Ap6-aa1-evidencia1-impacto Ambiental.docx

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IMPACTO AMBIENTAL AL EMPRENDER UN PROYECTO RELACIONADO CON LA MULTIMEDIA

Presentado por: Lady Vanessa Mancera Silva

PROGRAMA DE FORMACIÓN: Tecnología en Producción de Multimedia

Actividad de proyecto 6 Actividad de aprendizaje 1 Evidencia 3

Producción multimedia Tecnología de la información y la comunicación El impacto de la tecnología de informática y comunicación en el medio ambiente empieza a hacer un tema de suma importancia en los gobiernos y empresas importantes como para el conjunto de la sociedad en lo cual dicen que la tecnología es el mayor causante de CO2 en el mundo por lo cual surgen los grandes problemas climatológicos por la generación de residuos con gran poder contaminante así mismo las tic solo son causantes del 2% del CO2. Por lo cual salieron las propuestas verdes para que mejoren el medio ambiente. También podemos decir que Cada día, surgen nuevos dispositivos tecnológicos que nos facilitan el día a día y nos ofrecen un mayor número de servicios, pero seguro que no nos paramos a pensar lo que sucede con los artefactos tecnológicos que ya no usamos, que han quedado en desuso y se han convertido en chatarra. Desde lo más simple, pasando por lo cotidiano, hasta nuestro mundo digital, producen un gran impacto en el medio ambiente. Cada uno de estos accesorios ha sido construido con plaquetas que contienen pequeñas cantidades de plomo, que arrojadas al suelo y no dándoles un tratamiento adecuado pueden llegar a causar contaminaciones de grandes consecuencias ecológicas. La solución de este problema no nos es muy lejana, pues no es demasiado complicada la separación adecuada de desechos; utilizando los come-baterías para arrojar viejas baterías que son enormemente contaminantes y separando todos los artefactos tecnológicos para luego poder llevarlos a un centro de reciclado especializado o incluso fábricas, donde se pueden volver a reutilizar esas placas sin tener que finalizar en un basurero a cielo abierto, siendo incinerados y dañando enormemente nuestra capa de ozono. Quizás algunos de los componentes más contaminantes en el mundo tecnológico actual sean las pilas y baterías, utilizadas en todos los aparatos electrónicos de consumo masivo. La diversidad y tecnología de las baterías han sido de tal magnitud que se han convertido en el componente más conocido y utilizado en cualquier aparato de consumo. Es importante saber que el uso de internet representa el 5.4% de toda la energía consumida en el mundo entero y en términos energéticos representa más CO2 que todas las aerolíneas existentes juntas. No obstante lo anterior, se espera que las tecnologías de la información y las comunicaciones tengan la responsabilidad de reducir la emisión de CO2 en un 22% hacia el año 2020. El cambio esperado atribuible a las tecnologías de la información en general, es pasar de una ineficiencia global a una eficiencia sostenible en el tiempo, siendo fundamentales para que se puedan producir los efectos positivos sin imponer efectos secundarios negativos a las personas o a las instituciones. Consideremos el simple hecho de no ir al supermercado sino que ordenemos nuestra compra a través de un portal, lo cual implica no sacar el auto de casa y hacer el viaje de ida y vuelta cargando todo lo que necesitamos. Ahora imaginemos que este hábito los adquieren 100 millones

de personas en todo el mundo: Entonces estaríamos propiciando un ahorro de emisiones de 200 TM CO2 diarias en el mundo, cosa que es bastante significativa. Definitivamente, las tecnologías de la información no van a resolver por sí solas el problema del cambio climático, pero ayudan a medirlo, documentarlo y calcular sus efectos todo el tiempo, desde la pequeña estación meteorológica rural hasta los mega sistemas de prevención de huracanes y tsunamis. El imparable avance de la “Sociedad de la Información” La centralidad que cada vez más están ocupando las TICs en todos los ámbitos de nuestras vidas es innegable, ya sea en el ámbito económico, político, educativo, comunicacional, cultural,… La vida actual no se imagina sin las innumerables ventajas que nos ha traído Internet y su accesibilidad permanente. Y así, en un mundo que parece moverse a golpe de tweets y whatsapps, donde estamos permanente conectados a través de múltiples redes sociales, donde gran parte de nuestra vida se encuentra “en la nube”… nos planteamos cada vez más el impacto que esta realidad tiene directamente sobre nosotros como individuos.

Impacto de proyectos multimediales Según estimaciones de Alex Wissner-Gross, físico de la Universidad de Harvard, cada segundo que pasamos visitando una simple página web produce 20 miligramos de CO25 (si esa página contiene además animaciones o vídeos -como sería el caso de Youtube, líder en visitas-, las emisiones podrían ascender a los 300 mg) y cada búsqueda en Google podría estar produciendo entre 0,2 gramos, según datos de la propia empresa6 , y 7 gramos según Wissner-Gross, teniendo en cuenta que una búsqueda tipo puede suponer varios intentos, incluyendo el consumo del equipo del internauta que lanza la búsqueda7 (el modo de funcionamiento de Google replicando la búsqueda en diversos servidores que “compiten” entre sí primando la velocidad en la respuesta sobre otros criterios no ayuda a reducir su consumo energético; no en vano se estima que el gigante Google consume el 3% de toda la energía de Estados Unidos). Para hacerse una idea de lo que esto supone, nótese que 7 gramos es lo que produciría tener una bombilla de 11 vatios encendida durante una hora 9 o, por poner otro ejemplo, 14 gramos es lo que produce hacer hervir una tetera eléctrica. Multipliquemos estas cifras por las horas semanales o diarias de un internauta habitual por los cientos de millones de internautas en el mundo y podremos hacernos una idea del impacto que el uso solo de la web genera sobre nuestro medioambiente. No es de extrañar que hayan surgido buscadores “verdes” como Ecosia o Znout que aun usando tecnologías de Yahoo o Google, respectivamente, buscan compensar sus emisiones invirtiendo en acciones positivas para el medioambiente, o webs como CO2stats.com que ofrecen un servicio para hacer más eficiente energéticamente la web de cualquier empresa o particular. Del total de las emisiones, un 49% correspondería al sector de los ordenadores, impresoras y periféricos, un 37% a las infraestructuras de telecomunicaciones y sus dispositivos y un 14% a los centros de datos que sostienen “la nube”. Estos macrocentros (muchos de ellos visibles desde el espacio) podrían estar consumiendo alrededor de 30 mil millones de vatios al año, el equivalente a la producción en ese periodo de 30 centrales nucleares, según estimaciones de la industria publicadas por The New York Times11. O para comprenderlo a una escala más accesible, algunos

de estos centros consumirían el equivalente a 180.000 hogares, según datos publicados por Greenpeace.

¿Qué podemos hacer cada uno de nosotros? Estas cifras constatan una realidad ineludible: el crucial impacto que el nuevo entorno comunicativo tiene sobre nuestro medioambiente y, por tanto, seamos o no conscientes de ello, sobre nuestras vidas. ¿Es realmente necesario cada tweet, cada whatsapp, cada mensaje de facebook que mandamos,…? ¿Es realmente necesario que todos, individuos y organizaciones, tengamos un blog propio y un perfil en todas y cada una de las redes sociales habidas y por haber? ¿Es necesario que las consultas de información que hagamos sean cada vez más en vídeo en lugar de en texto, lo que implica un mayor consumo energético? ¿Podemos reducir nuestra adicción a estar permanente conectados? ¿Podemos hacerles llegar a las empresas tecnológicas que no ocurriría nada grave si nuestros accesos a la información fueran unos segundos más lentos si eso implica una reducción en el consumo energético?,... Si cuanto menos cada uno apostamos por reducir de manera continuada un pequeño porcentaje de nuestro uso de las TIC, aquel que consideremos más superfluo, “obligando” a las grandes empresas a redimensionar a la baja sus instalaciones, y nos sumamos a campañas para empujar a la industria a pasarse a las energías renovables, el impacto positivo a escala global puede ser enorme, aunque ya sabemos que problemas globales requieren de respuestas globales.

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