a ver... Bremen es una pequeña ciudad del norte de Alemania, famosa por el cuento de los hermanos Grimm "Los músicos de Bremen"(Abajo te dejo la historia), tiene un casco antiguo encantador y un mercado que ponen en la plaza del Ayuntamiento repleto de frutas, quesos, y espárragos. Del aeropuerto sale un tranvia directo al centro de la ciudad (Strassebahn n.6), hasta la Hauptbahnhof (la estación central de tren), Puedes pedir folletos de Bremen antes de viajar, a la oficina de turismo desde internet (envias un email a
[email protected]), te los mandan por correo, mapas y todo. En Bremen tienes que visitar el centro donde está el Ayuntamiento, la catedral y la estatua de los músicos (die Stadtmusikanten), que si la tocas te dá suerte, según la tradición. Luego puedes darte un paseo por el río Weser, donde encontrarás varios barcos amarrados que en realidad son restaurantes, pub e incluso algunos son un teatro!. Cerca del centro está el barrio Schnoor, no te lo puedes perder, un barrio antiguo, con casitas del siglo XVIII perfectamente conservadas, pintadas de colores, te dá la impresión de estar dentro de un cuento de hadas. Andando desde la Haupbahnhof llegas al Burgerpark, un parque inmenso en el que podrás perderte un par de horas y hacer unas buenas fotos. Al final del parque saliendo por la derecha, está el Universum Science Center (http://www.bremen.de/sixcms/detail.php?id=338398), un edificio que sólo por su diseño ya merece la pena ir a verlo, aunque sea desde fuera. Si cojes el Strassebahn n.6 dirección Universidad te llevará cerca del parque de los Rododendros, un parque de árboles milenarios, entrar y pasear bajo ellos es gratis. Si quieres, dentro del parque está Botánika, otro parque de plantas y animales pero la entrada cuesta 8 €.
Esta historia me la conto mi profe de Aleman; conocia a los Hmnos Grimm, pero no este ceunto en particular... „“El Cuento de los Musicos“... Resulta que un burro (de esos que caminan en cuatro patas) estaba a punto de jubilarse. Su amo le decía que era un completo inservible, y sin darle su cena del día, lo abandonó en medio de la montaña. Toda una vida dedicada al trabajo, toda una vida cargando leña y cemento, toda una vida al lado de un amo que, cuando ya no lo necesitó, lo abandonó. El burro, cansado y abatido, decidió que era momento de seguir su sueño. Muchos de sus amigos lo habían juzgado mal cuando lo contaba. Era cierto que nadie lo apoyaba, ni nadie creía que fuera capaz de lograrlo. Era algo complicado, quizá una fantasía sin posibilidades de concreción, pero siempre había tenido ganas de intentarlo. Y aunque ya era algo viejo, y hubiera sido más fácil quedarse paseando por el monte, sintió que era el momento: siempre había querido llegar a la cuidad de Bremen y convertirse en músico.
A pocas horas de comenzar su camino se encontró con un perro sucio y hambriento. Le preguntó qué le sucedía, y el can dijo que su dueño lo había dejado por ahí, porque ya era viejo y ya no cazaba patos como antes. El burro, cordialmente, lo invitó a sumarse a su camino hasta la ciudad de Bremen. “¿Y qué vamos a hacer ahí?", preguntó el perro. “Vamos a convertirnos en músicos.” El perro lo miró con cara de “este está loco”, pero se sumó. Habían caminado algunos kilómetros más hacia el norte cuando se encontraron con una gata que buscaba comida en un tonel. La invitaron a sumarse al recorrido. La gata miró a la simpática dupla y dijo “miau” (y sí, ¿qué otra cosa iba a decir la gata?) Lo mismo, con un gallo cantor que había sido despedido de su trabajo como despertador de un zapatero. Los cuatro emprendieron el resto del camino hacia Bremen, la ciudad donde harían realidad sus sueños. A pesar de que Bremen no quedaba nada cerca, el camino fue divertido y les permitió conocerse más. Hasta que se hicieron amigos. Días más tarde y luego de mucho andar, vieron a lo lejos la ciudad y apuraron el paso. Llegaron a una casa y decidieron que debían pasar la noche allí. Pero adentro de la casa había un grupo de ladrones que utilizaba el lugar como guarida. Debían sacarlos de ahí. Fue entonces cuando armaron un plan. Decidieron asustarlos. La noche era tormentosa, llovía a cántaros y hacía frío, algo totalmente normal en la ciudad de Bremen, muy cercana a la costa. El burro se plantó bien sobre la tierra. Sobre él, se paró el perro. Arriba de éste, el gato y sobre la cabeza del gato, el gallo. Los cuatro, formando una curiosa estructura zoológica, esperaron a que un relámpago los iluminara. Y justo en ese momento, cada uno de ellos empezó a hacer ruido. El asno a rebuznar, el perro a ladrar, el gato a maullar y el gallo a cantar. Claro, los ladrones se pegaron un susto terrible. Lo que veía a través de la ventada era nada más y nada menos que un monstruo. Así que huyeron de la casa, dejando el botín sobre la mesa . La casa estaba algo desarreglada, pero todos acordaron que debían poner manos a la obra para emprolijarla y quedarse a vivir allí. Así fue como estos cuatro personajes llegaron a la ciudad y tiempo después cumplieron su sueño: se convirtieron en músicos hechos y derechos. Y Alli tienes la Estatua, jeje!!! Que disfrutes el Viaje! Tschau! Grenhis