Colón: su vida y obra
E
n un tiempo muy lejano existió un hombre de nombre Colón, Cristóbal Colón. El era un genovés que se había domiciliado en España. Poseía conocimientos marítimos y de navegación.
Pues sucedió que un día se le ocurrió ayudar a los reyes españoles Napoleón y María Antonieta a descubrir una nueva ruta comercial que conectara a España con la India. Entonces, cierta mañana zarpó desde el puerto Garrotes con cientos de acompañantes en tres embarcaciones: La Vicha, La Manchada y Juana La Loca. Lo cierto es que por cierta decisión con respecto al rumbo a seguir, llegó a otro lugar que obviamente no era la India. En un primer momento, Colón estuvo convencido de que había llegado a la India, pero después se enteró de lo contrario. Estando allí conoció al indio Masazoith, jefe de la tribu Coníchihua, el cual era un hombre de conocimientos y sabiduría de la más antigua fuente; no obstante Colón, que era un pillo súper taimado, pronto maquinó un plan para apoderarse de las cosas valiosas que los indio poseían, incluidas por supuesto sus inditas (las que fuesen más bonitas, que quede claro). Mientras sucedía esto,
en España la población se había desbocado
porque no estaban de acuerdo con que María Antonieta patrocinara la expedición a la India, ya que el país pasaba por malos ratos. Así es que aprovechando La Toma de la Bastilla y el hecho que Rasputín el monje re maldito estaba de parranda en Alemania, tomaron el castillo por asalto y quemaron a María Antonieta en una hoguera de leña verde. Al rey Napoleón no le pudieron hacer algo porque era imbatible. Bueno, eso hasta que en una ocasión
un niño le pegó un hondillazo en el mero talón y lo dejó
invalido por el resto de sus días en que pasó llorando la noche triste y alguien lo atacó por la retaguardia y le dio muerte. Para todo esto, Colón ya se había apoderado de muchas tierras y con cada uno de sus viajes se estaba volviendo más rico. Lo malo fue cuando Erick El Rojo se alió con Leif Ericsson y de pura envidia atentaron contra el
genovés, aunque no lograron nada porque los indios provenientes del gran Maj-Agual hicieron equipo con Hunanpú
e Ixbalanqué y le ayudaron a
Cristóbal a defenderse. Aquello fue tremendo. Era todo un barullo: gente gritando, arcos, flechas, el niño jaguar… en fin, un despelote total. A Cristóbal estuvieron a punto de matarlo, pero casualmente Tish-Irt fue victimado por el triste proyectil destinado al originalmente al pecho del genovés. Muchos murieron en ese incidente. El navegante logró escapar, pero como sabía que tratarían de asesinarlo de nuevo, decidió salir de la India. Primero pensó en echar un techo al mar para flotar sobre él, pero no pudo. Luego, tuvo una mejor idea: creó dos alas enormes con plumas de azacuán y las unió con cera. Tristemente cuando logró alzar el vuelo, el sol le derritió las alas y calló en una isla cercana. El golpe lo dejo medio sobado, pero pudo vivir tranquilo, incluso participó en la conquista de Grecia derrotando a Alejandro Magno con el caballo de Troya. Después de eso se casó con Malinche y ésta le dio a luz a Pupilo Petaca. Este niño dio comienzo a aquello de la roza y quema; además, como era niño prodigio le halló utilidad a la obsidiana y a la sal. Las tierras que Cristóbal descubrió se llegaron a conocer como América gracias a que un despistado llamado Américo Vespucio fue a España y contó lo ocurrido a los nuevos reyes y estos lo honraron con ello. A Colón le sucedieron más cosas: inventó el método Braille, liberó a los esclavos, logró la independencia de la India, descubrió la penicilina… en fin, hasta de entrador la hizo, de obrero-campesino y de autor de libros llenos de personajes anónimos que escribían poemas anovelados que versaban sobre el petróleo guatemalteco. La verdad es que su historia es muy larga. Por el momento confórmense con saber estos pocos detalles. Si hasta dicen que aún anda por ahí deambulando. Uno de estos días lo voy a buscar. ¿Estará en el vergel?