Andorra Ultra Trail

  • May 2020
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Yo también participé en la Andorra Ultra Trail con un tiempo de 16:33 y quedando el 80 de la general. Y esta es mi crónica.

Ya sabíamos que Andorra es el pais de los Pirineos. Ya sabíamos que Andorra es el país de la verticalidad. Ya sabíamos que en Andorra no hay planitud. Pero lo que creo que no sabíamos o no nos imaginábamos es que un Ultra Trail por las montañas de Andorra iba a ser tan extremo. Y aún hay que dar gracias a las inclemencias climáticas que “por su culpa” fué acortado y suavizado a la hora de la verdad. Hace ya unos cuantos meses cuando se empezó a hablar de que se iba a organizar un Ultra Trail por las montañas de Andorra, todos los corremontañeros de 500 kilómetros a la redonda nos sentimos enfervorizados porque íbamos a tener cerca de casa una Ultra en condiciones . Ya estábamos hartos de que el UTMB nos tiranizara con prisas y sorteos para saber si a última hora habías sido tocado con la varita divina para poder participar. En fin que nos fuímos apuntando en tropel a la nueva experiencia que preparaban en ese pequeño país en el corazón de los Pirineos. Ya desde el principio empezó a funcionar la rumorología y corrían los comentarios de que “Iba a ser muy duro”, o que “Eran cáminos muy técnicos”. Todo esto no arredraba a nadie sino todo lo contrario, se nos encendía aún más la chispa de hacer algo nuevo y diferente y soñábamos con las crestas y los neveros que nos prometían íbamos a encontrar en la Ultra de Andorra. Por fin llegó el momento tan esperado y cada uno de nosotros preparó sus mejores galas como gladiador que se dispone a lidiar un gran combate. No escatimamos esfuerzos para conseguir el mejor frontal con nosecuantos lúmenes, las mejores zapatillas con goretex XCR nosequemas, los mejores palos de carbonotungstenosuperligeros, y así un sin fin de artilugios que en el fondo sólo sirven para darnos un efecto placebo de una dudosa efectividad en algunos casos. Cómo dice mi buen amigo Xesc Terés: “Que no son las flechas, que es el indio”. Llegamos a Ordino, lugar de la llegada de la gran prueba donde la organización nos daba una calurosa acogida así como los dorsales y nos proporcionaba un bus para ir al punto de salida en la estación de esquí de Arcalis a 1.940 metros sobre el nivel del mar (A partir de ahora: msnm). Tomamos el bus a la hora indicada ysobre las 11 de la noche ya estamos en la explanada de Arcalís escuchando una música muy cañera que más parecía que nos íbamos de “marcha” en vez de irnos de marcha. A las 12 en punto (Las 0:00 para ser precisos) unos fuegos artificiales nos avisan de lo que ya es inevitable: Van a dar la salida. Los cruces de manos entre participantes, palmaditas en la espalda, deseos de lo mejor para los compañeros, pero en nuestro corazoncito esa incertidumbre que dura los primeros minutos de la prueba hasta que ya estamos metidos de pleno en ella. Empezamos en bajada, una salida espectacular por una carretera sinuosa iluminada con cientos de linternas, miles de reflejos de las bandas reflectantes de nuestra ropa técnica, las lucecitas intermitentes proporcionadas por la organización para colgar en la parte trasera de la mochila, la Luna Llena como muda espectadora de aquella movida. Un momento inolvidable.

Hasta el kilómetro 7 (Pueblo de Llorts 1.440 msnm) bajamos de forma considerable y a partir de allí empezó el primer gran obstáculo. 1.100 metros en 5 kilómetros haste el Clot del Cavall 2.550 msnm. Seguimos bajando, subiendo, cresteando. Ya llevábamos más de 2 horas de marcha. Ya se habían acabado los comentarios jocosos. Ya estábamos cada uno concentrado en su carrera. Nos acompañaba la lluvia que vino acompañada de importante aparato eléctrico y sonoro. Cada uno ensimismado en sus pasos, oyendo su respiración mezclada con el murmullo del agua cayendo sobre nuestras cabezas. Este murmullo se veía bruscamente apagado por el estruendo que precedía al fogonazo producido por los rayos y relampagos que corrían en todas direcciones. Hasta que uno de ellos debió de producirse muy cerca de nosotros ya que no se cumplió aquella regla de que cuentas 1 … 2 … 3 … los segundos que tarda el trueno después del rayo para calcular a qué distancia está la tormenta. Nunca antes lo había experimentado, pero el rayo y el trueno fueron simultáneos y este último de una violencia extrema. Yo me quedé cegado y cuando recuperé la visibilidad unos segundos después me encontré a los dos corredores que iban delante de mí tirados en el suelo preguntándose que c… había pasado. Por fin llegamos al refugio Joan Canut kilómetro 18 donde la organización había decidido neutralizar la carrera por el peligro que revestía semejante tormenta para los corredores. ¡¡¿ Carrera neutralizada?!!. Pues sí. Por seguridad. Estamos a más de 2.000 msnm, son casi las 3 de la madrugada, la temperatura no está muchos grados por encima de 0º, está lloviendo, hace un vientecillo de la leche, la sensación térmica ni te cuento. Y nosotros bastante mojados, con este parón empezamos a perder calor casi de forma inmediata. Además tuve la mala suerte de ser de los primeros en ser neutralizado con lo que me tocó estar allí arriba más tiempo que a la mayoría. Por suerte había una pequeña hoguera a la que nos arrimamos todos como pudimos para recibir algo de calor, pero como se iban acumulando muchos corredores la fogata no daba abasto. A los 39 minutos de haber llegado y después de que la tormenta se retirara y asistiéramos a la visión de un cielo nocturno espectacular, nos comunican que la marcha se puede reanudar. Ya nos habíamos congregado más de 100 (creo) corredor@s y salimos todos en tropel buscando generar algo de calor para reconfortar nuestros ateridos cuerpos. Comenzamos la ascensión al Comapedrosa techo de Andorra con 2944 msnm. Una ascensión muy vertical por un terreno primero herboso y después pétreo muy descompuesto por las inclemencias del clima en esas latitudes, pero esto nos sirvió para entrar en calor de forma bastante rápida. Sigo ascendiendo con buenas sensaciones, exceptuando mis lesiones residuales que no paran de recordarme que cuando me encuentre totalmente sólo ellas seguirán acompañándome, y sobre las 5 de la mañana en plena ascensión al Comapedrosa por un momento sentí que desvariaba: ¿Tan “apajarao” voy que oigo gaitas?. Pues no, no iba “apajarao”. Realmente había un gaitero en el pequeño collado que dá pie a la ascensión al pico a 2.800 msnm!!!. No pude reprimirme y cuando llegué arriba estuve vitoreando al gaitero y pidiendo un aplauso para él. Me consta que no soy el único que espontáneamente pidió que se le reconociera el mérito de estar allí a esas horas (Las 5:30) y con la que había caido. A partir de allí se produjo un descenso importante hasta el refugio de Comapedrosa 2367 msnm atravesando neveros y bordeando lagos mientras amanecía, dándole al ambiente una mezcla de belleza y austeridad bastante llamativa. Llegamos al refugio

donde había un punto de avituallamiento muy bien surtido. Recargar agua en el camel back, reponer fuerzas a base de comidad muy energéticas y a reemprender la marcha hacía Portella de Sanfonts otra vez rozando los 2600 msnm. Seguimos subiendo, bajando y cresteando por unos paisajes maravillosos hasta las pistas de esquí de Pal Arinsal. Desde allí iniciamos un pronunciado descenso por senderos, pista, carretera con túnel incluido y después un larguísimo tramo totalmente llano al borde de un canal a la derecha y el rio Valira a la izquierda que nos llevó hasta el Pont de la Margineda 948 msnm donde había un avituallamiento muy completo para reponer fuerzas. El problema fue que este avituallamiento estaba previsto en el kilómetro 43 y por las decisiones de variar el recorrido resultó estar en el 50. Yo ya venía escaso de agua desde el control anterior y sufrí la triste paradoja de ir rodeado de agua durante más de una hora y al mismo tiempo padeciendo una deshidratación bastante fuerte. También era paradójico que estuviese pasando tanto calor en esos momentos cuando pocas horas antes había estado al borde de la hipotermia. Pero bueno en el Pont de la Margineda se pasaron todos mis males, bebí, comí, recargué agua, hablé con algún amigo como Joan Ruiz que estaba allí para dar ánimos y proseguí la marcha. Antes un repaso de cómo iba la carrera: Estaba en el kilómetro 50, llevaba casi 10 horas y físicamente estaba bastante entero, lo único que ensombrecía el panorama es que aún quedaban 58 kilometros para el final y eso era mucho (Aún no sabía que la carrera se había acortado). Enfilé la fuerte subida hasta el refugio de Prat Primer 2.240 msnm (1.300 metros de una tacada), una vez allí volvemos a bajar otra vez hasta los 1.500 msnm más o menos donde nos dicen que la carrera había sido acortada y que a partir de ese punto quedaban 28 kilometros. He de decir que me alegré un montón porque precisamente en el último tramo venia teniendo serias dudas de si podría acabar la travesía completa. Cuando llegué a este punto y según mi GPS me quedaban 46 kilometros, esto suponía un recorte de 18 kilometros y la supresión de la dura subida al Collado dels Pessons 2815 msnm. Todo esto me animó un poco, me comí un delicioso plato de arroz con boloñesa y proseguí la marcha, pero ahora ya no había la ligereza del inicio, las piernas empezaban a estar pesadas e incluso en llano se hacía un poco difícil mantener un trote decente, pero bueno seguía en la brecha. Siguiente objetivo: subir a la Vall de Ramio y desde allí y a través del Coll Jovell 1900 msnm pasar a Llac d’Engolasters. Desde allí nos aguardaban unos 10 kilometros de terreno variado y no muy inclinado hasta llegar al pueblo de Canillo 1.540 msnm donde se encontraba el punto kilometrico 78 según mi GPS. Cuando iba a mitad de camino hacia Canillo el cielo empezó a ensombrecerse otra vez, empezó a tronar y acto seguido a llover que en poco tiempo se convirtió en un diluvio. Se mantuvo así casi una hora con aparato eléctrico, sonoro y agua por un tubo y justo al llegar a Canillo aproximadamente a las 17:10 y durante unos 5 minutos cayó una granizada que suerte que me pilló en el control de este pueblo y pude guarecerme durante los momentos de mayor intensidad. Allí y mientras pasaba el chaparrón coincidí con mi amigo Juan Carlos, con un vasco de Vitoria, Ricardo creo que se llama y otro ultrarunner de Campdevanol que curiosamente tiene el mismo apellido que yo y se llama Sergi Real y que era su primera ultra y la acababa en muy buenas condiciones. Un saludo a todos desde aquí. A partir de allí acometimos los cuatro juntos la subida a Coll de Ordino 400 metros de nada comparados con lo que llevábamos hecho, lo que eran de una extremada

verticalidad incluso algunos pasos ayudados con grapas clavadas en la roca y sirgas de seguridad al estilo ferrata. Una vez arriba y ya “oliendo a cuadra” empezamos a trotar por la carretera de Ordino unos con más garbo que otros ya que Juan Carlos y Sergi se fueron por delante, después Ricardo, y yo un poco más rezagado pero ya me daba por satisfecho con poder mantener aquel trote borriquero después de 16 horas. Y por fin el último control, en una curva de la carretera, a partir de allí una vertiginosa bajada de más de 700 metros hasta Ordino nos pondría en las puertas de la gloria. No sé de donde salieron pero saqué fuerzas para acelerar la marcha hasta que logré contactar con Ricardo ya muy cerca de la meta y entrar juntos arropados por los ánimos personalizados (Todo un detalle) del speaker de la organización, los vítores del público (No mucho, tampoco espero más) y los aplausos de mi mujer y amigos (Estos si que valen una fortuna). Otro dato remarcable es tener amigos que son capaces de quedar 2º y 4º de la general a no mucha distancia de Killian Jornet (Un deportista excepcional) y que 5 horas después estan allí y me felicitan personalmente. Dos cracks y dos personas excepcionales como son Jordi Martinez y Oscar Perez. Enhorabuena también a colegas que han completado su enésimo finisher: Jordi Comas, Jaume Terés, Jordi Puig, Rubén Iniesta. Y ánimos y a pensar en la próxima a los que no: Roque Lucas, Josep Dulcet, Cañorroto. Espero no olvidarme de nadie. Tiempo total 19:12:32 si le restamos los 39 minutos parado en la neutralización me quedan 18:33 que para mí es el tiempo válido del Andorra Ultra Trail que a pesar de la extrema dureza me ha dejado un buen sabor de boca. 88 kilometros, 5.342 metros desnivel positivo, 5.936 metros de desnivel negativo, no está mal. No se les puede achacar a la organización las irregularidades producidas ya que siempre ha prevalecido la seguridad de los corredores a costa a veces de habernos sentido agraviados por alguna falta de información. Lo qué si ha sido impecable a pesar de todo ha sido la atención recibida por parte de todas las personas situadas en los puntos de avituallamiento y controles. Los avituallamientos han estado por encima de lo previsto y comunicado por la organización y por poner alguna pega: Los regalos promocionales han sido un poco pobres. A mi personalmente me hace gracia que den regalos promocionales de calidad y en este caso la camiseta de la inscripción era de algodón. Hacía años que no veía una. Y el obsequio de finisher una mochila un poquito “floja”. En cualquier caso ya tengo ocupado el primer fin de semana de Julio del año 2010. Manuel Real Perez.

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