Bol 127 Pag 24 Y 25 Web

  • November 2019
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A Francisco Vázquez Domínguez (Amigo, compañero, hermano…) N.H.D. Andrés Muela Caneiro ti, Fran, te quiero dedicar estas palabras, para que todos los miembros de la Hermandad a la que perteneces (para siempre) te conozcan y sepan el amor que profesaste a nuestros titulares, para que sepan cuántas tardes entre clase y clase de la Facultad hablábamos del Lunes Santo, dando igual la época del año en la que estuviéramos, y tú siempre con la misma ilusión y con el mismo orgullo de ser de Las Penas.

A

Hoy me siento vacío porque físicamente no podré charlar contigo ni ver más la cara de ilusión que ponías cuando surgía el tema de ese día tan especial para ti, el nerviosismo que mostrabas por si llovería o no, y las de veces que me preguntabas ”oye Andrés, ¿este año podré salir de acólito en el Señor? Es que es mi mayor ilusión”. Y hoy, junto a ese vacío, siento el orgullo de haberte podido ayudar a cumplir tu ilusión de “ser luz” del Señor de las Penas, al que debió agradar tanto cómo lo hiciste que desde el cielo no ha dudado en llevarte tan pronto, tan lamentablemente pronto, para que le sigas alumbrando en su largo camino para ayudarnos a todos con nuestras cosas y problemas. Acólito para siempre Fran. Y vas a tener la suerte de no ser sólo acólito de Lunes Santo (sin lluvia, por cierto, no te preocupes), sino todos los días. No me cabe la menor duda que con la insistencia y el empeño que le ponías a todas las cosas muy pronto serás su predilecto si no lo eres ya, con ese carácter tan afable y de buena gente. 24

LAS PENAS

Has tenido suerte, aunque los que te queremos sintamos el dolor de no entenderlo mientras te añoramos, como yo añoraré tu presencia en nuestra Casa de Hermandad y esos cafés tradicionales con sus discusiones por el empeño de ambos de pagar cada día. Pero sobre todo este año para mi será más especial el Lunes Santo, porque durante todo ese día te tendré y te tendremos aún más presente todos tus compañeros acólitos, estarás en nuestra mente y en nuestro corazón y con todo el cariño y amor te dedicaremos nuestra Estación de Penitencia. Hoy no te quiero agobiar más, compañero, amigo y hermano Fran, pero ya hablaremos, porque ahora eres tú el que me tiene que responder muchas cosas, ahora sabes tú mejor que yo lo que es tener la mirada del Señor de las Penas tan cerca, o las lagrimas de la Virgen de los Dolores. Ahora te toca a ti, hermano, describirme cómo es y qué se siente. Y aquí estaré, amigo, liado con las cosas de la Hermandad, con los jóvenes (que todos te mandan un abrazo y que también quieren que les ayudes en su vida cotidiana). Este año, como ya te habrán dicho allí arriba, tenemos un estreno: saldrá un angelito más en la canastilla del paso. Espero y estoy seguro que te pondrán en un lugar privilegiado, así que ya me cuentas cuando entremos que tal te ha ido la estación, como has hecho siempre. Un fuerte abrazo y no me despido de ti, ni al hablar lo hago en pasado, porque el pasado es para las cosas que se olvidan y a ti siempre te llevaré conmigo. Noviembre 2007

Acción Social D. José Rodríguez Rodríguez

P

ara poder referirnos a la acción social que cumplen las bolsas de caridad de nuestras hermandades, habrá que remontarse a la Sevilla post-colombina, cuando vinieron a nuestra ciudad trabajadores dispuestos a emplearse en los astilleros y las atarazanas, y se ampliaron las demandas de toneleros, calafates, etcétera, lo que dio lugar a una serie de epidemias y plagas que azotaron la Sevilla de aquellos tiempos. Es entonces cuando empiezan a proliferar de una manera importante las hermandades, agrupadas en su mayoría en oficios, como los de toneleros, cereros, hortelanos, sastres o gremio textil entre otros, que encuentran acomodo en cuanto a rendir culto a una devoción del Señor o la Virgen o simplemente una Cruz. Esta clase de hermandades gremiales, promueven la creación de hospitales propios, mantenidos por ellas mismas, sufragando su funcionamiento y dirigida su actividad a la atención de los hermanos que lo necesitaran. Para ello extendían y ejercitaban sus obras a la limosna, cuando enfermaba algún cofrade a visitarlo, en la hora de la muerte a ser atendido con sendos dineros, para misas cantadas por su alma, para lo que instituyeron bolsas de cotizaciones o recaudaciones con carácter periódico con las que atender las necesidades de los hermanos, según establecían sus reglas, si bien limitada su capacidad económica por el propio auge de la hermandad.

todas las necesidades que ocasionan la pobreza o la falta de recursos. Innumerables cofradías incluyeron dentro de sus fines también la atención y el amparo a viudas y huérfanos, creando el Fondo Pío. En nuestro tiempo prácticamente la totalidad de las hermandades asisten necesidades mediante las bolsas de caridad, cada hermandad en su medida (obvio es que las más fuertes, económicamente hablando, atienden un mayor numero de necesidades), pero son muchos los que no saben cuánto podrían hablar las hermandades de recibos de luz pagados porque se la cortaban, recibos de alquileres abonados porque los echaban de la mísera habitación que tenían en alquiler, o de las bolsas de comida que han entregado en momentos de necesidad. Esta labor callada casi siempre no es conocida en la actualidad por los ciudadanos, como no saben de las colaboraciones con los comedores sociales, bien sean atendidos por monjitas, bien por ONGs. Las her mandades prosiguen sus labores sociales, porque aún hoy siguen existiendo situaciones de necesidad. Con todo el abanico de prestaciones expuestas, entiendo que queda clara la importancia que nuestras cofradías y hermandades, tuvieron como antecedentes, de lo que hoy conocemos como Seguridad Social.

Esta labor callada de las Hermandades en las actualidad es desconocida por los ciudadanos.

También se atendían demandas como sufragar gastos por enfermedad a los hermanos que lo necesitaban, asistencia medico-farmacéutica, alimentar a todo hermano que lo necesitase hasta su restablecimiento (todo ello a cargo de la hermandad) y, en resumidas cuentas, asistir en Noviembre 2007

Si bien hay que reconocer que hoy nuestras hermandades, aunque ya no cubren las necesidades de la misma forma, esto es a todos sus cofrades, porque afortunadamente existe un sistema que ellas mismas propulsaron, lo cierto, es que siguen teniendo aquella inicial función de cofradías-religiosas, y continúan atendiendo y satisfaciendo bastantes casos de necesidad.

LAS PENAS

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