Cirugía.docx

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CIRUGÍA

Adaptación (Texto original: Anton Chejov) ÓSCAR JAVIER ORJUELA A.

PERSONAJES: SERGUEI KUSMICH KURIATIN (DOCTOR APRENDIZ) EFIM MIJEICH VONMIGLASOV (MONAGUILLO) En un consultorio de clínica de pueblo. Una mesa de cirugía en el centro, en la cabecera de ésta habrá una bandeja de metal en donde reposa tres herramientas mecánicas: unas pinzas, un gancho y una llave inglesa. A los alrededores del espacio; estantes con botellas y cajas. Al subir el telón, se encuentra el medico aprendiz revisando algo en los estantes. Fuma rutinariamente su cigarro. Luego, entra el Monaguillo, busca en el recinto alguna imagen sagrada, al no encontrarla se santigua ante una botella dentro de los estantes. El Doctor aún no se percata de la presencia del Monaguillo. A continuación, el Monaguillo saca de su bolsa un pan y se lo entrega al Doctor a manera de saludo protocolario. El Doctor se sorprende por la presencia del Monaguillo recibe el pan y lo deja entre los estantes. SERGUEI. – ¡Aaaaaa! (bosteza el Doctor). ¿Qué lo trae por aquí? EFIM. – ¡Le deseo un buen día, Serguei Kusmich!... ¡Qué cierto y exacto es lo que dice el Libro de las Horas…¡”Mi bebida se mezcla con mi llanto…”! Ayer… me siento con la señora Polina a tomar el té y…, Dios mío!, ¡no puedo tragar ni una gota!... Sorbo un poco y me quedo sin fuerzas… ¡Además, no era sólo la muela, sino todo este lado!... (Se soba con delicadeza la mejilla izquierda) ¡Qué tirones!... ¡Dios mío!..., ¡qué tirones!... Me latía el oído como si tuviera metido –con perdón de usted- una puntilla o cualquier otro objeto. ¡Latigazos y más latigazos!... Pero ¡todo por los pecados, Serguei Kusmich! ¡Por los pecados!… El Sacerdote, cuando se acaba la liturgia me reprende: “¡Qué lengua andrajosa la tuya Efim!...¡ Cantas y no hay quien te entienda!...” ¿Y cómo, juzgue usted mismo, voy a poder cantar si la hinchazón no le deja a uno ni abrir la boca? (intenta abrir la boca) – con perdón suyo- y no he pegado un ojo en toda la noche…

SERGUEI. – (con la mano en el mentón escucha atentamente el testimonio del Monaguillo) ¡Vaya, vaya, vaya! Siéntese y abra la boca. (El Monaguillo se sienta cuidadosamente y abre la boca. El Doctor al sentir el aliento retrocede unos pasos y frunce el ceño. Observa con sorpresa que una de las muelas del Monaguillo está adornada con una profunda carie.) hummmm… EFIM. – (Trata de hablar pero las manos del Doctor se lo impide, así que el Doctor las retira) El padre diácono me mando a que hiciera buches con vodka, pero no me sirvió de nada. Sonia Anisimovna, ¡Qué Dios le dé salud! me encomendó a enjuagarme la boca con leche, pero no lo hice por temor a Dios porque es Cuaresma. SERGUEI. – Prejuicios… (El Doctor vuelve a introducir las manos en la boca, con la intensión de callar la respuesta del Monaguillo) ¡Hay que extraerla, Efim Mijeich! EFIM. – ¡¿Extraerla?!.. Eso solo usted lo sabrá, Serguei Kusmich. Para eso ha estudiado, para comprender el cómo y el porqué… Para saber lo que hay que extraer y lo que se cura con gotas o con… (hace el ademán de beber) Por eso nos han sido dado ustedes… Para que se han nuestros bienhechores… ¡Qué Dios les conceda la salud!... Para que nosotros, de día y de noche, recemos hasta la tumba por ustedes… SERGUEI. – ¡Tonterías!... (lo dice con modestia el practicante. Luego se aparta de la mesa y va hacia la cabecera en donde se encuentra los instrumentos mecánicos) La cirugía… Claro que para todo esto hay que tener costumbre y seguridad de mano. (Levanta el puño) ¡Sin conocimiento es imposible! Además, hay muchas clases de muelas… A unas hay que sacarlas con tenazas (levanta la herramienta); a otras, con una llave (Alza la llave); a otras, con gancho (levanta el gancho)… según y cómo se requiera. (El practicante coge la llave y la contempla por espacio de unos diez segundos con aire interrogativo, luego la deja y toma las tenazas). – ¿A ver? … ¡Abra la boca! –(dice con tono fuerte como para intimidar al sacristana, mientras se acerca con las tenazas en la mano) – Le vamos ahora mismo a… (da la espalda al público) Lo único que hay que hacer es cortar un poco la encía, seccionar en línea vertical y se acabó… EFIM. – (levanta su tronco de la camilla para hablar) -¡Sois nuestros bienhechores!... Nosotros, tontos de nosotros, de nada entendemos, mientras que ustedes dio Dios conocimiento. SERGUEI. – ¡No hable! (coloca su índice sobre la boca del sacristán y luego empuja la cabeza para acostarlo de nuevo en la camilla y da la espalda al público) ¡No es que sea difícil de arrancar…, pero como solo tiene raigones… (el sacristán emite sonidos de dolor y se retuerce del dolo) Espere, no se mueva, es cosa de una abrir y cerrar de ojos.

EFIM. – (Se vuelve a levantar y le agarra las manos al practicante) ¡Padre!...¡Virgen Santísima!... uy, uy, uy, uy! SERGEI. – Nada, nada (se zafa de las manos del sacristán) - No me agarre las manos (vuelve a tomarlo de la cabeza para acostarlo en la camilla) ¡No es una cosa tan fácil! (tira con fuerza y emite sonidos de fuerza y la muela se escapa de las tenazas). - ¡Es que el asunto es de… cirugía! Así de pronto no es posible. EFIM. – Pues ¡sí que tiras bien! – (dice con voz aun tiempo llorosa y burlona) -¡Que te tiren así en el otro mundo!... ¡Tantas gracias! Si ni siquiera sabes sacar una muela, ¿para qué te metes en ello? SERGEI. - ¿Y para que tu me agarras las manos? – (responde enfadado el practicante) ¿Crees, mujik, que es tan fácil arrancar una muela? ¡Prueba tú a hacerlo! ¡Esto no es lo mismo que subir al campanario y tocar las campanas! – lo remeda- ¡Mejor siéntate, siéntate te digo! EFIM. – ¡No veo más que estrellas! ¡déjame respirar! ¡oh!... (Atiende y se sienta) Pero no te esteas tanto tiempo tirando. Arráncala de una buena vez. SERGEI. – Con que me estás dando lecciones…, ¿eh? Vaya por Dios que gente más ignorante, vivir junto a ellos es como para perder el juicio – (da la espalda al público mientras y hace sonidos de fuerza) – La cirugía hermano, no es una broma. ¡No te muevas, la muela es vieja!... (tira) Así, así (Se escucha un fuerte crujido) ¡Ya lo sabia yo! EFIM. – (Permanece un minuto inmóvil en la camilla como privado de sentido, los ojos se pierden el horizonte. Está atontado…) SERGEUI. –Debería haber cogido la llave (Balbucea el practicante) ¡Vaya histótia! EFIM. – (Reacciona y se mete la manos en la boca; se da cuenta que en lugar de encontrar el espacio de la muela o la muela enferma, topa con dos astillas filosas) - ¡Diablo asqueroso… ¡Para nuestra perdición es para lo que estas aquí! ¡Herodes!. SERGEI. - ¿De manera que encima me insultas? – (masculla el practicante mientras guarda las tenazas en el anaquel) ¡Mal educado. Qué poco te enseñaron aun a fuerza de azotes en el colegio! EFIM.- (Sujetándose la mejilla sale del consultorio tambaleándose) (Las luces se apagan mientras de fondo suena “La Marcha Eslava” de Piotr Ilich Chaikovski).

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