POESÍA. CARLOS BLANC PORTAS MEDITACIÓN DEL BODHISATTVA
Ten compasión de las bombillas de los bares de la madrugada, cómo, suspendidas, regalan a las calles ese trémulo resplandor que no les sobra porque su luz apenas da para mostrar la palidez de tazas y periódicos (quizás el tímido reflejo de algún que otro mostrador). Observa cómo tristes, mas serenas extática levitación en sus esferas de cristal, duendes atrapados en un amanecer distinto cómo más cerca que nadie de esos techos decorados, único cielo para los que bajo su luz buscan refugio, más pacientes, más constantes, más sufridas (¿no habrá quién su superficie roce con un paño?), más generosas y madrugadoras que todos los curas y trabajadores que no han entrado aún en los templos de dios o del trabajo; observa, digo, cómo no descansan y cómo cuando la luz del sol definitivamente asoma y la ciudad levanta del asfalto en que dormía su orgullo inextinguible, a la orden de un leve dedo, de una mano sin nombre ni destino, se apagan en silencio, sin quejarse, inadvertidamente hasta que lleguen la noche o el siguiente amanecer.
SOLEDAD Cuando ya nada es fácil y sólo queda poner tu carne en el alféizar y desaparecer... toca tan sólo tu desnudo, acaricia tu piel, asómbrate del placer de estar contigo mismo, sé impuro... sólo entonces verás que el Universo es otro y sonreirás ante la inconsistencia de los hombres.
Carlos Blanc Portas 1960 Albacete. Sus genes ya portaban versos, pero es su esfuerzo para equilibrar el fuerte pálpito de su corazón con su tendencia a la reflexión, el que ha generado una poesía tan particular, honda e independiente como él mismo; tan prístina e intensa como sus ojos.