Carlos Hugo Molina

  • December 2019
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Carlos Hugo Molina

La fuerza de la “La tesis básica, de la propuesta de Participación Popular, decía que para poder llegar a la descentralización era necesario primero realizarla a nivel municipal, con participación del ciudadano, ello iba a permitir un fortalecimiento de la democracia del Estado, en los niveles intermedios y nacionales”. En los primeros años de la década del 90 nació a la vida pública la Participación Popular. Creció, aprendió a valerse por sí misma y a esquivar los rigores de la desconfianza, en un contexto político y social donde lo nuevo viene signado de antemano con un pecado original. Un nombre está, más que vinculado, comprometido con su naturaleza, Carlos Hugo Molina, su ideólogo y gestor. Este progenitor siguió vigilante los pasos de su retoño, pero sabiendo que marcha solo y por buen camino: “Se convirtió en una política publica, comenta Carlos Hugo, más allá de que los gobiernos posteriores hayan querido continuar o no con la Ley, ya era una política de Estado, ya no podía volverse hacia atrás. No puede volverse hacia atrás el que se le consulte a la gente, el que los recurso sean entregados y fiscalizados a través de contraloría social”. Se gesta la participación y se genera el cambio De profesión abogado con especialidad en Derecho Constitucional y Administrativo, Carlos Hugo Molina es una persona con una impecable y respetada trayectoria profesional y política. Desde muy joven se sintió inclinado a temas culturales y sociales por lo que siempre estuvo vinculado a

participación

procesos de desarrollo comunitario, social y cultural. A finales de la década del 70 formó parte en la creación del grupo Cultural Jenecherú. Este grupo “estaba integrado por jóvenes de clase media con formación musical y literaria que practicaban como instrumento cultural y de toma de conciencia social y política....sirvió como instrumento catalizador pues expresó las inquietudes sociales de un período de transición política y de inicio del proceso democrático”1. El emprendimiento de estos jóvenes fue una importante experiencia social para Santa Cruz, pues demostró las amplias posibilidades de “acción organizada en materia de cultura”. Posteriormente, en la universidad, llegó a se Director de Extensión Universitaria y Secretario General: “Esto me permitió apoyar emprendimientos que estaban vinculados a temas indígenas y comunitarios, al sacar la universidad fuera de las aulas. En ese trabajo hubo una acumulación de información y de experiencia importante. Desde una visión académica, pude realizar algunas investigaciones y proponerlas”. Una de esas investigaciones estaba relacionada precisamente al tema de la participación popular. Con la publicación de estas investigaciones se inició la dinámica de la discusión a nivel nacional. Fue en el primer periodo del presidente Gonzalo Sánchez de Losada que se impusieron reformas significativas en el país y se alborotó el colmenar boliviano, después de la inercia que siguió a la recuperación de la democracia, a

mediados de la década del 80, y posterior implementación del sistema económico neoliberal. Un antes y un después Muchos de los momentos históricos de Bolivia tienen un antes y un después. En más de una ocasión ese “después” histórico ha dejado un sabor amargo en la memoria colectiva. Pero también ha habido una Ley de Participación Popular. Si en un momento se la resistió, junto a otras Reformas que se impulsaron en la gestión del Movimiento Nacionalista Revolucionario, hoy, después de todo el agua que corrió bajo esos puentes, se sabe que lo mejor que le pudo haber pasado a este país es la Ley de Participación Popular. Con ella las organizaciones vecinales, las comunidades indígenas y los pueblos lograron sacudirse el polvo de la postergación, y eligen sus Comités de Vigilancia, para administrar con eficacia y transparencia los recursos que por número de habitantes les corresponde. La vida después de la Participación En su trabajo desde el gobierno, Carlos Hugo Molina, dirigió la Secretaría de Participación Popular, dependiente del Ministerio de Desarrollo Sostenible:“Se formó un equipo de trabajo y nos tocó proponer, elabora y después poner en marcha la Ley de Participación Popular”. Posteriormente, sobre la base del equipo que trabajó en la dinámica de Participación Popular, creó el CEPAD (Centro para la Participación y el Desarrollo Humano), en 1

el departamento de Santa Cruz. Desde esta especie de laboratorio están poniendo en práctica una serie de metodologías para una concepción nacional de desarrollo: “Como CEPAD, nos especializamos temáticamente en áreas estratégicas como: desarrollo económico local, mancomunidad de municipios, fortalecimiento institucional, reformas del Estado, y a partir de aquí nos movemos ejecutando proyectos en Santa Cruz, ejecutando proyectos en Bolivia e intercambiándolo a nivel internacional”. El CEPAD se ha erigido como una Organización No Gubernamental que apoya y asesora a los actores públicos y privados de la sociedad, en temas relacionados con el desarrollo humano, económico y sostenible. A nivel internacional, la propuesta de la Participación Popular es implementada, según las especificidades y las características propias de cada región: “Me ha correspondido prestar servicios como consultor o como académico conferencista, prácticamente en todos los países del sistema interamericano para compartir esta experiencia” Siguiéndole los pasos a la participación, desde las provincias Desde el trabajo en las oficinas del CEPAD, hasta el seguimiento de los proyectos en los lugares de aplicación, Carlos Hugo Molina viene desempeñando una labor eficiente y eficaz con la ayuda de los hombres y mujeres de esta institución: “Yo paso 10 días del mes en el campo, en San Ignacio, en Concepción, en Camiri, en todos los lugares donde estamos desarrollando esta actividad y eso me permite no sólo realizar un acompañamiento práctico operativo de las cosas que se están haciendo, sino además ponerlas en valor y compartirlas externamente. Eso es lo que hemos hecho aquí, el equipo de trabajo es multidisciplinario y cada uno cumple una parte, pero se complementa con las otras, y mi labor dentro de todo eso es fungir como capitán de cancha”.

cruceñas están en nuestra agenda anual de visitas, porque, desde el CEPAD, se las está impulsando económicamente, a partir de una renovación de sus potencialidades turísticas y una revalorización de sus riquezas culturales y folklóricas. Así, podemos asistir y disfrutar del Festival Hípico en Buena Vista, de la Feria Agrícola y Ganadera en el Municipio de la Guardia, del Festival de la Orquídea en Concepción, de la Feria de la Fruta en Porongo y La Guardia o del Festival de música Renacentista en las Misiones Jesuíticas: “Uno de los temas que hemos propuesto, con resultados prácticos, es convertir a la mayor cantidad de municipios de Santa Cruz en “municipios escuela”. Por ejemplo, la Guardia ya tiene esa calidad, ahí hemos trabajado con el alcalde y con todos los funcionarios municipales, pero demás con la comunidad, con la población para que aprendan, no solamente a hacer las cosas que están haciendo, sino a compartirlas”. “El resto del tiempo, para divertirse y vivir en paz” “Aquél que siembre esperanzas y las deje morir, cometerá delito”, es la ley fundamental en “El país del sentimiento y la imaginación”, una ficción literaria escrita por Carlos Hugo. Aunque sus aficiones por la literatura y la música, son menos conocidas que sus incursiones en la política, también dedica tiempo y dedicación a leer, escribir, publicar y tocar la armónica.

En los últimos años las provincia 2

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