Como Se Perdio Venezuela

  • December 2019
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Al pueblo de Venezuela “Se convierte en dictador quien no tiene de su lado al pueblo.” Fidel Castro (La Habana, 8 de enero de 1959) "Quien desee patria segura, que la conquiste. Quien no la conquiste, viva a látigo y destierro, oteado como las fieras, echado de un país a otro, encubriendo con la sonrisa limosnera, ante el desdén de los hombres libres, la muerte del alma." José Martí

“Cómo se Perdió Venezuela” de Robert

Alonso

PRÓLOGO Siendo en Miami las 9:06 minutos de la noche, de hoy domingo 15 de febrero del año 2009, comencé a lanzar este libro, de manera gratuita y universal, a toda mi red. Estaba esperando, solamente, el cómputo del C.N.E., donde, era más que evidente, se anunciaría el “triunfo” de la opción del “SI”. Quienes contemplaron otro escenario, no conocían al enemigo que enfrentábamos.

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Este libro, “Cómo se Perdió Venezuela”, lo comencé a escribir hace mucho tiempo, porque era evidente que Venezuela se había perdido hacía rato, gracias – en gran parte – a la traición de la gran mayoría de nuestros dirigentes de la oposición, quienes JAMÁS Y NUNCA debieron haber aceptado la batalla por Venezuela en el campo “electoral”, tomando en cuenta que en nuestro país jamás se llegaron a dar las condiciones necesarias para poder optar por esa vía, de cara a recuperar la libertad, que hace mucho, perdimos en Venezuela. Sobre todo, no debimos haber aceptado ir a este nuevo garabato comicial, porque, además de ser una consulta ilegal e inconstitucional, le daba la opción al régimen de rematarnos, como en efecto sucedió. Este libro comenzó a ser enviado a la red por capítulos. En él pretendo explicar cómo perdimos la patria, aunque todavía pudiera haber espacio para la única opción viable, válida, verdadera, efectiva e incruenta: la de la sublevación cívica, activa, generalizada y sostenida, por la cual no quisieron llevarnos nuestros líderes, luego de una efectiva estrategia de resistencia cívica no-violenta, al más puro estilo de Serbia, propuesto por el Dr. Gene Sharp, del Instituto Albert Einstein de Boston. Culpa tuvimos todos y los factores fueron muchos. En este libro intento relacionar cada uno de ellos, porque todavía quedan demasiados países en la América Latina propensos a pasar por el mismo calvario que hizo que nuestra hermosa patria se perdiera… ¿para siempre? 2

Robert Alonso Nota importante: Algunos nombres han sido cambiados para proteger la integridad e identidad de ciertos personajes aquí mencionados.

Capítulo 1

INTRODUCCIÓN “Robert”, me comentó John Watson, uno de los asesores más influyentes del Senador John MacCain en materia de asuntos latinoamericanos, “hasta tanto este país no vea una opción inmediata de poder, clara y realmente distinta a la de Hugo Chávez en Venezuela, Estados Unidos no tomaría parte del lado de la oposición venezolana, gane quien gane las elecciones presidenciales norteamericanas (de 2008).” John Watson, además de ser un experto en la materia, había hecho carrera en la CIA y ahora venía de formar parte del Departamento de Estados de Estados Unidos de América. Era un furibundo republicano y un pertinaz detractor del entonces presidente, George W. Bush, a quien catalogaba de imbécil al servicio de su padre y del “Clan Bush”. Fue Mr. Watson, durante las muchísimas horas de conversación que pasamos juntos a principios del año 2008, quien me habló por primera vez de los importantes negocios comerciales, en el campo energético, entre la Halliburton (multinacional controlada por el “Clan Bush”) y Hugo Chávez. 3

Comencé a corroborar que en eso que mientan comunidad internacional, se sabe – perfectamente y mejor que nosotros los venezolanos – cómo es que se bate el cobre dentro de Venezuela. Una vez más me conecté con aquel pensamiento de José Martí: “En política, lo real es lo que no se ve.” Claro está, no solamente tendríamos que demostrar una inmediata y verdadera opción de cambio en Venezuela. Si queríamos obtener algún apoyo de los norteamericanos, tendríamos que esperar a que el Presidente George W. Bush saliera del poder en Estados Unidos, porque los negocios con Chávez representaban muchísimos más beneficios para ese clan que el peligro real de una desestabilización, a paso de vencedores, a lo largo y ancho de todo el sub-continente americano, algo que – evidentemente – no era de la preocupación e interés del entonces presidente de la nación más poderosa del planeta Tierra. Cuando en el recinto de las Naciones Unidas Hugo Chávez llamó “Satanás” a George W. Bush y dijo haber olido a azufre en el mismo pódium donde momentos antes había hablado su socio, estaba montando uno de sus más exitosos shows. El mundo entero se lo creyó al pie de la letra. ¡Todos caímos por inocentes… y por ignorantes! Cuando el 31 de mayo de 2005, George W. Bush recibió en la Oficina Oval de la Casa Blanca a María Corina Machado, para darle – a través de ella – el apoyo a su ONG, “Súmate”, nos estaban guaraleando, metiéndonos gato por liebre… o, en su 4

defecto, el presidente de Estados Unidos le estaba dando un apoyo (político, moral y material) a un individuo a quién él sabía perfectamente bien que poco podría afectar la estabilidad de uno de los grandes socios con que contaba la empresa Halliburton: Hugo Rafael Chávez Frías. Luego de darle muchas vueltas en mi cabeza sobre el dato que me había dado Mr. Watson con respecto a la sociedad comercial entre los Bush y Hugo Chávez a través de la Halliburton y de evaluar los pros y los contras, decidí jugármelas todas escribiendo y publicando el siguiente artículo en mi publicación, “La Revista Venezuela”, en las páginas 14 y 15 del Tomo 4, que salió a la calle en marzo de 2008. A continuación el mencionado escrito que selló la suerte, para mal, de mi entonces exitoso medio de comunicación, el cual pueden leer también, en la publicación virtual, si visitan las siguientes páginas: http://www.mrr.name/86.pdf http://www.mrr.name/87.pdf “CAPITANES Y REYES” Aquella novela escrita por Taylor Caldwell, basada en la vida de los Kennedy, aunque ubicada una generación antes, pareciera cobrar vida hoy en día, sobre todo en Venezuela, donde una cosa es lo que piensa el borracho… y otra, muy distinta, lo que piensa el bodeguero. 5

EN DIOS CONFIAMOS Nuestra historia, perfectamente, podría comenzar en la ciudad de Dallas, Texas… en el año de 1919, cuando Erle Pigmous Halliburton fundó la empresa de servicios que a partir de 1960 se comenzó a conocer, simplemente, como la “Halliburton”: la Halliburton Energy Services, considerada hoy como la tercera multinacional más importante e influyente del globo terráqueo, con grandes operaciones en más de 120 países y headquarters en Houston y Dubai. Un conglomerado, que por su complejidad, jamás pudo haber sido imaginado por Taylor Caldwell, escritora de una novela que hizo historia en los años setenta, “Capitanes y Reyes”, sobre la acumulación inagotable de poder político y económico. Las familias reales nacen, los capitanes del poder, se hacen. Al final, las primeras se subordinan a los segundos y la tierra gira sin percatarse de su existencia, hasta que emerja el próximo escándalo, como ha sucedido por estos días en la Venezuela de Hugo Chávez, muy extremadamente ligada a todos los personajes que arriba hemos destacado con sus fotografías. (Fotografías, de izquierda a derecha: George Bush Sr., Dick Cheney, David J. O’Reilly, Condoleeza Rice, David J Lesar y George Bush Jr.) En los frenéticos viajes de Alfredo García Deffendini y Cristal Montañez por el mundo, alertando a tirios y troyanos sobre la tiranía de Hugo Chávez, posiblemente llegaron a hablar con algunos de los personajes que llevaban ya tiempo disfrutando 6

del contubernio mercantil con el dictador que ellos pretendían denunciar. Al final, uno nunca sabe para quién trabaja y, sobre todo, por quién vota. En febrero de 2003, el Presidente Chávez, en cadena nacional, le dijo a Venezuela que existía una plataforma marina dueña del mayor yacimiento de gas natural del mundo: la Plataforma Deltana. Eran pocos los venezolanos que conocían de tales riquezas. El 14 de febrero de 2003, el Presidente Chávez, también en cadena nacional de radio y televisión, les entregó a las empresas multinacionales los contratos para la explotación de esa plataforma, entre las que se encontraba la Chevron-Texaco. Las irregularidades eran varias. Para comenzar, estas empresas no cumplieron con lo pautado por la Ley de Licitaciones. Fueron escogidas a dedo por el Presidente Chávez sin pasar por el Congreso de la República. Ya por ahí se violó la ley. Además, según los entendidos, entre los que se encuentra el experto petrolero Horacio Medina, Venezuela fue birlada de unos 100 o 150 millones de dólares que el Ejecutivo les perdonó a las empresas explotadoras, entre ellas: la Chevron-Texaco. De todos es conocido que el capital, además de ser tremendamente cobarde, no tiene ideología. Es una norma aceptada universalmente por todos aquellos que apoyamos el capitalismo y la economía de mercado. No podemos, entonces, castigar a quienes manejan el capital que hace grandes negocios con 7

las más infaustas e ignominiosas tiranías del planeta, como la de Castro en Cuba o la de Castro, en Venezuela. No hay… o no debería de haber, absolutamente algo reprochable. Claro, cuando nuestra patria tiene como enemigo al tirano socio de esas multinacionales, se crea una tendencia a condenar a los socios, lo que debería ser una práctica injusta. Cuando Fidel Castro fue invitado por Carlos Andrés Pérez a su coronación en febrero de 1989, fueron muchos los venezolanos y venezolanas, de la alta sociedad civil y política, que disfrutaron con la visita de quien llevaba décadas masacrando seres humanos en Cuba, separando familias y acabando con su tierra. Pero como ese monstruo todavía no había tocado los recientes intereses venezolanos, nadie pensó que hubiera algo inadecuado en tratarlo como una prima donna. Ya nos habíamos olvidado de cómo Castro mató venezolanos en las décadas sesenta-setenta durante las guerrillas castroestalinistas dirigidas y financiadas desde Cuba. Hoy, los responsables del capital que hace negocio con la tiranía castro-estalinista de la Venezuela actual, pudieran ser acusados de mercaderes porque esa tiranía - que se beneficia de esos negocios - nos afecta directamente. Pero la salsa que es buena para el pavo, tiene que ser buena para la pava. Si hace 19 años estábamos felices y contentos con la visita de Castro a Venezuela y nadie veía en ella algo inadecuado, mal podríamos ahora castigar a aquellos que se nutren de la corrupción de quienes depredan nuestra patria, porque a ellos Chávez no les ha 8

hecho daño alguno… y está el sagrado compromiso de velar por ese capital que ellos representan. Ellos, sin embargo, son blancos y se entienden. Nosotros, los simples mortales, solamente podemos ver los toros desde la barrera y pensar de acuerdo a nuestras neuronas. Es por eso que no entendemos cómo pueda Chávez ser socio de empresas íntimamente ligadas a la familia Bush, para luego insultar a diestra y siniestra a aquellos que de alguna forma son íconos visibles (activos o en la reserva) de esas empresas. Veamos. La firma que más apoyo le ha brindado al régimen de Chávez es la Chevron-Texaco, amparada por la Halliburton. Para entender a la Chevron, tenemos que comenzar por conocer a la Halliburton, empresa de la cual Dick Cheney fue presidente hasta que le pasó el cargo a David Lesar, cuando llegó como vice-presidente a la Casa Blanca, ya que ambas están íntimamente relacionadas. A pesar de que Cheney jamás había sido un hombre de empresas, su paso por Halliburton le produjo varias decenas de millones de dólares declarados. Cheney es ampliamente conocido como un hombre de confianza de la familia Bush, tanto del padre, como del hijo. Tal vez estemos siendo muy duros e inflexibles cuando pensamos que Cheney jamás se alejó mucho de la Halliburton. Tal vez no empleó a un testaferro para deshacerse de sus acciones en esa empresa, tal 9

y como lo ordena la ley norteamericana si se quiere llegar a la vice-presidencia de este país. La Halliburton asimiló a la Dresser Industries, empresa donde surgió Bush padre. No es un secreto, sin embargo, que la Halliburton ha tenido presencia importante cercana al gobierno de EEUU, en los años de ambos Bush. Por ejemplo, en la Guerra del Golfo, mientras Cheney era Secretario de Defensa, fue beneficiada con $8.5 millones para llevar a cabo un estudio militar. En 1991, obtuvo contratos para aplacar fuegos en más de 320 pozos petroleros en Kuwait. En 1990, la Halliburton se declaró culpable de haberle vendido varios generadores de neutrón, nada menos que a Libia, por lo que tuvo que cancelar una multa de unos cuantos millones de dólares. En agosto de 2005 reventó un escándalo cuando la Halliburton fue acusada de venderle importantes componentes para un reactor nuclear a una empresa iraní. En septiembre de 2006, salió la siguiente nota en uno de los portales más serios venezolanos, Venezuela Analítica. De ahí transcribimos: “Otro tópico es la materia petrolera y gasífera. Recientemente se supo de nuevos contratos para Halliburton mediante la mixta Petrozuata. Hay que decirle al venezolano que cree en el discurso antiimperialista de Chávez, que Halliburton es propiedad de los Bush en los EEUU, sus asesores son precisamente Dick Cheney y Condoleezza Rice. Chevron obtuvo el 10

manejo de la Plataforma Deltana sin licitación y gran porcentaje de la producción del petróleo venezolano ha sido puesto en propiedad de las transnacionales con la creación de las empresas mixtas. El gobierno venezolano mantiene aún deudas con distintos sectores de la sociedad venezolana, mientras en Wall Street, adoran a Chávez porque paga la deuda externa dólar a dólar y sin ningún tipo de atrasos.” Ellos son blancos y se entienden. No hace mucho, Chávez estaba tratando de sacarle cría a la Condoleezza con el negro Aristóbulo, mientras esta señora es una pieza clave de una de las empresas que más aplaude todo lo que dice Chávez en materia energética: la Chevron-Texaco, donde su presidente, David J. O’Really, siempre está al tanto de apoyar cualquier delirio que emane de la voluntad del tiranuelo tropical venezolano. La conchupancia entre Chávez y las empresas que el mundo relaciona con la familia Bush es tal, que hasta algunos importantes chavistas se han dado a la tarea de criticarla. Ese fue el caso del Ing. Esmil Quijada, quien en una carta que le envió al Presidente de PDVSA (Rafael Ramírez), le preguntó si él creía que compartiendo la tienda con esas empresas íbamos rumbo al socialismo. No hay nada de malo en que la Chevron-Texaco, la Halliburton o cualquier persona natural o jurídica deseen hacer unos pesos a costa de nuestro máximo líder, Hugo Chávez. Tal vez lo condenable y 11

despreciable sea que nos traten de vender una enemistad inexistente y tanto del lado de allá como del de acá, nos pongan a creer lo que no es. No en balde Martí nos aseguraba que en política, lo real es lo que no se ve y Bolívar insistía que por el engaño nos habían dominado más que por la fuerza. ¡Seguiremos confiando en Dios! Capítulo 2

IGNORANCIA Vs. “CONCHUPANCIA” Sería poco menos que absurdo llegar a asegurar que el gran fracaso de los líderes de la oposición venezolana estuvo basado en la ignorancia: en la ignorancia con respecto al poderosísimo enemigo que a un grupo de dirigentes le tocó enfrentar en una Venezuela donde casi todos éramos felices… y no lo sabíamos. Esa ignorancia se hacía extensiva a connotados periodistas venezolanos, dentro y fuera de Venezuela. Uno de ellos, Julio César Camacho, le aseguró a su audiencia de Unión Radio en Miami, que siempre saldría un líder, del lugar que uno menos imaginara. Para muestras, puso como ejemplo la aparición de la líder que destronó a los Ortega en Nicaragua, Violeta Barrios de Chamorro. Más adelante, en este libro, veremos cuál fue la 12

participación de esta títere y cuál fue su verdadero liderazgo político dentro del sandinismo. No solamente existía una profunda y generalizada ignorancia con respecto al enemigo del patio, el grueso de la población no tenía la más mínima idea de la realidad regional, sobre todo, en cuanto a la que se refiere a los regímenes donde impera el castro-estalinismo internacional. Si bien las comparaciones, en la mayoría de los casos son odiosas, cuando evaluamos a estos regímenes, tenemos que entenderlos apoyados en un caudal de experiencia y de conocimientos sobre eventos que se han repetido, con impresionante exactitud en otras latitudes, en las cuales la mano de Castro ha sido predominante para lograr la destrucción, la opresión y la mantenencia – eterna – del tirano en el poder. No tenemos que irnos al pasado y buscar similitudes de los procesos en Angola o en Nicaragua. Podemos ver hacia adelante y observar cómo en Bolivia el presidente Evo Morales copia las pautas de la revolución “bonita” bolivariana de Hugo Chávez, muy apegado al “Manual del Castro-Estalinismo Moderno”. Ya, hoy en día, los venezolanos deberíamos tener suficientes horas de vuelo como para asesorar a los bolivianos en materia de engaño. Ahí tenemos al Evo, quien días después del referéndum del 15 de febrero de 2009, se embulló a hacer lo propio en Bolivia y a montarse en la bicicleta de la re-elección indefinida o eterna. El que incursiona en la historia, puede que pierda un ojo… pero que la ignora, puede terminar perdiendo la cabeza. 13

El proceso de Castro en Venezuela no es similar al de Castro en Cuba, pero sí al de Castro en Angola y al de Castro en Nicaragua… como ya se nota que será el de Morales en Bolivia… aunque en ese país bolivariano no se ha podido instaurar, por ahora, la “oposición conchupante”, al menos, en todo el territorio nacional, como sí se pudo instalar (esa oposición traidora) en Angola, Nicaragua y Venezuela. Ese mismo periodista, Julio César Camacho, director de Unión Radio en Miami, está esperanzado porque ahora, con la baja en los precios del petróleo, se le va a poner la cosa chiquita a Chávez. Ya veremos cómo el régimen le sacará punta a esa desgracia. Habrá menos dinero para el pueblo, eso sí, lo cual es estupendo para los planes del castro-estalinismo. Siempre habrá dinero para el proceso y para que la cuerda de sátrapas que destruye a Venezuela se siga enriqueciendo y, si no, que vayan a Cuba a ver qué sucedió cuando Castro, intencionalmente, destruyó la industria azucarera, la industria del turismo… del tabaco, del ron y todo aquello que producía bienes y servicios en la isla. Aún después de la caída de la Unión Soviética, cuando se le acabó la teta a Castro, el pueblo siguió en una pobreza más que crítica: miserable, pero el régimen no cayó. Siempre existió la excusa del “bloqueo” para amansar a los más guapos y seguir anestesiando a la mayoría de los cubanos, quienes muy pronto comenzaron a esperanzarse con el día en que se pudieran montar en una balsa para llegar a los “mayamis”. 14

Cuando la cosa se ponga chiquitica en Venezuela, Chávez siempre podrá decir que es una cuestión global, que el mundo entero está en crisis… comenzando por “El Imperio”, donde ya estamos al borde de una depresión económica jamás vista. De hecho, ya Chávez ha comenzado a resaltar la crisis norteamericana, como para ir abriendo boca y estableciendo una matriz de opinión que sierva de excusas para justificar sus macabros y atroces planes de total destrucción del país. No nos olvidemos que él no cuenta con la formidable herramienta de un “bloqueo”. ¿Y qué pasó en Nicaragua? Habiendo sido el país de Rubén Darío el granero de Centro América, una nación pequeña en donde se vivía bien y del cual sus habitantes jamás emigraron masivamente, se convirtió en una de las naciones más pobres de América, peleándoles el puesto a Cuba y a Haití, con una cultura – ya establecida a través de las décadas – de éxodo masivo, que obligó al Congreso de Estados Unidos a promulgar la Ley Nacara, como un ajuste de estatus legal en el país para los nicaragüenses y aliviar así la grave crisis que ese éxodo significaba para los países de Centro América. ¿Se acabó el sandinismo en Nicaragua? Ya veremos, más adelante en este libro, qué pasó en el país nica. Durante el año 2002 y parte del 2003, cuando mi campaña cibernética había tomado cuerpo en Venezuela a través de la Internet, comencé a reunirme en tertulias que diariamente se organizaban por las tardes (en el quiosco que se encuentra al lado de la piscina del Hotel Tamanaco, 15

en Caracas) con la mayoría de los miembros de la oposición. Ahí nos reuníamos todos: adecos, copeyanos, miembros de Primero Justicia, etc. La supuesta crema y nata de la oposición venezolana, muchos de los cuales pertenecían a aquel garabato político que pasó a la funesta historia contemporánea de Venezuela con el nombre de La Coordinadora Democrática. Hubo un evento que comenzó a modificar la manera en la cual evaluaba la actitud de la gran mayoría de los líderes de la oposición venezolana: el utópico Referéndum Consultivo, programado para llevarse a cabo en febrero del año 2003, suspendido por el Tribunal Supremo de Justicia en enero del año en el que se suponía se llevaría a cabo. Hasta que se comenzó a manejar aquel ejercicio anestésico, pensaba que había una gran dosis de ignorancia e ingenuidad entre los líderes de la oposición venezolana, sin embargo, durante aquellas tertulias en el Hotel Tamanaco, pude comprobar que en casi la totalidad de los dirigentes de la oposición, existía una certeza de que tal absurdo jamás tendría un final feliz. A través del Referéndum Consultivo, una herramienta contemplada en la constitución que en 1999 Chávez ordenó hacer a su medida y para cubrir sus intereses de entonces, se les pediría a los electores venezolanos si consideraban que el-paraentonces presidente legítimo de Venezuela, debía renunciar a su cargo, o si – por el contrario – debía mantenerse en el poder en Miraflores. 16

Chávez se burlaba descarada y abiertamente de las aspiraciones de aquellos líderes de papel, que no daban muestras de entender el daño que se le hacía a la moral de la oposición nacional cada vez que se inventaba una maroma para intentar propinarle un golpe al régimen. Seguía así el juego político cargado de pugilato, amenazas, recriminaciones, insultos y todos aquellos elementos que le dan vida al nuevo estilo conflictivo, dictatorial y autocrático impuesto por la revolución. Mientras ambos bandos pretendían engañarse, el régimen acumulaba tiempo para trabajar en ese plano del país nacional que muy pocos entienden y conocen de su existencia, donde se consolida o se pierde el poder de un régimen dictatorial, opresor y tiránico. Primero Justicia, movimiento que se abrogó el liderazgo de aquel intento de referéndum y lo hizo su bandera temporal, colocó un inmenso almanaque en el distribuidor de Altamira, en la Autopista Francisco Fajardo de Caracas, donde se llevaba una cuenta regresiva hacia el día en que – según ellos – se llevarían a cabo los comicios. La Iglesia Católica intervino en aquel asunto terrenal del Referéndum Consultivo, paseando por la Autopista de Prados del Este, en Caracas, a todas las estatuas de vírgenes conocidas y desconocidas por sus feligreses. Una de ellas, la Virgen de la Caridad del Cobre, patrona de Cuba, iba a la vanguardia… como si alguna vez los cubanos hubieran recibido apoyo celestial, en materia política, emanado de la Madre de Cristo. 17

Al sacar al seremillón de vírgenes a la arena política, la Iglesia se exponía así a la merma de fe que el pueblo venezolano pudo haber depositado en sus beldades más veneradas y adoradas y Chávez se haría dueño de la imagen que reviste a los mortales todopoderosos: ni la fuerza Divina haría que aquel referéndum se diera… como en efecto sucedió, incrementando lo que muchos han querido llamar la depresión colectiva del pueblo opositor venezolano y disminuyendo las esperanzas que ese pueblo puso en sus dirigentes, quienes no parecían dar pie-conbola a la hora de hacerle daño al régimen de oprobio que cada día se mostraba más insolente, blasfemo e insultante. En una oportunidad le pregunté a Julio Borges, uno de los creadores de aquella maroma sin sentido, si él creía que el tal Referéndum Consultivo tendría un final feliz. Me respondió que no, pero que había que hacer algo. Como el médico que le tiene que recetar - algo - al paciente enfermo de dengue hemorrágico y lo que le receta es aspirina. La tarde en que la Iglesia paseaba a las vírgenes por la Autopista de Prado del Este en Caracas, para que le ablandaran el corazón a Chávez con respecto al Referéndum Consultivo y lo aceptara, me encontraba con mi amigo, el Padre (jesuita) Mikel de Viana, en una reunión del Bloque Democrático, en la urbanización de Altamira, en Caracas. Le pregunté a Mikel si él, como sacerdote católico, creía que esas vírgenes nos iban a resolver la tragedia que ya se veía venir en nuestra patria y me respondió 18

textualmente… textualmente: “Robert, la equivocada manera de venerar a la Virgen de Coromoto (patrona de Venezuela) y la falsa creencia en María Lionza (una diosa del folklore venezolano), tienen fuñido a este país.” (sic) Supongo que de Viana quería decir que no había que poner las esperanzas, en materia política, en nuestra virgen… o, en su defecto, en alguna fuerza esotérica folklórica e idólatra. Algo así como “ayúdate, que yo te ayudaré.” Tal vez inspirado por estas palabras de mi amigo Mikel, esa noche escribí y publiqué en mi red un ensayo que titulé “Reto a Dios”, en el cual retaba al Ser Supremo, sin duda un sacrilegio imperdonable, a que extendiera su mano todopoderosa e hiciera que Chávez aceptara ir al fulano referéndum, a sabiendas de que Dios no se metería en tales asuntos terrenales y mucho menos siendo estos asuntos políticos. Al día siguiente lancé mi artículo por la red y en la noche tenía cientos de solicitudes donde lectores solicitaban ser retirados de mi base de datos, evidentemente ofendidos por mi insolencia. Mikel de Viana fue sacado de Venezuela por la Iglesia, para que no sucediera con él una desgracia. Hoy, tal vez, se muere de tristeza en España, lejos de su patria y de la lucha política. No ha sido el único sacerdote digno que se le ha enfrentado al régimen de oprobio de Chávez, pero sí uno de los más combativos y sinceros. En la tarde del 11 de abril de 2002 (día de “La Masacre de Miraflores”) convocó por la radio a todos los venezolanos a que tomaran las calles del país y a que no regresaran a sus 19

hogares hasta no recuperar la Libertad. Siempre abogó por la sublevación cívica, activa, generalizada y sostenida y repudió el llamado a las urnas, por estar seguro de que por ahí no iríamos a ningún lado bueno. Luego del desinfle de aquel globo de humo, Julio Borges, el máximo dirigente del partido Primero Justicia declaró: “No tenemos un poder judicial sino una sucursal de lo que es en este momento el gobierno, que no quiere elecciones, desmanteló el poder electoral, no le importa la voluntad de la gente, no le importa el paro, lo que le importa es mantenerse en el poder.” (sic). Si alguna vez Julio Borges ha dicho alguna verdad en su vida, fue aquel día en que le pegó en el centro a la diana. Sin embargo, ¿es que Borges no sabía que no había un poder judicial y que al “gobierno” (al régimen) no le importaba un bledo la voluntad de la gente si no mantenerse – eternamente – en el poder? ¡Claro que sí! El haberse lanzado con tamaña ocurrencia no tuvo justificación alguna. Si hubieran tomado la decisión, parcializada y politizada, del Tribunal Supremo de Justicia para alebrestar al pueblo de una manera sostenida en una decidida estrategia de desgaste entre el colectivo y el oficialismo, hubiera tenido algún sentido, así hubiera terminado en fracaso. Pero no se contempló tal cosa. Los propios promotores del Referéndum Consultivo sabían, perfectamente bien, que aquello sería como echarle 20

una cucharadita de sal a una piscina olímpica con la pretensión de salarle el agua. Con cada derrota, la oposición retrocedía en el tiempo y el régimen ganaba espacio. La dirigencia opositora ha sido muy eficiente en ponerle a Chávez, en bandeja de plata, las herramientas requeridas para poderse atornillar eternamente en el poder por la vía “democrática” y, sobre todo: “pacífica”. De ahí en adelante, a pesar del vasto conocimiento que Borges demostró tener del régimen y de sus intenciones en materia comicial, él mismo tomó la iniciativa de organizar a la oposición en todas las demás elecciones y referendos que a continuación se montaron en Venezuela. ¿Qué había cambiado de entonces a hoy, febrero de 2009? ¡Absolutamente nada! Por los meses de la diatriba en torno a aquel pretendido Referéndum Consultivo, los miembros del C.N.E. (Consejo Nacional Electoral) estaban en una situación transitoria, a expensas de que el Congreso (o la Asamblea Nacional) nombrara a las nuevas autoridades permanentes. Aquel C.N.E. era menos chavista… digámoslo así, que el que se conformó – inconstitucionalmente – después… y eso que todavía teníamos a la antigua Asamblea, repleta de opositores, como repleta de opositores está hoy la Asamblea de Nicaragua. A partir de entonces, el C.N.E. se radicalizó, descaradamente, a favor del régimen y lo mismo hizo el Tribunal Supremo de Justicia, con la vieja Asamblea (la que no estaba repleta de chavistas) y 21

todo. Si para enero de 2003 Julio Borges consideraba que los venezolanos no contaban con un poder judicial imparcial y probo; que para entonces el régimen ya había desmontado el Poder Electoral y que a Hugo Chávez le importaba un comino la voluntad de la gente: ¿qué le hizo cambiar de opinión como para seguir insistiendo por la vía electoral, en especial cuando las condiciones, en vez de mejorar, empeoraron? Faltando días para el referéndum del 15 de febrero de 2009, Julio César Camacho entrevistó, para Unión Radio en Miami, al connotado periodista internacional – de la cadena Univisión – Jorge Ramos, gran conocedor del proceso venezolano. Éste le dijo que no importaban los resultados de ese referéndum: ganara el “NO” o ganara el “SI”, no habría forma de sacar a Hugo Chávez del poder por la vía electoral. Recordó que Chávez era un golpista que había intentado apoderarse de Venezuela por la vía del golpe de estado y que no había fuerza real alguna en nuestro país para parársele frente al yadictador Chávez. Era evidente que Ramos estaba más claro que la mayoría de nuestros analistas políticos venezolanos, aunque lo más probable era que todos nuestros dirigentes de la oposición coincidieran con el periodista mexicano (considerado dentro de los 25 hispanos con mayor influencia en Estados Unidos) en todos sus puntos con respecto a Hugo Chávez y a sus pretensiones de eternizarse en el poder. Las condiciones electorales para esta última maroma comicial del régimen, habían empeorado considerablemente, comparadas con las existentes en el país antes de enero de 2003, seis 22

años atrás. El poder de Chávez, por el contrario, se había incrementado en todos los ámbitos. Era evidente, claro y lógico suponer que si el pueblo venezolano no contaba con un poder judicial independiente y que si el máximo organismo comicial (el C.N.E.) fue desmantelado antes de enero de 2003, hasta tanto no se modificase ese escenario, no se podía llevar al pueblo a unas elecciones en Venezuela, entre otras cosas, porque a la hora de acudir al Tribunal Supremo de Justicia para un arbitraje, estaríamos acudiendo a lo que Borges llamó una “sucursal de lo que es ahora este gobierno” (sic). Es más, si como se dijo inmediatamente después del referéndum del 15F2009, de ser cierto el supuesto negado en el que se aseguró que Chávez todavía tenía “mucho pueblo”, menos debimos haber ido a esos comicios y para evitarlo – con nuestro pueblo en las calles – teníamos la excusa que esa consulta ya se había hecho y la había perdido Chávez, con todo y su pueblo: tendría que irse en el 2012… de aquí a allá, veríamos. Por supuesto que Julio Borges no estaba hablando entonces de la boca para afuera. Estaba declarando una verdad más grande que un inmenso templo. El problema es que al pasar los meses, y luego los años, fue el mismo Borges quien, junto al resto de los líderes más connotados de la oposición, aceptó las batallas sucesivas en el campo electoral y, para colmo, en circunstancias muchísimo más adversas y menos favorables, donde el régimen se había fortalecido al máximo, tanto en lo político como en lo 23

militar… y había ya corrompido todas y cada una de las instituciones del Estado y a un inmenso sector de la población. ¿Entonces? La trampa en torno a la vía electoral era difícil de desmontar. Por el lado que escogiéramos recibiríamos palo del bueno. Las confesas irregularidades del C.N.E. eran tales que le servían al régimen para incrementar la abstención electoral. El discurso incendiario y la violencia que siempre se desataba, en menor o mayor grado, antes de cada una de estas elecciones, contribuían a configurar el gran fraude. Los líderes de la oposición siempre supieron que esa gran trampa no se podía combatir desde las mesas electorales, sin embargo, les hicieron creer a sus seguidores, millones y millones de venezolanos, que el régimen se vería imposibilitado de trampearnos, si vigilábamos y defendíamos los votos inmediatamente después de cerradas las urnas. Eso era tan falso como un billete de cuatro pesos. Para empezar, los líderes de la oposición debieron haber conocido mejor a esos electores y saber que después de votar, la inmensa mayoría de ellos se iría a sus respectivos hogares a enchufarse en Globovisión, para ver cómo iba la cosa, como en efecto sucedió. Ya para las 7:30 de la noche, del domingo 15 de febrero (de 2009), el pueblo estaba “recogido” en sus casas, tal como pudimos escuchar por los boletines noticiosos que nos llegaban a Miami desde la estación Unión Radio en Caracas, boletines que no ponemos en duda, porque vivimos experiencias similares estando en Venezuela, de cuerpo presente. 24

A lo largo y ancho de ese tortuoso camino donde se había aceptado la vía electoral como campo de batalla, se presentaron mil y una excusas para embasurar al país, convulsionarlo políticamente y crear un estado absoluto de ingobernabilidad, todo bajo el real y justificado pretexto de querer votar debidamente y de negarnos a acudir a las urnas hasta tanto no se dieran las condiciones que pautaban la constitución y las leyes. Todo hubiera sido válido, con tal de evitar medirnos en el campo electoral, bajo las condiciones que el régimen había establecido, las cuales jamás hubieran sido modificadas. En unos comicios bajo condiciones total y absolutamente desiguales y con escaso tiempo para “prepararnos” mejor, donde gran parte de los electores potenciales de la oposición le habían perdido la confianza al máximo árbitro electoral y el respeto a la dirigencia opositora de Venezuela, era más que evidente que no podríamos votar para salir de Chávez, sino que habría que salir de Chávez, para poder votar… y para eso, tendríamos que salir, primero, de esa dirigencia opositora que siempre se ha mostrado tan complaciente y permisiva con el régimen. Las firmas recolectadas para solicitar aquel intento de Referéndum Consultivo estaban depositadas en unos galpones del este de Caracas. Una tarde, una turba del oficialismo se dirigió al lugar donde estaban depositadas las cajas contentivas de dichas firmas, con la evidente intención de secuestrarlas, lo que generó un gran alboroto. Los dirigentes de aquel movimiento refrendario llamaron, a través de las cámaras de Globovisión, a todos aquellos ciudadanos 25

opositores que estuviesen dispuestos a defender las firmas del robo de los antisociales enviados por el régimen para sembrar desconcierto, zozobra y desamparo, robándose las firmas y evitando que la convocatoria se diera… un vandalismo innecesario, pues el referéndum no iría con firmas o sin ellas. Era todo parte de aquel interminable show que comenzó el mismo día en que Hugo Chávez se encaramó en el poder en Venezuela. Peor aún: un show del cual participaban esos dirigentes de la oposición, a sabiendas de que todo era una farsa. Esa misma tarde llamé a algunos miembros de la Coordinadora Democrática, mis compañeros de tertulia en el Hotel Tamanaco y les sugerí que dejaran que se llevaran las firmas – las cuales no servirían para nada – y ante el descarado e impune vandalismo, alebrestáramos al pueblo para crear el necesario ambiente que diera pie al comienzo de una sublevación colectiva a nivel nacional. Por supuesto, la propuesta no encontró el más mínimo apoyo por parte de ninguno de ellos. Las firmas fueron defendidas y, más tarde, entregadas con bombos y platillos ante el C.N.E., organismo que le otorgó el valor que tienen, en nuestros baños, los rollos de papeles sanitarios. Lejos de aprovechar todas las irregularidades en torno al Poder Electoral, los líderes opositores se dieron a la tarea de anestesiar a sus millones de seguidores con el cuento de no caer en provocaciones… de luchar por la vía democrática y civilizada. Prometieron triunfos en las urnas, si se lograba la unidad, pero todos ellos sabían que por 26

ahí no se lograría nada bueno y así lo conversábamos en muchísimas oportunidades, fuera de cámara, claro está. Entre la evidente falta de fe en nuestros líderes, que cada vez se hacía más palpable y peligrosa y la falta de confianza en nuestras máximas autoridades electorales, lo único seguro que se podía esperar, para arrancar, sería una inmensa ABSTENCIÓN. Era como si a David le hubiesen quitado las piedras y su honda, antes de pelear con el gigante Goliat… y le hubiesen vendado los ojos, además. La vía electoral no es la ÚNICA VÍA para enfrentar a una tiranía. De hecho, es la menos recomendada, como veremos más adelante en este libro, y requiere de ciertas condiciones que jamás se han dado en la Venezuela de Chávez, en parte, porque la dirigencia opositora jamás ha tenido la voluntad política de crearlas a través de un liderazgo sincero, valiente, digno y patriótico. Mucho se nos vendieron las experiencias de Chile y de Nicaragua, para que nos diéramos cuenta de que los dictadores salían con votos. Pero no nos pintaban los panoramas existentes en ambos países, previo a esos procesos electorales exitosos, para que aquellos comicios tuvieran algún sentido… y alguna opción de triunfo en Venezuela. En una oportunidad, cuando protesté por la manera ingenua y “comeflórica”, empleada por la dirigencia de la oposición para enfrentar al régimen, se me respondió: “¿y qué vamos a hacer, Robert, si no tenemos con qué enfrentarnos a Chávez? Era evidente, entonces, que nuestros líderes no habían 27

oído hablar de la resistencia cívica no-violenta, ni del Dr. Gene Sharp, padre de esa corriente estratégica de lucha que le resolvió la vida a Serbia y a Ucrania ante situaciones similares (o peores) a las existentes en la Venezuela de Chávez. El famoso ensayo del Dr. Sharp, “De la Dictadura a la Democracia”, publicado en todos los idiomas del mundo, incluyendo a varios dialectos africanos, que se podía (y se puede) bajar de la Internet sin pagar un solo centavo, no había llegado a Venezuela, todavía. Luego me cansé de enviarles copias a cada uno de aquellos dirigentes, pero: o no se las leyeron, o no las entendieron… o no quisieron aplicar el contenido de las propuestas del fundador del Instituto Albert Einstein de Boston, que luego Chávez tanto atacaría. Era evidente el lamentable cuadro de ignorancia entre la dirigencia de la oposición en cuanto a los patrones de lucha bajo la estrategia de la verdadera resistencia cívica. Por ejemplo: era lógico, entendible y aceptable que quisiéramos participar en elecciones, pero no ante un poder judicial que entendíamos como “una sucursal de lo que es ahora el gobierno”. No ante un C.N.E. totalmente entregado al régimen y bajo la supervisión de un “Plan República”, implementado y dirigido por militares que obedecían a los intereses de un régimen totalitario. Por un lado nos empeñábamos y nos esforzábamos en alertar al mundo – a la comunidad internacional – de lo que estaba sucediendo en Venezuela y por el otro acudíamos a las urnas, aceptando – tácita y previamente – las condiciones y al máximo árbitro comicial, en el cual nadie en el país confiaba. Las irregularidades y los 28

abusos del C.N.E. eran tan evidentes, que faltando un par de días para el referéndum del 15F2009, ese organismo se vio en la necesidad de expulsar del país a un diputado español, luego de que éste expresara su asombro ante tantas anomalías, las cuales dijo no haber visto jamás en su vida como político y parlamentario europeo. En el pasado referéndum del 15 de febrero (de 2009), la desconfianza en ese árbitro comicial era más grande que nunca. ¿Cómo se entiende que el llamado Poder Electoral hubiese sido tan transparente como para declarar la derrota del régimen en el referéndum del 2D2007 y, sin embargo, para los comicios del 15F2009 se mostrara tan aberrante y arrebatadoramente vendido a Chávez? Para pocos venezolanos, la respuesta se encontraba en el show que el régimen montó para hacerles creer a los venezolanos – y al mundo – que Chávez había aceptado su derrota bajo una fuerte presión. Jamás nos cansaremos de repetir que aquella jugada tan noble de reconocer la derrota del referéndum del 2 de diciembre de 2007, obedeció a una estrategia para darle vida a la vía electoral, para subirle la credibilidad al C.N.E. e ir legitimando un caudal de votos para cuando la olla estuviera hirviendo, luego… en febrero de 2009, como en efecto sucedió. ¿Dónde estaba esa misma fuerza para evitar que se volviera a votar la misma propuesta que ya habíamos llevado a las urnas, cuyos resultados, gracias a ella (a “la fuerza”), Chávez se vio obligado a reconocer?

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En el año 2002, se montó en Venezuela una impresionante obra teatral tragicómica entre algunos miembros de la oposición y el régimen autoritario-ya de Hugo Chávez: “La Mesa de Negociaciones y Acuerdos”, moderada por el ex presidente de Colombia, César Gaviria Trujillo. Fue mucha catibía la que se propuso, se debatió y se comió allí. El pueblo, una vez más, se esperanzó. Todo el mundo metió la mano, incluyendo el ex presidente Jimmy Carter, quien se dio el tupé de proponer los siguientes puntos para re-establecer la paz y la armonía en el país: 1. La oposición debe anunciar la finalización del paro. El Gobierno debe anunciar que no habrá represalias contra los trabajadores públicos que recurrieron a sus derechos sindicales. Quienes sean encontrados culpables de sabotaje o de otros delitos, deberán ser penados conforme a la ley. 2. El Presidente debe garantizar su disposición para que el referéndum revocatorio sea realizado no más tarde del día 19 de agosto de 2003 (se celebró un año más tarde). 3. La Mesa de Negociaciones y Acuerdos terminará el “Borrador de Acuerdo” que se encuentra actualmente bajo análisis, agregando la siguiente propuesta con el fin de resolver la cuestión electoral: a. La Mesa buscará que el Tribunal Supremo de Justicia ratifique su sentencia anterior acerca 30

de que la mitad del período presidencial se cumple el 18 de agosto de 2003. La oposición deberá obtener las firmas requeridas, según lo especifica la Constitución. El Presidente también deberá garantizar la seguridad y todos los recursos financieros necesarios. (Al final, el dichoso referéndum se llevó a cabo un año después, en agosto de 2004). b. La Asamblea Nacional debe ser reestructurada si no se logra un acuerdo y ambas partes deberán aceptar, entonces, que el Tribunal Supremo de Justicia los designe. (El acuerdo fue logrado, por lo que la Asamblea Nacional siguió intacta). c. Se debe crear una “Comisión Conjunta”, compuesta por venezolanos y expertos extranjeros, para supervisar todas las etapas de estos procesos electorales. Sus tareas incluirían: proveer asistencia técnica, monitorear el proceso electoral, y controlar la objetividad de la cobertura de los medios masivos de comunicación. (Esa “Comisión Conjunta” se creó y el organismo internacional de expertos que se escogió para tal supervisión, fue la Fundación Carter, con el funesto resultado que todos conocemos, ya que fue esa fundación la que le dio el aval internacional al Referéndum Revocatorio). d. Se debe tener todos los preparativos listos de manera que si el referéndum requiere luego la realización de elecciones, las mismas puedan hacerse no más tarde del 19 de 31

septiembre de 2003, pudiendo todos ser candidatos. (Por supuesto, los preparativos no fueron necesarios, porque Chávez ganó el referéndum en lo que se conoció como “El Mega Fraude”). e. Se debe acordar que todos los referendos revocatorios para los que se hayan recogido firmas (gobernadores, alcaldes o diputados) se realizarán el mismo día que el referéndum presidencial - 19 de Agosto de 2003. (Jamás un alcalde o un gobernador fueron revocados mediante elección revocatoria alguna porque nunca se convocó este tipo de consulta para ellos). 4. Asimismo, la “Mesa de Negociaciones y Acuerdos” deber garantizar que se traten los siguientes temas en el Acuerdo: a. Los derechos humanos básicos consagrados en la “Declaración Universal de los Derechos Humanos”, el “Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos”, la “Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre” y la “Convención Americana sobre Derechos Humanos”, así como todos los demás derechos y garantías de los que gozan los ciudadanos venezolanos a partir de la Constitución de 1999, que deberán ser garantizados a todos los participantes del proceso, independientemente de sus lealtades políticas en los hechos ocurridos durante la crisis reciente.

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b. Los mecanismos y los tiempos necesarios para la renovación de los poderes públicos - el Tribunal Supremo de Justicia y el Poder Ciudadano (Fiscal General, Contralor General y Defensor del Pueblo). c. El gobierno y la oposición acordarán antes de que se realicen las elecciones generales que, luego de que éstas se hayan llevado a cabo, se lanzará un proceso de consulta nacional con los líderes claves y cuyo propósito será la reconciliación de las diferencias existentes y la promoción de la justicia social. Dicho proceso de consulta puede ser organizado por representantes aceptables de la comunidad internacional, inclusive por aquellos que patrocinaron la “Mesa de Negociaciones y Acuerdos”. Era más que evidente que aquella propuesta del ex presidente Jimmy Carter estaba revestida de una impresionante ignorancia de la realidad nacional, a menos que la misma obedeciera a una agenda oculta para el grueso de la población venezolana… y para el mundo. Ninguna de sus propuestas tuvo fiel cumplimiento, pero lo peor fue que en agosto de 2004, cuando por fin se llevó a cabo aquella cosa que se llamó Referéndum Revocatorio, el propio Jimmy Carter aprobó ese proceso comicial, a pesar de que ninguna de sus propuestas había sido tomada en cuenta, lo que debió haberle obligado a pronunciarse en cuanto a que en Venezuela, para aquel momento, no 33

estaban dadas las condiciones para que prevalecieran la paz y la armonía, factores fundamentales para poderse llevar a cabo unas elecciones transparentes en país democrático alguno. El fulano acuerdo, emanado de las negociaciones de la mesa, fue firmado por algunos de los miembros de la oposición con el pañuelo en la nariz. Hubo uno que hasta se persignó frente a las cámaras de televisión, en cadena nacional, antes de estampar su firma. Una vez más, en lugar de advertirle al país que aquello era un absoluto adefesio y una soberana burla, se le dio un mateo protocolar y chirrínchirrán… jamás se volvió a mencionar. La impresionante alharaca que en un inicio produjo ese show mediático montado por el régimen y por los entonces-líderes de la oposición, se esfumó como si en Venezuela jamás se hubieran llevado a cabo tales eventos, supuestamente, conciliatorios. En el Restaurante La Cacerola de la urbanización El Placer, en el municipio de Baruta (Gran Caracas), me encontré sentados en una mesa al Dr. Américo Martín en compañía de una famosa politóloga llamada Vilma Petrach. Américo Martín era uno de los miembros principales de la fulana mesa y ex comandante guerrillero que obedecía órdenes de Castro durante la guerra de guerrillas que tanto daño y muertes le produjo a Venezuela en las décadas de los sesenta y setenta. No me pude contener y me dirigí hacia donde estaban ambos almorzando y le reclamé a Américo 34

su participación en aquella farsa nacional, con repercusión internacional. El Dr. Martín, evidentemente asombrado por mi reclamo furtivo, me aseguró que esa era la manera de lograr la victoria y que tenía que entender que había una estrategia detrás de todo aquello. Luego de esa conversación, salí convencido de que nuestros líderes tenían una poderosa carta oculta bajo la manga de alguno de ellos. Al cabo de los años coincidí en el exilio de Miami con el Dr. Martín, aunque él se dejó de eso (de insistir en su asilo político) y decidió regresar a Venezuela para seguir en la pachanga de siempre: organizando elecciones y estrategias. Era más que evidente que no había carta alguna bajo la manga de nadie: ¡puros cuentos chinos! La Dra. Petrach también se asiló en Miami y hasta el momento de entrar en imprenta este libro, seguía manteniendo su status de asilada política en Estados Unidos. Tanto el Dr. Martín como la Dra. Petrach habían decidido el exilio al sentirse amenazados por el régimen, luego de haber firmado el famoso “Manifiesto de Miraflores”, donde – supuestamente y según el régimen – se le daba apoyo a la presidencia de Don Pedro Carmona, quien pretendió suceder a Chávez tras los eventos del 11 de abril (de 2002), en donde se nos aseguró que el sátrapa había renunciado. Al final de cuentas, ninguno de los más de cuatrocientos firmantes de aquel histórico documento, sufrió persecución real alguna.

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En medio del proceso de diálogos y de acuerdos, se intentó constituir una nueva bufonada llamada “Grupo de Amigos de Venezuela”, compuestos por varios países amigos. Chávez le dio un soberano zapatazo matando a ese grupo al nacer, durando lo que dura un merengue a las puertas de un colegio. Era evidente la intención de marear al grueso de los venezolanos para que perdiera la noción de la realidad. El país nacional se encontraba en una verdadera montaña rusa, pero a otro nivel no estaba sucediendo absolutamente nada: los líderes de la oposición y el régimen se pagaban y se daban el vuelto, mientras ese pueblo – engañado a más no poder – sonaba sus cacerolas y aguantaba sol y sed en largas marchas que jamás llegaron a sus programados destinos… y en los intervalos de descanso, se sentaba a ver el programa en Globovisión del Lic. Leopoldo Castillo, “Aló Ciudadano”, donde éramos guaraleados otro tanto, para poder irse a la cama sin tener la más mínima idea de lo que verdaderamente estaba ocurriendo en Venezuela y creyéndose, de verdad-verdad, que se estaba luchando por la patria. En el medio de aquellos absurdos utópicos, se programaba todo tipo de “eventos patrióticos”, como ciclo-marchas, caimaneras (partidos improvisados entre Soberano Vs. Escuálidos) de futbolito en las autopista, calistenia y bailoterapia… también en el medio de las autopistas; comparsas de samba, pitorreo, caravanas y paremos de contar. Nuestras bellísimas chicas se pintaban sus caras con los colores patrios y mostraban sus ombligos. Hubo hasta un famoso monito titi a quien disfrazaban, en 36

las marchas, con la bandera tricolor. En esos eventos pacíficos, valientes, democráticos y patrióticos que sacarían de Venezuela al régimen castro-estalinista de Chávez, estaba la mano de Elías Santana y su ONG, “Queremos Elegir”… organización no gubernamental que pasó a mejor vida y que hoy recordamos con nostalgia, como recordamos las famosas fiestas decembrinas con las orquestas de La Billo Caracas’ Boys y de Los Melódicos. Llegó un momento en que mis escritos, todos, estaban dirigidos a criticar aquellas marchas carnavalescas, llenas de una alegría desbordante, serpentinas, confetis y raca-racas… aquellos ejercicios de calistenia que, para combatir al régimen, nos imponía Elías Santana (quien tuvo sus 15 minutos de gloria) y su combo de “comeflores”. Un día recibí una llamada telefónica de un personaje que hoy está en exilio conmigo, con quien desayuno de cuando en vez en la Calle Ocho, quien me explicó que con aquellos eventos, “se estaba calentando la calle”. Mientras todo esto ocurría del lado de nosotros los escuálidos, oligarcas, pacíficos, “comeflores” y demócratas, las FARC instalaban hospitales y campamentos dentro del territorio nacional, se crearon el FBLN (Frente Bolivariano de Liberación Nacional), los paramilitares de los Tupamaros y de La Piedrita… los escuadrones motorizados de Lina Ron y de otro tercio por ahí, cuyo nombre no recuerdo. La guerrilla colombiana secuestraba ganaderos en los estados fronterizos; se constituía la milicia, que en Venezuela le llaman “La Reserva”; nos inundaron al 37

país de cubanos castristas que depredaban, impune y descaradamente, las riquezas de nuestros suelos y se las llevaban a Cuba, día-a-día por el puerto de Guanta, en el oriente de Venezuela. Se organizaban los Círculos Bolivarianos (similares a los CDR cubanos, “Comité de Defensa de la Revolución”); Chávez buscaba presupuesto para comprar todo tipo de armamento bélico… el narcotráfico a millón, el hampa desatada… y nosotros bailando y haciendo ejercicio en pro de la libertad. ¡Insólito! Casi al final de aquel tareco apodado “Mesa de Negociaciones y Acuerdos”, comenzó otro más absurdo aún: El Paro General, que luego se convirtió en indefinido. Los miembros convocantes al paro debieron haber tomado en consideración que no sería un paro, que no sería general y que mucho menos sería indefinido. Pero hay más. En uno de los reportes que al final de cada día eran ofrecidos a la prensa nacional por parte del moderador de aquella mesa, César Gaviria Trujillo, le jaló las orejas al régimen por aupar lo que ya se perfilaba en el país como un paro general. Para muchos – Gaviria incluido – era más que evidente que el propio régimen estaba interesado en aquella huelga nacional. ¿No se dieron cuenta nuestros líderes? “A falta de un bloqueo, bueno es un paro”, pareciera haber pensado Hugo Chávez ante aquel “flaicito” al pitcher. Así como Castro siempre le había echado mano al bloqueo norteamericano para justificar su inducido desastre económico en la isla de Cuba, Chávez le 38

echaría mano al paro para justificar lo que vino después. La culpa de todos los males de Venezuela la tendría, por un ratico, el paro… ¡y los golpistas! Luego: “El Imperio”, Bush (su socio), la baja de los precios, la crisis mundial… ¡y “La Guarimba”! Es muy cierto. Un paro general, sostenido e indefinido hubiera acabado con todos nuestros males de entonces, pero los líderes de la oposición no estaban dispuestos a llevar a cabo un paro-paro, de verdad-verdad… y el pueblo no supo cómo pararse ni mucho menos, cómo paralizar al país de una manera generalizada y sostenida: no había nacido todavía el concepto depurado de “La Guarimba”, una de las evidentes pesadillas de Chávez. Lo que terminó habiendo en Venezuela fueron unas prolongadas vacaciones colectivas, remuneradas para muchos, no-remuneradas para otros. Por ejemplo, algunos colegios privados obligaron a los padres y representantes a cancelar a los maestros los salarios caídos producidos por el paro; los bancos y los supermercados abrían unas horitas nada más. La mayoría de los buenos restaurantes – al menos en Caracas – hicieron su agosto con clientes huelguistas que por las noches iban a evaluar los resultados del paro, mientras devoraban grandes cantidades de comida y bebidas alcohólicas. La gasolina escaseaba, pero la misma Guardia Nacional se metió en el negocio de su distribución en el mercado negro. Al finalizar el paro no sabíamos qué hacer en nuestra finca con tantos pipotes repletos de gasolina.

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Al fracasar aquel paro que no fue paro, se perjudicó la opción de la sublevación activa, generalizada y sostenida… de verdad-verdad y el régimen salió victimizado. ¿No supieron predecir, los líderes de la oposición, las consecuencias de un posible fracaso antes de convocar al pueblo a aquel paro, como, evidentemente, era la intención del régimen? ¡Quién sabe quién maquinó aquel paro! Si ese paro se le hubiera montado a Rafael Caldera, hubiera caído en menos de una semana. Pero un paro así no le hizo ni coquito al régimen insolente de Hugo Chávez. Eso lo debió haber contemplado la dirigencia de la oposición. En su momento y antes de que se produjera el fracaso, lo advertimos y lo publicamos en un artículo titulado, precisamente, “El Paro”. En su momento, también advertimos que ante la posibilidad de perder el referéndum del 15 de febrero de 2009, en “buena lid”, teníamos que haberlo evitado, echándole mano a la montaña de excusas que teníamos frente a nuestras narices, ya que todo estaba en contra de la verdadera oposición: ¡todo! Lo mismo sucedió con la huelga de PDVSA donde miles de familias quedaron desamparadas, y lo que fue peor: le entregamos al régimen, mansamente, la empresa más estratégica e importante del país. En su momento y ante los concurrentes de PDVSA en la llamada “Plaza de la Meritocracia”, lo denunciamos sin pelos en la lengua… luego lo publicamos en la red y en varios periódicos del país, en un artículo titulado “Hablando Claro”. Muchos decían que Chávez no se podría dar el lujo de despedir a MILES 40

de empleados de PDVSA… y se lo dio. Otros decían que al ser PDVSA la caja chica del régimen, Chávez no se atrevería a perjudicarla… ¡y la perjudicó! El régimen incrementó la deuda que se encontró en PDVSA de $ 2mil millones a $ 20mil millones, perdiendo dinero a manos llenas, derrochando, robando y repartiendo. Para la fecha en que terminamos de escribir este libro, los bonos de PDVSA estaban por el suelo, con un valor casi similar al que tenían los marcos alemanes recién terminada la Segunda Guerra Mundial. No es hoy, años después del desastre, que nos alentamos a las críticas. Mucho que lo hicimos en su momento y DESDE la propia Venezuela. Fui invitado en varias oportunidades a dar conferencias sobre el castro-estalinismo, tanto en INTEVEP (en Los Teques) como en Chuao, en la “Plaza de la Meritocracia”, donde se reunían los disidentes de PDVSA. Ahí siempre hablé claro y dije que por esa vía no deberían de ir los tiros. Que había que sublevar al país nacional y que Chávez se alzaría con la primera empresa del país, como en efecto hizo… y que al final se alzaría con el país entero: ¡como acaba de hacer el 15 de febrero de 2009! Cada vez que le hablaba a la gente de PDVSA, al final de mis conferencias, recibía cualquier cantidad de comentarios que me hacían pensar que, en el fondo (y no muy hondo), muchísimos de ellos estaban de acuerdo con lo que yo decía y proponía y, lo que era peor, estaban pensando que había sido un inmenso error haber buscado aquella estéril e inocua confrontación, aunque yo siempre les dije que más tarde, o más temprano, si no nos sublevábamos 41

todos, todos perderíamos todo… y que al final todos seríamos afectados como serían afectados ellos. En unas de las conferencias para los disidentes de PDVSA, narré una anécdota sobre Fidel Castro. Resulta que en su Luna de Miel por Estados Unidos, Castro se reunió con su cuñado, Rafael Díaz-Balart, quien vivía entonces en la ciudad de Nueva York. Por aquellos días se produjo un asalto a un banco, al más puro estilo de las películas de Hollywood. Fidel Castro le hizo a su cuñado el siguiente comentario: “no hay que robar a los bancos… ¡hay que robarse los bancos!” Con la huelga de PDVSA, los disidentes ayudaron a Chávez, no a robarle a la principal empresa del país, como seguramente lo hacían los gobiernos anteriores, sino a robarse la institución completa, como Castro, años más tarde, se robaría todos los bancos de Cuba y, luego, la isla entera. Era más que evidente que aquella huelga de PDVSA no llegaría a nada saludable para la oposición, aunque el grueso del pueblo opositor se emocionó con ella. En una oportunidad llegamos a pensar – y así lo publicamos – que aquella huelga había sido cocinada por el régimen. Chávez, al final, se quedó solito con PDVSA y se sacudió de miles de empleados que se habían identificado con la oposición. Aquella huelga terminó siendo para PDVSA lo que la Plaza Altamira fue para las Fuerzas Armadas, es decir: un excelente ejercicio de depuración. Peor aún: aquellos líderes de la oposición dentro de PDVSA, que cayeron en la trampa del régimen y provocaron, indirectamente, la desgracia de tantas familias de 42

“petroempleados”, siguieron ejerciendo un liderazgo nacional, convirtiéndose en héroes, cuando en países como Japón, hubieran tenido que hacerse el harakiri. Justamente, comenzando el año 2003, todos los jueves transmitía desde Venezuela el programa radial “Mesa Redonda”, que desde hacía muchos años dirigía (y todavía dirige) en Miami el periodista cubano Armando Pérez Roura. Uno de esos programas lo hice con Enrique Mendoza, desde sus oficinas en la Quinta La Unidad, sede de la hoydesaparecida Coordinadora Democrática. Luego de la entrevista, ya fuera del aire, nos pusimos a conversar. Mendoza me mostró un video que había recibido sobre el proceso opositor cubano, donde aparecían las multitudinarias marchas que los cubanos hicieron al principio de la revolución, para protestar por los desmanes, el engaño, la traición y el incumplimiento de Castro. Incluso, se mostraba – en el video – una procesión de punta a punta de la isla, con la virgen de la Caridad del Cobre a cuestas. El mismo Mendoza me comentó lo mucho que aquellas protestas se parecían a las que los venezolanos se habían acostumbrados a llevar a cabo en Venezuela, pero sin la algarabía de fiesta… las madres cubanas vestidas de negro y con caras largas: en silencio, llorando a sus hijos muertos en el paredón de fusilamiento. Al final de nuestra reunión, y cuando ya me estaba montando en el carro para regresar a mi casa, Enrique Mendoza no se pudo aguantar y me preguntó: “¿Tú ves la cosa muy jodida, no 43

Robert?” Le iba a responder, pero me contuve. Esa pregunta me la estaba haciendo el máximo líder de la oposición, el mismo a quien yo le había dicho al aire, una hora antes, que “estaba hediondo a presidente…” ¡No era nada lo del ojo, y lo llevaba en la mano! La ignorancia con respecto al enemigo ha sido generalizada. Cubanos de vieja data en la lucha contra el castro-estalinismo, han perdido la brújula en el largo camino por el mundo, a raíz de la toma del poder de Castro en la isla. El escritor cubano, Héctor Carbonell Arenas, escribió un libro en el año 2002 titulado “Bolívar en Llamas”, ISBN 1-890829-19-6, en el cual dice muchas, muchísimas verdades. Sin embargo, a partir de la página 53 se encuentra un capítulo titulado “RECOMENDACIONES AL EJECUTIVO NACIONAL”. El mismo comienza de la siguiente manera: “No obstante, sería incongruente no hacer algunas sugerencias, que de ser aplicadas, estoy seguro le devolverían al pueblo venezolano su confianza en un destino mejor y le permitirían al Presidente Chávez terminar su mandato en paz.” A continuación expone una serie de sugerencias sobre el desempleo, el fortalecimiento de las relaciones con nuestros socios comerciales naturales, la importancia de la descentralización, el cese del fraccionamiento de la sociedad venezolana entre ricos y pobres, la garantía de la pulcritud e 44

independencia del poder judicial, la privatización de todas aquellas empresas que están dando pérdidas en mano del Estado, el aumento de la garantía de Fogade para los depósitos bancarios del público (algo así como el FDIC en Estados Unidos), la reducción – razonable – de los impuestos, la definición de los fondos de pensiones, la separación de los delincuentes primarios de los reincidentes y el mejoramiento del sistema educativo. El Dr. Carbonell Arenas, quien cumplió condena política en la Cuba de los Castro y vivió muchos años en Venezuela, selló ese capítulo de recomendaciones a Chávez de la siguiente manera: “Por último, sacúdase de tantos marxistas frustrados que pululan a su alrededor como caimanes en boca de caño. Carlos Marx aborreció a Simón Bolívar, lo tildó de cobarde y corrupto. Ningún bolivariano de corazón puede ser marxista. Y, por favor, olvídese de Ezequiel Zamora, que vivió denunciando a los oligarcas, pero tuvo esclavos y terminó su vida siendo un latifundista de la alta sociedad.” Es evidente que el amigo Carbonell tenía muy buenas intenciones cuando escribió su libro y estaba muy lejos de pretender percibir con él algún beneficio político, dentro o fuera de Venezuela. Su buena fe está más que garantizada. No se entiende cómo un cubano que vivió el castroestalinismo en su país y que conoció, de cuerpo presente, cómo Castro utilizó la miseria creada por él en Cuba como una herramienta a su favor, para 45

provocar el éxodo masivo de la clase media durante décadas (hasta que acabó con ella) y para mantener a los cubanos que se quedaron en la isla en una miseria más que crítica, buscando el hueso cada día con el cual cocinarle el caldo de la noche a su familia, pudo haber pensado que Chávez le haría caso y que si había fracasado en darle paz y prosperidad a su pueblo era porque no había sido bien asesorado y no porque era (es y será) parte de ese absurdo manual para amasar el poder eternamente… incluso, hasta después de muerto! Un ex alcalde venezolano con muchas horas de vuelo en el ruedo político nacional, ex diputado al Congreso y ex asesor de Francisco Arias Cárdenas cuando éste hizo el paripé de lanzarse como candidato presidencial en función de gallo tapado, me aseguró, el 31 de diciembre de 2003, que Chávez tenía sus días contados porque no estaba mejorando, para nada, el desastre económico que heredó del nefasto presidente Rafael Caldera. Hoy ese experimentado político vive asilado en Miami y fue uno de los que conformaron, hace poco, el “Bloque del No”, para darle vida y legitimidad al hiper-mega fraude del 15 de febrero de 2009, en lugar de participar en bloque para evitar que tal burdo montaje comicial se llevara a cabo para insistir en un tema que ya había sido votado con anterioridad, como fue la propuesta que un puñado de venezolanos de Miami le hicimos al exilio y al pueblo de Venezuela desde Estados Unidos, evento que se realizó – sin mayores éxitos – el 31 de enero (de 2009) en los salones del antiguo Hotel Radisson de Miami, auspiciado por la Fundación Interamericana 46

por La Democracia y con la participación miembros del exilio nicaragüense y cubano.

de

Pareciera ser que el grueso de los políticos y del mismo pueblo opositor venezolano, todavía no ha llegado a la conclusión que un capítulo de ese “Manual del Castro-Estalinismo Moderno”, trata – justamente – de cómo destruir las economías de los países arrebatados por ese sistema. Si para mejorar la economía, el mundo está de acuerdo en promover la mayor descentralización posible, los tiranos al frente de un país regido por un sistema castroestalinista (con sus pertinentes actualizaciones), son inducidos, por ese manual, a centralizarlo todo en sus propias manos… ya no en la capital del país, donde radica el poder político y militar más absoluto. Si estuviésemos ante un gobierno malo más, dentro de aquello que a Chávez le dio por llamar la “Cuarta República”, sería muy conveniente remachar en el fracaso económico del equipo gobernante bolivariano. Pero ante un régimen donde la política había dejado de tener sentido alguno, insistir en ese punto era poco menos que arar en el mar. Aquí no había que demostrarles a los electores venezolanos que Chávez era (y es) un desastre para el país, porque a la hora de contabilizar esos votos, no importaba por qué o por quién se votó, es el régimen quien, a través del C.N.E. decide los resultados. ¿Qué sentido tiene llevar a cabo una campaña electoral? Todo ha sido un burdo engaño. Las cifras económicas, por ejemplo, del antes y del después de Chávez, así como del antes y del 47

después de Castro, están al alcance de un teclado en cualquier computadora que tenga acceso a la Internet. Sería, además, una sencillez incalculable el tratar de divulgar los fracasos económicos y el resto de los desmanes del régimen de Venezuela y Cuba ante la llamada comunidad internacional, porque allá afuera saben - perfectamente bien - cómo encontrar estadísticas micro y macroeconómicas de cualquier país del mundo y saben, además, cuales son los regímenes de pacotilla que ocultan o maquillan sus cifras más allá de lo creíble. Escuchando a Chávez, en una entrevista que Venevisión le hiciera pocos días antes del referéndum, me dieron ganas de pedirle perdón y de regresar a Venezuela… ¡un país de ensueños! El desempleo casi en cero, el crecimiento del PIB por las nubes y una democracia como jamás ha existido en el planeta Tierra. Fíjense que Chávez le preguntó al periodista que lo entrevistaba si él conocía alguna democracia en el mundo que en diez años de gobierno hubiera llevado a cabo once procesos comiciales. ¿Qué tal? Claro, todos esos procesos fueron posibles gracias a la oposición genuflexa, conchupante, apátrida, traidora y cómplice. Si Chávez hubiera sido peruano, ucraniano, filipino, serbio, argentino o chileno, no hubiera podido darse ese inmenso lujo, porque los dirigentes opositores de esos países demostraron que no estaban dispuestos a bailar al son que sus respectivos dictadores (o presidentes chimbos) tocaban, sobre todo en materia electoral. Gracias a todos esos comicios, por demás fraudulentos, ahora Chávez se puede llenar la boca y dar muestras al mundo de lo participativa que es su 48

democracia. ¡Na tan buena…! Bueno hubiera sido cilantro, carajo… pero no tanto. No dudo que muy pronto, el sátrapa emule a su mentor – Castro – y le termine preguntando a su pueblo: “¿Elecciones para qué?” En una oportunidad un altísimo dirigente del Partido Socialcristiano Copei me dijo que el caso de Cuba era muy diferente al de Venezuela, porque en Cuba lo que había era azúcar, mientras que en Venezuela hay petróleo que es el commodity que mueve al mundo, queriendo decir que Cuba no tenía importancia alguna para los intereses de Estados Unidos y, por lo tanto, no era prioridad ponerle un parado a Castro. Precisamente, ha sido el petróleo el factor que más ha ayudado a atornillar a Chávez, entre muchos otros, en el poder. Tan importante ha sido, que se asoció con la multinacional de los Bush – la Halliburton – para consolidar unos padrinos quienes, según los entendidos, son más poderosos que el más poderoso de los gobernantes de cualquier país del mundo industrializado. Las ganancias que debe estar obteniendo la Halliburton, con sus negocios directos e ilícitos con Chávez, son tan importantes y voluminosas que a quien se le ocurra desestabilizarlos en alguna forma, sería hecho out por regla. Se permitiría meterse con el santo, pero jamás con la limosna. Se podría jurungar la cadena, pero sin meterse con el mono. Hacer negocios con un tirano es más fácil que pelar mandarinas con las uñas largas. No hay que cumplir 49

con los requisitos de las licitaciones ni estar sobornando a senadores o a diputados. Es directamente al pulmón, con el tirano mismo. Si esos negocios son cuadrados por elementos poderosos a nivel mundial, el evento se convierte en un paseo por el campo, en un soleado día de primavera. El valor estratégico que Cuba demostró tener para Estados Unidos no se puso en evidencia plena hasta que se produjo la “Crisis de Octubre” (o “Crisis de los Misiles”), cuando los soviéticos instalaron en la isla misiles con cabezas nucleares que tenían la facultad de desaparecer del mapa a todas y cada una de las grandes ciudades norteamericanas, con la excepción de Seattle, en el Estado de Washington, por estar esta ciudad fuera del alcance de los cohetes soviéticos de entonces. Sin embargo, lo que en un momento pareció ser el fin del castro-estalinismo en Cuba, en el año de 1962, fue el evento que atornilló a Castro, sin muchos tormentos, en el poder. La “Crisis de Octubre” se convirtió para Fidel Castro en eso que los cristianos-evangélicos llaman una “bendición oculta”. Se ha comentado con insistencia que fue el propio Castro quien filtró hacia la CIA las pruebas de las bases nucleares en Cuba, para provocar la crisis que culminó en el “Pacto K-K” (Kennedy-Kruschov), donde Estados Unidos se comprometió, no sólo a respetar al régimen de Castro, sino a velar porque desde suelo norteamericano no saliera expedición bélica alguna que pusiera en peligro la seguridad del castro-estalinismo en la isla. Esos polvos trajeron 50

estos lodos que hoy nos perturban tanto en la América sub-continental, desde México hasta la Patagonia. Luego Cuba demostró tener un valor casi tan importante como el estratégico militar: el valor de frontera. Cuba, junto con México, conforma la frontera sur de Estados Unidos. El 28 de septiembre de 1965, en uno de esos pases de luna que afectaban a Fidel Castro, como pareciera también afectar a Hugo Chávez, el tirano de Cuba anunció – en un acto público celebrado en La Habana – que el pequeño puerto pesquero de Camarioca, al norte de la provincia de Matanzas, sería abierto para recibir a las embarcaciones de cubanos que, procedentes de Estados Unidos, viajaran a la isla para recoger a sus familiares. Era, además, una gran manera de dejar escapar un poco de ese vapor que en su momento hubiera sido un peligro de explosión en aquella olla de presión que siempre ha sido la isla de Cuba. Fue, además, la primera vez que Castro utilizó la emigración masiva como un arma política en su conflicto permanente con Estados Unidos. La medida tomó por sorpresa a las autoridades norteamericanas, las cuales, también por primera vez, enfrentaban una emigración masiva provocada deliberadamente por un país extranjero. En 1980 se produjo el famosísimo “Éxodo del Mariel”, a través del cual llegaron a Estados Unidos más de cien mil cubanos con la intención de quedarse en ese país como refugiados políticos. Entre los que llegaron a las costas norteamericanas, venían unos 51

cuantos cientos de criminales tapiñados y enfermos mentales, que Castro metió de contrabando entre los miles de barcos que llegaban a Cuba para recoger familiares de cubanos que ya estaban residenciados en tierras de libertad. En 1994 reventó lo que se conoce como “La Crisis de los Balseros”, en la cual decenas de miles de cubanos lograron arribar a las costas norteamericanas para solicitar asilo político. Uno de los grandes temores del gobierno norteamericano ha sido una explosión social en Cuba dentro de la cual miles y miles de cubanos se lancen al mar, superando con creces, aquella avalancha de los balseros, donde se calcula que más de 70mil cubanos perdieron sus vidas en la peligrosa travesía, intentando cruzar el peligrosísimo Estrecho de La Florida. Que a nadie le quepa le menor duda: Cuba es una “prioridad prioritaria” para Estados Unidos de América… una papa bien caliente que solamente dejará de serlo el día en que la isla retorne a la normalidad. Alegar que Cuba no tiene importancia para las autoridades norteamericanas pero que Venezuela sí, queriendo decir que los norteamericanos no abandonarían a los venezolanos a la misma suerte que han corrido los cubanos por medio siglo, es – sencillamente – infantil. Combatir un régimen de ese corte se escapa a todos los parámetros políticos que nuestros dirigentes habían conocido en épocas anteriores. No se trata de repeler militarmente una invasión, como la que produjo Castro en la Venezuela en épocas de 52

Betancourt. Las reglas han cambiado diametralmente. Se juega en el mismo terreno, como si se empleara un campo de fútbol, pero para jugar beisbol. Nuestros líderes, por aquello de estar vestidos de futbolistas y de encontrarse en un campo para jugar fútbol, se han dado a la tarea de observar las reglas del balón pie, a pesar de que el equipo contrario se presentó en el campo con guantes y bates y, para colmo de colmos, vestido de peloteros grandes ligas. Vale decir: nuestros dirigentes insisten en jugar bajo las reglas democráticas y el enemigo emplea tácticas dictatoriales. Aún así, esos dirigentes de la oposición fueron exitosos en venderle al pueblo que aquella estrategia pacífica y democrática daría buenos resultados, cuando ellos – los líderes – sabían que nos estaban remontando al salvajismo político de los años sesenta y setenta, del siglo pasado y que, más tarde o más temprano, ese pueblo se daría cuenta de dónde se habían encaramado con la ayuda de tanto pacifismo y democracia. El connotado periodista venezolano, Roger Vivas, vocero de la línea dura e intransigente del verdadero exilio en Miami en contra del régimen de Chávez, distinguió lo que para él era esa oposición conchupante, denigrante, apátrida y traidora de la verdadera oposición patriótica, resaltando dos preposiciones: “de” y “a”. Vivas, ex diputado a la Asamblea del estado Mérida, define a la oposición genuflexa como la “oposición DE Chávez” (la que él controla), mientras que la verdadera oposición es la “oposición A Chávez”. 53

Entre los líderes de la oposición DE Chávez y los elementos del régimen, comenzando por el mismo Chávez, se encasilló a la opción de la sublevación cívica dentro de las herramientas inconstitucionales, anti democráticas, brutales, incivilizadas, golpistas y salvajes. Ya nos habíamos olvidado que apenas Chávez salió de prisión, luego de haber sido su causa sobreseída por el presidente Caldera, convocó una sublevación al estilo del “Mayo Francés”, cargada de violencia, muerte y desgracia. Aquella salsa que Chávez sugirió para aderezar la ensalada venezolana de entonces, no era buena para este nuevo mejunje donde los perjudicados serían él y su infausto régimen. Una vez más, los líderes de la oposición DE Chávez fueron descartando la posibilidad de una sublevación cívica, activa, generalizada y sostenida (aunque no-violenta) y reforzando la ilusión óptica y utópica de la vía electoral, para lograr la recuperación de la Venezuela que habíamos perdido. Todavía ayer, ante lo que se anunciaba como el más grande fraude de la era republicana venezolana, la que se materializó en el referéndum de febrero de 2009, los líderes de la oposición DE Chávez insistían en jugar al fútbol con un contrincante que bateaba de jonrón… para luego quejarse ante los árbitros, que eran los miembros de un cartel a sueldo del enemigo, previamente aceptados y legitimados por ellos. Al final del camino, la sociedad venezolana, tal vez ante la realidad que representaba el embarque de sus líderes, sembró todas sus esperanzas en los 54

muchachos universitarios. Era como si hubiéramos enviado a los niños peloteros del equipo “Los Criollitos” (un magnífico equipo infantil venezolano), a decidir la suerte de Venezuela en una serie mundial contra los Yankees de Nueva York. Si el régimen les había dado mil vueltas a los experimentados políticos tradicionales, como Ramos Allup, Ledezma, Mendoza… y paremos de contar: ¿cuántas no les darían a estos muchachos que se estaban estrenando en el campo político ante semejante monstruo de diez mil cabezas? Una de las especialidades del castro-estalinismo la encontramos en el campo de la infiltración. Todos y cada uno de los movimientos de resistencia en Cuba, fueron desmantelados por la sistemática infiltración y sus activistas terminaron en el paredón, en las cárceles o en el exilio. Lo más lógico era suponer que esa dirigencia estudiantil sería infiltrada por el régimen… ANTES de que el digno y valeroso movimiento de los estudiantes hubiera llegado a convertirse en un verdadero peligro para el régimen. Enfrentársele a un régimen como el de Chávez en Venezuela, además de conocer a fondo al enemigo que teníamos delante, requería de una voluntad política que debió haber ido mucho más allá de los intereses partidistas para mantener eso que se ha dado a llamar los espacios políticos. Era necesario un desprendimiento personal y el haber estado dispuesto a perderlo todo, la vida inclusive. “Si no puedes con tu enemigo, únete él.” 55

Dejando a un lado la impresionante ignorancia que nuestros líderes han demostrado tener del enemigo que dicen o alegan haber combatido, entramos en un terreno mucho más escabroso: el de la conchupancia. Me llega a la mente aquel borrachito que entró en un bar donde no cabía un alma más. Agarró una tiza y dibujó una línea que dividía el local en dos grupos: “de esta línea a mi derecha son todos unos ignorantes… y de esta línea a mi izquierda son todos unos vendidos…”, gritó el borrrachito, a lo que uno por ahí le aclaró: “¡Un momento, yo no soy ningún vendido!”, “…pásate para el grupo de los ignorantes entonces”, le ordenó el borrachito. Hasta ahora, salvo contadas excepciones, todos los líderes de la oposición venezolana han demostrado ser unos ignorantes (del enemigo que pretendieron o dijeron haber combatido) o han sido unos vendidos. No hay término medio. Unos, porque creyeron que estaban haciendo lo correcto y otros, porque sabían que estaban haciendo lo incorrecto, pero estaban detrás de esos dichosos espacios políticos que les mendigaron al régimen a cambio de hacerle el juego que exigía eso que ahora Chávez llama el “Socialismo del Siglo XXI”, que no es más que una modificación – actualizada, mutante y mejorada – del castro-estalinismo que ha imperado en Cuba desde hace medio siglo. Un sistema modificado y adecuado a los tiempos que se ha venido aplicando, con el mayor éxito posible, en Angola y en 56

Nicaragua, cuya principal prioridad y objetivo ha sido siempre no dejar jamás el poder. Nuestros líderes han tenido ojos, pero no han querido ver… han tenido oídos, pero no han querido escuchar. Les han faltado otras cosas. A los dos días del referéndum del 15F2009, me llegó por Internet un diálogo cibernético cruzado entre tres personajes cultos, uno de ellos, una importante periodista y analista política de una estación de televisión venezolana de mucha importancia para la oposición. En este intercambio de notas y de opiniones, podemos ver incongruencias, ignorancia con respecto al enemigo y una total desconfianza hacia los dirigentes de la oposición y el máximo árbitro electoral. Veamos: NOTA ORIGINAL DEL CIBERNAUTA “A” Me llegó este e-mail de una persona que trabaja con información electrónica. Porque los partidos políticos de la oposición 'certificaron los resultados' y no hablaron de la vulnerabilidad 'electrónica' del sistema de votación venezolano. Como Sociedad Civil tenemos que exigirlo!!!!!! Conexiones Electoral

Inalámbricas

y

Transparencia

A 5 días del Referéndum del 15F2009 se realizó la auditoría de la tinta indeleble. En ella, los técnicos que representaron al Bloque del SI y al Bloque del NO certificaron su eficacia. 57

A 2 días de la votación, muchos de quienes asistieron a la instalación de sus mesas de votación se percataron que la tinta que allí se encontraba era soluble. Sí bien es preocupante el hecho que la tinta indeleble que se va a utilizar en muchas de las mesas de votación sea soluble, lo es mucho más, el que los protocolos de las auditorías que se le realizan a nuestro sistema electoral no sean confiables. De éstos no serlos, ¿cómo podemos tener la certeza de que la configuración, hardware y software, de las máquinas de votación que funcionarán el día de la votación tendrán la misma configuración que tenían en los días que fueron auditadas? ¿Cómo podemos tener certeza que no tendrán capacidad de conexión inalámbrica? De éstas tener esta capacidad, con algunas tecnologías, como por ejemplo la Wimax® de Movilnet (compañía controlada por el gobierno), el interactuar con ellas e intervenirlas a distancia pudiese resultar una labor extremadamente sencilla. Pensar que las auditorías de cierre son eficaces para impedir un fraude electrónico resulta, por decir lo menos, ingenuo ¿Alguna vez se han hecho públicas las actas de las auditorías de cierre? Ante esta situación, es indispensable apelar a la transparencia electoral para exigir que el software y 58

hardware de las máquinas de votación sean auditadas el día de la votación. Es tan sólo un tema de transparencia electoral. PRIMER COMENTARIO DE LA CIBERNAUTA “B” A LA NOTA ORIGINAL DE LA CIBERNAUTA “A” Esto está muy bueno. Pero les digo algo: si legitimamos al CNE aceptándolo como árbitro, ya no tiene sentido no certificar sus resultados. Esto es más que ventajismo... y nosotros (la oposición) debemos entenderlo para poder luchar contra esto. SEGUNDO COMENTARIO DEL CIBERNAUTA “C” A LA NOTA ORIGINAL DEL CIBERNAUTA “A” Estoy de acuerdo contigo. Por eso critiqué a Omar Barboza cuando, irresponsablemente, le dio un voto de confianza al C.N.E en nombre de la oposición. Allí es donde a veces pensamos en complicidades y arreglos por debajo de la mesa a espaldas de los verdaderos demócratas del país. Estamos conscientes de que los rectores del C.N.E. con excepción, (posiblemente, no estoy muy seguro) de uno de ellos, están al servicio y de rodillas al jefe de ellos, quien al mismo tiempo es el jefe del Tribunal Supremo de Justicia, de la Asamblea, y del resto de los poderes. Democracia no es únicamente elecciones hay otros factores más, por supuesto. No hay duda que el aporte de los estudiantes y de los dirigentes jóvenes de los partidos nos está dirigiendo lentamente hacia una mayoría de demócratas a mediano plazo. Si nos vamos por las cifras recientes (aunque tengo mis reservas al respecto) podemos 59

notar que los demócratas, a través del NO, aumentamos en un 17 % aproximadamente los votos, comparándolos con los recientes del 23N(08), y los oficialistas solo aumentaron en un 2,5% aproximadamente. Vemos un avance sin duda, lo que nos lleva a pensar que en un futuro podríamos llegar a tener un equilibrio en las próximas elecciones de concejales (a pesar del ventajismo delincuencial del C.N.E.) y juntas parroquiales y para el año que viene de asambleístas (diputados), en la cual podríamos llegar hasta tener una mayoría siempre y cuando se pongan las pilas los dirigentes de los partidos políticos como se las pusieron los estudiantes. Por cierto, para las próximas elecciones viene una avalancha de jóvenes que cumplen 18 años y serán nuevos votantes (+ o - 850mil) si se registran en el REP. Ya que estamos convencidos de que la llamada "revolución" no tiene juventud a pesar de los intentos del régimen, con la ayuda de Cuba, de lavarles el cerebro... Amanecerá y veremos. Saludos cordiales. TERCER COMENTARIO DE LA CIBERNAUTA “B” Pero si la cosa es ir a otra elección en las mismas condiciones, no creo que aumentemos votación alguna, pues la gente ya está cansándose de urnas cada seis meses...y menos para que saboteen sus gestiones como ahora ocurre con Pérez Vivas, Ocaríz, Ledezma... sin que se pueda hacer nada. Hay que evaluar si vamos a seguir en esto o le agregaremos elementos más eficaces a nuestra estrategia. 60

CUARTO Y ULTIMO CIBERNAUTA “C”

COMENTARIO

DEL

Por supuesto que hay elementos más eficaces en nuestra estrategia, estamos de acuerdo enteramente. No hay duda de que uno de los factores principales es cambiar el C.N.E., que podría venir de una propuesta que hiciera la oposición en bloque (+ de 5millones de votantes) y que dicho C.N.E. se pusiera en manos de organismos internacionales imparciales, revisando el Registro Electoral Permanente (REP), etc. Ahora bien, como es casi seguro, por no decir seguro que no lo van aceptar, entonces la estrategia a tomar es aquella que a través de los años la han venido planteando y proponiendo Peña Esclusa y Robert Alonso. Pero es obvio que intereses mezquinos y oscuros han buscado la manera de ignorarlos incluyendo a la mayoría de los medios. Saludos cordiales. Vemos, por ejemplo, cómo la Cibernauta “B” le reclama a los dirigentes de la oposición el haber legitimado al C.N.E., pero – con la misma – se queja de los abusos del régimen con respecto a aquellos mismos dirigentes que han consolidado la trampa, como Pérez Vivas, Ocaríz y Ledezma, quienes fueron beneficiados por el sistema para lograr tener una cuota de poder. Esos no van a cuestionar la transparencia con la que actúa la máxima autoridad electoral, pues estarían cuestionando sus victorias emanadas de ese proceso viciado y tramposo.

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El Cibernauta “C” es más propenso a la contradicción, dando dos pasos hacia adelante y uno hacia atrás. Le llama “mafia chavista” al régimen (a la revolución), pero piensa que con ese nuevo caudal de votos, cuyas cifras él pone en duda, se puede ir construyendo una nueva oposición… con la ayuda de los estudiantes y la avalancha de jóvenes que está por caer en los próximos años. Habría que preguntarse qué podrán hacer esos estudiantes y esos nuevos jóvenes votantes, ante la “mafia chavista” que tiene ya diez años de experiencia en el poder y que controla, como él mismo asegura, todos los poderes e instituciones del estado. Por otro lado, ¿de qué vale evaluar una situación basándonos en unas cifras que él mismo pone en duda? No es muy festinado suponer que todas esas cifras de votos y de abstenciones que el C.N.E. nos ha dado, hayan sido “maquilladas”… por decir lo menos. Entonces, ¿de qué nos vale tomarlas en cuenta? ¿De qué nos vale tomar en cuenta las encuestas? Es un mundo irreal, el que nos presentan el régimen y nuestros dirigentes… un “submundo” donde nadie vive, donde nadie existe… donde votan los muertos y matan a los vivos a la hora de votar. La ignorancia no solamente viene de parte de nuestros líderes de la oposición. Hay mucha ignorancia de parte del pueblo “de a pie”: ignorancia y complicidad directa o indirecta. ¿Cuál ha sido la pertinaz propuesta que han venido haciendo Alejandro Peña Esclusa y Robert Alonso a lo largo de todos estos años? ¡La intransigencia! Ambos hemos tratado de llevar al país opositor a la realidad, a la verdad-verdadera, como solía decir Luís Herrera. Esa 62

opción de intransigencia, de verdadera resistencia, que algún día nos lleve, quiera Dios, a la sublevación cívica, activa, generalizada y sostenida, en la cual está comenzando ya, tardíamente, a pensar el Cibernauta “C”, descarta la participación de esa dirigencia conchupante, apátrida, genuflexa, traidora y cómplice. Pero para aceptar la propuesta de Alejandro Peña Esclusa y Robert Alonso, se requiere de la participación del pueblo en general como ente activo en esa estrategia. Dedicarnos a luchar de verdad-verdad, no contando votos efímeros ni escuchando resultados de encuestas pagadas y manipuladas por el régimen. Se requiere de un sacrificio que el venezolano pareciera no estar dispuesto a aportar. Es más fácil seguir pensando que algún día podremos modificar al C.N.E. o que los nuevos votantes nos van a sacar del hueco. Tampoco podemos esperar un solo gramo de ayuda proveniente de nuestros dirigentes. Veamos, pues, qué le declaró Andrés Velásquez a César Miguel Rondón, a los tres días del Hiper-Mega Fraude del pasado 15 de febrero de 2009: “Este comportamiento del C.N.E., La Banda de los Cuatros, como lo calificó Teodoro Petkoff en el día de ayer, no es un comportamiento imparcial, ya que fue frontalmente parcializado hacia el Ejecutivo Nacional. El presidente (Chávez) quiso que no se incluyeran a los nuevos votantes, porque había que hacer esto (llevar a cabo el referéndum) de forma atropellada. Quiso (Chávez) que fuera para el 15 de febrero, porque esa era la fecha en la 63

que se conmemoraba el comienzo del Congreso de Angostura (de 1819). El C.N.E. no dejó que se revisara la pregunta, la cual tenía que hacerla clara para que la población la entendiera… bueno y el resto es la total violación de las normas electorales, con el cuento de que eso no fue una elección si no un referéndum, por lo tanto no había que aplicar (según el C.N.E.) la ley electoral, algo que es absolutamente ilógico, porque frente a una ausencia de normas para un referéndum, lo que aplica, por analogía, debía ser la misma ley electoral (Ley Orgánica del Sufragio). El C.N.E. hacía todo lo que le daba la gana, estableció un horario distinto al establecido. Un asunto que tiene que ser tomado en consideración para las futuras elecciones, porque con condiciones así, definitivamente, no puede uno participar en procesos electorales. Ahora: ¡nos derrotaron! Efectivamente, ganó el gobierno… nos derrotaron bajo el punto de vista numérico, ahora: esta no es una derrota como para echarse a llorar.” Andrés Velásquez nos está pintando un panorama de evidente y descarado fraude electoral, pero acto continuo, reconoce que nos ganaron y que ante dicha derrota no hay que echarse a llorar. Pareciera que en una reunión del cartel de la oposición genuflexa, se pusieron todos de acuerdo para darle el mismo mensaje al país: hubo fraude, nos ganaron, pero tranquilo, que eso no es para tanto. 64

Con la mayor modestia, este libro pretende internarse en la historia contemporánea de Venezuela. Como todo relato histórico, está compuesto por elementos objetivos y subjetivos. Popularmente se entiende el concepto de objetividad como sinónimo de imparcialidad. Esto no es del todo correcto. Una narración objetiva sobre un evento cualquiera, es la presentación del mismo, tal y como sucedió, observando – por supuesto – la más estricta veracidad. No se trata de la verdad vista desde el punto de vista de quien narra el evento, pues eso sería una apreciación subjetiva, la cual pudiera ser o no cierta. Por ejemplo, un segmento de la narración objetiva sobre el referéndum pasado podría ser que se llevó a cabo el domingo 15 de febrero de 2009. Eso es un ejemplo clásico de objetividad en cuanto a un aspecto narrativo del evento, porque es evidentemente cierto: se produjo el domingo 15 de febrero de 2009. Lo demás, las apreciaciones del historiador, del cronista, del periodista o del narrador de ese evento, podría estar ya en el campo de la subjetividad. ¿Cuántos votos sacó la opción del “NO”… es subjetivo. Lo objetivo es lo que dijo el C.N.E., porque emitió una cifra, pero aceptarla o no como cierta, entra en el campo de lo subjetivo. No existe tal cosa como un periodista objetivo, concepto ya obsoleto en el estudio moderno de la comunicación social. Puede, eso sí, existir un reportero objetivo, que narra o reporta los hechos apegado a la más estricta veracidad. Pero el periodista, quien también puede fungir en un momento dado de reportero, no siempre puede, 65

debe ni tiene que ser objetivo. Puede tratarse de un periodista imparcial, pero esa imparcialidad puede que no sea objetiva. En la mayoría de los casos, el periodista y el periodismo se mueven en un mar de subjetividad… sin que con esto queramos igualar a la subjetividad con parcialidad o con falsedad. En el campo de la subjetividad, podría explicarme – de manera, tal vez muy coherente – por qué muchos de estos dirigentes de la oposición han escogido hacerle el juego al régimen, engañando – miserablemente – a sus seguidores, a sabiendas de que los están engañando. Para mí es tremendamente sencillo y muy ligero de entender. Chávez es un personaje de mucha fortaleza mediática, de mucho carisma y con un gran olfato para el engaño masivo. Un personaje que nace cada muchas décadas, o – tal vez – siglos. Sin intenciones comparativas absolutistas y guardando toda la distancia posible, podríamos compararlo, en su medio-ambiente sociopolítico – con figuras, también despreciables, como Benito Mussolini, Adolfo Hitler… o Fidel Castro. No hablo en cuanto a la importancia histórica del personaje en sí, hablo de la proyección de su personalidad con respecto a un importante sector de las masas, a las cuales él se dirige dentro de su propio hábitat. Chávez, con su personalidad autocrática, arrolladora, apabullante y psicopática, infunde más terror que miedo. Sus acólitos se cuidan mucho de cómo lo tratan y en qué momento le pueden dar malas noticias o de no contrariarlo en los temas más 66

insignificantes. Maneja todos los elementos necesarios para el engaño de las masas, incluyendo la comunicación corporal, un don que no se adquiere: se nace con él, aunque pueda perfeccionarse. Chávez es un “monstruo político”, aunque la política ha dejado de tener sentido ya en esa hacienda particular en la cual él ha convertido a Venezuela. No hay un líder en la oposición, en estos momentos, que pueda “latirle en la cueva” a Hugo Chávez: ¡no lo hay! Es posible que pasen varias generaciones antes de que vuelva a nacer un personaje igual. Vamos a estar claros. Si agarrásemos al primer borrachito de barrio que encontrásemos por ahí, le echásemos un baño, lo afeitásemos, lo vistiésemos bien, lo obligásemos a memorizarse tan solo un discursito corto para que lo utilice como su arma electoral frente a Chávez, el borrachito – hoy – ganaría, en buena lid, si hubiesen unas elecciones libres y transparentes. Algo que es imposible en la Venezuela del momento. Pero cuando Chávez comience, desde las alturas del poder absoluto, a amenazarlo, a humillarlo, a lanzarle las turbas de chusmas y a apabullarlo con insultos e improperios, ese borrachito arranca y se mete debajo de una piedra... o se convierte en conchupante. Si a ese Júpiter Tronante, le sumamos el asesoramiento con el cual cuenta y ha contado y el sistema que escogió para subyugar al pueblo con el único propósito de permanecer en el poder eternamente, a costa de lo que sea, nos 67

encontramos ante un escenario tremendamente desconsolador. Si yo fuese un político de oficio venezolano, que lo único que hubiere hecho en la vida haya sido “politiquear”, hace rato que me hubiera preocupado por mi futuro profesional, por mi modus vivendi… sobre todo si me hubiera tocado montarme en el autobús de la oposición y en el escenario real de la Venezuela actual. No hay nadie en nuestro país, chavista o no, que pueda pensar en suplantar a Chávez por la vía normal y democrática, o por la vía de la violencia, a menos que cuente con la colaboración del pueblo: ¡no existe! El día en que aparezca uno que pudiera hacerle sombra, por muy insignificante que ésta sea, no duraría un round. Si usted ve en Venezuela a un líder que se le pare firme a Chávez y que aparente acorralarlo, péguele el cuño que eso es un montaje. No le dé más vuelta ni se deje engañar: ¡es un paquete chileno! En la Cuba castro-estalinista, el General Arnaldo Ochoa, alguna vez, pudo haber manoseado las esperanzas de suceder a Castro por la vía de la fuerza. El ex canciller Robertico Robaina, tal vez – después de fumarse una “lumpia” – pudo haber pensado que él era una estrella que podría brillar al lado de su máximo jefe. El primero terminó en el paredón de fusilamiento y el segundo, echando gasolina en una estación de servicio de La Habana, luego de haber sido el único canciller de peso y con carisma que tuvo la revolución cubana. Fue suplantado por “El Zocotroco”, un individuo que si se llegase a caer de frente, comería yerba. 68

Figuras importantes de la revolución cubana tuvieron un final muy infeliz y trágico, por pretender brillar un poquito al lado de Castro. En ese lote podemos incluir al más famoso de todos, Camilo Cienfuegos… pero hubo muchos más. El Che Guevara es uno que fue sentenciado por Castro, cuando pretendió pensar por su cuenta. Todos esos cuentos los han oído nuestros dirigentes venezolanos de la oposición. ¡Ni pendejos que ellos fueran! Promoví en Venezuela la opción de la sublevación cívica, activa, generalizada y sostenida, que – como veremos más tarde – pudo haberle hecho un gran daño a Chávez durante “La Guarimba” del año 2004 y terminé con las tablas sobre mi pobre cabeza. Mi única vivienda, La Finca Daktari, fue reducida a polvo y en ella, el 9 de mayo de 2004, se produjo “La Masacre de Daktari”, donde el régimen pasó por el machete a muchos seres humanos, que luego fueron enterrados en lo que era el jardín de mi casa. Los “coordinadores democráticos” se apresuraron a advertir que ellos no tenían nada que ver conmigo, lo cual era cierto y el régimen lo sabía perfectamente bien. Supongo que muchos dirigentes de la oposición, que saben que están engañando al pueblo, se han visto reflejados en mi espejo y en el espejo de muchos otros que pretendimos echar la pelea por la vía en la que había una opción, aunque sacrificada y peligrosa, como Roger Vivas… quien ya está en el exilio y muchos otros, entre los que incluyo a oficiales dignos que lo perdieron todo y hoy viven 69

pasando penurias en el destierro, como es el caso de mi gran amigo, el Coronel Jesús Farías, su hermano y su sobrino, entre muchos, muchos otros. Los ejecutivos y empleados dignos de PDVSA dieron un inmenso paso al frente por una vía distinta del conformismo. Se enfrentaron con valentía al régimen… y ahí los tenemos. Muchos han podido recuperarse, pero la inmensa mayoría no. Entre ellos hay cualquier cantidad viviendo en tierras extrañas. Ya nuestras cárceles albergan una población importante de presos políticos, muchos de los cuales se enfrentaron, valientemente, al régimen. El costo para ellos y para sus respectivas familias ha sido inmenso: ¡inimaginable! Cuando un político profesional se mira en todos esos espejos y se da cuenta plena de lo difícil y sacrificado que sería liderizar una opción frontal, lejos de la farsa de la vía electoral, lo piensa mil millones de veces. Prefiere compartir el poder – “agarrando maquesea fallo” –dirigiendo una alcaldía o una gobernación, con todos los contratiempos que eso implica, a embarcarse en una aventura que, de fracasar, lo convertiría en cadáver, presidiario o exiliado. Cualquiera de las tres cosas sería tremendamente dura e indeseable. Pudiera suponer que, tomando en cuenta la necesidad que tiene “El Socialismo del Siglo XXI” de contar con una oposición genuflexa, apátrida, traidora, cómplice y conchupante, la opción más segura que tienen estos individuos, es la de cumplir 70

con ese papel de dirigente opositor, pero para cumplir con él, necesitan – irremediablemente – del apoyo, por medio del más vil engaño, de sus seguidores, que en el caso de Venezuela conforman la gran mayoría de los venezolanos. Si estudiamos el proceso nicaragüense, nos daremos cuenta de que allá funciona ese sistema a “las mil maravillas”, luego de que el sandinismo asesinara a más de 600 verdaderos opositores, muchos de ellos, durante los tres gobiernos “democráticos”. Como se trata de un país mucho más pequeño que Venezuela, los líderes de esa oposición chimba son pocos: Arnoldo Alemán, Enrique Quiñonez, Violeta Barrios de Chamorro (fundadora de la oposición genuflexa), Antonio Lacayo, José Antonio Alvarado, José Rizo Castellón, Edmundo Jarquín, y Eduardo Montealegre, entre los más connotados chonchupantes. En Nicaragua no están cerradas las fronteras, como en Cuba… y existe la propiedad privada, como en Venezuela, pero hay más de un millón de nicas desplazados hacia Costa Rica y Honduras, viviendo en condiciones infrahumanas y el país desmoronándose en las manos del régimen, de los conchupantes políticos y de algunos vividores que nunca faltan. La única opción que teníamos, era la sublevación cívica, activa, generalizada y sostenida, donde el liderazgo lo hubiese asumido el colectivo, como en Fuenteovejuna. Esa opción fue traicionada por esos representantes traidores de la oposición, como veremos más adelante. Así como terminó Nicaragua, 71

podría terminar Venezuela: con Chávez en el poder absoluto y una oposición eterna genuflexa que le hará, para siempre, el juego… mientras el país se desintegra ante nuestros ojos. Esa, amigo lector, es mi apreciación subjetiva. Tal vez me equivoque, ojalá. Muchos, muchísimos… tal vez la mayoría de los eventos comentados en este libro, se enmarcan en el campo de la subjetividad y emanan de la apreciación particular de quien escribe. Esta narrativa está basada en mi experiencia particular y en mis apreciaciones muy personales. Puede que en muchos aspectos me equivoque, porque la subjetividad no es acreedora de la verdad absoluta, como sí lo es la objetividad. Todavía, al día siguiente del MEGA-DESASTRE producido por el HIPER-MEGA FRAUDE del 15F2009, los dirigentes de la oposición cantaban victoria, porque habíamos logrado superar la cifra de los 5 millones de electores en contra de Chávez, cuando ellos mismos saben – perfectamente bien – que esa cifra es piche comparada con la realidad, porque ellos monitorearon los llamados exit polls. Nos dicen que hay mucho futuro por delante. Que ahora es cuando… que hay que continuar la lucha (siempre por la vía electoral) y prepararnos para el 2012. Esa actitud de mega-burla, por parte de nuestros líderes, me recuerda el famoso chiste de Álvarez Guedes del cubano aquel que llega a un teatro y le ofrece a su dueño un programa con Frank Sinatra y Liza Minelli, por la módica suma de $ 10 la entrada; 72

una tercera parte para el dueño del teatro, una tercera parte para el cubano y la otra a repartir entre las dos grandes estrellas. El dueño del teatro se emocionó y contrató el concierto con el cubano. Por supuesto que el teatro, que quedaba en Hialeah (pegado a Miami), se atiborró de gente a más no poder. El concierto debía comenzar a las 9 de la noche, pero a las 10, nada que empezaba. Ni Sinatra ni la Minelli aparecían por todo aquello. La audiencia comenzó a incomodarse y a las 11 de la noche estaba lista para quemar el teatro. En eso el cubano llamó al dueño y le dijo la verdad: todo había sido una farsa, pero aceptó salir al escenario a hablar con el público. “Amigos y hermanos”, comenzó diciendo el cubano. “Aquí todos somos cubanos. Yo acabo de llegar a Miami en una balsa con mi mujer y cuatro hijos. Uno de ellos está en el hospital con graves quemaduras provocadas por el sol en la dura travesía en busca del oxigeno de la libertad. Otro de los niños está trastornado por su experiencia de balserito y, para rematar, mi mujer ha sido diagnosticada anoche con un cáncer fulminante. Hice todo esto para poder conseguir un poco de dinero con el cual palear mi triste situación… es verdad: no habrá concierto alguno, pero les ruego comprensión, porque todos somos cubanos y todo cubano en Miami conoce la tragedia del balsero.” En eso se levanta una viejita cubana que estaba en primera fila, se voltea hacia el público y grita: “!Démosle una mano a 73

nuestro hermano! ¡Viva Cuba Libre!” Santo remedio. El público, comprensivo, comenzó a levantarse para abandonar el teatro, pero cuando el cubano vio aquello, agarró – nuevamente – el micrófono y gritó: “¡Y no se olviden que mañana hay matinée!”

Capítulo 3

LA EXPERIENCIA DE NICARAGUA El gobierno de Estados Unidos, por medio de la Agencia Central de Inteligencia, CIA, organizó y financió a partir de la antigua Guardia Nacional (somocista) y con la ayuda de otros países como Argentina (en plena era militar), un ejército paramilitar con base en los países vecinos, Honduras y Costa Rica, que intervino en acciones de guerra contra el régimen sandinista con el objetivo de instaurar la democracia en Nicaragua. Estados Unidos financió a “La Contra” para combatir al Ejército Popular Sandinista (EPS), financiado por la URSS y Cuba, interesados en expandir el castroestalinismo a lo largo y ancho de la América hispana. El apoyo se incrementó con la administración del presidente Ronald Reagan durante la década de los 74

80. En 1989 estalló el escándalo Irán-Contra, donde los americanos de Reagan les vendían ilegalmente armas a los iraníes para combatir la guerra contra Irak, con el fin de conseguir fondos de financiamiento para “La Contra” en Nicaragua. Este escándalo puso en peligro, incluso, la presidencia de Reagan. “La Contra” estaba formada, ya al final, por muchos grupos armados. La única relación que unía a las diferentes organizaciones armadas que formaban “La Contra” era su oposición o supuesta oposición a los sandinistas. Los grupos más importantes eran los MILAS (Milicia Popular Anti-Sandinista, antes Anti-Somocistas) grupo maoísta y primer grupo en oponerse al gobierno sandinista. La Fuerza Democrática Nicaragüense (FDN), cuyo jefe era el antiguo Coronel Enrique Bermúdez Varela, “El Comandante 380”, asesinado por los sandinistas ya fuera del poder, en plena era democrática de Violeta Barrios, viuda de Chamorro y frente a las oficinas de los Ortega. El Comandante Bermúdez había regresado a la Nicaragua “democrática”, bajo el gobierno de la Violeta, quien le había colocado cuatro escoltas para su seguridad física mientras se encontraba en su país. Un día, el gobierno de la Chamorro le informó que no podían seguir manteniéndole la escolta, por motivos de “presupuesto”. Esa misma tarde, el “Comandante 380” fue brutalmente asesinado, precisamente, frente a las oficinas de los hermanos Ortega en Managua… como para que no quedara la más mínima duda de quién lo había asesinado y de quién era el poder absoluto en Nicaragua. 75

La Alianza Revolucionaria Democrática (ARDE), era otro de los grandes grupos armados que conformaban “La Contra”. ARDE estaba liderada por el ex sandinista Edén Pastora, “El Comandante Cero” y Alfonso Robelo, antiguo miembro de la Junta de Reconstrucción Nacional. Estaban también las Fuerzas Armadas Revolucionarias Nicaragüenses (FARN) de Fernando Chamorro, “El Negro”… además, KISAN, YATAMA y MIDURA, integrados por los indígenas caribeños, eternos enemigos de los sandinistas. La presión ejercida por todos estos grupos armados obligó a los sandinistas a aceptar acudir a unas elecciones en las que ganó Violeta Barrios, viuda de Chamorro, quien encabezaba la coalición UNO (Unión Nacional Opositora), apoyada por Estados Unidos y los países democráticos de América. Después de las elecciones, “La Contra” se disolvió y fue absorbida, con más o menos dificultades, por el tejido social nicaragüense. El acuerdo con Estados Unidos fue que en el momento en que se dilucidara el panorama político, a través de unas elecciones debidamente supervisadas, el parapeto paramilitar sería desmantelado de inmediato y así sucedió, dejando las fuerzas armadas bajo el absoluto control sandinista, lo que más tarde demostró ser el gran error que cometieron las fuerzas democráticas en ese sufrido país.

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Ya “La Contra” desde la guerra, había sido penetrada por el sandinismo. Las instituciones políticas se habían convertido en la maquinaria sandinista y el control militar y policial estaba en manos de los Ortega. No había para dónde agarrar. Era el exilio o el cementerio. El sandinismo comenzó a asesinar a todos sus enemigos, comenzando por el “Comandante 380” Enrique Bermúdez Varela… y siguiendo con más varios centenares de enemigos. Al final, quienes tenían intenciones de seguir viviendo y produciendo en Nicaragua, tenían que plegarse, de una u otra forma, a la dictadura bajo sombra del sandinismo, incluyendo a lo que quedó de la familia Somoza, que al final terminó en cierta y temporal conchupancia con el régimen. Todos los demás gobiernos a partir de la Chamorro (1990 -1997), el de Arnoldo Alemán (1997-2002) y el de Enrique Bolaños (2002-2007) estuvieron bajo la tutela del sandinismo. Quien se resbalara perdía. El sandinismo tenía sus cuadros en todas las instituciones del poder político y jurídico, además de controlar al ejército... el cual jamás fue desmantelado. Se sabía que la Violeta no gobernaba el país. Era su yerno, Antonio Lacayo, el “El Hombre Fuerte de Centroamérica” como le llamaban, quien fungía de Ministro de la Presidencia, pero al servicio de los hermanos Ortega y del FSLN. Este súper ministro llegó a decir que el gobierno que representaba (el de la Violeta Chamorro) era la continuación de la revolución sandinista. La Violeta terminó convirtiéndose en una especie de “Reina Embajadora”, para asuntos protocolares internacionales. 77

El gobierno de Bolaños llegó a ser tan pro-sandinista, que el Secretario de Estado—de Estados Unidos— Collin Powell, le llegó a halar las orejas, ordenándole que mantuviera su distancia con el Frente Sandinista de Liberación Nacional. Los “contras” habían ganado la guerra, pero habían perdido a Nicaragua. Un proceso muy similar se produjo en Angola, con sus propias características, claro está. Lo importante de la experiencia nica, en función del proceso histórico venezolano, es que muchos líderes de la oposición en Venezuela, para apoyar y justificar la vía electoral en nuestro país, alegaban que a los dictadores se les podía sacar del poder como sucedió en Nicaragua y en Chile. Además de servir como espejo, no solamente en cuanto a lo que a la “oposición conchupante” se refiere, sino a cómo se adueñan estos castro-estalinistas de un país, para no soltarlo jamás… aún tras elecciones transparentes. No podríamos dejar fuera, para evaluar ambos procesos (el de Venezuela y el de Nicaragua, porque el chileno tiene otras variables muy diferentes) el factor paramilitar: ¡miles de hombres armados bajo un mismo objetivo! La guerra fratricida nicaragüense afectó los intereses políticos, sociales y comerciales de toda una región. Los llamados “contras” estaban abiertamente apoyados por una potencia mundial de primer orden, sobre todo, en nuestro continente. La mejor manera de acabar con aquella guerra, que se extendió durante una década y produjo varias decenas de 78

miles de muertos y lisiados, era a través de unas elecciones. La jugada de los sandinistas fue perfecta. Según ellos, habían quedado tablas en el plano militar. Lo mejor que podía pasarle al Clan Ortega era perder las elecciones, como en efecto sucedió, pero dejar intactas sus fuerzas militares… como terminó sucediendo. Cuadrar a los nuevos gobernantes sería soplar y hacer botella, como en efecto sucedió. De haber ganado los sandinistas aquellos comicios, hubieran hecho trampa para declararse derrotados y derrotar así el factor de la guerra; total, a fin de cuentas se quedaron – tras bambalinas – en el poder y con todo lo que les habían quitado a los oligarcas nicas (los llamados “confiscados”), durante la era abiertamente sandinista, confiscaciones que están reapareciendo hoy, en esta nueva etapa abierta del sandinismo de los hermanos Ortega. El yerno de Violeta Chamorro, Antonio Lacayo, era – como ya dijimos – quien de hecho “gobernaba” Nicaragua. Más adelante demostró ser una pieza importante del sandinismo y hoy se desempeña como el asesor financiero del régimen, plenamente identificado con él. Por cierto que poco antes de morir la madre de Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, el esposo de la Violeta, aseguró que a su hijo no lo habían matado los somocistas, acusando – tácitamente – a los sandinistas, quienes aprovecharon la muerte del dueño del periódico “La Prensa”, para fomentar disturbios callejeros que hicieron posible la estocada final al dictador Somoza.

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De Arnoldo Alemán ni hablemos. Un perfecto desconocido a quien lo hicieron los propios sandinistas, como el régimen de Venezuela se ha dado a la tarea de construir la imagen de Manuel Rosales… a punta de quemarle la alcaldía, de hacerle atentados quirúrgicos, en donde salió muerto uno de sus guardaespaldas y de montarlo en la alcaldía de Managua. Con Rosales se empleó otra estrategia. Primero fue asignado (sabrá Dios cómo y por quiénes) como el candidato único de la unidad, con el compromiso de aceptar la derrota antes de que cantara el primer gallo de la madrugada y se terminaran de contar los votos. ¿A quién se le puede ocurrir que Chávez quiera sacarlo del medio, si ha sido uno de sus más grandes colaboradores desde SU oposición? Para sacar del medio político (y de la calle), tanto a Alemán en Nicaragua, como a Rosales en Venezuela, solamente hay que acusarlos (de verdad-verdad) de corrupción y llevarlos a prisión, luego: inhabilitarlos políticamente. Se dice que Alemán fue encarcelado por corrupción. Hoy sabemos que eso fue todo un show mediático montado por el sandinismo. No hace mucho, en un intento por parte de los Ortega de levantar las acciones a Alemán, fue – nuevamente – acusado, pero su causa fue cerrada antes de que se disolviera el humo del escándalo. Al mismo tiempo, la Asamblea Nacional de Venezuela montó el mismo paripé con Manuel Rosales… y hasta ahora no ha pasado nada. Durante los gobiernos democráticos de la Chamorro, de Alemán y de Bolaños, no fue llevado ante los 80

tribunales un solo caso criminal de los tantos que cometieron los sandinistas cuando estaban abiertamente en el poder. Peor aún: ninguno de los cientos de asesinatos políticos ocurridos durante los gobiernos democráticos terminó en los tribunales. Hubo un caso patético en 1991 (durante el gobierno de la Violeta), el del Coronel (de la Seguridad del Estado, durante la primera década abiertamente sandinista) Frank “Trompudo” Ibarra, quien luego de asesinar a uno de los grandes líderes civiles de la oposición, el Dr. Argel Sequeira, dio una rueda de prensa aceptando que lo había ajusticiado y, lo que es más, donde anunció el futuro ajusticiamiento de Arnoldo Alemán, amenaza que era parte del libreto, pues jamás se llevaría a cabo. Días antes del referéndum de la enmienda del 15 de febrero de 2009 en Venezuela, el auto-proclamado jefe del grupo paramilitar venezolano, “La Piedrita” – un tal Valentín David Santana Torres – aceptó la responsabilidad por los atentados con bombas lacrimógenas y tiros en Globovisión, la Nunciatura Apostólica, el Ateneo de Caracas, el Nuevo País, el partido Copei y los hogares del Dr. Marcel Granier (alto directivo de RCTV) y de la Lic. Marta Colomina, periodista de connotada trayectoria en las filas de la oposición. En la misma entrevista periodística, aseguró que Granier sería ajusticiado por ser considerado un objetivo militar. Cualquier similitud con los eventos protagonizados por el Coronel Ibarra en la Nicaragua de los años 91 (durante el comienzo de la era democrática de Violeta Barrios, viuda de Chamorro) y éstos en donde se auto-involucra el Comandante Santana, es – por supuesto – pura 81

coincidencia. Tal vez lo que funcionó bien en la Nicaragua de los Ortega, se aplicó, se está aplicando y se aplicará en la Venezuela de Chávez. El común denominador de ambos casos arriba narrados, ha sido la más absoluta impunidad. El escándalo provocado por Santana Torres, sin embargo, sirvió para guaralear, marear y entretener más a los venezolanos, días antes de llevarlos – nuevamente – al matadero electoral. De regreso a Nicaragua, se puede decir que ya los nicas aceptan la versión en la cual se asegura que Alemán jamás pagó un solo día de cárcel y que lejos de haber sido un dirigente clave y de importancia de la oposición, había sido – SIEMPRE – un perfecto conchupante que fungió, es su momento, de “gallo tapado”, como Francisco Arias Cárdenas y Manuel Rosales, entre muchísimos otros en Venezuela. Para las elecciones regionales del año 2008 su figura política estaba totalmente desprestigiada en el grueso de la población, razón por la cual los Ortega comenzaron a construir la imagen de un nuevo opositor: Eduardo Montealegre. Enrique Quiñones, quien había sido un fuerte aliado de Arnoldo Alemán y quien se cansó de acusar a Montealegre de traidor y corrupto, terminó como candidato a la vice-alcaldía de Managua, un año después, en la fórmula de Eduardo Montelegre y re direccionando sus baterías en contra de Alemán, a quien hoy acusa de “dialoguero” y “pactista”, además de corrupto y traidor.

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Conocí al Comandante Marlon Gutiérrez en la ciudad de Miami, meses antes de que Rosales se lanzara al ruedo como candidato presidencial – único – en las pasadas elecciones presidenciales, donde perdió por una ñinguita. Venezuela estaba entretenida con el cuento chino de las primarias. Todo el mundo analizando las encuestas para determinar quién sería el “Cid Campeador” que la oposición le lanzaría a Chávez. Un día me comentó el Comandante Gutiérrez, quien había heredado el liderazgo político de los “Contras” tras el asesinato del Comandante Enrique Bermúdez frente a las oficinas de los Ortega en Managua, que Chávez no perdería las elecciones porque había hecho lo que Daniel Ortega hizo en Nicaragua: buscarse un gallo tapado para que fuera su contrincante; una estrategia que había repetido, hasta el cansancio, Joaquín Balaguer en la República Dominicana, treta que lo ayudó a mantenerse en el poder, interrumpidamente, durante más de 20 años. Algo viejo en Chávez, quien en sus anteriores elecciones había hecho lo mismo – ahora ya no tenemos duda alguna – con su compadre, el Comandante Francisco Arias Cárdenas. En aquella oportunidad, Gutiérrez me mencionó el nombre de Manuel Rosales y eso no me cuadró para nada. Todavía estábamos en Venezuela con el teque-teque de las primarias. Los nombres que más sonaban eran los de Julio Borges, Teodoro Petkoff y otros payasos conchupantes por ahí. Para mí Rosales era aquel politicucho oportunista que aceptó el triunfo, en buena lid, de Chávez en el 83

Referéndum Revocatorio, cuando todo manejaba la versión del mega fraude. Rosales? ¡No lo creo!

el país ¿Manuel

Cuál sería mi sorpresa cuando un día viendo Globovisión desde mi televisor en Miami, me topo con Julio Borges en la pantalla, anunciándole a toda Venezuela que ya se había llegado a un candidato de consenso: Manuel Rosales, gobernador del estado Zulia. Nadie en Venezuela, ningún periodista de la supuesta oposición, se preguntó de dónde salió ese consenso. Ahí mismito comencé a denunciar la trampa en todas las formas y maneras posibles. En la estación radial de La Poderosa había un programa diario dedicado a la problemática venezolana, dirigido por un tal Guanipa y por el teniente que fue acusado de poner los triqui-traquis frente a la embajada de España y del consulado de Colombia. Ahí comenzaron a atacarme acusándome de disociado, extremista, radical, mentiroso y paremos de contar. Entonces contaba con un solo aliado, mi compañero de infortunio en Miami: el ex diputado a la Asamblea del estado Mérida, Roger Vivas… unos de los pocos asilados políticos, de verdad-verdad, que se podían contar en la gran urbe del Sur de la Florida. Le había escrito y publicado una carta abierta al candidato de la avalancha, Manuel Rosales, en la cual – ÚNICAMENTE – le pedía que reclamara ante el C.N.E. y para sus millones y millones de seguidores, las mínimas condiciones para poder acudir, en buena lid, a las elecciones presidenciales donde él 84

sería el candidato único representando a la oposición. Las utópicas peticiones se las formulé a sabiendas de que jamás me haría caso, porque sabía que ya todo se había cuadrado y la traición estaba montada. Sin embargo, esa carta me costó hasta las buenas relaciones con algunos miembros de mi propia familia, sin mencionar las de una avalancha de amigos y de seguidores cibernautas. En un programa radial en La Poderosa, “Lo Que Otros No Dicen”, dirigido por la hoy-desaparecida Raquel Regalado – periodista ícono de la oposición cubana en Miami – y ante su segundo moderador, el periodista venezolano (y propietario del periódico “Venezuela Al Día”), Manuel Corao, denuncié en el aire, CATORCE DÍAS ANTES DE LAS ELECCIONES PRESIDENCIALES VENEZOLANAS – lo que Rosales estaba a punto de hacer. El programa fue grabado en video y publicado en la Internet bajo la siguiente dirección: http://www.mrr.name/VIDEO70.htm Ver también este otro:

http://www.mrr.name/VIDEO11.htm En ese programa, y apoyando nuestra tesis con respecto a la vía electoral y a la futura traición de Rosales, nos acompañó Roger Vivas, hoy en día imagen de esa planta radial miamense. Una semana antes de las elecciones presidenciales venezolanas, fueron las elecciones presidenciales en Nicaragua. Ortega ya se había fortalecido gracias a 85

la conchupancia de su otrora hiper-enemigo: Arnoldo Alemán. Antes de que se terminaran de contabilizar más del 15% (algunos hablan del 20%) de los votos, Eduardo Montealegre, el candidato con mayor opción de triunfo, aceptó su derrota, tal y como el Comandante Gutiérrez me lo había anunciado meses antes… y no sólo eso: esa misma noche se fue a levantarle la mano a Daniel Ortega y a celebrar el triunfo de los sandinistas en el comando de campaña enemigo. Se cumplían en Nicaragua los pronósticos del Comandante Marlon Gutiérrez. A la siguiente semana le tocó el turno al bate al opositor Manuel Rosales, quien hizo lo mismo que había hecho en Nicaragua su homólogo Montealegre, tal y como lo había anunciado el Comandante Gutiérrez meses antes y como me había cansado de anunciarlo por todos los medios posibles. Al otro día de este nuevo mega-fraude con la participación necesaria y traidora de Rosales, aquellos locutores de La Poderosa que me habían insultado, renunciaron y aceptaron que hubo jujú. Llamaron traidor a Rosales, como hicieron unos cuantos que en Miami se dieron a la tarea de acusarme de rabioso radical, difamador, distorsionador y hasta de infiltrado del régimen de Castro en Miami. No hace mucho, Rosales fue acusado de corrupción por uno que otro miembro de la Asamblea Nacional, una acusación que no dudamos esté sustentada, pero que jamás llegará al fondo del asunto, porque al régimen le interesa mantener vigente esa pieza tapada quinta-columnista. Si lo condenasen y lo llegasen a encarcelar, mantendría mi misma 86

apreciación con respecto a él. Puede que lo metan preso, que le manden a quemar su alcaldía y que le hagan un atentado, donde muera uno que otro de sus guardaespaldas… como en su momento hicieron los sandinistas con Arnoldo Alemán, para incrementar la figura de este traidor nica como máximo dirigente de la “oposición”. Eso no modificaría mi percepción sobre ese personaje funesto que tanto daño le ha hecho ya a Venezuela y a las futuras generaciones de venezolanos, mis hijos y mis nietos, incluidos. Rosales pudo haber hecho la debida presión, utilizando esa gran avalancha humana que lo respaldaba como candidato presidencial, para obtener las condiciones mínimas para unas elecciones transparentes… así hubiéramos salido de dudas. Sin embargo, según él HUBO FRAUDE por medio de la manipulación de los votos, porque según él, el margen por el cual perdió no fue el mismo que acusó en sus cómputos el C.N.E. Es decir, SÍ HUBO TRAMPA. Jamás saldremos de dudas, porque a confesión de parte (aceptación de la “derrota”), relevo de pruebas. Así sucedió en la Venezuela de Chávez y así sucedió en la Nicaragua de Daniel Ortega… pero tales similitudes, solamente, se la podemos achacar a la coincidencia: seamos “objetivos”. No podemos olvidar que el lema de Rosales era: “Gano y cobro”. En aquella oportunidad se llamó al pueblo a defender el voto. De ahí en adelante se puso de moda esa herramienta: la de la defensa del voto. Jamás algún dirigente de la oposición dijo 87

cómo era que íbamos a defender ese voto… sobre todo, cuando más de 100 mil hombres en armas custodiaban cada rincón del país, con el llamado “Plan República”, sin contar a los grupos paramilitares, como La Piedrita, Los Tupamaros, los facinerosos de la Lina Ron, etc. ¿Cómo? En aquella oportunidad, uno de los jefes de campaña de Rosales me dijo que no había músculos para poder exigir las condiciones previas, razón por la cual me pedía que no insistiera con mi campaña de presión para que Manuel Rosales exigiera unas condiciones que, al menos, nos hubiera dado algún chance de equilibrarnos electoralmente. Si no había músculos para exigir condiciones previas, ¿habría músculos para cobrar ante un proceso fraudulento? Por supuesto que no los habría, sin embargo, no hubo necesidad de músculo alguno, ya que nos mataron la cobranza en las manos, al aceptar la derrota antes de que nos cantara el primer gallo pataruco de la madrugada. Mucho se ha dicho que en el referéndum del 2 de diciembre de 2007, Chávez fue presionado por una “fuerza” – la cual, hasta ahora, sigue siendo misteriosamente abstracta, para que aceptara su derrota. Sin embargo, esa misma fuerza que obligó a Chávez a aceptar aquella derrota, no fue capaz de hacerse presente para evitar que volviera a llevar a las urnas la misma cantaleta, esta vez bajo el disfraz de una enmienda… mucho menos fue capaz de evitar todas las irregularidades que se presentaron antes de llevar a cabo los comicios del 15F2009. 88

A pesar de todas las evidencias de fraude que se demostraron después, esa “fuerza” brilló por su ausencia. Ni los estudiantes, ni las fuerzas armadas, ni “Fuerza Divina” alguna, se hizo presente para reclamar la trampa. ¡Todo fue una farsa! Me cansé de publicarlo: después del referéndum (del 15F2009), “nuestros” líderes patalearán un poquito, porque hay que hacer algo “para engañar al público”… y luego nos volverán a montar en el carrusel electoral, bajo similares o peores condiciones de las que existieron en ese pasado proceso electoral. Exactamente lo que sucedió – y pronosticamos – en las elecciones municipales de Nicaragua, donde brotaron salteadas protestas que se diluyeron en medio de un “análisis profundo” por parte de los opositores conchupantes, quienes hoy ya se están preparando para la próxima mega-burla. Así como Chávez ya había empleado a su gallo tapado para sus segundas elecciones presidenciales – a Francisco Arias Cárdenas – los hermanos Ortega hicieron lo mismo durante la guerra civil donde participaron los llamados “contras”, en la figura de Edén Pastora, el famoso “Comandante Cero”, quien – ahora lo sabemos – le abrió un frente de guerra a los sandinistas para así minimizar los daños bélicos verdaderos y darle volumen a las fuerzas opositoras. El pasado año, Daniel Ortega tuvo el descaro de CONDECORAR al “Comandante Cero” y éste último, de aceptar la condecoración, evidenciando – una vez más – que no son todos los que están ni están todos los que son… y que ambos, Ortega y Pastora, son y han sido siempre: caimanes del mismo pozo. 89

El aguante del pueblo nica, sin embargo, es digno de un profundo estudio social y político. Con la ayuda de esa oposición genuflexa y conchupante de Nicaragua, acudieron – recientemente - a las urnas para hacer el papel de imbéciles útiles, pero el fraude fue más que descarado y los sandinistas no dejaron ni un huequito para la oposición. El tiempo de la conchupancia se está agotando para los conchupantes nicas. De aquí en adelante pudiera ser sandinismo puro y al que no le guste que se vaya del país. En consecuencia, más de un millón de nicaragüenses ya ha cruzado la frontera con Costa Rica, donde viven hacinados y tratados como lumpen. A esto hay que agregarle que más de la mitad de los ciudadanos nicaragüenses no tienen papeles de identificación ni partidas de nacimiento: son ilegales dentro de su propio país, una irregularidad reconocida por la UNICEF. En Nicaragua votan nicaragüenses con pinta de árabes, que no hablan español… ciudadanos nicas con fuerte acento colombiano o cubano, pero la mitad de su población no tiene derecho al voto, porque no puede identificarse. Es evidente que ante regímenes así, no hay otra opción que la sublevación cívica, activa, generalizada y sostenida. Para el referéndum nuevo, del 15F2009, que Chávez se inventó, donde “ganó” con más de un millón de votos, más de 80mil ciudadanos venezolanos, nuevos votantes, fueron sacados del juego electoral. Una cuenta que no le interesaba al régimen variar, porque el caudal de 90

votos a favor ya había sido legalizado, legitimado y aprobado por propios y extraños entre el referéndum del 2 de diciembre de 2007, cuya derrota aceptó y las pasadas elecciones regionales, donde la oposición se adjudicó unas cuantas gobernaciones y alcaldías… pero que le sirvieron al régimen para consolidar y legitimar ese caudal de votos con el cual ahora ganó el último de los referendos: el más importante de nuestra historia como república. Un evento comicial que debimos haber evitado a toda costa, para lo cual teníamos cualquier cantidad de elementos justificativos, en lugar de acudir a él a sabiendas de que terminaría constituyéndose en el fraude más descarado que se ha montado en la Venezuela contemporánea. La manipulación del padrón electoral en ambos regímenes, el nica y el bolivariano, obedece al libreto emanado de un mismo manual, el “Manual del Castro-Estalinismo Moderno”. Este descaro, entre muchos otros, aumenta en la población electoral de la oposición un desinterés por participar en los comicios, aumentando el índice de abstención, el cual, unido a la participación de los candidatos de la oposición, favorece grandemente a ambos regímenes. Si bien la abstención es un factor que perjudica, supuestamente, a la oposición, no debemos pasar por alto que la misma es producida – en gran parte – por la falta de confianza en el proceso electoral mismo y en la dirigencia opositora. De esta manipulación de los sentimientos de los votantes hablaremos más profundamente en el transcurso de este libro. 91

Lo que sí ha quedado más que claro es que a ninguno de estos regímenes les importa un grano de maíz lo que se diga, o se haga, allá afuera, en eso que mientan comunidad internacional. No les importan las condenas ni las sanciones de los organismos internacionales, como la O.E.A., la O.N.U., o El Santo Sepulcro de los Sapos Muertos. Pensar que esos organismos van a mover un dedo para ayudarnos a sacar de nuestras naciones a sátrapas de esta calaña es, sencillamente, absurdo… a menos, claro, que vean una opción real de cambio o sus intereses se vean afectados por el embasuramiento del país oprimido o la región geográfica donde éste se encuentre, como fue el caso de Nicaragua, que tanto se ha mencionado en Venezuela.

Capítulo 4

LA EXPERIENCIA DE CHILE 92

Como ya he dicho en el capítulo anterior, algunos líderes opositores que en Venezuela han promovido la vía electoral, pusieron como ejemplo el caso chileno, donde a punta de un plebiscito, el general Augusto Pinochet fue sacado del poder en Chile. El prestigioso diario El Universal, de Venezuela, recordó en la primera plana del 13 de febrero de 2009 (dos días antes del referéndum del 15F2009), cómo salieron del poder, a punta de elecciones, dictadores como el general Augusto Pinochet, Alberto Fujimori y otros. Son muchas las diferencias que existen entre lo que fue el proceso chileno, con Pinochet y lo que ha sido el proceso venezolano con Chávez. Augusto José Pinochet Ugarte llegó al poder en Chile en septiembre de 1973. Encontró un país totalmente destruido y dividido por el gobierno de Salvador Alllende y su intento por poner a navegar a Chile en el mismo “mar de felicidad” por el cual venía navegando, desastrosamente, la isla de Cuba, con los hermanos Castro al timón. Augusto Pinochet enderezó la economía chilena para muchos, a un precio sumamente alto – sentando las bases económicas que han colocado hoy a Chile como el país número uno de la América hispanoparlante, a través de lo que se conoció como “el milagro económico chileno”, poniendo su confianza en los llamados “Chicago’s boys”, economistas neoliberales egresados de la Universidad de Chicago, fuertemente influenciados 93

por las políticas monetarias de Milton Friedman, lo que hizo – entre otras cosas – que se controlara y se eliminara la hiperinflación. Redujo el gasto público en un 20%, despidió al 30% de los empleados públicos (la mayoría de los cuales cobraba sin trabajar, mediante cambures o botellas), aumentó el IVA, privatizó la mayor parte de las empresas estadales, liquidó los sistemas de ahorro y de préstamos para obtener vivienda, un foco impresionante de corrupción y, entre muchas otras cosas, privatizó el Seguro Social. Fueron todas medidas impopulares que pudieron llevarse a cabo gracias, tal vez, a la imposición de su sistema dictatorial, pero a la larga, junto a muchísimas otras medidas necesarias, la economía chilena floreció. Pinochet reconstruyó a Chile, Daniel Ortega terminó de destruir a Nicaragua. Cuando en 1988, luego de 15 años en el poder, aceptó - por las razones que fuesen - a pasar por la prueba de un plebiscito en el cual el pueblo chileno decidiría o no si debía seguir gobernando ocho años más. Pinochet tenía entonces casi la mitad de la aceptación de su pueblo. Perdió, de verdad-verdad, por una nariz, con un reconocido 47% de los votos. Es posible que se haya sentido seguro de ganar y ese factor, tal vez, pudo haberlo “democratizado” un tanto, sin insistir superlativamente en trampear los comicios, algo que intentó hacer por la vía del ventajismo, el control de instituciones, de las Fuerzas Armadas, etc. Sin embargo, las condiciones en torno a aquellos comicios distan muchísimo de ser las mismas que han imperado en la Venezuela de Chávez. Allá 94

existían unas fuerzas armadas que demostraron estar, al final de cuentas, al lado de la voluntad del pueblo. Existía un Tribunal Constitucional que no se doblegó ante las presiones del régimen dictatorial, como sí fue y es el caso de nuestro Tribunal Supremo de Justicia, donde fueron duplicados los magistrados para que Chávez pudiera controlar la mayoría absoluta… y lo que es más importante: los miembros de la oposición chilena – UNIDOS TODOS – pusieron rodilla en tierra para que se dieran las condiciones constitucionales que garantizaran unos comicios pulcros y transparentes, como en efecto sucedió. Es cierto que hubo mucho pugilato e intento de arrimar la sardina del lado de Pinochet, al menos eso es lo que se dice y se acepta como verídico. El mismo Tribunal Constitucional, afecto al dictador en su mayoría, pudo haberse inclinado a favor del “viejo general”, pero por presiones cívicas o por entender, a fin de cuentas, que se estaba jugando el futuro y la paz del país, sentenció a favor de las condiciones transparentes, lo que en su momento se entendió como la primera derrota sufrida por Pinochet en ese proceso comicial que resultó ser pulcro y probo. Tal vez si Pinochet no hubiera tenido ese inmenso caudal de electores a su favor (caudal que por más que lo digan las “encuestas” en Venezuela, no tiene Chávez en nuestro país), le hubiera dado el palo a la lámpara y hubiera mandado a todos los juristas y opositores a freír monos al valle. Pero fueron muchos los factores que lo indujeron a jugar limpio. Se establecieron normas claras que ambas partes 95

respetaron, incluyendo la suerte del dictador, en caso de que perdiera la consulta nacional. Es cierto que no fue fácil para la oposición chilena, pero había un pueblo decidido a hacer sentir su voluntad y un liderazgo opositor claro, valiente y confiable. En Venezuela no pareció haber habido jamás la voluntad de pelear las condiciones para acudir a elecciones que garantizasen la pulcritud de las mismas… ni sus líderes estaban dispuestos a enfrentársele al régimen para que diera su brazo a torcer. Muchos dicen que no había fuerza suficiente como para latirle en la cueva al tigre. “Presiona el que puede, no el que quiere…”. En oportunidades como luego del Referéndum Revocatorio, luego de la traición de Rosales o luego del pasado referéndum del 15 de febrero de 2009, esos líderes pudieron haber sublevado al pueblo, pero en vez de hacerlo, decidieron cantar derrota, matándonos en las manos la herramienta justa y constitucional de levantarnos en contra del régimen opresor, usurpador y tramposo a más no poder. Alegaron que con cada elección en las cuales participábamos, íbamos aprendiendo a organizarnos mejor, aunque se olvidaban que también el régimen aprendía para ir perfeccionando la trampa. Que la oposición había superado los 5 millones de votos, y eso era un buen índice… que esto y que aquello. Por el engaño nos han venido sometiendo más que por la fuerza… por el engaño de “nuestros” dirigentes “opositores” y por la intimidación del régimen. 96

Tanto las fuerzas armadas venezolanas, o lo que quedó de ellas, como el máximo tribunal del país, el homólogo de lo que en Chile se conoce como Tribunal Constitucional, para los efectos de aquel plebiscito, han demostrado estar, abiertamente, a favor de los intereses de Hugo Chávez y no a favor de los intereses de todo un pueblo, en busca de “la paz y de la armonía”. Nunca hubo voluntad política por parte de la oposición venezolana para pelear por esas necesarias condiciones, así que nunca estuvimos en una situación similar a la chilena como para comparar el proceso comicial del país hermano austral, en donde se le puso un parado al dictador Pinochet, con los múltiples procesos electorales de la primera etapa de la era de Chávez, la que culminó con el Hiper-Mega Fraude del referéndum del 15 de febrero de 2009. No obstante el poder que ha amasado el régimen bolivariano de Venezuela, si los líderes de la oposición hubieran tenido el guáramo requerido y el liderazgo adecuado para convocar al pueblo a que juntos se pusieran los pantalones, o el jacket, como se comenzó a decir en Cuba a raíz del golpe de estado de Fulgencio Batista, el 10 de marzo de 1952, otro gallo muy diferente le hubiera cantado a Venezuela. Desgraciadamente los venezolanos no emularon ni a los “contras” nicas ni a los chilenos opositores a Pinochet, en consecuencia, hemos ido a elecciones 97

bufas a sabiendas de que campeaban los elementos para escoger cuál trampa era la idónea para que el régimen se saliera con la suya. A raíz del referéndum del 15F2009, ha surgido cualquier cantidad de métodos empleados para concluir un fraude que había comenzado mucho antes de llevarse a cabo las votaciones. Uno de ellos, por mencionar el más “insignificante”, el de la supuesta tinta indeleble, se produjo porque “nuestros” líderes le dieron su aprobación “técnica” al material que se emplea para evitar que un mismo elector pueda votar varias veces… lo que evidentemente sucedió. De hecho, a los días del fulano referéndum (del 15F2009), el rector Vicente Díaz (quien supuestamente es el único “imparcial” dentro de la directiva del C.N.E.) declaró haberle advertido a los representantes de la opción del “NO”, que la tinta no era confiable, sin embargo, ninguno de ellos tomó previsiones ni armó alboroto alguno. Lo más triste del caso, para ofensa del gentilicio venezolano, es que esos mismos “líderes” de la “oposición”, quienes después – inmediatamente después del referéndum del 15F2009 – relataron el sinfín de irregulares previas y durante el “proceso”, terminaron aceptando que “nos derrotaron”… pero que hay que prepararse mejor para el futuro. ¿Cuál futuro? Como hemos venido diciendo, el cuento ese en torno a que el 2 de diciembre de 2007, Chávez fue obligado a aceptar su derrota, hoy no se lo cree – de corazón – ningún opositor venezolano con dos dedos de frente y cuatro neuronas al servicio de su inteligencia y de ser así, no podría ninguno de ellos 98

justificar el hecho de no haberse presionado al régimen para acudir al REFERENDO DE REFERENDOS, del pasado 15 de febrero de 2009, sin haber antes tomado las previsiones para evitar cualquier tipo de trampa empleada por el régimen para eternizar a Chávez en el poder. Repetimos que aquel mismo factor de presión que logró la aceptación por parte de Chávez de su derrota del 2 de diciembre de 2007, debió haber estado presente en los pasados comicios de febrero de 2009, para evitar la gran desgracia que a partir de entonces comenzaría a sufrir Venezuela, en todos los ámbitos de su existencia y a TODOS los niveles de la sociedad, en especial, el nivel que le pertenece a los menos favorecios. Ese factor de presión se debió haber hecho presente ANTES de llevar al pueblo a las urnas, para que se conformara un C.N.E. con mayores garantías y se discutieran los términos del referéndum, si es que en verdad no había forma humana ni sobrehumana de EVITAR que tal garabato se llevase a cabo. Pero no se hizo y así, entre otras cosas, se perdió Venezuela. Pero, por encima de todo, ese imaginario factor de presión se debió haber hecho presente – repito – para haberle dicho a Chávez que el NO del 2D2007, cuya derrota él aceptó, significo NO y que, NO es NO y, por lo tanto, NO procedía una nueva consulta para seguir lloviendo sobre lo mojado. Justificaciones sobraban para evitar el escenario de tragedia que generó el “NO ES NO, PERO SEGUIMOS JUGANDO”. Al final resultó que el NO, no era NO y 99

quien tenía la última palabra de lo que debíamos entender por NO y de lo que debíamos entender por SÍ, era el tirano… y no el pueblo en las urnas. “NO ES NO”, pero no… seguiríamos – y seguimos – en la misma macoyita… en la misma “chochada”, como dirían los nicas. ¿Qué hubiera sucedido si Chávez hubiera ganado el referéndum del 2D2007 y a la oposición se le hubiera ocurrido recoger firmas para ir a unos nuevos comicios para decidir, o no, la misma miasma? He ahí la pregunta. Nada más por joder, ahora la oposición debería comenzar a recoger firmas para ir a un TERCER referéndum para re-enmendar lo que Chávez enmendó el 15F2009. Perderíamos igual, pero nos convertiríamos en caricaturistas. Y luego de perder el TERCER referéndum, iríamos a un CUARTO y a un QUINTO… y a todos los necesarios para dejar claro el mensaje. La pregunta podría ser: “¿Está usted de acuerdo – venezolanOs y venezolanAs - con la re-elección indefinida?” Estoy seguro que recogeríamos MUCHO MÁS de cinco millones de firmas… y ya eso sería un gran triunfo, pues les demostraríamos a “nuestros” líderes que Chávez NO GANÓ el referéndum del 15F2009... y que somos MUCHO MÁS de esos cinco millones que dice el régimen que somos.

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Capítulo 5

LA EXPERIENCIA PERUANA Otro escenario que mucho se ha mencionado, para justificar la vía electoral dentro de una dictadura, es 101

el caso de Alberto Fujimori en el Perú… un caso muy similar al de Ferdinand Marcos en Filipinas. En ambos casos el pueblo esperaba un descarado fraude electoral. En Perú, Fujimori alegó que había logrado la mayoría de los votos, pero no los suficientes como para no tener que ir a una segunda vuelta. Alejandro Toledo no le hizo el juego y, sin renunciar a su condición de candidato a la presidencia, no se prestó para legitimar la trampa en la segunda vuelta y llamó a sus seguidores a votar nulo. En consecuencia, el caudal de votos de la oposición no llegó ni al 15%, pero se dejó claro con quién estaban los electores. Al igual que en Venezuela, las elecciones se celebraron en medio de muchísimas irregularidades, incluyendo la obstinada decisión de Fujimori de no renunciar a la presidencia de la república antes de lanzarse como candidato a la reelección, algo que violaba las leyes peruanas. Pero el pueblo opositor y su líder, Toledo, lo esperó en la bajadita. Las elecciones sirvieron para que el esperado fraude fungiera de espoleta para una explosión social sostenida, la cual se manifestó en las calles de las principales ciudades del país, en especial en Lima, por supuesto. El día en que Fujimori iba a juramentarse como nuevo presidente del Perú, el pueblo tomó las calles en sublevación… y el resto es historia. Si Alejandro Toledo hubiera hecho lo que hizo Enrique Mendoza en la madrugada del Referéndum Revocatorio, en 102

agosto de 2004, todavía Fujimori estaría gobernando en el Perú. Lo mismo sucedió en Filipinas cuando Marcos, apoyado por el Departamento de Estado de Estados Unidos, se burló del pueblo y trampeó las elecciones en contra de su contrincante, Corazón Aquino, viuda de Benigno Aquino, asesinado por el régimen de Marcos cuando regresaba del exilio para tomar la conducción de la oposición en su país, apenas se bajó del avión que lo traía desde el exterior. El pueblo filipino no le aceptó el fraude y, liderizado por el Cardenal Sin y la propia Corazón Aquino, se lanzó a las calles, de manera no-violenta y en cuestión de días sacaron del poder a un tirano sanguinario que llevaba tres quinquenios oprimiendo a sus conciudadanos y depredando, descaradamente, al país. Esos escenarios no estuvieron planteados en Venezuela; a raíz del mega-fraude producido en el pasado Referéndum Revocatorio, de agosto del 2004, se hizo más que evidente, cuando los líderes de la oposición que – irresponsablemente – habían llevado a sus seguidores a las urnas, metieron sus rabos entre las patas y sacaron, cobardemente, la bandera blanca. El entonces máximo líder de la oposición, Enrique Mendoza, dando muestras de una cobardía inimaginable, se bajó de la tarima, en plena rueda de prensa improvisada ante todos los medios de comunicación del país y muchos del exterior… y se perdió del panorama político por varios años. 103

Sin embargo, esos mismos líderes que demostraron no tener “boluntad” para defender la voluntad de sus seguidores, como lo hicieron Toledo, Sin y Corazón en el Perú y en las Filipinas, siguieron liderizando a un pueblo sumido en una gran depresión colectiva… y bajo la misma estrategia maligna, estéril, tramposa y engañosa de la vía electoral. Peor aún: ese pueblo, a falta de mejores líderes, siguió bajo el liderazgo de quienes no habían bateado un solo hit en todos los juegos de aquel siniestro play off en donde el régimen le dio zapatero al país entero. Mucho se ha hablado de cómo el régimen trampeó el llamado Referéndum Revocatorio, un fraude, por cierto, más que anunciado y esperado. Ya con anterioridad a los comicios, la fulana Coordinadora Democrática había recibido un informe de un técnico que laboraba en la sede matriz de Smartmatic en Boca Ratón, Florida, con los datos detallados de cómo se llevaría a cabo el fraude electrónico, a través de unas maquinitas diseñadas para administrar los cómputos de la lotería. A raíz del fraude, ese informe salió a relucir y los miembros principales de la “Coordinadora” aceptaron haberlo recibido y haberlo engavetado, alegando que de haberlo hecho público, hubiera habido una grandísima abstención. Sin embargo, no se trataba de haberlo hecho público, se trataba de haber hecho lo humanamente posible para evitar que tal referéndum se llevara a cabo bajo aquellas desfavorables condiciones… porque los opositores estaban dateados y las guerras avisadas, no matan soldados. 104

Debemos suponer que los “expertos” de la oposición venezolana en materia de elecciones electrónicas (donde se emplean “maquinitas”), se han leído – entre muchísimos otros estudios confiables – el profundo informe técnico preparado por Ariel J Feldman, J. Alex Halderman y Edward W. Felten, de la Universidad de Princeton (Septiembre 13, 2006), titulado “Security Analysis of the Diebold AccuVote-TS Voting Machine”, donde se demuestra, MÁS ALLÁ DE TODA DUDA, como estas máquinas pueden ser preparadas para el fraude, así tengamos a todos los estudiantes del planeta “vigilando” y “cuidando” los votos de la oposición en las mesas. Incluso cómo se pueden “infectar” estas computadoras con virus, a partir de una de ellas, la cual terminaría contaminando a las demás. Este importante estudio científico lo pueden bajar (en inglés), gratuitamente, en la siguiente dirección: http://itpolicy.princeton.edu/voting/ts-paper.pdf El trabajo está ampliamente respaldado por una montaña de referencias y varios gráficos de apoyo y proviene, de una de las universidades más prestigiosas del mundo. Este solo informe, hubiera sido suficiente para que nuestros líderes evitaran las contiendas por la vía electoral, ante un régimen cuya mayor herramienta ha sido la contumaz y pertinaz trampa, sobre todo, cuando lo que está en juego ha sido y es el futuro de nuestro país, de nuestros hijos, nietos y de nuestras futuras generaciones. Aquellos voceros de la “oposición” que le aseguraron al pueblo que 105

NO HABÍA FORMA HUMANA DE TRAMPEAR LAS MÁQUINAS DE VOTACIÓN ELECTRÓNICA, eran unos mentirosos o unos ignorantes e ineptos. Habrá que preguntarle a quien le mintió, deliberada o no, a los votantes de la oposición, en qué grupo desea que lo ubiquemos. Siempre me cansé de decir y de escribir, que la trampa no estaba en las mesas, ni ahora ni antes. Es preciso que el pueblo de Venezuela investigue, más allá de toda duda, estos hechos, porque nos hemos jugado a Rosalinda y la hemos perdido… aunque pueda, todavía, haber formas de recuperarla: ¡pero no con “nuestros” mismos dirigentes! Tendremos que asumir el LIDERAZGO COLECTIVO, de una buena vez y antes de que se nos haga de noche. Sin embargo, no hacía falta acudir a universidades extranjeras para empaparnos de la realidad en torno a las elecciones electrónicas en Venezuela. En nuestro país existe una organización de técnicos muy calificados, Esdata, que se ha cansado de alertar a nuestros dirigentes en cuanto a los peligros reales que generan estos procesos electrónicos. Si ustedes quieren saber quiénes componen esta organización, pueden visitar la siguiente dirección: http://www.esdata.info/Quienes-Somos Antes del referéndum del 15F2009, Esdata contactó a los altos dirigentes de la oposición, a quienes les hicieron serias advertencias, las cuales no fueron tomadas en consideración con la debida atención que ameritaba el delicado caso. 106

Pero más allá de todo lo que se ha escrito y comentado de cómo se llevó a cabo el fraude, de manera electrónica… y descarada, está un hecho tremendamente revelador. El caudal de firmas recolectado para solicitar la implementación del Referéndum Revocatorio, superó con creces el cómputo anunciado por el C.N.E. de los votantes en contra de la continuidad de Chávez. Es decir, aquellos firmantes que dieron la cara firmando, plasmando en planillas sus firmas, junto a todos sus datos personales, al llegar el momento de la verdad, cuando votarían en secreto, supuestamente se echaron para atrás y no reafirmaron en las urnas lo que, voluntaria y valientemente, solicitaron a las autoridades electorales, previo a los comicios: que Chávez tenía que dejar – ya mismo – el poder en Venezuela. No tomemos en consideración los millones de electores que prefirieron no firmar solicitándole al Poder Electoral la implementación del Referéndum Revocatorio, por cuestiones más que conocidas, como el peligro o temor de perder sus puestos en entidades públicas, etc. A partir del mega-fraude en torno al Referéndum Revocatorio, Hugo Chávez dejó de ser presidente constitucional de la República (Bolivariana) de Venezuela, para convertirse en un vulgar usurpador del poder, en un dictador: ¡en un tirano! Luego, salieron por ahí los comunicadores alcahuetes a asegurar que – el “señor presidente” – Chávez había ganado en buena lid… los políticos de oficio, genuflexos y apátridas, a explicar las razones de la derrota y un gobernador traidor, Manuel Rosales, quien aceptó que Chávez 107

había ganado el referéndum por la vía de la transparencia, aunque luego dijera que en realidad no se sabía si había resultado ganador, porque las “cifras no estaban claras”. Todavía, unos días antes de las elecciones regionales del pasado 23 de noviembre (de 2008), llamé a una de esas comunicadoras anclas de la estación radial Unión Radio en Miami y le pregunté si, según ella, estaban dadas las condiciones para acudir a las urnas en Venezuela y me respondió, luego de sacarme del aire, que sí… que estaban dadas las condiciones. Por cierto que para poder salir al aire, telefónicamente, tuve que dar un nombre falso, porque en esa estación venezolana de Miami, Unión Radio, Robert Alonso está vetado. Fíjese usted, amigo lector, si “estaban dadas las condiciones” para acudir de manera diáfana y transparente a unas elecciones en Venezuela, que – según Súmate – más del 50% de las actas llegaron al C.N.E. sin firmas. Sin embargo, una vez más, la oposición se conformó con el hueso empellejado, o con el pelo de un lobo, y no se hizo eco de las delicadas denuncias de una ONG que, supuestamente, tiene credibilidad entre el sector opositor venezolano, aunque a veces uno no sepa a qué juego juega. Se dice que el régimen perdió las gobernaciones de Bolívar, de Guárico, de Mérida, de Apure, de Vargas y de Barinas. El gobernador electo de la oposición en el Estado Táchira, César Pérez Vivas, fue uno de los que ayudó a matar la sublevación de febrero-marzo 108

del año 2004, junto a Julio Borges, Teodoro Petkoff, Pompeyo Márquez y Andrés Velásquez. El ratificado en el Estado Nueva Esparta, Morel Rodríguez, es un conocido testaferro del Hezbollah en la Isla de Margarita y socio del gobernador oficialista de Anzoátegui, Tarek William Saab. Del nuevo alcalde de Maracaibo, Manuel Rosales y del nuevo gobernador del Zulia, su pupilo, ni hablemos. En la importante gobernación de Miranda, se le dio un golpe de estado interno a Diosdado Cabello, el promotor – a gritos – de eso que mientan “chavismo sin Chávez”… un contrincante real y verdadero de Chávez dentro de sus propias filas y en cuanto al Estado Carabobo, se presenta muchísima tela de donde cortar. En Carabobo había una situación muy comprometedora para el régimen. El narcotráfico se había adueñado, abiertamente, del estado a través del Cartel Makled, cuyo capo es compadre, socio y financista del General Eructo, Acosta Carles… quien ahora se hace pasar por disidente light del chavismo. La presión del Norte era muy fuerte y el régimen se vio obligado a guardar, tras las rejas, a miembros importantes de la familia Makled (uno de ellos, aspirante a la alcaldía de Valencia), cuyo capo – Walid Makled – se había convertido en el nuevo propietario de la poderosa empresa Aeropostal y controla los almacenes de uno de los puertos más importante del país: Puerto Cabello. Sin embargo, como complemento a todo lo anterior, mucho se ha insistido en que Chávez, al más puro estilo de “La Cuarta”, negoció la entrega de 109

Carabobo por la gobernación del Estado Barinas, donde su hermano y mentor, Adán Chávez, era el candidato y resultó ser el “ganador” de la contienda electoral en el estado natal de Hugo y sus hermanos, donde la familia Chávez se ha ganado el repudio general de los barinenses. Pero por si todo esto fuese poco, las gobernaciones en Venezuela pasarán muy pronto a ser departamento de asuntos sin importancia cuando entre en vigor la ya-aprobada Ley de Regiones, donde Chávez, a dedo, colocará a Jefes de Regiones que estarán por encima de los gobernadores electos por la voluntad popular. Y para ponerle la tapa al pomo, gracias a estas elecciones, el régimen logró consolidar y legitimar el caudal de votos con el cual justificó el triunfo del pasado referéndum del 15 de febrero de 2009. ¿Qué tal? Por cierto. Al perder Diosdado Cabello en Miranda, Aristóbulo Isturiz en Caracas… y los dos o tres connotados líderes del chavismo en otros sectores, Chávez “se vio obligado” a insistir en cuanto a su reelección eterna, porque “sus delfines” habían sido derrotados y la “revolución bonita” no podía quedar acéfala. ¿Cómo les quedó el ojo? Una oposición total y absolutamente permisiva. Permisiva con las multisápidas trampas, con el descaro más ofensivo… permisiva, inclusive, con ese batallón de cubanos de Castro que, tal y como hicieron en Angola, ha venido depredando nuestras riquezas naturales ante el conocimiento, la impotencia y las narices de todo un pueblo que una 110

vez se mostraba nacionalismo.

acreedor

de

un

orgulloso

Capítulo 6

NO PARTICIPACIÓN Vs. ABSTENCIÓN 111

Existió siempre una confusión en cuanto a qué debíamos entender por “no participación” ante los comicios programados y controlados por el régimen bolivariano de Venezuela. Hasta el último día en que escribí mis “alertas” a más de millón y medio de cibernautas, se entendía la “no participación” como sinónimo de “abstención”, cuando entre ambos conceptos hay un enorme abismo. El concepto de la “no participación” se desmoronó en Venezuela a raíz de las elecciones cuando debimos haber renovado los curules parlamentarios de la ahora-llamada Asamblea Nacional, antiguo Congreso Nacional de la República de Venezuela. En aquellas elecciones se produjo, a la perfección, el fenómeno socio-político de la NO PARTICIPACIÓN en todas sus partes, como lo exigen los postulados de la verdadera lucha de resistencia cívica – no violenta – ante una dictadura. El electorado de la oposición obligó a sus representantes a retirar sus respectivas candidaturas, aunque éstos lo hicieran a regañadientes y con un pañuelo en sus narices. De no haber evitado que “nuestros” dirigentes participaran en aquellos comicios, seguramente que una minoría absoluta hubiera logrado los escaños opositores, dejando así para los acólitos del régimen la mayoría absoluta, con la cual gobernar al país como amaneciera el biorritmo del Comandante en Jefe, Hugo Rafael Chávez Frías. Aquellos diputados de la oposición que hubieran salido, por la gracia del C.N.E, los más representativos de la oposición 112

genuflexa y conchupante, no hubieran protestado, es lógico. En consecuencia, se hubiera legitimado – una vez más – la trampa. La estrategia dio sus resultados por un ratico. La nueva Asamblea Nacional estaba total y absolutamente deslegitimada por dos poderosos factores: la ALTÍSIMA abstención (por parte de los simpatizantes del oficialismo) y la no participación por parte de la totalidad de los electores opositores y de sus representantes. Entonces se comenzó a dar un escenario de VERDADERA RESISTENCIA, dentro de los más puros postulados del Dr. Gene Sharp, tal y como lo expone – muy sabiamente – en su famoso ensayo, “De la Dictadura a la Democracia”, ya que en un movimiento nacional de resistencia, DE VERDADERA RESISTENCIA, el pueblo demócrata no participa de las farsas electorales montadas por los tiranos. La desgracia, la verdadera desgracia, vino después, cuando aquellos mismos “representantes” del pueblo opositor, legitimaron a la Asamblea Nacional – deslegitimada por la NO PARTICIPACIÓN del pueblo y por la INMENSA ABSTENCIÓN de los simpatizantes del régimen –, acudiendo a ese cascarón vacío para dialogar y buscar un entendimiento nacional. Ahí se traicionó a ese pueblo que, por primera y única vez en lo que iba de régimen, había logrado ganar una verdadera batalla política. Luego, más adelante, aquellos mismos dirigentes de la oposición, comenzaron a correr la voz para que “no cometiéramos” los mimos “errores” cometidos en aquellas elecciones parlamentarias, donde 113

“perdimos” la Asamblea Nacional, toda, en manos del chavismo. ¿Cuál Asamblea, señores, si desde que Chávez se encaramó en el poder, jamás hemos tenido Asamblea? ¿O es que ya nos hemos olvidado cómo el oficialismo parlamentario hacía de las suyas, cuando la Asamblea “era otra”? Lo que pasó fue que nuestros líderes no quisieron continuar con la estrategia de la resistencia: de la VERDADERA resistencia. Muchos de ellos quedaron por fuera, como la guayabera, y sin “cambur” o “botella” parlamentaria, haciendo el paripé de opositores. De ahí en adelante le fue muy fácil al régimen, a través de sus voceros tapiñados de la oposición, hacerle ver al pueblo opositor el inmenso error que había cometido al no participar en las elecciones parlamentarias, lo que le volvió a dar vida a la tramposa vía electoral, desmoronando así la resistencia: la VERDADERA resistencia. Más tarde se profundizó esa legitimación por parte de los opositores cuando los estudiantes acudieron a la Asamblea Nacional para dar sus respectivos discursos… luego a la Fiscalía General y paremos de contar. Aquello el pueblo lo entendió como un acto valiente y patriótico de sus estudiantes, cuando en realidad fueron utilizados, sabrá Dios por quiénes, para darle vida y legitimidad a una Asamblea Nacional que no tenía personalidad política alguna. No incluyamos aquí la otra jugada maestra del régimen, cuando le ordenó a la facción de “Podemos” que saltara la talanquera en gambote, sin que hubiera tan solo uno de ellos en desacuerdo con 114

romper con la tiranía que los había puestos a comer cochino, sacándolos a TODOS de una inmensa y mísera peladera crítica, catapultándolos a la nueva clase del poder en Venezuela… un fenómeno que nadie todavía me ha podido explicar. Al menos debieron contemplar alguna disidencia para hacer la jugada más creíble, pero no: todos, al unísono, consideraron que había que romper con la única fuerza política todopoderosa del país y pasarse a la escuálida oposición, donde ahora, en vez de ser cabeza de ratón, son colas de león. Chávez logró así una Asamblea, un tanto “pluralista” (contando con la “traición” de Podemos), totalmente controlada en su mayoría absoluta, legitimada por sus opositores y con un balance de oposición dentro del recinto parlamentario. Que no se nos olvide que inmediatamente después del primer boletín del C.N.E., del 15F2009, fueron los miembros de Podemos, quienes junto a Manuel Rosales y algunos connotados dirigentes estudiantiles, quienes salieron a reconocer la “derrota”, a pesar de la catarata de irregularidades que todo el mundo conoce y conocía. Pero había un temor que se produjera un “Part II” cuando el 2 de diciembre de 2007 se abrieran las urnas para votar a favor o en contra de la modificación del 40% de “La Bicha”, es decir: de la constitución de 1999. Ya el pueblo elector de la oposición estaba maduro para participar en una nueva farsa… y luego de la victoria, con el “gallardo, noble y democrático reconocimiento” de la derrota, por parte de Chávez (presionado por 115

“La Mamá de Tarzán”), el mandado estaría hecho: nos violaron, sin vaselina, en el pasado referéndum del 15F2009. Ya hemos dicho que a nuestro juicio, Chávez se lanzó con la “gallarda aceptación” de su derrota, aunque fuese, como él mismo aseguró en cadena nacional, “una victoria de mierda” por parte de la oposición, como parte de una maquiavélica estrategia. Ahora había dejado sentado para la historia esa “gallardía”, pues nadie podrá decir que él no acepta sus derrotas, cuando éstas se producen. Vinieron las elecciones regionales y el régimen, con “gallardía meridiana”, aceptó su derrota en las gobernaciones y alcaldías en las cuales ganó la oposición. Con la correcta actitud de semejante usurpador de todos y cada uno de los poderes de Venezuela, uno no podía menos que recordar aquel dicho venezolano que reza: “¡Tanta amabilidad, me sorprende…!” Pero según Sumate, si le vamos a creer a esta ONG, más del 50% de las actas de las elecciones regionales del año 2008, como ya hemos dicho, llegaron al C.N.E. sin firmas, es decir, tal y como según David Morales Bellos se hacía en la época de “La Cuarta”, para que las actas pudieran matar los votos del pueblo soberano, en localidades en donde los adecos tuvieran fuertes intereses políticos, porque los copeyanos hacían lo propio con la asesoría de un personaje cuyo remoquete era (y es, porque sigue vivo) “Garabato”, de apellido Martínez, como veremos más adelante.

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Aquellas lluvias de “La Cuarta”, trajeron estos polvos en “La Quinta”. Comenzábamos así a perder a Venezuela. Nos acostumbramos a la desfachatez comicial y veíamos como una gracia al máximo jurista del mayor partido del país, Acción Democrática, asegurar que las “actas mataban votos”… cuando las elecciones eran manuales y artesanales. Nadie, en su sano juicio, podría poner sus manos sobre la candela alegando que en la época en que las elecciones eran manuales, los comicios eran pulcros y transparentes. Lo que pasaba era que el descaro era menor y el chanchullo se hacía en contubernio con los tres partidos tradicionales que al final manejaban a sus antojos el país: AD, Copei y el MAS. En muy pocas ocasiones se denunciaba algún fraude, pues los chanchullos se hacían bajo consenso y negociaciones. “Yo te cambio tantos votos aquí por los votos tuyos de allá…” o, “te voy a hacer chanchullo aquí y me hago el loco con el que me estás haciendo por allá.” Eso era así en “La Cuarta” y el que diga lo contrario: ¡miente! Es cierto, se contaban manualmente los votos ante los testigos de cada mesa electoral, apoyados por los vecinos fiebrúos que se calaban el conteo de las tarjetas grandes y chiquitas. Luego del conteo, se levantaban las actas que eran firmadas por cada uno de los testigos de mesa, asignados por el entonces Consejo Supremo Electoral. Al contabilizar esas actas se producían los chanchullos. Es muy posible que esas trampas no se 117

hiciesen, en la mayoría de las elecciones de la época democrática puntofijista, a nivel de candidatos presidenciales… pero a niveles bajos de alcaldes, diputados y senadores, la trampa campeaba por las praderas. Si se presentaba alguna controversia, entraban en juego las negociaciones. “Yo te acepto tu chanchullo allá, pero tú me lo aceptas aquí”, como ya dijimos arriba: “yo les acepto que <El Pollo Salas Feo> ganó en Carabobo, si ustedes me aceptan que mi hermano Adán ganó en Barinas”. Según Andrés Velásquez, hubo trampa en las elecciones presidenciales donde le adjudicaron el triunfo a Rafael Caldera, en lo que sería su segundo mandato. Muchos aseguran que Velásquez ganó aquellas elecciones, pero que los militares no le permitieron montarse en el poder. Eso se decía. También se dijo que Velásquez perdió la gobernación de Bolívar, ahora, el 23N2008. Sin embargo, fue Andrés Velásquez uno de los que ayudó al régimen a montar y llevar a feliz término la guillotina comicial del 15F2009… en un país en donde a él, supuestamente, ya lo habían birlado de dos victorias electorales. Luego, días después, enumeró cualquier cantidad de ventajismo e irregularidades por parte del régimen, pero terminó aceptando que, “numéricamente”, nos habían derrotado. Esas negociaciones para dilucidar qué trampas se aceptaban aquí o allá, eran moderadas – se decía con insistencia – por los personajes arriba mencionados: por el partido Acción Democrática hacía presencia el Dr. David Morales Bello, jefe de lo 118

que se conocía en Venezuela como “La Tribu” y por el partido Social Cristiano Copei, salía al ruedo Ildemaro Garabato Martínez. Durante el segundo período del Dr. Rafael Caldera, se me ocurrió lanzarme a candidato a concejal por la Zona Rural de El Hatillo, donde estaba ubicado nuestro hogar, la hoy-famosa Finca Daktari. Aquella zona rural daba pena. Las carreteras se estaban cayendo a pedazos. No había agua corriente. Todos los días se levantaba una construcción ilegal en un sector que había sido declarado “Zona Protectora”, pulmón de la ciudad de Caracas. Los altos funcionarios del Ministerio del Ambiente hacían su agosto vendiendo permisos ilegales y negociando multas que ellos mismo aplicaban y eliminaban. Todavía la densidad poblacional era extremadamente baja y la abstención electoral impresionantemente alta. Los alcaldes del municipio de El Hatillo no le prestaban atención al sector, ya que el área era muy extensa, con muy pocos electores quienes, en su inmensa mayoría, no ejercían su derecho al voto. Me propuse modificar aquel entuerto y levantar las condiciones de vida de la Zona Rural de El Hatillo, para lo cual me inscribí en un movimiento independiente liderizado por su fundador, Jorge Papparoni: “MOVIMIENTO ELECTORAL HATILLO INDEPENDIENTE”. 119

Jorge Papparoni era un muy-prestigioso abogado quien dentro de las filas de COPEI (el segundo partido político venezolano que se alternaba en el poder con Acción Democrática) estaba muy ligado al Consejo Supremo Electoral, lo que es hoy el C.N.E. Se decía que había tenido un problema con su partido cuando fue designado por el supremo organismo electoral a dilucidar una disputa en el estado Nueva Esparta y tomar parte a favor del candidato del partido contrario al de él, es decir: Acción Democrática. Se decía, con insistencia, que hubo un pase importante de dinero que influyó para que Papparoni tomara su decisión en contra de su propio partido. Como siempre, jamás se llegó al meollo del asunto, lo que iba en detrimento del buen nombre de la persona involucrada en el escándalo de corrupción. Papparoni se había dado de baja de su partido, COPEI, y ahora aspiraba a la alcaldía de El Hatillo, municipio donde habitaba con su distinguida familia. A él me le uní con la esperanza de trabajar en pro de mi comunidad en la Zona Rural. El día de las elecciones comenzaron a llegar jeepses (GP’s) repletos de adecos (afiliados al partido Acción Democrática) en lo que entonces se conocía como “Operación Galope”. Jamás vi tantos adecos juntos en la zona rural de El Hatillo. Con la ayuda de mis hijos, organicé un equipo de muchachos y muchachas al cual equipé con los radios de 2 metros que empleaba en nuestra finca para comunicarme con mis empleados. Coloqué un 120

veedor en cada colegio electoral de importancia y comenzaron a llegar los informes emanados del escrutinio manual de los votos. Enseguida me di cuenta de que había perdido. El ganador fue un vecino muy querido llamado José Sarría, adeco hasta los tuétanos. Esa misma noche hice como hizo Eduardo Montealegre en Managua, luego de aceptar su derrota frente a Daniel Ortega: me fui a celebrar a la finca de José y para allá le llevé los fuegos artificiales y las botellas de champaña que había comprado para celebrar lo que para mí sería un triunfo seguro. Esa misma noche acepté mi derrota, por considerar que había perdido en buena lid. Hubo una gran abstención que perjudicó inmensamente mi candidatura y los adecos, dueños de una impresionante maquinaria, tuvieron la certeza de buscar a sus simpatizantes, sacarlos de sus casas y llevarlos a votar. Al día siguiente recibí una llamada urgente de Papparoni donde solicitaba mi inmediata presencia, junto con mi gente, a la sede electoral principal del municipio de El Hatillo. Un chanchullo estaba en progreso. La candidata copeyana estaba anunciando su triunfo, a pesar de que el conteo de los votos le daba una clara y sobrada victoria al ahoraindependiente Jorge Papparoni, amplio conocedor de las mañas copeyanas, por haberse curtido dentro de sus filas y por haber representado a su antiguo partido en más de una controversia electoral, dentro del C.S.E, como ya he mencionado arriba.

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Entre los chanchullos aplicados por COPEI estaba la presentación - a última hora de la tarde – de un batallón de los llamados kamikasis, que venían acompañados para votar de un cuaderno extraordinario. Los cuadernos extraordinarios son unos libros que se presentaban en las mesas electorales a última hora, contentivos de nombres y datos de electores que “no pudieron” ser incluidos, por equis razones, en los libros ordinarios que llegaban a las mesas electorales en el momento de su apertura. Una trampa que se inventaron los partidos políticos de “La Cuarta” y que fue aprendida y heredada por el chavismo y empleada tanto en las elecciones del 23 de noviembre (2008) como en la pasada del 15 de febrero (2009), aprovechando las dos horas extras que fueron adicionadas, de manera arbitraria, irregular, ilegal e inconstitucional por el C.N.E., ya que este tipo de trampas se implementa al final del día, cuando ya hay pocos votantes en los centros electorales. Como ya dije, la “oposición” ha venido aprendiendo a través de los procesos electorales de Chávez, pero también el régimen. Para hacer esa parte de la trampa más fácil, se alargó DOS HORAS el cierre de las mesas. Estuvimos en vigilia permanente ante la sede electoral de El Hatillo durante tres días con sus noches. Hubo un conato de entrompe con algunos jóvenes copeyanos que se presentaron en la sede para alborotarnos. Mantuvimos nuestra postura cívica y no nos dejamos amedrentar. No debemos olvidar, tampoco, que en las campañas electorales de “La Cuarta”, había su tiroteo, aquí y allá… y sus entrompes. A mí me partieron la cabeza y los 122

dientes, como miembro de “Las Brigadas de Choque” de Copei, en un mitin de Caldera en la Plaza de Toros de Maracay, muchos años atrás, cuando Caldera llegó al poder por primera vez. Al cuarto día nos llegó una comisión del ejército que se llevó todo el material electoral cuestionado para la sede electoral principal del estado, en la ciudad de Los Teques, Estado Miranda. Jorge, un gallo jugado en muchas peleas, nos dijo: “esto se jodió”. En efecto, se jodió de verdad-verdad. A los pocos días fue proclamada la copeyana, Flor Aranguren, como nueva alcalde del municipio El Hatillo y Papparoni se quedó a pié, entendiendo que no había nada que hacer. El movimiento electoral, “Hatillo Independiente” tuvo su debut y despedida: sacó un solo concejal… y, el movimiento, murió al nacer. Ahí no termina mi cuento… ahora es que se hincha. Unos quince días después de las elecciones, en una diligencia de negocios que hice por los lados de los Teques, donde reposaban los recaudos electorales de los pasados comicios, se me ocurrió entrar para averiguar la cifra exacta y oficial de mis votos. No me pareció nada extraño, entonces, que los datos no estuvieran actualizados y oficializados, ya que las cosas de palacio, van despacio y la demora en computar las cifras finales de los votos formaba parte vital del proceso fraudulento de entonces. Pasaron las semanas y me tocó regresar por las inmediaciones de la ciudad capital del estado Miranda, Los Teques, a una hora de camino de mi 123

finca, para averiguar cuál fue mi caudal oficial electoral. Para mi inmensa sorpresa, había sacado – oficialmente – TRES VOTOS: ¡TRES VOTOS! Lejos de contrariarme, aquel anuncio – oficial – me causó risa. ¡Tres votos! Eso significaba que ni mi esposa, Siomi, ni mis hijos, ni mis hermanos, padres, suegros, amigos, vecinos y empleados, habían votado por mí, muchos de los cuales se habían registrados, ilegalmente, para votar en un municipio en el cual ellos no vivían, donde yo era el candidato. Estaba segurísimo de que había votado correctamente por mi candidatura y suponía que mis dos suplentes, quienes habían invertido fuertes sumas de dinero en sus campañas, habían hecho lo propio. Llegué a la casa con el cuento y todos nos reímos. Después de todo, no era mi intención dedicarme a la política y estaba en el medio de la construcción de un laboratorio de extracción y procesamiento de semen equino, el cual me llevaría gran parte de mi tiempo útil de producción diaria. Pocos días antes de las elecciones, casi estaba suplicándole a Dios que no me dejara ganar. Luego me enteré de que por falta de maquinaria política, aquellos votos que me habían birlado descaradamente, unos 800 según mis cálculos, se los habían adjudicado a otros candidatos, luego de las consuetudinarias y normales negociaciones que al más alto nivel se habían llevado a cabo entre los partidos del estatus, Acción Democrática y Copei. Esos votos que me “desviaron”, eran necesarios para 124

llevar bien la cuenta y no excederse del número de electores del padrón electoral del municipio. Si así se hacía en “La Cuarta” y con elecciones manuales, donde el Consejo Supremo Electoral estaba debidamente representado por los partidos políticos de mayor alcance nacional, de acuerdo con los votos obtenidos en las elecciones anteriores y siguiendo las normativas legales que pautaba la Ley Orgánica del Sufragio, ¿qué podíamos esperar de un Consejo Nacional Electoral donde todos sus directivos están a sueldo del régimen y obedecen las órdenes emanadas del Máximo Líder de la Revolución Bolivariana quien, para cerrar con broche de oro, cuenta con un atajo de colaboracionistas opositores que a la primera de cambio meten el rabo entre sus piernas y abandonan el escenario, tal y como todo el país nacional pudo apreciar que a través de la televisión hiciera Enrique Mendoza, en la madrugada donde el C.N.E. anunció la victoria de Chávez en el Referéndum Revocatorio de agosto del año 2004… ¡por Dios! Estos chanchullos y otros más que se escapan a mis conocimientos, los saben los altos dirigentes actuales de los partidos políticos de la oposición. Ellos saben, perfectamente, que ni que votemos manualmente, las elecciones en Venezuela podrán ser pulcras, si los factores del poder se empeñan en trampearlas. Cuando le dicen al pueblo que hay que estar vigilante, ellos saben que están mintiendo porque la trampa se hace a espaldas de ese pueblo en vigilia.

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En los salones de cómputos del C.N.E. solamente entran los que tienen la aprobación de los chivos. Las actas son transportadas desde los centros electorales hasta el C.N.E. por soldados al servicio del régimen. Los directivos del máximo organismo comicial son afectos a Chávez, aunque digan que uno de ellos es independiente. Las elecciones, hoy en día, son electrónicas y esas máquinas las programan y controlan el C.N.E. La tinta chimba la compran ellos y “nuestros” representantes miran a otro lado ante su ineficiencia. Es una pelea entre un león africano, hambriento y cebado, contra un monito tití viejo, reumático, artrítico, enfermo, dopado, amarrado y con una capucha para que no pueda ver. El régimen dice cuando ganó o cuando perdió… y no hay fuerza humana en Venezuela para latirle en la cueva al tigre… porque donde ronca tigre, no hay burro con reumatismo. El 31 de diciembre de 2003, fui invitado a recibir el año 2004 en la casa de mi amigo de la infancia, Alexis Ortiz, quien para entonces era el alcalde de la ciudad de Lechería, en el Estado Anzoátegui. El tema del Referéndum Revocatorio salió a relucir en la sobremesa. Fue ahí cuando conocí la existencia de ese personaje pintoresco, mencionado ya en páginas anteriores de este libro, llamado Ildemaro Martínez, quien poseía el cariñoso remoquete de “El Garabato”. Alexis, quien durante su juventud militó en el Partido Social Cristiano COPEI... y luego en el Movimiento al Socialismo (MAS), llegando a ser diputado al Congreso Nacional por ese partido de izquierda, me 126

contó que el encargado de los chanchullos electorales para COPEI era “El Garabato” Martínez. El tercio era tan descarado y conocido que hasta se había inventado un chiste en torno a su persona. Resulta que, según el chiste, Ildemaro iba en un avión comercial el cual sufrió una avería en pleno vuelo. El piloto decidió que había que lanzar al vacío a unos cuantos pasajeros, para aminorar el peso de la aeronave. “El Garabato” Martínez logró salvar su pellejo cuando propuso una elección entre los pasajeros, para ver a quiénes lanzaban por la puerta… elección que él supervisó y, por supuesto, trampeó. Lo más triste del caso es que Alexis Ortiz, quien al cabo de los años se tuvo que exiliar en Miami, por razones que muchos aseguran no eran políticas, ha sido el líder que ha organizado – en esa ciudad norteamericana – cuantas elecciones se han llevado a cabo durante el régimen de Chávez, en total y absoluto contubernio con su admirado mentor político: Teodoro Petkoff. En esas últimas llevadas a cabo el 15 de febrero (de 2009), para la dichosa enmienda constitucional, fue uno de los dirigentes del llamado “Bloque del No”. Un movimiento electoral que contaba, entre sus múltiples comisiones, la “Comisión de Relaciones Consulares”, para trabajar coordinadamente todo lo concerniente a dicho referéndum con el “señor cónsul” de Chávez en la ciudad de Miami. No nos explicamos cómo un individuos – gallos jugados en mil vallas – no hayan contemplado los mil y un chanchullos que nos terminó haciendo un 127

régimen forajido como el que nos gastamos en Venezuela, cuando en “La Cuarta” ellos sabía cómo era que se batía el cobre en materia electoral. Lo menos que Alexis Ortiz debió haber hecho, conocedor a fondo de la materia, era alertar a la dirigencia complaciente en Venezuela, para que nos jugáramos a Rosalinda en las urnas (ahora electrónicas) electorales, donde el dueño de las maquinitas, de la tinta y de todo lo demás, era – precisamente – quien pretendía, con ese referéndum eternizarse en el poder hasta después de muerto. Si cuando las elecciones eran manuales, con tarjetones y tarjeticas, al “Garabato” Martínez se le hacía posible hacer chanchullos, cómo sería ahora, en “La Quinta”, donde los únicos que meten las narices en el proceso son los acólitos del régimen, respaldados, cobarde y permisivamente, por “nuestros” líderes. ¡Y todavía nos hablan de esperanzas para el 2012! Es muy entendible que el común de los venezolanos creyera en la vía electoral y en sus dirigentes vendidos, pero inconcebible que lo hicieran los tártaros que han vivido todas sus vidas de la política en Venezuela. Ahí está el caso de mi pobre hermana, María Conchita. Una noche me llamó mi mamá desde Venezuela, para avisarme que sintonizara a Globovisión (aquí en Miami, en Direct TV), porque iba a aparecer María Conchita dándole su apoyo a Manuel Rosales, en su contienda “en contra” de Hugo Chávez, por la presidencia de la república. “¿Ha Rosales?” le pregunté a mi madre… “¿María Conchita?” 128

No entendía qué hacía mi hermana metiéndose en política, un tema que ella entiende como entiende de ingeniería nuclear. Además, cuando logré llegar a Estados Unidos, luego de dos semanas perdido entre Venezuela y las selvas colombianas, donde mi familia no sabía dónde estaba, a la primera persona que llamé por teléfono (Miami – Los Ángeles), para dar fe de que me encontraba vivo y en buena salud, fue a ella, quien me salió con un impresionante e inesperado responso: “¿Cómo se te ocurre? ¿Y ahora que van a hacer con Papi y Mami en Venezuela? ¿Tú estás loco?” Muy pronto la experiencia me enseñaría que la derrota no solamente es huérfana, sino que no tiene hermanos, ni tíos, ni primos… ni amigos. Los organismos de la seguridad del Estado le habían hecho dos allanamientos a nuestra madre, en La Colonia Tovar donde vivía, buscándome. De no haber sido por la protección brindada por el alcalde de La Colonia (quien para entonces era chavista y luego se dejó de “eso”), le hubieran saqueado y destruido su bellísima casa, como la turba hizo con la mía, la Finca Daktari, donde crecieron dos de nuestros hijos y nacieron los dos más pequeños, la cual destruyeron hasta convertirla en polvo y escombros. A los pocos meses, nuestra madre se vio obligada a abandonar su vida, su casa, su familia, sus perros, sus flores, su montaña y sus bienes, para salir al 129

exilio, una vez más. Hoy se encuentra viviendo en la ciudad de Miami. Nunca pensé que vería a María Conchita, en Venezuela, metiéndose en política… y muchísimo menos, apoyando a Rosales. Luego me contaron que fue en una fiesta donde la “reclutaron” y en un momento de locura, muy adecuado a ella, decidió que de ahí en adelante sería política. Le escribí una extensa carta advirtiéndole quién era Manuel Rosales y cuáles eran sus propósitos. En esa carta le hice unos cuantos comentarios que me son imposibles reproducir en este libro, pues estaría comprometiendo a unos cuantos activistas, la mayoría de los cuales tuvieron que dejar el país debido a la indiscreción de mi hermana. Esa carta, ella se la reenvió a un “gran amigo” (de ella) en Venezuela para que le “aclarara” ciertos puntos que le había mencionado en ella. Evidentemente se la había enviado al mismo que la había reclutado para las filas de Rosales, para aprovecharse de su nombre y hacer, todavía, más creíble la farsa. Al cabo de los días, recibí una copia de la carta que le había mandado a mi hermana, junto a una copia de la respuesta que recibió de “su gran amigo”, un personaje muy conocido en Venezuela, quien pulula en los altos círculos sociales del país. Me la había mandado un infiltrado que nuestro movimiento (el M.R.R.) tenía en la Dirección de Inteligencia Militar (DIM). Esa indiscreción motivó la salida de 130

Venezuela, a la mayor brevedad posible, de – por lo menos – ocho activistas nuestros, quienes más tarde o más temprano terminarían en los calabozos del régimen… o en el cementerio. Se produjo la evidente traición de Rosales y María Conchita se dio cuenta de la torta que había puesto y de quién era “su gran amigo”, aquel que le había respondido con una carta llena de adulaciones y le había asegurado que todo lo que le advertía en la mía era falso. Con el “triunfo” del 2D2007, María Conchita se volvió a emocionar y retornó a la política. Esta vez, se dejó engatusar por un personaje que ha hecho de nuestra desgracia un negocio y la convenció para que hiciera un llamado a las urnas, sin mencionar la necesidad de reclamar condiciones ante el C.N.E. (algo que no hubiera prosperado, lo sabemos) y, para rematar, la puso a promover la venta de unos perolitos que ese individuo está vendiendo para recaudar unos fondos que no se saben todos hacia dónde van. Volví a escribirle, esta vez cuidándome de NO darle información sensitiva, advirtiéndole que no se podía engañar más a los electores venezolanos. Que si iba a utilizar su imagen, se dedicara a alertar sobre la trampa en la cual estaban montando, una vez más, a nuestros hermanos de crianza. Tras el hiper-mega fraude del pasado referéndum, entró en la misma depresión en la cual ha entrado el grueso de la población venezolana, cuando debió haber sabido cuál sería el resultado y cómo 131

contribuía ella a darle vida a un nuevo chanchullo que estaba a la vista de todos nosotros… aunque la mayoría se esforzaba por no verlo en toda su magnitud. Si en el futuro, a mi hermana se le vuelve a ocurrir llamar a los venezolanos a las urnas, en nombre de la pequeña parte que me corresponde de la familia Alonso, les ruego que no la tomen en serio, pues estaría evidentemente afectada por un pase de luna o, en el peor de los casos, por “una noche de copas… una noche loca”. Ella, María Conchita, quien no acepta un contrato a menos que el mismo sea minuciosamente revisado por su manager y, luego, por sus abogados, una y mil veces; cuyas condiciones contractuales son poco menos que leoninas, para preservar su imagen y sus intereses, debió haber pensado que lo mismo debieron haber hecho “nuestros” abogados, los dirigentes de la oposición, antes de llevarnos a “cantar” a las urnas del régimen. Ella JAMÁS hubiera aceptado un contrato donde, no solamente no hubiera las mínimas condiciones que ella siempre ha exigido, sino que todo hubiera estado en su contra… lo que, con toda seguridad, la hubiera hecho salir con las tablas en la cabeza. Me consta que en NO POCAS ocasiones, ha rechazado contratos porque los mismos no contemplan las condiciones que ella siempre ha exigido, a lo largo de su extensa carrera artística. En una oportunidad, por no haber contemplado todas esas condiciones, no la dejaron abandonar el Hotel 132

Tamanaco (donde ella siempre se queda cuando visita Venezuela), hasta que no cancelara la kilométrica lista de gastos que ella y sus músicos generaron durante la estadía en ese prestigioso hotel capitalino. Se le olvidó incluir en aquel contrato, que aquellos gastos correrían por cuenta del promotor que la llevó a Venezuela para que cantara en nuestro país. Esta experiencia, sumadas a otras no menos traumáticas, le enseñó que no se puede aceptar un contrato, a menos que se aseguren en él todas las condiciones para que el mismo llegue a un final feliz, tanto para ella como para su contratante. Lo mismo se aplica a un país en elecciones. No se puede acudir a unas elecciones sin condiciones algunas, pues no nos llevará a un final feliz, sobre todo, cuando lo que está en juego es el futuro de la patria y todo lo que ese futuro significa para nuestras futuras generaciones, las cuales sufrían a causa de la desidia, por un lado, y a causa de la traición, por el otro, de aquellos que contribuyeron a aceptar un “contrato colectivo” de tanta importancia histórica. Así las elecciones en la Venezuela actual hubieran sido supervisadas por las hermanitas de la Congregación de la Madre Teresa de Calcuta, se lo dije, hubiera seguido siendo suicida el habernos disputado el destino de Venezuela, de nuestros hijos, nietos y futuras generaciones, en las urnas electrónicas de Hugo Chávez. Entonces, en “La Cuarta”, el cambio era entre adecos y copeyanos. La diferencia no era mucha… las alternativas tampoco. No estaba en juego el sistema democrático tal y como siempre lo habíamos 133

conocido, concebido, entendido y aceptado. De ganar los adecos, se decía a modo de gracia, comerían como los loros, dejando que otros se alimentaran con las migajas que sueltan estas aves trepadoras en su desorganizado comer. Si ganaban los copeyanos, comerían como las gallinas, no dejarían granos para que otros se atragantaran. Pero siempre había manera de sacarle el agua al coco… mientras transitábamos el camino hacia la destrucción de Venezuela, claro está. Con Chávez, en “La Quinta”, ha sido un cantar muy diferente. Aquí se puso en juego la libertad, los derechos humanos, la clase media como fuerza productora de Venezuela, la propiedad privada, la paz, la mente de nuestros niños, el gentilicio venezolano, la armonía que siempre nos ha caracterizado, el honor nacional e individual: y el país tal y como hasta hoy lo hemos conocido, donde nacimos o crecimos los más viejos. ¿Cómo promovió el régimen la abstención, una vez que cuadraba la participación de los candidatos opositores? De una manera macabra, maquiavélica y, por encima de todo: infalible. Desprestigiando al C.N.E., el régimen garantizaba una abstención en la población electoral de la oposición. Fomentando la desconfianza en el manejo de las elecciones, el régimen contribuía a incrementar esa necesaria abstención. Es una manera velada de hacer fraude, como lo es mediante la estrategia del engaño o del terror; por un lado veíamos a un régimen intentando limpiar al máximo 134

árbitro electoral y, por el otro, filtrando información sobre las innumerables irregularidades, para que el elector perdiera fe en el proceso. Cuando Chávez amenazaba a los venezolanos con una guerra civil si hubiese perdido el pasado referéndum del 2D2007, estaba cometiendo un fraude electoral… como cuando empleaba los elementos del Estado para promover su candidatura. El fraude tuvo muchas caras y todas ellas estaban a la vista de cualquier ciego. ¿Cómo se explica que la oposición se hubiese enterado de las mil y una irregularidades encontradas en los padrones electorales, como el hecho de tener inscritos en las filas de electores al Pato Donald, Tribilín, Batman, Robin y, entre muchos otros, a Supermán? ¿Cómo se descubrió que la cédula del famoso Batman, 11870029 y la de Supermán, 8005619 (quien vota dos veces, como es Supermán, con esa cédula y esta otra: 4308005, aprovechándose de su capacidad de vuelo supersónico, para votar en el estado Aragua y la otra en el estado Guárico), estaban registradas en el registro electoral del C.N.E., tal y como se puede comprobar si nos internamos en el portal del máximo organismo comicial de Venezuela (www.cne.gov.ve) e introducimos ambas cédulas? ¿Cómo supimos que en una sola casa de habitación de tres cuartos estaban registrado más de 40mil electores, la mayoría de ellos con nombres chinos y árabes? No cabe duda de que alguien filtraba esos datos y la oposición genuflexa, conchupante y cómplice se daba a la tarea de divulgarlos… 135

fomentando así, lógicamente, la abstención en gran parte de los electores de oposición que pensaban que serían una pérdida de tiempo ir a votar en aquellas caricaturas comiciales. Las siguientes cédulas de identidad, entre muchísimas otras similares, de supuestos electores venezolanos, aparecen – descaradamente – en el portal del C.N.E. 10, 13, 14, 17, 55, 84, 97, 99, 100, 103, 111, 117, 119, 123, 126, 132, 134, 155, 159, 160, 163, 172, 193, 196, 212, 214, 217, 222, 231, 241, 252, 255, 334, 403, 405, 422, 467, 1002, 1010, 1034, 1040, 1043, 1082, 1085, 1093, 1503, 1515, 1535, 1586, 2024, 2031, 2049, 2080, 2090, 3389, 5021, 5061, 5089, 5095, 10070, 10076, 10092, 19989 Todos los electores cuyas cédulas de identidad aparecen relacionadas arriba, pasan de los 100 años, aunque esto no quiere decir que estén muertos. Si usted lo quiere corroborar, puede visitar el portal de Esdata, en la siguiente dirección: http://www.esdata.info/venezuela Esa relación de supuestos electores es una pequeña muestra entre millones, pero es suficiente como para invitar a las autoridades del REP (Registro Electoral Permanente) a investigar más a fondo. Lo más descarado del caso, es que esta información viene rodando desde hace años, se recuerda en cada “elección” o “referéndum” y, aún así, las autoridades del C.N.E. no tienen la delicadeza de eliminar las evidencias, que ya han traspasado las 136

fronteras de Venezuela y pululan en la red y en los medios de comunicación extranjeros. ¿Por qué los directivos del máximo organismo comicial no ordenan el retiro de esta información absurda del portal oficial de esa “importante” institución? Simple y llanamente, suponemos que entre otras razones, para promover la abstención dentro del electorado de la oposición. Justamente, las máximas autoridades del C.N.E. se han negado, rotundamente, a depurar este padrón electoral. Un importante porcentaje del electorado no se presta para votar en unos comicios donde el árbitro se presenta tan abiertamente descarado, porque siente que lo ofenden y le pisotean su dignidad. Yo creo que ni en la Uganda del ex boxeador, Idi Amín Dada, sucedieron estas sinvergüencerías. Si en verdad queremos que nos llamen valientes, patriotas y luchadores (incluyendo en ese lote a nuestros estudiantes), debemos comenzar por evitar ser co-participes de esta ofensa nacional, donde se usa el gentilicio venezolanos como papel higiénico. Nadie, en Venezuela, podrá levantar su cabeza, dignamente, mientras estas cosas sucedan en nuestro país… aunque esa burla no es nada, comparada con la DESCARADA E IMPUNE depredación que llevan a cabo los cubanos de Castro en Venezuela, delante de las narices de un pueblo descendiente de los próceres de América y de aguerridos caciques, donde terminarán llevándose – al paso que van – hasta los bombillos de las plazas, tal como sucedió en Angola, al cual dejaron sin un 137

solo palo de madera preciosa y no se llevaron el petróleo, porque habían sido contratados (los cubanos de Castro), por las multinacionales que operaban en ese país africano, para que sus pozos no fuesen destruidos durante la guerra civil entre el MPLA y la UNITA. ¡Pero acabaron hasta con los elefantes! Ya se nos ha olvidado aquel famoso grito caribe, que tanto le gusta repetir al sátrapa: “¡¡¡ANA KARINA ROTE AUNICON PAPAROTO MANTORO ITOTO MANTO!!!” (¡¡¡SOLO NOSOTROS SOMOS GENTE, AQUÍ NO HAY COBARDES NI NADIE SE RINDE Y ESTA TIERRA ES NUESTRA!!!) Venezuela, supuestamente, a finales de 1944, fue el primer país de Latinoamérica en expedir un documento de identidad nacional, durante el gobierno del General Isaías Medina Angarita, titular de la cédula de identidad No. 1. Juan Vicente Gómez, por ejemplo, jamás tuvo. Si uno es nacido en Venezuela, o ha adquirido la nacionalidad venezolana a temprana edad, se puede saber – más o menos – la edad, por el número de cédula, con muchas excepciones, claro está. Por ejemplo, mi número de cédula es 3.986.959 y el año que viene cumplo los 60 años. Nuestro hijo menor nacido en Venezuela, Eduardo José, es titular de la cédula de identidad No. 21.468.617 y acaba de cumplir los 15 años. Cuando mi hijo Eduardo se ceduló, había poco más de 21 millones de cédulas expedidas desde López Contreras hasta ese momento. Tomando esa festinada regla, podríamos comenzar a revisar el padrón electoral, para investigar cuántos muertos 138

podrían estar votando por Chávez… porque pareciera que los electores muertos son chavistas. La última cédula de identidad que relacionamos arriba, 19989, le pertenece a un “elector” llamado BERCWSKI ABELEVICH, SIMON de 107 años de edad. La primera de las cédulas, la No. 10, le pertenece a un “elector” llamado RIERA FORTIQUE GREGORIO JOSE, de 122 años de edad.

Uno de esos votantes inscritos en el C.N.E., con la cédula 22521123 tiene un nombre repleto de consonantes: NNAMCHI ONUCHUKWU OKOH, que pudiera obedecer a un nombre del lejano oriente, por allá… por la Cachimbimbia, sin embargo, ha levantado suspicacias. Cuando se le preguntó a la presidenta del C.N.E., Tibisay Lucena, cómo era posible tal nombre, la respuesta fue: “Qué voy a saber yo… pregúntenle a la madre de ese individuo, que fue quien le puso el nombre.” En un solo día, en el estado Zulia, nacieron miles de niños con el mismo apellido González. Pero eso no era lo más insólito: todos ellos sacaron sus cédulas el mismo día, ya que los números en las cédulas de esos ciudadanos fueron registrados en serie, siguiendo una frecuencia consecutiva. Antes de cada elección recibíamos por email varias fotos de cédulas de un mismo individuo (la misma foto en todas ellas), pero con diferentes nombres y números. Supuestamente este individuo forma parte de 500mil más, que entre ellos podrían generar unos 2millones de votos para el régimen. 139

Esta práctica de cedulación múltiple, por cierto, no es exclusiva de “La Quinta”… en la “Cuarta República” también conocimos de individuos, al menos de uno, que fue cedulado TRES VECES con diferentes nombres y números de cédulas – de origen cubano, por cierto – y de apellido (original) Ugarte, quien fue cedulado tres veces “por motivos de seguridad del Estado”, según aceptó el entonces Ministro del Interior. A este individuo, quien luego fue el jefe de seguridad de Telcel, lo llamaban – jocosamente – con el remoquete de “El Triple Cedulado”. En una de esas conversaciones sacadas al aire por Unión Radio en Miami, entre Julio César Camacho y Nelson Bocaranda, éste último nos tiró el dato que varias máquinas de cedular ciudadanos fueron enviadas a Cuba para darle identificación, en Cuba, a sabrá-Dios cuántos cubanos. ¿Para qué llevar las máquinas a Cuba si desde la misma oficina central de cedulación, en Caracas, se podría hacer el mismo chanchullo? La evidencia más palpable de cómo cedulaban a extranjeros en la Venezuela de Chávez, en este caso, colombianos, la podemos encontrar en el famoso caso de los “Paracachitos de Daktari”, un show que “reventó” el 9 de mayo de 2004, en el cual me vi directamente involucrado, estando ya en Estados Unidos, donde llegué el 24 de abril de 2004. Más adelante, en este libro, cuando lleguemos al capítulo de los “Paracachitos”, les narraré con muchos más detalles todos los pormenores que pude recabar 140

sobre este “intento de magnicidio” al “presidente” Chávez. Pero por ahora, vayámonos por un momento a ese “evento histórico” para corroborar cómo se cedulaban extranjeros en la Onidex (Oficina Nacional de Extranjería) con la intención de abultar el padrón electoral, con supuestos electores que “votarían” (electrónicamente y a distancia) a favor del oficialismo, suponemos. Según relató el entonces funcionario de la Onidex, Julio Javier Jaimes Hernández (titular de la cédula de identidad No. 9.248.127), él fue comisionado por su jefe inmediato, el Sargento Técnico (de la Guardia Nacional) José Rafael Rojas, para acompañar a más de un centenar de ciudadanos colombianos, que en autobuses que se trasladaban desde el pueblo de Ureña (estado Táchira y frontera con Colombia) hasta Caracas, a fin de ser cedulados en las oficinas centrales de cedulación. Esto, por cierto, está en autos y su declaración la pueden leer si la buscan en cualquier buscador de la Internet. Esos mismos colombianos fueron los que terminaron “capturados” en la Finca Daktari, de mi propiedad, aprovechándose el régimen de que yo estaba ya asilado en Estados Unidos, luego de casi dos meses de vivir en la clandestinidad, tras los sucesos de “La Guarimba”, acaecidos entre el 27 de febrero y el 6 de marzo de ese mismo año. Lo interesante de ese traslado humano, es que más de un centenar de colombianos indocumentados pasó – sin tormento alguno – por las docenas de alcabalas (móviles y fijas) de la Guardia Nacional, 141

incluyendo la de San Antonio, en el estado Táchira, que es la más “brava” de todas. Según Jaimes Herández, era una operación habitual, porque los guardias ni se inmutaron. “¿Ah, van a cedularse a Caracas? ¡Pasen, pues!” En un país como Venezuela, donde todos los días se internan a nuestro territorio cualquier cantidad de guerrilleros y paramilitares colombianos; donde operan bandidos y narcotraficantes, el tránsito por nuestras carreteras y alcabalas de indocumentados para cedular debe ser tan común, que hasta se pudo “introducir” (y atravesar el territorio nacional) un contingente de “mercenarios”, supuestamente, para asesinar a nuestro “señor presidente”. Por cierto, ni el funcionario Jaimes Hernández, ni el sargento técnico, José Rafael Rojas, fueron acusado de delito alguno. ¿Extraño, no? En las vísperas de cada elección se nos distribuían los nombres y cédulas de votantes con más de 150 años de edad, con sus respectivos datos electorales, en los cuales se podía ver dónde estaban registrados para votar. La ancianita Josefina Molina Lantz, nacida el 4 de abril de 1831, es posiblemente, la electora más anciana del planeta. Si usted coloca ese nombre en cualquier buscador de la Internet, verá que la doñita es famosísima. Según el periodista argentino Andrés Oppenheimer, existen – de acuerdo con los registros del REP (Registro de Electoral Permanente del C.N.E.), más de 39.000 ancianos en Venezuela, mayores de 100 años, que votan en las elecciones de Chávez. Hubo un año en 142

el que el padrón electoral creció un 30% o más, cuando el crecimiento normal histórico no sobrepasaba el 3%... o algo así. Era increíble. Como ya he dicho: por un lado nos informaban de las graves y descaradas irregularidades y por el otro lado, acto continuo – en la misma entrevista – nos llamaban a votar. ¿Cómo entender ese fenómeno? “Nuestros” líderes nos decían que mientras más votáramos, más difícil le era al régimen hacernos trampas… difícil, mas no imposible. Todas esas burdas burlas, en el mejor de los casos, fomentaban y generaban una gran ABSTENCIÓN y no era para menos. Jamás ha sido posible DEPURAR ese padrón electoral para eliminar los chanchullos, los muertos votantes, los superhéroes de las comiquitas, etc. No se hará jamás, mientras Chávez tenga la llave del “closet” donde se guarda ese padrón electoral, porque a él le conviene inflar la población registrada de votantes, para jugar con esa cifra y manipularla como mejor le convenga, total que “cuadren” los números. Una trampa bien montada, porque aquellas irregularidades había que denunciarlas… lo que NO procedía era llamar al voto, a menos que se adecentara aquella situación incorregible dentro de una tiranía, como la que existe e impera en la Venezuela de Chávez. Nadie, en su sano juicio, puede advertirle al electorado de los chanchullos existentes e, inmediatamente, llamar a que acuda a las urnas, como si fuesen pendejos los electores, 143

alegando que mientras más electores acudían a votar, menos trampa nos podían hacer… o más se dificultaba el proceso fraudulento. Aún así, ese pueblo se apendejó y votó, confiando en esa fuerza de presión, que jamás existió. Confiando en que los estudiantes velarían por cada uno de nuestros votos… que al final no sirvió para nada. Sin saber que la trampa final estaba en otro lado, no en las mesas electorales, donde no llegan estudiantes ni pasantes...ni María Santísima. He aquí un ejemplo evidente, para terminar de ilustrar el caso. María Corina Machado, presidenta de la ONG Súmate – una institución que dice velar, entre otras cosas, por la transparencia de las elecciones en Venezuela – el 3 de diciembre (de 2008), en entrevista que le dio a “Noticias 24.com”, respondió lo siguiente, cuando le preguntaron si después de las elecciones del 23 de noviembre (2009) había un Hugo Chávez fortalecido o debilitado: “Creo que es más importante resaltar qué institución queda fortalecida y yo creo que en ese sentido, la institución del voto queda profundamente afianzada como institución en la que todo el pueblo cree. Quiero diferenciar entre la confianza en el voto y la confianza en el Consejo Nacional Electoral, porque a veces no es fácil distinguir una de otra. Hay un CNE que claramente ha puesto cualquier tipo de obstáculo antes, durante y después de un proceso electoral. Por lo tanto, hay una gran desconfianza en amplísimos sectores del país, incluyendo sectores cercanos al oficialismo y 144

otra cosa es que la gente vaya adquiriendo más confianza en el voto como un mecanismo de expresión, como un mecanismo de poner barreras.” Si unas declaraciones como esas no marean al elector, nada lo hará. Si, tal vez se crea en el voto, pero si se vota en Finlandia, en Suiza o en Suecia… digo yo. Cuando le preguntaron a la María Corina si ella creía que el CNE puso en práctica un proceso confiable en las mencionadas elecciones, donde la oposición se sintió victoriosa, porque le reconocieron una fracción de las gobernaciones que terminaron ganando y unas cuantas alcaldías dentro de las que debió haber ganado, la presidenta de Súmate respondió: “No, no creo que el CNE haya puesto en práctica un proceso ni limpio, ni transparente, ni justo, los cuales son elementos fundamentales para un proceso electoral.” Pero cabe destacar en este libro, que María Corina Machado es una de las dirigentes de la oposición que llama al voto y promueve la vía electoral como opción para recuperar la cordura y las libertades en Venezuela. ¡Tenemos razón, pero vamos presos! A este tipo de incongruencia no estaba preparado el elector venezolano. Fueron muchos los elementos adversos que ayudaron a perder a Venezuela por varias décadas… y cuando la recuperemos, tendremos que comenzar desde cero, si acaso. A apenas 72 horas antes de la contienda electoral “entre” Manuel Rosales y Hugo Chávez, por la 145

presidencia de la república, uno de los jefes de la campaña de Rosales, y máximo componente de la componenda maléfica, Teodoro Petkoff, comunista rancio de vieja data, editor de uno de los medios planos de comunicación más identificados con la oposición abierta, ex comandante de la guerra de guerrillas castro-estalinistas de los años sesenta y setenta en Venezuela, declaró – desde el comando de Rosales – al connotado periodista César Miguel Rondón, que de perder Manuel las elecciones seguiríamos en la pelea, conformando lo que él llamó “La Oposición Democrática”. Jamás y nunca los venezolanos habían escuchado a un alto dirigente de una de las toldas en pugna electoral, medio-cantar derrota antes de unos comicios… y menos a 72 horas de los mismos, en especial cuando el electorado opositor estaba eufórico bajo la seguridad de que se produciría una verdadera avalancha de votos que le pondría fin a las pretensiones dictatoriales y tiránicas de Hugo Chávez. Esa misma estratégica la volvió a repetir semanas antes del referéndum por la enmienda constitucional del pasado 15 de febrero (de 2009). En esa oportunidad aseguró que Chávez podría ganar en buena lid, pero que eso no sería el fin del mundo… que la oposición seguiría trabajando duro para roncarle en la cueva a un Chávez seguramentedisminuido en el 2012. Pero ahí no paró el asunto. Faltando días para el referéndum, declaró en su diario – “Tal Cual” – que Hugo Chávez tendría entre sus pretensiones, modificar totalmente la constitución en su próximo 146

período presidencial, a partir del 2012. Era evidente, para Petkoff, que Chávez ganaría ese referéndum y lograría la famosa enmienda que le dio la opción de seguir postulándose, eternamente, para la presidencia de la república. ¿Cómo será, para Petkoff, esa nueva constitución que Chávez tiene en mente para la Venezuela del futuro inmediato? Habría que preguntarle a uno de los máximos líderes de esa oposición venezolana. Pero por los frutos ya conocemos al personaje cuya intención, según Petkoff, será la de darnos una nueva carta magna. ¿Será una copia fiel de la constitución que Castro redactó para la Cuba castroestalinista? Habría que preguntárselo al analista Petkoff. Faltando poquísimos días para el garabato comicial del 15 de febrero (2009), Petkoff fue entrevistado, nuevamente, por César Miguel Rondón, a quien le advirtió que la ABSTENCIÓN sería el mayor enemigo de la oposición. A Petkoff se le olvidó que esa ABTENCIÓN, que tanto daño le hacía al “NO”, estaba promovida por el seremillón de irregularidades en torno a todos los comicios preparados por el régimen y divulgadas por el mismo régimen y por los propios medios de comunicación de la oposición. Petkoff dijo, además, que no obstante, la oposición ahora estaba mucho más madura que antes. César Miguel Rondón no le preguntó en qué sentido esa oposición (el liderazgo, se supone) había madurado 147

con respecto a años y eventos anteriores. ¿Mejor organizada en las mesas? Todos los dirigentes de la oposición sabían que las elecciones, en Venezuela, no se pierden ni se ganan en las mesas. Además, ese mismo día, el mismo periodista entrevistó a una dirigente de un grupo organizado de testigos, quien le aceptó que para ese día – faltando horas para cerrar las inscripciones de los testigos de mesa – todavía no estaban completos los testigos que defenderían los votos del “NO” en las 34.322 mesas electorales de Venezuela. Todo me hacía recordar a aquel nefasto personaje quien nos aseguró, de caras al Referéndum Revocatorio, que el mismo estaba “blindado”, a prueba de fraude. “Me engañaste una vez, la culpa es tuya… me engaste dos veces: ¡la culpa es mía!” Para rematar la entrevista que César Miguel Rondón le hiciera a Teodoro Petkoff, el pasado miércoles 11 de febrero (de 2009), éste le dijo que el comunismo soviético había sido un inmenso fraude. ¿Será que al amigo Petkoff le hicieron un trasplante de cerebro? Todavía me acuerdo cuando en el año de 1982 lo entrevisté, a él y al Secretario General del PCV (Partido Comunista de Venezuela), Héctor Mujica, sobre el “Caso del Avión Cubano”, y Petkoff se mostraba más “comecandela” hacia el comunismo que el propio Mujica. Entonces, Petkoff estaba ya bastante viejito como para saber que el comunismo, sea soviético o de cualquier índole, era un INMENSO FRAUDE. Algo similar ocurría con la periodista-política venezolana, Isa Dobles, quien se demoró toda una 148

vida en darse cuenta – viviendo en Cuba – que Castro era un desalmado asesino, un psicópata y un genocida, a pesar de ver cómo había destruido a su país y de cómo había dividido a la familia cubana… sin mencionar cómo mató venezolanos durante los años sesenta y setenta. Bienvenida a las filas de la oposición, pero a la de la VERDADERA oposición, a la oposición A Chávez, no a la oposición DE Chávez. Ella, una persona que se conecta directamente con la diosa María Líonza (y dice ser su vocera particular y personal), debió haber sido alertada por esa fuerza espiritual, para haberse retractado MUCHÍSIMO ANTES de sus ideas castro-estalinistas. Ella también promueve, en la Venezuela de Chávez, la vía electoral. Esa misma tarde del 11 de febrero (de 2009), me comuniqué por teléfono con un connotado líder del partido Social Cristiano COPEI (amigo de toda una vida) a quien le pregunté si él en realidad creía que podríamos defender los votos en las mesas y si – en realidad – él se creyó el cuento chino de que Chávez había sido presionado el 2 de diciembre de 2007 para que aceptara la derrota del “SI”. Ese dirigente de la oposición, quien había pertenecido a la funesta y desaparecida “Coordinadora Democrática”, me respondió: “Coño, Robert… tú sabes cómo es.” Inmediatamente le dije: “No, yo no sé cómo es, ¡dímelo tú…!” Fin de la conversación telefónica. Se escuchó un “click” y luego el tono de ocupado. Pero hay más. Con el pasar de los días se incrementaba el terror de los ciudadanos venezolanos, sobre todo, a las puertas de unas 149

elecciones. Hubo una herramienta que se empleó para servir como arma de presión para ayudar al pueblo a tomar una decisión en cuanto a por quién se debía votar: el elemento del secretismo. El 12 de febrero de 2009, en conversaciones entre Julio César Camacho y el periodista de la oposición, Nelson Bocaranda, éste último le aseguró al director en Miami de Unión Radio, que el régimen había corrido la bola en torno a que el satélite Simón Bolívar tenía la capacidad de saber por quién había votado cada elector… una bola que el propio Bocaranda ayudaba a propagar dentro y fuera de Venezuela. Tomando en consideración la capacidad que tuvo el régimen de saber quiénes habían votado en contra de Chávez durante El Firmazo, datos que fueron publicados en la tristemente-famosa “Lista Tascón”, no dudamos que muchos hayan caído en la trampa. Después de todo, un ex ministro del Interior de Chávez, ex diputado a la Asamblea Nacional por la tolda oficialista, Pedro Carreño (o “Carroña”, como cariñosamente le llama el pueblo opositor venezolano), nos había tratado de vender la historia en la que aseguraba que Direct TV, a través de su plato “bidireccional”, podía saber qué hacíamos en nuestros hogares cada vez que sintonizábamos ese canal de cable. (Nota importante: para aquellos lectores no-venezolanos, esa historia es tal cual la he narrado, no estoy bromeando ni exagerando). El mismo régimen, por debajo de la mesa, corría también la voz en cuanto a que el voto NO era 150

secreto. Se hablaba mucho de esos famosos aparaticos electrónicos llamados “capta huellas”. Se decía que había una frecuencia establecida por medio de la cual era posible saber cómo votó cada quien, pues antes de emitir electrónicamente el voto, pasaba por una máquina que lo identificaba. Nunca se dejó claro si era o no posible tal cosa, pero ante la duda, muchos votantes, debemos estar seguros, debieron haber decidido votar a favor del régimen, por aquello del “por-si-acaso”… o “por-si-lasmoscas”, porque no es que creamos en las brujas, pero de que vuelan: ¡vuelan! El otrora-comandante de las guerrillas castroestalinistas de los años sesenta y setenta en Venezuela, el Dr. Américo Martín, envió miles y miles de emails alertando sobre esta bola, lo que ayudaba a divulgar el mensaje subliminal del régimen en cuanto al falso secreto del voto. Entre muchas otras peticiones, los líderes de la oposición debieron haber hecho presión para que esos aparaticos electrónicos (las llamadas capta huellas) fueran sacadas, del todo, de las elecciones venezolanas. Mal podrían, entonces, alegar esta tramoya tramposa luego del fraude, pues era del conocimiento público que muchos, muchísimos, electores consideraban que sus votos no serían secretos y, en consecuencia, pudieron haber votado “SI”, cuando apoyaban al “NO”. Lo mismo que las famosas encuestas en las cuales los encuestadores llegaban a un barrio y le preguntaban a un ciudadano: “¿usted va votar por 151

el SÍ o por el NO?” Bueeeee. Los venezolanos podrán ser pendejos, pero no “bolsas”. Posiblemente se lo estaba preguntando a un vecino del jefe de La Piedrita… o a un empleado público, o a un pobre venezolano que pensaban que lo estaban fichando. Es imposible “encuestar” a los venezolanos, a estas alturas del juego, sobre si están o no a favor del régimen, porque ya se estableció el terror. Aún así, “nuestros” líderes se pasaban horas discutiendo los resultados de esas encuestas… y el pueblo elector, también. Eso, sin contar con el factor complicidad de muchas empresas encuestadoras. Una de ellas, Datanalisis, “la pegó” de cuajo, publicando una última “encuesta” donde se reflejó, exactamente, el porcentaje final de los comicios. ¿Por qué habrá sido? El 12 de febrero de 2009, faltando 3 días para el referéndum del 15 de febrero, César Miguel Rondón entrevistó a uno de los cinco directivos principales del C.N.E., el Dr. Vicente Díaz, quien se dice que es imparcial, pero que – por dignidad – ha debido renunciar al día siguiente de su nombramiento. Este directivo resaltó el inmenso ventajismo que a favor de la opción del “SI” había de cara al mencionado referéndum. Fue más allá y catalogó el proceso comicial como un evento totalmente desigual, donde la mejor parte se la llevaba el oficialismo. Comentó sobre la descarada ventaja en cuanto a la propaganda electoral pautada por los medios controlados por el régimen. Describió la ilegalidad en cuanto a propagandas a favor del “SI” colocadas en instituciones públicas, lo que está 152

terminantemente prohibido por la Ley Orgánica del Sufragio. Habló de la evidente usurpación de poderes por parte de los oficiales militares del “Plan República”… y paremos de contar. Ante un panorama como el que nos pintó el Dr. Díaz en su conversación telefónica con el periodista Rondón, solo con la ayuda de Dios, hubiéramos podido lograr la victoria. Se hizo evidente, una vez más, que El Señor no se involucra en materia política de los pueblos… al menos, de los pueblos gentiles, como el nuestro. El siguiente entrevistado de César Miguel Rondón de ese mismo día, fue un dirigente estudiantil, quien estaba denunciando a las autoridades oficialistas por negar todos y cada uno de los permisos a las manifestaciones de calle que solicitaron los estudiantes a lo largo y ancho del país. La concentración que los estudiantes pretendieron montar en la Avenida Bolívar, fue negada. Sin embargo, se le otorgó permiso al oficialismo para que en esa misma avenida despidiera la campaña electoral, el 13 de febrero. Incluso, una marcha programada por los estudiantes que comenzaría en Catia y terminaría en Petare, de punta-a-punta de la Ciudad de Caracas, fue negada por las autoridades del régimen. En el pasado un tanto lejano, los venezolanos votábamos por medio de unas tarjetas grandes y otras chiquitas. Las tarjetas grandes representaban el voto presidencial y las pequeñas, las posiciones parlamentarias. El empleo de esas tarjetas permitía 153

comprobar, más allá de toda duda, la manera en que un determinado elector había votado. Los adecos, se decía mucho, premiaban con dinero en efectivo, a quienes votaban por el candidato de Acción Democrática. Para cobrar el bono lo único que había que hacer era presentar todas las tarjetas electorales, menos la de Acción Democrática, ya que uno introducía la tarjeta del candidato deseado, y se llevaba para su casa – de recuerdo – el resto de las tarjetas. Pero si se votaba nulo, es decir, si no se introducía tarjeta alguna, entonces el elector pícaro podría cobrarle a los adecos y a los copeyanos, porque podría mostrar las tarjetas sobrantes requeridas para conseguir el bonito. Haya sido o no esa práctica cierta, se comentaba muchísimo, lo que – además – sentaba en la mente del venezolano la necesidad de los partidos políticos en tener un método de comprobación de la manera en que un determinado elector votaba. Esa sociedad de trampas y de tramposos era la perfecta para hacer correr bolas como aquella que aseguraba que los votos electrónicos no eran secretos, por lo tanto, las máquinas electrónicas se prestaban para fomentar el fraude electoral, sin necesidad – en esos casos – de montar la trampa físicamente. Todo quedaba en la mente de cada elector, influenciado o no por los cuentos de caminos que el mismo régimen echaba a rodar sobre el manejo inadecuado de aquellos votos electrónicos. Bajo un escenario tan viciado como el que siempre ha imperado en torno a las elecciones en Venezuela, 154

se llevó a cabo el llamado “Referéndum Revocatorio”, la esperanza blanca del pueblo opositor venezolano. Enrique Mendoza, el entonces gran líder de esa oposición y gobernador del Estado Miranda, tenía como asesor, en materia comicial, al ya famoso Ildemaro Garabato Martínez, a quien en su momento le envié la siguiente carta abierta: CARTA ABIERTA AL “GARABATO” MARTÍNEZ 27 de agosto de 2004 Respetado y muy admirado Sr. Ildemaro “Garabato” Martínez Gracias a la magia de la Internet que me permite dirigir – directamente – mis ensayos a casi un millón de lectores/ras (el de hoy está siendo enviado a 912.315 buzones electrónicos) he recibido cualquier cantidad de datos frescos sobre usted, de quien había oído hablar como algo abstracto y pintoresco. Me han dicho, por ejemplo, que fue – al menos hasta hace una semana – la mano derecha del Gobernador Enrique Mendoza en la Gobernación del Estado Miranda. Además, que durante el primer gobierno del Dr. Caldera fue presidente de la O.C.P. (Oficina Central de Personal). Hubo un lector que me dijo, incluso, que corrió por ahí un chiste sobre un avión que se apresuraba a tierra debido a su sobre-peso. Usted, según el cuento, iba en ese avión y cuando se enteró por boca del capitán que había que lanzar a un pasajero (o a 155

varios) al vacío para poder salvar la nave, usted organizó unas elecciones preservando así sus huesos. El amigo que me escribió no se acordaba muy bien del chiste, porque de eso – según él - hace ya muchos años. Créame que no tengo absolutamente nada en su contra. Como dije en mi alerta anterior (titulado “¡TRES VOTOS!”), no gané, en buena lid, las elecciones para concejal de El Hatillo, años atrás. El día en que mi amigo político de vieja data (y copeyano) me habló de usted y de su supuestas mañas para hacer triquiñuelas en las elecciones de la “Cuarta”, me pareció un tanto simpático el asunto, obviando – claro - el daño que se le hacía a los ingenuos ciudadanos que votábamos (y participábamos en elecciones) creyendo en la santa pulcritud y transparencia de los comicios. Supongo que debe haber otro “Garabato” en las filas de Acción Democrática. Tal vez mis lectores/ras saturen mis buzones con el nombre de ese experto en trampear resultados electorales por parte de la tolda blanca. Últimamente ha aparecido por ahí en los medios de comunicación audiovisual, cualquier cantidad de expertos explicándole al pueblo cómo se pudo trampear estas elecciones que acaban de pasar, donde nos escatimaron OLÍMPICAMENTE más de DOS MILLONES DE VOTOS, lo que supongo le haya hecho sentir como un niño de pecho si es cierto que en sus viejos tiempos hacía usted tropelías a la hora de contar tarjeticas de colores y de matar votos con 156

actas, etc. Entiendo que para usted la tecnología de punta que produjo tal maravilla cibernética como lo son las maquinitas “smartmatic”, está fuera de su especialidad, que es – en todo caso – el manejo de las votaciones al estilo artesanal, es decir: manualmente… como muchos de nuestros líderes proponen que se haga en los comicios del mes que viene. Quiero aprovechar esta carta para hacerle dos preguntas muy alegóricas a los inminentes acontecimientos futuros, es decir, a las elecciones para elegir alcaldes y gobernadores: De ser cierto que es usted experto en elecciones y fue asesor del Gobernador Mendoza hasta hace unos días, ¿cómo es posible que no le haya comentado que hacer trampas en los comicios venezolanos es más fácil que pelar mandarinas con las uñas largas, en especial cuando una de las partes es con-dueña de las maquinitas cuenta-votos, controla al árbitro electoral y a la sala del Tribunal Supremo de Justicia donde, en todo caso, se podría dilucidar una posible controversia… además de tener las armas y de contar con matones armados que no se paran en artículo para caernos a tiros al menor movimiento? ¿Qué cree usted de esa ingenuidad que ha invadido a gran parte de nuestros líderes que hace que persistan en ir a unas elecciones luego del MEGAFRAUDE producido el 15 de agosto pasado (del año 2004)? En honor a su derecho a réplica, pondré mi red al 157

servicio de su respuesta, si así lo desea. Creo que su criterio debe ser tomado muy en cuenta a la hora de lanzarnos a unas elecciones donde podríamos terminar graduándonos de “imbéciles útiles”, cuya gracia no sería otra que legitimar ahora a los acólitos del régimen quienes seguramente ganarán, con o sin nuestra ayuda. De usted, atenta y muy respetuosamente, Robert Alonso La carta jamás fue contestada por El Garabato o por ningún otro espontáneo que pudiera haberse lanzado al ruedo. Era más que evidente que había que evitar la contienda en ese campo de batalla conocido como la vía electoral. Eso lo sabían todos los dirigentes que engañaron a sus seguidores… como lo sabía El Garabato Martínez y todo su combo de asesorados. Así, mediante el contumaz engaño, nos ayudaron a perder a Venezuela. No cabe duda de que el pueblo opositor fue engañado por sus dirigentes, quienes, al menos, no le dijeron toda la verdad. Hubo una gran dosis de engaño, es totalmente cierto. Sin embargo, también hubo una gran dosis de cobardía y otra de flojera. No había alguien en Venezuela que desde las filas de la oposición creyera en el C.N.E. ni en el régimen. Por un lado todos los venezolanos opositores aseguraban que Chávez era un dictador, un tirano… un comunista disfrazado, sin embargo, escogieron la vía democrática y constitucional para enfrentarlo y 158

deponerlo, bajo el lema que asegura que para poder tener opción de ganar una batalla, había que darla primero. Es cierto, ¿pero bajo cuáles condiciones? Cuando Fidel Castro atacó el cuartel Moncada, el 26 de Julio de 1953, sabía – perfectamente bien – que aquella operación militar no tendría opción alguna de triunfo. Él sabía que estaba lanzando al matadero a más de un centenar de jóvenes cubanos que creía en él. Su batalla, él lo sabía, sería más política que militar, a costa de la sangre que se derramó en aquel ataque contra el segundo cuartel de Cuba, protegido por soldados entrenados quienes contaban con un armamento de guerra, mientras él “se lanzaba” con un puñado de muchachos inexpertos portando riflecitos viejos, “Marca U” (calibre .22), pistolas de cinco tiros, algunas de ellas procedentes de la guerra de independencia cubana y varias escopetas para cazar palomitas. Fidel Castro, quien como Chávez no participó en el ataque, alegando haber chocado con un muro antes de llegar al centro del cuartel, sabía muy bien que jamás y nunca hubieran logrado tomar ese imponente fuerte… y de tomarlo, nada hubiera modificado la suerte inmediata del dictador Batista. Castro planificó el ataque al Moncada con una agenda oculta. Fue un golpe mediático más que una acción paramilitar, que nada tenía que ver con la toma de un cuartel y mucho con la programada estrategia de catapultar la atención nacional e internacional.

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Al menos Castro logró sus objetivos publicitarios y le sacó provecho, aunque para los muertos fue un provecho pírrico, de aquel sacrificio pagado con vidas humanas. Pero la dirigencia de la oposición DE Chávez no aparentaba obtener beneficio alguno lanzando a todo un pueblo a las urnas. Todo lo contrario, fuera de Venezuela, el mundo entero se preguntaba hasta cuándo los venezolanos seguirían como corderos acudiendo a las elecciones chimbas que programaba el régimen y que montaba con la evidente y necesaria ayuda de aquellos dirigentes apátridas, genuflexos, cómplices, perversos y traidores. Claro, lo sabemos, el beneficio era para ellos, para los genuflexos. Aún así, el pueblo de Venezuela debió haberse sublevado bajo el concepto del liderazgo colectivo, sin seguir contando con sus líderes naturales. Los estudiantes de Venezuela, que siempre – durante “La Cuarta” – habían dado muestras de salir a formar bochinches bajo la excusa más insignificante, se revistieron de un pacifismo indescriptible, inimaginable y asombroso. ¿Qué había pasado con el espíritu de aquellos liceístas del liceo “Andrés Bello”, del liceo “Rafael Urdaneta”, del “Fermín Toro” y de tantos otros liceos de Caracas y del interior del país, que cuando la agarraban con el gobierno, alborotaban a Venezuela entera? Cuando comencé a escribir mis “alertas” desde Venezuela, recibía diariamente MILES de feedback de mis lectores. A medida en que la cosa se fue poniendo fea, iba incrementando por un lado los buzones electrónicos en mi base de datos y, por el 160

otro, disminuyendo las notas que recibía de mis lectores. Últimamente, ya en el exilio y faltando semanas para el referéndum del 25F2009, ni siquiera recibía comentarios de mis estudiantes, aquellos que querían ver sangre y a quienes les advertía que la violencia desatada iba en contra de los postulados de la resistencia moderna. Chávez logró atemorizar a todo un pueblo… y eso era parte del fraude, un fraude que incluía a los dirigentes opositores. Las pocas notas que recibía, reflejaban todas el mismo espíritu: había que salir a votar, aunque nos hicieran fraude. ¿Para qué? Si dijéramos: votábamos, nos hacían fraude y luego el pueblo saldría a las calles y se quedaría en ellas hasta que el régimen se desmoronara, entonces había un sentido claro. Hubiera sido parte de una estrategia que ha dado resultados en muchos países, como en Filipinas, como en el Perú… como en Ucrania y en Serbia, incluso: como en la Venezuela de la época de Pérez Jiménez, donde el pueblo se lanzó a las calles, días después de aquel plebiscito chanchullado por el dictador y provocó la insurrección militar que depuso al dictador. En ninguno de esos países mencionados, incluyendo a la Venezuela de Marcos Pérez Jiménez, había oposición conchupante y traidora. Los líderes de entonces estaban para defender los intereses del pueblo, no para hacerle el juego a los dictadores de turno. Mucho se hablaba de votar y de defender el voto, pero no se dijo cómo había que defenderlo. Se decía 161

que había que irse a los centros de votación para estar vigilantes. Quienquiera que haya diseñado esa estrategia es un imbécil o un traidor. Todo el mundo sabe que el día menos indicado para sublevarse es cuando el ejército en pleno está en las calles con el famoso “Plan República”, donde en cada esquina hay un pelotón de soldados con pertrechos de guerra y una alta capacidad de movilización. Si a eso le sumamos la incapacidad de un pueblo para mantener una sublevación en las calles, a menos que la sublevación se haga frente a nuestras propias viviendas – como lo sugiere la estrategia de “La Guarimba” – entonces la ecuación no podría dar otros resultados que el fracaso. Hubiera sido mucho más sencillo y seguro, alborotar a ese pueblo para EVITAR que se llevara a cabo ese referéndum que, por demás, era – a todas luces – ilegal e inconstitucional. Si no se pudo alebrestar al pueblo para que se evitara ese garabato comicial, menos se hubiera podido haber lanzado al pueblo a las calles, de manera furtiva y desorganizada, sin esperar una derrota contundente y la consabida depresión colectiva que vendría después… amén de un impresionante baño de sangre joven. Nuestros líderes sabían, o debieron haber sabido, que el día de los comicios se iba a presentar cualquier cantidad de contratiempos, tanto en las mesas como fuera de ellas. Esos contratiempos programados comenzaron a presentarse en las primeras horas de la votación. El C.N.E., deliberadamente, no instruyó debidamente a los 162

electores en cuanto a la manera correcta de utilizar las maquinitas electrónicas. No fue hasta que el pueblo comenzó a votar que se dieron instrucciones de cómo se debía esperar a que una lucecita se prendiera para poder darle al botón de votar, luego de haber presionado en las pantallas la opción del “NO” o del “SI”. Si un elector cometía ese error, el voto se consideraba nulo y había que parar el proceso y levantar un acta y el elector no tenía oportunidad de volver a sufragar, electrónica o manualmente, su voto. Ahí comenzó ya la merienda de negros. Era parte evidente del chanchullo programado, porque – como nos cansamos de advertir – quien controla las máquinas y su programación, controla el evento. Incluso, el gobernador del estado Anzoátegui, Tarek Williams Saab, del oficialismo, cayó en esa trampa y su voto fue, inicialmente, nulo. Luego de protestar, pudo resolver su situación y votar, suponemos, por la opción del “SI”. La mayoría de los que cometieron esos mismos errores, producto de la malintencionada desinformación por parte del C.N.E., no pudo repetir su voto. Ahí comenzaron a caer presos muchos de los que se comieron las boletas en blanco, en señal de protesta… o de evidente locura temporal. Para la inmensa mayoría de los seres humanos del mundo moderno, pararse ante una maquinita computarizada es ya una tragedia de marca mayor. Luego tenemos el fenómeno del entendimiento. La mitad de los hombres y mujeres del planeta Tierra son visuales y la otra son auditivos. Explicarle a un conglomerado poblacional cómo seguir instrucciones, 163

es materia de un estudio científico que no puede ser diseñado sobre la marcha, como sucedió en la Venezuela del día 15 de febrero de 2009, cuando casi la totalidad absoluta de la población electoral salió a votar sin saber cómo es que se hacía. Ahí estaba parte de la trampa que facilitaría llevar a feliz términos, para el régimen, la trampa final… la que se hace en la sede principal del Consejo Nacional Electoral y bajo la exclusiva supervisión de los acólitos asalariados del régimen o de los conchupantes apátridas y traidores. Luego vendría el estudiado factor cansancio, que imposibilitaría – aún más – el proceso de defensa de esos votos. A pesar de que muchos muertos votaron, suponemos que por la vía de los médiums que tenían ocultos en algún lugar secreto de la sede principal del C.N.E., fueron muchísimos los vivos quienes, según las autoridades de mesas, habían muerto y, por ende, no pudieron votar… sin contar los que no pudieron reubicarse y fueron programados a votar en comarcas distantes a sus domicilios y las decenas de miles de nuevos votantes, quienes no pudieron ejercer su sagrado derecho, porque el padrón electoral fue cerrado para sus debidas inscripciones. En adición, hubo muchísimas máquinas que no estaban funcionando correctamente y se debió esperar a que las repararan, porque no les era permitido a esos votantes votar en otros aparaticos electrónicos que no fuesen aquellos en los cuales debían hacerlo. Esta inconveniencia técnica, ayudó en gran medida a dilatar el proceso para ayudar a que se diera tiempo a que llegara la chusma 164

chavista, al final de la tarde, a sufragar amparada por los famosos cuadernos extraordinarios… tal y como se había denunciado se haría en ese referéndum, como se había venido haciendo en procesos anteriores, incluyendo a aquellos de la “Cuarta República”, cuando Venezuela era otra. En el referéndum del 15F2009, se emplearon todas las triquiñuelas implementadas a lo largo y ancho de nuestra infausta historia electoral, de antes y después de Chávez, pero ahora, aquella tinta indeleble que se caía con los días, diseñada para teñir el dedo meñique de los electores y prohibir así que se volviera a votar en el mismo día, se caía con un poco de cloro comercial, algo que ya había sucedido en los anteriores comicios de este régimen y que fue ampliamente denunciado en los medios y a través de la Internet, con videos y todo, a pesar de que para esa oportunidad el C.N.E. había garantizado la cualidad indeleble de la dichosa tinta. En muchísimos lugares, como en Madrid (España), por ejemplo, no dejaron entrar a los testigos del “NO”. Allá se formó un alboroto impresionante y los oficialistas agarraron las urnas y se fueron con ellas, sabrá-Dios a dónde. Tuvo que venir la policía madrileña a poner orden. Así fue en España, donde había manera de divulgar, en vivo y en directo, lo que estaba sucediendo en tiempo real. En la ciudad de Nueva York (EEUU), hubo amedrentamiento por parte de una chusma compuesta por no-venezolanos, que insultaban a los votantes, en la creencia que la mayoría votaría por la 165

opción del “NO”. Nos enteramos porque allá se podía transmitir los hechos en el momento mismo de sus acontecimientos, sin temor a ser víctima de la Ley Mordaza. Tuvo que incrementarse la seguridad por parte de la policía neoyorquina. ¿Cuántos sucesos similares se produjeron en Venezuela? ¡No lo sabemos! Según Súmate, las denuncias recibidas en su portal cibernético fueron miles. Es de suponer que la inmensa mayoría de los venezolanos que se tropezó con irregularidades en el momento del voto, no se animó a la denuncia… ¿para qué? ¡Muerto por mil… muerto por mil quinientos! En Estados Unidos, los centros de votación eran mínimos y no se pudieron hacer los arreglos pertinentes para que miles y miles de venezolanos pudieran votar en unos comicios tan importantes como se suponía eran los que se dieron el 15F2009. Por ejemplo, la única ciudad en la que se podía votar del estado de Carolina del Norte hacia el sureste del país, era en Miami, a miles de millas de distancia. Lo mismo sucedió en aquellos estados del centro, como Colorado, donde los votantes venezolanos tenían que votar en el consulado de San Francisco, en California, allá… en la costa oeste de Estados Unidos, lo que suponía un costo muy elevado de pagar en términos metálicos y de tiempo, en un momento en el cual todos los ciudadanos que viven en Estados Unidos están cuidando sus empleos y el bolsillo no da para mucho. A pesar de los múltiples esfuerzos que se hicieron para resolver esa situación, no fue posible llegar a un acuerdo satisfactorio. Hay que recordar que en una 166

situación tan supuestamente-reñidas como la que se presentó en los comicios del 15F2009, donde se estaba jugando la perpetuidad LEGÍTIMA del régimen castro-estalinista en Venezuela… y, según Castro, el futuro de la Revolución Cubana, los votos de los venezolanos en Estados Unidos hubieran podido haber hecho la diferencia, si el proceso electoral hubiera sido limpio y transparente. Una trampa más para el pote que nuestros líderes debieron haber contemplado ANTES de lanzarnos a jugarnos a Rosalinda en aquel garabato comicial que le puso la tapa al pomo en cuanto a perder, para siempre, a Venezuela.

Capítulo 7

LOS MEDIOS DE COMUNICACION Definitivamente, haberse enfrentado con decisión meridiana al régimen y en dónde al régimen le dolía, era una tarea imposible de realizar desde los medios de comunicación en Venezuela, así se nos haya presentado el espejismo que en nuestro país había una amplia libertad de expresión. En febrero de 2004 fui invitado, gracias a la presión ejercida por muchísimos de mis lectores cibernautas, al programa “Grado 33” que transmitía Globovisión, de lunes a viernes, en horario estelar nocturno. 167

Lo primero que me advirtió el productor de tan prestigioso programa fue que no podía mencionar, entre otras, las siguientes palabras: Castro, Chávez, Venezuela, Cuba… y muchísimo menos “Guarimba”. ¿De qué iba a hablar, entonces? El productor tenía la respuesta: “habla de cómo cayó el muro de Berlín y que el televidente saque sus propias conclusiones…” Hacía unos días, había enviado a mi red un artículo titulado “La Guarimba de Berlín”, donde explicaba cómo los berlineses, sin liderazgo alguno… más allá del liderazgo colectivo, se lanzaron a las calles, se dirigieron al ignominioso Muro de Berlín y comenzaron a destruirlo físicamente, bajo la mirada atónita de los soldados del entonces Berlín Oriental. Venezuela se encontraba convulsionada por aquellos días. “El Grupo de los 15”, sin la mayoría de los jefes de estado, se encontraba en Venezuela donde se suponía se llevaría a cabo una cumbre. Chávez amenazaba con sacar del juego político aquel tareco que llamaban “Referéndum Revocatorio” y el pueblo estaba alborotado, pues había puesto todas sus esperanzas en lo que llamé en mis escritos, “El Carrusel de Ilusiones”. Se estaban dando las condiciones objetivas necesarias para sublevar al pueblo, ya sea de una manera dirigida o de manera espontánea. Muchos de mis lectores comenzaron a presionarme para que fuese yo quien convocara a “La Guarimba”, la cual veníamos promoviendo con mucho énfasis 168

durante varios años y en especial durante aquellos días de mucha alteración cívica. Como los medios de comunicación social en Venezuela – salvo contadas excepciones y en pueblos remotos del país a los cuales acudía los fines de semanas para participar en conferencias y en asambleas de vecinos – no me daban entrada, entre otras razones, debido a mi radicalismo, me era sumamente difícil hacer un llamado claro a la sublevación cívica, activa, generalizada y sostenida. Además, si bien contaba con una importante y nutrida base de datos de miles de buzones electrónicos, mis lectores abarcaban una parte ínfima del país nacional en oposición. En la noche del 23 de febrero de 2004, me fui a la cama tremendamente deprimido. El país estaba a punto de caramelo para ser sublevado, sin embargo, no había maneras de hacerlo por la vía de los medios masivos de comunicación social. No pude dormir. Por la madrugada, a golpe de 4 de la mañana, se me ocurrió una idea que terminó siendo genial: lanzar un email a todos mis lectores pidiéndoles que escribieran a Globovisión para presionar a ese canal de televisión y lograr que me diera un espacio desde el cual hacer el llamado a las calles, al estilo de “La Guarimba”, es decir: bloqueando las calles frente a nuestras respectivas viviendas, sin confrontar y sin desplazarnos más allá del frente de nuestras casas… de una manera sostenida, hasta que el régimen se desplomara. 169

La campaña funcionó, ya que muchos de mis lectores le escribieron al canal y éste me contacto de inmediato, a las once de la mañana del día siguiente. Contrariamente a mi creencia, mi entrevista no fue en vivo. Se me pidió que estuviera el 25 de febrero (de 2004), a primera hora, para grabar mi participación. Tal cosa me aguó el guarapo, porque pensaba que el programa sería “en vivo”, pero decidí aceptar la oferta porque ya había informado en mi red que Globovisión había cuadrado la caja conmigo. Aquella participación la pueden ver si visitan la siguiente página en la Internet: http://www.mrr.name/VIDEO9.htm (Los comentarios por vía de generador de caracteres fueron incluidos por mí años después). Salí de Globovisión seguro de que mi mensaje no sería transmitido, así no hubiera mencionado los vocablos prohibidos. Para mi sorpresa, a las 6 de la tarde de ese mismo día, faltando dos horas para la transmisión del programa, me avisaron de Globovisión que la misma saldría al aire sin tijeretazos. Cuando me vi en el aire, me entró una profunda depresión. Sentí que había traicionado a mis lectores y seguidores cibernautas, porque no había mencionado “La Guarimba” ni había llamado al pueblo a las calles. Sin embargo, toqué la flauta por casualidad, pues la inmensa mayoría de aquellos que recibían mis escritos cibernéticos, entendió mi 170

mensaje como una jugada maestra. ¡Estaba llamando al pueblo a la sublevación sin mencionarlo! Dos días después, el 27 de febrero de 2004, reventaba “La Guarimba” en todo el territorio nacional: en todo el territorio nacional, no en el este de Caracas, como después quiso hacer ver el régimen, ya que hasta en el pequeño y alejado pueblo de Capacho, en el Estado Táchira, frontera con Colombia, se guarimbeó de lo lindo. A través de mis escritos me enemisté con no pocos comunicadores sociales de altura, Marta Colomina entre ellos… así como Patricia Poleo, con quien más tarde compartiría mi exilio en la ciudad de Miami. Marta Colomina era una de las más importantes e informadas analistas de la política nacional… una persona que sabía, de sobra, cómo era que se batía el cobre en Venezuela. En el año 2003 le escribí mi primera carta pública cuando se le ocurrió asegurar que Chávez estaba más blando que un mango maduro y que en cualquier momento se caía, cuando ella sabía que era todo lo contrario: en el 2003 Chávez estaba más duro que sancocho de pato viejo. Al decir esto, no solamente estaba falseando la realidad: estaba divulgando algo que ella sabía – o debió haber sabido - no era cierto. ¿Cómo podía estar Chávez guindando de un gajo, cual mango maduro, si tenía todos los controles del país nacional en sus manos? El optimismo infundado es tan 171

pernicioso como el pesimismo. Lo correcto, pensaba, se encuentra dentro del realismo. Tanto la Lic. Colomina, como el resto de los comunicadores sociales de profesión, quienes viven de la comunicación o del periodismo en el ramo de la política, tienen como prioridad el mantener su vigencia como analistas políticos. Para mantener esa vigencia hay, por encima de todo, que mantener el puesto de trabajo en el medio de comunicación donde se desempeñen profesionalmente. Hay muchas normas que no se pueden violar, si uno desea vivir del periodismo en un país con un régimen como el que impera en Venezuela. Hay que saber hasta dónde se puede estirar la liga… visualizar con claridad meridiana eso que mientan la raya amarilla. Hay que convertirse en el mapurite (el zorrillo) que sabe a quién pear (a quién echarle el chorro de líquido fétido). Es ahí cuando entra en el juego la funesta auto-censura. A Patricia Poleo, por ejemplo, le critiqué públicamente el haber publicado, con insistencia, aquel cuento chino de los “Comacates”, una supuesta organización castrense, dentro de las filas militares del régimen, compuesta – según la Poleo – por los comandantes, mayores, capitanes y tenientes de la oficialidad militar venezolana, quienes – según ella – se habían pasado para el bando contrario a Chávez. Patricia debió haber sabido que la estaban montando en la olla y si no lo supo entonces, debió haberse asesorado con quienes conocían la realidad-real de 172

nuestro estamento militar. ¿Por qué se prestó Poleo para engañar tan descaradamente a los venezolanos? No lo sabemos, habría que preguntárselo, algún día, a ella… si es que no perdemos la memoria. Unos aseguran que fue para vender periódicos y otros, porque se estaba prestando para anestesiar a ese pueblo opositor que puso toda su confianza, en un momento dado, en nuestros militares, como los de la Plaza Altamira, por ejemplo. Yo pienso que la manipularon, porque Patricia no tiene, o tenía entonces, la suficiente madurez periodística ni política… ni tenía, entonces, la suficiente vivencia o experiencia, como para saber que la estaban ensartando vil y mansamente. Digo yo. Esos neófitos, ayudaron a perder a Venezuela, porque en su momento fueron acreedores de una impresionante, infundada y absurda credibilidad. En su momento, lo que escribiera Patricia Poleo era “Santa Palabra”, casi: “¡Palabra de Dios!” Después comenzamos a darnos culazos y fuertes tropezones contra las paredes, producto de tanto mareo. La Pati se llegó a creer que era para los famosos Comacates, lo que Hebert Matthews fue para Fidel Castro. Cuando ya era evidente que aquello de los Comacates era una burda burla, Patricia aseguró que publicaría los nombres y apellidos de aquellos supuestos oficiales que le habían hecho llegar las famosas cartas amenazadoras de aquellos soldados fantasmas… pero jamás lo hizo. Aún así, luego de habernos dado cuenta de aquella farsa, malintencionada o no, Patricia siguió siendo una líder 173

de la oposición venezolana… por un tiempito, al menos. Ya en su exilio daba más brincos que un saltaperico. Un día estaba con la opción electoral, otro día con el abstencionismo… un día con Rosales y otro acusándolo de traidor para luego respaldarlo cuando fue “acusado” en la Asamblea Nacional por un tal Mario Isea, cuya participación en el libreto era la de acusar (a Manuel Rosales), para subirle las acciones de líder opositor… etc. Cuando a los implicados en la autoría intelectual por el homicidio del Fiscal Danilo Anderson fueron liberados y sus casos cerrados, Patricia Poleo optó por quedarse en el exilio, a pesar de que en una reunión que se llevó a cabo en la ciudad del Doral (dentro del área de Miami, en Estados Unidos), había dicho que ella no pretendía buscar su asilo político y que se regresaría a Venezuela a seguir luchando. ¿Qué daño le había hecho la Poleo al régimen? ¡Ninguno! Todo lo contrario, con la novela que montó sobre los Comacates y demás “tubazos”, lo único que hizo fue incrementar la depresión colectiva y marear al pueblo verdaderamente-opositor de Venezuela. Chávez se nutrió, directa o indirectamente, de estos comunicadores para guaralear y marear al pueblo más allá de lo imaginable. Por eso, en parte, perdimos a Venezuela. En un momento dado, la prensa comenzó a correr la bola que a Chávez, los militares, le había prohibido seguir presentándose con el uniforme militar del Ejército de Venezuela. Gran parte del país pensó que Chávez estaba bajo presión militar y, una vez más, 174

crecieron las esperanzas infundadas. Al pasar el tiempo, Chávez se hizo diseñar un uniforme especialmente para él, como Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas de Venezuela. Últimamente se le ve mucho en ese glamoroso uniforme, con unos galones inventados por él, jamás utilizado en los uniformes militares venezolanos. Para el lector, televidente o radioescucha común, la auto-censura podría pasar por debajo de la mesa. En la mayoría de los caso esa práctica pasó desapercibida. Mientras, tanto el ciudadano de a pie continuaba percibiendo una Venezuela irreal, falsa… idealizada o maquillada por esos comunicadores que sabían, perfectamente bien, que la verdad estaba siendo mancillada y castrada, a costa de mantener esa vigencia profesional, la cual, entre otras cosas, le permitía al periodista de oposición llevar el plato a la mesa a sus respectivos hogares. La auto-censura no solamente se ejercía dentro del territorio nacional. Fuera de Venezuela existía (y existe), también, una marcada, clara, cobarde e infausta auto-censura en los medios de comunicación y entre los comunicadores sociales que vivían (y viven) de la industria de la comunicación fuera del país. A finales del pasado año, 2008, uno de los más ferviente detractores del régimen de Venezuela, Orlando Urdaneta, reapareció en los medios de comunicación de Miami con un programa radial llamado “Merendando con Orlando”. El programa se comenzó a transmitir desde la estación Unión Radio 175

de Miami. Tuve la desgracia de escuchar la primera entrega del espacio que moderaba mi amigo y compañero de causa, Orlando Urdaneta. Ese primer programa Orlando lo comenzó con un triste y bochornoso acto de mea culpa, rogando la disculpa y el perdón de todos aquellos personajes públicos a quienes atacó en sus innumerables presentaciones públicas y en sus prestigiosos, patrióticos, valientes y concurridos programas de televisión, dentro de Venezuela… en especial en aquel espacio que todas las noches (de lunes a viernes) transmitía el canal noticioso Globovisión. Como el principal personaje atacado por Urdaneta era el sátrapa, supuse que le estaba pidiendo disculpas públicas a Hugo Chávez Frías. El mea culpa de mi amigo Orlando me sumió en una gran tristeza, pues estaba viendo cómo se derrumbaba la imagen de uno de los más grandes y valientes opositores del régimen de Chávez, quien estaba en el exilio de Miami acusado en mi misma causa, la causa de los “paracachitos”. Un venezolano que decía la verdad y, que por decirla, tuvo que salir al exilio con su familia. Lógicamente que los comunicadores sociales son seres humanos que comen y tienen familias a quienes mantener. Era evidente que a Orlando se le puso como condición, para poder producir en función propia y de su familia, el apartarse de su lucha patriótica, ya no política, porque Orlando nunca fue político. En consecuencia, sus programas radiales, en Unión Radio de Miami, estaban cargados de gracias y chistes, de eventos sin transcendencia, 176

como el reporte de las efemérides del día, comentarios sobre eventos culturales que se llevarían a cabo en la ciudad de Miami, cuentos sobre las costumbres venezolanas, anécdotas ligeras de su vida como figura pública del país y cosas por el estilo. Nada que ofendiese al régimen, porque Unión Radio tiene el grueso de sus inversiones, por ahora, en Venezuela. Creo que Orlando no llegó al mes con su programa light. Un buen día no lo escuché más. Esta triste historia de uno de los venezolanos más dignos y valientes de la era castro-estalinista de Venezuela, me temo, se repetirá en el tiempo con otras figuras no menos importantes, algo que los cubanos en Miami están ya acostumbrados a ver y que no levanta el más mínimo asombro. Aquellos periodistas o comunicadores sociales que se les han enfrentado a Chávez y que no tomaron la decisión de coger mínimo, fueron sacados de raíz del juego y tuvieron que salir del país. Otros, dentro de Venezuela, le bajaron el volumen a su lucha por la recuperación de la patria, pero el grueso de esos comunicadores ha seguido como aquel cuento del mapurite (del zorrillo) mencionado arriba, que sabe hasta dónde pear, es decir, dónde está ubicada esa raya amarilla. No todo lo que se decía en contra del régimen, lo afectaba. Muchos de esos ataques, lo ayudaron a atornillarse – eternamente – en el poder. Por ejemplo, oponérsele férreamente a Chávez, en 177

tiempos electorales, era parte del juego macabro, apátrida y traidor que desde la oposición se llevaba a cabo para darle legitimidad a los comicios organizados e inventados por la tiranía. Mientras tanto, los venezolanos opositores veían en esos comunicadores, actos de gran valentía, porque le estaban ladrando al régimen desde el patio. Pero jamás escuchamos una sola palabra sobre cómo debíamos sublevarnos de una manera activa, generalizada y sostenida. Jamás los escuchamos mencionar la opción de “La Guarimba”… ni cómo debíamos DEFENDER el voto, luego de un evidente fraude. Hablaban en términos genéricos y abstractos: “Hay que ir a votar y luego, hay que defender el voto…” Nunca nos dijeron cómo es que había que defenderlo o como habría que “cobrar” y, al momento en que debimos haberlo hecho – de una manera intuitiva – no nos llamaron a la defensa, pues – al contrario – salían todos en contubernio con el régimen, a aceptar la derrota, como sucedió en la noche misma del 15 de febrero de 2009, cuando Manuel Rosales salió a reconocer, una vez más, la derrota de la oposición, en compañía de otros genuflexos (como los líderes de “Podemos”) y unos cuantos importantes líderes de los estudiantes venezolanos. Organizar, desde la tribuna de un comunicador social, al pueblo opositor para que vote en contra de los intereses del régimen, en las elecciones organizadas, supervisadas y trampeadas por Chávez, NO ERA hacer oposición, era hacerle el juego – repito – al oficialismo, aunque la inmensa mayoría de los 178

ciudadanos opositores pensaran que se estaba haciendo patria… y muy valientemente, además. Hugo Chávez necesitaba de esa oposición y de esa libertad de prensa y de expresión (con limitaciones muy puntuales) para mostrar su careta de demócrata, en la cual nadie creía ya, en especial: fuera de Venezuela. Era una estrategia para aquellos que así lo requirieran, de poderse engañar y justificar el contubernio, dentro de la más pura y asquerosa complicidad, con un régimen usurpador, opresor, violador de todos los derechos humanos… y paremos de contar. Ese auto engaño ha sido empleado por el gobierno norteamericano, por ejemplo, para poder mantener unas relaciones sanas con Chávez, pues me consta que si hay algún gobierno en el planeta Tierra que sabe perfectamente bien cómo se toca el joropo en Venezuela, es el gobierno de Estados Unidos de América. Solamente tenemos que referirnos a los anuales reportes que de Venezuela y de su régimen publica el Departamento de Estado. De hecho, no fui extraditado a Venezuela gracias a la “Convención Contra La Tortura” y a la sentencia de un juez federal de inmigración norteamericano, quien consideró que nadie puede ser extraditado a nuestro país, debido a que el régimen imperante en él emplea la tortura cotidianamente. Para ayudar al régimen en su papel de demócrata, era necesaria la colaboración activa y participativa de los comunicadores sociales de la oposición.

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Chávez contó siempre (desde que era candidato a la presidencia por primera vez) con un ejército de periodistas abiertamente opositores y otros que son imparciales, tirando a oposición. Aquellos que un día comentaban favorablemente algunos de los logros del régimen y al pasar la páginas lanzaban críticas muy desfavorables. Esos, todavía, eran más peligrosos, porque se revestían de una falsa imparcialidad, cuando estaban a sueldo del régimen, o – en el mejor o peor de los casos – el régimen les permitía seguir publicando sus artículos. El día en que se ponían muy melosos con Chávez eran llamados a capítulo por el mismo régimen, para que mantuvieran una posición dura o semi-dura (no tan blandengue) en contra del oficialismo. Quince días antes de las elecciones presidenciales entre Manuel Rosales y Hugo Chávez, recibí un dato de uno de esos periodistas que el régimen consideraba su ficha, pero que estaban cumpliendo una función de infiltración a favor de la causa libertaria. Me comentaba mi fuente cómo se les pidió a todos esos sátrapas que arreciaran sus críticas en contra del candidato oficialista, Hugo Chávez, en apoyo abierto a Manuel Rosales, pero que, llegado el momento, tras el fraude y la traición programados, se dieran a la tarea de asegurar que Chávez había ganado en buena lid. Aquí en Miami había (y hay) una señora que se hacía (y se hace) pasar por periodista, a quien, muy pronto, bauticé con el remoquete de “La Mata Hari”. Una mujer que explotaba la más exquisita sifrinería, metiendo el cuento de que era políglota y muy culta. 180

Había engañado a quienes había podido, claro está. Tras disparates y disparates, compartió su espacio con un cubano muy corrido en el periodismo, quien ha tenido que hacer de tripas corazón para poderse mantener a su lado y así poder cobrar los quince y los últimos, a pesar de que hacía el papel de un jarrón chino y solamente habla cuando “La Mata Hari” así lo consideraba o cuando ésta se tomaba unos díitas de descanso, para viajar a Venezuela sin mayores tormentos. Esta señora fue una de las organizadoras de un viaje a la OEA en Washington, donde fuimos a pasar frío y a hacer el ridículo, aunque ella hizo turismo y aprovechó para tirar físico y comer sabroso en la capital de Estados Unidos de América. En ese viaje, donde se suponía que la OEA nos recibiría una carta en la cual las diversas comunidades de latinoamericanos estábamos pidiéndole a Hugo Chávez que no siguiera interviniendo en los asuntos de nuestros países, la “Mata Hari” se lanzó un discurso pidiéndole al C.N.E. de Venezuela que nos dieran las condiciones mínimas para poder concluir quién ganaría las elecciones presidenciales venezolanas en buena lid. Esa parte del discurso, grabado por mí en mi cámara de video, la publiqué en la Internet como evidencia inequívoca de su posterior traición. Bien. La noche en la que Rosales nos traicionó, la “Mata Hari” me llamó por teléfono para que me dirigiera a una estación virtual de radio llamada “Radionexx”, que operaba desde Doral, en las 181

inmediaciones de la ciudad de Miami. Para allá me fui y cuando me vio se me abrazó llorando y diciéndome: “Robert, tú eras el único que tenía razón… Rosales nos ha traicionado.” La “Mata Hari” tenía entonces un programa radial en la estación “La Poderosa”, en el horario estelar del mediodía y junto a quien le sirvió para proyectarse en otras direcciones más importantes. En la noche de la traición de Rosales me había invitado para que participara en su programa del día siguiente, invitación que acepté, por supuesto. Cuál habrá sido mi sorpresa cuando escucho a la “Mata Hari” decir al aire y ante los micrófonos de “La Poderosa”, que había que reconocer que Chávez le había ganado a Rosales en buena lid. ¿En buena lid? El compañero de la “Mata Hari”, al ver mi cara, se levantó y me susurró al oído que no le respondiera, porque no quería un escándalo público al aire. Me pidió que no hablara y me prometió darme toda la hora en su programa de la tarde, en la misma estación… promesa que cumplió. Unos días antes de las elecciones regionales del 23 de noviembre (de 2008), la llamé al aire y le pregunté – en el aire – si ella creía que estaban dadas las condiciones para que los venezolanos pudieran acudir a las urnas en buena lid. Su respuesta, por supuesto, fue positiva. “Sí están dadas las condiciones para que los venezolanos puedan votar en buena lid…”, me respondió – tajantemente – la “Mata Hari”. 182

¿Qué había cambiado en el C.N.E. para que se nos asegurara que ya podíamos ir a votar en unas elecciones claras y transparentes? Habría que preguntárselo a la “Mata Hari”, por supuesto. Todo lo contrario, con cada elección se incrementaban las irregularidades. Sin embargo, estos comunicadores tapiñados, que se hacían pasar por opositores, tenían la misión de legitimar el triunfo del régimen, por medio de la excusa que más a ellos les gustaran: abstención, desorganización, presiones emanadas desde arriba, falta de unidad de la oposición, engaño al pueblo más miserable, etc. Todo menos que hubo trampa. Se pudo haber admitido cierta manipulación y cierto ventajismo por parte del régimen, pero jamás que hubo trampa, cuando ésta era más que evidente. Al mismo tiempo, los medios de comunicación se dieron a la tarea de comparar a Cuba con Venezuela, pero en planos distintos. Por ejemplo, aseguraban que los venezolanos tenían alma democrática, pues llevaban 40 años naciendo y siendo criados en democracia, mientras que los cubanos no sabían qué era eso, razón por la cual no supieron cómo derrocar a Castro por la vía democrática, pacífica, etc. Una inmensa falsedad diseñada para mantener a los venezolanos opositores en un estado vegetativo… o de anestesia general. Veamos la realidad. Desde el año de 1902, cuando se constituyó la República de Cuba y fue nombrado Don Tomás Estrada Palma como el primer presidente de la recién fundada república, hasta el final de 1958, cuando Castro tomó el poder en Cuba, los 183

cubanos vivieron 42 años de democracia, considerando al segundo término de la presidencia del General Gerardo Machado y Morales como el primer período dictatorial en la isla (1929-1933) y los seis años de dictadura del General Fulgencio Batista y Zaldívar (1952-1958). Si vamos a considerar al gobierno del General Isaías Medina Angarita como el comienzo de la era democrática en Venezuela (1941) y sacamos el cómputo hasta que Hugo Chávez llegó al poder, los venezolanos disfrutaron de 44 años de democracia, dos más que los cubanos… sin comparar, por supuesto, la calidad de esa democracia experimentada en un país y el otro. Desde el primer día en que el General Batista dio el golpe de estado el 10 de marzo de 1952, comenzaron sectores importantes del pueblo cubano a revelarse, siendo el movimiento dirigido por Fidel Castro uno de los tantos que se alzaron en contra de la dictadura de Batista. Incluso, el pueblo cubano cayó en la trampa electorera de Batista y acudió masivamente a unas elecciones chimbas montada por el dictador en 1958, faltando meses para que cayera ese régimen. Los cubanos intentaron tumbar a Batista desde las urnas, y eso que se estaba desarrollando una virtual guerra civil en la isla y el país estaba total y absolutamente convulsionado. Desde el mismo día en que Castro llegó al poder en Cuba, comenzó la llamada “contra-revolución”. Contrariamente a la estrategia de lucha que con todo el fracaso del mundo se escogió para enfrentar el 184

desastre de Chávez en Venezuela, los cubanos – quienes también fracasaron en todos los intentos – escogieron la confrontación directa y frontal, donde el costo se computó en sangre derramada, vidas perdidas, centenares de miles de presos políticos y millones de cubanos al exilio. Sin embargo, muchísimos comunicadores en Venezuela, participaron en la orquesta que tocó una música engañosa, en la cual los venezolanos – ignorantes del proceso cubano – escuchaban falsedades en torno a cómo el pueblo cubano jamás luchó por su patria, razón por la cual – según aquellos cuentos diseñados para engatusar a los venezolanos y hacerles creer que estaban en el camino correcto de lucha – Castro permaneció en el poder eternamente. Un periodista que debe de estarle agradecido a la providencia por haber estado en el lugar correcto en la época correcta del chavismo en Venezuela es, sin duda alguna, el Ciudadano Leopoldo Castillo, quien ha sabido aprovechar, en términos de pesos y centavos, la gran desgracia del pueblo venezolano, entreteniendo a sus televidentes desde un programa diario que se cuida mucho de no pasarse de la raya amarilla, dando la impresión, para el ojo noentrenado, que se trata del primer programa opositor al régimen de Chávez. Un espacio donde muchos de nosotros, los radicales, estábamos vetados. Una producción en donde se jurungaba hasta la saciedad la cadena, pero JAMÁS se metían con el mono… mapurites que sabían muy bien a quién y cómo pear.

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El 16 de diciembre del año 2002, El Ciudadano estaba levantándole la moral a los valientes venezolanos que habían logrado concluir – sin mayores tropiezos – una marcha. Una marcha similar a las muchísimas que se llevaron a cabo en Cuba, al principio de la revolución castro-estalinista, cuando ya el pueblo cubano comenzaba a virársele a Castro. En un momento de euforia, al Ciudadano se le ocurrió reproducir al aire un comentario que, según él, le había dicho un amigo cubano residenciado en Venezuela, quien le aseguró que si en Cuba hubiera habido venezolanos, en vez de cubanos, Castro no hubiera durado un año en el poder. El Ciudadano había traído a colación el supuesto comentario de su supuesto amigo cubano, porque estaba eufórico con las proezas de los marchantes venezolanos. Esa misma noche me senté delante de mi computadora y le escribí una carta al periodista Leopoldo Castillo, El Ciudadano, que le dio la vuelta al mundo y produjo miles de reacciones manifestadas a través del correo electrónico de la Internet; una epístola que seis años después no había perdido su vigencia, pues a pesar de que Chávez no ha fusilado a un solo venezolano, ni ha atiborrado las cárceles de prisioneros políticos, ni ha cerrado las fronteras del país, ni ha desmontado los medios de comunicación, etc, ya ha cumplido 10 años en el poder y todo indica que terminará gobernando al país desde un geriátrico… y, luego, desde la morgue: 186

El Hatillo, 16 de diciembre de 2002 Ciudadano Leopoldo Castillo Conductor del programa “Aló Ciudadano” Globovisión, Caracas Ciudadano Castillo: Entre las múltiples desgracias de salir como un paria hacia el exilio, está la de tener que oír imprecisiones alegres y generalizadas sobre lo que supuestamente fue la Cuba de ayer y los cubanos de siempre. En ese sentido y desde muy niño, ya fuera de mi patria, he tenido que soportar la atroz infamia que aseguraba – entonces – que todas las cubanas eran prostitutas y Cuba, el prostíbulo del Caribe. Cuba se forjó una tal vez merecida fama por sus prostitutas y casas de prostitución. Existía en tiempos de Batista un funesto turismo sexual que atraía a los putañeros extranjeros a una isla que además de muchos atributos naturales, culturales, históricos y artísticos, ofrecía toda una gama de mujeres de vida alegre de las más variadas categorías, tal y como siempre se ha encontrado en las grandes capitales del mundo, porque La Habana – además – era hace 43 años, una de las grandes capitales del mundo. Cuando el éxodo masivo cubano se hizo sentir por el globo terráqueo, nuestros padres y madres fueron mostrándole al mundo que había muchísimo más en el cubano que la etiqueta de la prostitución. Demostramos ser un pueblo productivo, honesto y tremendamente trabajador. Ayudamos a construir grandes empresas y a generar riquezas y fuentes de 187

trabajo en aquellas naciones que nos abrieron sus corazones y nos brindaron hospitalidad, como fue el caso de Venezuela, donde nacerían mis cuatro hijos de un vientre, por cierto, cubano. Criamos a nuestros hijos enseñándoles el amor por Venezuela pero cuidando siempre que se sintieran orgullosos de ser cubanos de sangre. Así se aprendieron – al mismo tiempo – el “Gloria Al Bravo Pueblo” y el “Himno de Bayamo”, cargados de sentimientos heroicos ambos, donde se enseña que la virtud y el honor de una nación son valores tan importantes como el de morir por la patria para alcanzar la vida eterna y heroica en la mente y en el corazón de los pueblos. Tras la pesadilla que hoy le ha tocado vivir a Venezuela, y a todos aquellos cubano-venezolanos que como mi familia hicimos patria en esta bondadosa nación, se ha fomentado un nuevo calificativo despectivo, infame y carente de toda verdad, cual es la de que los cubanos fuimos unos cobardes que abandonamos la patria en manos del castro-comunismo sin haber hecho el patriótico esfuerzo de luchar por ella. Lo peor de todo es que en oportunidades he oído tal aberrada afirmación de boca de quienes se dicen cubanos exiliados y – para mi profundo dolor – hoy, en su programa, dijo usted haber oído que la razón por la cual Castro logró apoderarse de Cuba es porque en nuestra patria no había venezolanos, queriendo con esto asegurar que hubiesen sido los 188

valientes venezolanos quienes les hubieran salvado la patria a los cobardes cubanos. Viniendo de un comunicador social como usted – supuestamente amigo del exilio cubano en Venezuela –, esto fue un puñal de acero que le ha clavado en los corazones a miles de mis compatriotas cubanos, en especial cuando fue dicho en horario estelar y en la versión especial de su prestigioso programa – “Aló Ciudadano” – el cual usted con tanto atino dirige y que se ha adueñado de la inmensa sintonía del televidente venezolano. Las razones por las cuales Castro se adueñó de Cuba son muy extensas y variadas como para plasmarlas en esta carta ya de por sí larga, pero para sintetizar, le puedo decir que son muy similares a las razones por las cuales Chávez está en franco proceso de adueñarse de Venezuela, pero con un agravante que afortunadamente los venezolanos no tendrán en su contra: Castro se hizo apadrinar por la Unión Soviética. Así como en el caso de Venezuela, que hoy nos ocupa, hay una inmensa dosis de culpabilidad tanto en los cubanos como en los venezolanos, por haber abonado el terreno de nuestras naciones para que emergieran caudillos totalitarios vociferando la promesa de la construcción de una patria justa, apelando a los más elementales derechos de nuestros ciudadanos, los cuales – sin duda – fueron criminalmente descuidados por las clases dirigentes de ambos países, como ha venido sucediendo y sucede hoy en prácticamente todos los países de 189

nuestra América, desde México hasta la Patagonia. Tuvo mucho, muchísimo que ver también la corrupción de nuestros gobernantes y gobernados y el creer que a 90 millas de los Estados Unidos, o en el quinto productor de petróleo del mundo no podría instalarse el comunismo internacional. Al igual que en Venezuela, terminamos construyendo un poder judicial al servicio de unos pocos y no al servicio de la justicia. El cubano de ayer, como el venezolano de hoy, creyó en cantos de sirenas y se enamoró de un populista que llevaba marcado en la frente – con evidente claridad – el sello de la traición, la mentira y el engaño. Ambos pueblos se negaron a guiarse por la razón para darle riendas suelta a la pasión colectiva, cual quinceañeras seducidas por mozos corridos en cuestiones de amoríos. Pero en el hecho de asegurar vehemente y alegremente que fue la cobardía del cubano la razón por la cual Castro ha podido subyugar a su pueblo durante cuatro décadas hay un universo de equivocación. Cuando el cubano de ayer, como posiblemente suceda con el venezolano de hoy, se vino a dar cuenta de la traición, era ya demasiado tarde. Castro había socavado los cimientos de todos los pilares sobre los cuales se sustentaba la patria al tiempo que metódicamente destruía también la pujante economía cubana, la tercera en América para entonces. Redujo a piltrafa – intencionalmente – la industria azucarera cubana, que equivalía a la industria petrolera venezolana. Mientras enamoraba a su pueblo, trabajaba ardua y maquiavélicamente en su agenda perversa y criminalmente oculta. Poco 190

a poco fue neutralizando todos los poderes constituidos, así como purgando su equipo de quienes él pudiera esperar una reacción de enfrentamiento, tal como sucedió con el Comandante Huber Matos, quien muy pronto alzó su voz de protesta para terminar encerrado inhumanamente durante dos atroces y martirizantes décadas. Jamás mostró reparo en ordenar la destrucción psíquica o física de sus adversarios, aún antes de que se pronunciaran abiertamente en su contra, tal como sucedió con el Comandante Camilo Cienfuegos, quien terminó sepultado en las profundidades del Mar Caribe, entre otras cosas, por mostrar desacuerdo con la detención del Comandante Matos. Al pasar los años, únicamente se quedó con su hermano Raúl y uno que otro colaborador histórico. Fue defenestrando uno a uno a sus partidarios originales para rodearse de una nueva generación de autómatas mediocres, levantadedos y sumisos, dispuestos a dejar que el nuevo padre de la patria hablara y pensara por ellos. Redactaba varias versiones de una misma ley, tal como sucedió con la Ley de Reforma Agraria, una – la cual publicó – redactada por eminentes juristas cubanos dirigidos por el Dr. Humberto Sorí Marín (quien más tarde moriría en su pelotón de fusilamiento) y la otra, que al final implantó, obra de Guevara y sus secuaces comunistas más recalcitrantes, como el Dr. Oswaldo Dorticós, quien más tarde – como mucho de sus seguidores – se volaría la tapa de los sesos de un disparo. 191

Mientras el cubano trataba de entender qué verdaderamente sucedía en su patria, Castro organizaba los CDR o “comités de defensa de la revolución”. Mientras dentro de la isla se había convertido en un sanguinario asesino que masacraba a su pueblo en los paredones de fusilamiento, fuera de ella era la vedette mundial que había derrotado al imperialismo yankee en sus propias narices. Muchos gobiernos amigos y hermanos de América, incluso, le tendieron una mano. Cuando vinimos a ver, nos encontramos en un estado solitario de total y absoluta indefensión. Llegó el momento en el cual no quedaba otra opción que huir de aquel infierno. Para cuando el cubano se vino a dar perfecta cuenta de las intenciones traidoras y tiránicas del Máximo Líder, ya el confeso dictador habían implantado en Cuba un estado de terror, totalitario, autocrático y declaradamente comunista. Claro está que aún no es el tiempo para que nuestros hermanos venezolanos entiendan y comprendan qué significa vivir en un estado de terror. No han comenzado los fusilamientos en los paredones, ni los juicios sumarios. No ha habido un solo niño que haya delatado a su padre venezolano ante las huestes de represión del gobierno. Todavía en Venezuela podemos asistir a misa sin que se nos señale de contrarrevolucionarios; podemos ver su programa (“Aló Ciudadano”) y el cubano que se sienta ofendido por algún desafortunado comentario que a usted se le escape en el aire, puede cambiar – todavía – a Venevisión, Televén, Radio Caracas, Vale 192

TV… Venezolana de Televisión, o simplemente desconectarse por un rato revisando las opciones que – todavía – encontramos en el cable y si eso no nos complace – todavía – tenemos cualquier cantidad de estaciones de radio en las bandas de AM y FM, si es que no queremos sentarnos a leer un buen libro que trate de cualquier cosa, comprado – “por la libre” – en cualquier librería de la esquina. Los negocios que se cierran en Venezuela lo hacen por cuestiones económicas, no porque se apropien de ellos las turbas “bolivarianas”, así que – todavía – el venezolano no sabe lo que significa ser “siquitrillado”. No se le puede pedir al venezolano que entienda qué se siente al encontrarse preso en su propio país, porque – todavía – puede dejarlo libremente y regresar a él cuantas veces quiera, con tal de poderlo hacer económicamente, claro. Se puede participar un viernes en una marcha de la oposición, tomar un avión para Aruba el sábado en la mañana y regresar el domingo en la noche para seguir marchando toda la semana si uno así lo desea. El venezolano no entiende qué son los “actos de repudio”, por lo que de nada vale hacerles entender lo que se siente cuando cientos de vecinos (o individuos transportados de otras urbanizaciones o barrios) se paran frente a su casa a gritarle: “paredón, paredón, paredón…¡paredón!”. Es algo así como los cacerolazos que les hemos dado a los chavistas en los restaurantes del este de Caracas, pero mucho, muchísimo más peligrosos y atemorizantes, si tomamos en cuenta que esas 193

turbas que Castro envía a las calles, tienen carácter de jurado y sentencian de acuerdo a las líneas previamente dictadas desde el escritorio del tirano. Los abogados defensores de los venezolanos – todavía – defienden a sus clientes, por lo que no vale la pena hacerles entender que en Cuba los abogados que el Estado nos asigna para que nos defiendan en un juicio político (o de conciencia), se parecen más a un fiscal acusador que a un abogado defensor. El venezolano, todavía, no sabe lo que es comprar por la libreta de racionamiento. Cada vez que hay un peligro de golpe se atiborra de chucherías – y mil otras cosas que jamás compraría en una situación normal – para pasar la fiesta, por lo que no podría entender lo que significa levantarse en la mañana para hacer una cola de cuatro horas bajo el sol caribeño (similar al sol de su patria chica, Maracaibo) para comprar un rollo de papel higiénico… o conseguir grasa de res en el mercado negro a fin de mezclarlo con hidróxido de sodio para hacer un jabón que quema la piel. No sabe lo que es echarse limón y bicarbonato en las axilas en vez de desodorante, y en el país del azúcar, sentirse con suerte si puede llevar a la casa media libra mensual por familia. El venezolano cuando cuela un café, bota la borra… por lo que de nada sirve contarle que en Cuba, la borra del café ya mezclado con chícharo tostado, se usa una y otra vez hasta que lo que salga de allí sea un líquido amarillo claro y sin sabor alguno.

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Todavía el gobierno de esta noble patria, Venezuela, no ha mandado a un solo muchacho venezolano a morir en Angola, Mozambique, Etiopía, Yemen, Zimbabwe, el Congo Belga, Afganistán, Vietnam, Camboya, Bolivia, Colombia, El Salvador... Nicaragua o Grenada, en lo que en Cuba se llaman “misiones internacionalistas”. Tampoco sabe lo que es dedicarle los fines de semanas a cortar caña sin derecho a ser remunerado, en obediencia al artículo 45 de la constitución cubana el cual reza: “Se reconoce el trabajo voluntario, NO REMUNERADO, realizado en beneficio de toda la sociedad, en las actividades industriales, agrícolas, técnicas, artísticas y de servicio, como formador de la conciencia comunista de nuestro pueblo...” Un venezolano no se puede imaginar ni por un momento que en su propia patria se le vaya a prohibir la entrada a un hotel por el simple hecho de ser venezolano, como es el caso de Cuba, donde los esbirros de Castro no permiten que los cubanos entren en aquellos hoteles que están destinados únicamente para los turistas extranjeros. El pueblo de Venezuela tiene – todavía – esperanzas en organismos internacionales como la O.E.A., por lo que de nada vale explicarle que Cuba fue expulsada de ese club hace 35 años y eso a Castro ni le quitó el sueño de una siesta. Todavía los venezolanos creen que los americanos van a sacarles las castañas del fuego, cuando la cosa se ponga fea…; ellos no vivieron la traición de Playa 195

Girón, donde nuestros muchachos de la Brigada 2506 que lograron llegar a tierra – unos 1350 brigadistas – fueron total y absolutamente abandonados en las playas con lo que llevaban consigo, tras haber sido entrenados, apertrechados y transportados por el gobierno norteamericano a la Cuba que ellos iban a liberar de las garras totalitarias del comunismo internacional. El venezolano no sabe que el combate en Girón no cesó durante un solo minuto de las sesenta y ocho horas que duró y que ante el abandono de los socios del norte, prefirieron seguir luchando hasta la última bala antes que rendirse. Tal vez jamás se enteraron que los barcos de la marina americana se veían a simple vista alineados en posición de combate frente a las costas cubanas cuando en realidad no se encontraban en posición de combate, sino de observación. No les han dicho a los venezolanos – ni a usted, Lic. Castillo – que había incluso un portaaviones, “El Essex”, que a las pocas horas de la batalla, comenzó a alejarse junto a los demás buques de guerra que se suponían brindarían el soporte martierra y aire-tierra que requiere toda invasión tradicional (tal y como se había acordado), abandonando a nuestros muchachos que nos venían a liberar a la suerte, viéndose obligados a depender exclusivamente de los pertrechos, el agua y la comida que llevaban con ellos. Ningún venezolano jamás vio erguirse en las playas de Girón y en medio de la metralla al líder cubano de aquella gesta heroica, Manuel Artime, ni lo oyó sentenciar al tiempo que miraba hacia los barcos 196

amigos girar a casa: “En las estelas de esos barcos van doscientos años de infamia...” Todavía es muy temprano para hablarle al venezolano de lo que significa vivir en un país sin ley donde la constitución se invoca pero se viola al son de la conveniencia del tirano… aunque ya están comenzando a entrar en materia en este campo. El venezolano no sabe lo que es vivir en un país sin

Manuel Artime sin radios y sin televisión que no sean los periódicos,

que controla el Estado, como es el caso de Cuba. Para él es muy fácil saber el itinerario de una marcha, porque se anuncia en todos los medios de comunicación de la oposición. Cuando se queden sin medios, entonces podrán comenzar a entender un poco nuestro drama. El venezolano no sabe lo que es vivir sin un Leopoldo Castillo, sin un José Domingo Blanco, o una Martha Colomina, un Kiko Bautista… o un Nelson Bocaranda Sardi. Los cubanos tienen que depender de Radio Martí o La Voz de Las Américas y oír las noticias que hablan de libertad y esperanza en un radio transmisor con baterías recargadas con orine y mantenidas en los congeladores… y hacerlo bajito para que el vecino no los oiga y los delate ante el director del CDR más cercano. Las mujeres venezolanas no tienen por qué temer cuando les llevan gallinas y maíz para llamarles cobardes a los infelices soldados sacados de los estratos más humildes de la población, porque éstos no fueron entrenados para calar sus bayonetas y atravesarlas con ellas. De nada vale asegurarles que una maroma similar en Cuba es simplemente 197

impensable y que con tan solo planearlo y ser descubiertas, comenzarían a purgar treinta años en un fortín heredado de la colonia española. Los venezolanos están acostumbrados a vivir en un país en donde las noticias de las masacres producidas en una marcha o en una plaza les dan la vuelta al mundo y de ellas se hablan una y mil veces, sin embargo, no podrían imaginarse vivir en un país donde los esbirros del gobierno arrementen en altamar contra un remolcador – como el “13 de Marzo” – repletos de hombres, mujeres, ancianos y niños… que pretendían llegar a tierras de libertad, tal y como sucedió el fatídico 13 de junio de 1994, sin que la prensa mundial ni los famosos organismos que velan por los derechos humanos movieran un dedo para elevar su grito de protesta. El venezolano entiende al Centro Carter como un organismo que llega a Venezuela a supervisar sus elecciones libres y soberanas, mientras que el cubano ve a sus miembros hacer turismo en la isla y pasear en autobuses de lujo frente a sus cárceles repletas de presos de conciencia. Al venezolano no se le puede meter miedo con el paredón, porque – como ya he dicho – ellos no saben de eso. Posiblemente jamás hayan oído hablar de cómo en la Cuba de Castro se les llegó a extraer a los condenados a muerte hasta la última sangre del cuerpo antes de ser fusilados, cuando se encontraban amarrados al poste del cadalso, para ser almacenada y empleada en los soldados mercenarios que Castro enviaba a guerras y 198

escaramuzas internacionales que nada tenían que ver con los intereses del pueblo cubano. Nunca un venezolano tuvo que oír a sus muchachos gritar “¡Viva Cristo Rey!” antes de recibir la descarga del pelotón de fusilamiento. Ellos no entienden cómo muchos presos cubanos pueden quedar inválidos en las cárceles cubanas, porque en las cárceles infrahumanas venezolanas, los familiares de los presos tienen la libertad de llevarles buena comida y medicina, además de visitarlos dos veces – o más – por semana. No se imaginan que en Cuba un preso puede pasar años sin ver a su familia y que muchos de nuestros presos políticos, los llamados “plantados”, llevan décadas en calzoncillos por negarse a usar el uniforme de preso común, sufriendo la inclemencia del duro invierno cubano, soportando los bayonetazos que les propinan los guardias, como respuestas a la exigencia a un trato más digno. Para el venezolano es difícil aceptar que el General Acosta Carles maltrate a sus mujeres con quirúrgicas llaves de judo, porque seguramente no ha visto cómo la poetisa disidente cubana, María Elena Cruz Varela, fue arrastrada por los pelos por una turba castrista enviada por Fidel y sacada de su casa – escalera abajo –, ultrajada hasta lo indecible y luego de romperle la boca a punta de patadas y palos, le hicieron comer sus poesías delante de su hijita más pequeña y las cámaras de televisión sin que pasara nada ni la OEA le extendiera una medida cautelar para que fuese respetada por el régimen de su país. Al cubano – en su sano juicio – jamás se le ocurriría 199

eso de irse a Washington para que la OEA le otorgue una medida cautelar. Para empezar, no puede salir de Cuba para llegar a Washington y de llegar allá, probablemente se quedaría de una buena vez. Si un venezolano pudiese leer el manifiesto que Marta Beatriz Roque y sus tres compañeros redactaron e hicieron publicar fuera de Cuba – “La Patria es de Todos” – le costaría mucho pensar que por tan ingenuo documento en donde se delata – entre otras cosas – la corrupción que abunda en la revolución, estos cubanos hayan tenido que sufrir años de prisión y torturas, salvándose del paredón gracias a las protestas de personajes internacionales como Nelson Mandela, el líder del Partido de los Trabajadores del Brasil: Marcos Rolím… y hasta Hebe de Bonafini, presidenta de las “Madres de la Plaza de Mayo” en Argentina. Tal vez suene duro, pero los venezolanos – todavía – no sabrían evaluar la valentía del pueblo cubano porque, entre otras cosas, no conocen a sus mártires contemporáneos. Pudiera llegar el momento – Dios no lo permita – en que muchos, los que puedan, tengan que tocar las puertas de otros países hermanos y bondadosos, tal y como millones de cubanos nos vimos obligados a hacer para huir de una pesadilla que tras cuatro décadas aún no ha tenido fin, para criar a nuestros hijos en tierras libres, donde poder orar en nuestras iglesias sin temor a ser repudiados o encarcelados. Sería muy triste que si eso llegase a suceder, al pasar cuatro décadas, salga un periodista por ahí, en donde quiera que un venezolano se encuentre, y diga que en Venezuela 200

los venezolanos, en vez de conquistar la libertad con el filo del machete, marchaban con cacerolas, pitos y pancartas… al son de la zamba y jugando futbolito, razón por la cual era lo más lógico que Chávez se apoderara de la tierra de Bolívar. Quizás muchos venezolanos no sepan o se hayan olvidado ya, que muchos de nosotros organizamos y dirigimos parte de la lucha contra las guerrillas comunistas que intentaron adueñarse de Venezuela en los años sesenta. Nuestro pueblo cubano es heroico y lo ha sido siempre… aún hoy lo es. María Grajales, madre de nuestro padre, el General Antonio Maceo y Grajales – “El Titán de Bronce”, quien dio su vida por la libertad de Cuba, y en el campo de batalla – tras perder a todos sus hijos en las guerras por la independencia, le dijo al único que le quedaba: “… y tú, empínate y apúrate en crecer para que des también la vida por Cuba”. Amigo Leopoldo, le ruego reflexión antes de rebotar comentarios que pudieran herir el alma de un pueblo que por demás lo admira, le debe mucho y lo cuenta entre sus filas para morir juntos en la misma trinchera, de llegar el momento. No irrespete, por favor, la imagen de nuestros héroes, aquellos que lo han dado todo por la Cuba de hoy y de siempre. No irrespete el honor de tantas mujeres cubanas que han dado muestras de verdadero heroísmo ante la ignominia castrista.

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Mientras los padres y madres venezolanas arrullaban a sus hijos con hermosas canciones de cuna, mi esposa y yo lo hacíamos con poesías sacadas de los campos de batallas de nuestra Cuba contemporánea como esta que a continuación le regalo de nuestro fallecido líder Manuel Artime, la cual trata de un niño cubano que dio su vida en la Batalla de Playa Larga (Bahía de Cochinos) – hace unos días – el 17 de abril de 1961: FELIPITO RONDÓN “Batallón 2, señor, de Infantería”, me dijiste orgulloso, Felipito Rondón, cuando a qué batallón pertenecías, te pregunté, después de una inspección. Mirabas tu cañón sin retroceso con tu rostro infantil tan arrobado, que me luciste un chico muy travieso que estuviese jugando a ser soldado. Después vino lo heroico, en Playa Larga. Tu batallón, derroche de bravura, hizo que la sonrisa roja fuese amarga cuando la Patria se creció en altura. Después, vino aquel tanque, el tanque ruso que perforó las líneas avanzadas. Aquel Goliat de acero que se expuso a retar el valor de la Brigada. Y tú, David del mundo de Occidente, 202

te plantaste ante él, altivo, entero, con tu cañón que era insuficiente para parar aquel monstruo de acero. Fue breve. No falló tu puntería. La explosión te lanzó al suelo inconsciente. Y aquella bestia herida, en agonía, pasó sobre tu cuerpo adolescente. Y te imagino altivo, sonriente ante ese Dios que tanto tú querías, seguro, Felipito, le dirías cuadrándote ante Él militarmente: “Batallón 2, Señor, de Infantería”. Amigo Castillo, cuando usted vaya a hacer algún comentario sobre la valentía del pueblo cubano, le ruego – y me disculpa – que se tome el debido tiempo para recordar nuestra historia cargada de sufrimiento y coraje. Con todo mi respeto para usted y su pueblo,

Robert Alonso Los medios de comunicación han puesto su cuota de culpa en el camino hacia la perdición de Venezuela, como ya hemos asomado. Lo mismo sucedió en Cuba, como se evidencia en el contenido de esa triste y famosa carta suicida que dejara Miguel Ángel Quevedo, editor de la famosa revista cubana, Bohemia, antes de volarse la tapa de los sesos en su 203

exilio de Caracas. Una carta que si le cambiamos las fechas y los nombres, podríamos transportarla a la realidad venezolana del momento y, sobre todo, del futuro no muy lejano, cuando se termine a escribir la historia de cómo perdimos a Venezuela: Sr. Ernesto Montaner Miami, Florida Caracas, 12 de agosto de 1969 Querido Ernesto: Cuando recibas esta carta ya te habrás enterado por la radio de la noticia de mi muerte. Ya me habré suicidado — ¡al fin! — sin que nadie pudiera impedírmelo, como me lo impidieron tú y Agustín Alles el 21 de enero de 1965. Sé que después de muerto llevarán sobre mi tumba montañas de inculpaciones. Que querrán presentarme como «el único culpable» de la desgracia de Cuba. Y no niego mis errores ni mi culpabilidad; lo que sí niego es que fuera «el único culpable». Culpables fuimos todos, en mayor o menor grado de responsabilidad. Culpables fuimos todos. Los periodistas que llenaban mi mesa de artículos demoledores, arremetiendo contra todos los gobernantes. Buscadores de aplausos que, por satisfacer el morbo infecundo y brutal de la multitud, por sentirse halagados por la aprobación de la plebe, vestían el odioso uniforme que no se quitaban nunca. No importa quien fuera el 204

presidente. Ni las cosas buenas que estuviese realizando a favor de Cuba. Había que atacarlos, y había que destruirlos. El mismo pueblo que los elegía, pedía a gritos sus cabezas en la plaza pública. El pueblo también fue culpable. El pueblo que quería a Guiteras. El pueblo que quería a Chibás. El pueblo que aplaudía a Pardo Llada. El pueblo que compraba Bohemia, porque Bohemia era vocero de ese pueblo. El pueblo que acompañó a Fidel desde Oriente hasta el campamento de Columbia. Fidel no es más que el resultado del estallido de la demagogia y de la insensatez. Todos contribuimos a crearlo. Y todos, por resentidos, por demagogos, por estúpidos o por malvados, somos culpables de que llegara al poder. Los periodistas que conociendo la hoja de Fidel, su participación en el Bogotazo Comunista, el asesinato de Manolo Castro y su conducta gansteril en la Universidad de la Habana, pedíamos una amnistía para él y sus cómplices en el asalto al Cuartel Moncada, cuando se encontraba en prisión. Fue culpable el Congreso que aprobó la Ley de Amnistía. Los comentaristas de radio y televisión que la colmaron de elogios. Y la chusma que la aplaudió delirantemente en las graderías del Congreso de la República. Bohemia no era más que un eco de la calle. Aquella calle contaminada por el odio que aplaudió a Bohemia cuando inventó «los veinte mil muertos». Invención diabólica del dipsómano Enriquito de la Osa, que sabía que Bohemia era un eco de la calle, 205

pero que también la calle se hacía eco de lo que publicaba Bohemia. Fueron culpables los millonarios que llenaron de dinero a Fidel para que derribara al régimen. Los miles de traidores que se vendieron al barbudo criminal. Y los que se ocuparon más del contrabando y del robo que de las acciones de la Sierra Maestra. Fueron culpables los curas de sotanas rojas que mandaban a los jóvenes para la Sierra a servir a Castro y sus guerrilleros. Y el clero, oficialmente, que respaldaba a la revolución comunista con aquellas pastorales encendidas, conminando al Gobierno a entregar el poder. Fue culpable Estados Unidos de América, que incautó las armas destinadas a las fuerzas armadas de Cuba en su lucha contra los guerrilleros. Y fue culpable el State Department, que respaldó la conjura internacional dirigida por los comunistas para adueñarse de Cuba. Fueron culpables el Gobierno y su oposición, cuando el diálogo cívico, por no ceder y llegar a un acuerdo decoroso, pacífico y patriótico. Los infiltrados por Fidel en aquella gestión para sabotearla y hacerla fracasar como lo hicieron. Fueron culpables los políticos abstencionistas, que cerraron las puertas a todos los cambios electoralistas. Y los periódicos que como Bohemia, les hicieron el juego a los abstencionistas, negándose a publicar nada relacionado con aquellas elecciones. 206

Todos fuimos culpables. Todos. Por acción u omisión. Viejos y jóvenes. Ricos y pobres. Blancos y negros. Honrados y ladrones. Virtuosos y pecadores. Claro, que nos faltaba por aprender la lección increíble y amarga: que los más «virtuosos» y los más «honrados» eran los pobres. Muero asqueado. Solo. Proscrito. Desterrado. Y traicionado y abandonado por amigos a quienes brindé generosamente mi apoyo moral y económico en días muy difíciles. Como Rómulo Betancourt, Figueres, Muñoz Marín. Los titanes de esa «Izquierda Democrática» que tan poco tiene de «democrática» y tanto de «izquierda». Todos deshumanizados y fríos me abandonaron en la caída. Cuando se convencieron de que yo era anticomunista, me demostraron que ellos eran antiquevedistas. Son los presuntos fundadores del Tercer Mundo. El mundo de Mao Tse Tung. Ojalá mi muerte sea fecunda. Y obligue a la meditación. Para que los que puedan aprendan la lección. Y los periódicos y los periodistas no vuelvan a decir jamás lo que las turbas incultas y desenfrenadas quieran que ellos digan. Para que la prensa no sea más un eco de la calle, sino un faro de orientación para esa propia calle. Para que los millonarios no den más sus dineros a quienes después los despojan de todo. Para que los anunciantes no llenen de poderío con sus anuncios a publicaciones tendenciosas, sembradoras de odio y de infamia, capaces de destruir hasta la integridad física y moral de una nación, o de un destierro. Y para que el pueblo recapacite y repudie esos voceros 207

de odio, cuyas frutas hemos visto que no podían ser más amargas. Fuimos un pueblo cegado por el odio. Y todos éramos víctimas de esa ceguera. Nuestros pecados pesaron más que nuestras virtudes. Nos olvidamos de Núñez de Arce cuando dijo: Cuando un pueblo olvida sus virtudes, lleva en sus propios vicios su tirano. Adiós. Éste es mi último adiós. Y dile a todos mis compatriotas que yo perdono con los brazos en cruz sobre mi pecho, para que me perdonen todo el mal que he hecho.

Miguel Ángel Quevedo LA PREGUNTA No se trataba ya del descaro con que actuaban las autoridades del C.N.E., en contubernio con los demás organismos e instituciones entregadas al régimen: además del descaro, imperaba la burla… una burla descarada y ofensiva, que traía implícita una trampa más. No importó para nada estos elementos de distorsión y el pisoteo de la dignidad nacional, los líderes de la oposición persistieron en cumplir con esa parte del libreto en el que los dirigentes opositores tenían que llevar a sus seguidores al matadero, para cumplir con un trato que les aseguraba a ellos una “parcela política”, aunque ésta fuese chimba y coja. En un país como Venezuela, donde ya existía una distorsión comunicacional descomunal, el C.N.E. presentó la pregunta que se les haría a los votantes para aprobar o no la llamada

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enmienda de apenas cinco artículos de la constitución bolivariana, cariñosamente llamada por Chávez: “La Bicha”. He aquí la histórica pregunta: "¿Aprueba usted la Enmienda de los artículos 160, 162, 174, 192 y 230 de la Constitución de la República, tramitada por la Asamblea Nacional, que amplía los derechos políticos del pueblo, con el fin de permitir que cualquier ciudadano o ciudadana en ejercicio de un cargo de elección popular, pueda ser sujeto de postulación como candidato o candidata para el mismo cargo, por el tiempo establecido constitucionalmente, dependiendo su posible elección, exclusivamente, del voto popular?" Faltando unos diítas para el referéndum (del 15 de febrero de 2009), Nelson Bocaranda, en conversación telefónica con Julio César Camacho, aseguró que en la confusión de la redacción de la pregunta se encontraba escondida la guillotina final, pues no estaba claro qué se podría y qué no se podría interpretar luego de que el “SI” le ganara al “NO”. Entre esas interpretaciones, según Bocaranda, estaba la posibilidad de que Chávez, sin tener que renunciar a su cargo como presidente y convocar a nuevas elecciones, inmediatamente después de su triunfo en el referéndum del 15 de febrero (del 2009), podría modificar, una vez más, la constitución y alargar de un solo guamazo el período presidencial a 10 años y cumplir así su promesa (SU AMENAZA) de continuar su mandato hasta el 2019… y más allá, hasta que su cuerpo aguantara. Hemos recalcado en este libro que jamás debimos haber aceptado acudir a esta caricatura de referéndum, por tratar un tema viejo, ya votado… capítulo cerrado y sellado, lo que en el campo jurídico se conoce como “cosa juzgada”. Sin embargo, la estrategia ameritaba acudir a los comicios con la ilusión por delante. Se le había asegurado al pueblo elector que, siempre y cuando se defendieran los votos, los comicios cumplirían con el objetivo de darle un nuevo parado a Chávez, quien – por cierto – ya había amenazado con volver a solicitar un referéndum similar si perdía el del 15 de febrero (de 2009) o,

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incluso, que llamaría a una constituyente, en caso de no poder lograr su enmienda por la vía de los referendos. ¡Una verdadera burla! En esa misma conversación telefónica entre Bocaranda y Camacho, el 12 de febrero de 2009, el primero le aseguró al segundo que la cosa no estaba fácil para el “NO”. ¿Y no fue hasta entonces, faltando horas para que nos degollaran, que Nelson Bocaranda se dio cuenta? No. Hacía unas semanas, en conversaciones con el mismo Julio César, Bocaranda le aseguró que no debíamos haber aceptado acudir a ese referéndum y que estaba más que claro que por la vía electoral no iríamos a ninguna parte. ¡Había descubierto el agua tibia! Debo repetir, una y mil veces además, que había cualquier cantidad de elementos para evitar que se diera ese referéndum de enmienda. Había que embasurar al país buscando la ingobernabilidad absoluta, basándonos en el atropello que de la constitución nacional estaba haciendo el régimen. Para el universo entero esa conclusión hubiera sido más que entendible. Había que sublevar al pueblo para sacar de Miraflores al régimen usurpador. Sin embargo, ya que se decidió acudir a las urnas, lo menos que pudimos haber logrado era intentar modificar la pregunta para hacerla más clara… o para hacerla clara, punto. Una tarea que se sabía sería imposible, pero que – por lo menos – se pudo haber intentado para no quedar tan mal ante nosotros mismos, como sociedad. Algo como para poderle haber dicho a nuestros nietos: “lo intentamos, pero no nos fue posible.” Tal y como fue redactado ese adefesio literario, no decía absolutamente nada y lo decía todo. Ahí no se supo por qué se estaba votando. Los electores contrarios a Chávez sabían que debían votar NO… y los chavistas tenían que votar SI. Eso era, más o menos, la realidad de aquel garabato que pasará a la historia como la mayor tomadura de pelo que régimen alguno le haya propinado a un pueblo elector. Ya veremos los remolinos que traerá el haber aceptado acudir a las urnas para votar, a favor o en contra, de aquella pregunta… eso será de coger palco. Interpretaciones irán e

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interpretaciones vendrán, en medio de un maremoto de indecisiones por parte de los dirigentes de la oposición, quienes cada día se entramparán más en la maléfica telaraña del régimen. Por la noche, celebrando, vimos a un Chávez saboreando, desde su mesa didáctica de Miraflores, una taza contentiva del néctar negro de los dioses blancos, ligado en mistificación sublime con el producto blanquecino de la ubre del consorte del toro. ¡Y Venezuela ardiendo!

LA GUARIMBA 211

El vocablo guarimba significa “refugio”, en uno de los dialectos que heredamos de los caribes. Guarimba es el nombre de un famoso juego callejero de niños, sobre todo, en tiempos donde no había Internet ni juego electrónicos. Se dibujaban - con un pedazo de carbón o una tiza - dos grandes círculos (dos grandes guarimbas) en el pavimento de la calle. Entre cada círculo había unos 15 metros. Todos los muchachos, menos uno, se metían en uno de esos círculos y el juego consistía en correr entre ambas guarimbas sin ser tocado por aquel que estaba fuera de los círculos, cazando a quienes corrían de un refugio a otro: de una guarimba a otra. En la medida en que un muchacho era tocado fuera de alguna de las dos guarimbas, tenía que quedarse preso hasta que todos los muchachos fuesen cayendo. En épocas del dictador Pérez Jiménez, la resistencia cívica diseñó un método de subversión donde se empleaban las propias viviendas de los activistas subversivos como refugios, como guarimbas. Salían de sus casas y, estando cercas a ellas, se operaba en contra de la dictadura para luego correr de regreso a la seguridad de sus casas, de sus guarimbas. A esta técnica de empleo de las viviendas como refugio se le llamó, entonces, “La Guarimba”. En aquella oportunidad no se hablaba de trancar o tomar las calles, la idea era hacer actos de sabotajes cercano a las propias viviendas de los activistas de la resistencia, para luego correr hacia ellas, donde se refugiaban antes de que “los tocaran” los esbirros del régimen perezjimenistas. De esa manera “jugaban” a la guarimba. A raíz de la “Masacre del 11 de Abril” (también llamada “La Masacre de Miraflores”, acaecida el 11 de abril del año 2002, donde fueron masacrados más de 20 venezolanos y hubo cientos de heridos por balas de fuego), nos dimos cuenta de que no nos podíamos desplazar hacia un objetivo, por muchos que fuésemos. Vimos cómo en cuestión de segundos, casi un millón de opositores que marchaba hacia las cercanías del Palacio de Miraflores, fue dispersado por un puñado de franco tiradores que hasta hoy no se sabe de dónde salió y desde dónde disparó.

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Fue entonces cuando le echamos mano a aquel concepto de refugio que nos llegó a través de “La Guarimba” antiperezjimenista, para diseñar una estrategia donde el elemento fundamental de protección fuese la vivienda de cada quien, es decir: la guarimba de los sublevados, en nuestra Venezuela moderna, la de Hugo Chávez. Como verá el lector, guarimba no es sinónimo de barricada, ni de violencia, ni de enfrentamiento. Guarimba significa refugio, aunque el término haya sido satanizado mil millones de veces por el régimen e, incluso, por la propia oposición genuflexa y cómplice. Llegó un momento en el cual no se sabía si guarimba quería decir sublevación o, simplemente, boicot. Así nació la guarimba hospitalaria, para definir las huelgas de brazos caídos de los médicos y enfermeras que pretendía mejorar sus salarios y demás condiciones laborales. Se hablaba de la guarimba educativa, para referirse a los maestros que protestaban ante el Ministerio de Educación para conseguir mejorías contractuales. “La Guarimba” debutó en Venezuela el 27 de febrero de 2004, cuando el régimen autocrático de Chávez persistía en no oír el clamor de todo un pueblo que velaba, ingenuamente, por llevar adelante aquello que se conoció como Referéndum Revocatorio, un derecho contemplado en la constitución venezolana que terminó en algo parecido a un garabato, al desconocerse y trampearse los verdaderos resultados comiciales. Pero el pueblo de Venezuela no estaba preparado para guarimbear en la modalidad muy específica en la cual fue rediseñada, de acuerdo a las condiciones muy particulares que se daban en la convulsionada Venezuela del comienzo de aquel año 2004. La gran diferencia entre “La Guarimba” diseñada en Venezuela y los movimientos masivos de calle de otros pueblos, es que en la primera se le exige a los participantes no trasladarse más allá del frente de sus respectivas viviendas, donde construirán barricadas que deben repotenciar de acuerdo a las necesidades, SIN CONFRONTAR jamás con los esbirros del

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régimen, retirándonos, estratégicamente, a nuestras respectivas viviendas (o guarimbas) en caso de una arremetida de las fuerzas oficialistas o de sus grupos paramilitares, como los Tupamaros, La Piedrita, etc. Si revisamos la obra del Dr. Gene Sharp, “De la Dictadura a la Democracia”, entenderíamos la necesidad de no agotarnos, de preservar la buena salud de cada ciudadano en resistencia y de contar con una logística que nos permita prolongar la acción de calle durante un período determinado de tiempo. La estrategia de la resistencia no-violenta propuesta por el Dr. Sharp, como veremos más adelante en este libro, contempla un levantamiento masivo final, como culminación de una campaña de resistencia ciudadana, en la cual se evite la violencia, como factor fundamental de la misma. No era llevar al pueblo opositor, de una sola vez, hacia la sublevación, la cual tendría que ser cívica, activa, generalizada y sostenida. Se requería de un verdadero movimiento de resistencia cívica (de parte de la sociedad civil) o ciudadana, con una dirección clara y tremendamente bien definida… como veremos más adelante. “La Guarimba” es una opción que siempre estuvo vigente en la Venezuela de Chávez, pero nuestros líderes la menospreciaron y la desecharon como herramienta de lucha. Guarimbas clásicas espontáneas, englobando el concepto de la sublevación cívica sin violencia o con un bajo nivel de violencia, habían dado sus frutos en diferentes puntos del globo terráqueo, aplicadas por grupos étnicos muy diferentes los unos de los otros. He ahí el caso del derrumbamiento del muro de Berlín, la eliminación de la dictadura de Marcos en Filipinas, el afianzamiento de la democracia en Ucrania, la desestabilización total de los gobiernos de Argentina, Bolivia y Ecuador, por tan solo mencionar unos pocos. Son muchísimos los que se atreven a asegurar que “La Guarimba” del 27 de febrero al 5 de marzo de 2004, fracasó en Venezuela.

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Quienes así se expresan no son otros que los acólitos propagandísticos del régimen, gente desinformada, tontos útiles o los peores: aquellos politiqueros de la oposición que se conforman con el podrido y maloliente hueso empellejado de poder que, desde las alturas, les lanza el tirano. Individuos, éstos, apátridas y oportunistas que saben que con el régimen de Chávez “agarran manquesea fallo…” Recordemos aquellos momentos históricos. El 2004 fue un año que comenzó convulsionado, gracias a la manipulación maquiavélica que el régimen desarrolló en torno al tema de aquel funesto evento que mentaron “Referéndum Revocatorio”, un invento de Chávez copiado de uno que Castro en Cuba llamó “El Proyecto Varela”. Corría la última semana del mes de febrero de aquel año y se estaba llevando a cabo en Caracas una cumbre – coja y mocha – del llamado “Grupo de los Quince”. Muchos de los presidentes del mencionado grupo no asistieron a la cumbre, temerosos del estado de convulsión, de crisis política y de ingobernabilidad que reinaba en Venezuela por aquellos días. Ante la negativa del régimen de atender el clamor de un importante y mayoritario sector de la población, la oposición convocó para el 27 de febrero (2004) una justa y necesaria marcha hacia el C.N.E., la cual fue brutalmente reprimida por los efectivos de la Guardia Nacional adeptos al régimen. Ante tal represión oficialista, ese mismo día 27 de febrero (2004), estando dadas las necesarias condiciones objetivas para una sublevación general y nacional, la Coordinadora Democrática, por boca de su entonces líder – el Gobernador Enrique Mendoza – y más tarde por boca de uno de su más importantes voceros – el diputado Andrés Velásquez – se convocó a todo el pueblo opositor a “tomar sus calles” (sin mencionar el vocablo Guarimba) a partir de las 6 de aquella misma tarde. La convocatoria se hizo, originalmente, a través de las cámaras de Globovisión, en un spot que duró varios segundos.

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Tenía ya dos años promoviendo la estrategia por el nombre de “La Guarimba”. En cada artículo que enviaba – a un promedio de 1 cada 1.7 días – me cuidaba de mencionarla y de explicarla. Los buzones que recibían estos “alertas” (como le llamaba a mis ensayos enviados por la Internet), pasaban los 300mil. Con el poder de divulgación que demostró tener la red cibernética, un importante sector del país conocía de la existencia de nuestra estrategia, que ahora había sido adecuada a la realidad contemporánea de Venezuela. La propuesta en relación a “La Guarimba” era clara, sencilla y segura: 1. Bloquear la calle frente a nuestra vivienda 2. No desplazarnos más allá del frente de ella 3. No confrontar con el enemigo Sabíamos que para que la sublevación bajo la modalidad de “La Guarimba” tuviera éxito, debía de ser: 1. Activa – donde participara un gran sector de la sociedad civil. 2. Generalizada – todos al mismo tiempo, contando con el “factor dominó” que se genera en todo movimiento de sublevación que goza del respaldo popular. 3. Sostenida – pues teníamos que mantener la sublevación durante varios días, incluso semanas. Si la sublevación era generalizada, con una participación de al menos un 30% de la población nacional y no nos desplazábamos más allá del frente de nuestras viviendas, de nuestras guarimbas, podríamos sostenerla en el tiempo, pues el desgaste, por parte de los sublevados, sería muy poco. Habíamos logrado implementar, sobre todo en la ciudad de Valencia (en el centro del país), un sistema de creación de “células de resistencia”, donde un activista nuestro se comprometía a contactar, reclutar, educar, entrenar, coordinar y supervisar, a NO MÁS de cinco amigos de mucha confianza, con el fin de conformar cada célula. Así lográbamos tres objetivos importantes:

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1. Evitábamos o minimizábamos la posible infiltración del régimen, ya que cada célula estaba compuesta por “amigos íntimos” o familiares. 2. Al mantener el número de activistas a NO MÁS de cinco miembros por célula, podría, cada líder de célula, administrarla con eficiencia, contactarla y darle las órdenes emanadas de un comando central que, para entonces, estaba instalado en la Finca Daktari, de nuestra propiedad… la cual, meses después sería convertida en polvo y en ella se llevaría a cabo una verdadera carnicería, la cual bauticé con el nombre de “La Masacre de Daktari”, donde fue pasado por el machete, más de una decena de seres humanos. 3. Echar a rodar un sistema progresivo de divulgación, ya que cada uno de esos nuevos activistas se comprometía a convertirse en líder de célula y multiplicar la original, de la cual procedían, por cinco. La primera célula de resistencia, creada en la Finca Daktari el 23 de agosto de 2003, se multiplicó por cinco, es decir: 25… esas 25 se convirtieron en 125, luego en 625, 3.125 hasta que le perdimos el control. Hoy en día sería imposible saber cuántas células de resistencia, con una capacidad de reactivación inmediata, existen en Venezuela. De ahí el gran temor que Chávez demostró tenerle a “La Guarimba”, porque los comunistas saben la fuerza que estos movimientos “underground” de resistencia tienen, lo fácil que es operarlas y lo difícil que es – para los regímenes totalitarios – encontrarlas, infiltrarlas, destruirlas o neutralizarlas. El líder de cada célula pierde la noción de quiénes forman otras, más allá de su grupo de amigos inmediato, lo que establece una formación de cadena imposible de seguirle el rastro. En adición a estas células que fuimos creando, sin prisa pero sin pausa, evitando – en todo momento – que los líderes de cada célula fueran a configurar grupos celulares de MÁS DE CINCO ACTIVISTAS O MIEMBROS, pues serían grupos incontrolaables e inseguros, viajábamos por todo el país, de punta a punta, dando conferencias y divulgando la estrategia

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para cuando llegara el momento, que estábamos seguros llegaría más pronto que tarde. Para el 28 de febrero (el 2004 fue un año bisiesto) el país entero – y no como dicen los lacayos del régimen que sólo se enguarimbó el Este de la ciudad de Caracas – comenzó a lanzarse a las calles en miles de sectores de pueblos y ciudades de la geografía nacional, incluyendo al lejano y minúsculo pueblito de Capacho, en el estado Táchira, frontera con Colombia, por donde me escaparía del país meses después. Venezuela entera se paralizó y se convulsionó. Las barricadas, hechas con neumáticos en llamas, se levantaron por doquier. Se hizo imposible el tránsito a lo largo y ancho de todo el territorio nacional. Las autopistas del país estaban desiertas y se evitó el traslado de tropas y de los temidos tanques de fabricación francesa, los AMX 30, del ejército, a tal punto que una vez finalizada “La Guarimba”, Chávez congregó a todo su poderío militar del Ejército en Fuerte Tiuna, en las afueras de Caracas, un gravísimo error de táctica militar, porque Chávez no sabe de “eso”. Debido a la generalización de “La Guarimba”, se produjo el necesario factor de la impunidad, haciendo imposible, no sólo la imputación del supuesto delito de rebelión o insubordinación, sino la captura de millones de ciudadanos enguarimbados. Sobradamente, “La Guarimba” demostró su eficacia. Para el 3 de marzo, después de cinco días de guarimba nacional, los informes que recibíamos de nuestros contactos aliados ACTIVOS, dentro de la Guardia Nacional, eran que estábamos ganando y en vía franca hacia la victoria. Los soldados de los pocos contingentes que la Guardia Nacional tenía para reprimir a los guarimberos – conformados por los famosos robocops – estaban extenuados y desmoralizados. El pueblo le perdió el respeto al régimen y a esos organismos de represión colectiva, impotentes – éstos – ante la situación de total anarquía y caos generalizado, imperante en todo el país… de oriente a occidente.

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El 4 de marzo comenzaron las confrontaciones en diversos sectores focalizados como en la urbanización Altamira, la Av. Fuerzas Armadas, la Av. Baralt en Caracas y varios sectores de la ciudad de Valencia, por ejemplo. Se produjeron arrestos y bajas. El saldo mortal – oficial – superó la decena de muertos. Sin embargo, el régimen fue incapaz de aventurarse a ordenar el macabro, criminal y genocida “Plan Ávila”, en recuerdo – tal vez – del fracaso del 11 de abril de 2002, cuando la cúpula militar se negó a masacrar al pueblo, decidiendo no seguir acompañando al presidente Chávez en su camino hacia la locura total, ya que ese plan contemplaba la masacre indiscriminada de todo aquel que se mostrara en sublevación. La ciudad que mejor guarimbeó, por cierto, fue la ciudad de Valencia, porque – como ya dije – ahí teníamos una organización casi perfecta. Sabíamos que los tanques franceses de tecnología de punta, los AMX 30, podrían ocasionarnos problemas, una vez que la sublevación cívica le diera paso a la insurrección militar, producida por una “implosión”, dentro del mismo corazón del estamento militar. Por lo tanto, enviamos a una decena de jóvenes, VERDADERAMENTE VALIENTES, que había jurado dar la vida por Venezuela y que sabía que se estaba enfrentando a la muerte, no con las manos pintadas de blanco, sino negras del hollín de los neumáticos quemados que evitarían el paso de las tropas apátridas por las calles de Valencia y hacia la capital del país. Valencia, además, era la ciudad central. Paralizando Valencia y la autopista que por ella pasa (la importantísima autopista Caracas-Valencia), dividíamos el país en dos toletes y a Caracas no llegaría suministro de ninguna clase. El objetivo de paralizar la ciudad se logró, así como el de evitar el más mínimo tránsito por la autopista entre Valencia y Caracas, incluyendo la paralización total de la ciudad vecina, Maracay, donde se encontraba la Base de Palo Negro con sus once aviones F-16, seis de los cuales estaban inservibles, debido a la canibalización empleada para mantener volando al resto de las naves, donde se les quitaban piezas a los aviones más deteriorados para reparar otros, ya que Estados Unidos había ejercido un embargo sobre el suministro de piezas para

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mantener en el aire a esas máquinas infernales, de fabricación norteamericana, algo que ni siquiera Bush pudo evitar. Varios activistas del MRR (Movimiento de Recuperación Radical) murieron en “La Paralización de Valencia”, hubo centenares de heridos y miles de detenidos que luego el régimen tuvo que liberar. No tuve el honor de estar presente en Valencia, donde hubiera querido estar, porque mi puesto de lucha era en Caracas… y, además, porque ya no se podía viajar a esa ciudad, localizada a dos horas de camino por carreta, de la capital. Tanto en Caracas, donde también sufrimos bajas, como en Valencia, pude comprobar la valentía de nuestros jóvenes… y la de muchas personas mayores (hombres y mujeres), incluyendo ancianos. Por eso cuando veo las fotos de los estudiantes “pacifistas” de hoy, dirigidos por lacayos que cumplen una agenda infame y traidora, aplaudiendo con las palmas de sus manos pintadas de blanco mientras gritan: “¡estudiantes!”, me acuerdo de mis muchachos muertos… y me siento culpable de no haberme ido con ellos. El concepto de valentía fue distorsionado, sobre la marcha, en apenas cuatro años, cuando comenzaron “Los Mediáticos” a aparecer en el panorama del liderazgo estudiantil. “Los Mediáticos” era muchachos escogidos por sus “picos de plata”, que hablaban muy bonito, con una verborrea muy fluida, pero que lo único que hicieron fue legitimar la Asamblea Nacional y la Fiscalía con sus visitas, pautadas y ordenadas por el régimen… y hacer escándalo, “mediático”, para hacerse los “musiús” (“los suecos”) al segundo siguiente de declararse el fraude, como sucedió en la noche del 15 de febrero de 2009, cuando aquellos líderes estudiantiles se escondieron detrás del cuerpo cobarde y traidor de Rosales, para aceptar el más descarado e infausto frade que haya conocido jamás el muygolpeado continente americano. Fueron “Los Mediáticos” los que inventaron el “pacifismo” dentro del estamento estudiantil universitario y “pacificaron” a los estudiantes. Nuestra idea jamás fue emplearlos como carne de cañón, ni siquiera para que confrontaran con el enemigo. Pero hay que estar claros que en el momento en que un pueblo

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se subleva, el infierno se puede desatar. Una sublevación noviolenta no garantiza que no brote la violencia, sobre todo si ésta es provocada por los infiltrados del régimen, como sucedió – en gran medida – en la sublevación de febrero-marzo de 2004 en Venezuela. Ninguno de nosotros dijo que sería tan fácil como pintarse las palmas de las manos de blanco, dar palmadas al aire y gritar: “¡estudiantes!” En la mañana del 6 de marzo de 2004, luego de ocho días de guarimba pareja, el régimen convocó a la Coordinadora Democrática a una mesa de negociaciones, a la cual la mayoría de sus miembros se negó asistir, porque se asustaron con tanto pueblo en las calles. Pero como siempre hay campo para los esquiroles, hizo presencia en el panorama nacional de aquellos días, un connotado y rancio comunista, de vieja data, llamado Pompeyo Márquez, dispuesto a tirarle la toalla al sátrapa. Chávez había amenazado a los coordinadores democráticos con el cuento que si caía su régimen, se implantaría un gobierno militar de ultra-derecha, en una Venezuela donde ellos – los políticos tradicionales – no tendrían cabida. Aún así se tuvo que recurrir a la traición de uno de esos políticos, dirigente de la tristemente conocida Coordinadora Democrática, para poder desmantelar “La Guarimba” en su momento de clímax, cuando a la tiranía le quedaban escasas horas de vida. Ese funesto día para la historia patria contemporánea, comencé a pensar que Venezuela estaba perdida o iba, inexorablemente, en vías de perderse para siempre. En la triste tarde de ese mismo 6 de marzo – fecha trágica para la democracia en Venezuela – Pompeyo Márquez, como muy bien se recordará, salió en todos los canales de televisión pidiéndole al pueblo que desistiera de “La Guarimba”, alegando que se había cumplido con ella el objetivo, que según Pompeyo, era el de sentar al régimen a negociar las bases y términos del proceso que desembocaría en el infeliz y utópico Referéndum Revocatorio, más tarde conocido como “El Mega Fraude”. El pueblo, exhausto ya, tras 7 días de intensa resistencia generalizada y sostenida, atendió al llamado traidor y apátrida del esquirol Márquez y paró “La Guarimba”. Es de hacer notar

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que junto a Pompeyo se destacaron, en la labor de aplacarle “La Guarimba” al régimen, tres individuos de la supuesta oposición venezolana: Julio Borges, César Pérez Vivas (luego premiado en el 2008, con la gobernación del Táchira) y Andrés Velásquez, precisamente uno de los que había convocado la sublevación hacía unos días. Aquella guarimba había comenzado mal, pues los líderes de la oposición sabían que se estaba tramando “algo” para el 5 de marzo (de 2004) y decidieron adelantarla, poniendo a Enrique Mendoza a convocar lo que ellos pensaban sería un fracaso. Nuestros cuadros no estaban preparados para arrancar “La Guarimba” seis días antes de su planificada ejecución. En adición a este inmenso inconveniente, muchos grupos de muchachos guarimberos, tanto en Valencia, como en Caracas y Maracaibo (la segunda ciudad de Venezuela), fueron infiltrados en las calle por elementos del régimen para fomentar la violencia, algo que el Dr. Sharp advierte en su ensayo, “De la Dictadura a la Democracia”. El día 4 de marzo me tocó ir a la Avenida Luis Roche, de Altamira, para aplacar un enfrentamiento que se estaba produciendo entre los muchachos de ese sector “escuálido” (opositor al régimen), dirigidos ya por los infiltrados que llegaban del barrio Chapellín y el ejército, pues ya el régimen había sacado al ejército, con armamento de guerra, prohibido por la constitución, a las calles… en un desesperado y último intento para aplacar “La Guarimba”, que para entonces estaba generalizada. Esa tarde murieron varios muchachos, masacrados por los soldados en algunos edificios donde fueron rematados mientras buscaban refugio. Se escuchaban gritos de “¡no me maten, no me maten!”, luego el disparo y, de inmediato, el silencio. Horas antes me encontraba en la entrada de la Urbanización Prados del Este, pidiéndoles a grito a los vecinos del sector que se reubicaran al frente de sus respectivas viviendas… pero no me hicieron caso. Nos habían avisado que varias tanquetas, con blindaje de 16mm, artilladas con cañones de alto calibre, se desplazaban hacia el sureste de Caracas. Los vecinos de esa urbanización, que sería atacada por las tanquetas del ejército, estaban violando UNA de las REGLAS DORADAS de “La

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Guarimba”: el no desplazamiento más allá del frente de nuestras viviendas. El convoy de tanquetas había salido del sector sur del Fuerte Tiuna, pero no pudo transitar y se regresó. ¡No había paso! La sublevación había sido generalizada y sostenida, pero hubo mucho desplazamiento y, ya al final, confrontación, la cual produjo muchas más bajas de las que reportó, oficialmente, el régimen. La mayoría de esas bajas, por cierto, se produjo de parte del estamento militar y de los medios de represión. En la Avenida Rómulo Gallegos, en Caracas, le dispararon desde los edificios a un grupo de motorizados de la DISIP (la policía política venezolana); ahí hubo varios muertos… o heridos graves, por parte de los funcionarios que intentaron, sin éxito alguno, burlar las barricadas. En la urbanización Santa Mónica, al oeste de Caracas, se produjeron serios enfrentamientos armados entre los vecinos y algunos elementos de seguridad del régimen, y lo mismo sucedió en la Avenida Baralt, también al oeste de Caracas, en donde hubo muertos de bando y bando. Aún así, “La Guarimba” demostró su efectividad como herramienta de sublevación ante la tiranía y de no haber sido por la complicidad traidora de nuestros propios líderes, Venezuela estaría hoy en franca vía hacia su recuperación. Por cierto, tengo que destacar que Los Tupamaros, La Piedrita, Lina Ron, el FBLN y otros grupos paramilitares del régimen, brillaron por su ausencia. Tampoco vimos bajar a los cerros. La historia la conocemos hoy. El régimen permitió el “Revocatorio” tan solo para trampearlo descaradamente, en lo que – para entonces – se conoció como el mayor fraude de la historia contemporánea de Venezuela, superado luego por los tres procesos comiciales, el del 2D2007 (con “victoria” y todo), 23N2008 y el último, que le puso la tapa al pomo, el del pasado 15 de febrero de 2009. Si bien el régimen “aceptó” haber perdido el referéndum del 2D2007, jamás llegó a publicar el cómputo final de votos, lo que evidenció un gran fraude, pues evitaron divulgar la verdadera magnitud de esa derrota y el escaso y escuálido caudal de votos que tenía el régimen de Chávez. La atención general fue desviada hacia la “victoria” y

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no fue sino meses después cuando se comentó hablar con insistencia de la falta de publicación de los votos en aquel referéndum. ¡Es que se han cansado de “mamarnos gallo” (tomarnos el pelo)! Luego del rotundo triunfo de “La Guarimba”, el pueblo esperanzado se montó en aquel carrusel de la ilusión y se avocó a la estéril, infantil e ingenua campaña electoral. Ninguno de sus líderes le advirtió que los tiranos comunistas no cuentan votos ni muertos y que sus acuerdos negociados tienen un real y tangible valor inferior al de un rollo de papel higiénico. Tras la desilusión del “Referéndum”, nos enteramos – esa misma madrugada – que nuestros líderes no tenían un “Plan B” para enfrentar el esperado y bien-anunciado fraude… y ya se venía diciendo que “La Guarimba” había fracasado: pero ¿fracasó en realidad “La Guarimba” en Venezuela? Veamos. Su primer triunfo fue el comunicacional. Hasta entonces pocos creíamos que el concepto de “La Guarimba” estaba tan generalizado a todos los niveles de la sociedad venezolana. Debido a la entendible autocensura de los medios privados de comunicación social, “La Guarimba” se había promovido, de forma masiva, a través del reducido medio de la Internet, en asambleas de vecinos, foros y conferencias donde asistíamos aquellos que la promovíamos de manera casi patológica, como único medio coherente para salir del régimen y prevenir que Venezuela cayera en el CASTRO-ESTALINISMO INTERNACIONAL, como lo había prometido Chávez en su primera visita pública a La Habana, tras salir de su prisión, luego de haber recibido el perdón del anciano presidente Caldera en 1994. La única organización programada que tuvo fue la de la conformación de las “células de resistencia”, las cuales funcionaron, con mayor efectividad, en Caracas y en Valencia. Intentábamos evitar la definitiva implantación del castroestalinismo en Venezuela, a sabiendas de todo el dolor, sufrimiento, miseria y muerte que ese sistema le produciría a nuestra querida patria.

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Cuando se convocó – intempestivamente – la masiva “toma de las calles” de toda Venezuela, aquel 27 de febrero de 2004, para las 6 de la tarde, el grito de guerra generalizado era: “¡A la Guarimba!” Aquello demostró cuán efectiva es la Internet, la importancia del mensaje boca-a-boca, aunque éste sea en asambleas minúsculas de vecinos y la organización de los cuadros a través de las “células de resistencia”. La estrategia de “La Guarimba” jamás fue promovida en medio masivo alguno de comunicación social, como la televisión, la radio o la prensa plana o escrita, algo que nos hace pensar que pudiera funcionar en la Cuba de los hermanos Castro, donde – por cierto – ya se conoce la estrategia y ha sido promovida, suponemos que tímidamente, por algunos opositores cubanos, dentro de Cuba. Ver el siguiente video: http://www.mrr.name/VIDEO8.htm Hace tiempo que la vengo promoviendo en la isla que me vio nacer, a través de unos cuantos miles de buzones cubanos que tengo en mi base de datos. También la hemos promovido mucho en Nicaragua, donde el sandinismo ha legislado en su contra, promulgando una ley que condena a 30 años de prisión a todo aquel que se dedique a trancar calles con fines subversivos. Ley que hemos bautizado con “Ley AntiGuarimba”. “La Guarimba” de febrero-marzo de 2004 en Venezuela, nos demostró que sí había una manera subrepticia de llegarle a las masas… y que el “trabajo de hormigas” da sus frutos. Otro triunfo de “La Guarimba” en Venezuela, fue su capacidad de reacción inmediata. No debemos olvidar que fue convocada con horas de antelación. En la noche del 27 de febrero el país estaba virtualmente paralizado y al día siguiente: TOTALMENTE paralizado. Corroboramos la incapacidad de movilización efectiva de los cuadros represivos del régimen, quienes solamente pudieron

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demostrar funcionalidad y operatividad a la semana de disturbios nacionales y únicamente en sectores puntuales. Sabíamos, y así nos cansamos de repetir, que le sería imposible al régimen reprimir a todo un pueblo en las calles de todas las ciudades y pueblos del país. De no haber sido por la traición de Pompeyo Márquez, Venezuela estaría hoy en libertad y, como ya he dicho, en vías de recuperación social, política y económica… y de no ser así, nos hubiéramos ya enguarimbado nuevamente. Si tomamos en cuenta que el objetivo de “La Guarimba” era – que no lo era – el de sentar en la mesa al régimen para negociar los detalles del Referéndum Revocatorio, “La Guarimba”, entonces, fue exitosa en un 100%. Fue ese discurso de Pompeyo lo que hizo el milagro – a favor del régimen – de regresar al pueblo a sus casas, desmantelando así aquella evidente sublevación cívica, activa, generalizada y sostenida. Se demostró el poder de la Sociedad Civil, que obligó al régimen – por primera vez desde que tomó el poder – a asumir una posición defensiva y a pedir cacao al adversario, negociando para ganar tiempo y oxigenarse. El fracaso vino por la parte de nuestros líderes, no por parte de la sociedad civil, a través de “La Guarimba”. Por otro lado, los aspectos negativos de “La Guarimba” de 2004 no fueron pocos. En primer lugar, como he mencionado arriba, ya al final se violaron dos de sus reglas doradas: la NO CONFRONTACIÓN y EL NO DESPLAZAMIENTO de muchos guarimberos más allá del frente de sus respectivas viviendas. Lo primero ocasionó lamentables bajas, lo que contribuyó a la desmoralización de la sociedad al ver a los muertos y heridos en las pantallas de sus televisores. Lo segundo, eliminó de cuajo la logística para poder resistir por largo tiempo sin el menor desgaste. Estamos convencidos hoy, de que quienes comenzaron la confrontación con el ejército fueron elementos infiltrados del régimen. El desplazamiento más allá del frente de nuestras

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viviendas fue producto, entre otros factores, de la desinformación parcial del pueblo en resistencia. Ambos errores pudieron haberse evitado, pero no estaba dentro de los planes de aquellos que tenían la batuta y conducción de la estrategia de oposición al régimen. El Dr. Gene Sharp, en su obra “DE LA DICTADURA A LA DEMOCRACIA”, nos advierte, expresamente, de la responsabilidad que tienen los líderes democráticos, dentro de una sublevación, de controlar el desborde de la violencia en sus respectivas comunidades o sectores. De ahí la necesidad que había de educar profundamente a los líderes vecinales para evitar que esos errores se produjeran, mermando la capacidad de la técnica o de la estrategia de “La Guarimba”. Fue una guarimba parcialmente espontánea, sin orden organizativo que la controlara en sus momentos críticos, más allá de algunos sectores claves de Caracas y de Valencia. Aun así, de no haber sido por la traición de Márquez – LO REPETIMOS – hubiera depuesto al régimen CASTROESTALINISTA de Chávez, con las consabidas consecuencias que este evento hubiera tenido en la Cuba de Castro, dependiente hoy – TOTALMENTE – del régimen que impera en Venezuela y del petróleo venezolano… sin mencionar a Bolivia, a Nicaragua y a todos los países de América que están en cola. Estamos también hoy, más que convencidos, de que nuestros líderes de la oposición – en su mayoría y con salvadas excepciones – carecían – y carecen – de la voluntad política para sacar a Chávez del poder. Vemos una macabra conchupancia (complicidad, una acción de chupar juntos de la misma teta) entre el régimen y la oposición, la cual indica – más allá de toda duda – que para ellos (para los politiqueros de oficio) es más conveniente Chávez, aunque se eternice en el poder y termine destruyendo a Venezuela, que un cambio radical que ubique al país en el camino correcto. He ahí la razón de la bochornosa tolerancia mutua. Mientras los opositores presenten una “oposición light” que no haga peligrar los cimientos de la tiranía, todo se tolerará, guardando las apariencias… claro: un imputado por aquí, otro

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por allá; unos que otros detenidos, un par de muertos y la verborrea de ambas partes a todo dar. Nada de eso hace tambalear a una dictadura. Pedir la renuncia del Fiscal General no cambia la situación de total atropello. Pedirle la renuncia al propio Chávez, no cambia el panorama un ápice. Meter un escrito en el TSJ: ¡menos! Ni siquiera es un “acto valiente”. Pensar que vamos a adecentar al C.N.E., es creer en pajaritas preñadas… o que El Pato Donald existe y vive en Orlando. Salir por las calles a arrollar como en una comparsa de carnavales, ya lo hemos visto, no impresiona a nadie… ni siquiera a la llamada comunidad internacional. Escribir y publicar toneladas de artículos de opinión en contra del régimen, es arar en el mar o intentar matar a pellizcos a un hipopótamo adulto. Pero cuando el régimen escucha los tambores de “La Guarimba”, enseguida le sale al paso. Si no, vean los centenares de artículos que aparecen en la Internet atacando a esta estrategia que ha dado resultados muy positivos ante tiranos de peor calaña que el que se gasta Venezuela. Bueno es cilantro, para Chávez… pero no tanto. En el mes de enero de 2009, cuando Chávez estaba armando su defensa ante una posible sublevación del pueblo, en lo que él sabía ya que sería un Hiper-Mega Fraude, salió con estas fuertes advertencias y amenazas en su discurso ante las mujeres bolivarianas desde el Campo de Carabobo, lugar donde se selló la independencia de Venezuela ante la corona española, el 24 de junio de 1821: “Ministro del Interior, écheles gas (se refería a echarle gas a unos centenares de estudiantes de la UNIMET – en Caracas – que estaban comenzando a enguarimbarse trancando la importante autopista Francisco Fajardo): ¡écheles gas y disuelva cualquier guarimba…! Nosotros no podemos comenzar ya mostrándoles debilidades como gobierno… ¡no podemos! Hago responsable de esto al Vicepresidente, al Ministro del Interior, al Comandante Nacional de la Guardia Nacional. ¿Y qué quieren, que vaya yo personalmente a dirigir un pelotón para disolver la manifestación? ¡No se le puede permitir a nadie que tranque una avenida o una calle o una autopista, no se

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le puede permitir! Así que a estos grupitos, direccionados por El Imperio, se los digo… y doy la orden de una vez, no hace falta que me pidan permiso. Estoy dando una orden. Porque anoche yo llamé y me dijeron: no es que lo estábamos llamando y usted estaba por allá en La Guajira con Lula, es verdad… yo estaba con Lula, pero no hace falta que yo dé permiso. Cada quién que asuma su responsabilidad: el Comandante de la Policía Metropolitana… y si no hay que quitarlo de allí y poner a alguien que asuma con autoridad, como jefe de una policía. ¿Cómo van los policías a estar ahí como unos pendejos? Les escupen la cara, los atropellan. Los dirigentes de eso… ¡hay que detenerlos! ¡Doy la orden de una vez! Señor Ministro de la Defensa, señor Ministro del Interior y los jefes de la policía: a partir de este momento, el que salga a trancar una calle, me le echan gas del bueno y me lo meten preso… si no lo hicieran, ¡me raspo a los jefes responsables! ¡me los raspo a toditos…! No voy a permitir, por debilidad de ningún tipo, que cuatro escuálidos embochinchen al país.” Ver el siguiente video:

http://video.google.com/videoplay?docid=3308877582697952207 A partir de esas amenazas, algunos dirigentes de la oposición – incluyendo a importantes dirigentes estudiantiles – comenzaron a criticar ampliamente la opción de la sublevación cívica, activa, generalizada y sostenida. Mientras los politiqueros de la oposición puedan mantener sus pírricas cuotas de poder o los descaradamente-llamados espacios políticos, la complicidad continuará en la misma medida. Echarán los tiros al aire, muy lejos de donde se saben vuelan los patos. Seguirá habiendo mucho ruido, pero poca cacería. Días antes del referéndum del 15 de febrero (de 2009), un periodista cualquiera quiso sacarle una declaración política al recién instalado gobernador, de la oposición, Henrique Capriles Radonsk y le fue imposible. Capriles, quien estaba muy

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emocionado y ocupado con su proyecto “Pico y Placa”, (para mejorar el infierno del tráfico en el Estado Miranda), le aseguró al periodista que él no estaba ahí para hacer política, que lo de él era gobernar a su estado… y hasta ahí. Cuando volvamos a tener opositores en eso que llaman Asamblea Nacional, veremos agrios debates – en lo que una vez se llamó Congreso – para engañar al público, que nos hará sentir debidamente representados ante el régimen, aunque en lo sustantivo éste avance hacia el más rancio totalitarismo CASTRO-ESTALINISTA, con las variables y los ajustes que exigen las realidades universales, en el globalizado mundo de hoy. Váyanse a la también-llamada Asamblea Nacional, en Managua, para que vayan tomando nota de lo que es un parlamento “pluralista” dentro de un régimen castro-estalinista. Esos líderes de la oposición no tenían intenciones de cumplir con la ineludible y sagrada labor de ayudar a esa poderosa sociedad civil, que languidecía en la más absoluta y deprimente depresión colectiva, a que despertara y se preparara para la RESISTENCIA ACTIVA, GENERALIZADA Y SOSTENIDA, a fin de no claudicar ante la inercia que produce la decepción y para que se mantuviera firme en su único propósito y objetivo, que no podría ser otro más que la eliminación del suelo patrio del mayor cáncer que sociedad alguna haya sufrido jamás: el CASTRO-ESTALINISMO. No hay régimen que soporte una guarimba bien hecha. De ahí el evidente y manifiesto terror que Chávez siente por ella y la razón por la cual PERSIGUIÓ IMPLACABLEMENTE a quienes la habíamos promovido como método de lucha para liberar a Venezuela del inminente peligro que supone el CASTROESTALINISMO INTERNACIONAL, ese mar de felicidad por el cual nuestro presidente nos viene amenazando que pondrá a navegar a Venezuela, como parte de su proyecto enmarcado dentro de su revolución bonita, y de eso que él llama “El Socialismo del Siglo XXI”. La estrategia de “La Guarimba” era tremendamente entendible y muchísimo más fácil de implementar. En su fase final no requería de un liderazgo, ya que se auto dirigía de manera

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espontánea y mediante el fenómeno moderno del “liderazgo colectivo”. En una oportunidad recibí un escrito de un lector que me explicaba “La Guarimba” tal y como él la entendía. Hizo tan buen trabajo, que me dediqué a publicar la carta en varios portales virtuales de la red: “VAMOS A VER SI LO ENTIENDO” Supongamos que un buen día alguien da la orden de comenzar la desobediencia civil y poner en práctica la tan traída y llevada GUARIMBA. Vivo en una urbanización del este de Caracas, digamos Los Palos Grandes y lo único que tengo que hacer es bajar a la puerta de mi casa y plantarme en medio de la calle. Si esto se hace al unísono en todas las calles de todas las ciudades del país, nos encontramos con que toda la población estaría en la calle. ¿Qué hacemos allí? Protestar. Unos con pitos, otros con raca-racas. Unos atravesarían las calles con barricadas, otros con pancartas. La circulación estaría paralizada. O más bien, no se permitiría transitar a ningún vehículo. Empiezan las preguntas: ¿cuándo haríamos LA GUARIMBA? ¿Cuánto duraría? No creo que pudiese durar mucho, porque un país paralizado poco tardaría en colapsar. ¿Sería de día o de noche? Sigo imaginando... De repente, veo la avenida atestada de gente. No veo más que cabezas. Uno empieza a gritar y vociferar consignas. Pero todo el mundo quieto, frente a sus casas, sin moverse ni un milímetro. La multitud secunda el griterío. El ruido es ensordecedor. Los carros capturados en el medio no dejan de tocar corneta. La policía y el ejército – leales – salen a poner "orden" en la población. Pero el colapso en las principales avenidas es tal, que no pueden movilizarse. Los sectores afectos al régimen no tienen problemas. Por allí no patrullaría la policía. Allí las calles están despejadas.

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Salen los "círculos" a poner su particular "orden" en ese caos. ¿Qué pasa si a alguien se le ocurre disparar primero? Hay dos opciones: replegarse a casa, o repeler la agresión disparando. En el primer caso, la calle quedaría libre, pero al instante los ciudadanos replegados volverían a salir a la calle. He aquí el juego. Ya voy entendiendo... no hace falta la confrontación. Habría que organizarse muy bien y coordinarse. Unos a la calle, otros a almorzar o a cenar en nuestras propias casas, otros vigilando, etc. ¿Cómo terminaría todo esto? ¿Con una marcha – otra – hacia Miraflores a sacar al dictador? ¿Cómo se haría la presión última? Ajá, ya vislumbro... Un arrojado general se atreve. Él da el primer paso, definiéndose, y conmina a sus subordinados a que se definan también. ¿De qué lado se pondría la mayoría del ejército? ¿Contra el pueblo o contra el dictador? En cuestión de horas, no más, el caos es de tal naturaleza que alguien debe tomar una decisión RADICAL. ¡Ahora o nunca! Empieza la movilización hacia los centros de poder: Fuerte Tiuna, Miraflores, La Carlota, Cuartel General del Ejército, etc. Dependiendo del grado de desorden, el ministro puede o salir huyendo o intentar tomar el control. Y aquí es donde se pondría de manifiesto una vez más el valor y el coraje del verdadero soldado y del verdadero ciudadano. O la patria o la tiranía. Alguien, tal vez, comience a entonar el himno nacional y este soldado al escuchar lo de "abajo cadenas", tal vez interprete que deba luchar contra estas nuevas cadenas y se una al tropel de gente que se encamina hacia Miraflores... Me recuerda mucho esta situación a lo que pasó el 11-A. Casi rodaron cabezas. A muchos los sacaron de sus apartamentos a punta de patadas, coscorrones y puñetazos (Rodríguez Chacín). Otros incluso se atrevieron a protestar por el "atropello" (Tarek Williams). Otros desaparecieron ocultándose en no-se-sabe-cuál-gallinero, para reagruparse después.

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De repente, y como suele suceder en estos casos, entramos en el Palacio Blanco. Los guardias desparecieron. El personal desapareció. Y el principal inquilino de Miraflores tampoco está. Me recuerda a la conquista de los palacios de Saddam en Bagdad, cuando al entrar los americanos no encontraron más que lujo y soledad... ¿Dónde está el susodicho? Nadie lo sabe. Las cucarachas, dirigidas por la cucaracha mayor, pusieron en marcha su plan de contingencia y desaparecieron sin dejar rastros. A lo mejor, a estas horas, ya están volando a alguna isla del Caribe (¿adivinas cuál?), pero desde luego no todos. La gente, enloquecida, busca a todo el chiripero. Hace falta un control de la situación. ¿Quién va a ser el "guapo" que se haga cargo? ¡No importa, cualquiera con dos dedos de frente y mucho amor al país! ¿Qué pasa luego...? Robert, ¿es esto la Guarimba? Sin tener demasiada imaginación, me puedo dar cuenta de que, desde luego, es una de las pocas formas que existen de acabar con esto de una buena vez. Rápido, fácil y sin bajas. Pero lo que vendría luego sería Enea..., aunque eso es tema de otro de tus alertas. ¿Qué estamos esperando? ¡Adelante con ello! No permitan que las ratas se multipliquen en su guarida y sigan pisoteando las libertades. Si esto es golpismo, yo soy golpista. ¡Y a mucha honra! A. Carballo Algo así, como lo imagina el lector Carballo, pudo haber sucedido en Venezuela, pero nuestros líderes no estaban en la misma sintonía. Veamos cuál fue la experiencia filipina de “La Guarimba”:

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Corría el año de 1983 cuando el avión que regresaba a Filipinas al opositor de Ferdinand Marcos, Benigno Aquino, tocó tierra en el Aeropuerto Internacional de Manila. Estando aún en el avión, los periodistas se internaron en la nave para entrevistar al mayor líder opositor de la dictadura filipina. En una fugaz entrevista dada para la televisión, grabada en video, a Benigno le preguntaron si estaba consciente del peligro que corría su vida a partir del mismo instante en que bajara las escalinatas y pisara suelo nacional. La respuesta de Aquino fue afirmativa. Dijo que su vida era el precio que en todo caso pagaría por la libertad de su patria. En efecto, apenas pisó suelo filipino, Benigno Aquino fue ametrallado por un sicario enviado por el hombre fuerte de Filipinas, FERDINAND MARCOS. Murió instantáneamente con una ráfaga en la cabeza… e igual suerte corrió su victimario casi simultáneamente, como para no dejar rastros intelectuales. Ferdinand Marcos había nacido en Sarrat (Filipinas) el 11 de septiembre de 1917. Sirvió en la II Guerra Mundial al lado del ejército norteamericano y fue electo presidente constitucional de Filipinas en 1965, siendo reelegido para continuar al frente del gobierno en 1969. Tuvo que afrontar una incesante confrontación civil contra las guerrillas comunistas y musulmanas, suspendió la Constitución en el año de 1972, declaró la ley marcial y, a partir de entonces, gobernó el país de forma dictatorial. La corrupción generalizada y la crisis económica caracterizaron su gobierno, además de la férrea represión criminal en contra de sus opositores. Asesinado Aquino, el país entró en una fuerte crisis de ingobernabilidad que forzó a Marcos a convocar elecciones para 1985. La viuda de Benigno, Corazón, tomó la antorcha de la oposición y se lanzó como candidata en contra del usurpador del poder que llevaba veinte años al frente del gobierno filipino y trece como dictador respaldado por su ejército y por el gobierno de Estados Unidos. Luego de una evidente victoria de Corazón Aquino, Ferdinand Marcos se declaró ganador… pero el pueblo filipino no se lo caló. Con el apoyo de la Iglesia y en especial del Cardenal Sin,

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los filipinos se aprestaron a reclamar el derecho de todo pueblo a ser libre. En consecuencia – en vez de estar guaraleando, posponiendo lo inevitable, tratando de demostrarles a las veinte mil vírgenes que hubo fraude – el pueblo salió a las calles en una especie de “guarimba espontánea”. No hubo tregua para el régimen durante más de una semana. Las protestas en total desobediencia y resistencia civil no se llevaron a cabo con serpentina, carrozas, caravanas, ni montando bicicletas en ciclomarchas. Los miles y miles de “protestantes” no tocaron pitos ni raca-racas, tampoco lanzaban serpentinas al aire ni disfrazaban a sus perros o monos con la bandera de Filipinas. Las mujeres filipinas no salieron a las calles para mostrar sus ombligos ni pintorreteadas con los colores de ese país. No hubo juegos de futbolito con los partidarios de Marcos ni se recogieron firmas ni re-firmas. Aquellos filipinos no se “pararon en artículo” porque estaban definitivamente decididos y comprometidos a no dejarse quitar la victoria. Nadie le echó las culpas a ningún “carter” o “gavirias” que hubieran podido o no ratificar la trampa. La culpa se la echaron a Ferdinand Marcos y se lanzaron a las calles con la determinación de no regresar a sus casas hasta que el dictador fuera depuesto. Siendo centenares de miles de filipinos y filipinas guarimbeando en las calles al UNÍSONO y de manera GENERALIZADA en todo el país y en especial en Manila, parte de ese mismo ejército que había apañado las vagabunderías de Marcos, al ver que era imposible aplacar a los manifestantes a lo largo y ancho de toda Filipinas, decidió retirarle el apoyo a Marcos y tomar posiciones de desafío total y frontal. Cuando la merma de la energía del pueblo filipino se hizo evidente, el Cardenal Sin logró auparlo para que mantuviera su posición de RESISTENCIA ACTIVA logrando así mantener la llama viva y ardiente en las calles. Estados Unidos le ofreció a Don Marcos una alfombra roja para que se retirara a contar su inmensa fortuna en la isla hawaiana de Honolulu, donde murió en el exilio el 28 de septiembre de 1989.

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En la conferencia organizada por la “Mutual de Cristiana Ayuda Familiar” y dictada por el Dr. Horacio Bojorge en agosto del año 2000, se expuso el tema de la RESISTENCIA ACTIVA filipina en los siguientes términos: en 1985 Filipinas, el único país católico de Asia, vivía el surgimiento de una modalidad distinta de revolución, que reflejaba las ideas de Juan Pablo II sobre la Iglesia en el mundo moderno. Ya desde fines de 1979, la Conferencia Episcopal Filipina intensificaba sus críticas públicas al gobierno del presidente Marcos, cuya actividad represora iba en aumento. En carta pastoral de febrero de 1983 acusaba al gobierno de violación sistemática de los derechos civiles y mala gestión económica, agravada por corrupción en gran escala; también protestaba por el arresto o intimidación de sacerdotes y monjas a causa de su labor por la justicia y advertía a Marcos que sin reformas básicas las tensiones irían creciendo. A los seis meses, el 21 de agosto de 1983, Benigno Ninoy Aquino, destacado opositor de Marcos que regresaba del exilio, fue asesinado de un tiro en la cabeza en el aeropuerto de Manila al bajar del avión. Un mes más tarde, medio millón de filipinos tomaba las calles como protesta contra el régimen. El 27 de noviembre, día en que Aquino hubiera cumplido cincuenta y un años, la conferencia episcopal publicó otra carta donde subrayaba la reconciliación como principal requisito de un verdadero cambio social. Los primeros meses de 1984 fueron de constante ebullición. En julio, otra carta de la Conferencia Episcopal reflexionaba sobre el asesinato de Aquino como ejemplo de una cultura de violencia instalada por Marcos e insistía en la conversión y reconciliación como única vía de cambio social. En octubre una comisión independiente concluyó que Benigno “Ninoy” Aquino había sido asesinado por una conspiración militar. En enero de 1985 fueron acusados veinticinco responsables, entre ellos el general Fabián Ver, jefe del Estado Mayor. En Julio, la conferencia

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episcopal condenaba en un mensaje “el creciente recurso a la fuerza para dominar a la gente, una alarmante realidad que nosotros los pastores no podemos ignorar”. En septiembre hubo nuevas manifestaciones contra Marcos. El 3 de noviembre, Marcos aceptó celebrar elecciones a principios de 1986. El Cardenal Sin y sus obispos auxiliares recordaron el deber del voto. El 19 de enero se publicabó un alerta contra la intención del fraude electoral: “un acto gravemente inmoral y anticristiano”. Así fue. El 7 de febrero, las elecciones fueron fraguadas y Marcos arrebató el triunfo a su opositora, la viuda Corazón Aquino. La conferencia episcopal, sin pelos en la lengua, denunció el fraude sin antecedentes, afirmaba que un gobierno así elegido no tiene base moral y sostenía que el pueblo filipino tenía la obligación de corregir la injusticia de que había sido víctima “por medios pacíficos no violentos, a la manera de Cristo”. A pesar de que en la Secretaría de Estado del Vaticano reinaba un gran nerviosismo, el cardenal Sin y sus obispos, sin reclamar ni esperar el apoyo de la Santa Sede, tuvieron la valentía de seguir con su campaña, declarar moralmente ilegítimo el gobierno de Marcos e invitar al pueblo filipino a tomar medidas no violentas. El 16 de febrero, durante una misa para la victoria del pueblo celebrada ante un millón de fieles, la viuda de Aquino, Corazón Aquino, hizo un llamado a una campaña de resistencia no violenta contra el régimen que la radio católica Veritas retransmitió a todo el país. Seis días más tarde, el ministro de la Defensa y un general, segunda autoridad del Estado Mayor, rompieron con Marcos y se atrincheraron en dos puntos. Los insurrectos se pusieron en contacto con el Cardenal Sin y le pidieron ayuda pues estaban ciertos de que sus posiciones serían atacadas. El Cardenal Sin les preguntó si apoyarían a Cory Aquino como presidenta electa. Le dieron garantías de que sí. El Cardenal Sin fue a la Radio

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Veritas y llamó “a todos los hijos de Dios” para que fueran a los campamentos y protegieran al ministro de Defensa rebelde, al General y a las tropas leales. La ancha avenida Epifanio de los Santos, que unía ambas bases rebeladas, se convirtió en el escenario de la revolución. Durante tres días cientos de miles de filipinos desarmados llevaban rosarios, flores y alimentos a los tanques con los que Marcos amenazaba a los rebeldes, formando un gran escudo humano entre las tropas del gobierno y los campamentos. Jóvenes y viejos, laicos, religiosos, sacerdotes, de todas las clases sociales, todos acudieron a la avenida revolucionaria. Los que durante años habían vivido en el conformismo tenían la ocasión de convertirse en resistentes no violentos. Se recordará cómo todo este proceso terminó en la salida de Marcos al exilio y la subida al poder de Cory Aquino. Y se recordará a esta viuda devota del Corazón de María dirigiendo el Rosario con las muchedumbres. Juan Pablo II aprobaba al Cardenal Sin y a los católicos filipinos. En situaciones como la de Polonia y Filipinas, los pastores tenían la obligación moral de defender la dignidad humana de los estragos y atropellos a sus derechos de unos gobiernos malvados. Esa defensa tenía consecuencias públicas y, a decir verdad: políticas, pero no era una toma de partido en el sentido de que la Iglesia se erigiese en alternativa dentro del juego del poder. Se trataba de una toma de partido a favor de un cambio en el propio juego. Como podrá ver el lector, las condiciones objetivas se fueron creando poco a poco en Filipinas, producto de un proceso de deterioro y de la persistencia de un dictador por mantenerse en el poder, a costa de cualquier precio. No fueron los políticos filipinos los que recuperaron la libertad. No fue un determinado partido que logró el objetivo de sacudirse a Marcos para siempre. Fue la determinación de todo un pueblo guiado por un puñado de líderes que poco tenían que ver con política pero

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decididamente comprometidos con la libertad y la democracia, aún a costa de sus propias vidas. Tampoco fue el pueblo quien directamente tumbó a Ferdinand Marcos, pero sin la participación de la sociedad civil como un ente vivo, no hubiera sido posible sacarlo del poder. La sublevación – no violenta – del pueblo, sirvió como espoleta para una implosión militar… porque pareciera ser cierto el viejo refrán venezolano que asegura que “pueblo no tumba gobierno.” En Berlín sucedió algo tremendamente interesante, pues la sublevación fue espontánea y sin dirección alguna. Cuando Alemania se dividió, tras finalizada la Segunda Guerra Mundial el 8 de mayo de 1945, Berlín quedó como la capital de la Alemania Oriental (República Democrática Alemana – D.D.R), el territorio más conflictivo y peligroso para el bloque soviético, régimen comunista que se apropió del territorio oriental alemán como botín de guerra. No solamente se dividió Alemania, la ciudad de Berlín, la otrora capital de la Alemania pre-guerra, sufrió una división y gran parte de la ciudad quedó en manos de los aliados occidentales, es decir: de los americanos, los franceses e ingleses. Era una situación bien absurda, pues se vivía más barato en el sector oriental de la ciudad, donde no había trabajo ni comercios, pero se ganaba muy bien en el sector occidental. Los berlineses caminaban libremente entre los sectores ocupados hasta que un buen día se encontraron con que lo soviéticos estaban construyendo una barricada para dividir físicamente el sector oriental del occidental. Algo así como que de la Plaza Venezuela – en Caracas – para el este, todo fuera controlado por los adecos y de la Plaza Venezuela para el oeste, por los copeyanos. Tuve la fortuna de vivir en Berlín durante el año de 1972, donde conocí cualquier cantidad de berlineses de ambos lados. Veinte años más tarde, me contaba Unkel Franz, un berlinés oriental a quien conocí en mis años universitarios, que cuando se

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comenzó a levantar lo que finalmente terminó siendo un muro, en el año de 1961, nadie podía creer que la ciudad pudiera dividirse físicamente, pero como todas las cosas que tienen que ver con el comunismo SON POSIBLES, en especial las que conducen al desastre, aquel monstruo se materializó dividiendo la ciudad en dos grandes sectores. Prácticamente de la noche a la mañana, sin que los berlineses se prepararan ante los absurdos rumores de que eso se llevaría a cabo, la ciudad de Berlín quedó dividida por el ETERNO LAPSO de 28 años. Muchos perdieron sus vidas intentando buscar libertad del otro lado. El sector occidental de la ciudad quedó como una isla de tierra enclaustrada dentro del mar de la Alemania oriental, dividida del resto de Berlín por el río y por la muralla. Por supuesto, a nadie se le ocurría irse al otro lado del muro, es decir: hacia el lado comunista, pero del sector oriental la gente se la jugaba por emigrar a occidente. El 26 de junio de 1963, el presidente norteamericano John F. Kennedy, al visitar Berlín, dijo en su discurso: “Si hay algunos que dicen que el Comunismo es la ola del futuro, déjenlos que vengan a Berlín…” A nuestro presidente, Hugo Chávez Frías, posiblemente le hubiera parecido Berlín otro mar de felicidad, como le pareció el desastre que Castro produjo en Cuba, pero, al igual que en la isla caribeña, la gente dejaba el pellejo intentando abandonar toda aquella maravilla. Hubo conatos de alzamientos en el lado oriental de Berlín que fueron reprimidos de la manera más brutal por las fuerzas de ocupación soviéticas. El control llegó a ser ABSOLUTO; los berlineses orientales – en su mayoría – vivían una vida triste sin mayores esperanzas. Últimamente el régimen soviético les permitió a los berlineses mayores de 65 años, una visita restringida al sector occidental al año y les abrió las puertas a los alemanes occidentales para que fueran a dejar sus dólares a Berlín Oriental cuantas veces quisieran. Yo me beneficié de esa política y solía ir a visitar una novia que tenía en el sector comunista de Berlín, donde – por cierto – la comida en la universidad era prácticamente regalada y relativamente buena.

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Cuando las condiciones objetivas de un país, de un sector o del mundo entero están dadas, se producen grandes cambios para sus habitantes. Las condiciones objetivas de la Europa oriental – bajo la férrea bota soviética – estaban dadas para lograr la libertad de sus habitantes a finales de la década de los ochenta. Hungría ya se había alzado en contra del régimen soviético, cuando el 10 de septiembre decidió abrir sus fronteras a todos los alemanes orientales que quisieran dejar Alemania comunista para siempre. Hacía pocos meses, el 6 de febrero de 1989, un joven berlinés llamado Chris Gueffroy se convirtió en la última víctima de aquel monstruoso muro, al morir en su intento por lograr la libertad del otro lado de la muralla. En mis interminables tertulias con el viejo Franz, tras el derrumbe del muro, éste me contó que al anochecer del 9 de noviembre de 1989, había un ambiente raro en la ciudad de Berlín. La gente sabía que se podía cruzar la frontera por Hungría, pero no se tenía mucha información y el temor era impresionante. Hay que recordar que los medios de comunicación en un estado comunista, son controlados por quienes están en el poder y se divulga lo que ellos quieren divulgar. La ciudad de Berlín era una fábrica de rumores. Me contó Franz que como a las 7 de la noche se corrió la bola de que el líder comunista de la ciudad, Gunter Schabowski, había dicho que parte del muro sería abierto para viajes privados al extranjero, pero nadie lo creía, ni sabían qué carajo eran esos viajes privados al extranjero y muchos pensaron que se trataba de una trampa para una nueva masacre de terrible magnitud. Entonces, ante estas condiciones objetivas absolutamente palpables, propicias para un cambio radical, se produjo lo que yo ahora llamo “LA GUARIMBA BERLINESA”. Un grupo muy reducido y valiente salió a las calles frente a sus respectivas viviendas, como retando la suerte y a los soviéticos. No pasó ABSOLUTAMENTE NADA. Me decía Franz que si hubieran visto a los policías del régimen venir con sus armas listas a disparar (como en oportunidades anteriores), lo único que hubieran tenido que hacer era retirarse a sus viviendas, para volver a salir cuando pasara el peligro. El pueblo berlinés estaba – al contrario del pueblo venezolano – absolutamente desarmado,

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pero – al igual que los venezolanos – cansado de abusos y deseosos de obtener su libertad. No sucedió nada. Sin embargo, la confianza fue creciendo en la medida en que los vecinos iban saliendo masivamente a las calles. La ciudad se paralizó de punta a punta. Era imposible que pudieran pasar las tanquetas soviéticas con sus cañones asesinos. El pueblo se fue envalentonando y en pocas horas llegaron todos al muro donde los policías de frontera no sabían qué hacer. El primer ser humano que logró caminar libremente hacia Berlín Occidental fue una mujer, quien al saberse libre del otro lado del muro dijo: “No soy más una prisionera…” Escribo este relato con lágrimas en mis ojos al pensar que pudimos haber sido libres, como esa mujer berlinesa que decidió retar al oprobio con sus manos vacías, un valor a toda prueba… ¡y un profundo deseo de libertad! El resto es historia. Al principio los guardias de fronteras intentaron hacer su trabajo de alguna manera. No dispararon, pero comenzaron a pedir papeles, labor que muy pronto dejó de tener sentido. Los berlineses se dieron cuenta de que eran mayoría ante un puñado de guardias y, aunque tenían 28 años de brutal represión, se impusieron y se hicieron hacia la libertad. Así pudo suceder en Venezuela si nos hubiéramos dado cuenta de que éramos millones ante un puñado de traidores al servicio del CASTRO-ESTALINISMO INTERNACIONAL. En el caso de Berlín, NO HUBO UN SOLO MUERTO. El pueblo berlinés logró su libertad sin derramar una gota de sangre. Eso mismo hubiera podido haber sucedido en Venezuela, si hubiéramos hecho algo similar… si todo el pueblo venezolano – AL UNÍSONO – hubiera decidido tomar sus calles, FRENTE A SUS VIVIENDAS y no abandonarlas - ni dejar que nadie transite por ellas - hasta que hubiéramos sido libres de esta pesadilla. Eso es lo que he venido llamando con una insistencia casi patológica: “LA GUARIMBA”.

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Los muchachos de Serbia lograron deponer al “Carnicero de los Balcanes”, Slobo MIlosevic, en un mes menos de lo que habían calculado. El Dr. Gene Sharp les había dicho que en un año podrían sacar del poder al genocida tirano… y lo hicieron en once meses. Pero fue necesario observar las sugerencias del Dr. Sharp al pie de la letra. Aquellos muchachos serbios sabían que la fórmula para derrocar a las dictaduras modernas ya estaba descubierta y la publicaba el Instituto Albert Einstein de Boston, cuyo fundador era, precisamente, el Dr. Gene Sharp. Lo que no pudo la OTAN a través de un mes de bombardeo cerrado, lo pudieron estos jóvenes mediante la estrategia de la resistencia cívica no-violenta… sin producir una sola baja. Ese manual que emplearon los jóvenes serbios para deponer a Milosevic, se titula, justamente, “De la Dictadura a la Democracia”. Ahí está todo lo que hace falta para emprender una estrategia nacional de resistencia cívica no-violenta. Ese manual lo copiamos y lo distribuimos entre la gran mayoría de los líderes de la oposición. Nadie le paró medio. Hubo dos organizaciones que intentaron emprender un movimiento de resistencia, pero de resistencia solamente llegaron a tener el nombre. Uno de esos movimientos, el más conocido, se llamó “Comando Nacional de Resistencia” (C.N.R.) y fue liderizado por quien más tarde terminaría electo como el alcalde mayor de La Gran Caracas, contrariando una de las reglas inviolables de la resistencia: la NO PARTICIPACIÓN, entre otros eventos, en elecciones que organice y supervise el régimen. Ninguno de sus miembros dirigentes tenían en mente emular a los muchachos de Serbia, solamente utilizaron la esencia de la resistencia para lograr sus objetivos políticos, seguir engañando y llegar a compartir el poder con la tiranía, aunque fuese en un área tan reducida como una alcaldía o una gobernación. El otro movimiento, más reciente, se llamó “Resistencia Activa”, dirigido por un ex oficial golpista del combo bolivariano. Aunque estos individuos hacen mayor uso de la terminología sharpiana, se identificaron con la comparsa de los políticos que aupaban la participación en las urnas electorales en control

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total del régimen, haciéndole el juego a éste. Nada que ver con un movimiento de resistencia al estilo de Serbia o de Ucrania, donde las elecciones fueron utilizadas, a sabiendas de que se fraguaría el fraude, como la espoleta para sublevar al pueblo. Nada de eso ha sucedido en las múltiples oportunidades que hemos tenido en Venezuela, donde luego del fraude, los dirigentes de la oposición son los primeros en cantar derrota. El 22 de noviembre de 2004, comenzó en Ucrania lo que se conoce como “La Revolución Naranja”. Fueron campañas de protestas, huelgas, mítines y otras acciones de resistencia civil en toda Ucrania, en las que el pueblo no aceptaba el resultado del fraude electoral a favor del candidato progubernamental Víktor Yanukovich, y salieron a la calle para aclamar al líder Víktor Yushchenko, logrando que se repitiese el proceso electoral. Líderes de la oposición como Yuliya Tymoshenko se unieron a Yushchenko. La primera vuelta de las elecciones se había efectuado el 31 de octubre, ganando Yushchenko por 39.87% contra 39.32 de Yanukovich. La segunda vuelta se designó para el 21 de noviembre. Para evitar la inminente derrota de su candidato en esta segunda vuelta, los partidarios de Yanukovich realizaron falsificaciones masivas que escandalizaron a la sociedad ucraniana y se dispusieron a declarar la victoria de Yanukovich. Durante esta campaña Yushchenko, el candidato de la oposición, fue envenenado y estuvo al borde de la muerte. Aunque sobrevivió, su cara resultó desfigurada. El 23 de noviembre el pueblo se enguarimbó saliendo a las calles para protestar de una manera generalizada y sostenida. En la Maidan Nezalezhnosti (La Plaza de la Independencia) de Kiev ya había 500,000 protestantes, y los mítines se extendían a otras ciudades, paralizando los órganos de poder y del gobierno. El 3 de diciembre el Tribunal Supremo de Ucrania, presionado por el pueblo en las calles, resolvió que durante las elecciones hubo tal cantidad de irregularidades que violaban la ley, que era imposible saber su resultado real. El Tribunal,

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PRESIONADO POR UN PUEBLO DECIDIDO EN LAS CALLES, resolvió que había que repetir las elecciones el 26 de diciembre. Se efectuaron las elecciones, una vez más y bajo las constante presión del pueblo, en las que ganó el candidato opositor Víktor Yushchenko por 51.99% contra 44.20% de Yanukovich. La presidencia de Yushchenko se inauguró en enero de 2005 y se designó a Yuliya Tymoshenko como Primera Ministra, finalizando entonces la llamada "Revolución Naranja". Para aquellos que hablan de la falta de historial democrático del pueblo cubano, como para que los venezolanos no se vean reflejados en el espejo de la isla caribeña, se les podría poner como ejemplo las guarimbas de Ucrania y de Serbia, entre otras. La mayoría de los actores libertarios en ambos países había nacido en regímenes totalitarios, sin embargo, a la hora de dar el paso al frente por la libertad de sus respectivas patrias lo hicieron, sin miramientos y sin comparaciones tontas. “La Guarimba” al estilo venezolano, era muy sencilla de implementar, lo único que se requería de cada guarimbero era que bloqueara el frente de sus respectivas viviendas (o guarimbas), que no se desplazara más allá del frente de sus viviendas y que no confrontara con el enemigo. ¡Nada más sencillo que eso! Si uno de cada diez venezolano se hubiera plegado a la estrategia, sin desplazamientos, sin confrontaciones y bloqueando – ÚNICAMENTE – el frente de su vivienda, otro gallo nos hubiera cantado a todos. El 5 de agosto de 1994 se produjo una guarimba en la Cuba de Castro, pero todo fracasó porque no se observaron las reglas doradas de dicha estrategia. Miles de personas se desplazaron hacia el Malecón, lo que constituyó el más grave de los errores. En pocas horas fueron controladas por las turbas del régimen y hasta ahí llegó el primer intento de sublevación cívica en la Cuba castro-estalinista. Si el pueblo cubano hubiera oído hablar de nuestra guarimba y se hubiera sublevado de manera generalizada, pero sin el mortal desplazamiento, otro hubiera podido haber sido el resultado. En eso estamos hoy y desde hace varios años: en promover “La Guarimba” en Cuba, porque mi tiempo se lo dedico a mis dos madres, Cuba y Venezuela y a

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una hermana adoptiva que he llegado a querer ya como se quiere a una hermana carnal: ¡Nicaragua! Hugo Rafael Chávez, acabado de salir de la prisión luego de su intento golpista del año 92, se inspiró en la guarimba francesa para fomentar una sublevación cívica similar en Venezuela. Afortunadamente no fue oído por el pueblo, pero de haberse implementado, el Presidente Caldera no hubiera durado dos días en el poder. ¿Cómo fue la guarimba francesa implementar en la Venezuela de 1996?

que

Chávez

intentó

Corría la primavera francesa de 1968 y el presidente era el General Charles De Gaulle. Todo se inició cuando se produjo una serie de huelgas estudiantiles en numerosas universidades e institutos de París, seguidas de confrontaciones con la universidad y la policía. El intento de la administración de De Gaulle de ahogar las huelgas mediante una mayor carga policial sólo contribuyó a encender los ánimos de los estudiantes, que protagonizaron batallas campales contra la policía en el Barrio Latino y, posteriormente, una huelga general de estudiantes y huelgas diversas secundadas por diez millones de trabajadores en todo el territorio francés (dos tercios de los trabajadores franceses). Las protestas llegaron a un punto tal que De Gaulle, al borde del colapso, se vio obligado a disolver la Asamblea Nacional y a celebrar elecciones parlamentarias anticipadas el 23 de junio de 1968. De Gaulle pudo resolver el problema por la vía política, pactando con la Confederación General del Trabajo, el sindicato izquierdista y el Partido Comunista francés, claudicando ante ellas. Estos pactos lograron que los trabajadores franceses regresaran a sus puestos de trabajo. Entre los logros de aquella SUBLEVACIÓN CÍVICA VIOLENTA, se cuenta el retiro del apoyo de Francia a la Guerra de Vietnam, el derrumbe de la “vieja sociedad” en muchos aspectos sociales, como los métodos educativos y la libertad sexual, entre muchos otros menos impactantes. El pueblo francés, temeroso de aquellos acontecimientos promovidos por la extrema izquierda

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francesa, se volcó a las urnas para darle un fuerte apoyo al partido gaullista, sin embargo, fortaleció también a la izquierda radical francesa y la puso en el camino hacia importantes posiciones del poder. Faltó poco para que cayera el gobierno del General De Gaulle, a pesar de la fortaleza constitucional de su administración y de la cultura política heredada de la post-guerra por el pueblo francés. Los regímenes comunistas, como el de Venezuela, entienden PERFECTAMENTE el poder de la SUBLEVACIÓN CÍVICA y lo han empleado en numerosas oportunidades, como en Bolivia, por ejemplo, que puso en la ruta hacia la presidencia al cocalero Evo Morales. El derrocamiento del dictador Fulgencio Batista en Cuba se remató con la “huelga general” emprendida en los primeros días de diciembre de 1958. Unos meses antes, caía la dictadura del General Marcos Pérez Jiménez en Venezuela, a raíz de la SUBLEVACIÓN CÍVICA del 23 de enero (del 58), apoyada por un fuerte sector del estamento militar venezolano. Si bien las condiciones objetivas de estos pueblos no fueron idénticas, las tapas de los pomos fueron las guarimbas (entendiéndose como “guarimba” a cualquier tipo de sublevación cívica), unas más violentas que otras, pero todas con una efectividad infalible. No en balde Hugo Chávez apeló a una guarimba a lo francés, para ahorrarse tiempo en su maquiavélico y satánico camino hacia el poder absoluto y autoritario en Venezuela. Solo que a él no le funcionó, porque el pueblo no le hizo caso. Todos los pueblos tienen el derecho de sublevarse ante una dictadura, ante una tiranía, del color que ésta fuese. La estrategia de sublevación cívica, activa, generalizada y sostenida, donde al grueso del pueblo se le pide que bloquee su calle frente a sus respectivos hogares, que no se desplacen más allá del frente de sus viviendas y que jamás confronten con el enemigo, se dio a conocer en Venezuela con el nombre propio de “La Guarimba”.

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En enero de 2009, la presidenta de la Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, visitó Venezuela y le preguntó a Chávez, en cadena nacional de radio y televisión, qué cosa era “La Guarimba”, pues desde que llegó a Venezuela había escuchado ese término en bocas de muchos funcionarios y militares venezolanos. He aquí cómo Chávez se la explicó: “La Guarimba, tú sabes, que aquí quieren trancar las calles… es una forma de golpe suave, es una estrategia. La estamos enfrentando con mano firme. Sí, guarimba es un término que viene de… ¿ah? ¿de? (Chávez pide ayuda a sus acólitos, haciéndose el pendejo al estilo de Castro, para que le ayuden a explicarle a la Cristina de dónde sale el término)... pero es un término que tiene una historia etimológica que en estos momentos no lo preciso. La Guarimba. La Guarimba es un plan subversivo. Salen en piquetes, sobre todos de los hijos de los ricos… a quienes usan como peones, ¿no? Como punta de lanza. Trancan autopistas. Hace unos días le pegaron candela al Parque Nacional El Ávila. Gasolina y candela, pues. Es lo que ellos mismos llaman a eso, El Plan de La Guarimba. En una ocasión lo lograron, Cristina mira… Aquí hubo una ocasión, hace dos o tres años, en el 2004, donde trancaron todo el este de Caracas. Allí no podía salir nadie de su casa. Incluso, si tú querías salir, porque tenías que ir a trabajar, a llevar a un niño al colegio, te tiraban piedras… te quemaban el carro. Además, es un plan internacional. Hay una organización llamada OTPOR, que quiere decir Resistencia… y tienen unas manos así… que se la pintan de blanco. Son unas revoluciones de colores, así las llaman, que las lanzaron allá en la Europa del Este y en algunos países dio resultado… es subversión pero bajo una estrategia bien elaborada. Aquí la estamos enfrentando desde hace varios años.” Ver el siguiente video:

http://video.google.com/videoplay?docid=8234858588679598849 248

Chávez, en su ignorancia o en su cobardía, solamente tenía que haberle recordado a la Cristina la guarimba argentina que en diciembre del año 2001 sacó del poder al presidente Fernando de la Rúa y a varios presidentes más que intentaron controlar el descontento popular generado por la hipercrisis económica que culminó en aquel funesto corralito bancario. Dos días después de la derrota de la opción del “NO”, el genuflexo Manuel Rosales (el homólogo de Eduardo Montealegre de Nicaragua) aseguró: “Aquí se acabo el

cuento del golpismo y la guarimba, somos una alternativa democrática que seguirá el camino del civismo”. ¡Que le aproveche…! Para mayor información sobre “La Guarimba”, visitar la siguiente página: http://www.mrr.name/la-guarimba.htm

CASTILLO LARA A principios del mes de octubre del año 2003, recibí un email tremendamente interesante. Era de una lectora quien estaba fungiendo de puente entre mi persona y el Excelentísimo Señor Cardenal Rosalío José Castillo Lara. Según mi lectora, el Cardenal quería verme en persona y sugería la casa de ella como lugar de encuentro. La reunión se llevó a cabo el 14 de octubre de 2003. Castillo Lara, gran admirador del Cardenal Sin de Filipinas, quería sublevar a los venezolanos y requería de mi ayuda por ser la única persona en

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Venezuela que hablaba de sublevación cívica, al estilo de Filipinas, por ejemplo. Le sugerí que comenzáramos por dar una gran demostración de fuerza y acordamos convocar a una misa que él oficiaría en algún lugar público y abierto el 21 de noviembre de ese mismo año. La “sugerencia” vendría, públicamente, de nuestro movimiento (el M.R.R.) y le daríamos un carácter subversivo solamente a través de la propuesta, la cual publicaría en mi red de lectores, que ya rondaba por el cuarto de millón de buzones electrónicos. Esta fue la propuesta: Caracas 21 de octubre de 2003 Excelentísimo Sr. Cardenal, Rosalío José Castillo Lara El 21 de agosto de 1983, Benigno “Ninoy” Aquino fue asesinado de un tiro en la cabeza en el Aeropuerto de Manila, Filipinas, cuando bajaba del avión que lo regresaba del exilio a la lucha por recuperar la democracia en su país, mancillada durante más de tres quinquenios por el sanguinario y despiadado General Ferdinand Marcos. El vil asesinato convulsionó a la sociedad filipina, produciendo brotes de protestas cívicas en las calles de varias ciudades de esa hermosa isla, el único bastión católico-romano del continente asiático. La bandera que se le cayó de las manos a “Niony” fue recogida con valentía por su viuda Corazón para continuar la lucha que su finado esposo había decidido comenzar aquel día que pisó tierra filipina para inmolarse por la libertad de sus coterráneos, pasando así a la inmortalidad en los corazones de todo ser humano que se sienta libre. Para principios de 1985, año en que usted fue nombrado Cardenal y diácono de Nostra Signora de Coromoto en S. Giovanni Dio, Filipinas vivía el surgimiento de una modalidad distinta de revolución que reflejaba las ideas del Santo Padre Juan Pablo II sobre la Iglesia en el mundo moderno. Ya desde 1979, la Conferencia Episcopal Filipina intensificaba sus críticas

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públicas al régimen de Marcos, cuya actividad represora iba en aumento. En enero de 1985 una comisión independiente determinó que Benigno Aquino había sido asesinado por una conspiración militar ordenada desde las más altas esferas de aquella despiadada tiranía, lo que se tradujo en un incremento del terror colectivo por parte del régimen de Marcos. Meses más tarde, en octubre, la Conferencia Episcopal Filipina declaró, entre otras cosas, lo siguiente: “Nosotros los pastores de la Iglesia no podemos ignorar la alarmante realidad del creciente recurso a la fuerza para dominar a nuestro pueblo.” Para entonces usted llevaba cinco meses de haber recibido la birreta roja y se encontraba en el corazón y el epicentro de la dirección universal de la Santa Iglesia Católica, el Vaticano. A principios de 1986, debido a las presiones que ejercía el pueblo en LAS CALLES, el General Marcos aceptó medirse en unas elecciones con la viuda de “Niony”. Fue entonces que hizo sentir su presencia el Cardenal Sin al llamar al pueblo a que acudiera a esas elecciones, advirtiendo que de producirse un fraude electoral, sería un acto gravemente inmoral y anticristiano. En efecto, el 7 de febrero de 1986 las elecciones fueron fraguadas, pero como los tiranos no creen en elecciones, el evidente triunfo de Corazón fue arrebatado descaradamente por el General Marcos. La Conferencia Episcopal Filipina le salió al paso a aquel MEGA FRAUDE declarando que “el PUEBLO filipino tenía la OBLIGACIÓN de corregir la injusticia de la cual había sido víctima, por medios pacíficos no violentos, a la manera de Cristo”. Usted se debe acordar del gran nerviosismo que imperaba entonces en la Secretaría de Estado del Vaticano, sin embargo, el Cardenal Sin y sus obispos, sin reclamar ni esperar el apoyo del Vaticano, tuvieron la valentía – muy similar a la que hoy usted nos ha demostrado tener – de seguir con su campaña, declarar moralmente ilegítimo al régimen de Marcos e invitar al pueblo filipino a que TOMARA SUS CALLES en pleno desafío al tirano y mediante la RESISTENCIA NO VIOLENTA. Algo así como uno cree entender

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ordena el Artículo 350 de nuestra constitución, el cual usted tanto ha mencionado últimamente. El 16 de febrero de 1986, Corazón Aquino y el Cardenal Sin convocaron al pueblo a una gran misa que fue celebrada ante UN MILLÓN de filipinos. Seis días más tarde el Ministro de la Defensa y un general, la segunda autoridad del Estado Mayor, rompieron con Marcos y se atrincheraron en dos puntos de Manila. Los insurrectos hicieron contacto con el Cardenal Sin y le pidieron ayuda, pues estaban seguros de que serían atacados por las fuerzas del régimen. Este último les preguntó si le darían su apoyo a “Cory” Aquino y éstos le aseguraron que sí, tras lo cual el Cardenal se trasladó a las instalaciones de Radio Veritas y en un heroico y valiente llamado radial, llamó a “todos los hijos de Dios” (sic) para que salieran a las calles y se dirigieran a los campamentos donde estaban atrincherados los dos oficiales insurrectos con sus respectivas tropas leales. El Santo Padre Juan Pablo II aprobó la actitud del Cardenal Sin y la de los católicos filipinos, alegando que en situaciones como en Polonia y Filipinas los pastores tenían la SAGRADA OBLIGACIÓN MORAL Y CRISTIANA de defender la dignidad humana de los estragos y atropellos de sus derechos de gobiernos malvados. La ancha Avenida Epifanio de los Santos, que unía a ambas bases rebeladas, se convirtió en el escenario de la revolución. Durante tres días CIENTOS DE MILES de filipinos, acudiendo al llamado del Cardenal Sin, salieron a las calles desarmados y con rosarios, flores y refrigerios para aquellos que manipulaban las tanquetas con las cuales Marcos amenazaba a los oficiales rebeldes, formando así un inmenso escudo humano entre las tropas del gobierno y los campamentos de los dos generales rebeldes. Jóvenes, viejos, laicos, religiosos, sacerdotes, filipinos de todas las clases sociales… todos acudieron a la “avenida revolucionaria”. Aquellos que antes habían vivido en el conformismo fueron invitados por el Cardenal Sin – recientemente fallecido – a que hicieran uso de aquella patriótica oportunidad de convertirse en RESISTENTES NO VIOLENTOS.

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No proliferaron las consignas en contra del régimen, solamente se oía el monótono rezo del rosario, dirigido a veces por “Cory” y otras por el Cardenal Sin. Nadie murió… no hubo un solo herido. El otrora tirano sanguinario que había salido airoso de numerosos intentos de golpe por parte de los comunistas y los islámicos, no pudo soportar la presión de TODO UN PUEBLO EN LAS CALLES. Al tercer día se fueron pasando a las filas de los generales insubordinados más oficiales arrepentidos de haber acompañado al tirano por años y años. Antes de finalizar la semana, Ferdinand Marcos abandonó el poder y su tierra natal por última vez, rumbo a Honolulu, en Hawai, donde a los pocos años murió de una penosa enfermedad. Su excelentísimo Sr. Cardenal Rosalío José Castillo Lara. Hace años que lo vengo oyendo hablar y no puedo evitar ver en su persona al Cardenal Sin. Presiento que el amor que usted tiene por su patria, Venezuela, es similar a aquel amor que sentía su homólogo por la suya, Filipinas. El Artículo 350 que usted, de manera tan contumaz ha venido mencionando, casi invocando, textualmente reza: “El pueblo de Venezuela, fiel a su tradición republicana, a su lucha por la independencia, la paz y la libertad, desconocerá cualquier régimen, legislación o autoridad que contraríe los valores, principios y garantías democráticos o menoscabe los derechos humanos.” Usted percibe claramente que el régimen CASTRO-ESTALINISTA que hoy destruye a su país, ha contrariado – con creces – los principios y las garantías democráticos, menoscabando de manera pertinaz los derechos humanos de MILLONES de venezolanos. En su reciente entrevista para Unión Radio, usted ha dicho: "Eso que está sucediendo era una cosa ya anunciada por Chávez desde el principio. Cuando él prometió anclar la nave de Venezuela en el mar de felicidad de Cuba no estaba haciendo una metáfora de muy mal gusto, sino indicando un propósito que está cumpliendo con mucha perseverancia." Ha lamentado públicamente que muchos venezolanos, tanto de la oposición como del oficialismo, no se han dado cuenta que el régimen apátrida que hoy entrega a Venezuela en las manos del

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CASTRO-ESTALINISMO INTERNACIONAL quiere calcar, punto por punto, el desastre cubano. Como un ejemplo claro del menoscabo a los derechos humanos y una contradicción a los principios y a las garantías constitucionales, violaciones éstas que se mencionan en el Artículo 350 de nuestra constitución, usted resaltó las confiscaciones de fincas como Las Marquesinas, en el Estado Barinas, añadiendo lo siguiente: “Esas confiscaciones son una muestra de que éste es un régimen autoritario y tiránico. ¿Cómo es posible que a una finca como La Marqueseña haya ido el Ejército o los Guardias a confiscarlas, asaltarlas y a privar de sus derechos a todos los demás? Eso es expresión de un gobierno autoritario que se salta todas las leyes". Ante la conocida inmoralidad reinante en el C.N.E., que evidencia toda posibilidad de otro nuevo fraude, usted ha dicho que acudir a votar en las próximas elecciones es como ir a un matadero, agregando: “No sabemos cuántas trampas hay allí y no basta la palabra indigna de fe de Jorge Rodríguez, que diga que hay una enorme transparencia, si se rehúsan a contar el escrutinio y la auditoria de las máquinas para contar los votos como debe ser. De todos modos aquí vamos a una pendiente. Hay que ver cómo el pueblo venezolano será capaz, cuando llegue el agua al cuello, para aplicar el 350 o se deja ahogar”. Ese pueblo, su Excelencia, no se va a dejar ahogar si cuenta con su Santa dirección, como no se ahogaron los filipinos con la conducción del valiente y patriota Cardenal Sin ante un tirano mucho más sangriento que el que hoy intenta desintegrar a Venezuela y convertirla en un adefesio del comunismo trasnochado. Usted, admirado Cardenal, debe ser nuestro guía, como lo fue el Cardenal Sin para su pueblo en los momentos decisivos. Hoy es 21 de octubre. ¿Qué le parece si para el 21 de noviembre convoca usted al pueblo de Caracas a que lo acompañe a una misa similar a aquella a la cual convocaron al pueblo filipino Corazón Aquino y el Cardenal Sin, aquel glorioso

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16 de febrero de 1986, génesis del movimiento de RESISTENCIA NO VIOLENTA en Filipinas? ¿Por qué no hacer uso del puente de Altamira para colocar el altar y que el pueblo lo acompañe en oración silenciosa a lo largo de la Autopista del Este? Sugiero que en esa misa no se mencione una sola palabra que tenga que ver con el régimen y sus violaciones… que no se arengue a nadie. Solo que acudan a misa. Pero detrás de esa manifestación silenciosa, sin pitos ni maracas, sin pancartas, estaremos desafiando al régimen y traspasándole el miedo que hasta ahora hemos sentido ante la impotencia, la indefensión y la traición de muchos de nuestros dirigentes. Todo aquel que acuda a su llamado de silencio y de oración, le estará diciendo al tirano y al mundo entero que está dispuesto a obedecer el mandato del Artículo 350 de nuestra sagrada constitución, aunque el mismo no se mencione en su misa. ¿Qué le parece, Cardenal? De aquí allá hay tiempo de sobra para organizarlo. Comencemos, como lo sugiere en su tratado “De la Dictadura a la Democracia” el Dr. Gene Sharp, por RETAR al régimen y demostrarle que NO TENEMOS MIEDO… que ahora contamos con un hombre en el cual podemos confiar nuestro destino y el destino de las generaciones futuras. ¿Qué le parece, Cardenal? De usted con todo mi fervoroso respeto y admiración, Robert Alonso Bustillo A partir de ese momento, todo se comenzó a complicar, tanto para mí, como para el Cardenal Castillo Lara, quien fue – digámoslo así – sacado de circulación y mantuvo un bajo perfil hasta que en el año 2006 le pidió al pueblo católico venezolano que le rezara a la Virgen para que salvara a Venezuela, ya que estábamos viviendo una grave situación como nunca se había vivido en nuestra historia. El 16 de octubre del año 2007, nuestro Cardenal dejó de existir físicamente y comenzó su vida eterna, en espíritu. En cuanto a mí, el régimen arreció su acoso. Las amenazas por la vía telefónica y mediante mensajes electrónicos se habían

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incrementado a lo inimaginable. Con la complicidad del entonces alcalde de El Hatillo me allanaban la finca cada mes. El miércoles 25 de febrero del año siguiente, 2004, el chofer que nos buscaba a los dos niños al colegio Jean Piaget, a unos 6 kilómetros de nuestra Finca Daktari, me informó que mi carro no quería arrancar. Un vecino que me visitaba en ese momento se ofreció para prestarme su vehículo. Esa misma tarde recibí un email en el que me preguntaban qué le había pasado a mi carro, que había ido a recoger a los niños en uno distinto. Dejé la revisión de mi correo y de inmediato me fui a la agencia de viajes de la Urb. El Placer y le compré pasajes a mi mujer y a mis dos hijos pequeños, de 12 y 10 años, respectivamente. Al día siguiente estaban llegando Miami, a su exilio, donde están hoy. Poco después me tocaría abandonar Venezuela y llegar al exilio el 24 de abril de ese mismo año. El 9 de mayo, Día de Las Madres, me enteraría por boca de mi madre, en horas tempranas de la mañana, que el régimen había capturado en la finca a un contingente de supuestos paramilitares colombianos que estaba acantonado en nuestro hogar, haciendo prácticas militares con una caja de cachitos (croissants) suministrada por la famosa Pastelería Danubio, de Caracas. A mediados de ese mes de mayo, de 2004, todas las instalaciones de la finca se habrían convertido en polvo y escombros, todos los animales masacrados, más de una decena de seres humanos asesinados y enterrados en el jardín de nuestra casa. Me tocó entonces seguir la lucha como la había comenzado, a través de mis escritos de la Internet, llegando a juntar más de millón y medio de buzones electrónicos con los cuales he mantenido una comunicación relativamente activa.

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Capítulo 11

LOS PARACACHITOS DE DAKTARI El 5 de marzo de 2004, a golpe de 2 de la tarde, Patricia Poleo me llamó a mi celular para pedirme que me fuera a la estación de Radio Venezuela, la cual quedaba comenzando la Ave. Rómulo Gallegos, pegado a Los Palos Grandes, en Caracas. Me anunció que la Coordinadora Democrática estaba pactando con Chávez para ayudar a desmontar “La Guarimba”, algo que parecía totalmente imposible.

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En la mañana de ese mismo día, le había dado una entrevista al periodista de El Universal, Oscar Medina, aclarándole que así no era “La Guarimba”. Ese diario (uno de los dos más importantes de Venezuela y de distribución nacional), había reportado la matanza del día anterior, producida – bajo la criminal planificación del régimen – en varios sectores de Caracas y Valencia, simultáneamente. Le aclaré a Medina que jamás había llamado a la violencia y, mucho menos, a la confrontación. Lamentaba la muerte de tanta gente, una desgracia que sin duda enlutaba a la gran familia venezolana. Esa entrevista salió publicada el 7 de marzo, precisamente bajo el título de “Así No Era La Guarimba”, cuando ya todo había terminado. Puede ser leída hoy en la siguiente dirección de La Internet: http://caracas.eluniversal.com/2004/03/07/apo_art_07152B.sht ml

Caracas me recordaba esas películas futurista, donde desaparece la raza humana luego de una guerra nuclear, en las que presentan ciudades como Nueva York totalmente deshabitadas, llenas de humo y escombros. Así amaneció Caracas aquel viernes 5 de marzo, luego de 7 días continuos de guarimba pura. Quien diga lo contrario, o no estaba ahí, o no se asomó por su ventana… o miente. Así de sencillo. Le respondí a Patricia que tenía un grave problema: no podría llegar a la estación de radio, porque no había paso desde la urbanización en la que me encontraba. Ella resolvió ese problema enviándome a su hermano en una motocicleta, quien llegó a los 258

pocos minutos, acompañado motorizado también.

de

un

escolta,

La primera barricada la pudimos pasar, a duras penas, mostrando las credenciales de periodista que, colgado al cuello, llevaba su hermano. Físicamente fue un tormento atravesarla. Al llegar a la segunda barricada, frente a la urbanización Santa Fe Sur, en la vía marginal, paralela al Autopista del Este, no nos querían dejar pasar, con credenciales y todo. Apareció un vecino del sector, uno de los jefes de la barricada y nos dijo: “esto es como dice Robert Alonso, ¡por aquí no pasa nada ni nadie…!” En ese momento me identifique: “¡yo soy Robert Alonso!”, le dije al guarimbero mayor que nos había prohibido el paso. Como no me creyó, tuve que mostrarle mi cédula de identidad. En eso el señor se volteó hacia los demás vecinos, me señaló y grito: “¡aquí está Robert Alonso!”, entonces la multitud comenzó a corear: “¡guarimba, guarimba, guarimba…!” En verdad fue un momento bien emocionante para mí. Nos dieron luz verde para atravesar la barricada, pero tuvimos que bajarnos de las motocicletas para poderlas pasar acostadas, ya que habían colocado, entre muchísimos cachivaches, una guaya de acero entre dos postes de luz, opuestos uno del otro, por medio de los cuales pasaba la calle. La ciudad estaba tan desolada, que recorrimos toda la autopista de Prados del Este y luego la principal autopista de Caracas, la Francisco Fajardo, en el canal contrario. Lo único que veíamos era humo por 259

doquier, producido por la quema de neumáticos que los guarimberos colocaban en las calles. Cuando pasamos por delante del Centro Comercial Ciudad Tamanaco, en la urbanización Chuao, no había un alma. En la base aérea militar, de La Carlota no se veía un soldado. Subimos por el distribuidor de Altamira, atravesamos Los Palos Grandes y llegamos al comienzo de la Ave. Rómulo Gallegos, donde se encontraba Radio Venezuela, en el antiguo edificio de Viasa. Una vez que llegamos a la urbanización de Altamira Sur, dejando atrás la Autopista Francisco Fajardo, tuvimos que sortear barricadas que estaban abandonadas, pero con neumáticos todavía en llamas. Sentí un inmenso temor, porque – aunque no se lo dije al hermano de Patricia – sabía que desde los apartamentos de los edificios de la Avenida Luis Roche, entre el distribuidor de Altamira y la Avenida Francisco de Miranda, habían estado disparando el día anterior y por ahí no se animaban a pasar los policías del régimen, quienes transitaban en motocicletas, como nosotros. Un día antes, el jueves 4 de marzo, varios muchachos murieron en esos mismos edificios, masacrados por los soldados del régimen en confrontación inútil. El sector estaba caliente y los vecinos debían haber estado sedientos de venganza, prestos a acribillar a todo aquel ajeno al sector. El ruido que producían los motores de nuestras motocicletas llamaba la atención de muchos vecinos de aquellos edificios, algunos de los cuales salieron 260

de sus balcones para observar quiénes éramos. Lo único que se me ocurrió fue saludarlos amistosamente desde la moto en que iba de parrillero, detrás del hermano de Patricia. Hay que recordar que NO HABÍA UNA SOLA ALMA EN LAS CALLES. Afortunadamente pudimos atravesar sin mayores tormentos, más allá de la necesidad de ir esquivando “peroles” (tarecos, chochadas) que los vecinos habían echado en la vía, entre los cuales observé que había una bañadera vieja llena de seborucos inmensos, como para que nadie pudiera moverla. Una vez que doblamos hacia Los Palos Grandes, ya en Altamira Norte, pude respirar con confianza, porque sabía que estaba entrando en una zona pacífica que no se había alborotado el día anterior, donde me tocó ser testigo de excepción, como mencioné en las páginas de arriba. Cuando llegamos a la estación de radio, me encontré a Patricia formando un verdadero escándalo por el micrófono, al aire. Le estaba reclamando a César Pérez Vivas (hoy premiado por el régimen con la gobernación del estado Táchira, desde las filas de la “oposición”), a quien tenía en la línea telefónica… conversación que estaba saliendo al aire. Patricia le reclamaba a Pérez Vivas el arreglo que ya ella sabía se había llevado a cabo entre Hugo Chávez y algunos altos dirigentes de la Coordinadora Democrática, entre los cuales se encontraban Pérez Vivas, Pompeyo Márquez, Andrés Velásquez y muchísimos otros. 261

Pérez Vivas le argumentaba que había que parar la matanza que se estaba produciendo en muchas ciudades del país. Patricia, de una manera impresionantemente valiente, le decía que no podíamos irnos a nuestras casas ahora, cuando el régimen estaba “pidiendo cacao”, porque, entre otras cosas: “verdugo no pedía clemencia…” Aquella conversación estaba siendo transmitida a varias ciudades del país, ya que Radio Venezuela tenía un impresionante alcance de cobertura a nivel nacional. Cuando entré en el estudio de transmisión, me encontré a Timoteo Zambrano, “coordinador democrático” que para entonces – si mal no recuerdo – seguía en las filas de Acción Democrática. Nos alegaba lo que parecía ser cierto, que a él no le habían avisado de negociación alguna entre La Coordinadora Democrática y Hugo Chávez. Creo que nos estaba diciendo la verdad, porque entre bloque y bloque, llamaba por teléfono y le formaba un escándalo a su interlocutor, reclamándole que nadie le había participado de dichas conversaciones, al más alto nivel, entre los dirigentes de la “oposición” y el régimen. Patricia llevaba ya tiempo transmitiendo en vivo, para cuando me sumé a aquel programa especial que duraría varias horas. El prestigioso periodista Manuel Felipe Sierra, quien demostró un valor a toda prueba, Jefe de Prensa de la estación, entraba y salía del estudio con nuevos informes que Patricia devoraba y lanzaba al piso, mientras seguía en su 262

frenético llamado al pueblo a no dejar las calles. Cuando parecía que le iba a dar un soponcio, me lanzaba el micrófono y entonces continuaba yo con el mismo llamado, a no permitir que nos mataran “La Guarimba”. Al cabo de una hora de haber llegado, recibí una primera llamada urgente de un vecino en el sector de La Mata, en la zona rural de El Hatillo, donde quedaba mi domicilio, en la Finca Daktari, para informarme que había un contingente de soldados buscándome. Luego comencé a recibir más llamadas de vecinos y del caporal de la finca, donde me alertaban para que no me presentara por la zona. Llamé, entonces, a un contacto que teníamos en la Disip (la policía política) y éste me preguntó si era yo el que estaba saliendo al aire por Radio Venezuela. Al responderle afirmativamente, me dijo: “¡pues arráncate ya mismo, porque fueron para allá a buscarte!” Bajé las escaleras a toda prisa, pensando que los efectivos del régimen podrían subir por el ascensor. El corazón se me quería salir del pecho. Al llegar al estacionamiento, no sabía si salir a él o quedarme escondido en las escaleras hasta saber qué estaba sucediendo. Luego de varios segundos de mucha indecisión, decidí aventurarme al estacionamiento y divisé, a lo lejos, al hermano de Patricia, a quien llamé de urgencia y le pedí que me sacara de la zona de inmediato.

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Por cierto, me voy a permitir aquí hacer un paréntesis bien importante y pertinente. Hace poco, el martes 24 de febrero de 2009, Patricia Poleo convocó en su casa de Miami Beach a algunas figuras del “exilio” en Miami para conversar con Juan José Molina, diputado “disidente” de la Asamblea Nacional de la tolda “disidente” del partido Podemos, que lideriza, entre otros, Ismael García. Un movientucho político ÚNICA cuya función es “legitimar” la Asamblea Nacional, “representando” a la oposición DE Chávez. El diputado Molina, quien se dio su escapadita para Miami, entre otras cosas, para pasarla bien y cambiar por días de ambiente, había sido el cerebro en la Asamblea, cuando todavía era chavista, del proyecto del régimen para reunificar a todas las policías estadales y municipales en una sola, proyecto que se discutía en el parlamento “hace unos días”, en mayo del año 2007, cuando ya Chávez tenía 7 años en el poder… cuando ya se habían masacrado a los venezolanos en la “Masacre de Miraflores”, cuando ya Chávez se había apoderado de PDVSA, cuando ya todos ellos le habían cantado el “cumpleaños feliz” a Fidel Castro, en uno de sus viajes – oficiales y públicos – a Venezuela, etc. A dicha reunión con Juan José Molina, convocada por Patricia Poleo, asistieron, entre otros menos conocidos, Hellen Villalonga, Ana Mercedes Díaz, Gisela Parra, Juan Fernández, Manuel Cora, Flor Arriaga, Ricardo Guanipa, el Teniente Colina, Edgar Quijano, Paul Sfeir y su esposa Donatella Ungredda. 264

Muchos de estos nombres no les dicen mucho a los venezolanos de Venezuela, pero en Miami todos los conocen. No se dijo el motivo de aquella reunión, pero muy pronto se sabría. El diputado Juan José Molina se estaba proponiendo – “¡Ay, qué gracioso…!”, diría mi padre – para fungir de representante del “exilio” de Miami en Venezuela. Pero, no se lo pierdan, les prometió a los asistentes de aquella velada, que él podría utilizar su influencia entre “sus amigos” del “gobierno” (del régimen), para que revisaran el caso de cada uno de los “exiliados”, con la intención de que pudieran regresar, felizmente, a Venezuela. ¿Qué tal? La primera en responderle al diputado Molina fue la Dra. Gisela Parra, ex presidenta del Consejo de la Judicatura en Venezuela. Simplemente acotó que si ella había salido de Venezuela porque no tenía libertad de hablar, no podría regresar a ella, si no tenía ese sagrado derecho. Fue la Dra. Ana Mercedes Díaz, ex Directora de Partidos Políticos del C.N.E., quien estuvo trabajando 25 años para el máximo organismo electoral de Venezuela hasta que fue expulsada por el régimen chavista, autora del libro “Debemos Cobrar”, quien llevó el peso del debate que se produjo ante tal propuesta del simpático diputado. Ana Mercedes, para comenzar y entrar en calor, le dijo al diputado Molina que ella creería en Ismael García (máxima figura de “Podemos”) cuando se 265

dignara a explicarle al país cómo se trampeó el Referéndum Revocatorio de agosto de 2004, ya que él (Ismael García) había sido el Jefe del Comando Ayacucho, que velaba por los intereses del “NO”, que entonces era la respuesta que tenían que dar los afectos de Chávez para evitar que éste fuese echado a patadas de la presidencia. Si hay alguien en Venezuela que vivió los entretelones del “Mega Fraude” del Referéndum Revocatorio, es Ismael García, el mismo que en la noche del 15 de febrero de 2009, junto a Manuel Rosales (el homólogo de Eduardo Montealegre en Venezuela) y a otros genuflexos más, se apresuró a reconocer el “triunfo” del “SÍ” que le daba la “victoria” a la propuesta de Chávez, para que éste se pueda eternizar en el poder en nuestro país. ¿Qué haría Patricia en Venezuela si las diligencia de su amigo Juan José logran que Hugo Chávez la perdone? No creo que ella estará pensando en regresar para seguir “echándole vaina” al régimen. Tendrá que hacer como hizo Orlando Urdaneta, un “mea culpas” y dedicarse a escribir sobre arte, deporte… o sobre la inmortalidad del cangrejo, digo yo. Por cierto que Manuel Corao, el propietario de unos de los dos periódicos venezolanos que han sobrevivido en Miami, “Venezuela Al Día”, quien tiene muchos años fuera de Venezuela, quería saber la razón por la cual “El Boque del NO” estaba tan contento en Miami, si los venezolanos en Venezuela están de pésame. Corao le informó al diputado 266

Molina que ese “movimiento electoral”, liderizado en Miami por Alexis Ortíz, el hijo de Raúl Leoni (quien lleva mil años fuera de su país y se llama igual que su padre), un tal Pedro Mena, entre otros, estaban invitando a todo el “exilio” venezolano para la noche del jueves 26 (de 2009) a una velada de tragos que se llevaría a cabo en la discoteca “La Covacha”, propiedad de un venezolano, para celebrar los logros alcanzado por “El Bloque del NO” en las pasadas elecciones del 15 de febrero pasado. Regresando al tema anterior. Al salir de Radio Venezuela, fui a dar a la urbanización Terrazas del Ávila, otra zona muy caliente en donde la noche anterior se había producido un serio enfrentamiento con el ejército (con un saldo de varios heridos o muertos, por parte del “oficialismo”), en el extremo este de la ciudad de Caracas, donde vivía un gran amigo de la infancia. Llegué a casa de mi amigo, quien me abrió la puerta con mucho nerviosismo, mirando hacia fuera de su apartamento, como para verificar que no me habían seguido a su vivienda. Había estado escuchando el programa de Radio Venezuela y pensaba que me había vuelto loco. Tuve que caminar varias cuadras hasta llegar a su edificio, porque no quería comprometer al hermano de Patricia, en caso de que lo hicieran preso y lo obligaran a cantar, bajo la presión de la tortura, dónde me había llevado. Esa urbanización estaba repleta de edificios, así que sería como buscar una 267

aguja en un pajar, a partir del lugar donde él hubiera podido haber dicho que me había dejado. Lo primero que se le ocurrió a mi amigo fue servirnos un whisky en la roca, empleando unos vasos cortos. Su mujer nos acompañó, sirviéndose otro, a pesar de que, según ella, era abstemia. En lo que les dije que el régimen había ido a buscarme a mi finca, la mujer comenzó a temblar de tal forma que el whisky se le salía del vaso. Fue ahí cuando mi amigo me dijo que no me podía quedar en su casa. Como ya se estaba haciendo de noche, me dio las llaves de su carro para que durmiera en él y le diera tiempo a pensar qué haría conmigo cuando amaneciera. Su pequeño carro no tenía asientos reclinables, por lo que tuve que conciliar el sueño sentado o recostado en el asiento trasero, pero antes de que amaneciera, ya mi amigo me estaba tocando la ventanilla para avisarme que me iba a llevar lejos de su casa, a donde yo le dijera. Me dio 20mil bolívares y un sándwich de jamón con queso, que me supo a gloria. En mi estómago solamente tenía el desayuno del día anterior. Me paró en un teléfono público desde el cual llamé al jefe de mis activistas de Valencia y le informé que, de alguna manera, me iría para su casa y que me consiguiera unos bolívares y unos dólares. Yo había traído de mi cuenta en Miami unos cinco mil dólares en efectivo, para cubrir los gastos de “La Guarimba” en Valencia. Me enteré que quedaban dos mil y esos 268

fueron los que me sacarían del país y me llevarían a Miami, vía Colombia. Logré llegar a Valencia por la Carretera Panamericana, que todavía mostraba los signos de “La Guarmba”. Ahí me comentó todo lo acontecido durante los días de sublevación en la ciudad de Valencia, una historia que me impresionó, cargada de heroísmo y desgracia. Muchos de nuestros muchachos fueron detenidos y algunos de ellos torturados de manera indescriptible, como me enteré después, pues para entonces no sabíamos del paradero de la mayoría de ellos. Para entonces ya sabíamos de la muerte de dos de ellos. Aquella mañana del sábado 6 de marzo, el país amaneció tranquilo. Chávez lanzó a todos sus soldados y toneladas de empleados de las diferentes alcaldías a las calles y antes de que cayera la noche, Venezuela entera estaba limpia de escombros. Las únicas evidencias de “La Guarimba”, fueron los tatuajes que los neumáticos, al quemar, dejaron sobre el asfalto de las calles, avenidas y carreteras de todo el país. Todavía la Coordinadora no había llamado al pueblo a sus casas, cuando ya los soldados del régimen estaban limpiando las calles, porque ya Chávez sabía que hasta ahí llegaría la crisis. Llegando a Valencia, en casa de mi compañero de lucha, “Antonio”, a golpe del mediodía, vimos al traidor Pompeyo Márquez dirigiéndose al país a través de la televisión. “¡Venezolanos: hemos logrado los objetivos. El gobierno ha acordado 269

sentarse en la mesa para negociar los términos del Referéndum Revocatorio. Regresemos todos a nuestros hogares y evitemos más derramamiento de sangre.” Algo así recuerdo haber escuchado de boca de quien fuera él único activista de la resistencia en contra de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez que no cayó preso ni salió al exilio. Un eterno jefe de las guerrillas castroestalinistas que en la década de los sesenta y setenta, cubrieron de sangre inocente venezolana el territorio nacional. Visitar la siguiente página en la Internet: http://www.mrr.name/2004.htm Nuestros muchachos habían muerto en vano. Le dije a “Antonio”: “acabamos de perder a Venezuela…” En Valencia pasé un par de semanas y tuve que mudarme de casa en tres oportunidades, cada vez que mi presencia era notada por alguna persona extraña al núcleo familiar donde me encontraba. Cuando ya se hacía muy latosa mi permanencia en mis “conchas” (escondites) y se me acabaron los amigos dispuestos a darme alojamiento en esa ciudad, decidí agarrar carretera. Había un terror generalizado y un colectivo complejo de persecución. De Valencia tomé un autobús que me llevó a la ciudad oriental de Puerto La Cruz, donde vivía mi madrina y otro gran amigo de infancia, Alexis Ortiz. 270

Cuando me bajé del autobús lo pensé dos veces. No era justo comprometerlos. Mi madrina, aunque divorciada, mantenía buenas relaciones con su ex esposo, quien era un chavista rabioso y Alexis era el alcalde de la ciudad de Lechería. Así que volví a comprar un boleto y terminé en Maracaibo, en el extremo occidental del país. Había decidido vivir, por unos días, montado en un autobús, recorriendo Venezuela de un lado al otro. Había tirado mi celular por la ventanilla del carro del amigo que me llevó de Caracas a Valencia, en la mañana del sábado 6 de marzo. Si los esbirros del régimen intentaban localizarme a través de las celdas que mantienen constante comunicación con los aparatos celulares, me irían a buscar por los montes entre La Victoria y Maracay… a una hora de Caracas. Estuve tentado a llamar a mi familia, pero tenía el temor de que sus teléfonos estuvieran montados. Luego me enteré que la Disip me fue a buscar, en dos oportunidades, a la casa de mi madre, en La Colonia Tovar. Mi ocurrente madre se quitó a los esbirros de encima, haciéndose que padecía de Alzheimer. Cuando le preguntaron si ella era la mamá de Robert Alonso, se puso a buscar en su mente, haciéndose que se esforzaba… como recordando el pasado y respondió: “Ah sí… yo soy su mamá. ¿Ustedes lo conocen?” Así y todo, los funcionarios volvieron una segunda vez, donde ejercieron una mayor intensidad de búsqueda. 271

El alcalde de la Colonia la llamó para avisarle que para allá le mandaba a su policía, que no se asustara pero era para protegerla, porque le habían anunciado que una turba chavista estaba en camino para saquearle la casa. Unos meses después decidió que era hora de volver a salir al exilio. Había vivido en Venezuela, ininterrumpidamente, 43 años. Había llegado a la edad de 33 años y la había abandonado a los 76. Mi mujer y mis hijos menores (Alejandro y Eduardo), habían llegado a Miami el día antes de que comenzara “La Guarimba”, el 26 de febrero de 2004. Como no tenía mi celular donde tenía todos los teléfonos registrados y no me acordaba del número donde se estaban quedando, en casa de unos tíos, no pude llamar para avisar que estaba bien. Al llegar a Maracaibo mis energías estaban al mínimo. Entonces se me ocurrió dirigirme hacia una de las más prestigiosas funerarias marabinas para hacerme pasar por deudo del primer muerto que se me atravesara en la entrada. Me acordé del sabroso consomé que me sirvieron en la funeraria caraqueña donde velamos a mi abuela, quien murió exiliada en Caracas a los 99 años de edad… y de lo sabroso que dormí en los cuarticos que tienen las funerarias para que los familiares de los muertos descansaran. Esa parte estuvo bien. No había consomé, pero había chocolate caliente y unas galleticas dulces que sabían a Gloria.

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De Maracaibo bajé al estado Táchira. En las inmediaciones de Ureña, frontera con Cúcuta, Colombia, había un hato cuya mitad estaba en territorio venezolano y la otra en territorio colombiano. Conocía a su dueño, “Don Jacinto”, porque él nos dejaba pasar los caballos de paso que los venezolanos llevábamos a las ferias equinas en el hermano país. Así evitábamos el papeleo, la permisología, etc. Entrábamos al hato por Venezuela y salíamos por Colombia. Pero cuando llegué, me encontré que “Don Jacinto” se había muerto y los empleados que cuidaban la propiedad no me dejaron entrar. Una vez en Ureña, decidí quedarme unos días en casa de un paisano que conocí cuando estudiábamos en Alemania, treinta años atrás, mientras planificaba cómo salir hacia Colombia, pues a pesar de que se puede ir caminando, atravesando el puente internacional entre Ureña (Venezuela) y Cúcuta (Colombia), no sabía si había un operativo buscándome. “Pedro” me recomendó que me consiguiera documentación falsa. Los periódicos me mencionaban como el “padre de La Guarimba” y me achacaban toda la culpa. Sentí que me había convertido en “El Chinito de La Guarimba”, es decir, en el chivo expiatorio de aquella sublevación que pudo haber derrocado a Hugo Chávez del poder. En Ureña perdí la noción del tiempo. Mi amigo tenía una plantación de azúcar y estaba preparando su siembra u organizando su hacienda, por lo que me dejaba solo, con dos perros viejos y gruñones, en su 273

destartalada vivienda, ubicada en el centro de un pueblo que no es el más agradable de Venezuela. Los contactos que mi ex compañero de estudios dijo tener, no resultaron efectivos y tuvimos que desistir del plan. Peor aún, mi amigo tenía programado un viaje a San Cristóbal para comprar unas maquinarias y me dijo que no era conveniente que me quedara solo en su casa, pues habíamos decidido que de ella no podría salir, si quería que él me diera “asilo”. Noté en mi amigo una gran dosis de temor y que mi presencia no era del todo deseable. No me tocó otra que volverme a montar en un autobús. Esta vez terminaría, luego de dar muchos tumbos de pueblo en pueblo, en Ciudad Bolívar, al extremo sureste del país… ¡bien lejos! Entre Esmeralda y Ciudad Bolívar, tuvimos que pararnos en una alcabala donde estaban revisando a todos los pasajeros, algo que en algún momento me tocaría, pues las carreteras estaban llenas de alcabalas, algunas fijas y otras móviles, aunque en ninguna de ellas nos habían parado, pues se notaba que los conductores eran conocidos de los guaridas. Existía un inmenso negocio de contrabando de indocumentados en el que participaban los choferes de los autobuses y los guardias nacionales, de ahí que en la mayoría de las alcabalas no nos paraban para pedirles documentos a los pasajeros. Trataba siempre de sentarme en la parte de atrás de los autobuses, donde pensaba que podía pasar por desapercibido con mayor facilidad. Era posible que 274

mi nombre no había sido circulado a todas las alcabalas del país, pero en la psicosis de uno que anda huyendo, siempre se piensa lo peor. A media en que el guardia nacional iba revisando papeles de todos los pasajeros hombres hacia donde estaba, mi corazón incrementaba sus latidos. Era más que evidente que buscaban a alguien de sexo masculino. Faltando ya dos o tres puestos para llegar a mí, el guardia detectó a un ciudadano colombiano, supuestamente solicitado o indocumentado, lo que produjo un tremendo alboroto que ameritó que el guardia sacara su pistola de reglamento, forcejeando con aquel individuo al tiempo en que gritaba por refuerzos. Los pasajeros comenzaron a salir del autobús corriendo, pensando, tal vez, que a aquel guardia se le fuera a ir un tiro… o varios, porque se trataba de una celosa pistola automática en las manos de un soldadito que tenía todas las características de ser inexperto. Sacaron al colombiano del autobús, metieron al resto de los pasajeros en él y le dieron la orden al chofer que siguiera su camino, salvándome así de que el guardia me pidiera mis papeles de identificación. Pero eso no fue lo peor. No sé si por el nerviosismo o si por alguna comida de esas que uno ingiere en las carreteras de Venezuela, me vino una diarrea imparable que no pude controlar sino hasta días después. Al llegar a Ciudad Bolívar, me fui a ver a Valdemar, un bandido que conocía, traficante de oro de las 275

minas de Las Claritas, quien tenía una parcela cerca de mi finca. En una oportunidad, aupado por Valdemar, mi hermano, Ricardo y yo, habíamos ido a las minas para investigar la posibilidad de comprar oro para la exportación, uno de los muchos negocios – éste era lícito – que se puso de moda en Venezuela, cuando éramos felices. Por cierto que Valdemar, un “bachaco” (lo que en Cuba se conoce como “mulato ruso”), odiaba a los negros a más no poder. Aquel traficante de oro me alojó en su casa, la cual quedaba en las afueras de Ciudad Bolívar. Allí me pude bañar y pude dormir, parejo, por más de doce horas seguidas, a pesar del insoportable calor que hacía en esa ciudad. En su casa me quedé varias semanas y gracias a él pude salir de Venezuela por la vía de Capacho, un pueblito andino, en el estado Táchira, que hace frontera con Colombia, por donde había una ruta de penetración de contrabandistas de oro… y de sabrá-Dios-qué-más, que comerciaban con el hermano país. El oro, me enteré por boca de Valdemar, era empleado en Colombia por los capos de la droga, para lavar dinero, ya que tenían negocios organizados de compra y venta del precioso metal, que justificaba el intercambio de dinero en efectivo que recibían por sus ilícitas mercancías. Valdemar me hizo un mapa que memoricé, porque de perderlo, perdería la oportunidad de salir con vida de Venezuela. Me dio los datos de su contacto pasando la frontera y me entregó una pepita de oro, bien chiquita, como amuleto para la buena suerte. 276

Me dijo que me quitara el reloj y que me metiera los dólares en las medias, lo que hacía un incómodo colchón entre las plantas de mis pies y los zapatos. Me advirtió de los peligros de aquella zona fronteriza, la cual estaba infectada de guerrilleros, de paramilitares y de bandidos, pero que, afortunadamente, los guardias venezolanos que ahí operaban se hacían los locos, no porque los sobornaban para que dejaran pasar a los delincuentes que por allí transitaban, sino porque ya habían matado a muchos de ellos y los sobrevivientes habían comprendido que era mejor no meterse con los bandidos. Con los pocos bolívares que me quedaban, Valdemar me consiguió a un chofer, propietario de un carro que alguna vez había sido un taxi, uno de los transportistas de contrabandistas que salían de Ciudad Bolívar hacia Colombia por la ruta del oeste, para que me llevara a los Andes, ya que hacia el sur lo que hay es selva, monte, indios y culebra. Valdemar me había advertido de los forajidos y guerrilleros de aquella zona, pero se le olvidó mencionar la plaga de mosquitos y jejenes que del atardecer en adelante, inundan la zona selvática que me tocó recorrer hasta llegar a un pueblito colombiano donde se encontraba el ranchito (bohío) de su contacto. Allí me dijeron que el sector estaba muy convulsionado porque el DAS (policía política colombiana) y el ejército de Colombia tenían montado un operativo y, al parecer, planeaban quedarse un buen tiempo buscando a un grupo guerrillero que había masacrado a una decena de 277

campesinos colombianos por cooperar, algunos de ellos, con las autoridades. Así que me tocó “guaralear” un poco en casa de aquel personaje sacado de una novela de Gabriel García Márquez, pensaba yo, quien vivía de darles servicio y apoyo logísticos a los contrabandistas venezolanos que por ahí pasaban. El contacto de Valdemar había trabajado en varios laboratorios donde se fabricaba la cocaína. Una tarde, mientras saboreábamos un extraordinario café hecho al estilo campesino, lo que en Cuba se conoce como “café carretonero”, me echó el cuento sobré cómo se fabrica la mortal droga, que tanto mercado encontraba en el mundo entero y muy especialmente en Estados Unidos. La historia que me contó era de horror. Cómo se le echa hasta gasolina y veinte mil porquerías más al mejunje para llegar al producto final. En adición a lo dañino de la droga en sí, estaba el horripilante daño que debe producir en las neuronas de un individuo que huele todos aquellos componentes “marginales” que se encuentran en el maldito polvo blanco, que tanta desgracia ha producido en millones y millones de familias de seres humanos. Al cabo de varios días, el contacto de Valdemar desapareció del mapa y comencé a pensar que me habían “montado en una olla”. Había salido de Guatemala y había aterrizado en Guatepeor. El único dinero que tenía ya, eran los 2mil dólares que me habían dado en Valencia y sacar dólares en esa zona era, suponía, buscarme un problema muy serio. 278

Pero lo peor del caso era que para el contacto de Valdemar, yo era un contrabandista de oro, así que no hubiera sido nada raro que el tipo hubiera dado el pitazo a sus compinches para que me cayeran encima con la intención de despojarme del oro que ellos pudieran pensar estaba llevando de contrabando a Colombia. Por si o por no, decidí caminar hacia el pueblito, donde había gente, porque el ranchito del contacto de Valdemar quedaba en la más absoluta soledad, a unos tres o cuatro kilómetros del caserío, más que pueblito, donde todo el mundo se conocía, pero los extraños no levantaban sospecha, pues era un corredor de malhechores que iban y venían de Venezuela y Colombia, en sus constantes fechorías… pensaba yo. Además de la consabida droga y, por supuesto: el oro, entre los commodities de la zona se encontraban las esmeraldas, vehículos robados en Venezuela que se vendían en Colombia… y ganaderos venezolanos secuestrados, que los malandros vendían a la guerrilla colombiana. Era un sector con un alto ajetreo comercial. Llegando al caserío me topé con un jinete montado sobre un caballo de paso muy fino y decidí pararlo para conversar con él. Venía ataviado con su sombrero blanco colombiano y unos bellísimos zamarros, que es un sobre-pantalón que usan los chalantes (jinetes de caballos de paso) colombianos y que sobrepasan los talones del montador, como para demostrar que no se emplean espuelas. Era un tema que conocía a la perfección y a los caballistas 279

colombianos, como a los caballistas venezolanos, nos encanta hablar de caballos. En efecto, entablé conversación con aquel individuo que no tenía mal aspecto, por lo que pensé que se trataba de un propietario de finca. El caballo era excelente, con unas patas de resorte impresionante… y así se lo hice saber a su dueño, lo que evidentemente le impresionó: “¡patas nacen, manos se hacen!”, me apresuré a decirle. Una expresión colombiana muy caballista, para asegurar que, si bien se podían mejorar las “manos” de los caballos (las delanteras), nada se podía hacer para componer las patas (las traseras). Complacido por el piropo que le eché a su caballo (los caballistas a veces quieren más a sus ejemplares que a sus propios hijos), e impresionado por mis conocimientos sobre el caballo colombiano de Paso Fino, el jinete me dijo que tenía una parcela a un par de kilómetro y que si gustaba lo esperara allí, que él vendría a recogerme para llevarme al pueblito a echarnos unas cervezas. Decidí esperarlo, porque el hombre me dio buena espina. En efecto, al cabo de unos minutos lo vi llegar en una camioneta Range Rover con placas venezolanas, posiblemente robada en Venezuela, pensé yo. El hombre me montó en su vehículo y nos bajamos en un timbiriche en el que había una cava llena de cervezas El Águila y una rocola desde donde salían los ballenatos más insoportables que jamás haya podido haber escuchado en mi vida… ¡y miren que he escuchado ballenatos! 280

Mi nuevo amigo intuyó que no era contrabandista ni bandido, al menos no del tipo de los que por allí pasaban. Aprovechando su intuición, decidí ayudarlo un poco y le conté una historia de amor y dolor, explicándole las razones por la cual me escapaba de Venezuela, huyéndole a un socio con quien había tenido un “mal entendido”, llegando el asunto a mayores, dándole entender que había tenido que “modificarle la salud”. Algo cotidiano, honorable y justo por esas regiones salvajes. Mi cuento lo emocionó y abrimos otra tanda de cervezas. Trate de indagar sobre el contacto de Valdemar, quien me había abandonado en su ranchito, pero aseguró no conocerlo. Aprovechando la charla sobre caballos, ferias, y caballistas famosos, aterricé en el tema de la mafia colombiana, un tópico que es del agrado de ese tipo de gente que vive al filo de la navaja, como suponía era el caso de mi nuevo amigo. Le dije que le había comprado un caballo a Don Fabio Ochoa, lo cual era cierto, hijo de “Don Danilo”, mi caballo (“Gran Cacique”), convertido en Gran Campeón Fuera de Concurso en Venezuela, lo cual – también – era cierto. Don Fabio Ochoa era el padre de los hermanos Ochoa, famosos capos narcotraficantes colombianos, del extinto “Cartel de Medllín”, héroes de muchos individuos como suponía era mi nuevo amigo y el hombre (Don Fabio) que más sabía de caballos en Colombia. “Don Danilo” era uno de los caballos más famosos del hermano país, ya muerto, un verdadero héroe nacional, orgullo de los colombianos amantes 281

de los caballos de paso. El hombre se me abrió muchísimo más… y me brindó otra ronda de cervezas: “cuénteme, pues, ¿cómo es Don Fabio?” Ahí le empecé a inventar. El amigo ya estaba más de acá que de allá. Si yo hubiera sido mujer, me hubiera propuesto matrimonio. Cuando el amigo estaba a punto de tomarse una cerveza de más, decidí jugarme el todo-por-el-todo y le dije: “Chico, te voy a ser franco… y te lo digo, porque me mereces toda la confianza del mundo y, porque, además, entre caballistas no nos pisamos la manguera”, le dije en una voz baja y conspirativa, asegurándome de que nadie me escuchara. “Cargo encima unos pocos dólares y ni un solo peso colombiano. ¿Habría manera que me pudieras cambiar, digamos, unos cien dólares, para poder llegar a Bogotá?”. Todos los billetes que llevaba eran de a cien. “¡Cómo no, faltaba más… patrón!”, me respondió el amigo, con un fuerte acento colombiano de la serranía. “Fulano, hágame usted el favor de cambiarle al don cien dólares en pesos colombianos”, le gritó a uno de los que llevaban horas chupando cervezas en aquel timbiriche de mala muerte. El hombre se levantó con mucho desgano del taburete en el que estaba penosamente sentado, metió la mano en una alforja que llevaba colgando del hombro y sacó un impresionante fajo de billetes, donde se mezclaban dólares, pesos colombianos y bolívares venezolanos. ¡Toda una casa de cambio ambulante, en medio de la selva colombiana! 282

El amigo hizo todavía más. Se levantó y me dijo: “venga, mi don, que lo llevo al punto donde podrá tomar un bus.” Los colombianos son muy formales y respetuosos en cuanto al trato, sobre todo los de la sierra, lo cual no quiere decir que, al menos en esa zona de pillos, a la primera de cambio le empujen a uno una soberana puñalada, para quitarle el sombrero a la víctima. Transitamos un par de horas por un camino difícil de recorrer para un conductor sobrio, pero, afortunadamente, llegamos – por instrumentos – al lugar donde tomaría un autobús rumbo al sur, bordeando la frontera oeste con Venezuela. Una zona infectada por la guerrilla del ELN colombiano. Ya para entonces no sabía dónde llevaba los pesos y dónde llevaba los dólares. Llegamos a la parada final del bus colombiano y me aconsejaron que no siguiera bajando en línea recta, porque me podría encontrar con una alcabala guerrillera de esas que llaman “pesca milagrosa”. Así que me vi forzado a culebrear hacia el oeste del territorio semi-selvático colombiano, dar más vueltas que un trompo, para terminar en la famosa alcabala de Pamplona, donde a los venezolanos les piden sus pasaportes. La tarde en que me vino a buscar el hermano de Patricia para llevarme a la estación de radio, le pedí a un amigo que me guardara mi pasaporte y mi rifle semi-automático en su casa. Cuando el hombre vio el rifle se le cayeron las medias y se negó a guardar 283

ambas cosas. Faltó poco para que me sacara de su casa a empujones. Dejé el rifle en el baúl de mi carro y me eché el pasaporte encima. Tenía el temor de caer detenido y que me retuvieran el pasaporte, lo que me hubiera imposibilitado entrar a un tercer país. Gracias a la cobardía de mi amigo, pude tener encima el pasaporte en todo momento, el mismo que le presentaría a las autoridades aduanales de Pamplona. Valdemar me había advertido que los venezolanos no necesitábamos pasaporte para entrar y transitar por ciertos pueblos fronterizos como sabía sucedía en Cúcuta, en el mismo departamento (estado o provincia) del Norte de Santander, pero que en ciertos puntos, en la medida en que me internara en Colombia hacia Bogotá, me pedirían los documentos, legalizando así la entrada, lo que tendría que hacer si era mi plan salir, legalmente, por el aeropuerto de la capital, rumbo a Estados Unidos. Cuando el funcionario colombiano revisó mi pasaporte, notó que no tenía sello de salida de Venezuela, lo que significaba que había salido de mi país en situación irregular. “No hay problema”, me dijo: “váyase al señor gordo que usted ve allá, el que tiene el sombrero blanco y dígale que usted necesita que le estampen un sello de salida de Venezuela”. Efectivamente, el gordo del sombrero agarró mi pasaporte, me dijo que me esperara ahí mismito, que ya regresaba… y que serían doscientos dólares. Le 284

insistí que solamente tenía cien y otro tanto en pesos colombianos, que ya ni sabía cuántos eran. El hombre extendió la mano y le di billetes, colombianos y un billete de junto con mi pasaporte. Sentí documentos le estaba entregando mi mejor de los casos, mi libertad.

el bojotero de cien dólares… que con mis vida… o, en el

Pero como los bandidos son personas de honor, algunos… al menos, el gordo regresó ahí mismito con un sello estampado en una de las hojas de mi pasaporte. Cuando lo vi, noté que el sello falso que me habían estampado los colombianos mafiosos, era mejor que los otros, legales, estampados por las autoridades venezolanas, en las infinidades de veces que salí del país. Eso me causo gracia. Di media vuelta y me dirigí al funcionario que me había recomendado al gordo de sombrero blanco y ni revisó el sello de “salida” de Venezuela. Con la misma abrió una hoja y estampó el sello de entrada “legal” a Colombia. ¡Estaba ya en el exilio! Me he reservado algunos datos de la trayectoria de mi viaje entre el pueblo de Capacho (en Venezuela) y la ciudad capital de Bogotá (en Colombia), para proteger la seguridad de aquellos que me ayudaron sin pedir nada a cambio y para despistar al régimen en cuanto a la ruta exacta que tomé en mi fuga de Venezuela, para que otros hermanos puedan utilizarla en un futuro no muy lejano.

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El viaje de Pamplona a Bogotá transcurrió sin mayores tormentos y disfruté de las inmensas bellezas del hermano país, recorriendo los majestuosos e imponentes Andes colombianos. Llegué a Bogotá, una de mis ciudades favoritas, donde lo primero que hice fue entrar en un restaurante y ordenar un ajiaco bogotano, con guascas (Galinsoga parviflora) y todo… repleto de papitas criollas, sabaneras y tocarreñas, con abundante pollo, crema de leche, aguacate, mazorcas de maíz y alcaparras. Había llegado al cielo… ¡pero me esperaba el infierno! Luego de instalarme en un hotel cercano al aeropuerto de Bogotá y de ducharme, por primera vez en muchas semanas, en una ducha con agua caliente, me dispuse a dormir hasta que me despertara por mi cuenta, no sin antes hacer un balance de mis finanzas y de esconder, debajo del colchón, los dólares que me quedaban. En el mismo hotel compré el pasaje, ida y vuelta, a Miami. Me monté en un avión de Avianca y el 24 de abril del año 2004, puse pie (seco) en tierras de libertad. ¡Había llegado a los Estados Unidos de América! Esta vez como exiliado, no como turista, algo que de inmediato aprendería a diferenciar. Muy pronto, del cielo colombiano, el destino me enviaría al infierno norteamericano que me esperaba. ¡Me había demorado un mes y dieciocho días en llegar! Llegué a Miami con lo que tenía en mis bolsillos, con menos de mil dólares, y me dirigí a la casa de un amigo venezolano en la “República Bolivariana del 286

Doral”, como luego me enteraría que le llamaba el patriota Roger Vivas, diputado merideño que salió de Venezuela en condiciones muy similares a las mías. Por cierto que los cubanos dicen que salir de Venezuela es muy sencillo, porque Venezuela no es una isla, como Cuba. ¡Sí Luis! Para llegar a las costas de La Florida, desde la isla de Cuba, hay que sortear tiburones y el Estrecho de La Florida… soportar la sed y el sol. En la travesía hacia Colombia, por los “caminos verdes”, uno no sabe qué se va a encontrar. Cuando los forajidos de la hermana república se den cuenta que es por ahí por donde pasarán los venezolanos que huyen del régimen, se afilarán sus dientes, todavía más, lo que nos obligará a hacer un curso de chino gótico, para poder evadir los miles de peligros que se encontrarán en el . Las “rutas de escape” por la selva son pocas. Si uno no está “dateado” y no cuenta con un guía, en quien poder confiar más allá de toda duda, se las verá negra. No es lo mismo transitar por esos caminos en calidad de bandido que en calidad de ciudadano probo buscando el oxigeno de la libertad, con el cartel de “ingenuo” pegado en la frente. Muchos, me consta, han intentado la evasión por Colombia y se han tenido que regresar a “tierra firme”… y eso que todavía “la cosa” no se ha puesto color de hormiga en Venezuela. Me instalé por mi cuenta y en soledad, en una urbanización que quedaba en el corazón de la “ciudad” de Doral, para enterarme que uno de mis 287

vecinos era uno que fue jefe de la Guardia Nacional de Chávez, aquel mismo que les había echado gas lacrimógeno (del “superbueno”) a los vecinos de Prados del Este, cuando fueron a protestar frente a su vivienda en aquel sector del sureste de Caracas, meses atrás. Si ahora no recuerdo mal, creo que tenía el apellido Gutiérrez, un gordo rechoncho y retaco, que me recordaba a un vendedor de fritangas que había en la Plaza Bolívar de Tucupita. Hice muy pocos contactos, porque cuando uno llega al exilio con la mentalidad y la psicosis del perseguido político, adquiere un “complejo de topo” impresionante. En cada esquina uno ve al enemigo que lo va a secuestrar para montarlo en un avión, como en las películas, y llevarlo a las prisiones del régimen, donde – lo más probable - es que se nos pudran hasta los huesos esperando que nos liberen… algún día. Ya mi familia sabía de mi existencia y de mi buena salud física, pero había hecho muy poco contacto físico con mi mujer y mis hijos, suponiendo que ellos podrían estar vigilados para detectar mis movimientos. La paranoia era tal, que evitaba el uso del teléfono, pensando que podrían estar montados. Un abogado amigo en Miami me había advertido de la posibilidad de una deportación, que no es lo mismo que una extradición. Para la deportación no había mayores trámites… ni derecho a mucho pataleo. Las autoridades de Inmigración llegaban, le daban a uno unos cuantos palos, lo montaban en un 288

avión y aterrizaba en Venezuela en menos de que pudiera abrir los ojos. El perseguido político, lo entendería por experiencia propia y por la de otros que después iban llegando, comenzaba a sufrir de una aguda y crónica paranoia: un impresionante complejo de persecución. Mantuve un bajo perfil, saliendo tímidamente por las noches, hasta que llegó el 9 de mayo de ese mismo año (2004), Día de Las Madres. Cuando llamé a mi mamá para felicitarla, temprano en la mañana, me preguntó: “¿Estás viendo la televisión venezolana?, tu finca está llena de soldados y el Ministro de la Defensa, Jorge Luís García Carneiro (el ex vendedor de yuca y ñame en el famoso “Plan Bolívar 2000), está declarando desde la terraza de la piscina.” Sintonicé Globovisión y me enteré de cómo el régimen había “capturado” un “contingente” de “paramilitares”, supuestamente colombianos, algunos de los cuales aparecían encapuchados dando declaraciones desde nuestra finca, La Finca Daktari. Luego me enteraría que aquellos colombianos eran paramilitares que yo había contratado para llevar a cabo un golpe de estado en Venezuela, previo a pasar por las armas al presidente Hugo Chávez, quien sería cremado (vivo) en los hornos del Cementerio del Este, en Caracas. Me metí en la Internet y ya había montañas de información acerca del evento. Al pasar los días me enteré de mi plan por boca del director de la DISIP, el 289

Comisario General Miguel Rodríguez Torres y por boca propia de Hugo Chávez. Según Rodríguez Torres, Robert Alonso había reclutado en el vecino país a un contingente de paramilitares (guerrilleros de la derecha colombiana) para secuestrar unos aviones F16 y bombardear Miraflores y Fuerte Tiuna, el mayor cuartel militar de Venezuela, clavado en el corazón de Caracas. Los “paramilitares”, quienes llevaban más de 45 días de entrenamiento en nuestra finca, ayudarían a secuestrar los aviones y a tomar un cuartel de la Guardia Nacional, cercano a nuestra propiedad, para hacerse de las armas y con ellas darle apoyo a la intentona militar. Dos días después recibí un telefonema de mi familia en Venezuela donde se me preguntaba si me estaba quedándome en la casa número tal, calle más cual, de la avenida tal, de la urbanización más cual (en el Doral), cuyo “zip code” (código postal) era tal. Esa dirección, con los más mínimos detalles, donde – en efecto – estaba “enconchado” (escondido) en Miami, había sido publicada por “La Bicha” en el diario Últimas Noticias, donde trabajaba como reportera. Se suponía que Berenice Gómez (alias “La Bicha”), era (y es) una periodista de la oposición venezolana, aunque por su chabacanería pareciera, más bien, una vocero del “oficialismo”. Últimas Noticias estaba (y está) al total servicio del régimen.

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Esa misma noche me cayó en mi “concha” (escondite), una reportera de Radio Caracol de Colombia, llamada Vilma Tarazona, con el equipo de grabación y camarógrafo listo para hacerme una entrevista grabada para la televisión colombiana. De algún modo había logrado burlar la estricta seguridad de la urbanización donde se encontraba la vivienda en la cual me encontraba. Luego de un duro intercambio de palabras, arranqué en la compañía de un amigo venezolano, casado con una cubana, hacia un lugar desconocido dentro de la ciudad de Miami, dejando atrás toda mi ropa. Al día siguiente me comuniqué por teléfono con mi abogado, el ex Fiscal General de La Florida en épocas de Bill Clinton, Kendal Coffey, quien me recomendó que me fuera al lugar más alejado posible de Miami. Tenía que ser DE INMEDIATO, porque si las autoridades federales de Estados Unidos expedían una orden de captura, hubiera cometido un delito federal si cruzaba la frontera de un estado a otro, dentro del territorio norteamericano. Llamé a mi mujer y le dije que se preparara, que partíamos para el estado de Washington, al extremo noroeste del país, frontera con Canadá… y que le explicaría luego. Había llegado al Dr. Coffey por recomendación de un abogado cubano-americano, Carlos Loumiet, quien era socio del bufete “Hunton & Williams”, una de las más importantes firmas legales de Estados Unidos. 291

Según él mi asunto ameritaba un abogado del calibre de Coffey, quien tenía fuertes conexiones políticas, porque, me dijo: “tú caso es político y los problemas políticos se resuelven con política.” Había vivido en el estado de Washington durante mis años de adolescente. Allá tenía a la familia Losh, mi “familia americana”. Mark Losh, mi “hermano americano”, con quien viví siete años de mi vida, me envió un cable con dinero suficiente para que todos pudiésemos tomar el avión que nos llevaría a la bellísima ciudad de Seattle. Mis “padres americanos”, Norman y Beverly Losh, vivían en un diminuto pueblito llamado Onalaska, relativamente cercano a Seattle y para allá nos fuimos todos. Un día salí a recorrer ese caserío, matando la angustia y el aburrimiento y llegué a la única gasolinera del pueblo donde agarré un periódico de distribución gratuita en cuya primera plana, a ocho columnas, se reportaba la muerte de un burro que había sido atacado por unos perros. Aparecía la foto del burro muerto, ya hinchado por los días. Se me ocurrió comentarle al dueño de la gasolinera lo feliz que debía ser Onalaska, tomando en consideración que la noticia más destacada de aquella semana (el peridiquito, de tres páginas, era un semanario), había sido la muerte de un burro. Le dije que en mi país, los titulares hablaban de cuantos cientos de seres humanos habían muerto de la mano del hampa durante una determinada semana y me preguntó qué país era ese. Cuando le respondí que 292

se trataba de Venezuela, me preguntó que dónde quedaba “eso”: “más abajo del río Mississippi, bajando, a mano izquierda”, le respondí. En el estado de Washington la pasamos muy duro. Si la inmigración norteamericana me comenzaba a buscar, pues ya el régimen había dicho que solicitaría mi extradición bajo los cargos de “intento de magnicidio”, mi “familia americana” se vería seriamente involucrada por alojar a un prófugo de la justicia. Esto no era Venezuela. Aquí el que la hace, en la mayoría de los casos, la paga. Así que decidimos mudarnos a un lugar donde nadie supiera dónde estábamos. Un gran amigo norteamericano, que había estudiado conmigo en el colegio de Deer Park, al extremo este del estado de Washington, me consiguió un granero en donde quedarnos y para allá nos fuimos. Estaba a un par de horas de la frontera con Canadá y conocía muy bien aquellos “caminos verdes” que me pudieran ayudar a evadir la captura. Mientras tanto, el bufete Hunton & Williams, asesorados por el Dr. Coffey, había hecho contacto con “Homeland Security” y, eventualmente, mi caso llegó a Washington, a las más altas esferas del poder político de Estados Unidos. El plan político era el siguiente. Había que aprovechar el escándalo en Miami para conseguir el apoyo de los votantes cubano-americanos del sur de La Florida. Ese mismo año serían las elecciones donde George W. Bush buscaría su re-elección como 293

presidente de Estados Unidos y Miami era un importante bastión para el partido republicano y de vital importancia para el triunfo de Bush. Conseguí fondos para poder viajar a Miami y me aparecí en un popular programa de televisión conducido por María Elvira Salazar, una periodista muy popular de padres cubanos, nacida en Estados Unidos. Un programa que lo veían todos los cubanos de Miami. En ese programa conté mi historia… o parte de ella. Aproveché, además, para despedirme porque – según el libreto – esa misma noche partiría para España. Tenía que hacerle ver al régimen de Chávez que me había fugado de Estados Unidos y así confundir, también, a las autoridades de Inmigración de este país, en caso de que se emitirá una orden oficial de captura, la cual jamás se llegó a dar. El régimen cayó en la trampa. Al día siguiente, el 27 de julio de 2004, salió publicado en la prensa un artículo que titulaba: “Líder Terrorista de la Oposición, Robert Alonso, se Fuga a España”. Los periodistas esbirros de Chávez reprodujeron el artículo, para la posteridad, en el famoso portal cibernético, Aporrea.com. La nota puede leerse en la siguiente dirección de la Internet: http://www.aporrea.org/actualidad/n18784.html Parte del texto dice: “Robert Alonso Bustillo está preparando su viaje a España a fin de ponerse 294

a salvo ante cualquier gestión de extradición por parte del Gobierno de Venezuela.” “Como España no tiene tratado de extradición con Venezuela, Alonso ha sido aconsejado por los servicios de inteligencia de Estados Unidos de <mantenerse tranquilo> ya que su nombre está muy cuestionado, por su origen cubano, entre la colonia de los conspiradores antichavistas.” En realidad, Robert Alonso se estaba escondiendo, junto a su familia, de los “servicios de inteligencia de Estados Unidos”. Así funciona la desinformación de estos regímenes castroestalinistas… y la gente termina creyéndoles. Sin embargo, no era la primera vez que hacía uso de los pendejos chavistas para despistar al régimen. En varias oportunidades empleé, indirectamente, a un perfecto imbécil que firma con el seudónimo de “Moreto Pérez”, para enviar falsas pistas a los servicios de información de Chávez. Todavía hoy, ese anormal, publica, en su portal “Vencedor en Boyacá”, los veinte mil artículos que envío en la red. De vez en cuando me sirve de “puente” para llevar a cabo mis propósitos de desinformación. Saliendo del programa de María Elvira Salazar, agarré un carro que me llevó a Tampa, en el estado de La Florida y de ahí, al siguiente día, de regreso al estado de Washington… y todo el mundo buscándome en la Madre Patria, incluso en casa de mi familia asturiana por parte de padre, que vive en una aldea cercana a la ciudad de Oviedo. 295

A mi regreso al noroeste de Estados Unidos, Carlos Loumiet me informó, vía telefónica, que, luego de varios días de conversaciones al más alto nivel, el intento de conseguir el apoyo de Washington (D.C.) no había tenido éxito alguno y que las autoridades le aseguraron a su bufete que de solicitar Chávez mi extradición, me entregarían al régimen castroestalinista venezolano. Rómulo Betancourt dijo una vez, refiriéndose a las relaciones con los gobiernos norteamericanos, que era como dormir al lado de un elefante amigo, el cual – en cualquier momento en el medio de la noche – podría voltearse, sin querer, y aplastarnos. Tras la traición del gobierno norteamericano de Bahía de Cochinos, en abril de 1961, le preguntaron al entonces líder del exilio cubano en Miami, Tony de Varona, si pensaba que los “americanos” eran buenos. De Varona respondió: “los americanos no son ni malos ni buenos… son americanos.” Al pasar los años me di cuenta, entre otras cosas, por qué Bush no me había dado el apoyo requerido por mis poderosos e influyentes abogados: ¡era socio comercial de Chávez! El destino influyó, una vez más, para que salvara mi pellejo. El activista cubano-venezolanonorteamericano, Luís Posada Carriles, había sido capturado por Inmigración, por entrar ilegal a este país, en el verano de 2004, mientras me encontraba escondido en el estado de Washington, pensando 296

qué sería de mi vida y de la vida de mi familia inmediata: mi mujer, Siomi y mis dos hijos pequeños, Alejandro y Eduardo. El futuro, más que verlo negro: ¡no lo veíamos! Ya no teníamos un solo centavo y estábamos viviendo de la caridad de mi “familia americana”, a quien ni en un millón de vidas podría agradecer todo lo que hizo por mí y por mi familia y de personas a quienes apenas conocía. En Miami logramos conseguir el apoyo financiero de unos cuantos cubanos que sabían de mí por la prensa. Entre el dinero que me pudo dar mi hermano Mark y lo que se consiguió en Miami, pudimos sostenernos, a duras penas, en el escondite del estado de Washington, donde no teníamos agua caliente, ni calefacción… ni televisión ni radio y vivíamos hacinados con los dos muchachos encima, quienes por las noches se despertaban dando gritos infrahumanos, pensando en la masacre que se había producido en la finca donde ambos nacieron, la Finca Daktari, del Sector La Mata de El Hatillo, cercana a Caracas. Debo mencionar la extraordinaria ayuda moral y económica que nos proporcionó Pablo Alcázar Meruelos, un amigo de la infancia en Cuba, ex compañero de Los Maristas de Cienfuegos, a quien no veía desde hacía cuarenta años. Fue él quien abogó por mí ante algunos cubanos de Miami y, en los momentos más difícil del principio de nuestro exilio, nos ayudó a mitigar las muchas necesidades que teníamos.

297

En una oportunidad, “Pablito” (como cariñosamente le decíamos en Cuba), me invitó para que asistiera a una cena para recolectar fondos para el senador cubano-norteamericano Mel Martínez, porque – según él pensaba – Mel me podría ayudar. La cena costaba $ 100, que mi amigo canceló por mí. Cuando le dije que no tenía ropa para acudir a tan importante evento de gala, me llevó al mejor sastre de Miami y me mandó a hacer, a la medida, una elegante guayabera cubana de hilo y de mangas largas que le costó $ 500, la cual he usado como mi “uniforme de lucha” desde entonces, cada vez que tengo que presentarme en público o ante las cámaras de televisión. Con ella di el discurso de cierre de campaña del Senador John McCaine, en la Universidad de Miami, dos días antes de las elecciones presidenciales de noviembre de 2008, como podrán ver en el video, cuya dirección electrónica aparece al final de mi biografía (en inglés) en la enciclopedia Wikipedia: http://en.wikipedia.org/wiki/Roberto_Alonso

Una noche, acostado sobre un sembradío de alfa-alfa junto a mi mujer, contemplando un cielo común para Estados Unidos y Venezuela, me pregunté cuántos venezolanos habían salido ese día a marchar con pitos, raca racas y echando serpentinas al aire, en valiente lucha en contra de uno de los regímenes más infrahumanos que ha conocido la humanidad: el castro-estalinismo. Todavía los estudiantes venezolanos no habían inventado la herramienta de lucha en la que se pintarían las palmas de sus manos 298

de blanco, darían palmadas al tiempo que gritarían: “¡estudiantes… estudiantes!” Luego de la captura de Posada, un juez federal de Inmigración sentenció que ningún ciudadano podría ser deportado a Venezuela ni a Cuba, en cumplimiento con la “Convención Contra La Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos y Degradantes”, aprobada por las Naciones Unidas el 10 de diciembre de 1984, que entró en vigor el 27 de julio de 1987, de la cual Venezuela y Estados Unidos eran firmante. En el numeral 1ro del Artículo 3ro de dicha convención se acuerda: “Ningún Estado Parte procederá a la expulsión, devolución o extradición de una persona a otro Estado cuando haya razones fundadas para creer que estaría en peligro de ser sometida a tortura.” ¿A tortura? Bastaba con ver cómo había el régimen, a través de la turba chavista bolivariana y soberana, convertido en polvo y escombros a la Finca Daktari, donde se produjo una verdadera masacre de seres humanos. No crean, no son pocos los que hoy todavía me escriben a mis buzones electrónicos, preguntándome qué carajo hago en Miami y por qué no regreso a Venezuela a echarle bolas. Así de ingrata es la lucha en contra de los tiranos. Nada nuevo bajo el sol. Si el régimen de Chávez me hubiera agarrado vivo, me hubiera rebanado en pedacitos. ¿Por qué no se interesaban en perseguir a tantos líderes 299

estudiantileses y a tantos dirigentes de la “oposición” que trabajaban (por la vía electoral) para “destruir” el futuro político del “Máximo Líder”, si ellos también – supuestamente – estaban poniendo en peligro a “La Revolución Bonita Bolivariana” (sin mencionar a la “Revolución Verde Como Las Palmas Cubanas”) y, por ende, la vida misma de Chávez, quien una vez fuera del poder sería un hombre – físicamente – muerto? Habría que preguntárselo al propio Hugo Chávez. ¿Será que “La Guarimba” es así, tan poderosa y peligrosa y que persistir por la vía electoral para intentar liberar a Venezuela del castro-estalinismo lo único que logra es beneficiar al régimen? El día en que Chávez así lo desee y le interese, en una sola aparición en televisión, en cadena (de costa a costa), podría hacer desaparecer del plano político a todos y cada uno de los que hoy le hacen el juego a través de la conchupancia… como hizo Castro con “el presidente” Manuel Urrutia en Cuba, al principito de la revolución. Nada más tiene que acusarlos de conchupantes para que todos ellos queden como “pajarito en grama”. Ese día podría llegar, más pronto de lo que muchos imaginamos, cuando Chávez se fastidie de todos ellos y ya no les haga más falta. Además, no hay nada más despreciable que un traidor. Lo usamos mientras cumplan una función a nuestro favor, pero a nadie se le desprecia más que a los traidores. Esos dirigentes de la oposición conchupante, no son más que traidores y el régimen los desprecia más que a sus verdaderos enemigos. ¡Ya verán! 300

Un buen amigo de la infancia en Venezuela, a quien llamaremos por el falso nombre de “Nelson Hernández Grillet”, se había graduado de economista en la Universidad de Harvard. Era un excelente “tecnócrata” y un hombre exageradamente honesto. Al llegar Chávez al poder, se enamoró de él profundamente. Una vez me dijo: “Robert, te lo aseguro, Chávez es lo mejor que le ha podido pasar a Venezuela.” Chávez lo nombró asesor económico y comenzó a despachar desde el Palacio de Miraflores, a unas puertas de la oficina de la presidencia de la república. Un día Chávez lo llamó para que asistiera a una reunión donde se tocaría el tema económico. Tras una rebuznada de “nuestro” presidente, el amigo Nelson se dirigió a él, muy respetuosamente, para explicarle – como asesor y en términos científicos – por qué su apreciación estaba errada. En eso Chávez se levantó de su silla, golpeó duramente la mesa con sus puños, se le abalanzó hacia sus narices y comenzó a humillarlo en frente de los demás asistentes. Le llamó hasta homosexual y le preguntó cuánto le habían pagado los yankees para pasarse de bando. Esa misma noche, Nelson agarró a su familia y se fue para el litoral central, a una hora de Caracas. Al otro día se montaron todos en un avión que aterrizó en Miami, donde hoy se encuentra “asilado”, con un complejo de topo 301

impresionante, sin querer que le mencionen el nombre de aquel que, según él, era lo mejor que le había pasado a Venezuela. Ya se sabía que a Chávez no había que contrariarlo y mucho menos en público. A mi amigo Nelson se le olvidó ese pequeñísimo detalle. Basta con observar el siguiente videoclip que incluí en mi portal político de la Internet, para corroborar lo que aquí he dicho… el pequeñísimo detalle que se le olvidó observar a mi querido amigo, Nelson Hernández Grillet: http://www.mrr.name/VIDEO131.htm Pero es que del garbo le viene al galgo ser rabilargo. Lo mismo había venido sucediendo con su mentor, Fidel Castro, en Cuba. Vean este doloroso y bochornoso video: http://www.mrr.name/VIDEO76.htm Para los que no tienen acceso a la Internet, en el primer video vemos a Chávez, en uno de sus programas semanales, “Aló Presidente”, asegurar que la especie humana tenía unos veinte siglos. Como no estaba muy seguro, le preguntó a un evidente profesor de historia (suponemos) quien le corrigió, muy tímidamente, que la raza humana tenía un poco más de “fundada”. Entonces Chávez le volvió a preguntar: “¿Un poco más? ¿Veinticinco o algo así?” a lo que el historiador respondió: “…sí, algo así.” Chávez y su profesor, dejaron fuera de la historia de la humanidad a los griegos, los “inventores” de la democracia y a las pirámides de 302

Egipto, etc. ¡Chávez se había equivocado, nada menos que por 37.586 años! En el segundo video vemos a Castro corregir al Ministro de Educación de Cuba, Abel Prieto, cuando le explicó a la audiencia que cada billón (según la minoritaria corriente de algunos matemáticos franceses e italianos del Siglo XVII), representaba mil millones, en nuestra manera de contar churupos, es decir: cada billón sería un millardo, en nuestro moderno léxico venezolano. Al menos Castro, cuando le dijo que dos billones eran dos millones de millones, no estaba del todo equivocado. Su error fue el no saber que “mil millones”, mal que bien, se entiende como “un millón de millones”. Un tema que, en todo caso, genera mucha confusión. Sin embargo, lo interesante aquí es cuando el Ministro de Educación cubano le dijo: “dos millones de millones, correcto. Yo no voy a discutir las cifras con usted presente”, para luego rectificar INMEDIATE y asegurar: “… no, ¡ni con usted ausente tampoco… eso no tiene ninguna alternativa!” Es decir que si al “Máximo Líder” se le hubiera ocurrido decir que dos más dos eran cinco, el Ministro de Educación cubano no se lo hubiera rebatido, ni en su presencia, ni en su ausencia… porque lo que diga el tirano es la más verdadera de todas las verdades. En el video de arriba, Castro le acababa de decir, en cadena nacional de radio y televisión, que él, el 303

Ministro de Educación, en matemáticas no era muy fuerte. Todo esto me lleva a preguntarme, una vez más, ¿cuál será la magia o el poder que tienen “nuestros” líderes, que les “laten” (les ladran) en la cueva a Chávez, para que éste los tolere de la manera en que lo hace, cuando en Venezuela a nadie se le puede ocurrir contrariarlo en las más insignificantes nimiedades y cuando Chávez, como Castro, se ha cansado de advertir que “dentro de la revolución: todo… y fuera de la revolución: ¡nada!”? No lo sé. Eso es materia de un profundo estudio… ¿o será que esos ladridos no le afectan y, por el contrario, ayudan a mantener la farsa de la existencia de una verdadera oposición en Venezuela? Repito: ¡no lo sé! Bien. Aquel juez federal de Inmigración, que sentó jurisprudencia en cuanto a que no se podía deportar a Venezuela ni a Cuba a un fugitivo político, porque Estados Unidos estaba más que seguro que en ambos países se aplica la tortura como método cotidiano y regular de presión y de tormento hacia el prisionero político, me salvó el pellejo. Recibí una llamada de mi abogado, quien me dijo que ya podía salir de la cueva, que me regresara a Miami a continuar con mis trámites para solicitar, en su debido momento, el ajuste de estatus legal, por haber nacido en Cuba, ya que en Estados Unidos, todo cubano que haya entrado legalmente a este país, tiene el derecho – por ley – de obtener la residencia permanente, la cual puede solicitar al año 304

y un día de haber llegado norteamericano… y así lo hice.

a

territorio

Ahora, habría que preguntarse muchas cosas con respecto a los eventos de Daktari, donde el régimen encontró, como únicas armas, una caja de cartón con varios “cachitos de jamón” (croissant, en francés o “cangrejitos”, como se le dice en Cuba), de ahí el apodo de “Paracachitos”, como fueron bautizados estos supuestos “paramilitares colombianos” por la opinión pública venezolana. En primer lugar, ¿cómo pudo Robert Alonso reclutar a un contingente paramilitar en Colombia, si en ese país no se mueve absolutamente nada sin que lo sepan los organismos de inteligencia colombianos y norteamericanos, las FARC, el ELN y la prensa en general? Según Chávez dijo más tarde, se trataba de una fuerza superior a los 3mil hombres. En segundo lugar, ¿dónde se suponía que íbamos a artillar a esos aviones F16? A esos aviones de fabricación norteamericana no se les pueden colocar bombas en la gasolinera de la esquina. Se requiere de un personal especializado para llevar a cabo tan delicada y peligrosa operación. ¿Dónde habíamos adquirido las bombas, que según el régimen eran de 500 libras cada una, con un poder suficiente como para borrar de la faz de la tierra a todo lo que se encontrara en un radio de 1.7 km de su explosión? A pesar de que en un principio Chávez acusó a su “socio”, George W. Bush, “Mr. Danger”, jamás rompió relaciones diplomáticas con Estados Unidos: 305

¿por qué? La única forma de que hubiéramos podido llevar a cabo tal operación bélica era con la colaboración necesaria del gobierno norteamericano… y con la permisividad del gobierno colombiano. ¡Nada! No rompió ni con Bush ni con Uribe: ¿por qué? ¿Quién financió tal operación? Hay que verle el queso a artillar 5 aviones F16 con 12 bombas de 500 libras que llevaría cada avión en sus alas o en sus barrigas. Habría que llamar al Ministro de Educación de Cuba, Abel Prieto, para que nos explicara, en términos sencillos y sin la presencia de Castro, a cuánto se elevarían esos “billones”. Supongo que Chávez se estaba refiriendo a aquellas bombas de 500 libras que Somoza lanzó en los barrios de El Edén, Costa Rica y Bello Horizonte, donde se dice que en 1979 murieron centenares de nicaragüenses… no lo sé, no me consta. Quién sabe quién fue el libretista de aquella novela escrita por los sandinistas. Es, además, necesario preguntarse, cómo ni un solo periodista venezolano o internacional, no haya investigado el caso para poder medio-responder algunas de las interrogantes que planteo arriba. A los pocos días de la “captura” de los colombianos en la Finca Daktari, Chávez convocó al Palacio de Miraflores a la sociedad diplomática acreditada en Venezuela. En un gran salón les mostró fotos y videos. Mostró videos tomados por VTV (su canal particular de televisión), donde se mostraban los cuerpos humanos que habían sido desenterrados en 306

el jardín de nuestro hogar. gusto.

Gritó y vociferó a su

Cuando el primer diplomático salió del salón fue entrevistado por un periodista de Globovisión, quien quería saber sus impresiones. El diplomático le hizo el siguiente comentario: “sí, en efecto, el Señor Presidente nos ha mostrado muchas fotos y algunos videos donde se ven individuos vestidos con ropa de campaña, cuerpos que habían estado enterrados y algunas cosas más, pero uno no tiene la manera de corroborar si esos eran colombianos o paramilitares, ni siquiera dónde fueron grabados algunos de los videos que allí nos mostraron… y así por el estilo.” Chávez montó en cólera. El pueblo entero comenzó a decir que aquello era un montaje… un invento del régimen para victimizar, una vez más, al presidente y mantener viva la fábula de la invasión, del magnicidio, etc. Chávez llegó a decir que él merecía, en todo caso, un Oscar como libretista de aquella “obra”. Por cierto, el famosísimo novelista francés, Gerard de Villiers, creador del “James Bond francés” – “Malko Linge” – se inspiró en la “historia de Daktari” para escribir su novela titulada “Que la Bête Meure” (“Que la Bestia Muera”), ISBN 2-84267-897-7 (Ediciones Gerard de Villiers, 2006), siendo “la bestia”, Hugo Chávez, por supuesto, novela que se desarrolla enteramente en Venezuela y sobre los eventos de Daktari, de mayo de 2004. 307

En ella menciona la Finca Daktari y a su propietario (un norteamericano de origen cubano) y describe, con lujo de detalles, el interior de lo que fue nuestro hogar. En vez de colombianos, utilizó a los terroristas irlandeses, por ser éstos más famosos dentro de sus lectores franceses, supongo yo. En dicha novela, el General Berlusco y sus amigos, trama deshacerse de “La Bestia” (de Hugo Chávez), haciendo explotar una furgoneta cargada de explosivo militar, cuando “La Bestia” regresaba en su caravana de visitar a una de sus amantes. Malko Linge fue contratado por la C.I.A. para que bajo la falsa identidad de un periodista vienés, Das Kurier, visitara Venezuela y tratara de impedir el atentado, por temor a la “mala publicidad” que ese magnicidio provocaría en detrimento de la “buena imagen” del gobierno norteamericano. En las páginas 22 y 23, menciona a “La Guarimba”. En la 121 de Villiers, quien estuvo físicamente en nuestra propiedad en Venezuela, comienza a describir la Finca Daktari, sus caballos, su construcción rústica, los trofeos que había obtenido con “Gran Cacique” en las diversas ferias del país, el piano bar, etc. En la 122 habla del propietario de la Finca Daktari, un cubano-norteamericano que nunca iba a Venezuela. Fue en la Finca Daktari donde se alojaron los terroristas irlandeses para preparar el complot y construir la furgoneta explosiva. En ella estaba alojado, por instrucciones de su dueño, el General Berlusco, sobre quien hace referencia en las 308

páginas 129, 131, 148, 160, 210, 261 y 262. La historia de los “paracachitos de Daktari” dio para todo. La novela fue un éxito de ventas en Francia y en el Canadá francés, desde donde uno de mis lectores me envió un ejemplar. Para obtener información (en inglés) del autor, pueden dirigirse a la siguiente dirección de la Internet: http://en.wikipedia.org/wiki/G%C3%A9rard_de_Villiers Chávez se aprovechó de aquella “invasión” para pasarles cuenta a unos cuantos oficiales dignos, como a mi amigo, el Coronel Jesús Farías y su hermano, también coronel, entre muchos otros… algunos de los cuales no cayeron detenidos y pudieron escapar hacia el exterior. De igual forma, dejó claro ante el país nacional, que quien se salía del carril podría sufrir las mismas consecuencias. Según consta en autos, los colombianos fueron trasladados en autobuses desde la frontera y pudieron atravesar el país, porque estaban escoltados por un funcionario de la ONIDEX, con la supuesta misión de cedularlos para que votaran por Chávez en el Referéndum Revocatorio que se llevaría a cabo meses después, en agosto de ese mismo año (2004). Los coroneles Farías y un sobrino, también oficial de la Guardia Nacional, pudieron evadirse de la cárcel militar de “Gramo Verde”, en Caracas. Hoy se encuentran asilados en un país de Centro América. 309

La totalidad de los “paracachitos” fue regresada a Colombia. Uno de ellos, según consta en la sentencia, alegó que había sido obligado por Robert Alonso, para que se pusiera el uniforme del ejército venezolano. Declaró, bajo juramente, que le había puesto una pistola en la cabeza y que lo había amenazado con volarle la tapa de los sesos si no se disfrazaba de soldado venezolano. Lo cierto es que tras unos días, el ejército abandonó mi finca, donde no se tomaron muestras de evidencia alguna, para abrirla a la chusma, que la convirtió en polvo y escombros. Jamás nos dijeron si habían encontrado MONTAÑAS de excremento humano, producto de la necesaria evacuación de las tripas de más de un centenar de hombres que había vivido en mi propiedad durante más de 45 días. No se presentaron pruebas de los pelos que fueron cortados, ya que los “paracachitos” mostraban un reciente corte de pelo a lo militar. Jamás se supo la identidad de los “muertos” que “encontraron” enterrados en el jardín de mi casa. Unos supuestos colombianos que habían llegado, supuestamente, al país para cometer un genocidio y un magnicidio, fueron “perdonados” por Chávez y regresados a Colombia… como un acto de buena voluntad por parte del régimen. Fin del capítulo.

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Capítulo 12

RESISTENCIA En 1966 mis padres me enviaron a estudiar al pequeño pueblo de Deer Park, en el estado de Washington, en Estados Unidos. Un pueblo de 3mil habitantes cuya escuela secundaria (high school) tenía el peor equipo de fútbol “americano” del noreste de ese estado. Hacía una década que no ganaba un solo juego. Entonces se mudó a Deer Park un señor, ya mayor y retirado, con muchísimo dinero y amante del fútbol “americano”. Visitó la comarca y decidió que era allí donde quería echar los últimos años de su vida. Como tenía mucho dinero, se propuso hacer del equipo de fútbol un equipo triunfador y para eso contrató, con su propio dinero, al Coach Max Sánchez, de origen hispano, quien – ya retirado – había sido entrenador de fútbol en una pequeña 311

universidad del estado de Illinois, en el centro del país. Mr. Sánchez llegó a Deer Park High School en 1967, donde fue recibido por el pueblo como un héroe. Todos los muchachos quisimos inscribirnos en el equipo de fútbol, entre ellos yo. El nuevo “coach” introdujo unas técnicas jamás vista por los antiguos futbolistas del colegio. En aquellos tiempos todos llevábamos el pelo largo y vestíamos como los hippies. Él nos hizo rapar el pelo al estilo militar y nos obligó a que fuéramos a clases de saco y corbata, pues nos teníamos que diferenciar de aquel lote de “perdedores”, como él le llamaba al resto de la población estudiantil. Por supuesto, los entrenamientos eran terribles, con ejercicios nuevos y tremendamente exigentes. Mandó a comprar una cámara de 16mm (con rollos a blanco y negro) y nos filmaba en el campo de práctica. Jamás sacó del equipo a un solo muchacho, por muy mal que jugara, pero nos obligaba a encontrar errores en cada uno de nosotros, mientras observábamos, todos los jueves después de clases, las películas que nos filmaban en los entrenamientos. Max decía que era más importante fijarse en nuestros errores que en nuestras virtudes, como deportistas… como jugadores de fútbol “americano”, un juego que requiere una estrategia militar. El Coach Sánchez despreciaba tanto el optimismo como el pesimismo. Él nos enseñó a buscar la 312

victoria dentro del realismo. Muy pronto nos demostró que LA REALIDAD era que nos habíamos convertido en un equipo estupendo. De no ganar un solo juego, comenzamos a ganarlos todos, dentro de nuestra liga, que era la más pobre de todas, donde se medían los colegios más pequeños del estado. En el “medio tiempo” de los juegos de fútbol “americano”, ambos equipos se retiran a los vestuarios para escuchar las recomendaciones del “coach”. Cuando íbamos ganando en el primer tiempo, Max nos caía encima de una manera brutal. A aquellos que habían anotado tantos a favor de nuestro equipo, les formaba un escándalo, preguntándoles si se sentían unas “prima donas”. A Mr. Sánchez no le gustaba el “triunfalismo” y menos, cuando todavía quedaba la otra mitad del partido por terminar de jugar. Por el otro lado, si íbamos perdiendo, nos daba ánimo. Nos recordaba que éramos el mejor equipo de la región. Nos pedía que nos revisáramos internamente y buscáramos dentro de nosotros mismos esa fuerza que él sabía existía en cada uno de nosotros, “sus muchachos”. Durante muchos años, uno de los pastores del pueblo, Mr. Harold, nos llevaba en autobús desde el colegio hasta el campo de juego. Antes de bajarnos del autobús, nos pedía que bajáramos nuestras cabezas respetuosamente, para pedirle a Dios que nos diera la victoria. Jamás Dios nos hizo caso… debe ser porque el Todopoderoso se ocupa de cosas más importantes que darle la victoria a un 313

determinado equipo en un juego de fútbol, en el lejano estado de Washington, de Estados Unidos de América. Una de las primeras decisiones que tomó Mr. Sánchez, fue eliminar esa práctica religiosa, antes de cada juego. Nos dijo que Dios nos había hecho una máquina de competencia, tanto mental como física y que lo menos que nosotros podíamos hacer por Él, en profundo agradecimiento, era demostrarle que habíamos aprovechado esa capacidad combativa que nos dio, para hacernos con la victoria. Dios, según Max, esperaba de nosotros el máximo esfuerzo y, según Mr. Sánchez, se sentía muy disgustado cada vez que le pedíamos que fuese Él quien nos diera la victoria, sin que nosotros nos esforzáramos para obtenerla: ¡ayúdate, que yo te ayudaré! La victoria teníamos que obtenerla con el ESFUERZO COLECTIVO del equipo, como un ente monolítico. Mr. Sánchez odiaba el individualismo y el protagonismo. Decía que no había manera de vencer a un equipo unido, trabajando en perfecta coordinación física y mental. Fueron muchas las experiencias que vivimos en torno a Mr. Sánchez. Esos conocimientos que recabé durante mis tres años como jugador de fútbol en el Deer Park High School, bajo la sabia y experta tutela de Mr. Max Sánchez, nuestro “coach”, los apliqué luego en mi vida adulta, en todos los ámbitos de mi existencia.

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Para terminar esta historia larga, les diré que en el año de 1967, luego de una primera temporada en la que jamás perdimos un juego, llegamos al torneo estatal, donde nos teníamos que medir con colegios que tenían más estudiantes que nuestro pueblito de Deer Park. Terminamos “co-campeones”, es decir: quedamos tabla. Max nos mando a hacer unas bellísimas chaquetas de futbolistas, que tenían bordadas en la espalda las siguientes palabras. “Deer Park Football Team – 1967 Co-Champs – Washington State.” Regresamos al pueblo como regresan los héroes después de vencer una guerra. Increíblemente, luego de nuestra victoria en el campo de fútbol, Deer Park experimentó un “boom” inimaginable. Todo el mundo quería vivir en él y poner a sus hijos en el equipo. Incluso, aquellos que no solamente tenían hijas, querían que ellas formaran parte del equipo de “cheer leaders”. Las ventas de terrenos se dispararon, el empleó se disparó a niveles jamás visto. Mr. Hyde, el señor que había hecho posible la contratación de Max, invirtió en el pueblo, construyendo un automercado al estilo de Nueva York. El ejemplo fue seguido por el director de la banda del colegio, la cual llegó a ser invitada, en 1976, para abrir el desfile de los 200 años de Estados Unidos como nación, un magno evento que se llevó a cabo en Philadelphia, al otro extremo del país. Mr. Max Sánchez sabía lo que hacía, nosotros no. Logró que nos pusiéramos en sus manos y nos llevó 315

a la cúspide. El Dr. Gene Sharp, fundador y director del Instituto Albert Einstein de Boston, sabe – evidentemente – lo que debemos hacer para llevar a cabo una estrategia de resistencia cívica, noviolenta, para derrocar dictaduras modernas. El Dr. Sharp es considerado el padre de la “Resistencia Moderna.” Hugo Chávez se puso en manos de Fidel Castro, su asesor. La “oposición” venezolana ha demostrado improvisar sobre la marcha, de ahí la morena que nos lleva el régimen, con el asesoramiento de un tutor con MÁS de medio siglo de experiencia. Para cuando le vengamos a agarrar las señas a Chávez, estaremos listos para entrar en el Reino de los Cielos… y será entonces cuando podremos comenzar a ver un poco de luz, al final del túnel. Así como el sátrapa de Sabanetas tuvo su mentor, la oposición pudo haber tenido el suyo, a quien lo le había que mandar petróleo ni dinero. El enemigo sabe cómo implementar tiranías y mantenerlas eternamente: el Dr. Sharp sabe cómo deponerlas, eficazmente y de la manera más segura posible. La palabra “resistencia” tiene tantas interpretaciones como intérpretes. En Venezuela, esa palabra no ha encontrado su real significado. Así hemos visto varios movimientos “de resistencia”, que de resistencia solamente tienen el nombre. Claro. Para subsistir en un régimen castro-estalinista hay que tener mucha resistencia, pero un tipo de resistencia muy diferente a la que trata este capítulo. 316

Aquellos que ya no pueden resistir más en Cuba, se lanzan al mar en una llanta de camión, a expensas de que se los coman los tiburones, o se los trague el “Estrecho de La Florida”. Ese es otro tipo de resistencia. La resistencia moderna nace a partir de los postulados “pacíficos” de Mahatma Gandhi, pero así como las dictaduras han mutado, ha mutado, también, la estrategia de Gandhi. En primer lugar, debemos diferenciar dos conceptos muy similares, pero absolutamente diferentes: pacifismo y no-violencia. El pacifismo es una forma de vida, la no-violencia es una estrategia de lucha. Si vamos a comparar la no-violencia con “algo”, lo podríamos hacer comparándola al judo, donde el judoca emplea la fuerza del contrario para derribarlo y derrotarlo. A travése de la no-violencia se pelea… se pelea con otras tácticas. Contrariamente a lo que muchos venezolanos piensan, los cubanos anti-castristas echaron la pelea a más no poder. En ese intento fueron traicionados una y mil veces. La guerra que se decidió en Cuba, para sacara a Castro del poder, fue una guerra frontal, violenta, donde los anti-castristas no tenían la forma de vencer… y fueron derrotados, no sin antes – repito – haber echado la pelea y de haber puesto decenas de miles de muertos y cientos de miles de presos políticos. 317

Si vemos, en las dictaduras “modernas”, la violencia ha quedado en un segundo plano. Me refiero a la violencia-violencia, estilo Castro, con paredón y todo. Vemos una violencia solapada. Si hay que matar, que sea “el hampa” quien lo haga. Estas dictaduras o, como a mí me gusta más llamarlas: tiranías, llegan ahora al poder mediante los votos populares y se mantienen en él empleando el engaño y la trampa, con la ayuda de muchos elementos, como la confección de una “oposición” falsa, genuflexa, apátrida, traidora, cómplice y conchupante. En la media en que ejerzamos la violencia, seremos derrotados, porque, como dijo Chávez, esas revoluciones son “pacíficas”, pero armadas. Preparar a un pueblo para la guerra es una tarea dura. Requiere de mucho tiempo y de un gran caudal de dinero. La resistencia no-violenta, con muchas más probabilidades de éxito, reduce el tiempo de preparación y cuesta muy poco. La resistencia no-violenta en Serbia se inició con 10 computadoras usadas y una impresora de la generación más antigua… pero con muchos deseos de triunfar, por parte de aquella docena de muchachos que se puso en las manos del Dr. Sharp, luego de haber leído y asimilado el contenido del famoso ensayo, “De la Dictadura a la Democracia”, que tanto hemos mencionado en este libro y que puede ser bajado de la Internet, en español y de manera gratuita, en la siguiente dirección: http://www.aeinstein.org/organizationsd1ee.html 318

Claro que hay que leerlo y luego de asimilar su contenido, aplicarlo a la realidad venezolana, pero en su esencia, el paquete ya está listo. Revisemos un poco su comenzar en este punto, refiriendo a esa perniciosa en la cual suelen caer dictadura:

contenido. Podemos el Dr. Sharp se está “depresión colectiva” los pueblos bajo una

“El resultado es predecible: la población se ha vuelto débil, carece de confianza en sí misma y es incapaz de ofrecer resistencia alguna. Las personas por lo general están demasiado asustadas para compartir su odio por la dictadura y su hambre de libertad ni aún con su familia y amigos. Están, en frecuencia, demasiado aterrorizadas para pensar en serio en la RESISTENCIA popular. De cualquier manera, ¿de qué iba a servir? En vez de esto, asumen el sufrimiento sin objetivo y un futuro sin esperanza.” “Los dictadores generalmente hacen caso omiso de las barreras constitucionales y legales, las decisiones judiciales y la opinión pública. Reaccionando a las brutalidades, la tortura, las desapariciones, las muertes, se entiende que todo esto ha hecho pensar al pueblo que sólo por la violencia se puede acabar una dictadura.” “Al depositar la confianza en los medios violentos, se ha escogido precisamente el modo de lucha en el cual los opresores casi 319

siempre tienen la superioridad. Los dictadores pueden aplicar la violencia irresistiblemente.” “Bajo una dictadura las ELECCIONES no se pueden usar como instrumento para un cambio político significativo. Algunos regímenes dictatoriales, tales como los del antiguo bloque oriental dominado por la Unión Soviética, simularon elecciones sólo con el propósito de aparentar ser democráticos. Pero estas elecciones eran simples plebiscitos rigurosamente controlados, para obtener la aprobación pública de los candidatos escogidos por los dictadores.” “Estos (los dictadores), de cuando en cuando, debido a la presión a que están sometidos, podrían tal vez aceptar nuevas elecciones, pero éstas estarían manipuladas para colocar marionetas civiles en los puestos de gobierno. Si a los candidatos de la oposición se les hubieran permitido concurrir a elecciones y hubieran sido electos como ocurrió en Birmania en 1990, o en Nigeria en 1993, los resultados habrían sido simplemente ignorados y los supuestos vencedores habrían estado sujetos a intimidación, arrestados o hasta ejecutados. Los dictadores no están interesados en unas elecciones que puedan apartarlos de su trono.” “Muchas personas que actualmente están padeciendo bajo una dictadura, o que han tenido que exilarse para escapar de sus garras, no creen que los oprimidos puedan liberarse por sí mismos. Ellos no esperan que su pueblo pueda ser liberado sino por la acción de otros. Ponen su confianza en las fuerzas 320

extranjeras. Creen que sólo una ayuda internacional puede ser lo bastante fuerte como para derribar a los dictadores.” “Esa visión de que los oprimidos son incapaces de actuar eficazmente es algunas veces correcta por tiempo limitado. Como hemos apuntado, con frecuencia la población sometida no quiere la lucha y está temporalmente incapacitada para ella, porque no tiene confianza en su propia capacidad de enfrentar la feroz dictadura y no ve una manera razonable de salvarse por su propio esfuerzo. En consecuencia, no es extraño que confíe sus esperanzas de liberación a la acción de otros. Las fuerzas externas pueden ser: la “opinión pública”, las Naciones Unidas, un país en particular o sanciones inter-nacionales económicas y políticas.” “Una situación así puede parecer consoladora, pero existen graves problemas en cuanto a la confianza depositada en un salvador foráneo. Esa confianza puede estar puesta en un factor totalmente errado. Por lo general, no van a llegar salvadores extranjeros. Si interviene otro estado, probablemente no deba confiarse en él.” “Hay unas cuantas ásperas realidades con respecto a esa confianza en la intervención extranjera que habría que destacar aquí. “Con frecuencia los estados extranjeros tolerarán o ayudarán, inclusive, a la dictadura, 321

a fin de avanzar sus económicos y políticos…”

propios

intereses

“Los estados extranjeros podrían involucrarse activamente para fines positivos sólo cuando hubiere un movimiento interno que ya haya comenzado a sacudir la dictadura y logrado que la atención internacional se enfoque sobre la índole brutal del gobierno.” “Por lo general, la causa principal que explica la existencia de las dictaduras es la distribución interna del poder que existe en el país. La población y la sociedad son demasiado débiles para causarle un problema a la dictadura; la riqueza y el poder están concentrados en muy pocas manos. Aunque las acciones internacionales pueden beneficiar, o de alguna manera debilitar a los dictadores a lograr sus metas. “Los demócratas deben desconfiar de las trampas que los dictadores les pueden tender con pleno conocimiento de causa durante un proceso de negociación.” “El llamado a negociar, cuando se trata de cuestiones fundamentales de las libertades políticas, puede ser un esfuerzo por parte de los dictadores para inducir a los demócratas a rendirse pacíficamente, mientras que la violencia de la dictadura continúa. En semejantes conflictos, las negociaciones solamente podrán jugar un papel apropiado al final de una lucha decisiva, en la cual el poder de los dictadores haya sido destruido y estén 322

buscando pasaje seguro para llegar a un aeropuerto internacional. “Una variedad de motivos y objetivos subyacen la dominación de los dictadores: poder, posición, riqueza, la reestructuración de la sociedad y más. Uno debe recordar que ninguno de éstos será satisfecho si abandonan sus puestos de control. En caso de negociar, los dictadores tratarán de preservar sus objetivos.” “Cualesquiera que sean las promesas que los dictadores ofrezcan en un acuerdo negociado, uno no debe olvidar que ellos son capaces de prometer cualquier cosa con tal de lograr el sometimiento de las fuerzas opositoras democráticas y después descaradamente violar esos mismos acuerdos.” “Si los demócratas acuerdan parar la resistencia a cambio de un alivio en la represión, van a quedar muy defraudados. Una suspensión de la resistencia muy raramente conduce a una disminución de la represión. Cuando cesa la presión de la oposición interna o internacional, los dictadores pueden ejercer la opresión y la violencia aún más brutalmente que antes. El desmoronamiento de la resistencia popular a menudo suprime la fuerza que sirve de contrapeso y que ha limitado el control y la brutalidad de la dictadura. Entonces los tiranos pueden avanzar contra los que quieran. Porque el tirano tiene poder de obrar sólo donde se carece de fuerza para resistir, dijo Krishnalal Shridharani.” 323

“En los conflictos donde cuestiones fundamentales están en juego, la resistencia – no las negociaciones – es lo esencial para el cambio. En casi todos los casos, la resistencia debe continuar hasta que los dictadores sean expulsados del poder.” “El triunfo lo determina con más frecuencia, no la negociación de un arreglo, sino el uso acertado de los métodos de RESISTENCIA más apropiados y poderosos posibles.” “A menudo Hitler llamó a la paz, pero lo que quería era el sometimiento a su voluntad. Por lo general, la paz de los dictadores no es sino la de la prisión o la tumba. Es más, los negociadores democráticos o los especialistas extranjeros aceptados para asistir a los negociadores, pueden, de un solo plumazo, dotar a los dictadores de una legitimidad doméstica e internacional que previamente se les había negado a causa de haberse apoderado del estado, las violaciones de los derechos humanos y las brutalidades cometidas. Sin esa legitimidad tan desesperadamente necesitada no pueden los dictadores continuar gobernando indefinidamente. Los representantes de la paz no deben suministrarles esa legitimimidad.” “La dictadura de Marcos en Filipinas cayó ante el empuje del pueblo en 1986. El gobierno de los Estados Unidos abandonó rápidamente al Presidente Marcos cuando la fuerza de la oposición se hizo patente.” 324

“El grado de libertad o tiranía que existe bajo cualquier gobierno es en gran medida un reflejo de la relativa determinación de los súbditos de ser libres y de la voluntad y capacidad de éstos de ofrecer resistencia a los esfuerzos que el gobierno haga por esclavizarlos.” “El poder totalitario es fuerte sólo si no tiene que ejercerse con mucha frecuencia. Si el poder totalitario tiene que imponerse sobre toda la población y en todo momento, no es probable que se mantenga vigoroso por mucho tiempo.” “Algunas tácticas de lucha no violenta requieren que la gente realice actos que no están relacionados con su vida normal, tales como volantear, manejar una imprenta clandestina, ponerse en huelga de hambre o SENTARSE A MEDIA CALLE.” “La dictadura puede ser inevitable. La frustración y el odio contra el régimen pueden explotar violentamente. O bien, ciertos grupos pueden no estar deseosos de abandonar el uso de medios violentos aún cuando reconozcan el importante papel de la lucha no violenta.” “La historia indica que aún cuando se espera que haya víctimas, tanto muertos como heridos, en el desafío político las habrá en número mucho menor que las que se producirían en la contienda armada.”

325

“La lucha no violenta requiere de la pérdida del miedo y un mayor control sobre sí mismo, por una parte, y tiende a producir este efecto frente al gobierno y su represión brutal. Esa pérdida del miedo, o el control sobre sí mismo, es un elemento clave para destruir el poder que los dictadores tienen sobre la población en general.” “La resistencia no violenta, disciplinada y valiente, frente a la brutalidad de los dictadores, puede producir desazón, descontento o desconfianza y, en situaciones extremas, hasta el amotinamiento entre los propios soldados y el personal al servicio de la dictadura. Esta resistencia también puede dar lugar a que aumente la condena internacional de la dictadura.” “Las fuerzas militares del adversario pueden volverse tan poco confiables que ya simplemente no obedezcan las órdenes de reprimir a los de la resistencia. Aunque los dirigentes del gobierno permanezcan en sus posiciones y sigan firmes en cuanto a sus objetivos originales, han perdido la capacidad de actuar con efectividad. A esto se le llama COERCION NOVIOLENTA.” “En algunas situaciones extremas, las condiciones que ha producido la coerción no-violenta van aún más lejos. La dirigencia adversaria, de hecho, pierde toda su capacidad de actuar y se viene abajo toda su estructura de poder. La auto conducción, la no cooperación y el desafío de los de la resistencia se hacen tan perfectos que sus adversarios ahora 326

carecen hasta del simulacro de control sobre ellos. La burocracia del adversario se niega a obedecer a su propia dirigencia. Las tropas de los adversarios y su policía se amotinan. Los simpatizantes y colaboradores del poder adverso repudian a sus antiguos dirigentes y les niegan derecho alguno a mandar. A partir de esto, la antigua obediencia y colaboración desaparecen. El cuarto mecanismo de cambio, la desintegración del sistema del adversario, es tan completo que éste no tiene siquiera poder suficiente para rendirse. El régimen se habrá desintegrado.” “La experiencia de aplicar la lucha no-violenta puede hacer que la población confíe más en sí misma, en cuanto a desafiar las amenazas del régimen y la capacidad de éste para la represión violenta.” “Para que resulte efectivo, especialmente contra una dictadura, el desafío político requiere preparación y planeación. Los probables participantes tendrán necesidad de comprender qué se espera de ellos.” “Las campañas de desafío político contra las dictaduras pueden empezar de varias maneras. En el pasado, estas luchas casi nunca se planeaban y eran de hecho accidentales. Algunos de los agravios específicos que desencadenaron las acciones anteriores han variado notablemente, pero a menudo incluyeron nuevas brutalidades, el arresto o la muerte de una persona tenida en alta estima.” 327

“A veces una acción específica de parte de la dictadura ha enfurecido a la población de tal manera que ésta se ha precipitado a la acción, sin tener la menor idea de cómo podía acabar la insurgencia.” “A veces, la falta de planificación por parte de los demócratas ha dejado las decisiones cruciales al azar, con resultados desastrosos.” “En el futuro, la acción popular no planificada indudablemente va a jugar un papel importante en los movimientos contra las dictaduras. Sin embargo, ahora ya es posible calcular los modos más efectivos de dar al traste con una dictadura, determinar cuándo la situación política y el sentir popular están maduros y cómo decidir la manera de comenzar una campaña. Se requiere un juicio muy cauto, basado en un cálculo realista de la situación y de las capacidades del pueblo, para seleccionar la manera más efectiva de conquistar la libertad en tales circunstancias.” “¿Por qué será que las personas que tienen la visión de traer la libertad política a su pueblo, tan raramente preparan un plan estratégico global a fin de alcanzar esa meta? “El patrón común es simplemente reaccionar a las iniciativas de la dictadura. Así la oposición está siempre a la defensiva, tratando de defender libertades limitadas o los bastiones de la libertad; en el mejor de los casos, demorando el avance de los 328

controles dictatoriales, u ocasionándoles problemas a las nuevas políticas del régimen.” “Sin análisis estratégico, los líderes de la resistencia a menudo no sabrán cuál deberá ser ese siguiente paso, porque no han pensado seriamente en los pasos sucesivos que hay que dar para alcanzar la victoria.” “El resultado de esa incapacidad de planear estratégicamente suele ser drástico: se dispersan las fuerzas, las acciones son inefectivas, se dilapida la energía en asuntos sin importancia y los sacrificios se hacen para nada.” “En lugar de ello, lo más probable es que le permitan a la dictadura aumentar sus controles y su poder.” “Desafortunadamente, porque rara vez se desarrollan planes estratégicos amplios para la liberación, las dictaduras parecen ser más duraderas de lo que de hecho son. Sobreviven por años y décadas más allá de lo que podría ser el caso.” “Al trazar las estrategias, los demócratas han de definir claramente sus objetivos y determinar cómo medir la efectividad de los esfuerzos para alcanzarlos.” “Entre las técnicas de la lucha no violenta se incluyen docenas de formas particulares de acción 329

(tales como los muchos tipos de huelga, el boicot, la resistencia pasiva política y otras parecidas).” “¿Qué historial tienen los medios escogidos de haber servido para el derrocamiento de otras dictaduras?” TÉCNICAS DE LUCHA “Como parte de la preparación de la gran estrategia, se necesita calcular qué papel han de jugar la resistencia interna y las presiones externas en la desintegración de la dictadura. En este análisis, hemos insistido que la fuerza principal de la lucha debe provenir del interior mismo del país. El nivel que llegue a alcanzar la ayuda internacional dependerá de cuánto pueda ésta ser estimulada por la lucha interna.” “¿Cómo puede la población que resiste persistir en el desafío y a la vez mantener la necesaria disciplina no violenta? ¿Cómo podrá la población satisfacer sus necesidades básicas durante el curso de su lucha? “Una vez que se ha adoptado un plan estratégico global para hacer caer la dictadura y establecer un sistema democrático, es importante que los grupos democráticos persistan en aplicarlo. En muy raras circunstancias deberá la lucha apartarse del plan inicial de la gran estrategia.” “A pesar de las dificultades y peligros en los intentos de comunicar ideas, noticias e instrucciones de la resistencia cuando se está viviendo bajo una dictadura, los demócratas a menudo han demostrado 330

que sí es posible hacerlo. Aún bajo los regímenes nazis o comunistas, fue posible que los de la resistencia se comunicaran, no sólo con otros individuos, sino con grandes públicos, mediante la publicación de periódicos ilegales, folletos, libros y más recientemente por medio de casetes de audio y video. Ya con la ventaja de una planificación estratégica previa, se pueden preparar los lineamientos para la resistencia y diseminarlos.” (N. del A. Cuando el Dr. Sharp escribió este ensayo, no existía la poderosísima herramienta de la Internet) “Los planificadores de la estrategia tienen que calcular las posibles respuestas y la represión, especialmente el umbral de violencia de la dictadura de cara a las acciones de la resistencia democrática.” “Anticipándose a la represión, los estrategas harán bien en considerar por adelantado el empleo de tácticas y métodos que contribuyan a alcanzar el objetivo específico de la campaña o la liberación misma, pero que hagan menos probable o posible una represión excesiva. Por ejemplo, las acciones callejeras y las manifestaciones contra las dictaduras extremas pueden ser muy dramáticas, pero pueden arriesgarse a dejar miles de muertos entre los manifestantes. De hecho, el alto costo que éstos paguen puede no aumentar más la presión sobre la dictadura que si todo el mundo se hubiera quedado en su casa, hubiera habido una huelga o si los funcionarios hubieran participado en un acto de no cooperación masiva.” 331

“¿Estarán los de la población y los de la resistencia listos para comportarse disciplinadamente y de una manera no violenta durante el curso de la lucha? ¿Podrán resistirse a las provocaciones de la violencia? “Los dirigentes tienen que estar siempre alerta ante la presencia de agentes provocadores cuya misión será incitar a los manifestantes a la violencia.” “En situaciones en que la población se siente impotente y asustada es importante que las tareas iniciales para el público sean acciones de poco riesgo, que le desarrollen la confianza en sí mismo.” “Es necesario que estos objetivos estratégicos intermedios sean alcanzables para la capacidad de poder, actual o proyectada, de las fuerzas democráticas. Esto ayuda a asegurar una serie de victorias que son buenas para levantar la moral y que también contribuyen a que se produzcan cambios incrementales en las relaciones de poder que resulten ventajosos para una lucha a largo plazo.” “Muy al principio, los estrategas tienen que planificar por lo menos la estrategia para la primera campaña. ¿Cuáles han de ser sus objetivos limitados? ¿Cómo van éstos a ayudar a la realización de la gran estrategia? Si es posible, sería prudente formular por lo menos los lineamientos generales para una segunda y acaso hasta una tercera campaña. Todas esas campañas han de llevar a cabo la gran 332

estrategia escogida y operar lineamientos generales de ésta.”

dentro

de

los

“Al principio de una nueva campaña para minar la dictadura, las primeras y más específicas acciones pueden tener un campo limitado. Deben estar diseñadas en parte para probar el estado de ánimo de la población e influir en él y prepararla para continuar la lucha.” “La acción inicial podría tomar la forma de una protesta simbólica o podría ser un acto simbólico de no cooperación limitada y temporal.” “Ciertas acciones simbólicas como la ocupación física del territorio frente al palacio del dictador o de los cuarteles de la policía pueden incurrir en un gran riesgo; por lo tanto, no son recomendables para iniciar una campaña.” “Haría falta calcular bien el grado de lealtad a la dictadura de las fuerzas militares, tanto soldados como oficiales y determinar si son susceptibles de ser influidas por la fuerzas democráticas.” “¿Se podría poner en contra del régimen a muchos de los soldados y oficiales por razones personales, familiares o políticas? ¿Qué otros factores harían a los soldados y oficiales vulnerables a la subversión democrática? “Las tropas han de saber que la lucha va a tener un carácter especial destinado a socavar la dictadura, 333

pero que no amenaza su vida. Tales esfuerzos aspiran en última instancia a minar la moral de las tropas del dictador y finalmente a subvertir su lealtad y obediencia a favor del movimiento democrático. Se debe intentar llegar a la policía y a los funcionarios con estrategias similares.” “Es necesario planear cómo puede hacérseles entender a los oficiales militares que simpatizan con los demócratas que ni un golpe militar ni una guerra civil son necesarios o deseables.” “Los oficiales simpatizantes pueden jugar papeles vitales en la lucha democrática tales como difundir entre las fuerzas militares el descontento y la no cooperación, alentando las deficiencias deliberadas y calladamente hacer caso omiso de las órdenes, manteniéndose firmes en su decisión de no reprimir.” “El ejército es uno de los recursos de poder más importantes de los dictadores porque éstos pueden usar las unidades militares disciplinadas y su armamento para atacar directamente a la población desobediente y castigarla. Los estrategas del desafío deben recordar que va ser extraordinariamente difícil, si no imposible, desmantelar la dictadura si la policía, la burocracia y las fuerzas armadas se mantienen plenamente leales y obedientes en el cumplimiento de sus órdenes. Las estrategias orientadas a subvertir la lealtad de las huestes del dictador deben gozar de una prioridad especial de parte de los planificadores democráticos.” 334

“Las fuerzas democráticas no deben pedirles a los soldados y oficiales que se amotinen inmediatamente; en lugar de eso, donde sea posible la comunicación, debe aclarárseles que hay múltiples formas de “desobediencia disimulada” que sí pueden ser practicadas desde el principio. Por ejemplo, los policías o los soldados de tropa pueden entorpecer el cumplimiento de las órdenes de distribución, no acertar a encontrar a las personas buscadas, advertir a los de la resistencia acerca de las órdenes de represión que se han dictado contra ellos así como de los arrestos y deportaciones y pueden dejar de transmitir información importante para sus oficiales superiores.” “Pueden disparar por encima de las cabezas de los manifestantes. Los funcionarios del estado pueden perder o traspapelar las instrucciones, trabajar deficientemente, o <enfermarse> para tener que permanecer en casa hasta <curarse>” “Los actos simbólicos de repudio y desafío se encuentran entre los medios disponibles para minar la moral del régimen y su autoridad política, es decir, su legitimidad. Si grandes sectores de la población practican la no cooperación, el régimen realmente se verá en serio problema.” “Si los dictadores ya no pueden confiar en la policía y las fuerzas militares, la dictadura está seriamente amenazada.” 335

“El desafío político posibilidad de victoria.”

ofrece

una

verdadera

“Los estrategas de las fuerzas democráticas pueden moverse más allá de la resistencia selectiva y lanzar el desafío masivo. Se debe involucrar a grandes sectores de la población a todos los niveles de la sociedad.” “En algunas situaciones, la caída de la dictadura puede ocurrir extremadamente pronto, como en Alemania del Este en 1989. Esto puede ocurrir cuando las fuentes de poder le son masivamente negadas como resultado de la repulsa de la población entera contra la dictadura.” “Cuando los dictadores tengan que enfrentarse a una población cuyo poder cada vez es mayor y al crecimiento de grupos democráticos e instituciones independientes – a ninguno de los cuales podrá ya controlar la dictadura – los dictadores se encontrarán con que su poder se está desbaratando. Los cierres masivos de la sociedad, las huelgas generales, las quedadas-encasa masivas, las marchas desafiantes u otras actividades socavarán cada vez más la propia organización de los dictadores y la de las instituciones relacionadas con ellos.” “Como una consecuencia de tal desafío y no cooperación ejecutados inteligentemente y con participación masiva todo el tiempo, los dictadores se quedarán sin poder y los defensores de la democracia habrán triunfado sin violencia. La 336

dictadura se habrá desmoronado población desafiante.”

ante

la

“Tres conclusiones principales se derivan de las ideas bosquejadas aquí: es posible liberarse de las dictaduras; una reflexión cuidadosa y una planificación estratégica muy meticulosa son indispensables para lograr la liberación, y se necesitará vigilancia, mucho trabajo arduo y una lucha disciplinada a veces a un precio muy alto… Ninguna fuerza externa vendrá a darle al pueblo la libertad que tanto anhela. La gente tendrá que aprender cómo conseguir esa libertad por sí misma. No será fácil.” Cualquiera que haya vivido en Venezuela en lo que va de dictadura – o tiranía – chavista, pensaría que al Dr. Sharp se le contrató para que diseñara un manual de resistencia, específicamente, para eliminar nuestra particular tragedia nacional. Es evidente y claro que no fue así. Todas las dictaduras, en menor o mayor grado, están cortadas por el mismo patrón y a todas se les puede combatir con estrategias, en mayor o menor grado, similares. Es una realidad, sin embargo, que la lucha del pueblo venezolano, por recuperar su libertad, no ha comenzado. Al menos no con buen pie. Se va a requerir un sacrificio colectivo para esa lucha, la cual, no necesariamente tiene que ser violenta. 337

Las enseñanzas del Dr. Sharp han servido para echar a andar movimientos de resistencia no-violenta en varios países del mundo. En el próximo capítulo veremos cómo Chávez ha intentado sacar al Dr. Sharp del panorama venezolano, a través de la intimidación y empleando, para ella, a sus periodistas asalariados fuera y dentro de Venezuela.

Capítulo 13

GENE SHARP El Dr. Gene Sharp es profesor e investigador titular del Instituto Albert Einstein de Boston, Massachusetts, Estados Unidos de América : http://www.aeinstein.org Realizó la licenciatura y la maestría en la Universidad Estatal de Ohio y es doctor en Teoría Política por la Universidad de Oxford. Es, además, profesor emérito de Ciencias Política de la Universidad de Massachusetts, en Dartmouth. 338

Por más de tres décadas se ha desempeñado como investigador en el Centro de Asuntos Internacionales de la Universidad de Harvard. Es autor de los siguientes libros: “The Politics of Nonviolent Action” (1973), “Gandhi as a Political Strategist” (1979), “Social Power and Political Freedom” (1980), “Making Europe Unconquerable” (1985), “CivilianBased Defense” (1990), “From Dictatorship to Democracy” (1993-2002) y “Waging Nonviolent Struggle: Twentieth Century Practice and TwentyFirst Century Potential” (2004). Sus escritos se han traducido a más de 30 lenguas. Nacido en Estados Unidos, el 21 de enero de 1928, se le conoce como “El Maquiavelo de la NoViolencia” y como “El Padre de la Resistencia Moderna”. Sus postulados han sido aplicados en varios países del mundo, como en Serbia (asesorando directamente al movimiento Otpor, que sacó del poder al “Carnicero de Los Balcanes”, Slobo Milosevic), Georgia, Ucrania, Bielorrusia, Kirguistán, Lituania y Estonia, entre otros. El argumento clave del Dr. Sharp es que el poder no es monolítico; eso significa que no deriva de una cualidad intrínseca de aquellos individuos que están en el poder. Para el Dr. Sharp, el poder político, el poder de cualquier estado -independientemente de su organización estructural interna - deriva de los individuos del estado. Su creencia fundamental es que toda estructura de poder se basa en la obediencia de los sujetos a las órdenes de los 339

dirigentes. De esa forma, si el sujeto no obedece, los líderes no tienen poder. En opinión del Dr. Sharp, todas las estructuras efectivas de poder tienen sistemas mediante los que animan o extraen la obediencia de los individuos. Los estados tienen sistemas particularmente complejos para mantener a los sujetos obedientes. Estos sistemas incluyen instituciones específicas (policía, juzgados, entidades reguladoras) pero también pueden involucrar la dimensión cultural que inspira obediencia pretendiendo hacer implícita la idea de que el poder es monolítico (el culto divino a los faraones egipcios, la dignidad de la residencia presidencial, normas éticas y morales, y tabúes). A través de estos sistemas, los individuos son enfrentados con un sistemas de sanciones (prisión, multas, ostracismo) y recompensas (títulos, riqueza, fama) que influye en la extensión de su obediencia. Los líderes del movimiento juvenil ucraniano, “Pora” (que significa “¡Ya es tiempo!”), una organización inspirada en “Otpor” (que significa “resistencia”) de Serbia, quienes condujeron a Ucrania a la democracia, por medio de la “Revolución Naranja”, consideraban al famoso ensayo del Dr. Sharp (“De La Dictadura a la Democracia”) como su Biblia política. Tras una petición que le hiciera Oleh Kyriyenko (líder de “Pora”) al Dr. Gene Sharp, el Instituto Albert Einstein le envió fondos para publicar, en ucraniano, 120mil copias del mencionado ensayo… libros que fueron distribuidos entre la población de Ucrania para preparar a la ciudadanía en la estrategia de la resistencia no-violenta y, 340

eventualmente, para la sublevación cívica, activa, generalizada y sostenida, la que terminó derrocando, en el año 2004, la dictadura establecida en ese país la cual pretendió, por elecciones fraudulentas, atornillar en el poder absoluto a Viktor Yanukovych, entonces Primer Ministro. Los postulados del Dr. Sharp han llegado tan lejos como a Birmania, pero cuando llegaron a Venezuela, a Hugo Chávez se les prendieron todos los bombillos rojos de alerta máxima. Comenzó a despotricar, personalmente, del Dr. Sharp, ligándolo – por supuesto – con la C.I.A… y a Robert Alonso. He aquí lo que la abogada norteamericana, afiliada al chavismo en Venezuela, comentó en uno de sus muchos escritos en contra del Dr. Sharp: “La otra fundación (desestabilizadora) creada en el año 1983 es el Instituto Albert Einstein, creada por Gene Sharp. Este instituto se presenta como un lugar de formación en las técnicas de lucha no violenta, y aunque utilizan como símbolos los grandes luchadores pacíficos de la izquierda, como Ghandi y Martin Luther King Jr., su misión verdadera es elaborar y enseñar teorías y estrategias para derrocar gobiernos con tendencia comunista o socialista. Sus teorías y talleres de formación han sido empleados por diferentes movimientos anticomunistas y anti-socialistas en países del antiguo Unión Soviética, y otros en Taiwán, Chile, Indonesia y Venezuela, para nombrar algunos. También sus lineamientos son enseñados y utilizados en la 341

formación de equipos élites de las fuerzas armadas en Estados Unidos y Europa para promover lo que llaman "defensa realizada por civiles", una teoría que elaboraron para impedir una invasión rusa en otros países europeos.” Continúa la Golinger: “Vemos brevemente los casos de Serbia (antes Yugoslavia), Ucrania, Georgia y Kirgistán, donde en los últimos años se han tomado lugar estas revoluciones de colores. ¿Cuáles son las cosas en común de estos países? En primer lugar, recursos naturales y estratégicos. Gas, petróleo, gaseoductos, oleoductos, bases militares, fronteras estratégicas todos estos son factores presentes en estos países. Serbia, donde tomó lugar el derrocamiento del gobierno de Slobodan Milosevic en 2001, tiene gas natural y petróleo; Georgia, donde hubo la revolución rosa en 2003, comparte bases militares con Rusia y Estados Unidos y está en la vía de los gaseoductos y oleoductos más importantes del Medio Oriente hacia el mundo Occidental; Ucrania, donde hubo la revolución naranja en 2004 está ubicada estratégicamente entre los productores más grande de energía en Rusia y la región del Mar Caspian, y los consumidores en Eurasia; y Kirgistán tiene una frontera estratégica con China, bases militares de Rusia y Estados Unidos y también está ubicada en la vía de estos importantes gaseoductos que Washington y sus empresas del Complejo Militar Industrial quisieran controlar.

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A parte de los intereses estratégicos está la ideología. Son movimientos principalmente anticomunistas, anti-socialistas, pro-capitalistas y proimperialistas. Entonces, donde hay un gobierno con tendencia socialista y anti-imperialista en un país con recursos estratégicas y naturales, habrá un plan de golpe suave para derrocarlo. En todos estos países donde se ha ejecutado está estrategia, los movimientos o grupos que la ha dirigido emplean las mismas recetas. Involucran a estudiantes y jóvenes en las acciones para dar una cara fresca a su movimiento y también para hacer el trabajo de las fuerzas de seguridad más difícil (a la hora de arrestar un niño de 14 años por una acción ilegal de calle, el estado parece el ente represor) y realizan un proceso de marketing para diseñar un logo del movimiento, un slogan y/o un color (en Serbia fue el puño cerrado en blanco con negro del OTPOR, en Ucrania, el mismo logo pero con el color naranja, en Georgia, también el mismo puño pero con rosa, en Kirgistán, rosada, y en Venezuela, en lugar del puño de OTPOR utilizan la mano blanca con fondo negro). Siempre se planifican las acciones acerca de un proceso electoral en el país, donde preparan una red de observadores, una organización electoral paralelo y unas operaciones psicológicas para preparar un escenario de fraude y el rechazo a los resultados en caso de perder ellos. Siempre utilizan el mismo material de formación de Gene Sharp y el Instituto Albert Einstein, y siempre reciben fondos y asesoría estratégica y política de las agencias de Washington, como la USAID, la NED, el IRI, el NDI y Freedom House.” 343

“Fue en el año 2003 que el Instituto Albert Einstein tocó terreno en Venezuela por primera vez. Un viaje realizado por el Coronel Robert Helvey y otro funcionario del instituto, Chris Miller, tomó lugar en abril 2003 durante 9 días en Venezuela. El objetivo de la consulta fue suministrar a miembros de la oposición venezolana la capacidad de desarrollar una estrategia basada en las técnicas de golpe suave para "restaurar la democracia" en Venezuela. Según el informe anual del Instituto Albert Einstein, los participantes en el taller incluían miembros de partidos políticos y sindicatos, líderes de ONGs y otros activistas y fue patrocinado por la organización Ofensiva Ciudadana, que parece ser simplemente una entidad de fachada que fue creada para organizar el seminario. Algunos participantes, como el opositor Robert Alonso, han admitido que de las enseñanzas del taller y la asesoría del Coronel Helvey y Gene Sharp, nacieron las guarimbas, esas acciones violentas de calle que tenían como objetivo interrumpir el proceso del referéndum revocatorio en el 2004 y crear un nivel de caos y desestabilización en el país.” Es más que evidente que a la Golinger le gusta “correr bolas”. Ni las guarimbas nacieron en la mente del Dr. Sharp, ni son acciones violentas de calle, como ya me he cansado de explicar a través de los años. Las presiones de Chávez, en boca propia y de muchos periodistas y lacayos del régimen venezolanos en el exterior, han generado una 344

campaña internacional en contra del Dr. Sharp, que lo motivó a escribirle una carta abierta al usurpador del poder en Venezuela. Jamás el Dr. Sharp había recibido presiones de tirano alguno. Ni siquiera Milosevic le dedicó un articulito desde Serbia, sin embargo, Hugo Chávez la ha agarrado, personalmente, con él. Supongo que logró amedrentarlo, de lo contrario no se entiende la carta que a continuación les copio: Junio 12, 2007 Presidente Hugo Chávez Caracas, Venezuela Querido Presidente He visto y escuchado su discurso del domingo 3 de junio de 2007. Me temo que alguien le ha suministrado una información inexacta sobre mi persona y sobre el Instituto Albert Einstein, que encontró cabida en su discurso. Desafortunadamente, esas inexactitudes, a menos que sean corregidas, mermarán su credibilidad en aquellas personas que están familiarizadas con mi vida y con el trabajo del Instituto Albert Einstein. La responsabilidad por esos errores, debe de recaer en aquellas personas que le suministraron tales informaciones erradas. He leído un artículo de un francés, que pudiera ser parte de esa fuente errática que provocaron algunas de sus apreciaciones en su discurso. Esa información contiene muchos errores en cuanto a mi 345

persona, sobre otros individuos y sobre el Instituto Albert Einstein. Si sus asistentes hubieran visitado el portal de nuestro instituto, www.aeinstein.org o hubieran indagado a individuos familiarizados con nuestro trabajo, hubieran obtenido información exacta. El Instituto Einstein es una pequeña institución sin fines de lucro, para investigar, analizar políticas y educar sobre la naturaleza y el potencial pragmático de las acciones no-violentas en relación a problemas de opresión, injusticias, guerras y genocidios. Las acciones no-violentas es una técnica para conducir conflictos, como las acciones militares, decisiones gubernamentales y parlamentarias y las guerra de guerrillas. Esta técnica (de la noviolencia), emplea métodos sicológicos, sociales, económicos y políticos y han sido utilizados para alcanzar objetivos “buenos” y “malos”. Han sido utilizados de ambas maneras: para cambiar gobiernos y para apoyar a los gobiernos ante ataques. El Instituto Albert Einstein ni crea conflictos ni participa en ellos una vez que éstos existen. Tampoco toma parte ideológica en conflicto alguno. Simplemente lleva a cabo investigaciones, estudios sobre políticas genéricas y educación. Ni el Instituto Albert Einstein ni mi persona hemos recibido recurso alguno de la C.I.A. Cuando en 1968 escribí mi tesis de doctorado para la Universidad de Oxford, recibí – indirectamente – un financiamiento 346

parcial por parte del Departamento de Estado, en 1960, a través de un aporte hecho a la Universidad de Harvard, como reconocimiento a mi trabajo, titulado “Preface to the Politics of Nonviolent Action.” El financiamiento para apoyar nuestros estudios académicos y estratégicos sobre las acciones noviolentas en contraposición de las acciones violentas, ha sido – en ocasiones – adecuado, pero durante muchos años ese financiamiento ha sido inseguro y extremadamente pobre. El instituto ha sido fundado, mayormente, gracias a las donaciones de individuos privados y otros apoyos provenientes de fundaciones. Jamás hemos recibido apoyo financiero gubernamental. Nuestro trabajo jamás ha sido apoyado por poderosos políticos o por intereses económicos en Estados Unidos o fuera de él. De hecho, uno de los objetivos en cuanto a propagar el uso de las técnicas no-violentas, tiene que ver con la necesidad de infundir poder efectivo entre poblaciones que han carecido de él y, por ende, han estado sujetas a la opresión y a la injusticia. En nuestro empeño de hacer disponible el conocimiento sobre las técnicas de acciones noviolenta, el Instituto Albert Einstein jamás le ha dicho a nadie qué debe hacer en sus situaciones particulares y dentro de sus propios países. Nuestros estudios son básicos y nuestras exploraciones sobre las políticas son genéricas. Es decir, nuestros análisis no se enfocan en un 347

particular país o conflicto. Estas exploraciones pueden ser del interés y del uso potencial como alternativa a la violencia, cuando un grupo cualquiera, en un país cualquier, sienta una necesidad y un interés por ellas. En mi apreciación particular, aquellos grupos que buscan una significativa reforma social y un cambio, se beneficiarían con mayor éxito si emplean técnicas no-violentas en lugar de la violencia o el incremento de control gubernamental. La violencia y el control gubernamental pueden llegar a ser opresivos y aquellos gobiernos que empleen la violencia y el control gubernamental pueden ser sujetos de golpes de estados para revertir el esfuerzo de lograr mayor justicia. Algunas personas pudieran utilizar acciones noviolentas para lograr objetivos que muchos de nosotros no favoreceríamos. Para la sociedad en general, el empleo de acciones no violentas sería preferible al empleo de acciones violentas, aunque los propósitos sean indeseados. Usted seguramente sabe que, a través de los años, muchos cambios sociales positivos han sido bloqueados por golpes de estados en contra de movimientos y gobiernos que han intentado producir grandes cambios sociales y justicia económica. Acciones estratégicas no-violentas pueden ser aplicadas para bloquear y derrotar esas intentonas. Si usted llegase a sospechar que su propio gobierno pudiera ser víctima un golpe de estado, ya sea a 348

través de una fuerza interna o mediante la instigación y la manipulación de una fuerza de inteligencia internacional, entonces serían sabios los preparativos por adelantado y los planes para bloquear el golpe anti-democrático. Uno de nuestros análisis que pudieran ser del interés suyo y de su gobierno es el avanzado estudio de los golpes de estado. Incluye pasos concretos que pueden dar los gobiernos y las instituciones civiles para bloquear los golpes de estado. Es de mi autoría y de Bruce Jenkins. Se titula “The Anti-Coup” (“El Anti-Golpe”) y tiene 63 páginas. Ha sido publicado en Boston, en el año 2003, por el Instituto Albert Einstein. Se lo podríamos enviar a la dirección que usted nos diga y también está disponible en formato electrónico en nuestro sitio de la red. Espero que encuentre tiempo para explorar la relevancia de la lucha no-violenta de cara a desarrollar una sociedad más justa. Uno de los pioneros más importantes de esta exploración fue el gran hindú socialista, Rammanohar Lohia, en los años post-Gandhi, en la India. Algunos de sus trabajos y de sus colegas, están descritos en el libro “India Afire” de Harris Wofford y su esposa, publicado en Estados Unidos en los años cincuenta. Espero que usted encuentre la vía de corregir la ficción sobre mi vida y mi trabajo, que sus asistentes le han dibujado. Muchas gracias por eso. Mis mejores deseos, Gene Sharp 349

La carta en inglés la pueden encontrar en el portal cibernético del Instituto Albert Einstein, en la siguiente dirección: http://www.aeinstein.org/Chavez.pdf No sabría decir si la intención del Dr. Sharp, al escribirle esta carta a quien lo tiene enloquecido a punta de amenazas y de “malos deseos”, era la de tomarle el pelo o la de “pedirle cacao”, perdón. Lo cierto es que el Dr. Sharp ha sido acosado últimamente, no solamente por “nuestro” “presidente”, sino por tiranías de gran calibre, como lo es el régimen demente de Irán, donde se produjo y se transmitió por televisión una película de ficción en la que se mostraba a un personaje que lo personalizaba como el líder de un complot internacional en contra de ese país. En el año 2007, las autoridades de Vietnam arrestaron a unos activistas que distribuían las obras del Dr. Sharp y en Moscú, dos años antes, un fuego consumió una librería en la que se vendía el famoso ensayo del escritor norteamericano, “De la Dictadura a la Democracia”, una obra que se ha venido popularizando en el mundo de hoy en países como Cuba, Nicaragua, Venezuela, Irán, Vietnam, el Tíbet, China, Zimbabue, Birmania y Rusia, entre muchos otros.

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Iván Marovic, uno de los líderes y fundadores del movimiento Otport, que depuso al “Carnicero de los Balcanes”, Slobodan Milosevic, aseguró: “Uno tiene que invertir mucho tiempo para recabar el conocimiento necesario para derrocar a un tirano… el Dr. Sharp, nos hizo ese trabajo sin siquiera conocernos, mucho antes de que supiéramos de él y él de nosotros. En un sencillo manual de 90 páginas, encontramos todo lo que necesitamos para liberar a Serbia.” Marovic se estaba refiriendo a la obra del Dr. Sharp, “De la Dictadura a la Democracia”, que “nuestros” líderes de la “oposición” venezolana se han negado a leer. Cuando la periodista norteamericana, Janine Zeitlin – autora de un extenso reportaje del Miami New Times (en inglés) sobre “La Guarimba” y mi trayectoria de lucha – llamó al Dr. Sharp para preguntarle si me conocía, éste le respondió que ha conversado con Alonso, pero alegó no saber mucho sobre él o sobre su plan, por lo que declinó comentar sobre “La Guarimba”. La entrevista completa puede ser leída (en inglés) en la siguiente dirección: http://www.mrr.name/MIAMI_NEW_TIMES.htm Uno de los factores más importantes de un movimiento de verdadera-resistencia, es el de mantener al régimen, constantemente, a la defensiva, ya que desde la ofensiva es que podemos “meter goles”. En Venezuela, salvo en contadas 351

oportunidades, como cuando se produjo “La Guarimba” del año 2004, ha sido el régimen quien nos ha mantenido – constantemente – a la defensiva. “Aló Presidente” ha sido la herramienta perfecta para tales propósitos. Nuestros líderes no se han preocupado por tomar la pelota y jugar a la ofensiva y luego hoy, aseguran que estamos adelantando y hemos aprendido muchísimo. Si un buen día, a todos los cuentahabientes opositores a Chávez de una determinada institución bancaria, acusada de hacer negocios con el régimen, se les ocurriese sacar su dinero y colocarlo en otro banco (si es que hubiere uno en Venezuela que no se haya beneficiado de la conchupancia con el sátrapa), pondríamos al régimen, de inmediato y sin tirar un tiro o derramar una sola gota de sangre, a la defensiva. Hay mil maneras de tomar la ofensiva, sin mucho esfuerzo más allá de la determinación light de esa sociedad civil que está a punto de perderlo todo. El Dr. Sharp nos da muchas ideas de las tareas que podríamos hacer para llevar a cabo una efectiva campaña de resistencia. Salir todos al frente de nuestras casas, un día acordado por esa dirigencia, a rezar el rosario, sin paralizar el tránsito… sin bloquear las calles, cohesionaría a la verdadera oposición en un acto que tiene todas las posibilidades de cumplir con el objetivo de poner al régimen a la defensiva. Ya verían ustedes a Chávez despotricar improperios en contra del Dr. Sharp, 352

acusándolo de cerebro detrás de la C.I.A. poner al régimen a la defensiva!

¡Eso es

Pero no puede ser un día. Luego de esa victoria light, donde no moriría nadie, ni le daríamos al régimen excusa alguna para detener a nadie, vendrían otras. ¡Hay miles! Un buen día, todos nos ponemos de acuerdo para apagar los motores de nuestros carros y tocar las bocinas por tan solo 10 minutos, a nivel nacional en pleno mediodía de un día laborable, donde quiera que nos agarre esa hora. ¡Eso pondría al régimen a la defensiva! Así como Chávez se inventa una todas las semanas, en su “Aló Presidente”, la resistencia debe hacer lo propio y cada semana salir con una tarea nueva. Lograr las tareas, por muy light que ellas sean, levanta la moral del colectivo en oposición y nos da un sentimiento de unión, de cohesión. El régimen comenzará a preguntarse cuándo es que vendrá el tsunami. A esta estrategia de constante ataque psicológico en contra de los regímenes totalitario, se le conoce como “golpe de estado suave”, porque va socavando la moral del tirano y levantando la moral de los opositores, que es lo que A GRITOS pide Venezuela. Los tiempos cambian y las estrategias también. Hasta ahora, “nuestros” líderes no han hecho, absolutamente nada, para socavar la moral del régimen y levantar la moral de la oposición: ¡todo lo contrario! Hay que utilizar la inventiva. Se deben programar tareas viables, que no cuesten dinero, que no desplacen a grandes masas de opositores y si hay 353

que desplazarse, que no sea para marchar y marchar como unos enajenados. Por ejemplo. El día de los padres, por mencionar una fecha específica, toda la oposición en Caracas se pudiera poner de acuerdo para llevarles regalos a los presos políticos que se encuentran en una determinada prisión. ¡Cientos de miles de personas a la vez, provenientes de diferentes puntos de la ciudad! “Técnicamente” no se requeriría de permiso, pues no se trata de una marcha. El regalo podría ser una lata de leche condensada. Por supuesto que no podrían entrar muchos visitantes al presidio, pero los regalos quedarían frente a la cárcel como una muestra de protesta. ¡Esto pondría al régimen a la defensiva! Sería, además, una manera de llevar a cabo “comicios” palpables, sin la necesidad de contar con la participación chanchullera del C.N.E. Cada lata de leche condensada representaría un voto en contra de la oposición. ¡Tomen nota! ¿Se imaginan a la prensa mundial? Esas tareas pueden proponerse a través de la Internet, sin comprometer a ningún líder dentro del país. Cuando un escrito interesante es lanzado a la Internet, todos recibimos una copia. Cuando se comiencen a proponer tareas, todos podríamos participar en esas propuestas y llegar a una determinación en cuanto a cuál de ellas debe ser la siguiente “maroma” que le podría banderillas al macaco usurpador. A través de un portal virtual, se podría hasta votar y escoger la próxima tarea entre una lista de sugerencias. Si bien no es difícil, 354

requiere de la voluntad de un pueblo y el deseo colectivo de recuperar la libertad. La guerra de resistencia tiene que ser constante… contumaz, sin tregua ni descanso. Por ejemplo, en Serbia, los muchachos de Otpor corrieron la sugerencia que para el día del cumpleaños del tirano Milosevic, sacaran a las calles tortas con la figura del mapa serbio. Se trataba, supuestamente, de “celebrar” el cumpleaños del “presidente”, pero ya se sabía que el significado era otro mucho más subversivo. Para asombro de aquellos muchachos “ingenuos”, miles y miles de serbios salieron a las calles con tortas y comenzaron a repartirla (a repartir un pedazo de Serbia a cada ciudadano) en todas las ciudades y pueblos de la antigua Yugoslavia. Al hacerlo, estaban votando en unas urnas muy particulares. El tirano se daba cuenta de que el pueblo, poco a poco, le perdía el respeto y el temor. En consecuencia, él comenzó a temer, lo que constituye uno de los objetivos primordiales de los movimientos de resistencia, de verdadera resistencia: traspasar el miedo del pueblo al tirano. A través de esas tareas, las cuales se fueron intensificando en magnitud y en secuencia, a Milosevic se le ocurrió adelantar las elecciones, porque ya el país – y el poder – se le estaba escapando de las manos y sintió una gran necesidad de “legitimar” su presidencia cuanto antes, 355

mediantes elecciones fraudulentas.

chimbas,

trucadas…

Ya para entonces el pueblo estaba cohesionado al máximo y tarea que se proponía, tarea que se llevaba a cabo de un extremo al otro del país. En medio de ese escenario de irrespeto al tirano, sin disparar un solo tiro, sin morir un solo ciudadano serbio, el país fue a las urnas. Hubo fraude y, EN CALIENTE, el pueblo fue llamado a las calles, en sublevación cívica, activa, generalizada y sostenida: ¡LA ÚLTIMA GRAN TAREA! Más o menos, para no entrar en mucho detalle, ese fue el proceso que llevó a Milosevic a la cárcel, para morir en ella como una cucaracha. Un genocida que había soportado, un año antes, el bombardeo diario de la OTAN, el cual lo fortaleció políticamente, por haberse escogido una estrategia impopular que produjo mucho desastre entre la población inocente. El Dr. Sharp fue quien orientó a esos muchachos. ¿Podrá orientar a “nuestros” líderes de la “oposición”, a través de sus escritos? Habría que verlo. ¿Qué piensa usted, amigo lector? Capítulo 14

LA CORRUPCIÓN GENÉTICA Unas de las grandes herramientas, con la cual cuenta el régimen castro-estalinista en Venezuela, es la misma con la cual cuenta ese mismo régimen en Nicaragua: ¡la corrupción genética! 356

No es ahora, en “La Quinta” que se ha desatado en Venezuela el fenómeno de la corrupción, a todos los niveles. Con Chávez esa corrupción – que en Venezuela ya era genética – ha venido azotando los cimientos mismos del país, desde que muchos de nosotros tenemos memoria. Ser corrupto en Venezuela ha sido siempre gracioso. Con Chávez, esta corrupción se ha multiplicado a la enésima potencia, como una de las mejores armas con la cual cuenta el régimen. En Venezuela funciona la “economía de la corrupción”. Eso es una verdad que nadie puede negar. Lo mismo sucede en la Nicaragua de los Ortega, donde hasta los mismos somocistas, incluyendo a la familia del ex dictador, se empatan. De esta forma, estos regímenes “embarran” a propios y extraños. En nuestro país, como en Nicaragua, existen grupos de conchupantes: la inmensa mayoría (por no decir toda) de los dirigentes de la “oposición” y, un importante sector conformado por millones y millones de venezolanos, que se aprovechan de la mano floja en torno a los chanchullos comerciales. Conozco cualquier cantidad de venezolanos, dentro y fuera del país, que ODIAN A CHÁVEZ, pero que – de una manera directa o indirecta – se benefician del régimen a través de contratos o de negocios ilícitos, permitidos abiertamente por el nuevo sistema. Uno de ellos, por ejemplo, es el de generar dólares a la 357

tasa oficial, a través de los cupos para los viajes al exterior, que luego son vendidos en Venezuela en el mercado negro. En esa fiesta participa Reymundo y todo el Mundo. Se le solicita a Cadivi (el organismo que controla el otorgamiento de divisas, en un país donde hay un control de cambio) el cupo anual para viajar al exterior, digamos de $ 3.000. Se gastan $ 500 y el resto se vende en el mercado negro. Esta corrupción funciona como un arma de doble filo. El día en que a Chávez le dé la gana, podrá sacudirse de su camino a muchos de los que hoy se benefician de la repartición de esa gran torta que, aunque mermada, es Venezuela. Tengo un gran amigo en Venezuela que es incapaz de escuchar a Chávez cuando habla. Se entera de sus locuras por la prensa, sin embargo, no hace mucho me dijo: “te lo juro, Robert. Yo estoy haciendo hoy más real que nunca…” Aunque él me asegura que no está haciendo negocios directamente con el régimen, muchos de sus grandes clientes sí. Ese dinero sucio, proveniente de los chanchullos en contubernio con los chivos gordos (los llamados “pinchos” en la Cuba de Castro), le salpica. Los funcionarios venezolanos, además de ser corruptos, son malos administradores. Eso no es nuevo. Si el régimen contratara a la empresa auditora más prestigiosa del planeta para revisar las cuentas de los alcaldes y gobernadores de la oposición, una vez que éstos dejen sus puestos, los 358

sapos y las culebras que encontraría podrían amontonarse en una montaña que llegaría hasta la luna… y más allá. A mí no me consta una sola irregularidad administrativa cometida por algún funcionario público de la oposición, pero podría jugarme la vida que si abrimos los libros, ardería Troya. ¿Por qué Chávez no ha ordenado, siquiera, la más mínima investigación (de verdad-verdad, no de mentirita) para verificar el buen proceder administrativo de alguno de esos dirigentes de la oposición que han pasado por las alcaldías y las gobernaciones en calidad de “opositores”? Estos tiranos de corte castro-estalinistas, si tienen que mandar a matar lo hacen, con tal de eliminar a los verdaderos opositores con opción de desestabilizar el poder que ostentan. Cuando uno se le para al lado a Arnoldo Alemán, en Nicaragua, el hedor que expide a corrupción es inaguantable. ¿Por qué no está preso Arnoldo Alemán? En Nicaragua reventó un escándalo donde se ligaba a Eduardo Montealergre (el Manuel Rosales nica) con unos bonos que, según muchos, se enquesó, siendo Ministro de Hacienda del gobierno títere de Enrique José Bolaños Geyes. Todavía existen nicaragüenses que creen en él, como existen venezolanos que creen en Rosales. Si Eduardo Montealegre es un potencial enemigo de los Ortega, ¿por qué no lo 359

investigan a fondo, lo juzgan, lo encuentran culpable y lo inhabilitan para que se dedique a otra cosa que no sea a la de aspirar a un cargo de elección popular en Nicaragua, en lugar de meterle un tiro en el medio de los ojos, como los sandinistas han hecho con centenares de opositores? Cuando “La Cuarta” también sucedía lo mismo, porque Venezuela se convirtió en un país de cómplices. Fueron pocos los funcionarios que se las vieron negra, tras ser acusados e investigados por corrupción… como Vinicio Carrera, aquel descarado ministro de Luis Herrera Campíns, quien tuvo que salir del país y no pudo regresar a él antes de que su causa prescribiera. La acusación por corrupción en Venezuela siempre ha servido como un arma política. Esa arma se empleó para sacar del poder, en su segundo período, a Carlos Andrés Pérez. Cuando el famoso escándalo de los “bonos de exportación”, donde a cualquiera que “exportaba” algo (así fuese agua con perfume) se le daba un bono de hasta el 30% que podía ser negociado con un ínfimo descuento en la bolsa de valores venezolana, una jueza, Mildred Camero, quien luego se “enchavizaría” para seguir conchupando en “La Quinta”, recibió en su tribunal MÁS DE MIL CASOS de corrupción: ¡no encontró culpable a uno solo de ellos!

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A esta perla, Chávez la llegó a nombrar presidenta de CONACUID, la Comisión Nacional Contra el Uso Ilícito de Drogas. ¡Dios nos ampare! Entonces, en “La Cuarta”, el pacto contemplaba la impunidad, porque después de los adecos, vendrían los copeyanos. Cada partido político tenía una “cuota de jueces”. Eso no es un secreto ni estoy dando un “tubazo”. En parte, así comenzamos a perder a Venezuela. Thomas Jefferson una vez dijo que sin un sistema judicial pulcro y probo, no podía existir un país. Entonces, según esa teoría de Jefferson, Venezuela – tal vez – jamás ha existido… lo que existió fue, como dijo alguien por ahí, “una caricatura de país”. Algunos de los más populares sketchs cómicos de la televisión venezolana, por décadas y décadas, tenían que ver con la descarada corrupción que ha existido siempre en Venezuela. Todavía me acuerdo del sketch semanal del arbolito, en la época dorada de Radio Rochela, con Don Tito Martínez del Box, por allá por los años sesenta, justamente cuando mi familia y yo llegamos a Venezuela. El sketch trataba de un individuo que iba a solicitar un permiso para sembrar un arbolito, cuando éste no tenía más de 5cms de altura. Cada semana le pintaban un cuento nuevo, mientras el arbolito fue creciendo y creciendo hasta convertirse en un frondoso árbol, el cual jamás pudo sembrar, porque el ciudadano que pretendía obtener el permiso, “no se bajaba de la mula”. Un día introdujo todos los 361

absurdos y ya-voluminosos recaudos que el funcionario de la dependencia gubernamental le había solicitado, pero cuando éste lo revisó, se dio cuenta de que faltaba el acta de defunción de la bisabuela de aquel pobre infeliz que intentaba obtener el dichoso permiso… un permiso, que para empezar, no era requerido por la ley. En el segundo gobierno de Caldera, introduje a Venezuela, desde África del Sur los primeros avestruces domésticos (“Avestruz de Cuello Negro” – Struthios camellus var. domesticus) que llegaron al país. Fundé la “Asociación Venezolana de Criadores de Avestruz” (AVCA) y me asocié con un sudafricano llamado Merlin Malan, quien había montado una granja de avestruces en Curazao, la “Curazao Ostrich & Game Farm”. Todo iba viento en popa en el entonces llamado Ministerio de Agricultura y Cría (MAC), donde cumplía con los protocolos sanitarios y demás exigencias de importación de animales vivos domésticos para obtener la licencia que me permitía introducir al país estos animales pertenecientes a la variedad domésticas de avestruz. Un buen día me cita una sinvergüenza llamada Mirna Quero de Peña, quien – para entonces – era la Directora de Profauna; luego se convertiría de copeyana a chavista furibunda y, por supuesto, ascendería de escalafón. Mirna Quero de Peña, para hacer la historia corta, me dijo que los avestruces que venía importando a 362

Venezuela eran animales silvestres y que tenía que cumplir con el protocolo para la producción, cría y comercialización de animales silvestres en el país… algo que era imposible, si se quería comercializar la carne de estas aves con algún margen de ganancia. En el Ministerio del Ambiente, que sería el organismo gubernamental que, en todo caso, tendría que lidiar con el asunto, pululaban, impune y descaradamente, unas fieras llamadas “gestores”, que “manejaban el criterio” del ministerio, como ellos mismos decían. Profauna estaba adscrito al Ministerio del Ambiente. Una tarde me llamó Mirna Quero de Peña para aconsejarme que me pusiera en manos de esos “gestores” y agilizar así mi situación con el ministerio. En la primera reunión con uno de aquellos caimanes de boca ancha, recomendados por Mirna Quero de Peña, me pidió TRES MILLONES DE BOLÍVARES (de los “semi-buenos”, no tan devaluados) para “resolver el incidente” y determinar que aquellos avestruces NO ERAN SILVESTRES. Como había cualquier cantidad de documentación científica que respaldaban el hecho de que se trataban de animales DOMÉSTICOS y, bajo sus características, según la Ley de Fauna Silvestre, no cabía la menor duda de que lo eran, decidí no aceptar “la oferta” del “gestor” amigo de la Mirna… lo que comenzó a complicar el asunto. La “doctora” Quero de Peña me volvió a citar para volverme a recomendar que me volviera a reunir con 363

el mismo “gestor”, recomendación que acepté. En la segunda oportunidad, el “gestor” me pidió DIEZ MILLONES DE BOLÍVARES. Cuando le pregunté la razón por la cual me habían subido la parada de 3millones a 10millones, la descarada respuesta fue: “¿tú no eres hermanos de la María Conchita Alonso, pues?” La gente siempre ha creído que mi hermana es millonaria y que reparte esos millones entre los miembros de su familia. Evidentemente, aquel sinvergüenza se había recién-enterado de mi relación familiar con María Conchita. No me quedó otra que demandar a la nación ante la Sala Político-Administrativa del Tribunal Supremo de Justicia. Eso fue en “La Cuarta”, cuando estaba en la presidencia Rafael Caldera. Entre pitos y flautas, llegó “La Quinta” y el juicio – que duró más de diez años – no había arrancado. Entonces les tocó el turno al bate a los funcionarios de Chávez. Para sustentar la realidad científica que mis avestruces eran animales domésticos, de acuerdo a la ciencia y de acuerdo a la legislación venezolana, me traje a varios expertos internacionales de renombre, quienes declararon, bajo juramento, ante el Tribunal Supremo de Justicia. La nación se trajo a tres “expertos” en avestruces, dos de los cuales eran argentinos. Ninguno de ellos supo decirle al tribunal cuántos dedos tenían los avestruces. Cuando le tocó el turno al “experto” venezolano, se desternilló de la risa con la pregunta: 364

“¿cómo que hombre.

cuántos

dedos?”, repreguntó el

En eso mi abogado (mi hermano Ricardo), le pregunta: “diga cuántas patas tiene una vaca.” El zoólogo de Profauna respondió: “cuatro, si no es mocha…” Todo este careo se estaba llevando a cabo bajo la majestuosidad la Sala Político Administrativa del Tribunal Supremo de Justicia. De ahí hacia arriba solamente quedaba el Tribunal Celestial. Hace unos meses, en el año 2008, el TSJ finalmente sentenció en mi contra, algo que era de esperarse… por supuesto. La “tranca” que me puso Profauna me hizo perder un contrato de tres millones de dólares. Por incumplimiento del contrato con mi cliente, tuve que cancelar doscientos mil dólares, luego de haber perdido ese juicio, y a que incumplí en la entrega del lote de avestruces reproductores que vendrían desde el continente africano. En el proceso perdí una propiedad que tenía en Miami y algunas inversiones que había hecho en la isla de Curazao. En el año de 1984 me encontraba cumpliendo compromisos profesionales como productor de televisión en WAPA TV, de San Juan de Puerto Rico. Tuve que hacer un viaje a Venezuela para resolver unos asuntos personales. Había ganado Jaime Lusinchi y en una “cola” en la Avenida Libertador, de Caracas, me topé – de carro a carro – con mi ex compañera de Radio Caracas Televisión, Neyda Plessman. Al verme, me gritó desde la ventanilla de 365

su carro que me quería ver, porque su marido – Rafael García Flores – se “había adueñado” (sic) de Venezolana de Televisión (la estación de tv del estado venezolano), donde podríamos contratar, con mi necesaria ayuda, la producción de VARIOS programas de televisión. Esa tarde me reuní con ella y al día siguiente estábamos sentados los tres, Neyda, Rafael y yo, ante el nuevo presidente de VTV, un tal “Poeta Lizardo”. En efecto, salimos de la reunión con dos contratos. El primero para producir un programa de media hora que lo produciría y lo presentaría yo, sería de corte científico y se llamaría “Cirugía”. El segundo, también de mi producción, sería un espacio presentado por Neyda Plessman y Rafael García Flores, quienes contraerían nupcias poco después, titulado “Más Allá de la Comprensión”. Trababa de temas esotéricos, un tema que les gusta mucho a los venezolanos. En la reunión con “el Poeta”, dejé claro cuánto quería ganar y acordamos que el canal contrataría ambos programas semanales por Bs. 50.000, que para entonces era una cifra considerable y muy respetable. Me comprometía, según el contrato, a cubrir los gastos de producción, al estilo de las “producciones independientes”, que más tarde se pondrían muy de moda en Venezuela. Tenía todos los equipos necesarios para sacar al aire ambos programas. 366

Regresé a Puerto Rico, terminé mi contrato con WAPA y regresé a Venezuela a trabajar para VTV, como “productor independiente”. Todo iba a las mil maravillas hasta que García Flores me dijo que teníamos que contratar (darle un “cambur”, una “botella”) a un adeco (miembro inscrito del partido de gobierno para la época, Acción Democrática), por la IMPRESIONANTE SUMA de Bs. 7.000 al mes. La Plessman y García Flores ganaban Bs. 3.500 a la semana, cada uno. El “sueldo” del “camburista” tendría que salir de mi bolsillo, a lo cual me negué rotundamente. Eso bastó y sobró para que mi vida cambiara total y absolutamente. A la semana, mientras transitaba por la urbanización San Bernardino, de Caracas, leo en la primera plana de uno vespertino, un inmenso titular en color rojo que decía: “Acusado de Estafa el Hermano de María Conchita.” “No puede ser, si mi hermano Ricardo jamás se mete en problemas…”, me dije al tiempo en que salía de mi carro para leer el periódico. Resultó ser que no se trataba de mi hermano: ¡el acusado era yo! Rafael García Flores y Neyda Plessman me estaban acusando de estafa doble y agravada, por la suma de 7.000 bolívares. Según ambos, los dos cheques que le había cancelado hacía un par de días en pago por sus respectivos salarios, había rebotado por no tener fondos. Mi productora quedaba en el Edf. Cavendes, de Los Palos Grandes, en el Estado Miranda, donde se 367

“había cometido el crimen”. La demanda fue introducida en los famosos tribunales de “Pajaritos”, en el Distrito Federal y ante una “juez accidental”, es decir, una juez que le estaba haciendo las vacaciones al juez titular. Los jueces accidentales eran temibles, porque se prestaban para todo tipo de chanchullos. En aquel entonces, los juicios debían ventilarse en la jurisdicción judicial donde supuestamente se había cometido el crimen. En mi caso, la acusación se debió haber introducido en el tribunal penal de Los Palos Grandes, que estaba a cargo del Juez Sthory. Ahí mismo, Neyda Plessman retiró su acusación, pero García Flores insistió en ella. Cuando el tribunal de “Pajaritos” fue a protestar el cheque en el hoydesaparecido Banco La Guaira, donde tenía la cuenta de mi productora, se encontraron con que había más de 300mil bolívares. Cuando el cajero le preguntó a Rafael si quería cobrar su cheque por 3.500 bolívares (unos $ 600 para la fecha), éste le respondió: “nosotros no hemos venido aquí a cobrarlo, sino a protestarlo”, algo que le fue imposible hacer a mi acusador, ya que en la cuenta había dinero más que de sobra. En eso, mi abogado había introducido una petición ante mi tribunal natural, en Los Palos Grandes, para que el juicio se ventilara donde tenía que ser. Él sabía que tenía que sacarlo de las garras de la juez accidental, en un tribunal que no podía conocer del caso. Entonces se estableció una batalla jurídica entre ambos jueces, ya que la jueza de “Pajaritos” se 368

negaba a enviar los recaudos al juez Sthory, alegando que primero me tenía que “poner a derecho” en su tribunal. En fin. Logramos que la juez enviara todos los recaudos a Los Palos Grandes, tribunal ante el cual me puse a derecho, es decir: me entregué. El escándalo ya se había generalizado y había traspasado las fronteras de Venezuela. La Associated Press había distribuido la noticia en varios idiomas. La comidilla del momento era “el hermano estafador de María Conchita Alonso”. La juez accidental de “Pajaritos” me tenía cocinada una orden judicial para enviarme al “Retén de Catia”, el más peligroso de Venezuela, donde enviaban a los criminales más atroces. El juez Sthory, ante una demanda por estafa de 3.500 bolívares, decidió recluirme en el “Retén del Junquito”, donde iban los criminales de cuello blanco, políticos, etc. El mismo retén donde se encontraba pagando condena, por motivos más políticos que otra cosa, el ex presidente de la CANTV (compañía telefónica de Venezuela), Nerio Neri Mago. En aquel entonces cuando a uno le dictaban un auto de detención, tras una acusación criminal, tenía que ser recluido, por ley, en un retén o en una cárcel, mientras se celebraba el juicio, que podía durar años. No existía, entonces, el mecanismo de fianza. La ley, afortunadamente, cambió. De los 20.000 presos que atiborraban las cárceles de entonces, una tercera parte estaba compuesta por “procesados penales”, 369

es decir, por reclusos que esperaban que sus juicios comenzaran o terminaran, lo que podría llevarse años. Ojo: eso era en “La Cuarta”. Luego de una semana en el “Retén del Junquito”, el juez de primera instancia, Sthory, me absolvió y sentó jurisprudencia, pues me eximió de tener que pagarle los 3.500 bolívares a mi acusador, Rafael García Flores, por haber éste despreciado su cobro cuando intentó protestarlo ante el banco. Aquella acusación estaba repleta de vicios, además del hecho de haber sido introducida en un tribunal que no tenía competencia para llevar mi caso. Para que hubiera delito de estafa, el estafador debió haber recibido del estafado una contraprestación… y en mi caso, le estaba cancelando un salario a un empleado. De haber rebotado el cheque, lo que jamás sucedió (como luego nos enteramos en el juicio), la deuda entre el patrón (yo) y el empleado (García Flores) hubiera persistido. En todo caso se hubiera tratado de una demanda civil, por cobro de bolívares… no de una estafa y mucho menos “agravada”. Al pasar los años e, incluso, las décadas, no era raro que al conocer a alguien se me preguntara: “¿tú no eres el hermano de María Conchita, el que estuvo preso por estafa?” Del tiro me salí de la televisión y comencé a producir documentales para el exterior. Afortunadamente me fue bien. Fui contratado como productor de documentales por las Naciones Unidas y por muchas instituciones de importancia mundial. Ni Neyda Plessman ni Rafael 370

García Flores regresaron a la televisión. La primera tuvo un accidente neuro vascular que la llevó al borde de la muerte y García Flores tuvo que echar el resto dando clases de locución en un timbiriche de mala muerte. Pocos meses después del escándalo, la pareja se divorció y jamás se habló de ellos. Pude haberlos acusado por un delito sumamente grave, “simulación de hecho punible”, ya que jamás hubo tal “rebote del cheque”, pues García Flores ni siquiera había depositado el cheque o lo había intentado cobrar por taquilla. Así de descarado era el sistema judicial en Venezuela, donde lo normal era que los jueces se prestasen al chanchullo, salvo muy contadas excepciones, por supuesto. Dentro del sistema judicial de “La Cuarta”, lo normal era la corrupción más descarada, lo anormal era la honestidad. Y que me perdonen los jueces que lean este libro. La madre de García Flores trabajaba como telefonista o secretaria en el poderosísimo bufete del Dr. David Morales Bello, el capo de un cartel jurídico llamado “La Tribu” y homólogo de Ildemaro “Garabato” Martínez (del Partido Social Cristiano Copei), a la hora de manejar el fraude en el entonces Consejo Supremo Electoral, hoy Consejo Nacional Electoral. Imagínense un país donde un individuo con cierta “palanca” (contacto político), se le aparece a un juez con un cheque que recién acaba de recibir, del monto que fuese, con la intención de “hacer una olla” y que ese juez se preste para que la falsa acusación prospere, a sabiendas de que jamás el 371

cheque estuvo desamparado por los debidos fondos. Si consideramos que esa experiencia horrible que a mí y a mi familia nos tocó vivir, era (en “La Cuarta”) tan cotidiano como los muertos que hoy producen el hampa en la Venezuela de Chávez, podríamos comenzar a entender, un poquito, por qué perdimos – entre muchísimos otros factores – a Venezuela. Lo que se produjo en mi caso fue lo que entonces llamábamos “terrorismo judicial”. Como ya dije, era algo NORMAL. En el proceso, se le embarraba el buen nombre a cualquiera o, se le presionaba para que “se pusiera a tiro”. En realidad no importaba tanto el factor prisión, porque quien actúa de tal manera sabe que en el proceso se caerá la acción judicial, pero queda todo lo demás. Mis hijos tenían que ir al colegio sabiendo que sus compañeritos y Venezuela entera estaban al tanto de que su papá estaba “preso” por estafa, porque desde que comenzó el escándalo y durante la semana que estuve retenido, cumpliendo con un absurdo requisito de la ley de entonces, de lo único que se hablaba en los medios de comunicación “social” del país era de la estafa del hermano de María Conchita. Todo el proceso se robó grandes titulares, pero el día en que salí del Retén del Junquito, la prensa lo reseñó en notas escondidas por allá lejos, entre las páginas que menos se leían. Cuando le pregunté a un periodista venezolano amigo, por qué se produjo tal fenómeno, me respondió que la libertad de un detenido “no es noticia”. 372

Lo primero que hice, al salir de “prisión” (jamás estuve “preso” si no “detenido” para cumplir con ese absurdo e injusto formalismo legal de la época), fue contratar un bufete con mucho poder político para introducir las respectivas contra-demandas por difamación, injuria, falsos alegatos, abuso de poder… y el peor de todos ellos: simulación de hechos punibles. Mi familia me aconsejaba que dejara todo eso atrás, por temor a otro escándalo. Mi padre me decía que mientras más se revolviera “la mierda”, más iba a apestar. Se produjeron dos hechos tremendamente influyentes para que desistiera de llevar a la verdadera prisión a Rafael García Flores y a su esposa Neyda Plessman. El primero tuvo que ver con mi guía espiritual, el hoy-fallecido Monseñor Eduardo Bosa Masvidal, para entonces obispo auxiliar de la ciudad de Los Teques, un sacerdote – consejero espiritual del exilio histórico cubano en Venezuela – quien fue virtualmente echado de la Cuba de Castro a patadas y había buscado refugio, como mi familia, en nuestra patria adoptiva. Él me ayudó a encontrar cierta paz espiritual. El segundo evento lo produjo una visita que le hiciera la madre de Neyda Plessman a la mía, donde le rogaba en llantos que me pidiera que dejara todo así, porque su familia no podría soportar una desgracia más. 373

Neyda Plessman provenía de una distinguida familia venezolana. Su padre era un famosísimo cirujano y su madre había sido cliente de la mía en el conocido “Gimnasio Siluet”, propiedad de mis padres. Su madre hizo que le PROMETIERA que no iba a tomar acciones legales en contra de Neyda, quien, en un principio, había introducido la acusación en mi contra, presionada – supongo – por su entonces esposo, Rafael García Flores, quien en Venezuela tenía fama de bandolero y no pegaba con esa familia, ni con el círculo social en el cual ella se desenvolvía. Lo único que hice fue denunciar a la juez accidental ante el Consejo de La Judicatura, donde el caso fue engavetado, porque salpicaría, no solo al poderoso bufete del Dr. David Morales Bello, sino a todo el sistema judicial, ya que el escándalo sería superlativo, tomando en cuenta el poder mediático que había demostrado tener un problema público en el cual se involucraba el hermano de una de las artistas más famosas de la Venezuela de entonces, quien acaba de debutar en Hollywood con la película “Moscú en Nueva York”. Así funcionaba la justicia en “La Cuarta”, cuando Venezuela era “decente” y democrática. ¿Cómo será ahora, cuando el sistema judicial está al total servicio de Hugo Rafael Chávez Frías? Es por eso que me asombro cuando veo que “nuestros” dirigentes de la “oposición” introducen escritos, amparos y demandas ante el Tribunal 374

Supremo de Justicia, como si ellos no supieran, de antemano, cuál será el resultado. Cuando ahora se comenzó a hablar, luego del hipermega fraude del 15F2009, de solicitar ante el TSJ el adecentamiento del C.N.E., lo menos que me produjo fue risa. Como diría Joselo, un comediante que tuvo su época en Venezuela y que destruyó su imagen arrastrándose al régimen: “¿por qué engañan?” A Robert Alonso nadie le puede hablar de cómo se bate el cobre en los tribunales de justicia venezolanos… ni en el Consejo Nacional Electoral, porque ha sido “picado” por ambas “culebras” y el “picado de culebra, le tiene miedo al bejuco…” ¡Ahí se las dejo!

Capítulo 15

EL GENERAL EFRAÍN VÁSQUEZ VELAZCO 375

El 20 de marzo de 2002, temprano en la mañana, me avisa el caporal de la finca que la familia Rodríguez no había desalojado la cabaña 29 de “Las Cascarita”, tal y como prometieron hacer la noche anterior. Cuando Chávez llegó al poder, lo primero que hizo fue permitir que la chusma invadiera las fincas y los terrenos que no cumplían una “función social”. Miles de fincas fueron invadidas en Venezuela, incluyendo varias de mis vecinos, en la Zona Rural de La Mata, en el municipio El Hatillo, a pocos kilómetros de la ciudad capital de Caracas. Yo había mandado a “terracear” dos lomas en nuestra finca, La Finca Daktari, para darla como regalo de boda, el día en que se casaran nuestros dos hijos mayores, María Carolina y Carlos Alberto… de ahí que las terrazas llevaban sus nombres. Pasaron los años y esas terrazas estaban vacías, sembradas de pasto elefantes que empleaba para alimentar a más de cuarenta caballos que criaba en la finca, donde funcionaba uno de los tres laboratorios de extracción y procesamiento criogénico de semen equino que existía en el continente americano. El primero estaba localizado en la Universidad de Colorado, en Estados Unidos; el segundo en la Argentina y el tercero en nuestra finca. Cuando comenzaron las invasiones, permitidas y aupadas por el nuevo régimen de Chávez, se me ocurrió darle una “función social” a cada terraza. En 376

la de María Carolina construí 10 cabañas y en la de Carlos Alberto, 30. A este “complejo habitacional”, que sería ofrecido a los estudiantes que venían del interior del país y que estudiaban en la Universidad Simón Bolívar, a 7 kms de Daktari, le puse el nombre de “Las Cascaritas”, en honor a nuestra hija mayor, quien hace poco nos dio el primer nieto… pues desde que nació le pusimos ese apodo. El proyecto resultó ser exitoso, pero al final no fueron los estudiantes quienes habitaron las cabañas, sino familias jóvenes de clase media, ya que la “cosa” se estaba poniendo “peluda” y se estaba haciendo difícil encontrar viviendas para alquiler y para cubrir los pagos de los mismos. El alquiler de las cabañitas era “solidario”. Para el año 2002, ya la situación económica comenzó a ponerse crítica y muchos inquilinos comenzaron a dejar de pagar regularmente. Al final me vi obligado a cerrar el proyecto porque me estaba dando pérdidas. Por cierto que en el año 2004, cuando el régimen “capturó” al contingente de “paramilitares” en nuestra finca, Chávez aseguró que había construido las cabañas para darle alojamiento a mis “reclutas” colombianos. La familia Rodríguez estaba compuesta por una pareja joven que tenía un niño de dos años. Eran los últimos en desalojar las cabañas de “Las Cascaritas”. Tenían cuatro meses que no me pagaban, consumiendo electricidad y, sobre todo, agua. Los vecinos del sector se habían robado las tuberías de Hidrocapital que llevaba el vital líquido a nuestra 377

finca y teníamos que camiones cisternas.

transportar

el

agua

en

El joven Rodríguez me había prometido que antes de la segunda quincena de marzo (2002) abandonarían el complejo y, a cambio, le prometí perdonarle la deuda de aquellos cuatro meses que no habían pagado alquiler. En la tarde del 19 de marzo habíamos quedado que para el día siguiente, temprano en la mañana, comenzarían a mudarse, lo que le tomaría a la familia un par de horas, si acaso. Siendo las cuatro y tanto de la tarde, del día siguiente, 20 de marzo, los Rodríguez seguían tan campante en la cabaña, sin dar muestra alguna de tener intenciones de mudarse jamás, así que subí al sector donde se encontraban y comenzamos a discutir. El clímax de la discusión se produjo cuando la Sra. Rodríguez me aseguró que ellos no se irían de la cabaña, porque ellos tenían un “hijo bolivariano”, a lo que – de manera extremadamente alterada – le respondí: “¡carajo… ustedes tienen UN hijo bolivariano y yo tengo CUATRO… ¡” Aquella discusión me transportó a mi ciudad natal, Cienfuegos (Cuba) cuando en 1959, recién llegado Castro al poder, se nos apareció en la casa un pelotón de milicianos, dándole órdenes a mi padre para que le dejara revisar la casa, para hacer una evaluación del uso, debido o no, que nuestra familia le estaba dando a nuestra vivienda, porque aquella era una casa demasiado grande para tan poca gente. 378

Además, querían que mi padre le entregara uno de los dos carros que teníamos en el garaje. Pensé que a mi papá le daría un ataque al corazón, como – en efecto – sucedió conmigo en la noche del 20 de marzo del año 2004, luego de aquella discusión con mis inquilinos “bolivarianos”. Me había servido un whisky (de los regulares… porque ya “el bueno” era muy costoso) y me senté a ver Globovisión, para alimentar mi masoquismo. Al pasar unos minutos relajado, comencé a sentir que me ahogaba y un hormigueo que me recorría el brazo derecho hacia el cuello… luego un dolor raro en el cuello que se extendió a ambos brazos. Para cuando llamé a mi mujer, ya apenas podía respirar. No pudimos salir de inmediato porque en el nerviosismo, Siomi (mi esposa) no podía encontrar sus lentes. Me comencé a desesperar pensando que me iba a morir ahogado. Al fin pudimos abandonar la finca rumbo a la medicatura del pueblo de El Hatillo, a unos 20 minutos de camino de la finca. Allí me revisaron y el médico decidió que estaba en proceso un ataque cardíaco. La ambulancia de El Hatillo no quería prender, entonces el médico me montó en su carro y me llevó al Hospital del Llanito, donde no me pudieron atender. ¡Me estaba muriendo y no había quién me auxiliara! Terminé el “ruleteo” hospitalario en el José Gregorio Hernández, en el sector noroeste de Caracas, un 379

lugar de cuya existencia no tenía conocimiento. Allá me comenzaron a “estabilizar”, me tomaron muestras de sangre cada tantas horas para determinar si había sufrido un infarto. Pasé la noche incómodo, en una camilla que era muy pequeña para mi cuerpo, sin sábanas y con un frío que pelaba. Siomi entraba y salía del cuarto donde me tenían, asegurándose de que vinieran a sacarme la sangre, buscando sábanas con qué taparme. De vez en cuando la escuchaba dar gritos, como pidiéndole a las enfermeras que hicieran algo… aunque yo me sentía ya listo para regresar a la finca, porque no tenía ningún dolor. Era como si nada me hubiera sucedido. Al amanecer, un médico del hospital entró con los resultados de los tres o cuatro análisis de sangre que me hicieron y nos informó, a Siomi y a mí, que había sufrido un ataque cardíaco y que me tenían que recluir de inmediato en el Hospital Clínico Universitario. Estuve tres días en terapia intensiva, donde me cuidaron extremadamente bien, aunque no dejaban que mi familia me visitara. Me tuvieron drogado la mayor parte del tiempo, al punto en que cuando salí, no sabía cuántos días había pasado allí. El médico del Hospital Universitario me dio de alta el 9 de abril de 2002, cuando Venezuela estaba que ardía, con el tema de la huelga de PDVSA. Me había olvidado ya de la política y lo único que me interesaba saber era si los Rodríguez se habían 380

mudado de “Las Cascaritas”, porque para allá iba… a seguir peleando. Camino a la Finca Daktari y a pesar de las protestas de Siomi, prendí el radio para ver cómo estaba “la cosa”. En la sala comunitaria donde me tenían en el hospital no había televisión y el médico – quien era uno de mis tantos lectores – me prohibió, terminantemente, que mi familia me trajera un radio e, incluso, me prohibió leer la prensa. Me acuerdo que me dijo: “tú no te me vas a morir a mí, carrizo. Te tengo que curar para que sigas escribiendo…” Luego de haber “cuadrado la caja” con la compañía de seguros con la cual tenía contratado nuestra póliza de salud, que no querían reconocer mi seguro alegando que yo había ocultado que sufría del corazón, cuando jamás he sufrido de otra cosa que no haya sido gripe, logré conseguir una cita con un cardiólogo que tenía su consulta en el Urológico de San Román. Me harían un cateterismo a las once de la mañana del 11 de abril de 2002. Para allá nos fuimos Siomi y mi hija mayor, María Carolina. En el camino hacia la clínica, en la Autopista del Este, rumbo norte, me emocionó la cantidad de carros con banderas venezolanas y me electrizó el pitorreo de aquellos vehículos que se dirigían frenéticamente hacia el norte, en la misma dirección por la cual transitábamos rumbo a mi médico.

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Fue entonces, antes de tomar la vía hacia el Urológico, que le pedí a Siomi que siguiera a los carros. Llamé a mi hermano por mi celular y le dije que estaba en el medio de la caravana más imponente que jamás había visto en mi vida. Él me dijo lo que estaba pasando: la oposición se iba a reunir en Altamira, urbanización donde él vivía y marcharía hasta la “Plaza de la Meritocracia” en la sede de PDVSA (Petróleos de Venezuela S.A.) en Chuao. Le dije a Siomi que “La Pelona” (La Muerte) podría esperar. Que no nos podíamos perder aquella marcha, a pesar de que llevaba MESES atacando la manera en que nuestros líderes nos ponían a marchar con pitos y tambores… como unos mismísimos pendejos. Además, María Carolina estaba con nosotros y no quería que ella se perdiera ese evento, pues todos sentíamos en los poros el llamado a la sublevación. A duras penas pudimos llegar al edificio donde vive mi hermano, a media cuadra de la Plaza Altamira, bastión de la oposición venezolana en Caracas. Ahí dejamos el carro y, poco a poco, con la ayuda de Siomi y María Carolina, nos fuimos caminando hacia el punto donde se estaba congregando la mayor manifestación que, hasta ese entonces, había conocido Venezuela. Al llegar al punto de congregación nos encontramos con una afamada politóloga, que había estudiado bachillerato con Siomi en el colegio de monjas 382

“Mater Salvatoris” (de Las Mercedes, en Caracas) y nos unimos a ella. La amiga de Siomi nos dijo que en una reunión que se había efectuado en Fedecámaras la noche anterior, se había acordado llevar la manifestación hacia Miraflores. Eso me impresionó. Pensé que si aquella gente se metía en el Palacio de Gobierno, a Chávez le quedaban horas de vida. Cuando comenzamos a marchar, ya no necesitaba de la ayuda de nadie para caminar al mismo ritmo de los manifestantes. Ya sabía, antes de comenzar, que terminaríamos en Miraflores, porque la amiga de Siomi estaba bien conectada con Fedecámaras y no tenía razón para “correr bola” a aquellas alturas del juego. Llegamos al Cubo Negro, un edificio que está frente a la sede de PDVSA y decidí tomarme un descanso que muy pronto fue interrumpido por el grito de uno que estaba montado en la tarima que se había colocado frente a la sede petrolera, donde llamaba a la gente a marchar hacia Miraflores. Ahí mismo me levanté y le dije a Siomi y a María Carolina que para allá nos íbamos. Siomi protestó, pero de nada sirvieron sus protestas. Los ojos de María Carolina se les querían salir de su cara. La noté muy nerviosa. Nos compramos unas cuantas botellitas de agua y una bandera venezolana que todavía conservo en el exilio y que me la trajo un familiar que llegó a Miami a visitarme en el año 2004. 383

Cambié el refrán que asegura que después de París, morir… por: “después de esta marcha, morir”. No me iba a perder “La Toma de Miraflores”, así tuviera que llegar en cualquiera de las muchas ambulancias que ya se dirigían hacia el oeste. Caminamos sin descansar hasta llegar frente a la Universidad Central de Venezuela, donde me tuve que sentar por más de media hora… lo que, posiblemente, nos salvó de morir o de ser herido por las balas de los esbirros del régimen. Mientras descansaba vi pasar a muchos de nuestros líderes, incluyendo al amigo Oswaldo Álvarez Paz, quien siempre había mantenido una posición similar a la mía y a quien le tenía mucha admiración y respeto. Vimos también pasar a varios inválidos en sillas de rueda… mujeres, niños, ancianos. Todos iban para Miraflores, a recuperar a Venezuela. Sentí que podía seguir y continuamos la marcha hacia el centro de Caracas. Al llegar a las inmediaciones de la Avenida Bolívar, vimos a unos jóvenes corriendo en dirección contraria a la marcha. Iban gritando advertencias muy serias: “¡No siga, no sigan… que allá adelante están matando a la gente… eso está muy feo!” Comenzaron a pasar más ambulancias y muchísimos policías motorizados de la Metropolitana, que entonces estaban de nuestro lado. Algunos policías hicieron una barricada humana para que la gente no siguiera marchando hacia el oeste, donde se estaba 384

desatando el horror… ¡se estaba llevando a cabo una verdadera masacre! Buscamos una vía alterna hacia el norte y terminamos en el Hotel Hilton, donde vimos a miles de personas correr de una manera anárquica. Entonces pensé que la cosa era demasiado seria y que jamás podríamos llegar a Miraflores. Paré el primer taxi que nos pasó por el lado y le pedimos que nos llevara de regreso a Altamira. En el taxi, escuchamos el discurso pausado de Chávez, que se transmitía en vivo y en directo, mientras sus asesinos masacraban a nuestros hermanos venezolanos. Pero de eso nos enteraríamos después. Al escuchar a Chávez hablar desde Miraflores, tan tranquilo, me di cuenta de que la marcha había fracasado… como fracasaba la mayoría de todas las marchas que montaba la oposición. Esa noche, ya en Daktari y luego de verificar – con mis propios ojos – que los Rodríguez habían abandonado “Las Cascaritas”, sintonizamos Globovisión. Luego vino lo de la renuncia de Chávez y todo lo demás, un evento histórico que todavía hoy no está muy claro en mi mente y sobre el cual tengo serias dudas. Luego de analizar, profundamente, los eventos de aquel impresionante movimiento cívico que desembocó en la tristemente célebre “Masacre de Miraflores”, decidimos estudiar un método de 385

sublevación cívica que tuviera el éxito deseado y donde se evitara el derramamiento inútil de sangre. Luego de muchos estudios, profundos y serios, asesorados por expertos en la materia, me topé con el concepto original de “La Guarimba”. Una tarde nos reunimos en un cafetín del Centro Comercial El Marqués, en la urbanización del mismo nombre, con Genaro Bolívar, fundador de la red antichavista más grande que existía entonces en Venezuela (“Tierra de Gracia”), hoy fallecido. En esa reunión nos acompañaron varios personajes importantes, entre ellos el hijo de uno de los generales de la época de Pérez Jiménez, quien – desde la resistencia y estando activo en el ejército – participó en su estrategia. Esa tarde, el 14 de junio de 2002, nació “La Guarimba Moderna”, que luego llamaban “La Guarimba de Robert Alonso”. Entonces el 99.9% de los venezolanos no habían oído hablar de ella, como una estrategia de sublevación cívica, pues jamás se hizo popular en sus momento de origen, durante la dictadura del General Marcos Pérez Jiménez. A punta de tenacidad y desde territorio venezolano, sentado en mi biblioteca de la Finca Daktari, me propuse hacerla conocer – ya modificada y actualizada – a todos mis lectores, quienes ya sumaban varios cientos de miles. Una tarde, mientras revisaba el correo electrónico que recibía de mis lectores, me encontré con una nota que me enviaba el General Efraín Vásquez Velasco, quien fuera el Jefe del Ejército para la fecha 386

en que se produjo “La Masacre de Miraflores” y “la renuncia” de Hugo Rafael Chávez Frías. Como dentro de mis lectores había cualquier cantidad de oficiales, activos y retirados, de la gran familia militar venezolana, el General Vásquez Velasco se encontraba entre ellos. La nota que recibí de él era escueta. Quería conocerme y reunirse conmigo personalmente… y me enviaba el número de su teléfono celular. El General Vásquez Velasco escogió el Hotel Tamanaco para nuestro encuentro, algo que me sorprendió, si su intención era mantener en secreto nuestra reunión. Pero como no quería darle muestras de desconfianza, acepté el lugar y la hora y allí nos encontramos. Estuvimos hablando por más de cuatro horas sin parar. Quería que supiera, paso por paso, su verdad sobre los eventos del 11 de abril (de 2002) y lo que sucedió después, donde él tuvo una participación histórica, que luego fue muy criticada por el país opositor. Me encontré con un ciudadano sencillo. Más que un ex general del Ejército (el hombre que llegó a ser el más poderoso de Venezuela, durante unos días), parecía un sacerdote de comarca. Hablaba con voz suave, pero enredado, apurado… de una manera, si se quiere: desordenada. Era evidente que tenía mucho que contar y poco tiempo para hacerlo.

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Su disertación era interrumpida por cualquier cantidad de gente que al pasar frente a nosotros le saludaban con afecto y respeto: “¿cómo está mi general?”, era el saludo que más se repetía… “muy bien, gracias, ¿y usted?” Con cada interrupción, “Mi General”, como ya comencé a llamarlo, tenía que hacer un esfuerzo para retomar aquella interesantísima narración, la cual me hizo sentir muy privilegiado. Debió haber sido verdad lo que me decía, pues jamás, de haber sido él, me hubiera atrevido a divulgar muchas de las cosas que me dijo, donde su imagen de hombre duro y fuerte sufría un revés irrevertible. Por ejemplo, me dijo que cuando “le robaron a Chávez” y se “lo llevaron” para la isla de La Orchila, recibió una llamada del embajador plenipotenciario de Cuba en Venezuela, Germán Sánchez Otero, quien le ADVIRTIÓ que tenía al Comandante en Jefe, Fidel Castro, en la línea y le quería informar que si algo le pasaba a Chávez, él y el resto del generalato que lo acompañaba, serían pasado por las armas. Esa historia me la volvió a repetir en el aire, cuando lo entrevisté – meses después – en el programa de radio que transmitía desde Venezuela a Miami, “La Mesa Redonda”, entrevista que reproduje en mis escrito y que fue resaltada en primera página en el diario El Sol de Margarita, único medio de comunicación que se hizo eco de tan bochornoso hecho para la historia contemporánea venezolana. 388

“Mi General… ¿y usted qué le respondió al embajador Sánchez Otero?” Yo pensaba que me iba a responder que le había dicho algo así como: “¡Váyase al recontracoñísimo de la grandísima puta madre que lo parió…!” Pero no. Su respuesta fue que en verdad no sabía dónde se habían llevado a Chávez y que no tenía los números telefónicos de los generales porque su secretaria no se había presentado a trabajar ese día, debido al “zaperoco”. Por cierto, esa no fue la primera vez que Fidel Castro amenazaba a las fuerzas armadas de Venezuela, limpiándose el trasero con los generales, los jueces, fiscales y el gobierno de nuestro país. Cuando luego de cuatro años de juicio a los cuatro indiciados por la voladura del avión de Cubana de Aviación, hecho acaecido en aguas internacionales frente a las costas de Barbados en octubre de 1976, el tribunal militar colegiado del Consejo de Guerra Permanente de Caracas encontró inocentes a los cuatro - Luis Posada Carriles, Orlando Bosch Ávila, Hernán Ricardo y Freddy Lugo -, Fidel Castro, desde Cuba y ante una multitud de un millón de cubanos, profirió la siguiente amenaza, sabiendo que el caso tendría que elevarse, automáticamente, a la corte superior, es decir, a la Corte Marcial, que entonces estaba presidida por el General Elio García Barrios, sobre quien más tarde nos enteramos que era un gran amigo y admirador de Castro: “No caben aquí excusas ni pretextos de ninguna clase. Todo el mundo sabe que ellos fueron los autores del sabotaje, todo el mundo lo supo desde los 389

primeros días y las pruebas eran irrebatibles; las autoridades venezolanas saben que están absolviendo a los culpables. Si son liberados, en definitiva, los autores de ese repugnante y monstruoso crimen, Cuba considerará a ese fiscal, a esos jueces y fundamentalmente al gobierno de la República Venezuela, como los responsables del monstruoso crimen cometido el 6 de octubre de 1976.” Podríamos decir que, en parte, perdimos a Venezuela porque nuestros oficiales se le apendejaron a Fidel Castro. Así de sencillo. Ver los cinco videos sobre el “Caso del Avión Cubano”: http://www.mrr.name/VIDEO83.htm http://www.mrr.name/VIDEO84.htm http://www.mrr.name/VIDEO85.htm http://www.mrr.name/VIDEO86.htm http://www.mrr.name/VIDEO87.htm Nota: El juicio a los cuatro indiciados por el sabotaje del avión de Cubana de Aviación, ha sido el proceso judicial más largo en la triste historia jurídica venezolana. Duró cerca de 11 años. Erróneamente se cree que el de mayor duración ha sido el juicio a los tres oficiales de la Policía Metropolitana, Simón Simonovis, Henry Vivas y Lázaro Forero, en épocas de Chávez. Venezuela fue condenada en varias oportunidades por organismos internacionales por negación de justicia, al violar los derechos de los cuatro indiciados, uno de los cuales, Luis Posada 390

Carriles, terminó fugándose de la prisión, luego de casi una década sin sentencia definitiva, a pesar de haber sido considerado inocente en un tribunal militar de primera instancia. Vean este otro video, muy importante: http://www.mrr.name/VIDEO88.htm Nota: A mi regreso a Miami, cuando – gracias a aquella sentencia de un juez federal de Inmigración – me fue posible salir de mi escondite en el estado de Washington, María Elvira Salazar me invita a su prestigioso programa para tratar, entre otros, el tema de la explosión del avión de Cubana de Aviación. Como era un tópico muy extenso, decidimos presentarlo en tres parte que fueron grabadas en el mismo día. El video que ustedes acaban de ver es parte del segundo programa, en el que me despido adelantándole a la teleaudiencia que en al día siguiente, concluiríamos el recuento, precisamente, sobre uno de los puntos más importantes, donde se implica a fondo a Ricardo Morales Navarrete, (el “Mono Morales”), un cubano que fungió de Jefe de la División 54 en Venezuela con el grado de “Comisario General”, quien – por cierto – fue nacionalizado por el gobierno de Carlos Andrés Pérez luego de estar, apenas, unos meses en el país, un hecho más que irregular que el entonces ministro del Interior de Venezuela reconoció y “justificó” por razones de “seguridad de Estado”, ya que un extranjero no podía ostentar tal cargo. La División 54, dentro de la DISIP, es – o era –la que se encarga de la Contra-Inteligencia. 391

Bien. Por alguna razón que hasta hoy no he descubierto, ese tercer programa NO SALIÓ AL AIRE… y lo que es peor: jamás me volvieron a invitar a programa alguno de televisión en la ciudad de Miami. Muchas estaciones de radio se sumaron a ese “veto”. No me fue posible, en tierras de libertad (en “El Imperio” mismo), terminar de echar “el cuento”. Según me siguió narrando “Mi General”, él – siendo Jefe del Ejército – no sabía qué estaba sucediendo en las inmediaciones del Palacio de Miraflores, aquella tarde del 11 de abril de 2002. De no haber sido por su hijo, quien lo llamó por teléfono para advertirle que estaban matando gente en las calles y para preguntarle qué iba a hacer él al respecto, no se hubiera enterado… al menos, “tan pronto”. Quiso poner la televisión, pero ésta no le funcionó en su despacho. Entonces fue que llamó a su plana mayor y se reunió con sus generales. En la noche, cuando ya Chávez sabía que la alta oficialidad de las cuatro fuerzas les daría la espalda, hizo que un fulano coronel de la aviación llamara a “Mi General” para amenazarlos con bombardearlos a todos si no se cuadraban con él. Como “Mi General” no conocía al coronel que lo llamaba por teléfono, les pidió a sus asistentes que le averiguaran quién era aquel “tercio”. Al comprobar que era un payaso, siguió con el plan de abandonar al “señor presidente” (porque todavía a esas alturas, de manera muy respetuosa, “Mi General” se refería al sátrapa como de “Señor Presidente”), lo que fue anunciado por él a los pocos 392

minutos, en la noche del 11 de abril (de 2002), en cadena nacional de radio y televisión. Luego todos vimos y escuchamos al Comandante en Jefe, de cuatro soles, el General Lucas Rincón, anunciarle al país nacional: “Se le solicitó al Señor Presidente de la República, la renuncia de su cargo, la cual: ¡aceptó!” Ver video en la siguiente dirección: http://www.mrr.name/VIDEO55.htm Según “Mi General”, ese anuncio hecho por Lucas Rincón, un personaje quien, como el Zocotroco cubano, si se cae come yerba, fue parte de la estrategia de Chávez para mantenerse en el poder. El plan, según la historia de Velásquez, era que Rincón anunciara su “renuncia”, pero que se mantuviera con el poder militar. El tiro, al parecer (y según “Mi General”), le salió por la culata, cuando el general de cuatro soles, también renunció, junto a su Estado Mayor Conjunto. Así se quedaba “Mi General” con el control absoluto de Venezuela, algo que él mismo me aseguró no haberse imaginado jamás. En eso Chávez es trasladado, vestido de soldado, con la apariencia de un mono grande, al Fuerte Tiuna, donde se encontraban todos los altos oficiales insurrectos. Me contó que el General (de Brigada) Néstor González-González, se le fue encima y que Chávez, cobardemente, se parapeteó detrás del cuerpo de “Mi General”, buscando protección para 393

que González-González no lo abofeteara… o le cayera a coscorrones (cocotazos). Como la vida de Chávez peligraba, “Mi General” decidió trancarlo en un cuarto, cercano a su oficina y puso a dos oficiales de baja graduación a cargo de la “seguridad” del mono. “¡Me lo cuidan con sus vidas!”, me dijo Efraín que les ordenó a los jóvenes oficiales. Como ya era muy tarde y “Mi General” se encontraba muy extenuado, se fue a dormir a su casa, pero al día siguiente, apenas se levantó, se le ocurrió averiguar qué era de la vida del “ex señor presidente”, que para entonces ya había renunciado, con su puño y letra y había pedido un avión para salir hacia Cuba, petición que “Mi General” negó, porque había habido hechos de sangre que involucraban, directamente, a Hugo Chávez y, consideró él, tenía que ser juzgado en Venezuela. Eso que se dijo que Chávez pidió 7millones de dólares para irse es, según “Mi General”, un cuento chino. Chávez estaba “más asustado que palo de gallinero” y lo único que quería era irse del país a buscar refugio bajo las barbas de Castro, su mentor y “padre”. Cuando “Mi General” llamó a su despacho para averiguar qué era de la vida de Chávez, se le informó que “se lo había robado”. “¿Se lo habían robado, Mi General?” le pregunté tremendamente asombrado. “Sí, se lo robaron y no me dijeron a dónde se lo habían llevado. Ya Chávez no 394

estaba bajo mi protección ni bajo mi responsabilidad, por eso es que no pude hacer nada cuando el embajador cubano me llamó para decirme que si algo le pasaba al señor presidente me matarían…” No, no, no, no… Había oído historias absurdas en mi ya-larga vida, pero ninguna comparada con lo que estaba escuchando, por eso es que le dije a mi mujer, cuando llegué a la casa, que le creía todo lo que “Mi General” me había contado, porque yo jamás hubiera divulgado tales cosas, si hubiese sido el protagonista de aquel absurdo. ¡Me hubiera llevado mi bochorno a la tumba! “Mi General, ¿y a usted no se le ocurrió suicidar a Chávez para ahorrarles desgracias a Venezuela y al mundo?” Le pregunté anonadado por aquella narración histórica. “No, Robert, nosotros no fuimos educado para el asesinato. Yo lo quería llevar ante los tribunales.” Claro, era muy fácil para mí hacerle esa pregunta, meses después de los eventos, cuando Chávez recuperó – increíble y asombrosamente – el poder. Para Efraín, durante aquellas horas donde tuvo “sus quince minutos de gloria”, Chávez terminaría tras las rejas, donde si a mí me hubieran dejado, lo atormentaría por el resto de su vida, obligándole – día y noche – a escuchar todas sus cadenas (transmisiones de discursos y “charlas”) llenas de pendejadas. Inspirado por el personaje, el 22 de febrero de 2003, lancé en mi red un escrito titulado “Mi General”, el cual reproduzco a continuación: 395

“Mi General” Por Robert Alonso No sé cuantas cartas he recibido ya de gente que me pregunta qué debemos hacer para salir de este cáncer que cada día crece y crece peligrosamente. Por supuesto que me siento tremendamente halagado, pero injustamente reconocido y profundamente comprometido. Tengo una sola certeza sobre la cual podría jugarme la vida contra un pedazo de la uña del dedo chiquito del pie de cualquiera: cada hora que pasa nos aleja más de lo que ustedes y yo conocemos como Venezuela. Cada hora que pasa aleja a este país de la posibilidad de enrumbarse por el camino adecuado, el mismo por el cual se debió enrumbar hace muchos años. Todo ser humano ha sido impactado por otro ser humano alguna vez en su vida. En mi caso, he tenido la suerte de conocer a muchos individuos que han dejado huella en mí. Algunos los he conocido personalmente, otros no. Uno de esos personajes que han hecho mella en mi conciencia, ha sido el General Efraín Vásquez Velasco, a quien he tenido la suerte de conocer personalmente. Personas como el General Efraín Vásquez Velasco, como la Profesora Carolina Jaimes Branger y tantos otros que existen o deben existir, dan la cara por el resto de nosotros que flaqueamos en un momento 396

dado, cuando lo que debe prevalecer son los más inquebrantables principios morales que aprendimos en nuestros hogares y en nuestras escuelas. Al General Vásquez Velasco lo escuché narrar los eventos que sacaron del poder al “Sr.” Hugo Chávez Frías, así como las situaciones que lo regresaron al mismo lugar donde estaba en la noche del 11 de abril de 2002. Ha dicho mucho, sin intentar buscarle la vuelta que lo pudiera eximir de cualquier error que haya podido haber cometido. Como no estuve presente en esos hecho y él sí, mal podría juzgarlo, en caso de que hubiera algo por el cual deba ser juzgado – más que por una corte conformada por seres humanos – por la historia misma, que a veces es todavía más injusta e implacable. El General Efraín Vásquez Velasco ha comentado en muchas de sus entrevistas, dos eventos tremendamente importantes, donde pudiera esconderse la clave para recuperar la patria, en caso de que la mayoría de los ciudadanos de este país llegase algún día a considerar que está perdida o que esté en peligro de perderse. Veamos. Uno de los oficiales más institucionalistas y rectos que ha pasado por la Dirección General del Ejército de Venezuela – el General Efraín Vásquez Velazco – le dijo valientemente al Presidente Chávez en la noche del 11 de abril de 2002, que hasta entonces lo acompañaba y le sería fiel. Alegaba que no podía hacerse cómplice con su fidelidad hacia la investidura del Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas, ante la orden emanada del “señor 397

presidente” de sacar el ejército a las calles para masacrar al pueblo venezolano. Aquello fue la espoleta que hizo explotar una serie de eventos anárquicos no programados ni planificados a muchos niveles de la sociedad, de las fuerzas vivas, de otros componentes de las Fuerzas Armadas y del propio gobierno, tal y como estaba conformado entonces. Toda aquella reacción en cadena fue provocada por el simple hecho de negarse, el General Efraín Vásquez Velasco, a masacrar a un pueblo que – desarmado – pedía una solución política a la grave crisis que entonces ya vivía Venezuela. Lo que vino después es digno de un análisis más profundo que no tiene que ver con lo que hoy nos ocupa: la recuperación de la patria. Sin embargo, cuando los afectos al régimen se agruparon y se organizaron, llamaron a su pueblo a las calles para defender al “señor” Chávez, quien se encontraba detenido en la isla de Orchila, como todos nosotros sabemos. Según Chávez, fueron millones de personas que se lanzaron a las calles. Según el General Efraín Vásquez Velasco fueron unas treinta mil. Vamos a aceptar que fueran unas diez mil… ¿cinco mil? Eran, sin duda, muchos venezolanos que salieron a las calles a pedir por la restitución del líder que ellos seguían. El General Efraín Vásquez Velasco, como Jefe del Ejército y administrador de las tanquetas y de las tropas, estuvo – por segunda vez en su vida – ante 398

una disyuntiva de masacrar a su pueblo, un pueblo diferente en lo ideológico al que se negó a masacrar días antes, pero idéntico en lo humano y en su gentilicio a aquel que había salvado ya. ¿Es trampa lo que es igual? Lo interesante de esta historia, más allá de la lealtad – a Dios gracias – que el General Vásquez Velasco le guarda al ser humano como tal, es que tanto la “caída” como la “reposición” del “señor” Chávez, fue producto del pueblo en la calle, dispuesto a exigir lo que creía era justo. Ese pueblo no estaba armado. No tenía como norte la violencia per sé, aunque estaba dispuesto a mucho. Ambos bandos merecieron sus logros… y el ejército no se prestó a la masacre. ¿Qué debemos hacer? Ya desde la tarde del 7 de abril, los efectivos afectos al régimen del “señor” Chávez, estaban planificando un plan defensivo. ¿Es que esperaban una insurrección? Según el General Vásquez Velasco, no se sabía de nada en concreto que proviniera de las Fuerzas Armadas. No. La gente de Chávez se estaba preparando para una acción popular, cívica y logró sus objetivos, pero falló en la logística. He ahí el gran error de aquella gesta salpicada inútilmente con la sangre de nuestro pueblo. ¿Golpe de estado? ¿Auto golpe? ¿Vacío de poder? No: ¡despelote! Ante aquel despelote que siguió después, el oficialismo se dio cuenta de la debilidad organizativa de aquel “movimiento” sin otro dueño 399

más que el pueblo mismo, y – que como no había un líder – se nos metieron los chavistas por la retaguardia y ante nuestro fatal y mortal triunfalismo, mientras poníamos todos el caldo morado, no sacaron del juego y aprendieron – ellos – mi lecciones. Eso – a vuelo de pájaro y para no entrar en detalles – fue la historia de cómo recuperamos la patria para perderla antes de que nos cantara un gallo. Pero nos quedó el extraordinario e importantísimo testimonio del General Efraín Vásquez Velasco. ¿Quedarán más “vásquez-velascos” en las Fuerzas Armadas de hoy? Yo creo que sí. Yo creo que la mayoría de nuestros oficiales son como “Mi General”. También creo que no habrá otra opción que ponerlos a prueba en cuanto antes y confiar – hoy más que nunca – en Fuenteovejuna. Luego, con el tiempo, hice cierta amistad con Efraín y su esposa, a quienes mi mujer y yo en una oportunidad agasajamos con un hervido en nuestra finca. En uno de esos encuentros, ya amistosos, Efraín me contó la anécdota de su primer viaje a Cuba, invitado por el Dr. Fidel Castro Ruz. La dirigencia militar, compuesta por la alta oficialidad, fue invitada a “pasear” por Cuba en una estrategia para engatusarla por ese encantador de serpientes que era Fidel Castro. Efraín iba en esa comisión como uno de los oficiales de mayor rango.

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Una noche llevaron a los oficiales venezolanos a disfrutar del ambiente, la comida y la música en el famoso bar, “La Bodeguita del Medio”, uno de los lugares nocturnos cubanos que más frecuentaba Ernest Hemingway, autor – entre muchas otras obras de la literatura norteamericana – del “Viejo y El Mar”, excelente novela inspirada en la aventura de un pescador cubano. Había un trío de músicos cubanos que el régimen había enviado para entretener a nuestros oficiales. Cuando ya había cantado las canciones de su repertorio, uno de los músicos le preguntó a Efraín si quería escuchar alguna canción cubana. “Sí”, respondió “Mi General”: “¡Cuando salí de Cuba!”

Capítulo 16

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EL PRESIDIO POLÍTICO El tema del presidio político en los regímenes castroestalinista es tremendamente, TREMENDAMENTE, delicado. Es una trampa similar a la de la “vía electoral”, que por donde quiera que nos metamos, salimos con las tablas en nuestras cabezas. Si hay un tema en el cual se requiera de un VERDADERO ESPECIALISTA, es el tema del presidio político; como un verdadero especialista se requiere cuando se va a negociar la libertad de seres humanos en los casos de secuestros. No es para el primero que “se presente y diga…” Los prisioneros de guerra, así como los presos políticos (también llamados “presos de conciencia”, que para la Cuba de Castro son, simplemente, “criminales contra-revolucionarios”) dan para mucho. La prisión política en Cuba se ha utilizado, entre otras cosas, como una extraordinaria herramienta para fomentar el terror entre la población civil. Los presos viven en condiciones infrahumanas y sufren torturas indescriptibles, inimaginables. Esta situación en la que viven los presos políticos de estos países donde se ha establecido el castroestalinismo, hay que denunciarla ante todos los organismos internacionales que existen en el mundo, pero al hacerlo, estamos sirviéndole de publicistas, ad honorem, de esa herramienta de terror que es del interés de estos regímenes que se divulgue. Al 402

defender a nuestros presos, denunciando las atrocidades que se comenten en nuestras prisiones, estamos sirviendo de voceros de nuestros regímenes tiránicos, interesados en que nuestros conciudadanos se enteren bien de lo que les espera si atentan contra los intereses del Estado: “la revolución”. En la inmensa mayoría de los casos, las campañas para conseguir un trato humano para nuestros prisioneros de conciencia, no ha dado resultado alguno. Puede que hayamos logrado la libertad de uno que otro prisionero, pero detrás ellos quedan centenares, miles… o, incluso, decenas de miles, con sus mismos derechos a ser liberados. Cada vez que un prisionero es liberado, luego de cumplir – EN SU TOTALIDAD – su condena en las prisiones de Castro, se convierte en un vocero del régimen, al comentar entre sus familiares, amigos y vecinos, los horrores que sufrió en la prisión. Lo mismo sucede con los familiares de los presos que al regresar de la visita, divulgan las últimas atrocidades sufridas por sus seres queridos dentro de las cárceles infernales de estos regímenes atroces y perversos, en donde la vida humana no tiene el más insignificante valor. Los tiranos no se abochornan por las tímidas condenas emanadas por eso que mientan “comunidad internacional”, ni por sus organismos. Ya estamos cansados de verlo. Estos regímenes están muchísimo más interesados en promover el más absoluto terror, dentro de sus fronteras. 403

Decía que es una trampa similar a la de la vía electoral en Venezuela, porque estamos obligados a divulgar las irregularidades en torno a los procesos comiciales, pero al hacerlo, fomentamos la abstención. Al divulgar los horrores sufrido por nuestros presos políticos, fomentamos el sentimiento de terror entre nuestros conciudadanos. Hay que salir de estos tiranos para poder votar libremente y de una manera transparente. Hay que salir de estos tiranos para darles libertad a TODOS NUESTROS PRESOS POLÍTICOS. El presidio político, además, se presta para que unos cuantos vivos se llenen de dinero, a costa de esta tragedia que afecta, de manera directa, a miles de seres humanos y a sus familias. Como ya se ha comenzado por ahí a establecerse “La Industria del Presidio” en torno a la desgracia de nuestros presos políticos venezolanos, en febrero de 2009 lancé a mi red un artículo titulado “LA INDUSTRIA DEL PRESIDIO”, el cual copio a continuación:

LA INDUSTRIA DEL PRESIDIO Enviado a 1.775.537 buzones electrónicos, entre ellos, a 32.464 dentro de Cuba A la hora de inventar negocios fructíferos, algunos individuos no “se paran en artículos”… les echan 404

mano a cualquier cosa, con tal de hacer unos churupos. Esos amorales se aprovechan de cualquier tragedia: niños abandonados de los páramos, Centro América y el África; ballenas a punto de extinguirse, sida, cáncer, diabetes… y prisioneros políticos. “La Industria del Presidio” en Cuba ha generado miles de millones de pesos (dólares) a lo largo y ancho de estos últimos cincuenta años. Sin embargo, los beneficios para el presidio han sido pírricos. Los presos de conciencia más dignos murieron en el presidio, los fusilaron… o pagaron en su totalidad sus largas e infrahumanas condenas. Quienes son EXPERTOS en presidios dentro de una dictadura, en especial de corte castro-estalinista, saben – perfectamente bien – que abogar por los presos políticos es arar en el mar. Jamás se ha logrado un avance significativo de manera global y solo “avances” puntuales en un que otro “preso de peso”. En la inmensa mayoría de los casos, el régimen de Castro “ha aceptado” liberar a un determinado preso, cuando el infeliz está cercano ya de cumplir su condena. Sin embargo, por cada preso que suelta, quedan cientos o miles detrás. Pero “La Industria del Presidio”, además de dar dividendos en metálico, da muchísimo dividendos políticos… en algunos casos, sin embargo, ha servido para beneficiar al régimen y fomentar la división entre la oposición y, en el caso de Castro, la división del Exilio. 405

En 1978, a Castro se le ocurrió inventar “El Diálogo” (supuesto diálogo con los “gusanos” del exilio quienes pasaron a ser llamados en Cuba, miembros de la “Comunidad Cubana en el Exterior”), para lograr dos buenos objetivos: INGRESO DE DIVISAS para el régimen y LA DIVISIÓN DEL EXILIO CUBANO. En efecto, el Exilio se dividió en DOS TOLETES. Hubo muertos y heridos productos de las horribles discusiones entre ambos bandos. Unos exiliados querían “pactar” con Castro a través del famoso “diálogo” y otros abogaban por la intransigencia, alegando que con los comunistas no se pactaba ni se dialogaba. Mi familia y yo estábamos dentro del segundo grupo. Entonces Castro le echó mano al delicado tema de los presos políticos y puso sobre la mesa de negociaciones la libertad de todos ellos. La unidad del Exilio se hubiera desintegrado totalmente, de no haber sido por la dignidad de esos mismos presos, quienes tomaron participación activa en el asunto y le enviaron al mundo la siguiente carta histórica: Manifiesto de los Prisioneros Políticos Al Pueblo Cubano de la Isla y en el Exilio Y a la Opinión Pública Mundial Nosotros, los abajo firmantes, los prisioneros políticos que hemos resistido con firmeza, durante casi veinte años, los malos tratos del más represivo sistema penitenciario de América, sabedores de que formamos parte de una interminable hilera de mártires que nos precedieron, habiendo sido 406

informados de que la posibilidad de nuestra liberación se está usando como una artera maniobra que podría implicar seriamente a los exiliados y que podría afectarnos directamente a nosotros, declaramos por el presente documento en esta memorable fecha, de manera clara y precisa, nuestra posición: Primero: Abogamos por la libertad de todos los prisioneros políticos sin excepción y por la reunificación de las familias cubanas. Esto requiere solamente que a) se den las órdenes oportunas para que se abran las puertas de todas las cárceles políticas de Cuba a fin de que los hombres y las mujeres que tanto han sufrido queden en libertad y puedan reunirse de nuevo con sus familias; b) se permita a los cubanos que residen en tierra cubana o en otros países salir de Cuba o entrar en ella, tal como han venido solicitando o puedan pedir en el futuro, para que puedan unirse temporal o definitivamente con sus familias. Ninguna de dichas medidas requiere diálogo alguno. Que el gobierno de Castro actúe haciendo lo más oportuno si desea realmente rectificar su actual política de dispersión de la familia cubana. Los que han llevado el dolor y el odio a los hogares cubanos, que han divididos y mantenido divididos a los miembros de la familia cubana, carecen de categoría moral para concitar un diálogo. Segundo: Rechazamos el diálogo entre el gobierno de Castro y los llamados representantes de los cubanos en el exilio; diálogo que, teniendo en cuenta nuestra experiencia de horrores y malos tratos, y la 407

característica mala fe con que suele proceder el régimen, no es más que una farsa montada por el señor Castro para engañar al pueblo cubano y al mundo. A la comunidad cubana en el exilio se le está desorientando y dividiendo mediante vacías palabras de paz y conciliación mientras, en realidad, se hacen sutiles esfuerzos para provocar antagonismos entre los exiliados cubanos que, al no poder vivir bajo las despóticas condiciones que reinan en su país, han encontrado refugio y establecido sus hogares en otras tierras. Tercero: Rechazamos cualquier forma de diálogo o acuerdo en virtud del cual se nos conceda la libertad en condiciones preestablecidas. Nadie, ningún grupo o persona de la comunidad cubana de exiliados está autorizado para negociar nuestra libertad con el gobierno de Castro a cambio de concesiones por nuestra parte. Nuestra libertad debe ser incondicional; lo que es conforme a nuestra postura histórica estoicamente mantenida. Así nadie podrá pretender que nuestra liberación, cuando tenga lugar, es un logro suyo. Cuarto: Si Castro y su gobierno creen que es poco el precio pagado por los prisioneros políticos con su saldo de mártires, inválidos, enloquecidos y mutilados, con sus heroicas mujeres, envejecidas en la cárcel, pero firmes aún en sus principios frente a las palizas y al largo confinamiento; si creen que la inmensa suma de sufrimientos y dolores humanos padecidos durante sus años de presidio han sido pequeños, que hagan lo que quieran. Estamos decididos a conservar nuestra moral para poder 408

mantenernos firmes y resueltos contra la tiranía, tal como hemos hecho durante los últimos veinte años. No negociamos nuestra libertad porque nuestros principios no son negociables... Estas palabras definen nuestra postura de modo claro e inequívoco. Adjuntamos --- aparte --- nuestras firmas, apoyadas por todos los años de sufrimiento que nuestro amor a Cuba ha exigido a nuestras vidas. Cárcel de La Habana del Este, 10 de octubre de 1978 Hasta ahí llegó el asunto. Castro fue derrotado políticamente por los dignos miembros de la oposición cubana que estaban tras las rejas, DENTRO DE LA ISLA, cumpliendo largas e infrahumanas condenas, quienes no estaban dispuestos a obtener su libertad a cambio de perder su dignidad como seres humanos. Meterse con el tema de los presos son PALABRAS MAYORES. Solamente un verdadero experto en la materia podría saber la manera exacta de bregar con tan delicado tema, aunque el mundo está lleno de empíricos que se anotan a la defensa – al garete y festinadamente – de cuanto preso se encuentran en el camino… unos por ignorancia y otros porque son vivos y saben que detrás de esa tragedia humana hay una montaña de monedas de oro. La clave está en LIBERAR a todo un pueblo, para LIBERAR a los presos políticos y EVITAR que sigan 409

apresando gente por cuestiones de conciencia. Ahí está la clave y para eso, la única opción de los pueblos oprimidos por estos regímenes dictatoriales y tiránicos es la SUBLEVACIÓN CÍVICA, ACTIVA, GENERALIZADA Y SOSTENIDA. Lo demás es cuento chino… y negocio asqueroso. "Quien desee patria segura, que la conquiste. Quien no la conquiste, viva a látigo y destierro, oteado como las fieras, echado de un país a otro, encubriendo con la sonrisa limosnera, ante el desdén de los hombres libres, la muerte del alma." José Martí Miami, 6 de febrero de 2009

Robert Alonso

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Capítulo 17

LA OFENSIVA Según el diccionario de la Real Academia Española, ofensiva/vo tiene varios significados: Que ofende o puede ofender. Que ataca o sirve para atacar. Perteneciente o relativo al ataque. Situación o estado de quien trata de ofender o atacar. Ataque, agresión, especialmente la realizada por una fuerza militar. Ninguno de estos significados puede aplicarse al verdadero significado de la palabra “ofensiva”, cuando sale por la boca de un tirano de corte o de inspiración comunista. Hay que conocer muy bien el léxico de estos tiranos, para entenderlos más allá de toda duda. Cuando un tirano castro-estalinista comienza a amenazar a su pueblo con “La Ofensiva”, es hora de comprar varios pares de alpargatas, de esas que están hechas con suela de neumáticos, porque lo que está a punto de venir es joropo del mejor. “La Ofensiva”, para estos regímenes, tiene un significado específico. Ellos, los tiranos, se están refiriendo a una de las etapas más críticas en el 411

proceso de instalación de la revolución comunista en sus países. Es una etapa que tiene su propio manual, el cual, hoy en día, debe de estar más que repotenciado y adecuado a la realidad moderna. Cuando Chávez habla de “La Ofensiva”, el grueso de los venezolanos lo escucha sin prestarle la más mínima atención, pues se entiende como un vocablo más dentro de la verborrea a la cual nos tiene acostumbrado el sátrapa de Sabaneta. Pero Chávez sí sabe a qué se está refiriendo. Aunque, para muchos, hay divergencias en cuanto al período exacto, “La Ofensiva” comenzó en la Cuba de Castro a mediados del año de 1964. Ya se había producido la primera gran ola del éxodo masivo cubano, donde gran parte de la clase media había abandonado la isla. Ya Castro había derrotado la Invasión de Bahía de Cochinos y se había atornillado en el poder absoluto, tras el “Pacto KK”, entre Kennedy y Kruschov, que le puso punto final a la “Crisis de Octubre”, o la “Crisis de los Misiles”, de octubre del año 1962. Tenía todos los elementos del poder bajo su férreo control, había depurado a su fuerza armada y había instaurado en Cuba los comités de defensa de su revolución, los CDR’s. Por supuesto, ya se había declarado marxista-leninista, aunque él en verdad es – y ha sido siempre – “estalinista”. El estalinismo es un sistema que se basa y se aprovecha de las teorías comunistas de Marx y Lenin, donde el poder absoluto está en las manos de 412

un solo individuo, diseñado para mantener el más absoluto y eterno control dentro de una determinada sociedad e, incluso, región, bajo la excusa de “La Revolución” y de luchar por los pobres. El estalinismo se sostiene bajo el engaño y el terror. El creador del estalinismo, por supuesto, fue Losif Vissarionovich Stalin, más conocido como Joseph Stalin, quien se apoderó – personalmente – de la Unión Soviética tras la muerte de Lenin, en 1924, aunque llevaba ya dos años como Secretario General del Comité Central del Partido Comunista Soviético. A partir de la muerte de Stalin, en 1953, luego de asegurarse todos los líderes comunistas soviéticos de que estaba bien muerto, muerto-muertico, se reinstauró en la Unión Soviética el original sistema soviético, donde el poder se distribuía entre los miembros del Comité Central y no lo controlaba un solo individuo. Uno de los tiranos estalinistas de mayor notoriedad en la historia contemporánea de la humanidad, ha sido Fidel Castro Ruz, cuyo poder ha sido absoluto e incuestionable. Para 1964, Castro era la única opción real de poder en Cuba. No había ya otra opción de poder que no fuese la que él representaba. Estaba listo, pues, para llevar a Cuba a la fase de “La Ofensiva”, en la cual, hasta los limpiabotas perdieron sus cajones de limpiar zapatos y la clase más paupérrima de la isla, los pescadores artesanales, perdieron sus pequeños 413

botes y tuvieron que ponerse a pescar para la “revolución”, es decir: para Castro. “La Ofensiva” termina de arrasar con todo y crea las bases para una futura, firme y eterna consolidación del régimen, generando la más absoluta miseria y la total dependencia del régimen, de cada uno de los ciudadanos que componen la sociedad. La siguiente etapa, luego de cumplirse todos los objetivos con “La Ofensiva”, es la “Institucionalización”, en la cual se institucionaliza la revolución por medio de una nueva constitución, algo que ya se ha asomado en la Venezuela de Chávez. En la Cuba de Castro, qué casualidad, el referéndum para “aprobar” la nueva constitución comunista cubana, se llevó a cabo en la isla el 15 de febrero de 1976. Chávez había dicho que teníamos que apurarnos para que la fecha del referéndum que “enmendaría” a su constitución – para que él pudiera reelegirse eternamente – coincidiera con la inauguración, por parte de Simón Bolívar, del Congreso de Angostura: el 15 de febrero de 1819, sin embargo, lo que no sabían los venezolanos era que un 15 de febrero, Castro llevó a su pueblo a las urnas para aprobar la nueva constitución comunista, institucionalizando así, en aquella nueva etapa, su revolución castro-estalinista. ¿Qué tal? Siempre me he querido equivocar, sin éxito, cada vez que he abierto mi boca de sapo en cuanto a todos y cada uno de los eventos que ha inventado el régimen de Chávez para ganar tiempo y guaralear al 414

pueblo, con la ayuda de los conchupantes, claro está. En ese sentido no me he podido equivocar en cuanto al “paro”, la “Mesa de Negociaciones y Acuerdo”, la “Huelga de PDVSA”, la “Huelga Petrolera”, el “Referéndum Consultivo”, “El Firmazo”, “El Refirmazo”, “El Referéndum Revocatorio” y todo lo que ha venido después, culminando con el garabato del referéndum del 15 de febrero de 2009. Espero que ahora, por primera vez, me equivoque en cuanto a “La Ofensiva de Chávez”. “La Ofensiva de Chávez”, que ya él viene anunciando con ese vocablo que a mí me para los pelos, está a punto de comenzar. Ya Chávez ha consolidado su poder a todos los niveles del Estado en Venezuela. Además de controlar las tres instituciones más importantes del país: el “Poder Electoral”, el “Poder Judicial” y las Fuerzas Armadas (que él le llama “Fuerza Armada”, en singular, como para controlarla mejor), controla también a SU oposición, la “Oposición DE Chávez”, como magistralmente la bautizó Roger Vivas. Chávez, si se quiere, está mucho más fuerte en el poder de lo que estaba Castro en 1964, cuando comenzó en Cuba “La Ofensiva”. Chávez, además de ser el amo y señor dentro de Venezuela, es socio de conchupantes internacionales, como es el caso del “Clan Bush”, que hemos mencionado al principio de este libro. Está, como se dice, “bien apadrinado”. En adición, es un “gobierno amigo”. No se empató en invadir a países vecinos, como hiciera Castro con casi todos los países de Centro América, con 415

Colombia, Venezuela, Guayana, Grenada, Jamaica, Bolivia, Chile… etc, sin mencionar otros países más lejanos, como Zimbabue, Angola, el Congo… y paremos de contar. Chávez no, Chávez es “pana burda”, un gran amigo. En vez de matar, le cae a billetazos a los países que “invade”. Es una especie de San Nicolás que opera el año entero. Es tan bueno, que le manda gasolina barata a los pobres infelices de los sectores marginales de Estados Unidos de América. Además, ya le ha demostrado al mundo que él, cuando pierde, acepta su derrota y es el único gobernante, desde que la humanidad existe (hace, según él, unos 20 o 25 siglos) que ha hecho 11 elecciones (y las que faltan) en 10 años de “gobierno”. ¡Una maravilla! Si luego del 15 de febrero de 2009, Chávez no comienza su “Ofensiva” en Venezuela, no la comenzará jamás. Tiene al país a punta de caramelo. Lo único que le falta ahora es “renovar” los curules de la Asamblea Nacional, en agosto de 2009, para ponerse a trabajar, sin descanso, en “La Ofensiva”. Será ahí y entonces, cuando “El Trompo” va a prohibir que le sigan bailando en su casa. Esos conchupantes que hoy creen que se las están comiendo, tendrán que aprender muy bien a bailar pegado con “El Trompo”, si quieren seguir conchupando, eternamente y luego de “La Ofensiva”.

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“La Ofensiva” sentará las bases para llegar a una nueva constitución, UNA COMPLETAMENTE-NUEVA constitución, que podría volver a ser modificada, sobre la marcha, a conveniencia, como hiciera Castro con la suya en dos oportunidades ya: en 1980, tras el derrumbe de la Unión Soviética y en el año 2000, para ratificar el carácter permanente e irrevocable del sistema socialista (estalinista) en Cuba. Durante “La Ofensiva”, veremos el verdadero y generalizado éxodo de la clase media venezolana, una prioridad para poder pasar al próximo nivel, el de la “Institucionalización”. Hoy los venezolanos hablan mucha, mucha… muchísima bobería: “No, yo no me voy de aquí, que se vaya Él” Eso es producto de la absoluta ignorancia en cuanto a los efectos que “La Ofensiva” produce en la sociedad. La mayor ironía en cuanto al deseo de no dejar a Venezuela, la encontramos en un conocido cantaautor venezolano llamado Carlos Baute, quien hizo famosa la canción “Yo me Quedo en Venezuela”, cuando hace muchos años abandonó a su país para irse a vivir a España, desde donde, el 13 de febrero de 2008, le declaró su pleno apoyo al régimen de Chávez, al pronunciarse de la siguiente manera: “… es lógico que el gobierno de Venezuela haya vetado al español, afincado en Miami y ganador de un Grammy en la última edición de estos premios, Alejandro Sanz, porque demostró un comportamiento incorrecto e imperialista…”

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El video de la canción “Yo me Quedo en Venezuela” lo podrán ver en la siguiente dirección virtual: http://www.youtube.com/watch?v=NfZmw6GWGxE Durante “La Ofensiva” veremos fuertes movimientos de mata dentro el oficialismo venezolano. No nos asombremos si vemos a la Lina Ron pidiendo asilo político en tierras del “Imperio”… y no estoy bromeando. Tal vez no sea ella, pero pudiera ser ella o cualquiera como ella: Diosdado Cabello, Juan Barreto… y hasta el propio hermano del sátrapa, Adán Chávez podría terminar en ese lote. El eterno exilio cubano se ha cansado de ver pasar por Miami a cualquier cantidad de ex esbirros que hasta el otro día, según ellos, creían que Castro era – como dijo mi amigo Nelson refiriéndose a Chávez – “lo mejor que le había pasado a Cuba”. Ahí tenemos a un cubano que luego de haber sido un alto funcionario de Castro, hace un par de años aterrizó en Miami, dijo que se había equivocado (después de casi 48 años conchupando en Cuba) y hoy es uno de los más connotados analistas de esta rara ciudad. ¿Cómo lo ven? "Cosas veredes, Sancho, que harán temblar las paredes." Pero fue durante “La Ofensiva de Castro”, donde comenzó a voltearse el grueso de la sociedad cubana, para cuando ya no había nada qué hacer. Fue más o menos por aquella época, cuando salió publicada esta poesía, de autor para mí desconocido: 418

“Qué Cosas Tiene La Vida”: Yo te lo advertí con tiempo y no me quisiste creer, y ayer te vi en el exilio, hablando mal de Fidel… Qué cosas tiene la vida, cómo hay que vivir por ver. Cuando aquello Cuba estaba vestida de 26, con carteles rojo y negro que decían: “¡Gracias , Fidel!”. Y aunque ya en los paredones, Caín fusilaba a Abel, y tras cada escapulario se escondía un Lucifer, a ti no había quién te hablara, ni media palabra de él; estabas como una novia, vestida de Luna de Miel. Quién te iba a decir entonces, que tan pronto te iba a ver, en las puertas del exilio… y hablando mal de Fidel. ¿Te acuerdas? Eran los días de “Cuba Sí, Yanquis No”. Los meses del humanismo, cuando Fidel era un dios. Cuando olvidaste al amigo que temprano se asiló, y como Pedro negaste a todo el que te ayudó. 419

Cuando sólo comentabas cínicamente: “¡quedó!”, cada vez que te enterabas de alguien que moría en el paredón… y tú hacías con tu envidia, tu propia revolución. Fue en enero del sesenta, ¿qué iba a imaginarme yo?, que te vería en el exilio ahora, en el sesenta y dos, diciendo que Fidel era un hijo de… Kruschov. La última vez que te vi en la Habana me dio risa; fue el día que me dijiste: “Si Fidel es comunista, ¡que me pongan en la lista…!” Ya entonces no usabas saco y andabas siempre en camisa. Y la tarde en que supiste que había llegado mi visa, me dijiste hasta gusano y esclavo monopolista. Y hoy no salgo de mi asombro: ¡tú en la tierra imperialista! ¿Te fijas? No somos nada. Un tremendo fidelista, gestionando en el exilio el cheque capitalista. De cómo llegaste aquí, no sé cómo pudo ser. Ni si viniste con “waiver” o remando hasta Key West. 420

Sólo sé que estás en Miami, donde yo te he visto ayer, y aunque te lo dije en Cuba y no me quisiste creer, y me llamaste gusano y esclavo de no-sé-qué, quiero que sepas bien esto: me alegro volver te a ver, aunque por ti me dio pena, que eso tuviera que ser, en las puertas del exilio… y hablando mal de Fidel. ,

Capítulo 18

COMER GALLINA O MORIR ARPONEADO Hay un “detalle” tremendamente importante que llevo años mencionando y que, personalmente se lo he hecho notar a casi todos los dirigentes de la “oposición” con quien he tenido la oportunidad de hablar cara-a-cara, como Moisés habló con Dios. Para Hugo Rafael Chávez Frías, a estas alturas de su régimen, es “seguir comiendo gallina… o morir arponeado”. No existe otra alternativa.

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¿Ustedes se imaginan a un Chávez fuera del poder? ¿Cuánto duraría libre? ¿Cuánto duraría VIVO? Aquí no se trata de un Carlos Andrés Pérez, que lo sacan del gobierno, lo mete en un plan vacacional donde tiene su casa por cárcel y luego sale al exilio para dar declaraciones chimbas. Chávez saldría del poder (si es que sale), como uno de los hombres más ricos del planeta Tierra. Dónde se va a refugiar y por cuanto tiempo, es otra historia. Chávez y así estoy seguro que lo entiende él, tendrá que morirse en el poder, a menos que quiera morir – prematuramente – fuera de él. Ha llegado al “punto de no retorno”. O sigue comiendo gallina (que en su caso sería “cochino”), o morirá – irremediablemente – arponeado. ¡No hay otra! Allende se quiso entregar en Chile, cuando Augusto se le alzó. Dicen que gritaba como una vieja: “¡Augusto, Agusto… dónde está Augusto!” Ahora ya no se sabe si fue que estaba llamando al General Augusto Pinochet para que lo ayudara con el golpe de estado (Pinochet era el Comandante en Jefe del Ejército de Chile para la época en que Salvador Allende fue derrocado) o para entregársele a él. Una de las conversaciones radiales entre Pinochet y un oficial del ejército que intentaba hacer de puente entre Allende y este general, fue interceptada y grabada. Más adelante fue profusamente divulgada en radio y televisión e insertada en un estupendo documental sobre los últimos días de Salvador Allende. 422

En esta grabación se escucha cuando el oficial le está diciendo al General Pinochet que Allende quiere rendirse para que lo envíen a Cuba, a lo que Pinochet le responde: “Sí, envíenlo a Cuba, ¡pero en una caja de pino, po…!” (Nota: los chilenos dicen “po” en vez de “pues”) La historia del suicidio de Allende parece ser parte de la mitología contemporánea chilena. Muchos entendido aseguran que fue el “Jimagua” (el morocho o mellizo) Tony de La Guardia quien le voló la tapa de los sesos a Salvador Allende, cuando éste mostró intenciones de rendirse y entregarse. Había comido gallina… pero le llegó el momento de morir arponeado. La familia Allende sufrió una serie de desgracias cargada de suicidios, divorcios, locuras, etc. Muy pronto, las relaciones entre la familia Allende y el régimen de Castro se deterioraron al punto de ruptura total. Mucho se dice que la manera en que Castro lo mandó a “suicidar”, tuvo mucho que ver con esa ruptura… ¡no era para menos”. La bala que en Venezuela le volaría la verruga a Chávez, ya tiene inscrita su nombre y apellido y él lo sabe perfectamente. Está en la pistola de uno de esos cubanos que lo protegen, como se dice que el Coronel Tony de la Guarda (Antonio de La Guardia y Font, fusilado por Castro junto al General Arnaldo Ochoa en 1989) custodiaba a Salvador Allende en Chile. Para Hugo Chávez no hay marcha atrás. Es 423

seguir comiendo gallina o morir, irremediablemente, arponeado. En tal sentido, es todavía más absurdo e infantil, pensar que los estudiantes, con las palmas de sus manos pintadas de blanco, aplaudiendo al aire y luego gritando, “¡estudiantes, estudiantes…!”; o el pueblo de Venezuela, parados un domingo en una cola, esperando su turno para botar sus votos, terminarán arponeando a Chávez, a quien he comparado con el “macao”. Se le llama “macao” a un molusco en Cuba que cuando “pica” con sus muelas, hay que meterle candela en el culo para que suelte. Así habrá que hacer con Chávez para que deje el poder en Venezuela, a menos que el pueblo se le subleve de una manera activa, generalizada y sostenida.

Capítulo 19

EL MANIFIESTO DE LA NUEVA LUCHA (o “MANIFIESTO DE LA LIBERACIÓN”) 424

I. EL ÚNICO OBJETIVO El único objetivo de esta nueva lucha es erradicar de suelo patrio a los regímenes que nos han mancillado la libertad y los más elementales derechos consagrados a la humanidad. II. EL CAMINO HACIA ESE ÚNICO OBJEVITO Unir a nuestra sociedad civil en torno a una nueva lucha: la resistencia no-violenta cuyo fin será la sublevación cívica, activa, generalizada y sostenida; la cual, a su vez, busca provocar la insurrección (implosión) militar necesaria para deponer al enemigo apátrida del poder. III. AL FINALIZAR LA LUCHA Al finalizar la lucha para defenestrar a los regímenes deslegitimados y traidores, se instalaría en nuestros países un gobierno cívico-militar que pondría orden en la sociedad, haría justicia y sentaría las bases para la redacción de una nueva constitución con la participación de todos las fuerzas vivas democráticas existentes. IV. CARACTERÍSTICAS DEL ENEMIGO Debemos comenzar por conocer y entender al enemigo como un ente apátrida y traidor que no conoce fronteras, que desconoce la piedad y que empleará todos los medios disponibles para justificar su único fin: mantenerse firme y eternamente en el 425

poder, en pro de su beneficio personal y el de unos pocos. Para el enemigo es mantenerse en el poder o morir. No hay otra. Estamos hablando de una muerte física, ya no política. Hugo Chávez, por ejemplo, está consciente de que el día en que él pierda el poder, perderá la vida física porque no podrá mantener la seguridad que hoy le ofrece su régimen. Para el enemigo es seguir “comiendo gallina”, so pena de “morir arponeado”. Ante tal contrincante no hay tregua. No hay posibilidades de entendimiento... de diálogo ni de esperanzas de eliminarlo por medio de la vía electoral. A un enemigo así hay que sacarlo con fuego: el fuego de la sublevación cívica, activa, generalizada y sostenida que desemboque, irremediablemente, en una insurrección militar. V. CON QUÉ CUENTA EL TIRANO El tirano tiene dos grandes recursos: dinero y armamento militar, precisamente con lo que no cuenta la sociedad civil. Para nosotros, el enemigo es invencible en el campo militar, en el campo de la violencia. La violencia le es de su absoluto monopolio, su mayor aliado, de ahí la necesidad de luchar en un plano diferente, donde él no cuente con recurso alguno. El enemigo, además, tiene el apoyo incondicional de la llamada “comunidad internacional”, porque allá afuera se es alérgico a los cambios radicales que 426

pudieran poner en peligro a sus propios intereses. Por ejemplo, una desestabilización sostenida del régimen actual en Venezuela, desestabilizaría el mercado energético a nivel mundial, lo que traería un instantáneo dolor de cabeza en los ámbitos político y económico en los países industrializados del llamado “Primer Mundo”. Para eliminar ese apoyo incondicional del cual hoy son acreedores estos regímenes, debemos afectar – sostenidamente – los intereses internacionales y para eso, la mejor manera es “embasurando” al país oprimido mediante una paralización total, absoluta y sostenida... a través de la sublevación cívica no violenta. Un verdadero, efectivo y sostenido PARO GENERAL. Una vez que la “comunidad internacional” entienda que el desbarajuste se mantendrá indefinidamente en el país convulsionado mientras las existentes autoridades estén frente al poder y que la sociedad civil de ese país no tiene la más mínima intención de amainar la resistencia, otro gallo le comenzará a cantar al régimen y esa “comunidad internacional” cambiará inmediatamente de bando, colocándose del lado de la inminentemente nueva opción de poder, es decir: del lado del pueblo sublevado. VI. CON QUÉ NO CUENTA EL TIRANO El enemigo no cuenta con el apoyo incondicional de la inmensa mayoría del pueblo, así pareciera lo contrario en regímenes en los cuales se ha 427

implantado el terror como un método de “seguridad ciudadana” y existe una doble moral, donde cada quien lleva puesta una careta. Una vez que ese pueblo mayoritario explote de manera generalizada y sostenida, no habrá forma de controlarlo. Los tiranos lo saben y le temen a las sublevaciones. Precisamente, la carencia del enemigo es nuestra mayor herramienta. Nosotros contamos con ese pueblo mayoritario: ¡nuestro gran ejército! Es a ese pueblo a quien debemos comprometer en la lucha de resistencia no-violenta. Si bien el enemigo cuenta, por ahora, con el apoyo internacional, ese apoyo es efímero y se disolverá de inmediato al entender - la “comunidad internacional” - que el pueblo está decidido a cambiar de autoridades y a defenestrar a la tiranía. Será la “comunidad internacional”, entonces, un valioso aliado que hará su parte para presionar al tirano a que abandone el poder para buscar con ello la estabilidad regional y, en casos como Venezuela: la estabilidad energética mundial. Pero no nos engañemos. El régimen puede perder absolutamente todo el apoyo del pueblo que si éste no se subleva es como si ese apoyo no lo hubiera perdido. La historia está llena de ejemplos de países subyugados por odiosas tiranías y las mismas se mantuvieron por décadas en el poder a través del terror, porque sus pueblos jamás fueron inducidos a 428

la sublevación y equivocaron sus métodos de lucha... hasta un día. VII. CUÁL ES NUESTRO RETO INMEDIATO Nuestro reto inmediato debe de ser cohesionar a la sociedad civil en un ente compacto y dispuesto a seguir las instrucciones dentro de una estrategia YA PROBADA de lucha, que obedece a la modalidad de la resistencia no-violenta. Debemos comprometer a ese pueblo opositor a que se una a la resistencia de una manera activa, participativa y decidida. El primer paso es el de educar a la sociedad civil a sublevarse de manera activa, generalizada y sostenida, donde se logre el ÚNICO OBJETIVO de derrocar la tiranía con el menor trauma posible. Cada gota de sangre de nuestros hermanos es parte del tesoro nacional. Debemos preservar cada gota de nuestra sangre para la reconstrucción del país. No es fácil educar a todo pueblo, sin embargo, nuestras instrucciones son sencillas, como veremos más adelante. El enemigo puede enterarse de esta estrategia sin mayores peligros para la sociedad civil, ya que las tiranías no cuentan con los recursos para combatirla. Además, los regímenes totalitarios, a estas alturas, conocen muy bien qué les viene encima cuando un pueblo se une en torno a la resistencia no-violenta.

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Los regímenes harán todo lo posible – e imposible – para evitar que un movimiento de resistencia noviolenta tome fuerza, pero cuando vean que el intento es fallido y la sociedad está decidida a organizarse en un solo bloque, comenzarán a “pedir cacao”... a intentar diálogos de “entendimiento”. Al final empezarán a derrumbarse y a perder afectos dentro de sus cuadros internos, tanto políticos como militares. Esa es la experiencia histórica que los tiranos todos conocen y toman muy en cuenta. Hemos oído, por ejemplo, por la boca del propio Hugo Chávez, el daño que las estrategias de resistencia no-violenta les han causado a grandes tiranos de la historia contemporánea y así lo ha relatado en cadena, asombrosamente y a modo de queja, el tirano venezolano. VIII. TOMEMOS LA OFENSIVA Hasta ahora los regímenes totalitarios han sido exitosos en tomar y mantener la ofensiva. Por ejemplo, Chávez planifica todas las semanas la agenda de la oposición venezolana en su espacio mediático (radio y televisión) “Aló Presidente”, al anunciar una “bomba” cada domingo. Eso genera una reacción DEFENSIVA de la oposición y así la entretiene durante siete días, hasta el próximo programa... o nuevo escándalo. Es necesario que los medios de comunicación reseñen las noticias que genera el “oficialismo” de manera casual, pero que nuestros comunicadores no se hagan eco de ellas. Al contrario, pongamos al régimen a comentar las nuestras. 430

IX. RETÉMOSLE E IGNORÉMOSLE La verdadera resistencia es un constante retar al régimen. No debe pasar un día en el cual no lo retemos. La sociedad civil puede organizar eventos - a modo de “tareas” – que reten al régimen. Estos eventos deben de ser ingenuos y absolutamente legales. Por ejemplo, se puede organizar una jornada de varias horas donde todo el pueblo opositor salga al frente de sus respectivas viviendas y, sin obstaculizar el tránsito, rezar el rosario. Todo un pueblo unido rezando el rosario... MOSTRANDO SU RECHAZO AL RÉGIMEN. Otra “tarea” para retar al régimen podría ser ponerse todos de acuerdo e ir a visitar a un connotado preso político. En ninguno de estos casos habrá necesidad de solicitar permiso para manifestar. No se trata de una marcha organizada. Claro está que ese reto establecerá un dinamismo que se irá evaluando sobre la marcha, porque no sabemos cuál será la exacta reacción del régimen ni podemos calcular su nivel o intensidad en el campo de la represión. Al mismo tiempo en que retamos al régimen, lo ignoramos. Debemos pretender que no existe. De hecho: ¡no existe! En Venezuela se levanta el edificio donde una vez funcionó el Congreso Nacional, pero quienes se reúnen hoy en su inmueble, que ahora 431

mientan “asamblea” (como en Cuba), no tienen legitimidad. No los podemos re-legitimar tomándolos en cuenta para nada. Son fantasmas. Uno no se sienta a hablar con fantasmas a menos que se trate de una sesión espiritista. Tomar en cuenta al régimen y a sus acólitos es hacerles el juego y caer en el campo donde ellos se sienten a sus anchas. No debemos pedirles absolutamente nada a las entidades del régimen. No hay que introducir nada ante la Fiscalía General ni acudir al Tribunal Supremo de Justicia para nada. Esos organismos, al igual que el Congreso, son cascos vacíos usurpados por fantasmas temporales. Por supuesto que no acudiremos a municipio alguno para solicitar permiso para marchar por el territorio nacional. Sentarse en la mesa de negociaciones con los fantasmas... pretender que modifiquen sus dictámenes, votar en elecciones en contra de ellos (aunque en ocasiones nos dejen “ganar”, como el gato deja que el ratón “se escape” antes de matarlo y comerlo), es perder el tiempo, legitimarlos y retrasar nuestra lucha de resistencia, porque la distorsionamos. En la resistencia se resiste, no se dialoga ni se participa... ¡tampoco se vota! Retamos e ignoramos al régimen día-a-día. En una lucha de resistencia no acudimos a las citaciones que nos hacen los fiscales ni los tribunales fantasmas. Tampoco pedimos la libertad de nuestros presos. No hablamos con fantasmas.

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Esto, como es lógico, supone un gran sacrificio, pero ¿qué lucha no es sacrificada? Es eso, o perderlo todo, incluyendo nuestra dignidad como pueblo. De todas maneras, si no resistimos adecuadamente, terminaremos perdiéndolo todo: ¡la Patria incluida! X. EL DÍA D Toda esta lucha de resistencia no-violenta tiene como finalidad llevar al país nacional al “Día D”. El día en que la sociedad civil se sublevará de manera activa, generalizada y sostenida en contra de aquellos regímenes tiránicos. Se habrán acabado las tareas ingenua y habrá llegado el momento de la verdad. SUBLEVACIÓN ACTIVA – Porque cada participará activamente en la sublevación.

quien

SUBLEVACIÓN GENERALIZADA – Porque tenemos que sublevarnos a lo largo y ancho del país. En cada urbanización o barrio. En cada ciudad, en cada pueblo: ¡EN CADA CALLE! Esa sublevación generalizada debe de ser al unísono, es decir: todos a la vez y en todas partes. SUBLEVACIÓN SOSTENIDA – Porque tenemos que mantener la sublevación hasta lograr el único objetivo: sacar del poder al tirano y a sus acólitos. Hay muchas maneras de sublevaciones cívicas. Las hay violentas y no violentas. Por ejemplo, la sublevación que Hugo Chávez convocó, sin éxito, 433

apenas salió de prisión en marzo de 1994, desde el programa de televisión de José Vicente Rangel, fue una sublevación violenta, al estilo del “Mayo Francés” (de 1968). Ver el siguiente video: http://www.mrr.name/VIDEO10.htm La sublevación que nuestro movimiento de resistencia sugiere es no-violenta, al estilo de Serbia, de Filipinas y de muchas otras no-violentas que han dado resultados positivos e incruentos. Las sublevaciones de Francia, Serbia y Filipinas cumplieron con sus respectivos objetivos, sin embargo, nosotros preferimos la estrategia de la noviolencia por ser la más factible de realizar, la más efectiva, la menos traumática… y la más segura. La histórica sublevación violenta del “Mayo Francés” fue contra el gobierno democrático del General Charles De Gaulle. Las no-violentas mencionadas arriba, fueron en contra de dos sanguinarios y genocidas tiranos: Ferdinand Marcos (en Filipinas) y Slodoban Milosevic (en Serbia). La sublevación en sí es una vía. Es la última “batalla” antes de lograr los objetivos planteados. En el caso de sacar del poder a un tirano, la sublevación cívica debe culminar con la IMPLOSIÓN (o insurrección) militar. Para entonces ya las 434

condiciones estarán lo suficientemente “maduras” como para evitar escenarios de mayores violencias entre militares. Dentro de esa sublevación no-violenta está la modalidad de “La Guarimba”, la cual hemos venido promoviendo en Venezuela durante muchos años y, en cierto modo, se aplicó entre los días 27 de febrero y 5 de marzo de 2004 con un éxito total, a pesar de no haberse llevado a cabo debidamente porque muchos no observaron las tres reglas doradas (e inviolables) de “La Guarimba”. “La Guarimba” en Venezuela pudo haber depuesto al régimen en una semana, de no haber sido por la traición de un sector de los líderes “opositores” que pactaron con Hugo Chávez cuando la verdadera oposición popular iba ganando. Uno no se sienta a dialogar cuando tiene a la vista la victoria. La rendición del enemigo debe ser INCONDICIONAL. XI. NUESTRO MAYOR RETO El mayor reto de toda sociedad civil que pretenda lograr su libertad a través de la sublevación cívica, activa, generalizada y sostenida es de carácter comunicacional. Es imperativo enseñarle a todo un pueblo la manera más expedita, correcta y SEGURA de sublevarse sin exacerbar la violencia. Ojo: No hay que confundir pacifismo con violencia. El pacifismo es una forma de vida. La violencia es una estrategia de lucha. El 99.99% pueblo sublevado debe evitar la violencia 435

nonodel por

razones tácticas más que por convicción moral. La violencia funciona a favor del régimen. Transmitir por TV escenas de muertos en las calles podría desmantelar la sublevación cívica tan pronto como ésta arranca. Es por eso tremendamente importante NO DESPLAZARSE más allá del frente de nuestras viviendas (de nuestras “guarimbas”). De hecho, no es necesario estar en las calles durante “La Guarimba”. Solo necesitamos asegurarnos que nuestras barricadas, frente a nuestras viviendas, estén trancando la vía. Sólo saldremos de nuestras casas para repotenciar aquellas barricadas que ameriten ser repotenciadas. Decíamos que nuestro mayor reto es, sin duda alguna, de carácter comunicacional. El pueblo debe saber cuál es la manera exacta de aplicar “La Guarimba” dentro de una sublevación cívica, activa, generalizada y sostenida. Habremos logrado vencer la barrera de esa dificultad comunicacional mediante la creación de “CELULAS DE RESISTENCIA”. En biología, la célula es la unidad esencial que forma a todo ser vivo. Es además la estructura anatómica y funcional fundamental de la materia viva, capaz de vivir independientemente como entidad unicelular, o bien, formar parte de una organización mayor, como un organismo pluricelular. Nada hace el régimen con desmantelar UNA célula de resistencia, porque ella forma parte de un todo organismo pluricelular que está representado por millones de ciudadanos quienes no 436

se conocen entre sí. Cada “célula de resistencia” consta de cinco “núcleos” o individuos. Cada individuo solamente conoce y se comunica con otros cinco. En otras palabras: es MATERIALMENTE IMPOSIBLE desmantelar un sistema u organismo pluricelular. Estas células de resistencia servirán para divulgar la manera correcta y segura de sublevarnos, además: conformarán la más perfecta red de comunicación del sistema pluricelular de resistencia. A través de las células de resistencia nos iremos comunicando como hacen los africanos en la selva con sus tambores. En cuestión de horas podremos comunicar una información a millones de ciudadanos… y si se nos caen los medios de comunicación, como la telefonía o la red de la Internet, podremos comunicarnos boca-aboca, cara-a-cara, porque un individuo, dentro de esa compleja red pluricelular, solamente tiene la responsabilidad de contactar a los miembros de la célula de resistencia que él o ella creó, es decir: A CINCO PERSONAS, no más. Cada uno de nosotros debe convertirse en “PRECURSOR DE LA LIBERTAD” creando nuestra propia célula de resistencia, es decir, invitando a nuestra casa a CINCO personas. No serán SEIS o más… ni serán CUATRO o menos: SERÁN CINCO PERSONAS NADA MÁS. Necesitamos mantener cada célula lo más manejable posible y si consta de muchos “núcleos” (individuos), se nos hará más difícil contactar a cada uno de ellos en el momento crítico. Recuerden: CINCO PERSONAS NADA MÁS. 437

Una vez en la reunión, leeremos este manifiesto. Cada invitado se alternará en la lectura de cada párrafo, así se mantendrán atentos y nos aseguraremos de que cada quien haya entendido su contenido. Leyendo este manifiesto aprenderán la manera más adecuada y segura de implementar “La Guarimba”, es decir: * Trancando los metros cuadrados de calle que están FRENTE a nuestras viviendas… * No desplazándonos más allá del frente de nuestras viviendas… * No confrontando con el enemigo… Así de sencillo Y DE SEGURO es el asunto para el 99.9% de la población sublevada. Habrá “otros” que harán “otras cosas” pero “esas cosas” no las sabrá el régimen hasta que llegue el momento, razón por la cual es IMPERATIVO que el 99.9% de la población NO SE DESPLACE, pues podría ser muy perjudicial para aquel que decida hacerlo. Sin embargo, habrá que explicar un poco más porque la mayoría de los seres humanos gusta de ponerse barreras. Siempre habrá aquel que pregunte: ¿y qué ganamos trancando las calles? Siempre habrá alguien que tiene un “plan” mejor. Jamás se han enfrentado a una tiranía castro-estalinista, pero pretenden tener la “solución” al trauma colectivo. Al 438

final, son esos los primeros que no participan de una manera o de otra. La sublevación cívica, activa, generalizada y sostenida ha sido ampliamente probada en otros países. Habrá quien diga: “sí… eso habrá sido en Serbia, pero aquí no somos serbios”. En fin. Siempre habrá quien guste de ponerse barreras. Dejemos que sea el enemigo quien nos ponga las barreras, no seamos nosotros mismos quienes nos auto-limitemos. XII. SU FUNCIÓN CÍVICA Y ACTIVA Es importante, pues, explicar – entre otras cosas – cuál es la función cívica y activa de “La Guarimba”, como una modalidad de sublevación. La única función cívica y activa de “La Guarimba” es la de paralizar al país de una manera generalizada y sostenida, logrando un VERDADERO PARO GENERAL: ¡un verdadero paro general! Eso solo es suficiente como para defenestrar al más obstinado tirano, sobre todo, porque al pasar los días se tiene que buscar una solución y al no haber otra que cambiar los factores de poder, lo único que quedaría sería la insurrección militar presionada internamente por millones de ciudadanos sublevados y externamente por la llamada “comunidad internacional”. Así ha funcionado siempre. El régimen perderá el apoyo interno, el de sus militares, acólitos y/o policías. Así 439

las cosas, la única vía factible sería el abandono del poder. Eso le sucedió a Milosevic… a Marcos, a Batista, a Aristide, a Fujimori, a Pérez Jiménez, a Ceaucescu en Rumania y a Erich Honecker en la Alemania Oriental, entre muchos otros tiranos que fueron depuestos tras una presión popular de mayor o menor grado de violencia. “La Guarimba” es una de tantas maneras de provocar esa necesaria presión interna y externa para que los tiranos abandonen el poder. Es, además, la manera más segura y expedita, si la hacemos correctamente. La mayor parte del pueblo solamente tiene que comprometerse a trancar el pedacito de calle que está frente a su casa, a no alejarse más allá del frente de su vivienda y a no confrontar con el enemigo. Quedarse dentro de su hogar (de su refugio o “guarimba”) es lo mejor… de ahí el nombre de esta estrategia ya que “guarimba” significa, en uno de los dialectos caribes: refugio. En esta estrategia de “LA GUARIMBA”, el elemento más importante es el refugio de los participantes, la “guarimba” de los participantes. Es entendible el por qué no debemos desplazarnos más allá del frente de nuestras “guarimbas”, de nuestros “refugios”. Al menor indicio de peligro, nos retiramos “estratégicamente” a la seguridad de nuestras “guarimbas”, de nuestros “refugios”: de nuestras viviendas. XIII. LOS “PEONES CIRCUNSTANCIALES” 440

Todo régimen sobrevive con la necesaria ayuda de los “peones circunstanciales”. Estos son aquellos que conforman, por motivos circunstanciales, las fuerzas armadas y los organismos policíacos de represión o prevención. Estos “peones” (soldados y policías) cambian de bandos con las circunstancias. Al cambiar el gobierno, cambian de bando. Debemos captar a los “peones circunstanciales” del régimen para que nos ayuden a modificarle, para bien, el destino al país. Además, los “peones circunstanciales” podrían salvar cientos de vidas de nuestros aliados al momento de una sublevación. Es muy fácil hablar con “ellos”… con los “peones circunstanciales”. Muchos de los “núcleos” de las células de resistencia conocen a un “peón”… o son familia de uno de ellos. Hay que pedirles que llegado el momento, disparen por encima de nuestras cabezas, con todo lo que eso significa. A esos “peones” hay que ir ablandando. Todos ellos tienen familia y muchos familiares de los “peones”, están del lado de la patria, no del régimen y formarán parte de nuestras células de resistencia. XIV. LAS “CONDICIONES OBJETIVAS” La situación momentánea de un determinado país es evaluada por las condiciones subjetivas y/u objetivas. Ambas condiciones son tremendamente cambiantes... dinámicas.

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CONDICIONES SUBJETIVAS – Son aquellas condiciones que CREEMOS existentes en un determinado país en un momento específico en el tiempo. Las condiciones subjetivas NO SON precisamente las reales: son las que un grupo pudiera creer existentes. Por ejemplo, nuestros líderes de la resistencia pudieran pensar que están dadas las condiciones para convocar a la sublevación, cuando, en realidad, no es así... en cuyo caso, el llamado a la sublevación podría fracasar. CONDICIONES OBJETIVAS - Son las reales. Las existentes. Cuando la marcha del 11 de abril de 2002 en Venezuela, estaban dadas las condiciones objetivas para una sublevación. Lo mismo sucedió en la tarde del 27 de febrero de 2004, cuando se prendió “La Guarimba”. Oigan bien: es un requerimiento imprescindible que estén dadas las “condiciones objetivas” (las verdaderas) para llamar al pueblo a la sublevación o para que el pueblo se subleve de manera espontánea. Habrá que esperar el momento adecuado y mientras tanto, nos vamos preparando con “tareas”, retando al régimen e ignorándolo en todos los sentidos, pero – sobre todo – divulgando, a través de las células de resistencia el mensaje de sublevación y las instrucciones de cómo sublevarnos de una manera adecuada y segura. No se puede PROGRAMAR una sublevación. Aquel líder que convoque la sublevación a distancia, es decir, dentro de un mes o más… que “planifique” la sublevación, es – seguramente – un traidor cuya misión es la de EVITAR la sublevación y fomentar la depresión 442

colectiva. Lo mismo podemos decir de aquellos líderes que llamen al DESPLAZAMIENTO de la población. LO ÚNICO que están buscando son unos muertos, para “matar” también la opción de la verdadera y efectiva sublevación. XV. ¿Y DESPUÉS QUÉ? Una pregunta muy válida es qué sucederá en el país después del derrocamiento de la tiranía. ¿Quién tomará el control del país? Esa es una pregunta imposible de responder. Puede que se monte un “gorila” con intenciones muchísimo más malsanas que las que tenía el tirano depuesto, lo cual sería difícil... pero no imposible. ¿Qué haríamos entonces? Lo mismo que hicimos para sacar al tirano anterior, sólo que esta vez se nos hará infinitamente más fácil porque ya sabremos cómo sublevarnos y el poder de la sublevación en manos de la sociedad civil. Sin embargo, no se nos ocurre un sistema más funesto, cruel, aberrante y satánico que el CastroEstalinismo, así que nada podría ser peor. XVI. ¿CÓMO COMENZAR UNA CÉLULA DE RESISTENCIA? La etapa más sencilla – Y LA MÁS IMPORTANTE – de toda sublevación cívica es la creación de UNA “célula de resistencia”: de la primera. He aquí cómo se logra paso por- paso: 443

PRIMERO – Debemos imprimir SEIS copias del “Manifiesto de La Liberación”, este manifiesto que estamos leyendo en estos momentos, que también puede ser bajado y copiado en la siguiente dirección cibernética: http://www.mrr.name/manifiesto.pdf SEGUNDO – Debemos invitar a nuestra casa a CINCO amigos, familiares o compañeros de trabajo que estén del lado de la Patria. Sería perfecto que estos individuos no se conocieran entre sí y que no trabaran amistad de ahí en adelante. No presenten a los invitados, ni divulguen sus nombres entre ellos… en el caso de que no se conozcan, claro. TERCERO – En la reunión cada participante debe turnarse para leer un párrafo de este manifiesto, cuya copia habrá recibido al comienzo de la reunión. Si hubiese acceso a la Internet, sería bueno revisar nuestro sitio en la red. http://www.mrr.name/celula.htm CUARTO – Cada participante debe COMPROMETERSE a crear una célula de resistencia de la misma manera. QUINTO – Debemos velar porque nuestros CINCO “núcleos” hayan cumplido la misión de crear una nueva “célula” cada uno. SEXTO – Debemos estar pendientes de revisar constantemente nuestro sitio en la web, donde 444

estaremos impartiendo información importante. ¡EN MENOS DE UN MES HABREMOS CONTACTADO A CASI 10 MILLONES DE HERMANOS! MANIFIESTO DE LA Capítulo 20

EL PAÍS POR NOSOTROS SOÑADO El país por nosotros soñado dibuja un Estado absolutamente descentralizado y extremadamente pequeño con una función moderadamente supervisora. Un país con un Poder Judicial exageradamente autóctono y radicalmente probo, donde los jueces sean escogidos y votados por los ciudadanos. Es un país donde el poder comience por las asociaciones de vecinos y de ahí, hacia arriba; donde un alcalde es casi más importante que un gobernador y este último lo es más que el mismo presidente, quien cumple una función coordinadora de la administración general y se dedica de lleno a ejecutar una buena política internacional, sobre todo ahora, en un mundo globalizado y en una América retada por el ALCA. Es un país sin trabas, sin controles más allá de los estrictamente necesarios. Donde la salud, la seguridad, la educación, las explotaciones mineras y petroleras y hasta la administración de las cárceles estén en manos privadas, debidamente supervisadas por el Estado, de acuerdo a proyectos emanados de estudios realizados por expertos del Primer Mundo. 445

Un país donde no se gaste un céntimo más del que entra y la moneda que corra sea el dólar norteamericano, que al fin y al cabo es con la cual nos pagan y la que empleamos para cancelar nuestras importaciones e inversiones sociales y civiles, lo que además serviría para que el Estado no sea tentado – jamás – a producir un centavo de dinero inorgánico. Es un país en donde se premie la productividad de los ciudadanos y se castigue la desidia; donde gran parte del gasto público se dedique a la educación de la población, con un abrumador énfasis en la enseñanza a nivel de preescolar y primaria; donde se fomente la creación de escuelas y universidades privadas, debidamente subsidiadas y supervisadas por el Estado, obedeciendo un patrón y régimen adecuadamente estudiado e implementado; donde jamás se mencione la diferencia entre ricos y pobres, negros y blancos, indios y zambos... donde no haya fricciones entre hermanos y todos aspiremos - por igual - a la superación espiritual, intelectual y material, al tiempo que se respetan los más elementales derechos humanos. Un país donde haya absoluta libertad de expresión, de pensamiento, de religión y de prensa. Donde las instituciones políticas sean sólidas y democráticas, representativas de las bases de sus respectivos partidarios. Un país en donde se subsidie lo estrictamente necesario y los precios los dicten la oferta y la 446

demanda, bajo una sociedad de mercado amplia y absolutamente libre, con la debida protección a la industria nacional y se diseñe un extenso y atractivo plan de exoneración fiscal temporal – de largo plazo para aquellas nuevas industrias extranjeras que deseen ayudar a fomentar una agresiva política de pleno empleo nacional, siguiendo – así mismo – los proyectos elaborados por expertos del Primer Mundo. Un país cuyo endeudamiento obedezca a un proceso de crecimiento y de mejoramiento de la calidad de vida del pueblo; donde los impuestos – recolectados con justicia y equidad - retornen a la ciudadanía convertidos en beneficios sociales y civiles. Sería un país con un reducido y muy representativo grupo de legisladores que represente - en su justa medida - a las mayorías tanto como a las minorías... sin necesidad alguna de unas Fuerzas Armadas, pero con contingentes especializados compuestos por funcionarios profesionales, debidamente entrenados en materia de seguridad ciudadana, secuestros, desbordamiento de la seguridad nacional, contrabando, etc. Un país donde los funcionarios que preservan el orden público, los médicos que atienden a la población menos privilegiada y todos los maestros reciban un salario digno y atractivo y los funcionarios públicos, en su mayoría, fuesen de carrera con un título universitario en administración pública, entrabando así el funesto “clientelismo político” que tanto daño les ha hecho a nuestros pueblos. 447

Un país donde los banqueros se dediquen a ser banqueros y el Estado garantice – en términos realistas y viables – los ahorros de los depositantes. En ese país por nosotros soñado, no habría necesidad de mantener tantos ministerios y los que queden se encargarían, en gran medida, de la supervisión de proyectos aprobados por el Estado a las empresas privadas que opten por prestar sus servicios a la nación, luego de ser contratadas siguiendo un sagrado sistema de licitaciones y evaluaciones técnicas. Un país donde los ingresos fiscales nacionales serían repartidos en su mayoría a los estados o provincias, de acuerdo a la población y a las riquezas propias de éstos/tas y exista un buen sistema – privatizado y debidamente supervisado – de seguridad social para nuestros ancianos y temporalmente desempleados. Así, más o menos, sería el país por nosotros soñado. Por ese país - por nosotros soñado - fue que arriesgamos nuestras vidas y todos nuestros bienes... y pusimos en un inmenso aprieto a nuestras familias.

Movimiento de Resistencia Radical www.mrr.name

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EPÍLOGO Las “Siete plagas de Egipto” se verían como un pequeño e insignificante resfriado si las comparásemos con lo que le ha caído a nuestra sufrida Venezuela, una piñata a la que nos hemos cansado de darle palo parejo, no a partir de la llegada de Castro a nuestro país, sino mucho antes de que el castro-estalinismo pusiera pie en suelo patrio. Hemos dejado siempre la libertad de Venezuela en manos ajenas a las nuestras. Primero pensamos que serían los “americanos” quienes nos iban a liberar de la pesadilla, a cuenta del petróleo y toda esa “chochada” (esa paja, como se dice en Nicaragua). Luego nos emocionamos con “la comunidad 449

internacional”, con la O.E.A., con la O.N.U. y hasta con la “Asociación de Ancianas Indefensas de Katmandú”. Pusimos nuestras esperanzas en Fedecámaras, en los muchachos de PDVSA, en los capitanes de los barcos petroleros venezolanos, en los medios de comunicación con sus respectivos periodistas y analistas, en nuestros políticos, en todas las vírgenes y, ahora: en nuestros estudiantes con sus palmas pintadas de un blanco puro y angelical. Hemos intentado derrocar al régimen con paros, firmazos, re-firmazos, mesas de negociaciones y acuerdos, marchas, manifestaciones de todo tipo, calistenia, ciclomarchas, caimaneras de futbolito con “el soberano”, bailoterapías, elecciones, “plebiscitos” y referendos. El día en que nos sublevamos, cuando ya teníamos al régimen buscando el palo en el cual ahorcarse, salieron por ahí “nuestros” líderes y nos chalequearon la única y verdadera opción que tuvimos de recuperar a Venezuela. Esos mismos líderes que nos traicionaron y nos han llevado por la ruta del más impresionante “guaraleo”, son los mismos que pretenden, con el cheque en blanco que le da la sociedad civil, continuar la “guerra” hacia la libertad. ¡Estamos mal! Es cierto: ya perdimos a Venezuela, pero eso no quiere decir que no la podamos recuperar. Se requiere, sin embargo, de un profundo análisis interno, no de la “oposición”, de cada uno de 450

nosotros. Preguntarnos si en verdad estamos interesados y dispuestos a recuperar la patria, o – por el contrario – nuestras intenciones son las de ver cómo capoteamos esta tormenta, confiando en que algún día nos salga el sol… por allá lejos. Hermanos venezolanos. La libertad, dejémonos de cuentos chinos, es como decía el apóstol José Martí, sumamente costosa. Debemos, todos, estar dispuestos a luchar por ella o, por el contrario, a acostumbrarnos a vivir sin ella. Deseándoles la mayor suerte de este mundo,

Robert Alonso

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