Articulo - Crisis No - Sencillamente Cambio

¿Crisis? ¡NO! Sencillamente: ¡CAMBIO! Por: Ing. Carlos José Yunén, M.S., M.L.S. Definitivamente, estamos en un proceso económico muy distinto al período vivido durante los 90. Desde el mismo año 2000, justo finalizando una década y empezando la siguiente, hemos experimentado un frenazo brusco en nuestro crecimiento económico. Las circunstancias han cambiado, y hemos sido injustificadamente sorprendidos. Ahora hablamos de crisis, de caos, de desastre... utilizamos la palabra crisis como el adorno atractivo para programas de consultoría o de entrenamiento; argumentamos que la crisis era impredecible, o que no le vemos salida... y la palabra se convierte – por la fuerza misma de la palabra – en realidad ineludible. Construimos lo que verbalizamos. Creo que es el momento de detenernos y reflexionar. ¿Realmente es este momento uno de crisis, dentro de la connotación que hemos dado? ¿Estamos al borde – o dentro – del desastre? ¿Pasamos por una situación irremediable? ¿O veremos la llamada “crisis” como una oportunidad de crecimiento y desarrollo? Ante todo, es conveniente comprender la acepción de la palabra que estamos usando tan irreflexivamente. Si buscamos en un tesauro, la palabra crisis tiene diversos significados. Llama la atención que los dos más ricos son: dificultad y cambio; cambio entendido como variación, mutación... transformación, o salto. Este es el significado real y práctico de la palabra crisis: ¡cambio! En una curva “s” de ciclo de vida, se tienen dos puntos de inflexión, o puntos “críticos” (“crítico” y “crisis” provienen de la misma raíz): uno que marca el cambio de pendiente de un crecimiento incipiente hacia un crecimiento de pendiente empinada, y otro que marca la transición hacia la madurez, hacia un crecimiento más lento. Nuestra “crisis” de principios de los 90 no fue más que el paso por un punto crítico del primer tipo, hacia un crecimiento empinado que finalizó hace unos pocos años y que marcó la transformación hacia una economía más abierta, más dinámica, más global, más agresiva... el punto crítico que hoy nos toca vivir es simplemente uno de transición, un punto de inflexión en nuestra curva de desarrollo que indica que nuestros modelos económicos deben cambiar. Cuando llegamos a este tipo de punto crítico, en lugar de lamentarnos ante el muro, y llorar amargamente el fin de una era, tenemos que reconocer que simplemente estamos ante la maravillosa oportunidad de crear, de construir, una nueva curva de desarrollo y avance, un nuevo país, una nueva sociedad, una nueva economía. Nadie que se considere medianamente responsable puede argumentar que esto era impredecible; estos ciclos ocurren y son comunes. Sencillamente no supimos administrar el ciclo que teníamos en nuestras manos y el momento crítico nos llegó cuando estábamos más distraídos; pero no es culpa de la curva ni del ciclo: la curva sencillamente es así y a nosotros nos tocaba administrarla de forma responsable. No lo hicimos y cargamos con las consecuencias.

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Pero el pasado es pasado. Se fue y no existe. Sólo existe el presente que tenemos para construir el futuro de éxito. Empresarios, educadores, consultores, asociaciones, y todos los interesados en el desarrollo de nuestro país, debemos comprender y asumir responsablemente esta realidad. Es hora de dejar de ver y de vivir las consecuencias y dificultades heredadas del pasado. Es hora de dejar de señalar con el dedo acusador, buscando culpables; si acaso hay responsabilidades que imputar, éstas nos apuntan a todos por igual. Es hora de hacernos responsables y partícipes activos en la construcción de una transformación positiva y efectiva. Es hora de visualizar y construir las oportunidades que la nueva curva, la nueva “ola”, debe traer; es hora de construir la nueva curva. Tal como hace la Royal Dutch Shell en su excelente sistema de planificación por escenarios (el cual es mucho más avanzado y mucho más original que el tradicional método de planificación por escenarios común), debemos construir la historia del futuro, la historia que queremos que suceda. Debemos planificar los desenlaces de mañana, en lugar de lamentarnos por cómo el pasado nos lleva a la deriva. El éxito es nuestro, si sabemos construirlo. Crisis es, sencillamente, cambio. Cambio como lo es la adolescencia, la cual nos fragua para ser hombres y mujeres de verdad... o nos hecha a perder si la desperdiciamos y la manejamos mal. La decisión es nuestra: ¿será ésta una crisis de destrucción y lamentaciones inertes? ¿o será ésta una crisis de cambio, de transformación, de innovación, de mutación, de salto al futuro? Yo apuesto y voto por la segunda, y a ese salto al futuro dedico mis energías y mi visión.

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