COMPENSACION AMBIENTAL De ahora en adelante cualquier proyecto minero, de hidrocarburos, de infraestructura, del sector energético y el marítimo que se vaya a ejecutar en Colombia tendrá que compensar el daño que provoque al medio ambiente, cumpliendo con lo dictado en el “Manual para la asignación de compensaciones por pérdida de biodiversidad”. Se trata de un modelo considerado pionero en el mundo y que fue elaborado, luego de cuatro años de trabajo, gracias a una alianza entre el Ministerio de Medio Ambiente y las tres más grandes organizaciones ambientales que trabajan en el país: The Nature Conservancy (TNC), World Wildlife Fund (WWF) y Conservación Internacional (CI). Hasta ahora la normatividad existente en el país obligaba a las empresas que afectaran el medio ambiente y la biodiversidad a compensar el daño. Sin embargo, no existía una metodología ni un manual que determinara con precisión cuánto compensar, dónde hacerlo y cómo llevarlo a cabo. Esto había provocado, como lo explicó el ministro de Ambiente, Frank Pearl en una reciente entrevista a El Espectador, “que las empresas operaran durante veinte años y únicamente compensaban sembrando árboles durante los últimos tres años de la operación”. Las cosas, ahora que el Ministerio de Ambiente ha adoptado el “Manual de compensaciones” a través de una resolución, serán a otro precio. En el fondo el modelo sigue uno de los preceptos jurídicos más antiguos: “Ojo por ojo, diente por diente”. Según el documento, que será presentado oficialmente hoy en el Gun Club de Bogotá, “las medidas de compensación garantizarán la conservación efectiva de un área ecológicamente equivalente”. Manual de compensaciones por pérdida de biodiversidad (ver infografía). “Un área ecológicamente equivalente o de equivalencia ecológica” se refiere a áreas de ecosistemas naturales o vegetación secundaria que mantienen especies similares a las presentes en el ecosistema impactado. Las empresas tendrán que seguir tres pasos básicos para conocer cuál es el precio a pagar por su actividad. Para saber la cantidad de área a compensar se realiza un cálculo en el que se combinan variables relacionadas con pérdida de biodiversidad: rareza, remanencia y tasa de pérdida anual de ecosistemas. Si se trata de vegetación secundaria, el valor es menor que el de ecosistemas naturales. En pocas palabras, por cada área afectada de cierto valor se deben compensar de 2 a 10 hectáreas. El manual establece que sólo aquellas actividades en las que no sea posible evitar, mitigar o corregir el daño ecológico entrarán a regirse por el “Manual de compensaciones”.
Deben ser áreas equivalentes. Un impacto al escaso bosque seco debe compensarse en un bosque seco. Un impacto a un ecosistema marino debe darse en uno similar. Para determinar estas zonas se creó una herramienta digital que ayudará a los empresarios. COMPENSACION AMBIENTAL Una vez calculada la magnitud del impacto y dónde se debe realizar la compensación, el Gobierno ofrecerá un portafolio de posibilidades a los empresarios. La compensación puede ser por medio de apoyo financiero para la creación o fortalecimiento de áreas protegidas y la generación de acuerdos de conservación con propietarios privados, territorios indígenas y afrocolombianos. Una condición importante que establece la nueva norma, y que no existía hasta ahora en el país, es que “cualquiera de las acciones debe ser mantenida en un período igual a la vida útil del proyecto”. Con este manual, considerado una novedad en el mundo, podrían comenzar a resolverse muchos de los dilemas que trae el desarrollo y que han provocado un distanciamiento entre quienes buscan la protección del medio ambiente y el crecimiento económico.