Basilio

La leyenda de Basilio, el bacilo.

Iván era un joven fuerte, alegre, disfrutaba de la vida y los deportes y cuando la colonia de Basilio trato de invadir su organismo los expulsó de sí con gran facilidad. En ese entonces, Basilio contaba sólo con cuatro horas de vida; en verdad no tuvo oportunidad en un cuerpo fuerte como el de Iván. De un potente estornudo fue enviado al ambiente de la sala donde Iván miraba televisión haciendo un continuo “zapping”. La atmósfera, resultaba hostil para Basilio, quien no encontraba suficiente humedad para lograr subsistir y su provisión de proteínas se agotaba rápidamente. No resistiría mucho tiempo. Basilio estaba dispuesto a renunciar a la vida cuando en la televisión el conductor anunció el siguiente video musical “Bacilos y pasos de gigante”. Yanina se apresuró a llegar a la sala para escuchar y ver el video. Empezó a cantar acompañando al artista y en una profunda aspiración Basilio llegó a su garganta. La humedad y el calor lo reconfortaron; pronto sintió que estaba listo para colonizar ese cuerpo. En pocas horas Basilio organizó una colonia, que al día siguiente se presentaba como una angina. El organismo de Yanina no podía contener la infección y por eso recurrió a la “Amoxicilina” para exterminar a los invasores. Los anticuerpos de Yanina fueron diezmados por el antibiótico y pronto se presentó un cuadro febril en la joven. Basilio dirigió la infección hacia las vías respiratorias superiores y formó una alianza con una nueva bacteria, el resultado fue que el antibiótico resultó ineficaz. Basilio había logrado su cometido, esa noche Yanina no podría salir (perverso) pero, (siempre hay un pero, como un sueño que no alcanzamos, pero al que tampoco abandonamos) en sus recuerdos se hallaba su primer anfitrión, Iván. La vida de un bacilo es breve (apenas una semana si logra hallar un anfitrión) y Basilio ya había vivido dos tercios de su vida y podía considerarse un bacilo feliz, pero en lo más profundo de su membrana nuclear se encontraba ese recuerdo, Iván, como una firma de ADN. Dicen que los dioses favorecen a aquellos que perseveran, por eso será que aquella tarde de domingo Basilio se acercó a las glándulas lagrimales de Yanina y abandonó su organismo para rodar por sus mejillas. Más tarde un beso de Iván lo reintrodujo en el organismo que estaba presente en sus recuerdos. ¡Los ácidos nucleares de aquel bacilo se encendieron nuevamente y estaba listo para una nueva batalla! Rápidamente organizó una nueva colonia en la garganta de Iván, luego se desplazó hacia los pulmones. Las batallas en el cuerpo de Yanina le habían conferido experiencia y resistencia a las penicilinas, esta vez triunfaría. Iván sintió el peso del combate. Su organismo resultaba débil, esta vez, para enfrentar a un Basilio experimentado y comenzó a sentirse agotado, incluso afiebrado. El lunes temprano fue a consulta con un médico. Este lo atendió, diagnosticó su enfermedad y recetó un nuevo tipo de antibiótico. La primera dosis fue ingerida el lunes al mediodía. El martes Iván estaba mucho mejor, el antibiótico había cumplido su objetivo. Basilio llegó al término de su existencia luchando contra el remedio, pero varias generaciones de bacilos recordaran sus esfuerzos, sus adaptaciones a los antibióticos y luchas del organismo. Esta ha sido la historia de Basilio ¡Recordad su gran valor! Alvarado Alfredo