Camillas De Hospital.docx

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Faltan 3.942 médicos y 37 hospitales de tercer nivel en todo el país Otro de los grandes problemas que tiene el país es el presupuesto en salud. Actualmente, el mismo alcanza al 6.1% del Producto Interno Bruto (PIB), pero los sectores de salud piden que suba hasta 20%. El colapso de los hospitales, las filas en la madrugada para obtener una ficha de atención y las esperas de varias horas, días o hasta meses para la atención médica de un especialista en el sistema público seguirá siendo un gran problema en Bolivia si no se cumple con los mínimos parámetros internacionales en salud. El cuello de botella que se genera en los centros de atención públicos responde a la falta de especialistas y hospitales que atienden la alta demanda de pacientes que no cuentan con un seguro social o recursos económicos para ir a un servicio privado. Según las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud, por cada 10.000 habitantes debe haber 23 médicos, y por cada 250.000 personas un centro de salud de tercer nivel, parámetros mínimos que el país todavía no ha alcanzado. El Instituto Nacional de Estadísticas (INE) proyecta que la población en Bolivia este año llegará a ser de 11.145.000 habitantes. Para esta cantidad de personas, se requiere un total de 25.633 médicos en el servicio público, pero el país tiene según el Colegio Médico de Bolivia 21.691 galenos trabajando en esa área, de los cuales solo 3.152 son especialistas y 18.539 médicos generales, por lo que en el país hay un déficit de 3.942 galenos, de acuerdo al cálculo internacional. Esto significa que por cada médico en el país hay 507 pacientes, cuando lo ideal sería 437 pacientes por profesional. Las cifras tampoco son las adecuadas en el caso de los hospitales de tercer nivel, en los que la población demanda servicios de especialistas de distintas áreas. Por ejemplo, Cochabamba solamente tiene un hospital público de tercer nivel para aproximadamente 2 millones de habitantes, por lo que faltarían tres centros de salud más de este tipo para la demanda de la población. Esto repercute directamente en la calidad de atención médica. Personas que vienen desde provincias por un especialista deben madrugar o esperar varios días para ser atendidas. La programación de una operación también puede esperar varias semanas, hasta que una de las camas del nosocomio esté disponible para el paciente. Según datos del Sistema de Información en Salud (SNIS) del 2015, solamente 2.858.785 personas tienen un seguro social en el país, lo que significa que más del 70 por ciento debe acudir a hospitales públicos y privados para recibir atención. Los datos del SNIS indican que en el país hay 71 centros médicos de tercer nivel, pero de esta cifra toma en cuenta también a las clínicas y hospitales privados. El presidente del Colegio Médico de Bolivia, Aníbal Cruz, asegura que los centros de

tercer nivel no sobrepasan los ocho en todo el país y sostiene que en estos casos no se puede tomar en cuenta al sector privado que cobra por la atención. El presidente del Sindicato de Ramas Médicas de Salud Pública (Sirmes) de Cochabamba, Carlos Nava, coincide y dice que el Gobierno toma en cuenta entre estas cifras a hospitales que son parte de un tercer nivel, pero no son nosocomios independientes con todas las especialidades. Aclaró que un hospital de tercer nivel debe incluir todas las especialidades y tener unidades de maternología, pediatría, oncología, gastroenterología, cardiología, neumología, entre otros. “El único hospital que cuenta con todas esas especialidades y es público es el Complejo Hospitalario Viedma”, indica y cuestiona los datos del SNIS que señalan que Cochabamba tendría 19 centros de salud de tercer nivel. Nava dice que ni contando a los hospitales privados el departamento alcanza a 7 hospitales de este tipo, por las características que debe tener. Recordó que un hospital de tercer nivel debe disponer además de 100 camas para la atención requisito que en Cochabamba solamente lo tendrían el Complejo Hospitalario Viedma y la Caja Nacional de Salud. De acuerdo al último informe proporcionado por el Ministerio de Salud, en los últimos 12 años el número de centros hospitalarios en primer, segundo y tercer nivel incrementó de 2.870 a 3.902, cifra que para los médicos no es válida pues aseguran que una gran parte están bajo candados y sin personal. “Han hecho hospitales como canchas de fútbol. Cómo se puede explicar que Potosí, que tiene tanta población migrante, tenga 496 hospitales de primer nivel, más que Cochabamba y Santa Cruz, según los datos del propio SNIS”, señaló Nava. FALTA DE PRESUPUESTO La raíz de todo el problema de salud es, según Cruz, la falta de presupuesto. Actualmente, el monto asignado para toda la atención de salud en el país es 18.805.000 de bolivianos, que representan el 6.1 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB). Aproximadamente el 40 por ciento de este monto se invierte en el pago de sueldos y salarios. El ente colegiado cuestiona esta inversión y asegura que se debería duplicar y llegar por lo menos al 16 por ciento si se quieren dar las condiciones mínimas. Cruz manifestó que la solución a los problemas de salud no pasa por reuniones convocadas por el Gobierno como la Cumbre de Salud que se realizará el próximo mes. Señala que la única vía de solución a los problemas es el incremento en el presupuesto. Con el dinero se podrá contratar más gente y hacer funcionar hospitales que pese a que ya están listos para ser utilizados no funcionan por la falta de médicos. Nava es más exigente y asegura que el monto mínimo que se debería dar es del 20 por ciento del PIB.

DÉFICIT EN CAMAS Otro de los grandes problemas es el déficit en camas en los hospitales. La falta de este elemento indispensable para la atención ha hecho que muchos nosocomios hagan esperar en silla de ruedas, en asientos o hasta en el piso a los enfermos. Cochabamba es un claro ejemplo de esta situación. En la sala de dilatantes del maternológico Germán Urquidi, la mayoría de los días de la semana apenas hay espacio para caminar. Mujeres están acostadas en colchonetas en el piso junto a sus bebés recién nacidos, mientras que otras esperan por la atención para su parto. El problema se repite de manera frecuente por lo menos la mitad de la semana. Según datos de la OMS, por cada mil habitantes debe haber un promedio de entre ocho a 10 camas, pero en Bolivia el dato está muy por debajo. En total solamente se tienen 13.049 camas en segundo y tercer nivel para todo el país, de acuerdo a datos del SNIS de 2015. En los hospitales de tercer nivel, hay 7.405 camas, mientras que en los de segundo nivel 5.644. En los hospitales de primer nivel también se han incorporado camas, pero no con el objetivo de la internación. De acuerdo al cálculo de la OMS Bolivia debería tener como mínimo un estándar de 88.000 camas. Con estos datos habría un déficit aproximado de 15.000 camas.

Camas eléctricas y camillas móviles hospitalarias La comodidad y seguridad del paciente, y la accesibilidad del personal deben ser factores primordiales en el momento de comprar una cama o camilla hospitalaria. Las camas eléctricas permiten ajustar convenientemente la altura de la cama y la posición del colchón, ahorrando tiempo y tensión física al cuidador en los cambios de posición del paciente, y en el aseo. Suelen tener accesorios y características de diseño que ayudan a resolver las necesidades especiales de los pacientes, reducen al mínimo la necesidad de movimiento del mismo, mejoran el acceso y facilitan su transporte a otros servicios. Incluyen cabecera y estribos removibles, controles para bajarlas rápidamente, compatibilidad con los exámenes radiológicos, báscula de cama, transformadores de aislamiento, postes y manijas de elevación y aislamiento doble. Las camillas pueden ser de altura fija, ajustable mecánica o hidráulicamente. Las hay especialmente diseñadas para procedimientos radiográficos y/o fluoroscópicos, pediatría, trauma y cirugía. La camilla móvil permite transportar al paciente con seguridad dentro de la institución. Como los pacientes de las unidades de emergencia,

cirugía y UCC/UCI se transfieren a menudo entre las diferentes áreas del hospital, la mayoría de las camillas usan accesorios para acomodar atriles IV en cada esquina, para la infusión de líquidos, monitores, soporte para tanques de O2, ganchos para las bolsas de drenaje, y estantes para el equipo de emergencia y monitoreo y otro equipamiento. Una canasta de uso general sirve para transportar las pertenencias del paciente y el equipo médico. Rutinariamente, las camillas funcionan como camas en algunas UCC/UCI, en situaciones de desastres y en las unidades de emergencia cuando hay un número muy elevado de pacientes. Principios de operación Las camas eléctricas pueden ser de pedestal o de panel. Las de pedestal utilizan típicamente un tornillo, un engranaje y un sistema de palanca, para levantarlas y bajarlas, mientras que la base permanece inmóvil. Incluyen generalmente topes tipo rodillo en la cabecera, para evitar el daño de la pared. Las camas de panel utilizan un sistema de cable polea que resbala las esquinas sobre patas tubulares telescópicas o un sistema similar operado por un mecanismo de tornillo palanca. Ambos métodos levantan y bajan la sección del resorte y la base y mueven la cama en un plano vertical, manteniendo la misma distancia relativa de la pared. El colchón de la cama/camilla se soporta por un resorte de acoplamiento o una caja de lámina metálica, que se divide típicamente en tres o cuatro secciones, para que pueda adoptar las posiciones de Fowler, semi Fowler, Trendelenburg y Trendelenburg reverso, y en algunos casos la de silla cardiaca o hiperextensión. Las secciones retráctiles permiten que la cabecera y la sección de los pies se levanten sobre la sección del asiento de la cama. El autocontorno está disponible en algunos modelos. Este eleva automáticamente la sección de las rodillas de la cama cuando se levanta la cabecera, evita que los pacientes con movilidad limitada se caigan y reduce el número de veces que deben ser reposicionados en la cama. En la mayoría de las camas, los motores separados realizan tres funciones: ajustar la altura del resorte, mover la cabecera y mover la sección de las rodillas. Algunas camas tienen un solo motor y una transmisión engranada, que selectivamente engancha el tren apropiado para la función deseada. El uso de tableros de circuitos para regular la función del motor hace que los ajustes de la cama y la reparación de los motores sean más fáciles y rápidos. Las CB están reforzadas para proporcionar una capacidad de peso más alta. Tienen motores y ruedas más grandes, para facilitar el movimiento y la transferencia del paciente. Los marcos se pueden reforzar también para ayudar a que el paciente obeso, con movilidad limitada, sea asistido por los cuidadores durante el reposicionamiento o para proporcionarle una palanca cuando necesita levantarse de la cama o voltearse. Algunas CB también permiten el ajuste del ancho mientras están ocupadas, lo que facilita su movilización a través del umbral de las puertas, sin transferir el paciente a otra cama. Las camas pueden disponer de ciertos controles para el paciente y el cuidador. Incluyen control de posición, funciones de llamada de enfermería y bloqueo de la salida del paciente. Estos controles pueden ser colgantes, montados lateralmente o en la baranda. Los botones de los controles se pueden marcar con símbolos claramente visibles y comprensibles, que indican sus funciones. Los controles colgantes son neumáticos, sin cableado eléctrico, o con interruptores de membrana de bajo voltaje, eléctricamente controlados. Los laterales y de baranda son interruptores de palanca o de botón montados en el marco de la cama.

Los controles del cuidador están ubicados típicamente en el tablero de los pies de la cama o en los laterales, lejos del paciente, e incluyen posiciones especiales de la cama y bloqueo. Algunos duplican los controles del paciente, permitiendo la operación de todas las funciones. La cama de UCC/UCI deben proporcionar un control de reanimación cardiopulmonar que permita llevarlas rápidamente a una posición plana y estable ante una emergencia. Los bloqueos se utilizan generalmente cuando la posición de la cama del paciente debe permanecer fija. Muchas camas tienen una manivela manual o hidráulica, que se puede utilizar para ajustar la posición, durante el transporte o en un apagón. Algunas camas/camillas tienen ventanas radiolucentes, hechas típicamente de plástico Lexan, en las secciones de la cabecera y del torso, y se pueden levantar para acomodar unidades de brazo en C, para la realización de procedimientos fluoroscópicos en la cama. Pueden tener incorporadas rejillas radiográficas, soporte para el chasis para la toma de radiografías y una báscula de cama para reducir al mínimo la necesidad de transferir a pacientes a otra cama o mesa durante el tratamiento. Un eslabón giratorio, un sistema de frenos central y ruedas de gran tamaño facilitan el transporte y el paso de la cama por el umbral de la puerta, el ascensor y otras superficies irregulares. Las barandas pueden variar en longitud y tipo y ayudan a limitar al paciente dentro de la cama. La camilla móvil típica consiste en una plataforma en acero, aluminio o plástico, para el paciente, montada sobre una base que incorpora un dispositivo mecánico o hidráulico para el ajuste de la altura. Las de altura fija son generalmente más livianas, menos complejas y costosas que las ajustables, pero no facilitan la transferencia segura y cómoda del paciente. La altura de la plataforma de la camilla se puede ajustar, para el acceso fácil del paciente, por medio de una bomba hidráulica, manivela mecánica o con soportes de las barras que casan en surcos. Las camillas pueden soportan pacientes hasta de 300 libras y tienen el tamaño suficiente para pasar por los umbrales de las puertas. Barandas ajustables ayudan a prevenir la caída del paciente o retener a un paciente ingobernable o sedado, además de las correas de retención. Los topes del perímetro reducen al mínimo el daño de las paredes, los marcos de las puertas y la camilla misma. La mayoría de las camillas tienen por lo menos dos frenos en las esquinas diagonales. Pueden girar sobre un eje y están equipadas con bloqueos en las llantas y/o frenos de rueda, para mantenerlas estacionadas durante el tratamiento del paciente. Un soporte giratorio permite manejarlas y maniobrarlas durante el transporte. Problemas Los pacientes pueden quedar atrapados entre la cama, las barandas y el colchón. Se recomienda no usar camas eléctricas en las salas generales de psiquiatría, y tener cuidado en la limpieza de los controles cuando se han mojado con líquidos. Las barandas se pueden trabar, los soportes o componentes de la estructura en ocasiones se caen o puede fallar la estructura. La pérdida de una llanta puede hacer que la plataforma se incline y se caiga el paciente. La inspección de rutina de las llantas, barandas y los otros componentes del marco puede prevenir generalmente estos problemas. Consideraciones de compra La comodidad, la seguridad del paciente y la accesibilidad del personal deben considerarse al comprar una cama/camilla. Otros factores dependen de las necesidades individuales y las áreas de uso en el hospital. La capacidad de ajuste de altura agrega

costos, facilita la transferencia del paciente a las camas o mesas y hace el tratamiento del paciente más conveniente. Si la camilla se utiliza primariamente para el transporte, puede ser menos costosa y de altura fija. Sin embargo, la camilla de altura fija solo es apropiada para las instalaciones que tienen superficies de transferencia estandarizadas o ajustables en altura. Los precios de las camas eléctricas pueden ser bajos; sin embargo, una cama de hospital estándar debe incluir accesorios, lo cual aumenta los costos. Debe evaluarse cuidadosamente el beneficio de adquirir camas con otras características solamente cuando permanecen en áreas de cuidado especial. Al comprar una cama eléctrica/camilla se deben considerar las posiciones que puede adoptar, la calidad de la construcción y la facilidad de uso. Otros factores que deben ser revisados cuidadosamente son la confiabilidad de la mecánica, el servicio de mantenimiento de la cama/camilla y la disponibilidad de repuestos. El precio de compra real de una cama eléctrica/camilla depende también de otros factores, tales como descuentos del fabricante por cantidad, área geográfica, costos de carga y competencia. Los costos de inspección y mantenimiento pueden exceder el precio de compra y deben contemplarse. Las piezas se pueden proveer bajo garantías. Antes de tomar una decisión sobre la compra, se debe determinar el número de unidades requeridas, la facilidad de operación y limpieza, el tiempo y términos de la garantía y la experiencia del usuario. La manipulación rápida y fácil de la camilla es de importancia particular durante emergencias; por ello, puede ser ventajoso el estandarizar un tipo de cama/camilla en la institución, así aumentar la familiaridad del personal. La estandarización también permite el intercambio de las piezas de re n puesto y los accesorios. Sin embargo, los hospitales se pueden limitar por la estandarización, cuando requieren una cama/camilla especial de un proveedor. En los ambientes donde son probables las caídas de la cama del paciente se pueden usar camas bajas, que se elevan para proporcionar el acceso fácil del cuidador. Materiales más fuertes y durables, usados en la fabricación, han mejorado la maniobrabilidad y la longevidad de las camas/camillas. Debido al uso creciente de las camillas en áreas del tratamiento tales como endoscopia y salas de cirugía, varios fabricantes ofrecen una gama más amplia de modelos.

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