioridad dada la particular condición de la víctima, por trastorno o deficiencia mental, o por dependencia económica, laboral, desamparo, inexperiencia o ignorancia”36. La violencia sexual (VS) es uno de los abusos contra los derechos humanos y una de las forma más críticas de la violencia contra las mujeres y las niñas y niños. Atenta contra la dignidad y la libertad sexual de las personas, vulnerando sus derechos sexuales o reproductivos, ya que anula o limita la voluntad personal de decidir acerca de la sexualidad y de la reproducción. La sociedad reconoce que todas las personas tienen derechos humanos y, entre ellos, el derecho a decidir acerca de la propia sexualidad. Por lo tanto, la violencia sexual es un delito, independientemente de si ocasiona o no daño físico a la víctima. Tal como se vio en el capítulo sobre género, la violencia sexual no puede ser abordada sin considerar que los valores, actitudes, identidades y comportamientos de hombres y mujeres dependen del contexto social, de los roles de 35. OMS, 1996. 36. Extracto normas y guía clínica para la atención en servicios de urgencia de personas víctimas de Violencia sexual, MINSAL, 2004.
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género predominantes y de lo que es socialmente permitido, prohibido, valorado y negado en la búsqueda del placer sexual. La violencia ejercida por otros(as) es una de las principales causas de muerte y discapacidad en personas jóvenes y daña de modo diferente a hombres y mujeres. La violencia delictual afecta más a los hombres y suele ocurrir en espacios públicos; mientras que la violencia sexual e intrafamiliar o de pareja afecta principalmente a las mujeres y ocurre en espacios privados. Esta última puede producir daños físicos de diversa consideración, llegando a consecuencias tan graves que signifiquen riesgo vital o incluso la muerte. En otros casos puede dejar secuelas permanentes que significan pérdida de funcionalidad general o sexual. La violencia sexual puede generar alteraciones psicológicas y psiquiátricas inmediatas con presencia de temor, angustia, hostilidad, rabia, culpa y vergüenza. Numerosos estudios37 demuestran que las víctimas de este tipo de violencia pueden desarrollar trastornos que se prolongan en el tiempo y cuya sintomatología aparece mucho después de la agresión, tales como ansiedad, síntomas obsesivos compulsivos y/o depresivos y somatizaciones. Del mismo modo es posible que se configuren trastornos severos como el síndrome de estrés post traumático, depresión, crisis de pánico, ideas suicidas, etc. También se asocia a abuso de alcohol y tabaco, insomnio, cefaleas y trastornos de la alimentación. Diversos estudios38 muestran que el consumo de drogas se encuentra relacionado con la violencia en, al menos, dos aspectos: como antecedente para ejercerla y como consecuencia de haber sido víctima de violencia. Por ejemplo,
37. http://www.justiciachaco.gov.ar/pjch/CEJ/Libro_Aniversario/Contenido/Exposicion_2/PANEL_1_TALLER_A/13-Capacitaci%C3%B3n_abordaje_Inter_Narv%C3%A1ez_Orban_y_ otros.doc “Principales consecuencias a largo plazo en la salud de las mujeres víctimas de violación”Montero, A; Caba, F.; González, E. Rev. SOGIA 2004; 11(2): 48-57. http://www.unfpa.org.bo/biblioteca/nvio5.pdf http://www.minjusticia.cl/pmg/documentos/mujer%20y%20conflicto%20armado%20informe%202003.pdf 38. Alvarado-Saldivar, G., Salvador Moysen, J., Estrada-Martinez, S. y Terrones-Gonzalez, A.,. “Prevalencia de violencia doméstica en la ciudad de Durango”. Salud pública Méx. 1998, vol.40, n.6, pp. 481-486. ISSN 0036-3634. Ramos-Lira, L. et al., “Violencia sexual y problemas asociados en una muestra de usuarias de un centro de salud”. Salud pública Méx. 2001, vol.43, n.3, pp. 182-191. ISSN 0036-3634. Miller, BA., Downs, WR., Testa, M. Interrelationships between victimization experiences and women’s alcohol use. J Stud Alcohol 1993;11 suppl:109-117. Hein D, Scheier J. Trauma and short-term outcome for women in detoxification. J Subst Abuse Treat 1996;13:227-231. http://www.eclac.cl/mujer/noticias/paginas/3/27453/BID.los%20costos%20de%20la%20 violencia.pdf
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[ Salud sexual y autocuidado ]
en el segundo caso39, se sabe que los niños que sufren abusos sexuales tienen escasa autoestima, incapacidad para rechazar las relaciones sexuales no deseadas y comportamientos autodestructivos, entre ellos el abuso del alcohol y las drogas. En las mujeres, la violencia impacta en su capacidad para cuidar de sí misma y de sus hijos y, nuevamente, se asocia a conductas como el abuso de drogas o alcohol. Para avanzar en esta reflexión haremos referencia al concepto de delitos sexuales, revisaremos algunos tipos de estos delitos, su vinculación con la violencia de género y algunas orientaciones respecto de las disposiciones legales en Chile para canalizar denuncias ante la evidencia de delitos en el ámbito sexual40.
5.1. Delitos sexuales La entrada en vigencia de la nueva Ley de Delitos Sexuales (2004) y el proceso de Reforma Procesal Penal (2000-2005) iniciado en nuestro país, obligan a los profesionales del ámbito social, a reflexionar sobre este tema para asumir un rol activo, crítico e informado en torno a las reformas en curso. Es importante conocer los elementos mínimos del marco judicial que afecta a las personas que han sido agredidas sexualmente, ya que éste puede ser reparatorio y forma parte del proceso terapéutico, no pudiendo la terapia “tener lugar en un contexto al margen de la ley”41.
5.1.1. Concepto de delito sexual Actualmente hay acuerdo en la jurisprudencia respecto a considerar que los delitos sexuales serían “todos aquellos actos que implican una relación de sometimiento entre el agresor y la víctima, en la cual esta última ha rechazado explícitamente el acto sexual o bien se encuentra incapacitada para consentir por falta de comprensión de lo que sucede o falta de discernimiento, y que atentan en contra de la facultad de una persona para autodeterminarse en materia sexual o en contra del libre e íntegro desarrollo de su sexualidad”42. 39. http://www.paho.org/English/DPM/GPP/GH/Moreno.pdf 40. Se encuentra disponible el FONOFAMILIA de Carabineros de Chile (Fono 149). Este servicio funciona en todo el país y su objetivo es atender a las víctimas de violencia intrafamiliar, entregarles orientación y acoger denuncias. También puede consultar a FONO NIÑOS (Fono 147). 41. Perrone, R., y Nannini, M., 1998, Pág. 91. 42. Cáceres, Pamela. En Documento Delitos/Abusos Sexuales. Elementos jurídicos mínimos necesarios para su comprensión. Indicaciones para orientación., 2005. Elaborado para IKASTOLA.
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Desde 1874, año en que entró en vigencia el Código Penal chileno, el tratamiento legal de los delitos sexuales se mantuvo prácticamente invariable hasta enero de 2004, fecha en la que la Ley 19.927 introdujo importantes modificaciones. Los principales cambios son los siguientes: •
Utiliza el concepto de víctima para referirse a la persona que ha sufrido una agresión sexual.
•
Considera como niños/as a los menores de 14 años, mientras que antes consideraba a los menores de 12 años.
•
Agrava y crea nuevas penas para los delitos sexuales.
•
Crea nuevos tipos penales y elimina otros (considera delitos algunas conductas sexuales que antes no se penalizaban y despenaliza conductas que ya no se consideran delito sexual, específicamente las relaciones homosexuales entre hombres adultos).
•
Establece nuevos procedimientos de investigación (por ejemplo, la posibilidad de intervenir líneas telefónicas).
•
Establece nuevas medidas de protección en Tribunales de Menores.
5.1.2. Tipos de delitos sexuales Entre los delitos más comúnmente detectados se encuentran la violación, el estupro y el abuso sexual. El delito de violación (ver cuadro 1) se define como “conducta de acceso carnal, por vía vaginal, anal o bucal”. La Ley habla de violación de persona, por lo tanto, se puede violar tanto a una mujer como a un hombre. Sin embargo, sólo pueden ser autores los varones, ya que acceder carnalmente implica necesariamente la introducción del pene, aunque no haya eyaculación. En consecuencia, aquellas conductas consistentes en la introducción de elementos materiales o de otras partes del cuerpo (dedos) en la víctima no corresponderían al delito de violación (sino al delito de abuso sexual con agravantes). El acceso carnal tiene sanción penal siempre y cuando se lleve a cabo en alguna de las circunstancias indicadas en el cuadro 1. Respecto de ellas, que la víctima se halle privada de sentido, significa que se encuentra afectada por situaciones exógenas que causan la pérdida momentánea de la capacidad para decidir (por ejemplo: el uso de drogas, la ingesta de alcohol, un golpe, etc.). La circunstancia de aprovecharse de su incapacidad de oponer resistencia se refiere a la incapacidad o disminución física de la víctima respecto de su agresor, por ejemplo, algún tipo de deficiencia física.
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[ Salud sexual y autocuidado ]
Para que se aplique la circunstancia de abusar de la enajenación o trastorno mental de la víctima, no basta con que la persona se encuentre privada de razón o enajenada mentalmente, sino que la patología debe ser notoria o conocida por el agresor, debiendo existir de parte del mismo un abuso destinado a aprovecharse de ese estado. Si la persona con el trastorno presta libremente su consentimiento, no hay violación, de lo contrario se estaría desconociendo el derecho de las personas que padecen una discapacidad mental para ejercer libremente su sexualidad. Para la acreditación física del delito de violación la norma señala que se puede acudir a cualquier servicio de salud del país, público y privado, pues todos están facultados para realizar los primeros peritajes.
Cuadro 1 VIOLACIÓN (Art. 361 del Código Penal) “Conducta de acceso carnal, por vía vaginal, anal o bucal.” Violación simple o violación de adultos
Violación calificada o agravada
Si la persona es mayor de 14 años
Si la persona es menor de 14 años
Cuando se lleve a cabo en alguna de las siguientes circunstancias: • Cuando se usa fuerza o intimidación. • Si la víctima se halla privada de sentido, o se aprovecha de su incapacidad de oponer resistencia. • Si se abusa de la enajenación o trastorno mental de la víctima.
No es necesario que concurra ninguna de las circunstancias de la violación simple.
Presidio: de 5 años y 1 día a 15 años
Presidio: de 5 años y 1 día a 20 años
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En términos generales, el estupro (ver cuadro 2) se puede explicar como la realización de un acto sexual aprovechándose de la inexperiencia de la víctima, o de la prevalencia de autoridad frente a ésta. Legalmente se define como una conducta de acceso carnal (vaginal, anal o bucal) en contra de una persona mayor de 14 y menor de 18, concurriendo alguna de las circunstancias indicadas en el cuadro. Nuevamente pueden ser autores de este delito sólo los varones. Para que exista estupro, el estado mental de la víctima debe ser de tal entidad que no llegue a configurar una hipótesis de enajenación o trastorno mental completo, pues si así fuera, sería violación y no estupro. Por otra parte, abusar de una relación de dependencia significa que el agresor se aprovecha de la posición de superioridad de que goza respecto de la víctima, razón por la cual el consentimiento de ella se encuentra viciado. La Ley habla de un desamparo grave, es decir, cuando una persona está o se encuentra en una imposibilidad absoluta o en una dificultad que no puede superar, situaciones que le impiden requerir el auxilio de otros ante una agresión sexual. Por último, constituirá delito de estupro cuando se engaña a la víctima abusando de su inexperiencia o ignorancia sexual.
Cuadro 2 ESTUPRO (Art. 363 del Código Penal) “Conducta de acceso carnal, por vía vaginal, anal o bucal.” Si la persona es menor de edad pero mayor de 14 años (entre los 14 y 18 años) Cuando ocurre en alguna de las siguientes circunstancias: 1. Cuando se abusa de una anomalía o perturbación mental, aun transitoria, de la víctima, que por su menor entidad, no sea constitutiva de enajenación o trastorno. 2. Cuando se abusa de una relación de dependencia de la víctima, como en los casos en que el agresor está encargado de su custodia, educación o cuidado, o tiene con ella una relación laboral. 3. Cuando se abusa del grave desamparo en que se encuentra la víctima. 4. Cuando se engaña a la víctima abusando de su inexperiencia o ignorancia sexual. Presidio: de 3 años y 1 día a 10 años
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[ Salud sexual y autocuidado ]
Comete delito de abuso sexual (ver cuadro 3) el que abusivamente realiza una acción sexual distinta del acceso carnal. Por ésta se entiende cualquier acto de significación sexual y de relevancia realizado mediante contacto corporal con la víctima o que haya afectado los genitales, el ano o la boca de la víctima, aún cuando no hubiere contacto corporal con ella. Esto significa que, por ejemplo, la introducción de objetos en el cuerpo de la víctima, no importando el contacto corporal, también constituye abuso sexual. Pueden ser autores de este delito tanto hombres como mujeres. El abuso sexual puede cometerse en contra de una persona mayor de 14 años y en ese caso la ley exige que concurran alguna de las circunstancias de la violación o el estupro. El artículo 366 del Código Penal amplía la definición del delito de abuso sexual sancionando al que, sin realizar una acción sexual en los términos anteriores, para procurar su excitación sexual o la excitación sexual de otro: •
realiza acciones de significación sexual ante (delante) un menor de 14 años;
•
le hiciere ver o escuchar material pornográfico a un menor de 14 años;
•
le hiciere presenciar espectáculos pornográficos a un menor de 14 años;
•
determinare realizar acciones de significación sexual delante suyo o de otro (a un menor de 14 o menor de edad pero mayor de 14).
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Cuadro 3 ABUSO SEXUAL (Art. 366 y 366 bis del Código Penal) “... el que abusivamente realice una acción sexual distinta del acceso carnal...” Abuso sexual propio (art. 366)
Abuso sexual impropio (art. 366 bis)
Si la persona es mayor de 14 años
Si la persona es menor de 14 años
Cuando se lleve a cabo en alguna de las circunstancias de la violación o el estupro: • Cuando se usa fuerza o intimidación. • Si la víctima se halla privada de sentido, o se aprovecha de su incapacidad de oponer resistencia. • Si se abusa de la enajenación o trastorno mental de la víctima.
No es necesario que concurran ninguna de las circunstancias indicadas.
En alguna de las siguientes circunstancias: • Cuando se abusa de una anomalía o perturbación mental, aun transitoria, de la víctima, que por su menor entidad, no sea constitutiva de enajenación o trastorno. • Cuando se abusa de una relación de dependencia de la víctima, como en los casos en que el agresor está encargado de su custodia, educación o cuidado, o tiene con ella una relación laboral. • Cuando se abusa del grave desamparo en que se encuentra la víctima. • Cuando se engaña a la víctima abusando de su inexperiencia o ignorancia sexual. Presidio: de 3 años y 1 día a 5 años
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Presidio: de 3 años y 1 día a 10 años
[ Salud sexual y autocuidado ]
5.2. Violencia sexual como expresión de la violencia de género Como vio en el capítulo II, los patrones culturales y las concepciones del rol de género arraigadas en la sociedad pueden estar influyendo en que la violencia sexual se ejerza contra mujeres en nuestro país. Muchas parejas legalmente constituidas están fundadas en el modelo tradicional de masculinidad (macho-viril-poderoso) y de feminidad (mujer-sumisa-dependiente). En ellas, los derechos y obligaciones están desbalanceados, perteneciendo los primeros casi exclusivamente al hombre y quedando a la mujer el papel de la sumisión incondicional43. Hay concepciones culturales que propician que al hombre como el único habilitado para mostrar sus apetitos sexuales, en lo cual estriba su imagen de macho viril. La mujer, en cambio, es censurada en sus expresiones de deseo, debiendo ocultarlos y responder pasivamente a los reclamos de su marido o pareja. En este marco, el hombre tiene el derecho de satisfacer sus impulsos sexuales más allá de los deseos de su pareja. El hombre usa no sólo su fuerza física, sino la presión económica para lograr de su pareja lo que desea44. Muchas relaciones sexuales, aún cuando tengan lugar en el marco del matrimonio o de parejas estables, constituyen verdaderas violaciones. La mujer no elige ni el momento ni las condiciones de la relación sexual. Está expuesta a relaciones displacenteras, a malos tratos y al riesgo de enfermedades de transmisión sexual. En Chile, un estudio realizado por Sernam en el año 200145 muestra que un 50,3% de las mujeres, actual o anteriormente casadas o en convivencia, residentes en la Región Metropolitana, han experimentado alguna forma de violencia por parte de su pareja. Un 16,3% sólo ha sufrido violencia psicológica. Un 34% ha sufrido violencia física y/o sexual. De ellas, un 14,9% experimenta violencia sexual. Frente al tema de la violencia sexual, tanto la ejercida contra los niños como contra los adultos, los profesionales del ámbito psicosocial deben revisar sus concepciones del ser hombre, mujer y niño/a y, especialmente los mitos existentes con respecto a éstos. 43. Cáceres Pamela. En Documento Delitos/Abusos Sexuales. Elementos jurídicos mínimos necesarios para su comprensión. Indicaciones para orientación, 2005. Elaborado para IKASTOLA. 44. Op. Cit. 45. Sernam: “Estudio de Prevalencia de la VIF en la Región Metropolitana y en la IX región”, Santiago, 2001.
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6. Aspectos importantes a considerar por los equipos de trabajo 6.1. Denuncias, querellas y prescripción Frente a la evidencia de algún delito en materia sexual, para iniciar una investigación y un proceso judicial, es necesario realizar una denuncia. Ésta consiste en poner en conocimiento de las policías o del Ministerio Público un hecho con caracteres de delito (personalmente y en forma oral o escrita). Una vez hecha la denuncia, el fiscal inicia la investigación de los hechos. La denuncia puede ser realizada por la víctima directa y, cuando se trata de niños, las personas que tengan una relación de parentesco o cuidado con ellos (padres, descendientes, guardadores, tutores, etc.). Sin embargo, cualquier persona -niño o adulto- puede poner en conocimiento de las policías o del fiscal un delito sexual. En el caso de las víctimas menores de 18 años, tienen obligación legal de denunciar “los jefes de establecimientos hospitalarios o de clínicas particulares y, en general, los profesionales en medicina, odontología, química, farmacia y de otras ramas relacionadas con la conservación o el restablecimiento de la salud (…). Los directores, inspectores y profesores de establecimientos educacionales de todo nivel”46 o cualquiera que en razón de su actividad tome conocimiento del hecho. Las personas obligadas a denunciar que no lo hagan pueden ser sancionadas con prisión (de 21 a 60 días) o multa (de 1 a 5 sueldos vitales). También podrían ser consideradas como encubridoras de un delito, recibiendo las sanciones correspondientes. El Código Procesal Penal considera los delitos sexuales -y, en rigor, cualquier delito cometido contra un menor de edad- como de “acción penal pública”, esto significa que cualquier persona puede iniciar el proceso judicial a través de una denuncia y los tribunales están obligados a investigar, aunque no exista un particular que así lo solicite. Esto es así porque respecto de los derechos que la Ley de Delitos Sexuales protege, el Estado se considera parte interesada y, por consiguiente, investiga aunque los afectados no lo soliciten.
46. Art. 175 Código Procesal Penal, Pág. 78.
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[ Salud sexual y autocuidado ]
Si la persona agredida es mayor de 18 años, la ley otorga a la víctima la facultad de decidir si denuncia o no. Sin embargo, una vez realizada la denuncia -al igual que en el caso de los menores de edad- el tribunal siempre investiga los hechos. El Ministerio Público puede adoptar medidas tendientes a garantizar la protección de los denunciantes, las víctimas y los testigos, tanto si las personas afectadas lo solicitan como si el fiscal lo estima necesario. Para apoyar a los fiscales en la atención y protección de las víctimas y los testigos, se han creado las Unidades Regionales de Atención a Víctimas y Testigos (URAVIT) conformadas por equipos de profesionales integrados por abogados, psicólogos y asistentes sociales. En el nuevo proceso penal se le reconoce explícitamente a la víctima el derecho a ser recibida y atendida por los jueces y los fiscales; el derecho a recibir un trato digno y a ser informada tanto del estado del proceso como de sus derechos y de las actividades que deba realizar para ejercerlos; el derecho a solicitar protección frente a presiones, atentados o amenazas a ella o su familia; derecho a obtener reparación por el daño sufrido y a demandar indemnización por los perjuicios; derecho a reclamar y a ser escuchada por el fiscal o el juez de garantía antes de decidirse la suspensión o el término del proceso; derecho a interponer una querella a través de un abogado. El delito de violación prescribe a los 10 años y el de abuso sexual a los 5 años de ocurrido el último abuso. Después de estos plazos, la justicia no investigará.
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7. Imagen corporal En este capítulo se han analizado una serie de situaciones que afectan la vida de las personas y, específicamente, la capacidad para vivir una sexualidad sana. La pregunta que guía el último apartado de este capítulo es ¿cuál es la relación entre todas estas situaciones (factores de riesgo y protectores de la salud sexual, prácticas sexuales, ITS y VIH y violencia sexual) y el uso y abuso de drogas? La única respuesta razonable es el cuerpo. Es decir, es a través del cuerpo que se vivencian todas estas situaciones. Por ello, para las personas que trabajan en temas relativos a la dependencia de drogas, es de suma importancia abordar la imagen corporal y cuidado del cuerpo. Es posible encontrar en la literatura científica cómo los programas preventivos exitosos sobre abuso de drogas consideran dentro de sus objetivos el mejorar la imagen corporal y, junto con ello, las conductas que conllevan al cuidado del cuerpo. La imagen corporal -es decir, la percepción que las personas tengan de su cuerpo- y el cuidado que éstas le proporcionan, son aspectos que se aprenden desde el nacimiento y pueden modificarse a lo largo de la vida. Las personas que poseen una buena autoimagen, tienden a cuidar mejor su cuerpo y tienen mejores indicadores de salud sexual (capacidad de negociación sexual, menor frecuencia de ITS/VIH-SIDA); incluso, tendrán mejor capacidad de lidiar con este tipo de problemáticas, en caso de sufrir una de ellas. Algunos autores proponen que el cuidado del propio cuerpo y su consecuente valoración, constituye “una actitud fundamental a desarrollar y favorecer en el desarrollo sexual de niños, niñas y adolescentes”47. De esta manera se potencia que sean los estudiantes quienes tomen sus propias decisiones y compromisos de auto cuidado, lo que permite vislumbrar una actitud tendiente a empoderar en mayor medida las decisiones que los y las adolescentes toman respecto de su salud. En este sentido, podemos decir que el cuidado del cuerpo se constituye en una conducta básica de autocuidado. 47. Martines, A., Meneses, A., Sarabia, D., La educación de la salud sexual de los adolescentes en Canadá y Chile: una mirada desde las políticas públicas. http://www.inap.uchile.cl/gobierno/ publicaciones/meneses1.pdf.
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[ Salud sexual y autocuidado ]
Esta conducta básica de cuidado del cuerpo tiene dos vertientes: por una parte, posibilita que la persona sea capaz de tomar mejores decisiones para su salud, y con ello más probabilidad de evitar el consumo de drogas. Pero por otra parte, puede ser la puerta de entrada, la conducta primaria por la cual comenzar un proceso de rehabilitación.
En resumen La sexualidad es una cualidad del ser humano y gozar de salud sexual parece ser un derecho. Pero el hecho de potenciar la salud sexual además conlleva ejercerla de manera responsable, armoniosa y congruente. Existen una serie de factores que pueden ayudar al bienestar sexual: la autoestima, una familia con vinculaciones afectivas positivas y una sociedad que otorgue oportunidades educativas y laborales, entre otras. Por el contrario, cuando una persona tiene problemas con el consumo de drogas y/o alcohol, no ha podido insertarse de manera adecuada en su ámbito laboral/ educacional y vive en un barrio conflictivo, entre otros posibles factores, será más probable que su salud sexual se encuentre en riesgo. Las personas que trabajan para ayudar a otras en diversos ámbitos de sus vidas, deben poseer conocimientos respecto de los comportamientos sexuales que pueden convertirse en factores de riesgo y protección de la salud sexual. Será necesario manejar información para orientar a otros en aquello que se convierte en una trasgresión como en lo que se define como un comportamiento sexual sano. De esta manera, deben ser capaces de transmitir información respecto de los comportamientos que evitan la transmisión del VIH y otras ITS y de potenciar la reflexión que propicie la detección y el rechazo a las manifestaciones violentas relacionadas con la sexualidad. Una sexualidad sana solo será posible si ésta no es ejercida bajo cohesión, miedo o intimidación.
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Ideas fuerza •
La salud sexual se observa en las expresiones libres y responsables de las capacidades sexuales que propician un bienestar armonioso personal y social, enriqueciendo de esta manera la vida individual y social. El bienestar sexual implica ejercer la sexualidad con libertad, congruencia, integridad y responsabilidad.
•
La existencia de diversos factores individuales, relacionales y culturales pueden potenciar u obstaculizar la salud sexual de las personas.
•
Respecto a la sexualidad de los chilenos, se reconoce que existe un cambio importante en las nuevas generaciones, como el que se manifiesta en una menor edad de iniciación. tanto en mujeres como en hombres y la inclusión de nuevas prácticas sexuales. Sin embargo, sí continúan las diferencias de género, por ejemplo, en los juicios normativos referentes a tolerancia de la infidelidad femenina y masculina.
•
El VIH/SIDA (y muchas de la ITS) puede prevenirse mediante conductas específicas: la abstinencia sexual, el aprendizaje en el uso correcto del condón y el uso de jeringas desechables, entre otras.
•
La violencia sexual degrada la dignidad de las personas. Esta consecuencia ha sido abordada en la nueva Ley de Delitos Sexuales y encuentra en ella la posibilidad de sancionar a quienes se involucren en estos actos. Si bien las sanciones no restituyen el daño por sí mismo, constituyen un paso importante para potenciar el restablecimiento de la dignidad de las personas.
Para reflexionar: Mirando el entorno social y personal puede responder las siguientes preguntas: 1. ¿Qué factores protectores estuvieron presentes en su adolescencia y cómo potenciaron su salud sexual? 2. Respecto a la edad de iniciación sexual, el tipo de prácticas sexuales y los juicios normativos que se relataron en este texto, ¿cómo se encuentra usted, en comparación con la sociedad chilena? 3. Dadas las conductas preventivas relacionadas con la infección por VIH, reflexione sobre la posibilidad que tiene una mujer adulta de implementarlas mientras se encuentra conviviendo en una relación de “pareja estable”. Aquí interesa que se ponga en su lugar, que describa los argumentos que debiese utilizar para favorecer una conversación con su pareja.
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[ Competencias conductuales ]
[Capítulo 6]
Competencias conductuales
Para que un técnico o profesional sea capaz de abordar aspectos relativos a cualquier materia –y en este caso, a la sexualidad-, no sólo requiere de conocimientos teóricos; son igualmente necesarias actitudes que permitan que ese conocimiento pueda ser entendido y comprendido por el destinatario. Se ha comprobado científicamente que las instrucciones médicas son mejor seguidas por los pacientes, si el profesional de la salud, además de conocer acerca del mal que les aqueja, es capaz de realizar la atención de salud a través de un buen trato. Es a estas habilidades o actitudes de buen trato que denominamos competencias conductuales. En su propia experiencia para comprenderlo: si usted elige de su historia de vida la atención médica que mejor lo ayudó a mejorar su estado de salud, probablemente seleccione aquella en que fue tratado de buena forma, escuchado con atención, donde se sintió comprendido por el profesional, además de ser efectiva en disminuir su malestar. Si vamos a un ejemplo más cotidiano, piense cuando usted va al almacén o a comprar a alguna tienda, probablemente volverá a dicho lugar, si es que además de explicarle las ventajas del producto que está comprando, la persona que lo atendió tuvo un trato amable y usted sintió que fue comprendido en su necesidad. Lo mismo sucede en un proceso de ayuda hacia otra persona. En este capítulo abordaremos las competencias necesarias para ayudar a las personas a enfrentar situaciones referidas a la sexualidad. Hoy es frecuente acceder, a través de programas de radio y televisión, así como en artículos y reportajes de revistas y diarios de gran difusión, a información vinculada a la sexualidad, lo que facilita que estos temas puedan ser discutidos entre amigos y, a veces, dentro de la familia, haciendo en última instancia a las comunidades más capaces de identificar problemas relacionados con este tema. Esto conlleva la necesidad de estar preparados, atentos y abiertos a generar
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y reforzar conversaciones con nuestros usuarios respecto de inquietudes y confusiones en este ámbito, independiente de la intervención específica que se esté realizando. Para asumir la responsabilidad de informar es imprescindible tener conocimientos sobre sexualidad con el objeto de responder correctamente, sin errores ni prejuicios, a las necesidades y demandas de los usuarios —mujeres y hombres— que buscan información sobre sexualidad en general, derechos sexuales y reproductivos, enfermedades sexualmente transmisibles, incluyendo VIH/ SIDA, entre otros. Dado que nadie está ajeno a la forma en que las sociedades latinoamericanas han construido su sexualidad, es aconsejable que los equipos encargados de actuar como facilitadores de procesos educativos en sexualidad compartan y conversen respecto de sus propios sistemas de valores sexuales, así como de mitos y creencias que pudiesen entorpecer su labor, en un marco de respeto por la diversidad presente en las distintas maneras de vivir la sexualidad. La labor educacional se verá facilitada, si el equipo profesional actualiza sus conocimientos en materia de salud sexual y está atento a que la sexualidad es una construcción social sujeta a diferencias, dependiendo del contexto histórico y sociocultural desde donde se vivencie. Ello optimizará el trato, la forma de establecer la relación prestador-usuario creando un ambiente de distensión y respeto que facilite el intercambio de información libre de prejuicios o discriminaciones. Las intervenciones vinculadas con la salud sexual de mujeres y hombres requieren también considerar la especificidad y delicadeza del tema sobre el cual se pretende intervenir. Ciertamente, aún para muchos (sean profesionales, técnicos o usuarios) el tema de la sexualidad puede producir reacciones encontradas, tensión, miedo, rabia. Llegar a hablar acerca de la propia sexualidad implica haber superado diversas dificultades individuales relativas al temor de ser maltratado, humillado, castigado y estigmatizado, al ser juzgada la intimidad y la vida sexual. El profesional no está ajeno a reacciones similares, toda vez que lo desconocido o diferente produce alguna de las emociones citadas. Si parte desde este punto, estará más cerca de poder actuar apropiadamente. Muchas veces puede tener la intención o predisposición a actuar de una manera determinada (a nivel del
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[ Competencias conductuales ]
razonamiento), pero eso puede ser interferido por las emociones que en ese minuto le perturben (a nivel afectivo). El mundo afectivo no funciona con las reglas del mundo racional. Las intervenciones en materia sexual pueden provocar dos reacciones: •
En caso de recibir una buena orientación e información, se motiva a la persona en la prevención y el cuidado de su propia salud y la de su(s) pareja(s) sexual(es), es decir, en el auto y mutuo cuidado.
•
Si el usuario es rechazado, estigmatizado o criticado, puede motivar el rechazo total a la información preventiva y al cuidado de la salud propia y la de su(s) pareja(s) sexual(es).
Es recomendable que las personas que trabajan en la rehabilitación y reinserción de personas con consumo problemático de dogas brinden conocimientos veraces con una actitud positiva, procurando que tanto sus consultantes como las comunidades que atienden revisen críticamente y recreen sus propios valores. Esto no significa que no tengan una posición propia al respecto, pero deben conocerla plenamente para impedir que interfiera en su tarea de facilitadores individuales y comunitarios.
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1. Habilidades para intervenir Cualquier tipo de intervención en salud sexual debe potenciar el reconocimiento y/o desarrollo de actitudes y valores sexuales, facilitando que el consultante pregunte, explore y construya su propio sistema de valores o ética personal, de forma que promueva una conducta consistente con aquel. Las intervenciones en salud sexual deberán promover el desarrollo y uso específico de habilidades personales e interpersonales para el logro de intercambios sexuales elegidos y satisfactorios, en un marco de autogestión del riesgo. El logro y mantención de la salud sexual no está ajena a la reflexión en torno a la influencia cultural y las dinámicas de género que ejercen una influencia cierta en las vivencias sexuales de hombres y mujeres. Ello implica favorecer el desarrollo de una conciencia crítica respecto de los roles sexuales que construyan mejores relaciones entre hombres y mujeres, sobre la base del respeto y la equidad. A la hora de poner al servicio de los usuarios los conocimientos que el profesional ha adquirido en sexualidad, es importante poseer habilidades comportamentales, cognitivas y afectivas que faciliten esta relación. Desde esta perspectiva, resulta fundamental centrase en todas aquellas competencias que debiesen conformar parte del quehacer profesional. Existen diversas definiciones de competencia en términos genéricos, existiendo en la mayoría de ellas algunos puntos en común. La competencia se traduce en el desempeño de una tarea, por lo tanto, se puede observar a través del comportamiento. La competencia incluye un saber (conocimiento), un saber hacer (procedimientos) y saber ser (una actitud). A través de las competencias las personas movilizan sus conocimientos y la manera como hacen las cosas. Específicamente, las competencias hacen referencia a aquellas conductas, disposiciones, actitudes, que adopta nuestro proceder al momento de poner los conocimientos al servicio de las acciones ejecutadas. Entre las diversas competencias describiremos brevemente aquellas que resultan prioritarias en el abordaje de materias en el ámbito sexual, otorgando a las acciones realizadas un sentido humano y no tan sólo técnico, desde el respeto, la dignidad y la no discriminación.
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[ Competencias conductuales ]
1.1. Flexibilidad Es la capacidad para adaptarse y trabajar en distintas situaciones, con personas y grupos diversos. Supone entender y valorar posturas distintas o puntos de vista encontrados.
1.2. Respeto a la diversidad Es la capacidad para aceptar las diferencias. Implica valorar y respetar las diferencias de significado, opinión y costumbres, adaptando el quehacer profesional y los servicios ofrecidos, de modo de satisfacer las necesidades y respetar los derechos de cada persona que consulta.
1.3. Comunicación verbal y no verbal Involucra la habilidad para comunicarse en forma clara y precisa. La comunicación verbal se traduce en fluidez verbal, riqueza de vocabulario, precisión de los conceptos y palabras utilizadas, así como en la originalidad de las expresiones verbales que se emplean. La comunicación no verbal se expresa en el uso de la mirada y contacto visual, la forma de saludar, la expresividad facial, la utilización de la sonrisa y los silencios, el tono, timbre y volumen de la voz, la gestualidad de manos y brazos y la postura corporal de forma pertinente. Por último, implica la capacidad de adaptar la comunicación al contexto y a las características del interlocutor.
1.4. Habilidad de escucha activa Es la disposición a comprender lo que el usuario quiere expresar. Implica la capacidad de adecuar el mensaje y la forma de comunicación a las características y necesidades del usuario. Involucra también la habilidad para reconocer cuándo es el momento más apropiado para intervenir: hacer preguntas, expresar ideas, clarificar conceptos, así como la habilidad de acompañar la conversación del un silencio atento.
1.5. Fomento del empoderamiento Es la capacidad para generar, fomentar y reforzar en los usuarios, las habilidades para la toma de decisiones autónomas respecto de su salud. Implica reconocer al usuario como protagonista de su cuidado, fomentando y respetando sus derechos.
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1.6. Resguardo de la privacidad y confidencialidad Es la disposición y habilidad para proteger el ámbito privado de los usuarios. Involucra el respeto por la confidencialidad de la información vertida, la no trasgresión de la confianza depositada y la mantención del secreto profesional.
1.7. Orientación al usuario Hace referencia a la actitud y disposición para satisfacer las necesidades del usuario, asegurándose de conocer adecuadamente sus expectativas e intentando satisfacerlas.
1.8. Calidad de trato Se refiere a las características que asume la interacción proveedor-usuario. El trato de calidad implica dignificar al usuario como persona, más allá de su calidad de portador de una dolencia, enfermedad, o condición particular, buscando que toda interacción se encamine al fortalecimiento de la individuación y la autovaloración. La calidad de trato condiciona, tanto adhesión y protagonismo de los usuarios, respecto del cuidado individual y colectivo de su salud (cuando es un trato digno), como indiferencia o distanciamiento de la institución (cuando existe mal trato).
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[ Competencias conductuales ]
2. Desde dónde intervenir Para realizar abordajes en torno a la salud sexual existen diferentes niveles o posibilidades de intervención, ya sea a través de actividades educativas, consejería o intervenciones más específicas (terapéuticas). Ahora, es importante recordar que estas actividades no sólo se orientan a resolver problemas presentes; sino que prioritariamente buscan la promoción de una visión positiva e integrada de la sexualidad como parte del desarrollo humano. Si se coloca el acento en aquellas intervenciones que permitan promover y prevenir comportamientos saludables en sexualidad se encontrarán básicamente dos grandes tipos: La educación y la consejería.
2.1. Educación Cuando se menciona educación sexual, la mayor parte de la población, sea o no profesional, tiende a equipararla con un proceso en el que, propositiva y activamente, se contestan preguntas y se proporciona información, hasta ahora muy relacionada con la reproducción y el riesgo. Sin embargo, la educación sexual es algo más que esto. Se puede definir la educación sexual como aquel proceso mediante el cual se adquieren y transforman, formal e informalmente, conocimientos, actitudes, valores y creencias respecto de la sexualidad en todas sus manifestaciones, que incluyen desde los aspectos biológicos y aquellos relativos a la reproducción, hasta todos los asociados al erotismo, la identidad y las representaciones sociales de los mismos48. Es especialmente importante considerar el papel que el género juega en este proceso. Esto significa, en pocas palabras, que todos hemos recibido una educación sexual que ha configurado, de alguna manera, el modo en que experimentamos nuestra sexualidad. A su vez, todos somos educadores de la sexualidad de otros. Así, lo que sabemos de sexualidad lo hemos aprendido de diversas formas. Llamamos educación sexual informal a la que se da en forma no sistemática, como parte de la vida cotidiana y que generalmente no tiene propósitos 48. Promoción de la salud sexual. Recomendaciones para la acción. OPS/OMS/WAS, Guatemala, 2000.
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definidos. Sin embargo, es la más importante por sus efectos en la vida de las personas. Algunos ejemplos: • La forma en la que los padres o aquellos que están cerca de un bebé viven su propia sexualidad, será aprendida por el niño, dándole una percepción de que ésta es una experiencia agradable o negativa. •
La manera en que son aceptadas o reprobadas las primeras exploraciones corporales de niños y niñas. Si existe en la familia vergüenza ante el propio cuerpo y nunca se nombra a los genitales, es poco probable que pueda formarse un sentimiento de aceptación del propio cuerpo y de las sensaciones que de él provienen, elementos indispensables para una plena salud sexual.
•
La manera en que se incentiva la continuidad de estudios superiores en varones, en desmedro de este incentivo en niñas, con la idea de que éstos serán los futuros mantenedores económicos de sus hogares.
•
Como se privilegia el plato más grande de comida para los hombres de la casa o se defiende (sin que lo pidan) a las mujeres del grupo, son también formas menos explícitas de aprendizaje de la sexualidad.
Hay otro tipo de educación, la formal, que es aquella impartida dentro del sistema escolarizado, ya sea mediante charlas o talleres, incluidas o no dentro del currículo. Si bien es cierto que sería de gran conveniencia que en todos los países existiera educación sexual formal, esta no excluye a la informal que se da en la familia y la comunidad. Por otra parte, exige la capacitación de un amplio número de profesores (que en ocasiones no se encuentran técnicamente preparados para responder en forma adecuada). Existe un tercer tipo, la educación sexual no formal, que consiste en cursos, charlas, talleres que se dan a diferentes públicos (como adolescentes, padres, lideres comunitarios, grupos de mujeres o de hombres), de carácter más breve que la formal y que si bien pueden contar con objetivos como unidad, no necesariamente se insertan en una programación a largo plazo. Este tipo de educación se ve reflejada con frecuencia bajo el alero de una institución no especializada en educación, como los grupos scout, grupos tutoriales o religiosos, grupos hip-hop, centros comunitarios, sedes sociales, entre otros. En todas estas modalidades, la educación puede ser proscriptiva, cuando reprime y prohíbe; prescriptiva, cuando propone un o unos modelos de la sexualidad como los adecuados o correctos; y constructiva, cuando permite al individuo
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[ Competencias conductuales ]
autodeterminarse mediante la revisión de sus propios valores y, sobre todo, le permite tomar decisiones responsables basadas en el análisis de las posibles opciones. Una de las formas más comunes de educar en sexualidad es a través de la realización de charlas o talleres. Los talleres educativos, para que puedan tener algún grado de efectividad, debieran contemplar, a lo menos, las siguientes características: •
Participativos. Esto significa que su metodología debe permitir que los participantes sean sujetos activos en la búsqueda de información, en su evaluación y en las conclusiones a las que lleguen.
•
Empoderantes. Es decir, que los talleres sean realizados desde ellos mismos: con su lenguaje, sus modismos, derivados desde sus necesidades y liderados por algunos de ellos. Siempre es aconsejable recurrir a pares como educadores.
•
Integrales. Que tomen en cuenta todas las variables que influyen en una problemática. Por ejemplo, si las conductas de autocuidado son difíciles de implementar porque se entrecruza el tema de la pareja, entonces es necesario incorporar también ese tema a los talleres. Si el alcohol y el abuso de drogas son factores que impiden asumir conductas preventivas, entonces debieran ser temas del taller. Así también, hay que cuidar otras variables que afectan, como el machismo (habrá que integrar el tema de género), la discriminación (se tendrá que incorporar estrategias para afrontarla), etc.
•
Planificados. Esto quiere decir, formular objetivos por sesión, que sean realistas de cumplir en un plazo acotado. Un número adecuado de sesiones, de forma de asegurar que se mantenga la motivación e interés por asistir a ellas. Del mismo modo, las sesiones no deben suspenderse, independiente del número de asistentes. Pero no debe pasarse por alto evaluar el por qué de las inasistencias, cuando éstas se vuelven frecuentes, pues puede ser necesario reevaluar las temáticas o metodologías utilizadas.
•
Diferenciados. Es necesario considerar estrategias específicas para cada grupo. Es cierto que en muchos lugares diseñar estrategias tan específicas se hace difícil por falta de recursos. Sin embargo, es importante tener en cuenta las diferencias en el diseño e implementación de las intervenciones para llegar a un mayor número de poblaciones determinadas (niños, jóvenes, adultos, adulto mayor)
•
Comunitarios. Si bien sabemos que trabajar en grupos es lo más eficiente, es necesario preguntarse si existe la posibilidad cierta que estas personas se junten en este lugar o será necesario utilizar un espacio inserto en la comunidad. ¿Podrán exponerse en confianza?
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•
Respetuosos de la diversidad. Ser capaz de adecuar las intervenciones considerando que las experiencias, vivencias y sistemas de valores sexuales pueden ser diversos.
Por último, la educación sexual debe contribuir al bienestar, la autonomía y el desarrollo de los individuos y, por lo tanto, es necesario que sea oportuna, veraz, integral, libre de mitos y prejuicios, ya que en esta medida actuará como preventiva de problemas posteriores y conducirá a la salud sexual.
2.2. Consejería Este término proviene del inglés counseling, que se ha traducido y usado de distintas maneras —generalmente de forma incorrecta—, como aconsejamiento, labor de consejo, orientación y acompañamiento. La consejería, en la atención de salud, es un tipo de intervención a través de la cual un profesional de la salud informa, orienta y apoya a una persona en su proceso de despejar una situación que está viviendo y enfrentar el futuro. Por tanto, la función del consejero se traduce en acompañar y facilitar el proceso de cambio y toma de decisiones personales en forma constructiva. No es dar consejos. La consejería en salud sexual, entonces, cumple una doble función: la promoción y la prevención: •
La prevención: implica compartir información con la gente acerca de comportamientos sexuales más seguros, apoyarlos a identificar sus riesgos y a buscar fórmulas para evitarlos, si así lo desean (por ejemplo, embarazo no deseado, enfermedades de transmisión sexual, trastornos en la ejecución sexual, entre otros.)
•
La promoción: en este sentido la consejería resulta ser un espacio donde los consultantes encuentran respuestas e información que les permite reconocer y/o construir una ética sexual individual que guiará sus decisiones en esta materia, en busca de potenciar una vida sexual saludable, enriquecedora y gratificante.
Por lo tanto, la consejería no es un espacio para dar consejos, como tampoco una técnica para resolver los problemas de otros. Tiene como meta proporcionar elementos a una persona para que enfrente de mejor manera su situación actual, encuentre medios realistas de resolver problemas y tome decisiones informadas.
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[ Competencias conductuales ]
Elementos claves de la consejería •
Utilizar un lenguaje descriptivo. Buscar palabras que no connoten juicios o significados personales que puedan inhibir al consultante. Esto se refleja no sólo en el tono de voz y la facilidad de abordar el tema, sino también en la forma en que la exploración es conducida y por los términos que el consejero elige; por ejemplo, si el consejero usa el término perversiones para denominar algunas conductas, estará condenándolas de antemano. Si de alguna forma el consultante percibe que no se aprueba un tipo específico de conducta, será difícil que pueda discutirlo con otros. También es importante usar un lenguaje que pueda ser comprendido por el consultante, reconociendo y respetando el uso de términos del léxico popular. Por otra parte, es conveniente pedir al consultante que explique en sus propias palabras lo que quiere decir, ya que en ocasiones no usará los términos con la precisión que el consejero está acostumbrado y, además, los puede interpretar de otra forma.
•
Escuchar en forma activa. Prestar atención a todo lo que dice, hace y expresa el consultante. Mantener el contacto visual y afirmar con la cabeza indicando que escucha y comprende. Parafrasear y sintetizar lo que la persona ha comunicado, de acuerdo con lo que el consejero interpreta y entiende.
•
Realizar preguntas eficaces. Detrás de cada pregunta está la posibilidad de obtener información y facilitar la comunicación de sentimientos, actitudes y pensamientos. Hacer siempre preguntas abiertas que le permitan explorar la mayor cantidad de información posible. Evitar preguntas cuya única respuesta sea sí o no. Puede ser muy útil retomar el hilo de lo que la persona estaba expresando. Hacer una pequeña síntesis que enmarque la pregunta abierta.
•
Facilitar la resolución de problemas. El consejero tiene la labor de facilitar al consultante la resolución de problemas. Permitir siempre que la persona exprese lo que le preocupa y/o confunde. Explorar junto con él alternativas de solución. Facilitar la toma de decisiones analizando posibles temores u obstáculos. A pesar de la posible angustia del consultante, debe ser él quien resuelva los asuntos problemáticos; el consejero está allí sólo para facilitar este proceso.
•
Usar adecuadamente el silencio. Éste es una herramienta de gran utilidad, que estimula los pensamientos y la reflexión. Permite asimilar sin interferencias las intervenciones que realice como asesor. A pesar de lo incómodo que puede llegar a ser un silencio prolongado, el consejero debe considerar en qué momento es útil en función del proceso.
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•
Expresar lo que observa. El consejero puede observar y sentir actitudes y maneras de interactuar típicas del consultante en su medio externo. Si alguna de estas actitudes se plantea como problemática por parte de la persona, puede retomar la manera como ha actuado en la sesión y utilizarla como herramienta de análisis.
•
Informar clara y concisamente. No olvidar que algunos estados de ánimo pueden obstaculizar que se asimile la información. Si el consultante está muy angustiado o deprimido, identificar en primera instancia estos sentimientos, antes de brindar cualquier información, ya que fácilmente puede perderse. Una vez que esté garantizado algún nivel de tranquilidad, brindar la información clara, concisa y brevemente. Ser creativo.
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•
Reformular lo que el consultante trae a la sesión ayuda al consejero a clarificar y al consultante a concretar lo que le preocupa. Al clarificar y establecer qué es lo prioritario a analizar, se empieza a hablar en los mismos términos y se facilita establecer una meta común durante las sesiones de asesoría.
•
Identificar y aclarar. La persona que llega a pedir ayuda puede estar confundida. El consejero está allí para clarificar lo que él le expresa. Puede trabajar sobre temores o inquietudes que la persona tiene. Cuando logra identificar los temores y lo que el consultante define como algo problemático, puede reducir notablemente la ansiedad.
•
Tranquilidad. El consejero tranquiliza a su consultante cuando valida sus sentimientos y temores. Expresar esto abiertamente. Puede informar y aclarar posibles ideas o conceptos erróneos que la persona maneje.
•
Sinceridad. Es necesario que el consejero se convierta en un puente hacia la realidad. Está allí para confirmar una realidad y facilitar que la persona la acepte. Pero no olvide que la empatía es un requisito y que debe evaluar en qué momento la persona está un poco más fortalecida para empezar a trabajar en ello.
•
Confrontar. La negación y la distorsión de la realidad son reacciones típicas en momentos de crisis. El consejero debe confrontar a su consultante con actitudes y comportamientos que pongan en juego su bienestar físico y psicológico o el de otros.
•
Mantener el hilo. Es función primordial del asesor mantener el hilo del discurso, ya que en ciertos estados afectivos es muy fácil que la persona disgregue su conversación.
•
Sintetizar. Al término de la sesión es conveniente hacer un breve resumen de lo que se discutió y lo que se concluyó. Si se considera importante continuar con otro tema durante la sesión, es aconsejable sintetizar e introducir el nuevo tema.
[ Competencias conductuales ]
Ideas fuerza •
A la hora de educar en sexualidad es importante conocer el propio sistema de valores y así respetar con mayor facilidad el de los otros.
•
Actualizar conocimientos también implica hacerse parte del cambio sociocultural que conlleva la vivencia sexual.
•
No respetar el sistema de valores sexuales de otros puede hacer que estos se cierren a información valiosa para su auto y mutuo cuidado.
•
Educar en sexualidad no solo implica traspasar información, sino poseer habilidades que permitan poner como protagonista a los propios usuarios.
Para reflexionar En un mundo cada vez más globalizado y tecnologizado, los sistemas de valores sexuales se construyen tanto con información local como de otras partes del planeta y las herramientas comunicacionales van traspasando la barrera de lo presencial. En estas condiciones ¿qué se puede hacer para conocer el sistema de valores de las nuevas generaciones?, ¿a qué desafíos impulsa esta construcción de la vivencia sexual sin fronteras? Cada vez que encontramos a alguien que piensa muy distinto suceden cosas en nuestro comportamiento que muchas veces no podemos controlar, por ejemplo se nos cae la cara o nos genera mucha rabia. ¿Qué podemos hacer para no intentar transgredir lo que el otro piensa y respetar nuestro sistema de valores?
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[Capítulo 7]
Orientaciones técnicas para la acción Manejo técnico de las principales necesidades en salud sexual de las personas con consumo problemático drogas
La información y orientación en sexualidad es un derecho de todas las personas, que implica ser acompañadas y contar con situaciones de aprendizaje significativas, que le permitan a cada individuo ir integrando esta dimensión en su ser personal y social a lo largo de las distintas etapas de su vida. Del mismo modo, abordar las preocupaciones y los problemas que atañen la salud sexual resulta fundamental, no sólo porque éstos pueden quebrantar la salud general de la persona, la familia y la sociedad, sino también porque pueden indicar, ocasionar o perpetuar otros trastornos en la persona, la familia y la comunidad. La rehabilitación integral de las personas que consumen drogas debe tomar en cuenta tanto los antecedentes que llevan a esta conducta, como los mecanismos de mantención y las consecuencias derivadas del consumo. En este sentido, algunas investigaciones demuestran que entre los antecedentes del consumo problemático de drogas pueden encontrarse diferentes fenómenos asociados a la sexualidad -abuso, violencia y/o comercio sexual-, por ejemplo. En cuanto al mantenimiento49, se afirma que algunas personas recurren al comercio sexual como forma de conseguir recursos para solventar el consumo. Asimismo, el consumo problemático puede vulnerar diferentes aspectos de la salud sexual de las personas. Eventos como la prevención del VIH u otras ITS (infecciones de transmisión sexual), evitar el embarazo no planificado e incluso la posibilidad de negociación y consentimiento de un encuentro sexual se verán disminuidos mientras se está bajo la influencia de drogas. Estas tres circunstancias -antecedentes, mantención y consecuencias- del consumo problemático de drogas 49. http://www.onusida.org.co/psicoactivos.htm
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[ Orientaciones técnicas para la acción ]
fundamentan la necesidad de abordar aspectos relativos a la salud sexual de las personas durante su tratamiento y rehabilitación y desafía a los equipos encargados a desarrollar competencias actitudinales y técnicas que apoyen este fin. En este capítulo se entrega información sobre competencias técnicas que el profesional necesitará poner en escena cuando desee establecer una consejería en sexualidad a nivel individual, o bien cuando requiera trabajar grupalmente alguna temática ligada al ámbito sexual. Se han seleccionado los temas a trabajar de acuerdo a las necesidades percibidas por los equipos en la atención de diferentes poblaciones de consumidores. Las competencias técnicas presentadas no agotan de modo alguno el sinnúmero de quehaceres que implica trabajar facilitando el desarrollo integral de la sexualidad de otros.
1. Competencias técnicas para el trabajo individual En el capítulo anterior se analizó el concepto de competencia, aludiendo a un saber hacer, que implica manejo de conocimientos (saber), habilidades técnicas (saber hacer) y actitudes (ser) integradas en un todo, capaz de generar un desempeño exitoso frente a una tarea requerida. Probablemente en la vida profesional se han ido adquiriendo conocimientos respecto de la temática sexual, en sus distintas dimensiones, que permiten elaborar determinadas reflexiones a propósito de las vivencias de los consultantes. Es posible que ello haya generado interés respecto de cómo abordar el tema e inquietud por cómo elaborar un proceso conversacional capaz de recabar información, confrontar creencias y aportar al desarrollo de una vivencia saludable y gratificante en términos sexuales. En este sentido más de alguna, y a pesar de poseer los conocimientos necesarios, ello no se traduce en una habilidad técnica, en una destreza capaz de ser puesta en marcha en una situación de atención con los consultantes. A continuación se presentan tres competencias técnicas para el trabajo individual, que deberían potenciar la función de acompañar la vivencia sexual de los usuarios y facilitar, en los casos necesarios, el proceso de cambio y toma de decisiones sexuales personales en forma constructiva.
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1.1. Recopilar información sobre la condición de salud sexual Una competencia técnica básica para incorporar el ámbito de la sexualidad de forma constructiva en la atención integral entregada a las personas con consumo problemático de drogas, tiene que ver con la habilidad para ejecutar un proceso conversacional que permita recoger información sobre el estado de salud sexual de los usuarios. Dicho proceso de diálogo deberá considerar la presencia de algunas actitudes que favorecerán una conversación respetuosa, libre de discriminaciones y promotora del diálogo. Así, como punto de partida es necesario explicitar la confidencialidad de la información vertida, así como la disposición a comprender lo que el usuario quiere expresar, valorando y respetando las diferencias de significado, opinión y costumbres. El profesional debe revisar también su capacidad para comunicarse de forma clara y precisa, adaptando la comunicación al contexto y a las características del interlocutor y buscando que toda interacción se encamine a fortalecer la individuación y la autovaloración en materia sexual. Al ejecutar esta competencia los profesionales y técnicos contribuyen, en la atención directa, a la evaluación del nivel de salud sexual de los usuarios, identificando sus factores de vulnerabilidad. Esta competencia técnica implica la evaluación de diferentes aspectos de la vivencia sexual, tales como: · Las características particulares del proceso de desarrollo psicosexual. ·
La presencia/ausencia y tipo, si aplica, de eventos y situaciones coercitivos en la vida sexual.
•
El nivel de satisfacción en la vida sexual.
•
La presencia de enfermedades o patologías asociadas al ámbito sexual.
1.1.1.¿Cómo indagar sobre desarrollo psicosexual? El desarrollo psicosexual es el proceso en el cual hombres y mujeres adquieren un status sexual a través del aprendizaje de una identidad y un rol, así como de la definición de los sujetos/objetos a los cuales se dirigirá el impulso sexual. En este mismo proceso las personas aprenderán de prácticas sexuales y definirán cuáles serán incorporadas a su repertorio sexual, así como definirán un sistema de valores sexuales que regirá la forma en la cual se normará el afecto y el erotismo en sus vivencias sexuales.
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[ Orientaciones técnicas para la acción ]
Por tanto, para conocer las particularidades de este proceso será necesario: •
Reconocer la identidad de género del consultante. Si bien puede resultar obvia su identidad de género, al analizar tan sólo la forma en la cual la persona se refiere a ella misma, en niños pequeños puede ser necesario realizar algunas preguntas para confirmar tal identidad. La identidad puede ser distinta a los aspectos físicos que se observan, es decir, un sujeto fenotípicamente niño puede sentirse niña y viceversa.
•
Reconocer las características particulares del rol de género. Todas las personas construyen una forma particular de ser hombre o mujer. Conocer las características y los significados asociados al ejercicio de rol, masculino o femenino, entrega información respecto de lo permitido o prohibido en la propia actuación, así como las características que se ponen en juego en la relación entre los géneros. Aspectos como “eso no lo hacen los hombres”, “lo hago porque así se comportan las mujeres” evidencian una serie de prescripciones al comportamiento que puede ser información relevante respecto de vulnerabilidades, en el ámbito de la actividad sexual propiamente tal.
•
Indagar sobre la historia de aprendizajes en el terreno de la práctica sexual. Quiénes fueron los primeros objetos de atracción, en qué circunstancias comenzaron las exploraciones corporales, los significados asociados a la entrega sexual o quienes fueron referentes importantes a la hora de aprender como tener un encuentro sexual, resultará información relevante para evaluar las condicionantes que participaron en la forma en que hoy se vive y significa el acto sexual.
•
Características relevantes del inicio de la actividad sexual y tipo de prácticas ejecutadas. La pregunta sobre a qué edad se inició la actividad sexual puede resultar insuficiente para estos fines. El motivo por el cual se inició la vida sexual, las circunstancias personales y del entorno que rodearon los primeros acercamientos sexuales, la cualidad de la vivencia (positiva o negativa), las expectativas con las cuáles se comenzó la actividad sexual, el tipo de sensaciones acontecidas, así como los sentimientos involucrados, será información relevante que permitirá comprender la vivencia sexual en la actualidad. Del mismo modo, el tipo de prácticas sexuales ejecutadas, las circunstancias en las cuales fueron aprendidas, la presencia de consentimiento, así como el nivel de agrado y desagrado con ellas, podrá entregar una idea del repertorio sexual que la persona pone en juego, o desearía poner en juego, en sus encuentros sexuales.
•
Significados y valores asociados a la esfera sexual. Durante el desarrollo
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psicosexual las personas van definiendo también, a partir del particular proceso de socialización y de la influencia de las historias individuales, los valores y principios sobre los cuales cimentará su accionar sexual. En este sentido, indagar sobre el tema valórico implicará conocer los motivos y explicaciones que las personas se dan para hacer o no hacer en el terreno sexual, los contenidos asociados a determinadas decisiones tomadas en el espacio sexual; los permisos y censuras que las personas colocan en el espacio íntimo, entre otros. Esta primera indagación permitirá conocer y comprender de mejor forma las características particulares del desarrollo sexual del usuario, al mismo tiempo que permitirá reconocer aquellos factores de vulnerabilidad acontecida y el papel que pudiese jugar el consumo problemático en la esfera sexual.
1.1.2. ¿Cómo abordar la presencia potencial de eventos coercitivos en la esfera sexual? Indagar sobre eventos de abuso o violencia sexual en el desarrollo psicosexual no será tema fácil y requiere de un encuadre que sitúe el proceso de toma de decisiones consentidas en el terreno sexual como un factor necesario de tener en cuenta respecto del autocuidado. Del mismo modo, se necesita la destreza para reconocer cuándo es el momento más apropiado para intervenir, así como de la habilidad de acompañar la conversación de un silencio atento. Una forma de abrir una conversación respecto del tema será declarar que en algunas situaciones las personas experimentan encuentros sexuales en los cuales no han podido decidir si desean participar de ellos o bien no han podido consensuar hasta dónde desean llegar en esa interacción. Una introducción de este tipo permite abrir un espacio menos limitado al concepto común de abuso sexual, al mismo tiempo que permite que la persona se pregunte de forma más amplia respecto del nivel de consentimiento que ha podido ejercer en sus relaciones sexuales. Será necesario esclarecer ciertas particularidades de estas situaciones: •
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La capacidad para negociar el momento, tipo y límites de la actividad erótica. En ocasiones, más allá de poseer la habilidad para poner límites en los encuentros sexuales, la situación no permite ejercer esa habilidad. Circunstancias de abuso, violación o violencia acontecidas en un contexto de agresividad o peligro (real o imaginario) podrán poner en duda esta capacidad.
[ Orientaciones técnicas para la acción ]
He aquí el concepto de víctima como noción reparatoria en estos casos. •
Presencia/ausencia de habilidades de negociación sexual. En otras situaciones y frente a actividades sexuales supuestamente consentidas, las personas pueden tener dificultades en negociar los límites y prácticas sexuales acontecidas. Las características que asume la relación entre los géneros para la persona y los mandatos respecto de lo que se debe o no hacer en el terreno sexual, según se es hombre o mujer, pueden jugar un rol fundamental en el aprendizaje y puesta en escena de esta habilidad. Preguntas como ¿participó Ud. en la decisión respecto del momento en el cual ocurriría el encuentro?, o ¿puede Ud. elegir lo que hará o la práctica sexual que se llevará a cabo en sus encuentros sexuales? O también ¿qué factores cree Ud. que pueden afectar su capacidad para decidir lo que ocurrirá en su encuentro sexual?, pueden apoyar una reflexión conjunta con el usuario, respecto de la relevancia de esta habilidad en términos de calidad del encuentro sexual como también de autogestión del riesgo.
1.1.3. ¿Cómo dialogar respecto del nivel de satisfacción en la esfera sexual? La satisfacción es un concepto subjetivo que implica la conjunción de una serie de indicadores personales y particulares que otorgan un valor positivo y suficiente para satisfacer una expectativa, en este caso, respecto de lo que se espera de la vivencia sexual y de la propia actuación en ésta. Sin embargo, existen algunos hechos objetivos que pueden ayudar a las personas en la evaluación de su calidad de vida sexual. Así, cuando evaluamos el nivel de satisfacción de la vivencia sexual podrá ser de utilidad: •
Que el usuario se pregunte sobre el nivel de satisfacción respecto de su desempeño sexual. En este punto, preguntas tales como ¿qué características describirían mejor cómo es usted en el espacio íntimo?, o ¿está conforme con la manera en que tiene encuentros sexuales, cambiaría algo? Y también ¿qué modificaría en sus encuentros sexuales de manera que le reporten mayor satisfacción?, podrán de ser de utilidad para evaluar el grado en que su usuario está satisfecho con su desempeño en un encuentro sexual.
•
Evaluar en qué medida existe satisfacción respecto del repertorio de prácticas sexuales que está ejecutando en sus encuentros sexuales. Valorar si lo que tiene lugar en el encuentro sexual reporta satisfacción implicará realizar preguntas tales cómo ¿podría describirme qué tipo de prácticas sexuales le son del todo agradables?, ¿alguna práctica de las que usted lleva
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a cabo habitualmente en el espacio sexual le ocasiona incomodidad o no le gusta? •
Analizar conjuntamente el nivel de satisfacción que posee respecto de las medidas de autocuidado que está implementado en el espacio sexual. Evaluar la habilidad para la autogestión del riesgo en materia sexual y reproductiva es un punto relevante para apreciar la condición de salud sexual de nuestro usuario. Preguntas tales cómo ¿considera apropiado utilizar medidas de protección para las ITS?, ¿qué medida utiliza actualmente?, ¿le parece pertinente decidir el momento en el cual desea asumir su maternidad/paternidad?, ¿qué medida utiliza usted para prevenir un embarazo no planificado?, ¿qué situaciones le parecen difíciles para gestionar el riesgo en materia sexual? O bien, ¿puede describir alguna situación en la cual se haya percibido capaz de negociar una práctica sexual sin riesgo?
•
Evaluar la satisfacción autopercibida respecto de las habilidades de negociación expuestas en los encuentros sexuales. Las habilidades de negociación sexual se ponen en juego tanto respecto de respetar los límites personales de un encuentro sexual, como en la capacidad para consensuar el momento, el tipo y forma que se desea tener un encuentro íntimo placentero. Serán de utilidad preguntas tales cómo ¿en sus relaciones sexuales puede usted solicitar un tipo de práctica sexual que sabe le reporta placer?, ¿puede describir cómo le hace saber usted a su compañero sexual que algo no le está provocando agrado?, ¿se siente capaz de definir su experiencia sexual de acuerdo a lo que le resulta apropiado hacer o no hacer con su compañero sexual?
1.1.4. ¿Cómo poder evaluar si existe alguna enfermedad asociada al ámbito sexual? En este caso, preguntas muy simples pueden entregar información relevante respecto de la influencia de ciertas condiciones de no salud en la calidad y nivel de salud sexual de los usuarios. Preguntas tales como: ¿alguna vez ha tenido alguna secreción extraña en sus genitales, puede describirla?, ¿ha sentido dolor en su actividad sexual, en qué momento?, ¿ha percibido cambios en sus genitales, puede describirlos?, ¿padece de alguna enfermedad crónica como diabetes, hipertensión u otra? Será necesario preguntar sobre uso y abuso de distintos tipos de sustancias y fármacos, más allá del consumo problemático identificado de modo de determinar el efecto de otras sustancias en la esfera sexual.
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[ Orientaciones técnicas para la acción ]
1.2. Ejecutar la entrega de información cara a cara sobre salud sexual Cuando se entrega información cara a cara sobre salud sexual significa que hay un usuario que la solicita. Pueden existir infinidad de situaciones que la estimulen a ello. La labor del consultor será mejorar el nivel de información de esas personas, de acuerdo a las necesidades específicas que surgen en dicha interacción. Ahora bien, la acción de entregar información cara a cara puede dirigirse a un individuo, pareja o familia. Antes de explicar esta competencia, es importante abordar las actitudes50 necesarias para realizar la entrega de información de manera más adecuada. Tal como lo vio en el primer capítulo, los temas relativos a la sexualidad y, más específicamente, a la salud sexual, están cruzados por la cultura. En Chile, estos asuntos tienen un estigma particular. En general, cuesta hablar de las propias prácticas, deseos y miedos en materia de sexual. Entonces, la primera recomendación es propiciar la comunicación a través de la habilidad de escucha activa. Este primer paso ayuda a hacer sentir al usuario que está siendo escuchado. Además, será necesario tener una actitud flexible, es decir, con capacidad de entender posturas distintas o puntos de vista encontrados, lo que en sexualidad es todo un desafío. Ser flexibles conecta directamente con el respeto a la diversidad, que va más allá de tolerar lo que el otro piensa y cree; es decir, también implica valorar esa diferencia. Por último, será necesario tener algún cuidado con lo que se denomina el ámbito privado de las personas, es decir, plantear el resguardo de la privacidad. Es muy posible que alguien que tiene dudas o inquietudes en salud sexual también deba comunicar información personal como parte del proceso de aclarar dichas interrogantes y, por ello, resulta fundamental que se tenga y explicite la confidencialidad de los datos. Ejecutar la entrega de información cara a cara es una competencia que conlleva varios elementos que se pueden desglosar en: •
Detectar necesidades de información sobre salud sexual.
•
Definir las acciones de información.
•
Realizar la acción de informar cara a cara.
•
Confirmar con los usuarios la satisfacción de las necesidades de información sobre salud sexual.
50. Actitudes o “Competencias conductuales”. Para ver las definiciones, ir al capítulo VI.
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Si bien es crucial que estos cuatro elementos estén presentes para satisfacer las dudas e interrogantes de los usuarios, no es necesario que se den de la manera secuencial que aquí se presenta.
1.2.1. ¿Cómo se detecta la necesidad de información sobre salud sexual? Muchas veces las personas que requieren información comienzan haciendo preguntas sobre algún asunto específico. Una de las formas de detectar lo que la persona requiere saber es escuchando atenta y activamente lo que dice. Este proceso es quizás el más decisivo, pues ayuda a delimitar el campo de acción del profesional. Uno de los errores que se puede cometer, si no se escucha adecuadamente, es responder aquello que no se está preguntando, o bien, responder más información de la que la persona está preparada para recibir.
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•
Las necesidades de información pueden ser identificadas a través de preguntas directas. Si bien parece obvio, es una de las principales vías de acceso a las necesidades de información. Si el usuario hizo alguna pregunta, es pertinente responderle y, luego, realizar preguntas que ahonden en la temática de la inquietud. En algunas oportunidades nos encontraremos con personas que tienen el valor para formular una sola pregunta, esperando que el consejero vuelva sobre el punto; en otras ocasiones, sólo se hará una pregunta y si ésta es respondida cabalmente, es posible que ya no queden dudas. Lo importante es respetar lo que la otra persona diga. Por ejemplo:
-¿Es cierto que las personas con abuso de drogas tienen dificultades en el funcionamiento sexual?
-¿Es la drogadicción intravenosa la más segura forma de adquirir el virus que causa el SIDA?
-¿El uso prolongado de la marihuana puede disminuir el deseo sexual?
•
Las necesidades de información pueden ser deducidas a través de la conversación. Una de las capacidades de un buen facilitador es entrenarse en deducir cuáles son las dudas que tiene la persona en tratamiento. Claro que esa capacidad debe fundamentarse en situaciones concretas. Por ejemplo, se puede encontrar que dentro de una conversación la persona se manifieste ignorante de algún aspecto, pero no formule una pregunta específica. La labor consiste entonces en detectar ese vacío de información. Ahora bien, esto no implica estar descifrando cada inquietud como un área a intervenir. Es necesario un equilibrio entre la deducción correcta y la inferencia equivocada.
[ Orientaciones técnicas para la acción ]
•
Las necesidades de información deben ser confirmadas. En cualquiera de los dos casos anteriores, siempre es recomendable confirmar lo que la persona manifiesta como inquietud, duda o necesidad en materia sexual. Y esta constatación debe hacerse antes de contestar, antes de entregar la información. Por supuesto que existirán ocasiones donde no será necesario confirmar la necesidad (por ejemplo, cuando la pregunta de la persona es directa y la respuesta es breve y acertada); pero en muchas oportunidades se encontrará personas que encubiertamente solicitan mayor información y ahí será muy importante confirmar la necesidad de explicación de ese usuario.
Las preguntas para detectar necesidades de información en materia sexual deben ser directas, serias y simples. La salud sexual abarca una gran diversidad de temas, la mayoría de los cuales son posibles de tergiversar y connotar de manera irónica; la recomendación en este punto es no adulterar el tono. Es decir, tomar en serio el cuestionamiento. Ninguna pregunta es tonta, ridícula o inadmisible.
1.2.1. ¿Cómo se definen las acciones de información en salud sexual? Luego de haber recibido las inquietudes del usuario, se pueden encontrar al menos dos caminos: se conoce la respuesta o no se está en condiciones de responder porque no se tiene la información suficiente. En el primer caso se deberá evaluar dos aspectos:
•
La pertinencia de las acciones para informar.
•
Seleccionar las acciones de información de acuerdo a las necesidades, recursos e impacto posible.
Ambos pasos son necesarios. Por ejemplo, si alguien pide información relativa al Test de Elisa para detectar el VIH porque compartió una jeringa con una persona que vive con el VIH, se le puede entregar la información que aparece en el capítulo V relacionada con la transmisión. Pero, además, se le puede proporcionar más información, dependiendo de su pertinencia; por ejemplo, se le puede decir que la única forma de averiguar si alguien adquirió el VIH es a través de examen y que éste está disponible de forma gratuita en los servicios de salud del país. En caso de no tener información suficiente, será necesario reconocerlo, pero a la vez hacer un compromiso de conseguirla en otro momento, o bien, en otro lugar (por ejemplo, consultorio, teléfonos de ayuda, páginas de Internet, etc.).
[127]
Otra posibilidad es hacer partícipe a la persona de su necesidad de información, es decir, fomentar su empoderamiento. Esto implica reforzar y guiar la habilidad del usuario para que sea la misma persona quien obtenga la información, otorgándole pautas de búsqueda e, incluso, acompañándola en dicho proceso.
1.2.3. ¿Cómo se realiza la acción de informar cara a cara en salud sexual? Como facilitadoras de un proceso de cambio respecto del consumo problemático de drogas, las personas pueden poseer mucha información referida a diversos temas (drogas, violencia sexual, mitos de la sexualidad, VIH/SIDA). Sin embargo, si es transmitida de forma inadecuada, todo ese conocimiento termina por no ser importante. Por ello, cuando se informa a otros es importante hacerlo con las siguientes indicaciones:
•
La entrega verbal de información requiere que se realice utilizando un lenguaje adecuado a la población objetivo. Es distinto cuando el mensaje está dirigido a niños/as, seres adultos, personas jóvenes, privados de libertad o personas de culturas distintas, entre otros. Por ello, el vocabulario del profesional debe adaptarse, pues será la forma que la información llegue a su destino.
•
Adoptar una postura, voz y gestualidad que favorecen la comprensión de los contenidos.
•
Si es posible, entregar o complementar la información con apoyo visual (diagramas, muestrarios, fotografías, etc.).
•
Por otra parte, siempre que se tenga algún documento, es pertinente entregar o complementar la información con material escrito.
1.2.4. ¿Cómo se confirma con los usuarios la satisfacción de las necesidades de información sobre salud sexual? Dentro de todo este proceso, el último paso implica corroborar que la información entregada satisface la necesidad de los usuarios. Si bien ello parece obvio, se puede olvidar. Además, esta constatación es de vital importancia, pues sirve para retroalimentar la acción. Como se dijo anteriormente, se puede poseer la información para satisfacer las inquietudes de otras personas. Sin embargo, si el proceso falla en alguna parte (detección de la necesidad, definir el contenido de lo que se va a entregar o la forma de hacerlo) el conocimiento que se posee puede servir poco o nada. Es en esta última acción donde se verifica si el proceso completo tuvo un resultado positivo.
[128]
[ Orientaciones técnicas para la acción ]
La acción de corroborar conlleva dos aspectos:
•
Confirmar la comprensión de la información por parte de los usuarios.
•
Confirmar la satisfacción de la necesidad de información de los usuarios, a través de preguntas.
Ambas acciones son distintas. Si la persona no ha comprendido la información, su necesidad tampoco ha sido satisfecha. Pero puede suceder que comprenda lo que se le ha transmitido y, a pesar de ello, no satisfaga su necesidad. Incluso, el hecho de recibir información puede generar nuevas necesidades. Por eso, el proceso habrá concluido sólo cuando ambas acciones hayan sido confirmadas.
1.3. Identificar factores protectores y de riesgo para la salud sexual y reproductiva Como ya se mencionó en el capítulo V, es relevante reconocer cuáles son las condiciones individuales y sociales que operan en el mantenimiento de la salud y bienestar (factores protectores) y cuáles condiciones pueden afectar y es necesario controlar y evitar (factores de riesgo). Para evaluar una conducta, ya sea de riesgo o protectora, es necesario tener en cuenta que todo comportamiento es parte de una secuencia compleja de eventos que se insertan en un contexto relacional y físico dado. Que dicho comportamiento posee consecuencias para la persona, que hacen que éste se mantenga en el tiempo y que lo establecen como más o menos resistente al cambio. Por lo tanto, todo comportamiento puede ser multi-causado y poli-reforzado. Un requisito indispensable a la hora de poder evaluar un comportamiento, es partir desde el desconocimiento de sus antecedentes y consecuencias, no intentando adivinar por qué se realiza, se mantiene en el tiempo, su frecuencia o su intensidad; tratando de preguntar desde una ingenuidad respetuosa de la diversidad y preocupada de la individualidad de las personas. A la hora de recopilar esta información es importante potenciar las habilidades de escucha activa, respeto a la diversidad, comunicación verbal y no verbal y resguardo de la privacidad que fueron mencionadas en el capítulo VI y que ayudarán a generar un contexto que permita que la persona pueda entregar información lo más descriptiva posible.
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La indagación de estos factores busca establecer una fotografía actual de la persona con el fin de reconocer qué eventos biológicos, comportamientos, pensamientos, emociones, relaciones afectivas y sociales, factores culturales o asociados al entorno, puedan estar involucrados en la mantención o pérdida de su estado actual de salud sexual y/o reproductiva.
1.3.1. ¿Cómo preguntar sobre factores protectores y de riesgo? Al realizar preguntas para indagar estos factores hay que tener en cuenta que en la temática sexual existen algunos temas, áreas o palabras que pueden complicar la especificidad del relato. As, en nuestro país es de uso común la utilización de muletillas en el lenguaje que pueden inducir a error en la indagación. Términos como tirar pueden reflejar comportamientos tan diversos como besarse o tener una práctica coital. Dentro de los factores asociados al individuo mencionados en el capítulo V se observa que los de orden más biológico (médico) poseen menos carga para las personas, ya que estos les han sido consultados con mayor frecuencia, tanto a nivel profesional como cotidiano. Por ejemplo, ¿existen enfermedades que se repitan dentro de su familia (diabetes, cáncer, hipertensión)? son preguntas de uso cotidiano que no representan gran problema responder. Sin embargo, preguntas asociadas a la presencia de ITS (infecciones de transmisión sexual) como herpes genitales, sífilis, gonorrea o VIH/SIDA, fimosis (estrechez del prepucio) o presencia de una patología psiquiátrica diagnosticada, pueden representar una amenaza, si no se ha contextualizado previamente las razones de la indagación, el fin de la información solicitada y una declaración explícita de confidencialidad que permita a la persona responder en un contexto de cuidado y respeto. Otra dificultad importante cuando se pregunta por los factores del individuo puede estar en las preguntas relacionadas con las prácticas sexuales de las personas, que además de necesitar el encuadre ya mencionado, requieren de una descripción mayor para no caer en errores de interpretación. Por ejemplo, si sólo se habla de tener sexo o hacer el amor se puede llegar a prácticas tan diversas como besarse, tocarse con o sin ropa, penetración vía oral, vaginal o anal, etc. que podrían llevar a categorizar equivocadamente el comportamiento como de riesgo o protector.
[130]
[ Orientaciones técnicas para la acción ]
Esta necesidad de mayor descripción puede resultar incomoda o molesta para las personas y, por tanto, es necesario redoblar esfuerzos en preguntar con un lenguaje comprensible para el usuario, que sea descriptivo y no enjuiciador. Por ejemplo, la simple pregunta ¿aún eres virgen?, conlleva una serie de asociaciones que pueden complicar la búsqueda de información. Así, ser o no virgen puede hacer pensar a los otros que es una categoría deseable, que es positivo serlo o que los encasilla en un grupo al que quieren o no pertenecer. Además, la palabra virgen puede estar asociada a la religión y, por tanto, hacer sentir a la persona como en falta si no posee esta característica. La categoría virginidad no otorga por sí misma ausencia de prácticas penetrativas. De hecho, hoy en día es frecuente entre las adolescentes tener prácticas penetrativas vía anal para mantener la virginidad. Entonces, para poder indagar sobre las prácticas sexuales de las personas, es necesario preguntar por el comportamiento directo más que por categorías. Por ejemplo, ¿has tenido relaciones sexuales (penetrativas, vaginales, orales o anales)? Luego se puede preguntar por los comportamientos de cuidado o de riesgo, como por ejemplo, ¿usas algún método anticonceptivo o condón (siempre, en ocasiones)?, ¿en cuáles sí y en cuáles no? Otra área que debe abordarse tiene relación con las diferencias de género de los usuarios. Por ejemplo, si deseamos evaluar la capacidad y habilidad para negociar una práctica sexual consentida, hay que realizar este tipo de preguntas tanto a hombres como mujeres. Si bien en Chile es mayor el número de mujeres que se somete a prácticas sexuales no totalmente consentidas, los hombres no están ajenos y los patrones de crianza más machistas limitan la toma de decisiones respecto del libre ejercicio de la actividad sexual. El establecimiento de un factor de riesgo o protector debe ser hecho a la luz de toda la información recabada y no de cada comportamiento en si mismo. Así, para poder evaluar si tener relaciones sexuales vía anal es de riesgo, es necesario contar, por ejemplo, con la información del uso de preservativo, del consentimiento de la práctica, del entorno donde se realiza y de la valoración que le da el usuario, entre otros factores.
[131]
Metodologías
2. Metodologías para el trabajo grupal Las metodologías de trabajo grupal permiten establecer una relación de diálogo entre quienes componen un grupo. La aplicación de estas metodologías posibilita el aprendizaje desde las experiencias propias y las de otros, diferenciando los diversos puntos de vista y potenciando la reflexión individual para adquirir aprendizajes significativos. Las metodologías de trabajo grupal que se proponen a continuación buscan sensibilizar, generar conocimientos y confrontar actitudes y creencias frente a la sexualidad, propiciando en los participantes su empoderamiento para decidir en forma autónoma respecto de las propias vivencias sexuales. La aplicación de estas metodologías, traducidas en actividades específicas, busca aportar al fortalecimiento de factores protectores y la prevención de riesgos para la salud sexual, generando actitudes favorables hacia el autocuidado que se traduzcan en la posibilidad de vivir una sexualidad segura y placentera, libre de coerción, discriminación y violencia. La población hacia la cual se dirigen estas metodologías puede estar compuesta por grupos específicos de usuarios de los centros o por miembros del equipo técnico del centro en se desempeña el consultor. Los grupos pueden ser mixtos o divididos por sexo, de acuerdo a las características de la población usuaria y/o a los tópicos y objetivos que se persigue trabajar. Las metodologías referidas pueden también aplicarse en el contexto de una jornada de trabajo o taller, seleccionándose aquellas que resultan más atingentes para abordar una temática particular en un grupo específico. A fin de orientar el trabajo del facilitador en estas metodologías se especifica, para cada una de las actividades, el propósito que persigue, su método de aplicación, un procedimiento para evaluarla, los materiales requeridos para su desarrollo, la idea fuerza sobre la que se sustenta cada actividad y la recomendación de revisar los principales contenidos teóricos para apoyar las reflexiones y conclusiones grupales.
[132]
Al momento de iniciar una actividad grupal es necesario tener presente algunas orientaciones generales:
•
Organizar a los participantes en semicírculo o media luna. Darles la bienvenida y hacer la presentación tanto del facilitador como de los participantes.
•
Explicar brevemente el tema y los objetivos de la actividad, así como la forma de trabajo.
•
Recalcar la necesidad de resguardar la confidencialidad y confianza necesaria dentro del grupo para el desarrollo de la actividad.
•
Recordar que nadie está obligado a compartir lo que no quiera.
•
Resguardar el respeto por las diferencias evitando contradecir o descalificar las opiniones de los otros miembros del grupo.
•
Invitar a una actitud acogedora y respetuosa de pensamientos e ideas diferentes.
[133]
Metodologías
[ Orientaciones técnicas para la acción ]
Metodologías
2.1. Qué aprendemos sobre sexualidad Actividad de reflexión Propósito de la actividad Tiene por objetivo identificar los mensajes relativos a la sexualidad aprendidos durante la socialización de género y la influencia de estos significados culturales en las vivencias sexuales actuales de hombres y mujeres.
Metodología de aplicación Para los efectos de identificar mensajes relativos a la sexualidad aprendidos cuando eran niños, se divide el grupo en tres y se les invita a compartir situaciones que recuerden haber vivido y/o escuchado en la infancia y en la adolescencia, que contengan un mensaje explícito en relación con el cuerpo y la sexualidad. Entre todos los integrantes del subgrupo elegirán una canción infantil o popular en la cual se transmitan modelos del ser mujer, del ser varón y del ejercicio de la sexualidad. Cada subgrupo pone en común lo aportado por cada integrante en esa instancia (incluyendo el cantar la canción elegida) y, a partir de allí, se analizan las situaciones, mensajes y canciones. La idea es que cada subgrupo presente a los demás participantes aquellos mensajes o situaciones más ejemplificadoras de lo vivido por los miembros de ese grupo. Se listan y analizan las creencias identificadas por los participantes. El facilitador puede aportar con nuevos elementos que enriquezcan la discusión o clarifiquen los mensajes planteados. Se invita al grupo total a analizar si estas creencias y aprendizajes tienen el mismo sentido para hombres y mujeres. Del mismo modo, se invita al grupo a reflexionar si estos aprendizajes pueden mostrar diferencias según clase, etnia, edad. El facilitador introduce los conceptos de género y equidad en la discusión. Se invita al grupo a identificar si estos aprendizajes diferenciados por sexo plantean desigualdades respecto del comportamiento y las vivencias sexuales.
[134]
Metodología de evaluación Nuevamente el grupo total se divide en los tres subgrupos anteriores. Se invita a cada uno de ellos a escribir qué transformaciones consideran importantes de realizar en términos de aprendizajes en sexualidad para las nuevas generaciones que impliquen vivencias sexuales más placenteras y autodeterminadas. Los subgrupos anotan sus comentarios en un papelógrafo, que luego es colocado en algún lugar de la sala donde todos puedan leerlos.
Materiales a utilizar - Papelógrafos - Lápices - Plumones de colores
Idea fuerza
La sexualidad es una dimensión de lo humano que se aprende a lo largo de la vida, que se construye y, por tanto, se transforma.
Para el desarrollo de esta actividad se propone revisar principalmente los siguientes contenidos: Aspectos básicos de la sexualidad humana, construcción sociocultural de la sexualidad, mitos en torno a la sexualidad, concepto de género y roles de género, de los capítulos I y II del presente manual.
[135]
Metodologías
[ Orientaciones técnicas para la acción ]
Metodologías
2. 2. Dinámica mitos, creencias y realidades Actividad Informativa y reflexiva Propósito de la actividad Distinguir entre mitos y realidades relacionados con la sexualidad humana. Entender cómo los valores personales, que tienen su origen en las creencias o mitos sobre la sexualidad, pueden intervenir en la vivencia y/o el asesoramiento sobre salud sexual.
Metodología de aplicación Explicar que en la vivencia sobre sexualidad y también cuando se intenta ayudar a otros en esta materia se debe trabajar con aquello que las personas creen. Por esto es importante la reflexión acerca de los conocimientos y valores relacionados a la sexualidad humana, para despejar mitos y realidades respecto al tema. Explicar concretamente las diferencias entre mito y realidad: Mito: algo que no tiene fundamento en un hecho real, por ejemplo, un hombre que gusta de caricias en los pezones es homosexual. Realidad: tiene fundamento en un hecho real, de origen biopsicosocial, por ejemplo, existen tareas del desarrollo sexual en las diferentes etapas del ciclo vital. El facilitador distribuye la hoja de trabajo (individualmente) y facilita un clima de silencio y respeto para responderla. Forma grupos de cinco personas. Pide que elijan un responsable. A éste se le entrega la hoja de trabajo con las respuestas correctas y se pide que discutan e identifiquen los principales errores o lo que les produjo mayor confusión. En reunión plenaria se solicita a los responsables que compartan las respuestas de sus correspondientes equipos. Los facilitadores aclararan temáticas y conceptos confusos o erróneos y generan discusión formulando las siguientes preguntas: ¿Creen ustedes que los mitos y creencias que tiene el proveedor le impulsan a imponer sus propios valores y dificultan su imparcialidad frente a los usuarios? ¿Por qué es importante distinguir los mitos y las creencias de la sexualidad, de los hechos reales?
[136]
HOJA DE TRABAJO PARA EL RESPONSABLE DEL EQUIPO De la siguiente lista verifique las respuestas y, junto a su equipo, distingan mitos y realidades. Identifiquen cuáles son los puntos de mayor discusión o cuáles generaron mayor duda
ENUNCIADO
CALIFICACIÓN
1.
El sexo puede ser realizado por distintas personas, no sólo por aquellas saludables físicamente.
R
2.
Todo acercamiento erótico debe terminar en coito para definirse como sano.
M
3.
Si la mujer no goza es culpa del hombre.
M
4.
Si se tienen relaciones sin penetración, sólo frotando el pene entre las piernas juntas de la mujer, hay riesgo de embarazo.
R
5.
El tamaño del pene está en directa relación con la potencialidad erótica del hombre.
M
6.
El hombre es el responsable del logro del orgasmo de la mujer.
M
7.
Los hombres que ejecutan tareas en el hogar son afeminados.
M
8.
Los deseos sexuales masculinos pueden ser controlados.
R
9.
La homosexualidad no es una patología o enfermedad.
R
10.
Practicar la masturbación produce eyaculación precoz, infertilidad, debilidad y falta de memoria.
M
11.
La esterilización reduce el apetito sexual del hombre o de la mujer.
M
12.
Después de los 60 años, hombres y mujeres pierden su deseo y potencia sexual.
M
13.
Las personas deben tener orgasmo en todas las relaciones sexuales para que sean satisfactorias.
M
14.
Las mujeres pueden experimentar orgasmos nocturnos.
R
[137]
Metodologías
[ Orientaciones técnicas para la acción ]
Metodologías
HOJA DE TRABAJO INDIVIDUAL De la siguiente lista indique el tipo de frase de la que se trate, ya sea de un Mito (M) o una Realidad (R) según su propia experiencia y conocimientos.
ENUNCIADO
[138]
1.
El sexo puede ser realizado por distintas personas, no sólo por aquellas saludables físicamente.
2.
Todo acercamiento erótico debe terminar en coito para definirse como “sano”.
3.
Si la mujer no goza es culpa del hombre.
4.
Si se tienen relaciones sin penetración, sólo frotando el pene entre las piernas juntas de la mujer, hay riesgo de embarazo.
5.
El tamaño del pene está en directa relación con la potencialidad erótica del hombre.
6.
El hombre es el responsable del logro del orgasmo de la mujer.
7.
Los hombres que ejecutan tareas en el hogar son afeminados.
8.
Los deseos sexuales masculinos pueden ser controlados.
9.
La homosexualidad no es una patología o enfermedad.
10.
Practicar la masturbación produce eyaculación precoz, infertilidad, debilidad y falta de memoria.
11.
La esterilización reduce el apetito sexual del hombre o de la mujer.
12.
Después de los 60 años, hombres y mujeres pierden su deseo y potencia sexual.
13.
Las personas deben tener orgasmo en todas las relaciones sexuales para que sean satisfactorias.
14.
Las mujeres no pueden experimentar orgasmos nocturnos.
CALIFICACIÓN
Metodología de evaluación Cada participante elige una frase que haya contestado incorrectamente en la hoja de trabajo individual y explica dónde la aprendió y de qué le podría servir hoy saber la respuesta correcta.
Materiales a utilizar - Hoja de trabajo para el responsable del equipo (con respuestas correctas). - Hoja de trabajo para los participantes (en blanco).
Idea fuerza
Los mitos sobre sexualidad entorpecen la capacidad de asesorar y disfrutar en materia sexual. Las realidades sobre sexualidad ayudan a fortalecer la capacidad para vivir con bienestar la sexualidad y poder ayudar a otros a vivirla.
Para el desarrollo de esta actividad se propone revisar principalmente los siguientes contenidos: aspectos básicos de la sexualidad humana, construcción sociocultural de la sexualidad, derechos sexuales y reproductivos y sus alcances de los capítulos I y III del presente manual.
[139]
Metodologías
[ Orientaciones técnicas para la acción ]
Metodologías
2.3. La esfera del placer y el erotismo en nuestras vidas Actividad reflexiva Propósito de la actividad Tiene por objetivo identificar y reflexionar respecto del grado en que las personas incorporan el placer en su cotidianeidad, como vehículo de bienestar y salud. Del mismo modo, la actividad pretende indagar respecto de los significados y manifestaciones del erotismo como expresión de sexualidad.
Metodología de aplicación •
El facilitador invita a los participantes a conformar subgrupos cuyo número dependerá del número de asistentes. Se recomienda que éstos no excedan de seis personas.
•
A continuación, el facilitador instruye a los participantes a realizar una conversación a través de la cual se identifiquen las actividades cotidianas que produzcan placer. Los participantes listarán aquellas en una hoja de trabajo, donde se incluirá una breve descripción del por qué se consideran actividades placenteras para aquellos que las han identificado.
•
Los subgrupos expondrán a la totalidad de los participantes su trabajo, mientras el facilitador anota en un papelógrafo las actividades identificadas por cada grupo.
•
El facilitador pide a los participantes que identifiquen, de las actividades escritas en el papelógrafo, aquellas relacionadas con el ámbito sensual y/o sexual. El grupo total escucha las intervenciones de los participantes. El facilitador fomenta el intercambio de opiniones.
•
El facilitador entrega a cada participante una tarjeta en blanco.
•
A continuación se instruye a cada participante para que, en pocas palabras, escriba en la tarjeta que le ha sido entregada aquello que le sugieren las expresiones placer sexual y goce sexual.
•
El facilitador recoge todas las respuestas y las coloca en un papelógrafo. Se analizan las connotaciones y significados que cada participante atribuyó a ambas expresiones.
•
[140]
El facilitador focalizará luego la conversación en aquellas emociones o sensaciones que se generan al escuchar o hablar de estos temas, fomentando la libre expresión de las vivencias de los participantes en este ejercicio. El facilitador podrá entregar algunos ejemplos cuando el grupo no genere espontáneamente la conversación, del tipo a algunas personas hablar sobre placer o goce sexual puede hacerlos sentir pudor, vergüenza, temor, alivio, etc.
•
El facilitador finaliza la actividad exponiendo brevemente el papel de la educación y socialización en las interpretaciones que se tiene respecto del placer sexual. así como en las restricciones impuestas y autoimpuestas para el disfrute sexual. Se otorga un espacio para la generación espontánea de comentarios al respecto.
Metodología de evaluación Se entrega a cada participante una tarjeta de color, en la cual se le pide que, de manera anónima, anote aquello que le otorga placer y disfrute sexual en una relación sexual. Las tarjetas son colocadas en una bolsa. El facilitador pegará las tarjetas en un papelógrafo que será expuesto en un lugar de la sala para que los participantes puedan leerlo.
Materiales a utilizar - Papelógrafos - Lápices - Plumones de colores - Tarjetas de cartulina blanca - Tarjetas de cartulina de color
Idea fuerza
Mujeres y hombres, independiente de su edad, sexo, condición social, religión y etnia, tiene derecho a una vivencia sexual grata, placentera y libre de riesgos.
Para el desarrollo de esta actividad se propone revisar principalmente los siguientes contenidos: aspectos básicos de la sexualidad humana, construcción sociocultural de la sexualidad, derechos sexuales y reproductivos y concepto de salud sexual y sus alcances, de los capítulos I y III del presente manual.
[141]
Metodologías
[ Orientaciones técnicas para la acción ]
Metodologías
2.4. Juego de las esquinas Actividad informativa Propósito de la actividad Esta actividad tiene por finalidad explorar las representaciones y actitudes que los participantes tienen sobre el VIH/SIDA, y despejar mitos y prejuicios presentes en el discurso social.
Metodología de aplicación •
El facilitador pegará tres tarjetas en las paredes de la sala, con las leyendas “de acuerdo”, “en desacuerdo”, y “sin opinión”.
•
El facilitador explicará que cada participante deberá ubicarse rápidamente (sin pensar demasiado y sin ponerse de acuerdo con los demás) al lado del cartel que mejor identifique lo que sienta o piense al escuchar cada una de las afirmaciones que irá leyendo intercaladamente un participante voluntario.
[142]
•
Una vez que cada participante se haya ubicado al lado de una de las tres tarjetas, los subgrupos conformados se pondrán de acuerdo y argumentarán durante dos minutos su elección al grupo completo.
•
Cuando los grupos hayan terminado de exponer, se dejará unos minutos para el debate.
•
Se seguirá el mismo procedimiento luego de cada afirmación leída por un participante.
•
El facilitador dará por finalizada la actividad cuando se hayan abordado suficientemente los principales mitos y prejuicios relacionados con el VIH/ SIDA.
Listado de afirmaciones
• El SIDA es una enfermedad mortal. • Los homosexuales han sido los principales propagadores del SIDA. • Las personas promiscuas son las que adquieren el VIH. • La pareja estable es un método eficaz para prevenir el VIH. •
Yo sé con quien me meto.
• Las personas que viven con VIH se ven enfermas. • El que penetra no se expone al riesgo de adquirir el VIH. • El VIH es un virus fácilmente transmisible. • Las personas que trabajan en salud no forman parte de la población en riesgo de adquirir el virus del SIDA. •
No es conveniente compartir utensilios domésticos con las personas que viven con VIH.
• Las personas que viven con VIH deberían renunciar a tener relaciones sexuales. • Las mujeres VIH positivas no deben quedar embarazadas. • Si una persona sabe que vive con VIH, debe contárselo a su pareja.
[143]
Metodologías
[ Orientaciones técnicas para la acción ]
Metodologías
Metodología de evaluación A través de la dinámica del correo (un papel donde cada participante anota una idea y que se va traspasando de uno a otro) los participantes registren las ideas que más les han impactado de esta actividad. Luego, al terminar la ronda de anotaciones, el grupo completo elabora un mensaje resumido que reúne el total de las ideas vertidas. El mensaje se escribe en un papelógrafo a gusto de los participantes (uso de plumones de colores)
Materiales a utilizar - Tarjetas de cartulina - Tarjetas de papel para cada afirmación - Plumones de colores - Papelógrafo
Idea fuerza
Algunas de nuestras conductas y actitudes se sustentan en mitos y creencias erróneas sobre el VIH/SIDA. Esto dificulta, por una parte, que cada persona pueda percibir su propio riesgo y, por otra, favorece la discriminación social hacia aquellos/as que viven con VIH.
Para el desarrollo de esta actividad se propone revisar los contenidos del apartado “VIH/SIDA e Infecciones de Transmisión Sexual (ITS)” del capítulo V del presente manual.
[144]
2.5. Prácticas de riesgo para el VIH Actividad informativa Propósito de la actividad Tiene por finalidad analizar el nivel de conocimientos del grupo y definir los niveles de riesgo para contraer el VIH que tienen las distintas prácticas sexuales, introduciendo el término “sexo más seguro”.
Metodología de aplicación •
El facilitador entrega a los participantes un set de tarjetas con distintas prácticas sexuales.
•
El facilitador pedirá al grupo que ordene las tarjetas de menor a mayor riesgo para adquirir el VIH y las coloque en el piso.
•
Una vez colocadas en el piso, preguntará a los participantes si hay acuerdo. De no ser así, se dará un minuto para reordenarlas.
•
Luego, el facilitador instigará al grupo para que argumente sobre el orden que se estableció, estimulando la discusión y agregando otras prácticas si éstas salen del propio grupo.
•
El facilitador despejará dudas, entregando y complementando información cuando sea necesario.
Metodología de evaluación Se pide a los participantes que se dividan en tres grupos. A cada uno de ellos, se le invita a escribir los mecanismos de transmisión del VIH y, al menos, dos medidas de prevención. Los subgrupos los anotan en un papelógrafo, que luego es colocado en algún lugar de la sala donde todos puedan leerlos.
Materiales a utilizar - Tarjetas de cartulina
Sugerencias de “prácticas sexuales” para las tarjetas: Sexo anal sin condón Caricias íntimas Sexo vaginal sin condón Fantasías sexuales Masaje Besos profundos Caricias con ropa Sexo vaginal con condón Sexo oral con condón Sexo anal con condón Masturbación mutua Sexo oral sin condón
[145]
Metodologías
[ Orientaciones técnicas para la acción ]
Metodologías
Idea fuerza
El sexo más seguro se relaciona con todas aquellas estrategias que permiten disminuir o eliminar el riesgo al momento de tener actividad sexual. Conociendo cuáles son las prácticas sexuales que realmente implican riesgo para adquirir el VIH, hay más posibilidades de escoger e implementar medidas de prevención.
Para el desarrollo de esta actividad se propone revisar los contenidos del apartado “VIH/SIDA e Infecciones de Transmisión Sexual (ITS)” del capítulo V del presente manual.
[146]
2. 6. Aspectos relacionados con violencia Trabajo de reflexión. Actividad diseñada para mujeres Propósito de la actividad Tiene por finalidad generar una reflexión individual y grupal acerca de las situaciones de la vida cotidiana que se acercan o que develan violencia de cualquier tipo (psicológica, física, sexual, de género, etc.). Está diseñada sólo para mujeres.
Metodología de aplicación •
El facilitador entrega a cada participante el cuestionario “¿Has sufrido violencia?”, otorgando cinco minutos para que cada una lo conteste. Se especifica que el cuestionario es personal y que después de responderlo, cada uno se lo debe llevar. El objetivo de contestar este cuestionario es motivar a las participantes a reflexionar sobre distintas situaciones de la vida cotidiana que, aunque puedan parecer inocuas, se constituyen en eventos agresivos.
•
Luego se pedirá a los participantes que lean la hoja de trabajo. En la primera parte de ella se presentarán 10 preguntas guías para la reflexión individual. Se darán 10 minutos para esta actividad.
•
A continuación, se forman grupos y se invita a cada participante a compartir con su grupo las reflexiones personales que le surgieron en torno al tema, dejando 20 minutos para esta actividad.
•
Posteriormente, el facilitador pedirá a cada grupo que responda las tres preguntas siguientes de la hoja de trabajo.
•
Cada grupo presentará en una transparencia las reflexiones y conclusiones extraídas de la discusión.
[147]
Metodologías
[ Orientaciones técnicas para la acción ]
Metodologías
CUESTIONARIO ¿HAS SUFRIDO VIOLENCIA? Le solicitamos que marque con una cruz en el listado siguiente, aquellas situaciones que le ha tocado vivir. Este cuestionario es anónimo y usted podrá llevárselo una vez contestado.
¿Te ha pasado que...?
[148]
1.
Has sido descalificada por tu aspecto físico.
2.
Has sido tocada sin tu consentimiento.
3.
Has recibido manoseos de personas sin tu consentimiento.
4.
Se han acercado a tu cuerpo más de lo que tu deseas.
5.
Has recibido comentarios desagradables sobre alguna parte de tu cuerpo.
6.
Te has sentido espiada, en situaciones de privacidad, cuando te desvistes o estabas en alguna situación íntima.
7.
Te han descalificado sólo por el hecho de ser mujer.
8.
Has sido obligada o presionada para tener relaciones sexuales sin tu consentimiento.
9.
Has sido manipulada o chantajeada para dar besos, abrazos sin tu consentimiento.
10.
Te has sentido mirada obscenamente por algún desconocido.
11.
Has sido descalificada frente a tus hijos por ser mujer.
12.
Has recibido insultos de carácter sexual como perra, puta, maraca, etc.
13.
Te has sentido rechazada por tu apariencia física.
14.
Has sido rechazada por tu pareja por tu aspecto físico.
HOJA DE TRABAJO: REFLEXIONANDO SOBRE MI APRENDIZAJE
I. Preguntas individuales: Este es un ejercicio que necesita ser trabajado con mucha honestidad; si no desea responder alguna pregunta, puede no hacerlo. 1. ¿Cómo se mostraba el afecto en su familia? 2. ¿En qué ocasiones? 3. ¿Qué palabras y gestos se utilizaban? 4. ¿Qué mensajes recibió con respecto a dar y recibir afecto? 5. ¿Qué preguntas se le permitían hacer sobre sexualidad? 6. ¿Qué mensajes le daban sobre su cuerpo? 7. ¿En qué juegos sexuales participó cuando era niña? 8. ¿Con quién jugaba? 9. ¿Qué le enseñaron sobre el abuso sexual cuando niña? 10. ¿Qué mitos manejaba sobre el abuso sexual, que no le permitieran manejar situaciones de riesgo? II. Preguntas para abordar en grupo: Respondan en la transparencia entregada las siguientes preguntas: 1. ¿Cuáles son las consecuencias para la víctima de un abuso sexual? 2. ¿Qué necesita una persona que ha sido abusada sexualmente? 3. ¿Qué factores o elementos hay que tener en cuenta para prevenir el abuso?
[149]
Metodologías
[ Orientaciones técnicas para la acción ]
Metodologías
Metodología de evaluación Nuevamente el grupo total se divide en los subgrupos anteriores. Se invita a cada uno de ellos, a escribir qué transformaciones consideran importantes de realizar en pro de una sexualidad más saludable para hombres y mujeres. Los subgrupos anotan en un papelógrafo, que luego es colocado en algún lugar de la sala donde todos puedan leerlos.
Materiales a utilizar - Fotocopias del cuestionario - Hojas de trabajo - Transparencias - Lápices para transparencias - Retroproyector
Idea fuerza
Todos hemos recibido mensajes en relación a nuestra sexualidad y la sexualidad de los otros. Estos mensajes pueden favorecer el autocuidado y el cuidado de los demás en el ámbito sexual, o bien, no ser lo suficientemente claros y directos, constituyéndose en un factor de riesgo para el abuso sexual.
Para el desarrollo de esta actividad se propone revisar los contenidos del apartado “Violencia Sexual” del capítulo V del presente manual.
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2. 7. Reconociendo las potencialidades de nuestro cuerpo Actividad de construcción de conocimiento en forma colectiva Propósito de la actividad Su finalidad es explorar el grado de conocimiento del propio cuerpo en tanto cuerpo biológico, relacional, reproductivo e instrumento de placer y disfrute sensorial. El conocimiento de las potencialidades del propio cuerpo, así como su validación en tanto instrumento de disfrute y placer, propenderá a que los participantes adopten una postura natural y espontánea con su ser sexuado, paso esencial para el autocuidado, buscar lo gratificante en lo sensual y sexual y evitar aquello desagradable o dañino. Del mismo modo, la actividad busca diferenciar los fines eróticos y los fines reproductivos del comportamiento sexual.
Metodología de aplicación •
El facilitador invita a los participantes a formar grupos divididos por sexo (en el caso que sean grupos mixtos).
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Se entregará a cada grupo una sábana de papel (formada por dos o más papeles kraft unidos) que permita dibujar una figura humana en tamaño real y un set de lápices de tres colores diferentes.
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El facilitador explicará la actividad a realizar. Les contará que la tarea será descubrir cuánto sabemos de las potencialidades de nuestro cuerpo.
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El facilitador invita a cada grupo a dibujar el cuerpo de una mujer o de un hombre, según la conformación del grupo. Para ello, uno de lo/as participantes se coloca sobre la sábana de papel mientras otro/a demarca el contorno del cuerpo con un lápiz.
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A continuación el facilitador explicará al grupo que el cuerpo posee infinitas posibilidades, en términos de capacidades y sensaciones. Hará referencia a que el cuerpo es una infinita sábana sensorial, que nos provee de distintas vivencias y sensaciones. Por último, enfatizará que la sensualidad es más que el intercambio sexual, del mismo modo que el acto sexual es más que una herramienta de procreación.
•
El facilitador pedirá a cada grupo que converse respecto de aquellas partes del cuerpo que les han entregado sensaciones agradables en términos sensuales, de goce a través de los sentidos. Solicitará que cada grupo analice, de acuerdo a su experiencia personal, qué partes del cuerpo participan en el funcionamiento sexual y cuáles en el proceso reproductivo. Posterior-
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Metodologías
[ Orientaciones técnicas para la acción ]
Metodologías
mente, cada grupo deberá identificar en el dibujo ya realizado, con lápices de distinto color, la ubicación de aquellas zonas sensuales (por ejemplo, en rojo), sexuales (en azul) y reproductivas (en amarillo). •
Los participantes tienen 20 minutos para realizar esta tarea.
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El facilitador deberá estar atento, por si existiese en el grupo alguna dificultad en términos de pudor, vergüenza o restricción de los participantes, que esté bloqueando la posibilidad de conversar al respecto. En este sentido y para no violentar a los participantes, el facilitador podrá aportar, desde su experiencia, con ejemplos como, “los labios y la lengua como lugares sensuales” o “los senos como sensuales y sexuales” y “el útero como parte del cuerpo que participa en el proceso reproductivo”, de manera de ofrecer ayuda respetuosamente e incentivar la participación.
•
Al terminar la tarea, el facilitador indicará a cada grupo que pegue en un lugar de la sala, donde todos los participantes puedan ver, la figura confeccionada.
•
Posteriormente el facilitador, generará una discusión con todo el grupo acerca de la experiencia de los grupos al realizar la tarea, en términos de qué resultó más fácil, que fue más difícil, sobre la calidad del intercambio de experiencias al interior del grupo, así como de las emociones suscitadas.
• En un papelógrafo o pizarra el/la facilitador/a anotará las tres dimensiones analizadas (lo sensual, lo sexual y lo reproductivo) e instigará al grupo total para vaciar parte de los descubrimientos (en términos de partes del cuerpo) realizados en cada subgrupo.
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El/la facilitador/a, mientras efectúa el listado anterior, realizará las aclaraciones pertinentes, en términos de diferenciar lo sexual de lo reproductivo, así como de explicitar que hay zonas que proveen de sensaciones sensuales y sexuales a la vez. Del mismo modo, recalcará que las sensaciones provocadas en los cuerpos no son iguales para todos los sujetos y que algo que puede resultar sensual para algunos, puede ser desagradable para otros.
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Cuando el grupo sea mixto, resultará interesante hacer las comparaciones pertinentes, así como contrastar si lo que creemos que es agradable para un sexo es percibido de la misma forma por el otro.
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Cuando el grupo total sea sólo de un sexo, el facilitador podrá promover una extensión de la actividad, con la indicación de reconocer las mismas zonas en el otro sexo.
Metodología de evaluación A través de la dinámica del correo (una tarjeta donde cada participante anota una idea y que se va traspasando de uno a otro) hacer que registren las ideas que más han impactado de esta actividad. Luego, al terminar la ronda de anotaciones, el grupo completo elabora un mensaje resumido que reúne el total de las ideas vertidas. El mensaje se escribe en un papelógrafo, a gusto de las participantes (uso de plumones de colores).
Materiales a utilizar - Tarjetas de cartulina en blanco - Lápices de tres colores para cada grupo (rojo, azul y amarillo) - Papelógrafo y papel kraft - Cinta adhesiva - Plumones de colores
Idea fuerza
Hombres y mujeres están dotados físicamente para expresar la sexualidad de múltiples formas. Por otra parte, la reproducción involucra determinados órganos para ambos sexos, siendo un derecho el elegir el momento para ejercer la opción reproductiva.
Para el desarrollo de esta actividad se propone revisar principalmente los siguientes contenidos: derechos sexuales y reproductivos; concepto de salud sexual y sus alcances y salud sexual y autocuidado, de los capítulos III y V del presente manual.
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Metodologías
[ Orientaciones técnicas para la acción ]
Metodologías
2. 8. Nuestra casa Actividad de reflexión grupal en torno al autocuidado y valoración personal Propósito de la actividad Revalorar la importancia de cuidar y proteger el propio cuerpo, como medida de autocuidado y estima personal.
Metodología de aplicación •
El facilitador solicitará a los participantes dividirse en dos grupos. Si el grupo total es superior a 20 personas, se podrá dividir en cuatro subgrupos.
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Al primer grupo (o a dos de ellos) se le pedirá que dibujen, en un papelógrafo, una casa propia, con todas las cosas que les gustaría que tuviera.
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Al segundo grupo (o a los dos restantes) se le pedirá que dibujen, en un papelógrafo, una casa arrendada.
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El facilitador solicitará a cada subgrupo que liste en un papelógrafo aparte, el trato que cada grupo le dará a sus casas (por ejemplo, si la pintarán y cada cuánto tiempo, si le harán jardín, si la alfombrarán, si colocarán calefacción central, así como todas las cosas que proyectarán hacer para mantener la casa, o bien si no harán nada, pues es arrendada y nadie le pagará los gastos, etc.).
•
Cada grupo expone su trabajo en plenaria. Una vez terminadas las exposiciones, el facilitador hará la siguiente pregunta ¿En que se parece la casa propia a una persona que siente su cuerpo como propio? ¿y que pasa en el otro caso?
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El facilitador invita nuevamente a los grupos ya conformados a analizar, por separado, qué cuidados entregamos a nuestro cuerpo. Todos los grupos conversan e intercambian experiencias respecto a las actividades que desarrollamos para cuidarnos y protegernos.
•
El facilitador puede instigar la conversación con los siguientes ejemplos: qué tipo de alimentación nos procuramos, qué tanto ejercitamos el cuerpo, cuántas veces chequeamos nuestro estado de salud, cuánto seguimos las indicaciones médicas cuando estamos enfermos, cuántas veces le dedicamos un momento de cariño al cuerpo y, por último, cuántas veces sometemos a nuestro cuerpo y a nuestra persona a riesgos innecesarios?.
•
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Se realiza la puesta en común por parte del grupo completo, liderado por el facilitador, quién preguntará a los participantes que cosas han descubierto en relación al cuidado del propio cuerpo. La reflexión deberá encaminarse a instalar la idea que el cuerpo es la expresión más explícita de nuestro ser,
de nuestra persona. Así, el cuidado que le proveemos a éste es señal del cuidado que nos otorgamos cómo personas, lo cual refleja el cariño que nos tenemos y el valor que nos asignamos. •
Se invita al grupo total a analizar si estas conductas de autocuidado o descuido con el propio cuerpo tienen el mismo sentido para mujeres y para hombres. Del mismo modo, se invita al grupo a reflexionar si estos aprendizajes pueden mostrar diferencias según status social, edad, etnia.
•
El facilitador introduce el concepto de salud sexual y reproductiva, haciendo hincapié en que el concepto alude a sensaciones tales como bienestar, gratificación, disfrute, no riesgo y capacidad de decisión.
Metodología de evaluación El facilitador solicita a cada participante que, en forma individual, anote en la hoja que se le repartirá, aquellas acciones que cada uno realiza para cuidar su cuerpo y su persona en el ámbito sexual y reproductivo. El facilitador explicita que la hoja quedará para ellos y en forma anexa los invita a hacer un compromiso escrito, en la misma hoja, consigo mismos en torno al autocuidado en materia sexual y reproductiva.
Materiales a utilizar - Papelógrafos - Lápices - Plumones de colores - Hojas blancas o de colores
Idea fuerza
Mujeres y hombres tenemos derecho a una vivencia sexual y reproductiva grata, placentera y libre de riesgos, así como acceso a información y medios que nos permitan tal vivencia.
Para el desarrollo de esta actividad se propone revisar los siguientes contenidos: Salud sexual y autocuidado, Factores Protectores y de Riesgo para la salud sexual, VIH/SIDA e Infecciones de Transmisión Sexual y Violencia Sexual, del capítulo V del presente manual.
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Metodologías
[ Orientaciones técnicas para la acción ]
Metodologías
2.9. El espejo del recuerdo Actividad de reflexión personal en torno al cuidado del cuerpo y valoración personal Propósito de la actividad Tiene por objetivo evaluar y potenciar el reconocimiento del propio cuerpo como un lugar que requiere de cuidados y que puede convertirse en el primer paso hacia un estilo de vida más saludable.
Metodología de aplicación
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El facilitador entregará dos hojas a cada participante; una deberá contener la silueta de un cuerpo y la otra, el contorno de rostro (Hoja de Rostro).
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Es deseable que la sala donde se realice la actividad tenga un clima de tranquilidad (por ejemplo, que la luz sea tenue o que exista música ambiental que induzca a la relajación).
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El facilitador dará la siguiente instrucción: “Pensemos en nuestro cuerpo. intentemos tomar conciencia del él. ¿Cómo estamos?, ¿qué parte de él nos duele ahora?, ¿hay alguna ropa que nos incomode?, ¿qué músculos están relajados y cuáles está algo tensos?, ¿cómo están nuestros ojos, nuestra lengua?” etc. La idea es que los participantes puedan detectar su actual estado corporal.
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Posteriormente, el facilitador deberá inducir recuerdos en los participantes, en las siguientes secuencias temporales: hace un mes, hace un año y hace 10 años. Un posible comienzo para esta inducción sería: “Ahora que sabemos cómo nos encontramos hoy, intentemos recordar cómo estábamos hace un mes atrás, qué cosas han cambiado de nuestro cuerpo, cuáles han permanecido iguales”. Es importante que el facilitador sea capaz de dar pistas del cambio o permanencia, aludiendo a ciertas partes del cuerpo como: color y largo del pelo, piel, altura, peso, lunares, tatuajes, arrugas, etc.
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Luego de pasar por las tres etapas, el facilitador les solicita a todos que señalen en la silueta dibujada en la hoja, las partes del cuerpo que han cambiado (por ejemplo, con lápiz rojo) y aquellas que se han mantenido (con lápiz azul). Luego hace lo mismo con la Hoja de Rostro. Será de especial cuidado que el facilitador pueda inducir con la mayor cantidad de detalles el recuerdo de la cara, pues será esta hoja la que posteriormente se utilizará.
•
Se les entrega un espejo y se solicita que cada participante reconozca si se produjeron los cambios que había consignado en la Hoja del Rostro. Se les invita a mirar también otros gestos de la cara como: sonrisa, guiño de ojos,
movimiento de cejas, movimiento de párpados, entre otros. Se les pide hacer algo similar con la Hoja del Cuerpo (aunque no será estrictamente necesaria la presencia del espejo). •
Luego de realizada esta actividad, se les solicita juntarse en parejas y comentar lo que le sucedió a cada participante. Especialmente importante es comentar si hubo diferencias en aquello que fue recordado y posteriormente consignado en la Hoja del Rostro y lo que pudieron apreciar al mirarse directamente a un espejo. También deberán comentar lo mismo en relación con el cuerpo.
•
Por último, cada participante elegirá una actividad de autocuidado a realizar con su cara y/o cuerpo, de manera de comprometerse con su compañero a realizar una cita en un tiempo más (por ejemplo, un mes) para ver los avances en ese auto compromiso. Es importante recordar que la actividad de autocuidado no debe ser muy compleja (echarse crema en los tobillos u otras partes del cuerpo, cambiar la tintura del pelo, lavar la cara todos los días para quitar impurezas, ponerse crema antiarrugas, maquillarse las pestañas, ponerse labial, depilarse más continuamente, afeitarse, dejarse bigotes o patillas, etc.). En la medida que el facilitador pueda propiciar un compromiso pequeño, será más probable que las personas puedan cumplirlo.
Metodología de evaluación El facilitador solicita a cada participante que entregue sus opiniones de la actividad en plenario y que evalúe
Materiales a utilizar - Hojas con perfil de cuerpo y de cara. - Lápices rojos y azules por cada participante. - Espejos (en su defecto, se puede dejar la mitad de la actividad para ser realizada posteriormente a que los/las participantes puedan acudir a un espejo) - Deseable: música ambiental
Idea fuerza
El cuerpo y la cara constituyen la primera fuente de nuestra identidad. Al ser cuidados, también estamos fortaleciendo nuestra identidad y la valorizamos positivamente.
Para el desarrollo de esta actividad se propone revisar los siguientes contenidos: Salud sexual y autocuidado, Factores protectores y de riesgo para la salud sexual, Imagen corporal, del capítulo V del presente manual.
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Metodologías
[ Orientaciones técnicas para la acción ]
Metodologías
2.10. La fábula Actividad de reflexión grupal a partir de un breve relato, extraído del libro “Ética para Amador”, de Fernando Savater, que pone en escena el tema de las decisiones y lo que ello implica en términos de costos y beneficios.
Propósito de la actividad La actividad tiene por objetivo reflexionar sobre la libertad de elegir con la que cuentan los seres humanos, a pesar de los obstáculos o presiones externas. A partir de un texto general, los participantes deberán reflexionar respecto del proceso de toma de decisiones en el ámbito sexual y reproductivo, así como de las habilidades que poseen para ello.
Metodología de aplicación •
El facilitador invita a los participantes a conformar subgrupos cuyo número dependerá de la cantidad de asistentes. Se recomienda que cada grupo no exceda de seis personas.
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A continuación repartirá a cada grupo una hoja con el texto La Fábula.
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El facilitador invitará a los participantes a escuchar activamente el relato que les leerá.
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Efectuada la lectura, el facilitador solicitará a cada subgrupo que analice el texto leído y elabore una reflexión grupal sobre la base de las siguientes preguntas: * ¿Con qué se puede identificar esta fábula? * ¿Se han visto en alguna situación parecida? * ¿Cómo se aplica el contenido de la fábula en el terreno de las decisiones que tomamos en materia sexual? * ¿Qué han hecho (o harían) frente a una disyuntiva de este tipo en el terreno sexual, por ejemplo respecto de tener o no actividad sexual, o bien respecto de con quién tener actividad sexual, o qué tipo de actividad sexual deciden tener? * ¿Han analizado los costos y beneficios de sus decisiones en materia sexual?
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A continuación, el facilitador indica a los participantes que tendrán 20 minutos para conversar y elaborar las conclusiones del grupo a partir de las preguntas contenidas al final del texto.
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Una vez que los grupos hayan terminado, el facilitador resumirá en un papelógrafo las principales conclusiones de cada grupo, colocando especial
énfasis en las habilidades para la toma de decisiones en materia sexual, así como en los costos y beneficios de tales decisiones. •
El facilitador finaliza la actividad exponiendo brevemente, la importancia que tiene para el autocuidado, el proceso de toma de decisiones en materia sexual, así como en cualquier otro ámbito de la vida. En este sentido, toda acción en materia sexual es posible de analizar en términos de costos y beneficios, en el contexto de la propia ética sexual. Del mismo modo, es necesario tener en cuenta que toda elección conlleva una pérdida relacionada a aquello que no se eligió.
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Por último, analizar una situación y tomar una decisión consciente (lo que se gana y lo que se pierde) nos convierte en sujetos autónomos y responsables de nuestras elecciones.
Metodología de evaluación Se entrega a cada participante una tarjeta de color, en la cual se le pide anote aquello que más le cuesta al momento de tomar una decisión en el plano sexual. Las tarjetas son colocadas en una bolsa. El facilitador las pegará a continuación en un papelógrafo que será expuesto en un lugar de la sala para que los participantes puedan leerlo y escribir mensajes o soluciones a las dificultades planteadas por el grupo. Todos los participantes leen el papelógrafo una vez terminada la sesión.
Materiales a utilizar - Hoja con el texto La Fábula con las preguntas para la reflexión grupal - Papelógrafo - Lápices - Plumones de colores - Tarjetas de cartulina de color
Idea fuerza
Mujeres y hombres tienen derecho a hacer valer sus decisiones en el ámbito sexual y reproductivo.
Para el desarrollo de esta actividad se propone revisar los siguientes contenidos: Salud sexual y autocuidado, Factores Protectores y de Riesgo para la salud sexual, VIH/SIDA e Infecciones de Transmisión Sexual y Violencia Sexual, del capítulo V del presente manual.
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Metodologías
[ Orientaciones técnicas para la acción ]
Metodologías
Fábula “Un barco lleva una importante carga de un puerto a otro. A medio trayecto, le sorprende una tempestad. La única forma de salvar el barco y la tripulación es arrojar por la borda el cargamento que, además de importante, es pesado. El capitán se plantea el problema siguiente: ¿debo tirar la mercancía o arriesgarme a capear el temporal con ella en la bodega, esperando que el tiempo mejore o la nave resista?... desde luego, si arroja el cargamento lo hará porque prefiere afrontar eso a enfrentar el riesgo, pero sería injusto decir sin más que quiere tirarlo. Lo que de verdad quiere es llegar a puerto con su barco, su tripulación y su mercancía, eso es lo que más le conviene. Sin embargo, dadas las circunstancias, prefiere salvar su vida y la de su tripulación a salvar la carga, por importante que sea. ¡Ojalá no se hubiera levantado la maldita tormenta!, pero la tormenta no puede elegirla, es algo que se le impone, algo que pasa, quiéralo o no. Lo que en cambio puede elegir es el comportamiento a seguir en el peligro que amenaza. Si tira el cargamento por la borda lo hace porque quiere... y, a la vez, sin querer. Quiere vivir, salvarse y salvar a los hombres que dependen de él, salvar su barco, pero no quisiera quedarse sin la carga ni el provecho que representa, por lo que no se desprenderá de ella sino muy a regañadientes. Preferiría sin duda no verse en el trance de tener que escoger entre la pérdida de sus bienes y la pérdida de su vida. Sin embargo, no queda más remedio y debe decidirse: elegirá lo que quiera más, lo que crea más conveniente. Podemos decir que es libre porque no le queda otro remedio que serlo, libre de optar en circunstancias que él no ha elegido padecer”.
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2. 11. Mis vivencias sexuales Actividad de reflexión dirigida a jóvenes Propósito de la actividad Su objetivo es explorar y socializar las significaciones que los jóvenes tienen con respecto a la sexualidad.
Metodología de aplicación •
El facilitador introducirá la actividad diciendo que cada uno tiene ideas y vivencias personales relacionadas con la sexualidad y que ésta es una invitación a conectarse con ellas.
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Entregará a cada participante una hoja de trabajo y les pedirá que reflexionen y la respondan individualmente y en silencio. Enfatizará que las respuestas son anónimas, por lo que se les invita a utilizar letra imprenta y legible.
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Una vez que todos hayan terminado, el facilitador recogerá todas las hojas y las repartirá al azar en el grupo.
•
El facilitador entregará a cada participante scotch para que peguen las hojas en alguna pared de la sala.
•
Luego, los invitará a dar una vuelta por la sala leyendo las reflexiones de los compañeros.
•
El facilitador invitará a reflexionar respecto de lo que han podido descubrir en la lectura de las hojas de todos los participantes. Fomenta la validez de todas y cada una de las experiencias, reconociendo que la sexualidad es un área del desarrollo que reviste particular interés durante la adolescencia, careciendo muchas veces de espacios y personas con quién conversar de ella.
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Metodologías
[ Orientaciones técnicas para la acción ]
Metodologías
HOJA DE TRABAJO: MIS VIVENCIAS SEXUALES 1. La sexualidad es para mi
2. De mi primera experiencia sexual espero (o esperé)
3. Cuando quiero tener más información para mi primera relación sexual, la encuentro en
4. a) Me di cuenta que estaba preparado/a para iniciar mi actividad sexual porque
b) No he iniciado mi actividad sexual porque
5. El motivo para permitir que otro me toque íntimamente es
6. Recuerdo mi primera excitación porque
7. En mi primera experiencia sexual sentí 8. Necesito saber más de
9. La masturbación es para mí 10. Cuando tenga actividad sexual me protegeré con/ me protejo con 11. Me parece anormal en una actividad sexual que
12. La penetración es para mí
13. Las caricias genitales son para mí
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Metodología de evaluación Se pide a los participantes que se dividan en tres grupos. A cada uno de ellos se les invita a escribir qué transformaciones culturales y aprendizajes consideran importantes de abordar para que los adolescentes tengan vivencias sexuales más placenteras y autodeterminadas. Los subgrupos las anotan en un papelógrafo, que luego es colocado en algún lugar de la sala donde todos puedan leerlos.
Materiales a utilizar - Hojas de trabajo - Scotch - Papelógrafo - Plumones
Idea fuerza
Cada persona tiene una vivencia particular de la sexualidad, donde se juegan saberes, dudas, expectativas, valores. Aún así, es posible distinguir experiencias que son comunes a la vivencia sexual de los adolescentes.
Para el desarrollo de esta actividad se propone revisar principalmente los siguientes contenidos: Aspectos básicos de la sexualidad humana, construcción sociocultural de la sexualidad, mitos en torno a la sexualidad, concepto de género, roles de género, derechos sexuales y reproductivos y desarrollo psicosexual de los capítulos I, II, III y IV del presente manual.
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Metodologías
[ Orientaciones técnicas para la acción ]
[Capítulo 8]
Respondiendo a situaciones concretas Aspectos claves a desarrollar frente a situaciones específicas de los consultantes
En este capítulo se sintetizan algunos temas que los equipos de trabajo han subrayado como aquellos que, más allá de ser frecuentes, los enfrentan a desafíos personales y relacionales en su quehacer laboral. Si bien en los capítulos que anteceden se ha puesto énfasis en las competencias conductuales y técnicas, necesarias para intervenir en materia sexual, en éste se tratará de poner en escena situaciones concretas que afectan a los usuarios para mirar y reconocer las mejores prácticas a implementar para aportar al proceso de rehabilitación. En las siguientes páginas hay afirmaciones que pueden ser conocidas respecto de vivencias relacionadas con la salud sexual y reproductiva de los usuarios. Se revisarán en el contexto de la mejor actitud frente a ellas, a favor de la vivencia de a quién se asiste
1. ¿Es posible hablar de negociación sexual en un contexto de uso y/o abuso de drogas? El término negociación sexual alude a aquella interacción que define los límites de la actividad sexual que se desea llevar a cabo, de forma de no pasar a llevar los propios deseos ni de imponer la propia voluntad al compañero sexual. La negociación se ha planteado como la estrategia más adecuada para trabajar conflictos vinculados a las prácticas sexuales seguras, alternativa que les
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[ Respondiendo a situaciones concretas ]
permite a las personas protegerse de consecuencias no deseadas derivadas de la actividad sexual, como son las infecciones de transmisión sexual y el VIH/ SIDA. Pero la negociación sexual es también el instrumento a través del cual hombres y mujeres -y especialmente éstas últimas, dada la desigualdad de género en estas materias- pueden poner en escena sus gustos y necesidades respecto de qué, cómo y cuándo hacer en el ámbito sexual. El uso y abuso de sustancias puede poner en jaque las habilidades para relacionarse de forma equitativa y asertiva y ello no sólo producto del estado alterado como resultado del consumo sino, más importante aún, dada las variables relacionales, de poder y emocionales vinculadas al contexto de adicción. Visto desde esta perspectiva, la negociación como tal resulta un estándar demasiado elevado de logro, en un contexto de consumo, dependencia y codependencia. Ello, sin embargo, no implica que no puedan existir transacciones de algún tipo en materia sexual, ya sea por miedo, por evitar el reproche o la culpa o para autogestionar el riesgo, entre otras. En situaciones como ésta, en la cual el usuario relata situaciones que podrían ser evaluadas como abusivas, la mejor práctica tiene que ver con: •
Ser capaz de escuchar y aprehender esa particular realidad, sin poner juicios o filtros, producto de lo que para el profesional es o debiera ser una relación sexual acordada y consensuada, es decir, de mutuo acuerdo.
•
Evitar o dejar suspendida la definición (“estás siendo abusada”) para ceder espacio a las propias definiciones de quién está viviendo esa situación.
•
Favorecer el relato para descubrir el significado particular que la actividad sexual está teniendo para esa persona (qué gana, qué pierde, qué manejo está intentando hacer).
•
Ayudar a reconocer las variables que pueden estar definiendo esa relación no consensuada, para elaborar mejores actuaciones en ese mismo escenario de manera de dejar a un lado visiones paralizantes y rígidas, como podría ser la de víctima y victimario.
Por último, tener presente que la capacidad y habilidad de negociación sexual está directamente relacionada a la autoeficacia (convicción de tener impacto y control sobre lo que sucede alrededor), la cual, en un contexto de consumo,
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resulta una habilidad en falencia o donde no es posible ejercerla. Es más, la habilidad de negociación sexual es un claro déficit en gran parte de las mujeres, vinculado a la forma en la que se significa la entrega sexual, la cual aumenta la vulnerabilidad física y psicológica. Muy probablemente en cada persona se puede encontrar vivencias donde la negociación sexual no ha estado presente. Entonces, lo mejor no es sobrevalorar la práctica negociadora, sino más bien contener la experiencia y ser capaces de comprenderla y ayudar al otro a aprehenderla según sus propios significados. En este mismo sentido, y dado que se trata de un proceso de apoyo integral, la urgencia no pasa por la modificación instantánea de la práctica, sino más bien consiste apoyar un proceso de empoderamiento global. En la medida que las personas comienzan un proceso de reparación de sus habilidades personales y de valoración propia, la posibilidad de ser más asertivo en el terreno sexual también aumenta.
2. ¿Qué hacer, cuando una persona usa su cuerpo y la actividad sexual como instrumento de transacción? Las situaciones de intercambio de sexo por beneficios existen en diversos contextos socioculturales. Sin embargo, esta transacción puede tener sentidos y significados distintos en cada uno de ellos. Así, el intercambio de favores sexuales por dinero, bienes o alimentos para sostener una familia está bastante documentado en diversos estudios. Del mismo modo lo están las prácticas sexuales de personas, especialmente jóvenes de ambos sexos, a cambio de una dosis de droga. El comercio sexual es sólo otra expresión de aquello, donde quizás la recompensa está mejor explicitada que en los casos anteriores. En cada una de estas situaciones lo común tiene que ver con la vulnerabilidad presente, sobre todo al considerar que este tipo de prácticas acentúa la dificultad para negociar un sexo protegido (en términos de exposición a ITS y VIH) y placentero (posibilidad de derivar gratificación de la experiencia sexual). Estas vulnerabilidades pueden acumularse de manera potencial, cuando existen otro tipo de desigualdades, por ejemplo, de edad, de género, socioeconómicas o de poder. Así, frente a un usuario que nos relata una experiencia de este tipo, no cabe el prejuicio o el sermón moral como práctica posible desde su rol como facilitador.
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[ Respondiendo a situaciones concretas ]
Las prácticas sexuales están definidas a partir del sentido y significación que la persona le da a su sexualidad y su vivencia sexual en un contexto específico, en este caso, el contexto del consumo de drogas y la deprivación o carencia de sentido. Probablemente lo que más cuesta observar y explicitar en estas situaciones es la recompensa que posee este tipo de transacción en ese contexto y para esa persona en particular. Será entonces la mejor práctica, luego de escuchar el relato, dejando de lado los prejuicios y valores sexuales personales, ayudar a esa persona a descubrir qué es lo que realmente está transando en esta supuesta relación de oferta de su cuerpo o sexo. Es posible que lo más evidente tenga que ver con un sentido práctico: conseguir droga o evitar que otro se interponga en la consecución de ésta. Pero es probable también que el sentido sea diferente y más vinculante, como por ejemplo, sentirse validado en un espacio donde ser un drogadicto no importe. O bien, sentirse necesitado por alguien, o quizás sentir que es una buena forma de pagar o expiar sus culpas, o gozar de ciertos privilegios que en su condición de consumidor no podría acceder. Incluso, es probable que el sexo, en este contexto, tenga más que ver con cariño o agradecimiento, que con atracción o sentido de placer. No es infrecuente que este tipo de práctica de sexo recompensado se dé en el contexto de una relación afectiva, pololeo, convivencia o matrimonio. Es más, muchas veces el sexo transado puede esconder su carácter al interior de una relación estable, como una forma de evitar el juicio social e incluso el propio juicio. Con estos elementos diversos queda en evidencia que el quehacer del profesional deberá estar encaminado a: •
Partir del supuesto que la experiencia sexual posee significados diversos.
•
Identificar y comprender el sentido de esta experiencia para quién la vivencia.
•
Contener las emociones diversas e incluso extremas o contradictorias que pueden emanar de tal experiencia.
•
Identificar la representación y percepción particular del riesgo ¿Hay riesgos percibidos, de qué tipo, cuál es el riesgo que se está preparado para gestionar?
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3. ¿Es el aborto inducido una situación que empaña la vivencia sexual imposibilitando una actividad placentera en el futuro? El aborto, en términos técnicos, es la expulsión del producto de la concepción, ya sea de manera espontánea o provocada. El aborto inducido en nuestro país es ilegal, por lo cual cualquier maniobra utilizada para terminar con la concepción, es un delito. Este dato no resulta menor a la hora de analizar las implicancias que la vivencia abortiva pudiera tener para las mujeres en esta situación. Si bien hoy se reconoce el derecho de las mujeres y los hombres de decidir el momento en que desean un embarazo, con políticas de regulación de la fecundidad que apoyan a las personas a través de métodos de protección y autocuidado, el acceso a éstos pareciera aún ofrecer dificultades, sobre todo en los estratos más desfavorecidos. Diversos estudios51-52-53 han afirmado que las oportunidades sociales, de salud y nutrición, el acceso a educación y cultura y, en forma global, la trayectoria biográfica de la mujer, determinarían la capacidad y las herramientas (cognitivas y afectivas) de que dispondrá para enfrentar sus problemas de salud reproductiva y la crianza de sus hijos. Según estos antecedentes, pareciera que el hacer frente a un aborto inducido como salida frente a un embarazo no deseado, tendría consecuencias distintas para una mujer que goza de recursos sociales, afectivos y cognitivos, educacionales y económicos, que para aquella que se encuentra en una situación de desprotección o vulnerabilidad. Así, una mujer con mayores y mejores recursos personales y sociales es capaz de vivir la situación de embarazo no deseado de forma menos traumática, en parte porque se sabe con mejor red de apoyo y con habilidades personales que le permitirán afrontar en mejores condiciones esa situación. Puede ocurrir que opte por un aborto. Cualquiera sea su decisión, generalmente ella obedece a una elección. En muchas ocasiones una mujer en esta condición de elegir puede percibir que existen nuevas oportunidades de ser madre, como también futuras posibilidades de ejercer control sobre su fecundidad. Su reacción emocional será producto de la tristeza acorde a la pérdida que ha decidido enfrentar. En el otro polo, una mujer en condiciones de indefensión, desamparo y desesperanza, con una biografía marcada por la falta de control de lo que le acontece 51. Médicos del Mundo, “IX Informe de Exclusión social”, España, 2005. 52. Family Care International, Fichas informativas sobre salud sexual y reproductiva, New York, 2000. 53. OPS/OMS, “Taller sobre Género, Salud y Desarrollo. Guía de Facilitadores”, Washington, D.C: 1997.
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[ Respondiendo a situaciones concretas ]
a diario, vivirá una experiencia de embarazo no deseado de una forma distinta. Para ella será más lógico pensar que lo vivido no es más que otro elemento propio de su cotidiano, de la vida que le tocó vivir. Así, su decisión claramente no será producto de una elección y probablemente desencadenará una reacción emocional compleja, mezclada de dolor, miedo, soledad, pero también rabia y alivio. Luego del aborto, probablemente no deseará volver a embarazarse; sin embargo, sus posibilidades de control pueden ser más restringidas: no tener sexo o bien volver a abortar. Del mismo modo, el análisis y la significación de la vivencia son distintos para las mujeres cuando el aborto inducido es utilizado para corregir la falla de un método anticonceptivo, que cuando es usado como primera herramienta de control de la fecundidad, sin que se haya tenido anteriormente algún grado de control de su proceso reproductivo. Así, las consecuencias que posea la experiencia de aborto inducido es diversa y compleja, pues si bien en todos los casos involucra transgresión legal y, por tanto miedo y culpa, el grado en que afecte otras áreas de la vida, como la esfera sexual, ofrece matices diferentes, principalmente relacionados con el grado de vulnerabilidad o, visto de otra forma, con el grado de control que exista frente a la posibilidad de un futuro embarazo no deseado. Probablemente una mujer con consumo de drogas es una persona que se percibe a sí misma con escasa capacidad para ejercer control, para decidir a favor de su beneficio; una mujer con experiencias poco exitosas para hacer frente a decisiones, con experiencias de desamparo y autodestrucción. En este sentido. es posible pensar que la situación de hacer frente a un embarazo no deseado sea vivida psicológicamente con mayor vulnerabilidad. En cualquier caso, la mejor práctica será contener y ayudarla a mirar la situación tomando en cuenta todas las variables puestas en juego al momento de optar por un aborto. El aborto inducido es un tema frente al cual no se puede ser neutro, genera un impacto emocional en quién lo vive y en quién sabe de él. Es una práctica que posee connotaciones valóricas y afectivas, que envuelve prejuicios, sentimientos encontrados, sanciones morales, todo lo cual influye en la relación usuario/ profesional y en la calidad de los servicios prestados.
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Las reacciones pueden ser diversas. Como acompañantes de este proceso se puede caer en la postura compasiva, paternalista, moralista, victimizadora o sólo preocuparse de los aspectos técnicos a entregar para que la situación no se repita (información sobre métodos de regulación de la fecundidad). Ninguna de estas posturas ayudará a reparar la experiencia de no control del proceso reproductivo y, por tanto, no dejará de provocar angustia frente a la posibilidad de que la situación repita. En esta condición, es probable que la actividad sexual adquiera un carácter amenazante o que pierda su sentido placentero para verse envuelta en un halo de inquietud, temor y ansiedad. La actitud del facilitador de un proceso de reparación, deberá más bien encaminarse a: •
Favorecer atribuciones específicas frente a lo acontecido (modificar la lectura de soy lo peor o nunca más tendré sexo por otras como tuve una experiencia difícil que no deseo se repita o no tendré sexo sin protección).
•
Ayudar y permitir a esa mujer la expresión y aceptación de los sentimientos y emociones que ha generado la experiencia, aún cuando sean contradictorios (culpa y alivio, por ejemplo).
•
Favorecer la discriminación entre la experiencia de aborto y sus repercusiones dolorosas, de la experiencia sexual y las emociones gratificantes que ésta involucra.
•
Ayudar a esta mujer a buscar un método de protección que le permita desarrollar autoeficacia en el manejo de su proceso reproductivo
•
Fomentar el acercamiento a la experiencia sexual, a través de aproximaciones sucesivas, desde aquellas en las que sea posible percibir control y no resulten amenazantes, dejando para más adelante la experiencia penetrativa.
4. ¿Cómo apoyar a una mujer que siente disminuida su imagen corporal como objeto de deseo y esto obstaculiza su goce sexual? La sensación de pérdida de atractivo físico es una experiencia que todas las personas han sentido más de una vez y que, de alguna manera, se supera en la medida que existen experiencias positivas que devuelven la sensación de ser atractivos o deseados sexualmente. Desde esta perspectiva, es posible que cuando se instala de forma estable una autoimagen disminuida -en términos de atractivo sexual-, esto se relacione con
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[ Respondiendo a situaciones concretas ]
un bajo estado anímico que empaña la autoimagen en forma global, o bien con una extrema focalización en sentimientos y pensamientos autodestructivos que entorpecen o actúan como filtros frente a la retroalimentación que otros puedan realizar respecto de los propios recursos eróticos. Lo anterior no invalida la sensación, sólo permite comprenderla y puede ser un primer intento para ayudar a una mujer a delimitar lo que la entorpece en su capacidad para disfrutar. En esta misma línea ayudarla a responder preguntas como ¿dónde está depositando su atractivo sexual?, ¿qué le resulta poco atractivo?, ¿cuánta importancia está entregándole a la retroalimentación de su compañero sexual o más bien tiende a invalidar lo que otros opinen?, ¿cuál es su capacidad para aceptar un refuerzo a su cuerpo o hacia su propia actuación en el terreno sexual?, pueden ser herramientas claves para comenzar a descubrir los recursos o los obstáculos que ella está utilizando para reparar su autoimagen. Resulta clave también descubrir en conjunto qué patrones de atractivo sexual está utilizando para la comparación; si está tomando en cuenta las modificaciones propias de una etapa vital; si está comparándose con un estándar ideal; si está depositando su autoimagen sólo en el logro de un resultado concreto que ella espera (por ejemplo, ser atractiva para todos, estimular a un hombre sólo con una imagen, la de su cuerpo, tener las medidas anatómicas exactas). De alguna forma, ayudar a una mujer a ampliar el concepto de atractivo sexual y no focalizarlo en un determinado cuerpo. Identificar y anclar en ella lo que aún identifica como recurso erótico, es otra buena práctica. Probablemente, su extrema focalización en la imagen física ha dificultado que recupere y refuerce aquello que existe en ella como recurso erótico independiente de su cuerpo, por ejemplo, su movimiento, su cadencia, su capacidad para sentir, su risa, su mirada, su capacidad para hacer sentir al otro cosas gratas. Todo ello es parte del atractivo sexual de una persona y, en muchos caso, poseen mayor fuerza que el sólo cuerpo como objeto erótico. Apoyar la construcción de una imagen sensual renovada, que contenga los recursos identificados, sin negar aquello que se ha perdido y aceptando los cambios y modificaciones corporales, puede ser un ejercicio desafiante que implique una atención positiva en el campo erótico. Recuperar el permiso para disfrutar el contacto corporal, para volver a sentir los matices y diferencias de las diversas caricias, abrir la experiencia a los refuerzos
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que otro pueda realizar en función de los recursos puestos en escena, pueden ser instigados promoviendo experiencias conscientes sin utilización de sustancias, que más bien tienden a menoscabar la capacidad sensitiva que a exaltarla. Por último, no se debe dejar de animar la utilización de la fantasía sexual como aliciente de deseo. La fantasía, justamente por su carácter no real, permite crear y recrear la experiencia erótica, hacer y deshacer en la imaginación, fantasear con el cuerpo provocador que cada cual necesite para sentirse más sensual; en fin, la fantasía sexual es un instrumento al servicio de la activación del propio goce.
5. ¿En qué consiste el apoyo técnico con jóvenes respecto de su vivencia sexual? A la hora de brindar apoyo sobre la temática sexual a jóvenes hay que tener presente que todas las personas poseen aprendizajes y experiencias relacionadas con la vivencia sexual desde su nacimiento. Las formas de crianza, el conocimiento y valoración del cuerpo, lo permitido y lo prohibido del comportamiento propio o el de otros, es un aprendizaje que se hace día a día desde el momento de nacer. Por tal razón, a la hora de brindar apoyo y acompañamiento en esta temática, es importante que los técnicos y profesionales conozcan, respeten y valoren este aprendizaje ya adquirido. Estos aprendizajes van constituyéndose en el tiempo en la ética y valores sexuales de cada individuo. Si bien pueden no estar en concordancia con los del profesional a cargo, o con lo que la sociedad espera de alguien, se debe tener especial cuidado de no trasgredirlos ni enjuiciarlos. Van unidos a la familia o personas a cargo, docentes, amigos y compañeros, medios de comunicación, juegos, roles y todo aquello que la sociedad pone a nuestro alcance, muchas veces sin mayores opciones. Un error común a la hora de querer apoyar a los jóvenes en está temática es pretender conducirlos a los comportamientos que se consideran adultos. Temas como una sola pareja, tener sexo cuando se está realmente seguro o enamorado o tener relaciones sexuales después de cierta edad, pueden ser ideas que reflejan la idea del profesional sobre la vivencia sexual y no representar en absoluto los valores del joven y, por tanto, sentirse conducido a una vivencia que les es ajena e impuesta. Es importante conocer las distintas formas de vivir la sexualidad de los jóvenes, sin enjuiciar o discriminar sus ideas ni comportamientos, abriendo un espacio
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para el diálogo comprensivo, no queriendo cambiar a priori lo que piensan o hacen, por ajeno que esto parezca. Para poder brindar un espacio de cuidado en materia de salud sexual y reproductiva a los jóvenes es fundamental contar con su confianza y respetar su privacidad y confidencialidad antes de mostrarles otras formas de vivir la sexualidad, que tal vez puedan ser de mayor cuidado para su salud que las que han empleado hasta ahora. Cuando se trabaja con jóvenes que tienen problemas con el consumo de sustancias, es necesario redoblar los esfuerzos por ver aquellos comportamientos propios de la juventud, que no se cruzan con el consumo de tal o cual sustancia. Los jóvenes, como se espera en una sociedad como la nuestra, pueden llegar a ser (no siempre, ni en todos los casos) más trasgresores de normas y comportamientos sociales que el resto de la población; pueden vivenciar y demostrar sus emociones con mayor ímpetu o exponerse más a situaciones o comportamientos de riesgo, ya sea por desconocimiento, por imposición o por opción, que en otras edades o etapas de vida. Así también, poseen una ética y valores sexuales propios, comportamientos de cuidado (algunas veces poco efectivos, como el coito interrumpido para evitar un embarazo no deseado) y opciones de vida que han facilitado o entorpecido hasta hoy la mantención de su estado de salud asociado a su sexualidad, que va más allá del hecho de ser un consumidor de tal o cual sustancia. Resulta muy importante poder acompañar a los jóvenes en la búsqueda de sus propias definiciones de vida relacionadas con la vivencia sexual, colocando a su disposición conocimientos actualizados, formas de evaluar y predecir riesgo y ayudar a mantener aquellos factores y comportamientos que han sido protectores de su salud54. Para poder ser un referente consultivo de estos jóvenes es necesario contar con conocimientos sólidos en salud sexual y reproductiva, ser empático, respetuoso de la diversidad, privilegiar la escucha por sobre los consejos, respetar la confidencialidad, darse el tiempo para conocer las éticas y valores de los jóvenes, no intentar cambiarlos, sino mostrarles que existen otras formas de vivir la sexualidad que pueden ser integradas a su proyecto de vida y que pueden favorecer una vivencia sexual más grata y más relajada55. 54. Ver capítulo V: “Factores protectores y de riesgo”. 55. Ver capítulo VI: “Habilidades para intervenir”.
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En nuestra sociedad, hablar de salud sexual, y especialmente de sexo, puede provocar reacciones muy diversas a cualquier edad; reírse, ruborizarse, o no querer hablar son respuestas que se dan con mucha frecuencia y los jóvenes no son la excepción. Es por eso que es necesario, a las habilidades del monitor, sumar un espacio de significación, donde lo que ellos saben u opinan cuenta, es válido, es factible darse permiso para aprender de ellos, reforzar sus buenas ideas y sus recursos. Un aspecto central, a la hora de contar con un referente o consejero, es su validación. Si bien es algo que las personas hacen a cualquier edad, los jóvenes tienen especial cuidado en develarlo. Así, en ocasiones intentarán forzar algunos límites para saber hasta dónde se puede confiar en su interlocutor, ya sea en el plano afectivo (confidencialidad de su información y respeto), cognitivo (si la información que entrega es válida) o conductual (si pone en práctica lo que dice). En consecuencia, para ser un referente se debe procurar mostrar una imagen coherente con las ideas, acciones y sentimientos y no caer en la tentación de responder cuando no se tiene certeza de una información. O que el joven se entere que otra persona del equipo maneja información que él ha solicitado no comentar. Esto no quiere decir que el profesional sea intachable, pero sí será necesario reconocer que hay comportamientos, afectos y cogniciones que muchas veces cuesta manejar a cualquier edad. Por ejemplo, puede reconocer cómo fue su adolescencia, qué equivocaciones y aciertos tuvo, como solucionó algunos y otros no. Cómo sumó cosas a su experiencia, cómo ensayó nuevos aprendizajes atreviéndose a algunos y desechando otros, cómo creció con muchos mitos, algunos de los cuales se han mantenido hasta el día de hoy.
6. ¿Qué contenidos son recomendables trabajar con los jóvenes? El trabajo con jóvenes en esta temática consiste en acompañarlos en la creación y consolidación de su propia ética y valores sexuales, procurando que estos puedan acceder a conocimientos, habilidades de toma de decisiones, evaluaciones de riesgo y reconocimiento de factores protectores, entre otras habilidades y competencias. Ello les permitirá construir y desarrollar su propia forma de vivir su sexualidad, en un medio con las mayores oportunidades posibles, sobre la base del respeto a las diferencias y diversidad, libre de violencia y coerción. Para esto se debe tener mucho cuidado de no imponer visiones, creencias y valores sociales o personales que se consideran más validos u oportunos sólo por el hecho de ser los propios o imperantes en la sociedad actual.
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[ Respondiendo a situaciones concretas ]
Es importante nuevamente recordar que a pesar de lo que parezca o no correcto, los jóvenes poseen aprendizajes que se han ido desarrollando desde su nacimiento y que, por lo tanto, ya tienen una postura sobre su vivencia sexual, independiente de la cantidad de información válida que posean o las oportunidades que hayan tenido. Acompañar a estos jóvenes implica ayudarles a visualizar los riesgos y oportunidades de hoy, pero también alcanzar un desarrollo adulto lo más acorde a su plan de vida futuro. En el siguiente cuadro56 se expone una lista de los aprendizajes esperables para alcanzar un desarrollo sexualmente saludable en la etapa adulta.
COMPORTAMIENTOS DE VIDA DE UN ADULTO SEXUALMENTE SALUDABLE Un adulto sexualmente saludable debiera saber y poseer habilidades sobre: Desarrollo Humano Apreciar su propio cuerpo. Buscar mayor información sobre la reproducción en la medida que lo necesite. Afirmar que el desarrollo humano incluye el desarrollo sexual, el que puede o no incluir la reproducción o la experiencia sexual genital. Interactuar con ambos sexos de manera respetuosa y apropiada. Afirmar su orientación sexual y respetar la orientación sexual de otros. Relaciones Humanas Reconocer a la familia como una fuente poderosa de apoyo cuando así se trate. Expresar amor e intimidad de manera apropiada. Desarrollar y mantener relaciones significativas. Evitar las relaciones de explotación y de manipulación. Tomar decisiones informadas sobre opciones de familia y estilos de vida. Exhibir habilidades que realcen las relaciones personales. Comprender cómo la herencia cultural afecta las ideas sobre la familia, las relaciones interpersonales y la ética. 56. Cuadro adaptado de La Guía Nacional para la Educación Sexual Integral para la Juventud Hispana/Latina. Kindergarten-Grado 12, del Consejo de Información y Educación Sexual de los Estados Unidos (SIECUS), 1995.
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Habilidades Personales Identificar y vivir de acuerdo a sus valores. Ser responsable de su propio comportamiento. Practicar la toma de decisiones efectiva. Comunicarse efectivamente con la familia, sus pares y parejas. Comportamiento Sexual Disfrutar y expresar su sexualidad a lo largo de su vida. Expresar su sexualidad de manera congruente con sus valores. Disfrutar de los sentimientos sexuales sin tener necesariamente que llevarlos a cabo. Discriminar entre los comportamientos sexuales que realcen su vida y aquellos que son dañinos para sí mismo y/o para otros. Expresar su sexualidad mientras respeta los derechos de los demás. Buscar nueva información para realzar su propia sexualidad. Entablar relaciones sexuales que se caractericen por su honestad, equidad y responsabilidad. Salud Sexual Usar anticonceptivos de manera efectiva para evitar embarazos no deseados. Prevenir el abuso sexual. Actuar de manera consistente con sus propios valores cuando tenga que lidiar con un embarazo no deseado. Buscar cuidado pre-natal al principio del embarazo. Evitar contraer y transmitir enfermedades sexuales, incluyendo el VIH. Practicar comportamientos de promoción de la salud tal como exámenes médicos regulares, auto-exámenes de los senos y testículos, e identificación temprana de posibles problemas. Sociedad y Cultura Demostrar respeto por las personas con diferentes valores sexuales y estilos de vida. Reconocer que el habitual estrés intergeneracional y los conflictos de valor entre los miembros de la familia son acrecentados por los diferentes grados de aculturación Ejercitar su responsabilidad democrática para influir en la legislación sobre temas sexuales. Evaluar el impacto de la familia, cultura, religión, medios de comunicación y mensajes sociales, sobre sus propios pensamientos, sentimientos, valores y conductas relacionadas con la sexualidad Promover el derecho de todas las personas a recibir información precisa sobre la sexualidad. Evitar conductas que exhiban prejuicio e intolerancia. Rechazar estereotipos sobre la expresión sexual de diversos grupos culturales. Educar a otros sobre la sexualidad. [176]
[ Respondiendo a situaciones concretas ]
7. ¿Cómo abordar una orientación sexual distinta a la heterosexual en el contexto del tratamiento de personas con consumo problemático de drogas? Mucho se dijo en el capítulo III acerca de las diversidades de la orientación sexual. Sin embargo, sabemos que, en la práctica, las orientaciones distintas a la heterosexual provocan dificultades a los equipos de trabajo, pues quienes son destinatarios de los tratamientos, o bien quienes integran los equipos, no escapan a las tradicionales discriminaciones en esta materia. Quizás una de las principales orientaciones al respecto se relaciona con poder aceptar el hecho de que una persona se identifique a sí misma como homosexual no es una enfermedad o un delito, ni este rasgo de su sexualidad se constituye, por sí mismo, en un déficit. Esto puede ser particularmente complejo cuando en su entorno no ha tenido contacto con este tipo de vivencias. Así también, aquellas personas que dentro de su círculo más cercano (familiar, laboral o social) han podido conocer de cerca de alguien que afirma tener una orientación homosexual, posiblemente tendrá mejores capacidades para aceptar a otros en iguales condiciones. La sexualidad puede variar a lo largo de la vida. Puede presentar una mayor plasticidad que la que habitualmente se piensa que tiene. En este sentido, el que una persona afirme que ha tenido conductas sexuales con alguien del propio sexo, no lo convierte automáticamente en homosexual o bisexual. Si bien la definición del tipo de orientación sexual de una persona (homosexual, heterosexual o bisexual) pudiese interesar para efectos estadísticos, por ejemplo, muchas veces no es recomendable hacer una definición externa. Una buena práctica sería esperar que sea la propia persona la que defina su condición sexual, si es que ello es pertinente para algún fin. Pensemos, por ejemplo, en un adolescente que, como parte del período de exploración, ha tenido experiencia sexual con alguien del propio sexo. Para ese joven puede haber distintas alternativas: puede ser un evento aislado que él o ella considera normal a su edad y, por tanto, es un dato más de su historia biográfica que no altera su camino hacia la heterosexualidad; o puede haberse constituido en un hecho crucial para definir que su deseo sexual se siente mejor satisfecho por alguien del propio sexo. Ambas situaciones son ejemplos de la significación de esta vivencia, pero es seguro que puede haber más interpretaciones posibles, ante las cuales la función del orientador es la de acompañar, sin juicios ni discriminaciones.
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Así también, es importante reconocer cuál es el grado de tolerancia que el profesional tiene con este tema. Si ese grado de tolerancia es bajo y se ve enfrentado a situaciones relativas a la orientación sexual, quizás es necesario apoyar sus conversaciones o intervenciones con otros integrantes del equipo de trabajo. Esta recomendación no es sólo válida para los casos referidos a la orientación sexual; sino que para cualquier tema que provoque rechazo o lo afecte, el apoyo o supervisión con los demás integrantes del equipo es una herramienta importante de tomar en cuenta. Cuando la discriminación es efectuada por parte de las demás personas en tratamiento, es importante recordar que el profesional es probablemente un modelo de actuación para ellas. Si su comportamiento denota respeto a la vivencia homosexual, lo más probable es que su manera de enfrentar la situación sea tomada como un camino viable o posible. Si es testigo de algún rechazo producido por un integrante de las personas en tratamiento, haga lo mismo que haría si presenciara que esa persona discrimina a otra por ser mujer, por tener menos pelo o por poseer un defecto físico, por ejemplo.
8. ¿Qué pasa cuando el consumo de drogas se ve asociado a la vivencia sexual de tipo homosexual? Esta situación puede existir de distintas formas. Por una parte, el reconocimiento público en nuestra sociedad para las personas que se reconocen como homosexuales o bisexuales (por ejemplo, en su entorno familiar) puede convertirse en un camino de incomprensiones, rechazos y desuniones. El consumo de drogas puede estar asociado a evadir este tipo de sentimientos, como forma de mitigar el dolor que experimentan. En este sentido, la recomendación es ser realistas. Ni el consumo permite que ese rechazo social no exista ni es tan probable que aún enfrentando de la mejor forma al entorno social, se esté libre de discriminaciones. Es importante partir aceptando que no es una tarea fácil aceptar la diferencia en cualquier tipo de situación. Sólo como ejemplo: imagínese viviendo en una sociedad donde la mayoría de la gente es homosexual y resulta que usted pertenece a la minoría, es decir, es heterosexual. ¿Cómo explica que usted es diferente? Incluso no es necesario hacer ciencia ficción, sólo preguntarse ¿cómo llegó a ser heterosexual (en caso que lo sea)?, ¿qué hicieron sus padres para que usted fuese heterosexual?, ¿qué juegos le enseñaron para llegar a este estado de heterosexualidad?, ¿cómo fue su primera experiencia de este tipo? La misma incomodidad que producen estas preguntas en usted, podrían incomodar a alguien con orientación homosexual, pues esta orientación
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sexual no se elige. Así, la labor profesional debiese estar enfocada a evaluar las situaciones que la persona quiere enfrentar y la forma de hacerlo de manera realista, tolerando grados de frustración, así como previendo algunos aciertos. Otra situación que puede ser contenida por esta pregunta es aquella en que las personas que están en tratamiento incursionan, sólo bajo la influencia de drogas, en conductas sexuales con otras del mismo sexo. Algunos podrán decir que esa persona es homosexual, pero que sólo en ese contexto es capaz de develar su orientación verdadera. Quizás puede ser así, pero también es importante recordar que muchas personas que consumen drogas manifiestan comportamientos diferentes a los que haría si estuviese sin consumo. Por ejemplo, hay personas que refieren sacar personalidad y despliegan habilidades sociales desconocidas en ellas; otras son capaces de calmar su ansiedad y se vuelven más tranquilas; o también hay quienes incurren en conductas delictivas o de alto riesgo que no son parte de su repertorio (violencia o conducir a altas velocidades, por ejemplo). Entonces, nuevamente la recomendación de buena práctica es tener cautela con hacer interpretaciones de la orientación sexual de la persona. Esa conducta –tener actividad sexual con personas del mismo sexo- debiese ser tratada tal como las otras conductas: hacer presente que se está haciendo algo que no se haría en otro estado, evaluar los riesgos de dicha conducta e intentar prevenirlos, entre otras acciones. Por último, otra situación relativa a este tópico puede estar relacionada con aquellas personas que sienten culpa de que otra se defina como homosexual. Por ejemplo, pudiera suceder que una madre o padre que, producto del consumo de drogas, no estuvo particularmente presente en la crianza de sus hijos y uno de ellos manifiesta ser homosexual. O el mismo caso aplicado a un hermano mayor quien se reprocha no haber cuidado a su hermano que hoy es homosexual. Es importante considerar que las personas que se recriminan por este efecto tienen, al menos, dos situaciones que enfrentar: una es que tienen una percepción de que la homosexualidad es un déficit, defecto o daño (nadie se culparía de algo positivo); la otra, es que la homosexualidad es provocada o determinada en algún grado por la presencia o ausencia de los padres, madres o cuidadores, en general. Un dato interesante de manejar es que, en la mayoría de las ocasiones, ante la revelación de la orientación homosexual de un hijo, la madre o el padre se pregunten qué hicieron mal. La buena práctica, en este caso, es ser respetuoso de esta inquietud de la persona. En un primer minuto, intentar convencerlo de lo contrario no tendrá mucho efecto. En un segundo momento, es interesante informar que hay personas
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homosexuales con diferentes biografías de vida: personas que fueron bien cuidadas, personas que nacieron y se criaron en ambientes con pocos recursos económicos, personas con alto nivel cultural, grandes científicos, de diversas razas, etc. Son muy diversas las condiciones de las personas homosexuales. Por otra parte, sería una tarea a largo plazo enfrentar los mitos o creencias que se tienen de las personas homosexuales, por ejemplo, que son hipersexuadas, que no discriminan con quien se juntan, que no tienen deseos de formar familias o estar en pareja, que les gusta la vida sin responsabilidades, entre otros mitos. Tal como el resto de la población, las personas homosexuales presentan gran diversidad de gustos y preferencias y es seguro que no son todas iguales.
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[ Fuentes de referencia ]
Fuentes de Información Para finalizar este manual, se entregan una serie de fuentes de referencia a las cuales se puede acceder para profundizar los temas tratados o hacer consultas más específicas. Se han dividido por temas.
1. Derechos sexuales, Minorías Sexuales y Prevención del VIH/SIDA •
Movimiento Unificado de Minorías Sexuales, MUMS. Organización que orienta su trabajo hacia la reivindicación de los derechos de las minorías sexuales, cuya página web es www.mums.cl. Este es un portal para la promoción e información positiva en torno a la homosexualidad, la defensa de los DD.HH. de las minorías sexuales en Chile y la prevención de la transmisión del virus de la inmuno deficiencia humana (VIH).
• Otra instancia que a nivel nacional trabaja en torno a los derechos, ciudadanía y prevención del VIH/SIDA es la Corporación Chilena de Prevención del SIDA, quienes cuentan con el portal web www.acciongay.cl • Asamblea de Organizaciones Sociales y ONG’s con trabajo en VIH/SIDA. www.asosida.cl. A través de este portal se accede a información respecto de las diversas acciones que realizan organizaciones con trabajo en VIH/ SIDA a lo largo del país. • Vivo Positivo. Coordinadora Nacional de Agrupaciones y Organizaciones de Personas Viviendo con VIH/SIDA (PVVIH). A través de su portal www.vivopositivo.org, se dispone de información respecto del VIH/SIDA, así como en relación con la organización y sus acciones en materia de prevención, atención integral, derechos ciudadanos, etc.
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2. Sexualidad y procreación. La Iglesia Católica La Iglesia se pronuncia sobre el tema sexualidad a partir de la ética y moral. Al respecto se puede consultar, entre otros: •
Catecismo de la Iglesia Católica nn.2331-2400
•
Kasper, W., Teología del Matrimonio, Santander, 1980.
•
Credibilidad de la enseñanza de la Iglesia sobre la sexualidad. Waldo Romo. Profesor de la Facultad de Teología. Pontificia Universidad Católica de Chile. Teología y Vida, Vol. XLV (W20A04L)D, O36 R6 O- M41O0.
•
AA.VV., Sexualidad y moral cristiana, Santiago-Barcelona, 1974.
•
Encíclica Humanae Vital
•
El portal www.iglesiadesantiago.cl/ publica información y se pronuncia sobre la doctrina de la Iglesia Católica respecto a estos y otros temas.
3. Sexualidad y salud sexual y reproductiva •
IKASTOLA. Asesoría y Capacitación en psicología y salud. A través de la página Web: www.ikastola.cl, se puede acceder a documentos y publicaciones relativas a sexualidad y salud sexual.
•
A través del portal www.anticoncepciondeemergencia.cl se puede obtener información relativa a derechos sexuales y reproductivos y al acceso y correcto uso de anticoncepción de emergencia.
•
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El portal www.infojoven.cl, dependiente del Instituto Chileno de Medicina Reproductiva (ICMER) es un espacio de información específicamente dirigida a población adolescente y joven, que aborda algunos aspectos importantes para sus vidas, aclara dudas y responde a las inquietudes más frecuentes en relación con la adolescencia, la sexualidad y la reproducción.
[ Fuentes de referencia ]
4. Infecciones de Transmisión Sexual (ITS) y VIH/SIDA •
Salud Responde (fono: 600-360-7777), es un servicio de información del Ministerio de Salud, donde, entre otras materias de salud, se responde y orienta telefónicamente en torno a dudas relativas a ITS y VIH/SIDA.
•
Portal del Instituto Chileno de Medicina Reproductiva www.icmer.org, donde se puede acceder a información actualizada en torno a las diversas ITS, sus vías de transmisión y métodos de prevención. En esta página también es posible acceder a información relativa a derechos sexuales y reproductivos y anticoncepción de emergencia entre otros.
•
www.cuidate.cl corresponde a una iniciativa de profesionales de la salud, motivados por apoyar a la población adolescente y joven en su autocuidado en materia de salud sexual y en la toma de decisiones libres e informadas. Este portal centra su labor en orientar y entregar información frente a inquietudes frecuentes vinculadas a autocuidado en salud ginecológica, problemas ginecológicos, sexualidad, anticoncepción e infecciones de transmisión sexual.
5. Denuncias en caso de violencia •
FONO FAMILIA de Carabineros de Chile (Fono 149). Este servicio funciona en todo el país y su objetivo es atender a las víctimas de violencia intrafamiliar, entregarles orientación y acoger denuncias. Entrega apoyo a los afectados, a través de personal especializado, e informa respecto de las acciones que deben adoptar las víctimas de este tipo de delitos. La comunicación telefónica es gratuita y se puede hacer desde teléfonos fijos o móviles.
•
Además, Carabineros de Chile dispone de FONO NIÑOS (Fono 147). Este número telefónico atiende en forma expedita y segura las llamadas de menores víctimas de maltratos, abusos sexuales u otro tipo de situaciones que vulneren sus derechos. Atiende las 24 horas del día y la llamada es gratuita en caso de realizarse desde un teléfono público.
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