Introducción. “No temáis delante de ellos; acordaos del Señor, grande y temible, y pelead por vuestros hermanos, por vuestros hijos y por vuestras hijas, por vuestras mujeres y por vuestras casas”. Neh. 4:15. Este texto es parte de un pasaje en el cual Nehemías toma medidas contra la acción de los adversarios que intentaban detener la obra de reconstrucción de Jerusalén, es de destacar que Nehemías alienta al pueblo a no temer, y confiar en Dios, y batallar por sus familias. Y esto es fundamental, pues los padres deben batallar por sus familias apoyándose en Dios, sabiendo que él es el que los sostiene. Ahora bien ¿quiénes son los enemigos de nuestra familia? Si hacemos una lista de lo que el diablo utiliza para atacar a la célula base de la sociedad sería muy extensa, pero refiriéndonos al tema de los hijos, podemos mencionar: el maltrato, la explotación, la violencia, el infanticidio, el incesto, la violación, el aborto, el abandono, etc. Es lamentable decir que muchas veces los enemigos de los hijos son sus propios padres, sean concientes de eso o no, porque muchas veces los padres por desconocimiento destruyen la vida de sus propios hijos, es por eso que debemos ser sabios y batallar por la vida de nuestros niños, pues ellos son parte del plan de Dios para la toma de la tierra; y están dentro de la visión que Dios ha dado a la iglesia, y el diablo sabiendo esto tratará por todos los medios de evitar que ellos lleguen a cumplir el plan de Dios y el proyecto de vida que él tiene para ellos; para tal fin intentará herirlos y destruirlos desde, incluso, antes de nacer; por eso los padres y líderes que pastoreamos niños debemos ser sabios para ministrarlos, guiarlos y cuidarlos para que lleguen al objetivo y meta de Dios. Porque la Biblia dice algo importante, que ellos son armas en las manos del valiente y un tesoro precioso: “He aquí, herencia de Jehová son los hijos; Cosa de estima el fruto del vientre. Como saetas en manos del valiente, Así son los hijos habidos en la juventud. Bienaventurado el hombre que llenó su aljaba de ellos; No será avergonzado Cuando hablare con los enemigos en la puerta”. Sal. 127:3-5. ¿Corrección o maltrato? Corrección: instruir, guiar, disciplinar, amonestar, enseñar, educar, discipular, encaminar, poner límites. Entra en las necesidades básicas de seguridad, amor y pertenencia. Implica una buena comunicación; es un determinante de conducta, forma el carácter. Debe estimular las acciones correctas y cambiar aquellas que no lo son y cambiarlas por aquellas que son buenas. Implica un cambio de rumbo.
Implica que se deben señalar los puntos equivocados para que se puedan enmendar y cambiar de actitud, es como cuando un docente corrige un examen; señalando los errores para poder trabajar en ellos, pero también viendo los aciertos. Es de destacar que muchas veces la conducta de los hijos refleja el comportamiento y falencias de los padres, por eso hay que saber que en ellos se refleja la condición de los padres; y esto se aplica también a los líderes de niños, pues tal el pastor tal las ovejas. Corrección es ministrar con amor, si es necesario disciplinar un mal comportamiento, ser firme en las decisiones, pues es eso que los hijos necesitan que los padres y líderes sean firmes en todo. Los hijos necesitan para desarrollarse adecuadamente un ambiente familiar adecuado, en el cual halla una contención adecuada, amor, seguridad, firmeza, si es necesario disciplina, corrección, educación, instrucción, reglas claras, limites bien establecidos, respeto por la autoridad; y un adecuado concepto de lo que ella implica. Necesitan de un ambiente donde reine la palabra de Dios, la oración como un canal de comunicación con Dios, la fe y los milagros, necesitan ser llevados a tener encuentros con Dios. “Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor”. Ef. 6:4. “Padres no exasperéis a vuestros hijos para que no se desalienten”. Col. 3:21. Es fundamental hacer notar que la Biblia hace diferencia entre corrección y maltrato, la corrección no es solamente castigo, es mucho más que eso, es guiar por el camino correcto. “Castiga(corrige) a tu hijo en tanto que hay esperanza; Mas no se apresure tu alma para destruirlo”. Pr. 19:18. Muchos padres creen que la mejor manera de corregir es infundir miedo, esto no es así, no se debe infundir miedo, ya que esto no es autoridad, la autoridad paterna no se basa en el temor sino en el amor. Los padres deben saber decir que sí, pero también deben saber decir que no, hay que ser firme, pero con amor. Corrección no es gritar, ni golpear ni castigar, es mostrar lo que esta mal y encaminar por el buen camino. Los padres no deben abusar de su autoridad sobre sus hijos, ya que estos no son objetos, sino personas que merecen su respeto. Los padres deben saber que su autoridad se funda en el amor y no el temor.
La corrección no debe ser ejercida ni por los tíos, ni los abuelos, ni los hermanos sino por los padres; además, es importante recalcar que los padres no deben descalificarse entre sí, ya que esto hace que el niño se aproveche de la situación. Cuando tenga que administrar disciplina, hágalo, pero en privado, nunca en público, para no se sienta humillado ni avergonzado, pues si lo hace así, generara en el corazón de su hijo rebeldía que tarde o temprano aflorará. Nunca castigue a sus hijos para descargar en ellos sus frustraciones o problemas, ya sean externos o internos de la familia. Si tiene problemas con esto, o se ve que usted en vez de corregir maltrata a sus hijos, ya sea verbal, emocional o físicamente, pida ayuda, acérquese a su pastor, busque consejo, Dios le ayudará a poder criar a sus hijos. Los padres deben saber que nunca deben utilizar actividades espirituales para castigar a sus hijos, esto es por ejemplo amenazar a los niños que si se portan mal deberán orar una determinada cantidad de tiempo, esto no se debe hacer, pues la oración no es una forma de castigo, es la forma que tenemos para comunicarnos con nuestro Dios. Otro punto importante es que si los padres quieren que sus hijos los respeten, ellos deben primero respetar a sus hijos; no es posible lo uno sin lo otro. No puedes demandar respeto si no vales ni cinco centavos de respeto. Tu autoridad como padre se basa en el amor; porque Dios, la fuente de toda autoridad es, en primer lugar amor. La Biblia hace referencia a la forma en que se debe aplicar la corrección y como hacerlo: ® Dt. 6:7, 4:9, Dt. 31:13. ® Pr. 22:6, 13:24, 22:15, 23:13. ® Ef. 6: 1-4. ® Is. 28:9. Para la crianza de los hijos es necesario la templanza(Ga. 6:22), que es ese don que nos da un equilibrio, es la moderación. Para poner limites adecuados, y llevar adelante una buena corrección, los padres deben ponerse de acuerdo en qué cosas se permitirán y qué cosas no; ellos tienen que saber que tienen que ser firmes en lo que establezcan. Es fundamental que los padres sepan cumplir sus promesas, tanto si es para disciplinar, como si es para premiar a sus hijos. No deben infundir miedo en sus hijos, ya que su relación no se centra en el temor sino en el amor, si ellos quieren ser respetados deben respetar. Para que esto se lleve a cabo debe existir una buena comunicación entre padres e hijos. Maltrato. Empleo de la violencia física o psíquica sobre otras personas. Se aplica especialmente a los casos de violencia doméstica que tienen lugar dentro de la familia, siendo las víctimas más frecuentes las mujeres y, sobre todo, los niños. Enrique Torres, líder de niños del Centro Cristiano Nueva Vida, pastor Guillermo H. Prein.
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