Llamamos arte colonial al efectuado en América bajo el dominio de España durante los siglos XVI, XVII y XVIII. De raíz medieval, lo traen desde España al Nuevo Mundo numerosos artistas que forman talleres en las principales ciudades americanas, donde enseñan a criollos, indios y mestizos. Sus temas religiosos y didácticos tratan diferentes episodios de la vida de Jesús, de la Virgen y de los santos más populares. Los talleres siguen en manos americanas cuando desaparecen los maestros europeos, expresando con mayor o menor grado la cosmovisión nativa y logrando un arte propio de gran expresividad, buscando especialmente dar gloria a Dios. Se mantienen las técnicas y los modelos europeos en temas religiosos que atacan las normas de la Iglesia Católica y su fin evangelizador. En pintura conservan el claroscuro y se aprecia la influencia de pintores españoles (Velázquez y Murillo entre otros), italianos y flamencos. Sobresalen las series o conjuntos de cuadros que además de adoctrinar, sirven para decorar claustros y refectorios. Son obras colectivas dirigidas por un maestro, donde intervienen varios ayudantes. En escultura, la influencia de sevillanos, especialmente Juan Martínez Montañéz, evoluciona a un arte dulce en las intimidades cristianas, como son los nacimientos, las figuras del Niño Dios y de los ángeles niños. El arte colonial alcanza su apogeo durante el siglo XVIII cuando los talleres no dan abasto con los pedidos; en escultura, las mascarillas permiten la fabricación rápida de rostros y los bastidores o armazones de madera que reemplazan las tallas de bulto - tallas completas en tres dimensiones y ahuecadas - , facilitan el transporte de obras de gran tamaño. En esta lejana Capitanía General de Chile, hubo poco desarrollo de las manifestaciones artísticas. En Chile se importaban obras de arte desde los principales talleres americanos especialmente tallas de Quito y pinturas del Cuzco. Desde mediados del siglo XVIII, las clases más cultas de las colonias hispanoamericanas van lentamente transformando su mentalidad a causa de la propagación de las ideas de Ilustración francesa. Las manifestaciones artísticas van cambiando su finalidad estrictamente religiosa del modelo hispano por otras temáticas. Estas ideas también van penetrando en Chile, donde se ha logrado una mejor relación con los araucanos y un mayor bienestar económico. Una manifestación de arte europeo que surge en nuestro país es el taller fundado en Calera de Tango por jesuitas bárvaros que llegan a comienzos del setecientos e introducen las formas ondulantes y refinadas del Rococó germano. Delicadas piezas de plata, relojes, esculturas y cuadros salen de ese taller que se cerró luego de la expulsión de los Jesuitas en 1767.